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ÍNDICE DE TEXTOS
Unidad 1
La formación del mundo moderno y la sociedad capitalista. El surgimiento de la sociología
1. Orígenes del mundo moderno (video en 4 partes).
2. ¿Qué es la sociología? – Anthony Giddens.
3. El surgimiento de la sociedad y de las ciencias sociales.
4. La ciencia y el conocimiento científico.
5. Karl Marx (Alemania, 1818-1883).
6. Emile Durkheim (Francia, 1858-1917).
7. Max Weber (Alemania, 1864-1920).
Unidad 2
Los problemas que estudia la Sociología
1. Ciudades privadas.
2. Barrios cerrados (Maristella Svampa)
3. Los posmodernos (video)
4. La posmodernidad
5. La teoría posmoderna: Foucault, Habermas, Beck, Castells. Giddens (Giddens)
6. Bourdieu para principantes (video)
7. Zygmunt Bauman (Polonia, 1925 - 2017) (video – entrevista)
8. Zygmunt Bauman. Modernidad Líquida
9. Edgard Morin (Francia, 1921-….)
Unidad 3
Globalización y desarrollo: problemas sociales en Argentina y América Latina
1. Civilización y barbarie. Capítulo 1 (Domingo F. Sarmiento) (ver adjunto)
2. La zoncera madre. (Arturo Jauretche) (ver adjunto)
3. Principales causas del proceso de globalización (Antonio Limbrici)
4. Juan Manuel Iranzo / Anthony Giddens: Los efectos de la globalización
5. La cuestión del desarrollo en América Latina
6. El futuro de nuestro pasado (Aldo Ferrer)
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[SUJETO Y SOCIEDAD]
Lic. Prof. María Julia Solovitas UAI
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Unidad 1
LA FORMACIÓN DEL MUNDO MODERNO Y LA SOCIEDAD CAPITALISTA Y EL SURGIMIENTO DE LA
SOCIOLOGÍA
Vivimos hoy –a principios del siglo XXI- en un mundo que es enormemente preocupante, pero que
presenta las más extraordinarias promesas para el futuro. Es un mundo pletórico de cambios,
marcado por profundos conflictos, tensiones y divisiones sociales, así como por la terrorífica
posibilidad de una guerra nuclear y por los destructivos ataques de la tecnología moderna al
entorno natural. Sin embargo, tenemos posibilidades para controlar nuestro destino y mejorar
nuestras vidas, cosa harto inimaginable para generaciones anteriores.
¿Cómo surgió este mundo? ¿Por qué son nuestras condiciones de vida tan diferentes de las de
nuestros antepasados? ¿Qué direcciones tomará el cambio en el futuro? Estas cuestiones son la
preocupación primordial de la sociología; una disciplina que, por consiguiente, tiene que
desempeñar un papel fundamental en la cultura intelectual moderna.
La Sociología es el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades. Es una empresa
cautivadora y atrayente, al tener como objeto nuestro propio comportamiento como seres
humanos. El ámbito de la sociología es extremadamente amplio y va desde el análisis de los
encuentros efímeros entre individuos en la calle hasta la investigación de los procesos sociales
globales. Un pequeño ejemplo nos acercará a la naturaleza y objetivos de esta disciplina.
Aprender a pensar sociológicamente -en otras palabras, usar un enfoque más amplio- significa
cultivar la imaginación. Como sociólogos, tenemos que imaginar, por ejemplo, cómo experimentan
el sexo y el matrimonio aquellas personas -la mayoría de la humanidad hasta hace poco tiempo-
quienes el amor romántico les es ajeno e incluso les parece absurdo. Estudiar sociología no puede
ser un proceso rutinario de adquisición de conocimiento. Un sociólogo es alguien capaz de
liberarse de la inmediatez de las circunstancias personales para poner las cosas en un contexto
más amplio. El trabajo sociológico depende de lo que el autor americano Wright Mills, en una
célebre expresión, denominó la imaginación sociológica (Mills, 1970).
La imaginación sociológica nos pide, sobre todo, que seamos capaces de pensar distanciándonos
de las rutinas familiares de nuestras vidas cotidianas, para poder verlas como si fueran algo nuevo.
Consideremos el simple acto de beber una taza de café. ¿Qué podríamos decir, desde un punto de
vista sociológico, de este hecho de comportamiento, que parece tener tan poco interés?:
muchísimas cosas.
En primer lugar, podríamos señalar que el café no es sólo una bebida, ya que tiene un valor
simbólico como parte de unos rituales sociales cotidianos. Con frecuencia, el ritual al que va unido
el beber café es mucho más importante que el acto en sí. Dos personas que quedan para tomarse
un café probablemente tienen más interés en encontrarse y charlar que en lo que van a beber. La
bebida y la comida dan lugar... en todas las sociedades a oportunidades para la interacción social y
la ejecución de rituales, y éstos constituyen un interesantísimo objeto de estudio sociológico.
En segundo lugar, el café es una droga que contiene cafeína, la cual tiene un efecto estimulante en
el cerebro. La mayoría de las personas en la cultura occidental no considera que los adictos al café
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consuman droga. Como el alcohol, el café es una droga aceptada socialmente, mientras que la
marihuana, por ejemplo, no lo es. Sin embargo, hay culturas que toleran el consumo de
marihuana, e incluso el de cocaína, pero fruncen el ceño ante el café y el alcohol. A los sociólogos
les interesa saber por qué existen estos contrastes.
En tercer lugar, un individuo, al beber una taza de café, forma parte de una serie extremadamente
complicada de relaciones sociales y económicas que se extienden por todo el mundo. Los procesos
de producción, transporte... y distribución de esta sustancia requieren transacciones continuadas
entre personas que se encuentran a miles de kilómetros de quien lo consume. El estudio de estas
transacciones globales constituye una tarea importante para la sociología, puesto que muchos
aspectos de nuestras vidas actuales se ven afectados por comunicaciones e influencias sociales
que tienen lugar a escala mundial.
