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Neuropsicologíía I
Introducción
Las funciones ejecutivas son procesos cognitivos de alto nivel que nos
permiten asociar ideas, movimientos y acciones simples para llevar a cabo
tareas más complejas. Aunque no existe una definición única, se usa
generalmente para describir una gran variedad de habilidades y procesos
cognitivos que nos capacitan para tener un comportamiento flexible y dirigido a
metas.
Un ejemplo es que, algo tan cotidiano como llegar puntual a clase o al trabajo,
o simplemente ir al cine o quedar con nuestros amigos, implica un uso
adecuado de estas funciones ejecutivas. Si fallan, nuestra conducta no será
eficaz y por lo tanto, nuestros planes y metas no se cumplirán como
esperábamos.
Esta parte de la neocorteza es la región del cerebro que más tiempo tarda en
desarrollarse, ya que de hecho se considera que no termina su desarrollo hasta
los principios de la edad adulta entre los veinte y veinticinco años de edad. Los
procesos cognitivos y las funciones ejecutivas no podrían llevarse a cabo sin su
participación, de manera que estamos ante una de las áreas más relevantes a
la hora de poder adaptar nuestra conducta a las situaciones y realizar
operaciones cognitivas complejas.
1. Corteza orbitofrontal
2. Corteza dorsolateral
Esta parte del encéfalo es una de las más desarrolladas en el ser humano. Se
encarga principalmente de procesar información cognitiva y es una de las
principales regiones del prefrontal que se vinculan con las funciones ejecutivas
que nos permiten planificar, solucionar problemas, memorizar o formarnos
ideas. Se considera que también tiene una gran vinculación con la capacidad
de autoconciencia.
3. Corteza ventromedial
Funciones ejecutivas
Atención, memoria e inteligencia
Conducta social
Motivación
Emocionalidad
Síndrome
Los síntomas pueden ser muy variables. En lo que respecta a las principales
funciones superiores suele presentarse la disminución de la capacidad de
inhibir impulsos, la perseverancia debido a incapacidad para cambiar de
conducta y dificultades en general para adaptarse a variaciones del medio. Se
vuelven inflexibles y tienden a tener dificultades a la hora de planear,
concentrarse, organizar y reorganizar la información y mantener cosas en la
memoria. No es raro que tengan pensamientos obsesivos y/o paranoides.
Por último, la conducta dirigida se vuelve mucho más compleja, debido a que
aparecen problemas a la hora de realizar acciones secuenciadas y de iniciar y
finalizar acciones. Es común que aparezca cierto nivel de apatía y abulia que
deje al sujeto con poca capacidad para planificar y querer hacer algo.
Síndrome dorsolateral
Síndrome orbitofrontal
Alzheimer
Síntomas típicos
Características neuropsicológicas
Los signos y síntomas en los adultos son subjetivos y sutiles, sin prueba
biomédica que pueda confirmar su diagnóstico. Para poder diagnosticar el
TDAH en una persona adulta, hace falta que el trastorno sea presente desde la
infancia, como mínimo desde los siete años, dato esencial para el diagnóstico,
y tiene que persistir una alteración clínicamente significativa o un deterioro en
más de una área importante de su actividad, como el funcionamiento social,
laboral, académico o familiar. Por eso, es muy importante que en la historia
clínica se anoten los antecedentes infantiles junto con los síntomas actuales y
sus repercusiones en la vida actual, familia, trabajo y relaciones sociales.
Los problemas más comunes del trastorno por déficit de atención con
hiperactividad en adultos son los siguientes: problemas para la concentración,
falta de memoria y pobre memoria a corto plazo, dificultad para la organización,
problemas con rutinas, falta de autodisciplina, comportamiento impulsivo,
depresión, baja autoestima, inquietud interior, escasa capacidad para
administrar el tiempo, impaciencia y frustración, pobres habilidades sociales y
sensación de no conseguir objetivos, entre otros.