Finalmente, el acto de beber una taza de café supone que anteriormente se ha producido un
proceso de desarrollo social y económico. Junto con otros muchos componentes de la dieta
occidental ahora habituales -como el té, los plátanos, las patatas y el azúcar blanco- el consumo de
café comenzó a extenderse a finales del siglo XIX y, aunque se originó en Oriente Medio, la
demanda masiva de este producto data del período de la expansión colonial occidental de hace un
siglo y medio. En la actualidad, casi todo el café que se bebe en los países occidentales proviene de
áreas (Sudamérica y África) que fueron colonizadas por los europeos, así que de ninguna manera
es un componente "natural" de la dieta occidental.
El estudio de la sociología
La imaginación sociológica nos permite darnos cuenta de que muchos acontecimientos que
parecen preocupar únicamente al individuo en realidad tienen que ver con asuntos mas generales.
El divorcio, por ejemplo, puede resultar un proceso muy difícil para quien lo está pasando y
constituirse en lo que Mills denomina un problema personal. Sin embargo, señala este autor,
también puede ser un asunto público en una sociedad actual como la británica, donde más de un
tercio de los matrimonios se separan durante sus primeros diez años de existencia. Por poner otro
ejemplo, el desempleo puede ser una tragedia individual para alguien que es despedido y no
puede encontrar otro trabajo, sin embargo el problema rebasa el nivel de la desesperación
personal cuando en una sociedad millones de personas están en esa misma situación, y es
entonces cuando se convierte en un asunto público que tiene que ver con amplias tendencias
sociales. Intente aplicar este punto de vista a su propia vida, sin pensar únicamente en problemas.
Por ejemplo, ¿por qué está pasando las páginas de este libro?, ¿por qué ha decidido estudiar
sociología? Puede que estudie esta materia a regañadientes, porque la necesita para completar un
curso, o puede que esté deseando saber más de ella. Cualesquiera que sean sus motivaciones, es
muy posible que tenga mucho en común, sin siquiera saberlo, con otros estudiantes de sociología.
Su decisión personal refleja su posición en el contexto social. ¿Tiene usted las siguientes
características?: ¿es joven, blanco, procede de una familia de profesionales liberales o de
trabajadores no manuales? ¿Ha trabajado a tiempo parcial, o aún lo hace, para mejorar sus
ingresos? ¿Quiere encontrar un buen empleo cuando termine sus estudios pero no está
completamente dedicado a ellos? ¿No sabe realmente lo que es la sociología pero cree que tiene
algo que ver con el comportamiento de las personas en grupo? De entre ustedes, más del 75%,
contestarán que sí a estas preguntas. Los estudiantes universitarios no son representativos del
conjunto de la población sino que suelen proceder de los estratos sociales más privilegiados y, en
general, sus actitudes reflejan las de sus amigos y conocidos. El ambiente social del que
procedemos tiene mucho que ver con el tipo de decisiones que creemos apropiadas.
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Sin embargo, suponga que responde "no" a una o más de las preguntas anteriores, entonces
puede que usted proceda de un grupo minoritario o de un sector desfavorecido, o puede que sea
de mediana edad o anciano. En cualquier caso, podrían sacarse las siguientes conclusiones: es
probable que haya tenido que luchar para llegar donde ha llegado y superar las reacciones hostiles
de sus amigos y de otras personas cuando les dijo que tenía intención de ir a la universidad, o
puede que esté compaginando la educación superior con la dedicación total al cuidado de sus
hijos.
Aunque todos estamos influidos por nuestro contexto social, nuestro comportamiento no está del
todo condicionado por ellos. Tenemos nuestra propia individualidad y la creamos, La labor de la
sociología es investigar la conexión que existe entre lo que la sociedad hace de nosotros y lo que
hacemos de nosotros mismos. Nuestras actividades estructuran -dan forma- al mundo social que
nos rodea y, al mismo tiempo, son estructuradas por él.
El concepto de estructura social es importante para la sociología y se refiere al hecho de que los
contextos sociales de nuestra vida no sólo se componen de una colección aleatoria de
acontecimientos y acciones, sino que, de diversas maneras, están estructurados o siguen una
pauta. Nuestra forma de comportarnos y las relaciones que mantenemos unos con otros
presentan regularidades. Sin embargo, la estructura social no tiene el carácter físico, por ejemplo,
de un edificio que existe al margen de las acciones humanas. Sus "componentes básicos" -seres
humanos como usted y como yo- lo reconstruyen a cada momento.
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Si el origen histórico de la reflexión sobre los problemas sociales puede ubicarse muchos siglos
atrás, es un hecho que la sociología, como campo definido del conocimiento, recién aparece al
promediar el siglo XIX. Filosofías de la sociedad y doctrinas para poner en marcha procesos de
reformas aparecen en el remoto pasado humano, a menudo ligadas a especulaciones religiosas y
casi siempre referidas a los problemas de organización de la sociedad y el poder. En el
pensamiento occidental este proceso nace con los griegos, para prolongarse sin mayores
discontinuidades en la cultura medieval.
El punto de ruptura de esta tradición, que permitirá progresivamente la constitución autónoma
del conjunto de las hoy llamadas ciencias sociales, se halla en el Renacimiento. El precursor
conocido será Nicolás Maquiavelo (1469-1527), cuya obra marca la liberación, para la reflexión
sobre la política, de sus condicionantes teológicas o filosóficas. Lo que podríamos llamar ciencia
política, esto es, teoría del gobierno y de las relaciones entre el gobierno y la sociedad, es el
primer campo secularizado del saber que habrá de irse constituyendo dentro del orden más vasto
de las ciencias sociales. Campo en el que coexisten al lado de las prescripciones de lo científico
(aún balbuceante) las sutilezas del “arte”, es decir, los cánones para la acción que permitan
diferencias al “buen” del “mal” gobierno.
Esta anticipación de la teoría política sobre el resto de las otras disciplinas no se debe al azar. El
origen y el desarrollo de cada campo del conocimiento se vincula siempre con las preguntas que
plantea el desenvolvimiento social. El surgimiento de las naciones y de los Estados centralizados
ponía en el centro del debate el tema de la organización del poder que, bajo el modo de
producción capitalista entonces en expansión, no podía ser pensado sino como un contrato
voluntario entre sujetos jurídicamente iguales. Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau, son
algunos de los jalones en ese camino de constitución de un nuevo saber, más riguroso, sobre el
sentido de las relaciones sociales entre los hombres. Lo social y lo político que hasta entonces
aparecía como algo dado, invariante, fijo, absolutamente regulado por un sistema organizativo
que no distinguía lo público de lo privado, comienza a ser pensado como un proceso de
construcción colectiva en el que el hombre precede a la sociedad, la crea y la organiza. Nace la
idea del “contrato social”, de la soberanía popular y de las formas de representación de esa
soberanía que, con distintos matices, recorre el pensamiento político desde el siglo XVI.
Este es un producto, en el plano de la teoría, de la generalización de las relaciones mercantiles: el
nacimiento de la ciencia política, la primera –cronológicamente- de las ciencias sociales.
El segundo movimiento corresponde a la economía política, William Petty, Adam Smith y David
Ricardo significan en el plano del pensamiento económico lo que Hobbes, Locke o Montesquieu en
el de la reflexión sobre las relaciones entre la sociedad y el poder. Las etapas de la fundación de la
economía política siguen también los ritmos del desarrollo de la sociedad: en un principio eran los
problemas del cambio, de la circulación, los predominantes; más tarde, especialmente a partir del
siglo XVIII, la atención se dirigirá a los problemas de la producción. Es que comenzaba la
Revolución Industrial.
Tanto la ciencia política cuanto la economía política no eran concebidas por sus fundadores como
compartimientos cerrados, como disciplinas irreductibles. Eran, en realidad, fragmentos de una
única ciencia de la sociedad. En algunos casos los campos de interés común se entrelazaban en un
solo individuo: Locke ha pasado a la historia de las ideas como precursor de la ciencia política y
también de la economía política. Hechos políticos y hechos económicos eran concebidos, en
general, como fenómenos que se cruzaban y se condicionaban mutuamente.
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El origen de la sociología
La sociología es el tercero de los campos del conocimiento referido a las relaciones entre los
hombres. La sociología es un producto del siglo XIX, y en ese sentido, puede decirse que aparece
ligada a una situación de crisis. Pero la respuesta que a ella propondrá, desde sus fundadores en
adelante, es antes bien que revolucionaria, conservadora o propulsora de de algunas reformas
tendientes a garantizar el mejor funcionamiento del orden constituido.
En este sentido, el origen de la sociología se diferencia nítidamente del desarrollo de la ciencia
política y de la economía. El nacimiento de la sociología se plantea cuando el nuevo orden, el
llamado mundo moderno, ha empezado a madurar, cuando se han generalizado ya las relaciones
de mercado y el liberalismo representativo, y en el interior de la flamante sociedad aparecen
nuevos conflictos, radicalmente distintos a los del pasado, producto del industrialismo.
El estímulo para la aparición de la sociología es la llamada Revolución Industrial; mejor, la crisis
social y política que dicha transformación económica genera. Con ella aparece un nuevo actor
social, el proletariado de las fábricas, vindicador de un nuevo orden social, cuando todavía estaban
calientes las ruinas del antiguo régimen abatido por la Revolución Francesa. Para dar respuesta a
las conmociones que esta presencia señala, en el plano de la teoría y de la práctica social,
aparecerán dos vertientes antitéticas: una será la del socialismo (proyectado del plano de la utopía
al de la ciencia por Karl Marx); la otra lo que configura la tradición sociológica clásica.
El orden social anterior a la revolución industrial y al capitalismo aseguraba una unificación entre
lo social y lo político – jurídico. El capitalismo disolvería esta identidad entre lo público y lo privado
y con ello la idea de una armonía de un orden integrado. La sociología arrancará de este dato para
intentar reconstruir las bases del orden social perdido; de aquella antigua armonía sumida ahora
en el caos de la lucha de clases.
En ese sentido, nace íntimamente ligada con los objetivos de estabilidad social de las clases
dominantes. Su función es dar respuestas conservadoras a la crisis planteada en el siglo XIX. Es una
ideología del orden, del equilibrio, aún cuando sea, al mismo tiempo, testimonio de avance en la
historia del saber, al sistematizar, por primera vez, la posibilidad de constituir a la sociedad como
objeto de conocimiento.
La magnitud de los problemas que plantea la sociedad como objeto de conocimiento impone un
abordaje científico. La filosofía social o política y las doctrinas jurídicas, no pueden ya dar cuenta
de los conflictos colectivos impulsados por la crisis de las monarquías y por la revolución industrial.
Para quienes serán los fundadores de la sociología, ha llegado la hora de indagar en leyes
científicas de la evolución social y de instrumentar técnicas adecuadas para el ajuste de los
conflictos que recorren toda Europa.
¿Qué es la sociología?
Todo sociólogo se ha enfrentado a esta pregunta innumerables veces: ¿Qué es la sociología? Dar
una buena respuesta no es demasiado fácil; por el contrario, es casi imposible. El modo más
sencillo de contestar es diciendo algo obvio: “La sociología es la ciencia que estudia la sociedad”;
pero, éste es el tipo de respuesta que no se pueden rechazar pero que, al mismo tiempo, no
convencen a nadie y no explican nada.
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2. Ciencia que estudia los fenómenos sociales que surgen de la interrelación entre los individuos,
y entre éstos, y el medio.
3. Disciplina intelectual que se refiere al desarrollo de un conocimiento confiable y sistemático
acerca de las relaciones sociales, en general, y de los resultados de tales acciones.
4. Del latín: societas (reunión de personas). Del griego: logos (ciencia, discurso).
5. Ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social, acción de los sujetos que se
dirigen hacia la conducta de otros sujetos, para de ésta manera, explicarla causalmente en su
desarrollo y efectos.
1. ¿Qué es la sociedad?
2. ¿Qué es la sociología?
3. ¿Qué son las ciencias sociales?
4. ¿Qué son los fenómenos sociales?
5. ¿De qué se habla cuando se habla de relaciones sociales? ¿Ejemplos?
6. ¿Qué es una teoría sociológica?
7. ¿Qué procesos y quiénes le dieron forma actual a nuestra sociedad?
8. ¿Cómo y por qué cambia la sociedad?
9. ¿Cómo se puede estudiar a la sociedad?
10. ¿La sociedad forma a los individuos o los individuos forman a la sociedad?
11. ……………..
Explicando la sociedad
Con el objetivo de poder explicar las grandes conmociones del renacimiento, la revolución
industrial y la revolución francesa, surgieron dos grandes proyectos teóricos referidos al estudio
de la sociedad; ambos se rechazaban, aunque se necesitaban mutuamente.
Uno fue el socialismo o sociología revolucionaria (de la mano de Karl Marx), y el otro el de la
sociología académica (o burguesa, como la denominaban los marxistas). En este sentido, la
sociología nació con el objetivo de pensar y contribuir a la estabilidad del nuevo orden social
triunfante, pero acechado por el espectro de la lucha de clases y el comunismo.
Por primera vez en la historia del saber se abordó, de manera científica, la sociedad como objeto
de estudio. Nació la sociología porque la filosofía social, la ciencia política o la economía ya no
servían para analizar las enormes transformaciones y los desafíos crecientes de la una sociedad
capitalista vigorosa.
Para los primeros sociólogos de la sociología académica, la sociedad era un órgano superior, un
todo, que incluía a los individuos pero que era mucho más que su mera sumatoria. El cemento que
unía estas partes, la cohesión y la estabilidad, eran los valores sobre los que se asentaban todas las
normas e instituciones posteriores.
La sociología académica estaba fuertemente influenciada por las ciencias naturales. La metáfora
que se utilizaba es que la sociedad era y funcionaba como un organismo vivo. Para su estudio
hubo dos sub-disciplinas: un análisis de cada una de sus partes (anatomía) y otro de su
funcionamiento general (la fisiología). Sobre esta base, como un médico, el sociólogo
diagnosticaba y aplicaba las curas, las correcciones de las enfermedades que aquejaban al cuerpo
social.
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La ciencia social, a imagen de la biología, que era la ciencia de mayor desarrollo en el siglo XIX
debía, para los primeros sociólogos, ser ciencia positiva, o sea, que debía atenerse a los datos de la
realidad empírica (signada por la experiencia), aplicar métodos calcados de las ciencias naturales
(que eran los únicos considerados científicos) y abstenerse de pronunciar juicios de valor u
opiniones.
La otra sociología, la sociología revolucionaria, fue la que teoría sociológica que estudió y propuso
Karl Marx, que se verá en los párrafos subsiguientes.
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Introducción
La epistemología es una rama de la filosofía que se encarga de los problemas filosóficos que
rodean la teoría del conocimiento. Sus principales problemas son: la posibilidad del conocimiento,
su origen o fundamento, su esencia o trascendencia y el criterio de verdad.
Este trabajo trata sobre el tema del conocimiento científico, profundizando en: el problema del
conocimiento, la noción de ciencia, las características del conocimiento científico, el valor de la
ciencia, la objetividad de la ciencia, el método científico y la clasificación de las ciencias.
Veremos que existen diversos puntos de vista acerca de cada uno de estos temas, y que las formas
de pensar y de concebir la ciencia van cambiando a lo largo del tiempo. Surgen nuevos
conocimientos que descartan a otros, que hay distintos criterios para clasificar a las ciencias y para
determinar un método aplicable a todas las ciencias. También percibiremos que todavía hay
interrogantes sin una respuesta universal, ya que dan lugar a opiniones contradictorias y
discutibles.
Noción de ciencia
La ciencia es el conocimiento ordenado y mediato de los seres y de sus propiedades, por medio de
sus causas. El saber científico no aspira a conocer las cosas superficialmente, sino que pretende
entender sus causas porque de esa manera se comprenden mejor sus efectos. Se distingue del
conocimiento espontáneo por su orden metódico, su sistematicidad y su carácter mediato.
El conocimiento es ordenado y mediato, porque si tuviéramos un intelecto como el de Dios lo
sabríamos todo. Más, para conocer las cosas a fondo necesitamos utilizar la razón, observar más
detenidamente, y esto requiere un gran tiempo de dedicación, un trabajo constante, ordenado,
metódico. Estas características son las que distinguen al conocimiento científico del conocer
común.
La ciencia es descriptiva, explicativa, definitoria, etc., investiga qué son las cosas, como actúan,
como se relacionan, cuándo, cómo, dónde y por qué.
Las ciencias pretenden establecer leyes, basadas en conceptos generales, en las características en
común de las cosas y en lo que se repite en los fenómenos.
La ciencia es un conjunto de conceptos y propiedades que convergen en un objeto, y que contiene
datos, explicaciones, principios generales y demostraciones acerca de éste.
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Objetividad de la ciencia
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b. Se utiliza un lenguaje compuesto por términos unívocos (que tiene un solo significado) y
por lo tanto es imposible confundir significados y no da lugar a ambigüedad.
c. La ciencia se maneja con una metodología rigurosa. Necesita coherencia y lógica en su
parte teórica y adecuarse a los hechos en su parte práctica. Por medio de un método
establecido y siguiendo ciertos pasos se llegan a los resultados buscados. Este método no
puede ser aleatorio, debe ser preestablecido de antemano y cumplido de forma prolija.
d. Los sujetos que crean teorías y las controlan integran la comunidad científica. Ésta es una
sociedad disciplinada, donde sus miembros están capacitados para desempeñarse en ella.
Las teorías que crea son sometidas a crítica intersubjetiva, por lo que esta comunidad es
garantía de objetividad. Puede aprobar o rechazar el poder explicativo de las teorías.
El Método Científico
Método es la forma ordenada de proceder para llegar a un fin. "Método científico es el modo
ordenado de proceder para el conocimiento de la verdad, en él ámbito de determinada disciplina
científica."
El método tiene como fin determinar las reglas de la investigación y de la prueba de las verdades
científicas. Engloba el estudio de los medios por los cuales se extiende el espíritu humano y ordena
sus conocimientos.
Toda ciencia tiene su método específico pero podemos encontrar ciertas características generales.
El conocimiento científico parte de principios, sobre los cuales se basan dos actividades
fundamentales de la ciencia:
1. los principios se toman de la experiencia, pero pueden ser hipótesis o postulados
2. a partir de los principios la ciencia usa la demostración, para obtener conclusiones que
forman el saber científico
Viéndolo así, la ciencia es el conocimiento de unas conclusiones, obtenidas demostrativamente a
partir de unos principios. Un saber científico es un orden de proposiciones, relacionadas entre sí
por nexos demostrativos. Los elementos más importantes del método son: la investigación
experimental, los procedimientos de la demostración y el establecimiento de los principios.
Pueden distinguirse:
a. el método de descubrimiento o de investigación, más intuitivo y desorganizado, donde se
encuentran la experiencia, la razón, las hipótesis del trabajo y casi todos los elementos
lógicos de la ciencia. La investigación comprende varios pasos:
o selección y determinación de los problemas más importantes
o estudio de las posibles soluciones, comparando distintas posiciones históricas o de otros
autores
o formulación de las conclusiones seguras, diferenciándolas de las hipotéticas
o crítica de las posiciones adversas
Se distingue el análisis, que va de las cuestiones generales a sus partes y la síntesis que
reconstituye el todo partiendo de los resultados del análisis.
b. el Método Científico comprende los pasos lógicos y no simplemente temporales, que
integran el desarrollo racional del saber: este orden pertenece a la ciencia en estado
perfecto, ya ordenada y fundamentada y lista para ser enseñada. Cuenta de cuatro
procedimientos: observación, experimentación, hipótesis y teoría.
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Las ciencias pueden clasificarse de acuerdo a múltiples criterios, por su objeto, por su método, por
su finalidad, por su orden histórico de aparición, etc.
Se suelen clasificar por objetos de estudio o por métodos. El objeto de estudio es el sector o
ámbito de la realidad estudiada y la perspectiva o punto de vista que interesa en la investigación.
En esta clasificación, las ciencias de objetos ideales serían deductivas y las de objetos reales serían
inductivas. Esta oposición parte de una falsa concepción de los métodos, por lo cual actualmente
no tiene valor.
Los métodos se pueden ver de dos maneras: por un lado como un procedimiento para lograr
conocimientos, y por otro como la forma de justificación de la verdad de las proposiciones
científicas. La clasificación por el método las ordena en ciencias deductivas y en ciencias
inductivas. Las inductivas son las ciencias empíricas, de la observación y parten de la experiencia
para llegar a leyes. Las deductivas son las ciencias abstractas o ideales, y parten de definiciones
elaboradas por la razón y de verdades generales para deducir de ellas propiedades nuevas. Esto no
es muy riguroso porque no existen en la realidad ciencias puramente deductivas ni ciencias
puramente inductivas. Se apoya en la naturaleza del objeto a que se aplican las ciencias.
La clasificación por la finalidad, las divide en teóricas, normativas y prácticas. Las teóricas buscan el
conocimiento de las leyes, su objeto es averiguar como son las cosas. Pueden ser abstractas y
concretas. Las abstractas buscan leyes generales, prescindiendo de los objetos y las concretas
buscan conocer los objetos y a los seres en sus caracteres propios. Las normativas buscan
establecer normas, su objeto no es investigar cómo son las cosas sino cómo deben ser. Las
prácticas nos dan reglas para la acción.
El orden de aparición histórico de cada ciencia también puede ser criterio de clasificación. Porque
nos muestran cómo van apareciendo en relación con las ya existentes y que toman de éstas.
La división más aceptada es la de ciencias fácticas y formales.
Las ciencias fácticas trabajan con objetos reales que ocupan un espacio y un tiempo. La palabra
"fáctica" viene del latín factum que significa "hecho", o sea que trabaja con hechos. Se subdividen
en naturales y sociales. Las primeras se preocupan por la naturaleza, las segundas por el ámbito
humano. El hombre es un ser natural, pero su mundo ya no es natural. La naturaleza se
desenvuelve independientemente de la voluntad el hombre, en cambio, el mundo del hombre es
creado por él. Las naturales son la biología, física, química, etc. Y las sociales son sociología,
economía, psicología, etc. La verdad de estas ciencias es fáctica porque depende de hechos y es
provisoria porque las nuevas investigaciones pueden presentar elementos para su refutación.
Las formales trabajan con formas, es decir, con objetos ideales, que son creados por el hombre,
que existen en su mente y son obtenidos por abstracción. Las ciencias formales son la lógica y la
matemática. Les interesan las formas y no los contenidos, no les importa lo que se dice, sino como
se dice. La verdad de las ciencias formales es necesaria y formal.
Esta división tiene en cuenta el objeto o tema de estas disciplinas, también da cuenta de la
diferencia de especie entre los enunciados que establecen las ciencias formales y las fácticas.
Mientras los enunciados formales consisten en relaciones entre signos, los enunciados de las
ciencias fácticas se refieren, mayoritariamente, a sucesos y procesos. Además esta división tiene
en cuenta el método por el cual se ponen a prueba los enunciados verificables. Mientras que las
ciencias formales se conforman con la lógica para comprobar sus teoremas, las ciencias fácticas
recurren a la observación y /o al experimento.
Las ciencias formales demuestran o prueban; las fácticas verifican (confirman o disconfirman)
hipótesis que mayoritariamente son provisionales. La demostración es completa y final; la
verificación es incompleta y temporaria.
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“Las ciencias sociales son el intento sistemático de descubrir y explicar patrones conductuales de
las personas y de los grupos de personas”.
Es un campo de estudio muy amplio que incluye una variedad de categorías, materias o disciplinas,
tales como la antropología, la psicología, la economía y las ciencias políticas.
Para ser más específicos, debemos tener en cuenta que la psicología se concentra en el
comportamiento de los seres humanos, mientras que la sociología se interesa en el saber por qué
y cómo interactúan las personas entre sí. La antropología es una disciplina que en parte es
biológica y en parte es social. El antropólogo físico aborda la evolución biológica de seres
humanos, mientras que el antropólogo cultural aborda las formas de vida de los diferentes grupos
sociales, por sólo poner algunos ejemplos.
Todo lo anterior nos permite establecer que todas son grandes áreas de investigación y cada una
incluye una variedad de especialidades.
El punto está en que las ciencias sociales se relacionan con el comportamiento humano, y si
deseamos mejorar nuestro conocimiento sobre el comportamiento humano, se hace necesario
observarlo desde varios puntos de vistas. Es por ello que las ciencias sociales son realmente
ciencias
Conclusión
Creo que la ciencia es indispensable para la vida del hombre ya que le permite progresar. Gracias a
la ciencia el hombre ha conseguido modificar parcialmente la naturaleza a sus necesidades y ha
logrado, a lo largo del tiempo, mejorar su calidad de vida. Si nos planteáramos un pequeño
ejercicio mental acerca de cómo sería el mundo sin ella, veríamos que estaríamos muy atrasados,
moriríamos antes por causa de enfermedades que no podríamos tratar, la comunicación sería muy
dificultosa, ignoraríamos muchas cosas que las atribuiríamos a fuerzas desconocidas, etc.
El hombre necesita conocer la realidad que lo rodea, así sea conocer la relación que hay entre él y
el objeto o la realidad misma, para poder adaptarse o adaptarla a él.
Los medios para conocer son variados, pero su finalidad es la misma.
La ciencia no es una sola, está compuesta por muchas ciencias particulares que estudian un
determinado objeto o el mismo objeto de diferentes perspectivas.
El científico debe ser objetivo, dejar todo lo subjetivo a un lado, tarea difícil pero no imposible, y
ver las cosas tal y como son, para luego poder transmitir sus teorías a otros hombres de ciencia y
al mundo en general.
KARL MARX
Introducción
Karl Marx (Alemania, 1818-1883) estudió filosofía en Berlín, donde predominaba la filosofía
hegeliana. Su amigo y posterior colaborador, Friedrich Engels, lo acercó tempranamente a las
posiciones del movimiento obrero y socialista (entre los años 1845 y 1847); y este compromiso,
por cierto, precedió el grueso de su obra teórica. Previamente, sin embargo, había quedado muy
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impresionado por la “nueva ciencia de la sociedad” que había esbozado Saint Simon, cuya obra le
fue presentada por un vecino durante la adolescencia.
Su posterior lectura de los nuevos desarrollos de las ciencias sociales (los historiadores franceses
de la Revolución Francesa y la economía política inglesa) lo persuadieron de volcarse de lleno a la
elaboración de un nuevo método y una teoría de la vida social en donde el análisis del
funcionamiento del capitalismo y el papel de la clase obrera constituyeran los elementos
centrales.
Para algunos estudiosos, en La ideología alemana, que ambos pensadores escribieron cuando tan
sólo tenían 25 años, está contenida toda su obra posterior. Ninguna dupla, a lo largo de la historia
intelectual ha demostrado tanta comprensión mutua. No tuvieron ningún tipo de problema por
envidia, ni por ningún otro motivo. Engels no sólo fue su amigo y colaborador, sino también,
durante mucho tiempo, su principal sostén financiero. Marx vivió la mayor parte de su vida en el
límite de la pobreza, Su muerte se debió a una combinación de insominio, pobreza y exceso de
trabajo.
En verdad, Marx fue sobre todo un estudioso científico del proceso de formación de la sociedad
capitalista y de varios aspectos centrales de su estructura y funcionamiento. Pero este análisis iba
intrínsecamente unido a su proyecto político.
Marx no dejó ningún tipo de receta o prescripción acerca de cómo debería ser una sociedad
socialista (o comunista). Apenas realizó algunas observaciones y apuntes sobre un futuro Estado
socialista a partir de la experiencia de la Comuna de París (una rebelión obrera que se llevó a cabo
en 1871).
Hacia el año 1860 una nueva palabra hasta entonces poco empleada entró en el vocabulario
económico y político del mundo: capitalismo. Su triunfo mundial es el tema más importante de la
historia del siglo XIX.
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La relación que existe entre la base y las superestructuras consiste en una articulación compleja
que puede definirse de la siguiente manera:
- La base (economía) determina en última instancia a las superestructuras
- Pero estas superestructuras poseen, sin embargo, una autonomía relativa que les permite
tanto incidir sobre la base material como desarrollarse autónomamente, siempre y cuando no
rebasen los límites estructurales dados por la base.
Modo de producción
A su vez, en la base económica pueden distinguirse dos elementos:
1) Las fuerzas productivas (los recursos con que los hombres cuentan para producir; por
ejemplo: las máquinas y las herramientas, pero también los conocimientos técnicos, las
formas de organizar el trabajo, etc.), y
2) Las relaciones de producción (las formas en que los hombres se relacionan entre sí en el
proceso de producción, por ejemplo, mediante relaciones salariales, como en el
capitalismo, mediante el esclavismo en la Antigüedad, etc.). La articulación de las fuerzas
de producción y las relaciones de producción conforman el modo de producción.
En la historia de la humanidad se distinguieron cinco modos de producción, cada uno con su
propio sistema de clases:
a) Comunismo primitivo: sin clases sociales por escaso desarrollo histórico.
b) Esclavismo: esclavos y esclavistas.
c) Fuedalismo: siervos y señores feudales.
d) Capitalismo: obreros y burgueses.
e) Comunismo: sin clases sociales por alto desarrollo histórico.
En cada uno de los diferentes modos de producción que se sucedieron (salvo el primero y en el
último) ha habido una clase social explotadora y otra explotada. Lo que caracteriza a todas las
clases explotadoras es el control del proceso productivo (o sea, aquel proceso en el cual los
hombres transforman la naturaleza para obtener alimentos, vestimenta, seguridad, etc.) y del
excedente (lo producido). En otras palabras, tienen el poder económico.
Por eso, en forma permanente existe una lucha entre estas dos clases antagónicas. El motor del
cambio social es la lucha de clases. Dijo Marx: “La historia de la humanidad no es más que la
historia de la lucha de clases”.
En el capitalismo la clase explotada, la obrera o proletaria, está llamada a desempeñar un papel
revolucionario, no en virtud de atributos metafísicos o por el hecho banal de su volumen
cuantitativo. La centralidad de esta clase se desprende de su lugar en el proceso de producción.
Ella es la que verdaderamente produce, y es una de las protagonistas del sistema de
contradicciones que caracteriza a la sociedad capitalista.
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contrario, continúa produciendo y el valor que él crea por encima de su salario de subsistencia
representa la "plusvalía" que va al capitalista.
Para Marx, la plusvalía es la fuerza motriz del sistema capitalista. El incentivo clave que empuja a
los capitalistas a dedicarse a la producción. Los esfuerzo por parte de los capitalistas por aumentar
la plusvalía puede adoptar la forma de aumento de la producción de los obreros y introduciendo
maquinarías que supone un ahorro de mano de obra, con lo que se hace posible despedir a
algunos obreros mientras que los que se queden tiene que trabajar más horas o con mayor
intensidad.
“Entonces ¿el marxismo es una teoría sociológica más?
En parte sí, es una teoría sobre la sociedad capitalista, y al mismo tiempo es una teoría contra esta
sociedad”
La conciencia de clase
En la tradición teórica marxista es la percepción correcta que una clase social tiene de sus
intereses y del rol que le corresponde jugar en el proceso histórico. El concepto se aplica
especialmente a la clase obrera, y por extensión al campesinado. Implica una teoría de la historia
según la cual existen tendencias en las sociedades capitalistas hacia cambios revolucionarios
protagonizados por la clase obrera, de los cuales debe nacer un modo de producción nuevo. La
atribución de conciencia de clase aun determinao grupo obrero dependerá, entonces, en buena
medida, de cómo se interpreten sus actitudes y posiciones políticas ante eventuales cambios hacia
el socialismo. La conciencia de clase refleja el grado de organización autónoma, educación,
experiencia política, y capacidad de gestionar sus propios intereses por parte de una clase social.
Para algunos autores marxistas, la clase obrera de países altamente industrializados de Europa
Occidental o Japón no tendría conciencia de clase, por no estar orientada hacia posiciones
revolucionarias socialistas.
Para otros autores marxistas, se puede hablar de conciencia de clase de esos casos, dada la alta
experiencia política existente y la tradición de organización autónoma. Es difícil, sin embargo,
encontrar casos de total autonomía en la organización, tratándose de clases obreras inmersas en
un sistema de valores dominante, que han absorbido a través de su integración institucional. Es
posible hablar, de todos modos, de grados de autonomía y de control de las organizaciones por
parte de sus miembros.
Es discutible la atribución de conciencia de clase a sectores obreros con organización bastante
fuerte, pero dirigencia burocratizada y vinculación a movimientos políticos partidarios. Este es el
caso del movimiento obrero norteamericano, y más aún de los populismos latinoamericanos. En
estos últimos casos, a la burocratización se suma a menudo su estrecha dependencia del Estado, o
de una dirigencia política con intereses muy diferenciados de los de la clase obrera.
La alienación
En sus orígenes el concepto fue acuñado por Hegel como enajenación. En los textos de Karl Marx
los términos alienación y enajenación se usan en forma indistinta.
Para Marx, a medida que la propiedad privada y la división del trabajo se desarrollan, el trabajo
pierde su carácter de expresión de las facultades del hombre: el trabajo y sus productos revisten
una existencia separada del hombre, de su voluntad y proyecto de vida. Debe entenderse que
Marx refiere tanto a los productos materiales como a los espirituales (la religión, el arte, la
ideología, el Estado, etc.) “El objeto producido por el trabajo, su producto, se opone ahora a él
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como un ser ajeno, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es
trabajo encarnado en un objeto y convertido en una cosa física; este producto es una objetivación
del trabajo”. Los productos del hombre, en suma, se enajenan frente a él, es decir, se sustraen a su
control y se constituyen como un poder autónomo, como un poder enemigo del hombre y que lo
domina.
La alienación se verifica entre el hombre y sus productos. Esto supone, para Marx, que también se
da entre el obrero y su actividad productiva, aspecto que se intensifica históricamente con la
aparición de la máquina. A su vez, el hombre establece relaciones enajenadas con la naturaleza y
con la sociedad. De estos múltiples aspectos de la alienación, Marx define dos relaciones sociales
distintas: alienación y alienación de sí mismo. En la primera encontramos los productos del
hombre separados de su creador; se trata de una relación objetiva, en el sentido de que tal
separación (o extrañamiento, otro término que también suele usarse) existe independientemente
de lo que el hombre piense al respecto, de cómo lo siente o experimente. En la alienación de sí
mismo nos enfrentamos a una relación subjetiva, en el sentido de que el hombre se enajena del
mundo socialmente creado por él, o del propio yo, y la enajenación reside en los sentimientos,
vivencias y actitudes del hombre.
Tanto la alienación como la alienación de sí mismo son el resultado de determinado mecanismo
social y de las leyes que regulan este mecanismo (la división social del trabajo y la propiedad
privada), que escapan a la intención del hombre. Esta autonomía del mecanismo social es la que
transforma las cosas que el hombre crea para satisfacción de determinadas necesidades sociales,
en cosas que se enfrentan a su voluntad, frustran sus planes, lo someten y llegan incluso a
amenazar su existencia. En el marco de tal estructura social y de los mecanismos que ésta
determina, las relaciones que el hombre establece con sus productos, con sí mismo y con la
sociedad son, por tanto, relaciones sociales alienadas. La alienación no sólo arrebata al hombre de
sus productos sino de su propia vida como especie. Por ello, Marx señalaba que “la emancipación
de la sociedad de propiedad privada, de la servidumbre, tomará la forma política de la
emancipación de los trabajadores; no en el sentido de que sólo se trate de la emancipación de
éstos, sino porque esta emancipación incluye la emancipación de la humanidad entera”.
EMILE DURKHEIM
Francés, oriundo de Lorena, hijo y nieto de rabinos por ocho generaciones, Emile Durkheim (1859-
1917) tuvo una infancia movida: laicización y abandono de su dedicación al rabinato, período de
gran depresión industrial y económica, pérdida de la guerra franco-prusiana, ocupación alemana
de su ciudad natal, Epinal, en 1870 y Comuna de París. Trasladado a París en 1870, preparó y
obtuvo su admisión en la prestigiosa Escuela Normal Superior (1876-1882), empapada del típico
cientificismo de la Francia laica y republicana, donde se diplomó en filosofía. Fue profesor de
moral de liceo y pasó a enseñar sociología en la Universidad de Burdeos y en La Sorbona. Fue el
primer profesor universitario de sociología de Francia. Murió quebrado por el dolor que le produjo
la muerte de su hijo en la Primera Guerra Mundial.
Los temas y preocupaciones de Durkheim suelen considerarse como conservadores. Sin embargo,
en su época se lo veía como un liberal. Sobre todo, tras la ardua defensa que realizó del Capitán
Alfred Dreyfus. Este militar había sido acusado de traición a la patria por el Consejo de Guerra del
Ejército. No había pruebas. Algunos intelectuales comenzaron una campaña a su favor. Emile Zola
ideó su famoso Yo acuso, defendiendo al capitán. La sociedad se dividió. Durkheim dijo que “la
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gente celebró como triunfo lo que debió haber sido un duelo nacional. Al fin sabían a quién culpar
por las penurias económicas y la miseria moral que sufrían. Todo era culpa de los judíos”.
Dos son los temas principales alrededor de los que elaboró lo más importante de su voluminosa
obra:
1) Recoger la promesa central, pero incumplida, del positivismo: esto es constituir a la
sociología como una ciencia. En este sentido, incorporó el legado de Saint Simon y Comte,
pero consideró que la mayor parte de esta herencia era aún demasiado especulativa e
inconsistente (en otras palabras, filosófica). Durkheim se propuso cumplir las promesas
incumplidas del positivismo precedente.
2) Contestar a la siguiente pregunta: ¿Cómo asegurar la cohesión, el orden, en una sociedad
compleja, industrial, dinámica, en donde los lazos tradicionales, dados por la religión y la
costumbre, que ataban al individuo con su comunidad y sus autoridades estaban ya
definitivamente rotos? O, en otras palabras, ¿Cómo construir un orden social estable en
una sociedad caracterizada por el cambio?
En síntesis, le preocupaban dos temas: crear leyes y explicaciones científicas, y solucionar los
problemas sociales.
Durkheim está considerado el verdadero padre fundador de las corrientes sociológicas luego
llamadas funcionalistas y estructuralistas, que consideran que es la sociedad la que determina los
modos de actuar y de pensar de las personas.
¿Qué es la sociedad?
En uno de sus libros fundamentales, El suicidio, Emile Durkheim señala que la felicidad del ser
humano no es posible si éste exige más de lo que puede obtener, pero también se pregunta:
¿Cómo fijar la cantidad (los límites) de bienestar, de lujo, de comodidad, que puede perseguir
legítimamente un ser humano?
Y se contesta: “Los límites no deben buscarse ni en su constitución biológica, ni psicológica.
Librado a sí mismo, el hombre plantea fines inaccesibles y así cae en la decepción. En nombre de
su propia felicidad, pues habrá que conseguir que sus pasiones sean contenidas hasta detenerse
en un límite que sea reconocido como justo. Ese límite debe ser impuesto a los hombres desde
afuera por un poder moral indiscutido que funde la ley (en el sentido amplio, no jurídico, en tanto
práctica social que castiga las conductas sociales que se aparten de ella y recompense a las que la
respetan).
Esta ley no podrán dictársela ellos mismos; deben recibirla de una autoridad que respeten y ante
la cual se inclinen espontáneamente. El único poder moral que está por encima de todos los
individuos y cuya superioridad éstos aceptan, el único poder que puede dictar esta ley, es la
sociedad ya sea directamente, ya sea mediante sus órganos”.
Por eso, para Durkheim, la sociedad produce caminos de acción, de pensar, de sentir, que no
controlamos, coactivos, que nos gobiernan sin que nos demos cuenta. Y está bien que así sea.
La sociedad está compuesta por los individuos que la integran; pero es algo diferente, más
contundente, que la simple sumatoria de todos sus individuos. Hay algo más, anterior al individuo,
que lo cohesiona y determina su conducta: la sociedad misma.
Uno de los grandes aportes de Durkheim es, precisamente, haber elaborado esta idea de una
sociedad.
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A menudo se ha dicho que para él la sociedad es como un dios: oculta pero omnipresente, externa
pero interiorizada en cada individuo. Como todo dios, termina siendo la explicación y solución de
todos los misterios.
“Cuando cumplo con mis obligaciones como marido, ciudadano o hermano, cumplo con una serie
de obligaciones definidas por la ley y las costumbres y que son externas a mí mismo”.
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“El sistema de signos que uso para expresar mis pensamientos, el sistema monetario que utilizo
para pagar mis deudas, las pautas que sigo en mi profesión, etc. son cosas que funcionan
independientemente de mí y del uso que yo hago de ellas”.
El supuesto de que hay una primacía de la sociedad sobre el individuo aparecía ya nítidamente
desde su tesis de doctorado La división social del trabajo de 1893. El tema fue desarrollado a lo
largo de toda su vida. La división del trabajo social es un hecho material, medible, que indica el
grado de desarrollo de una sociedad. Las sociedades más primitivas casi no tienen división del
trabajo (una persona realiza todas las actividades: caza, pesca, etc.). Al evolucionar, el trabajo
tiende a dividirse cada vez más en roles especializados: surgen el cazador, el soldado, el recolector,
el líder, etc. Las sociedades modernas están unidas por la hiperfragmentación de este trabajo
social. Todos dependemos de una infinita cadena de trabajadores que nos proveen luz, alimentos,
comunicaciones, vestimenta, transporte, ocio, instrucción, etc.
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La anomia será tratada en su obra El Suicidio, donde encuentra que el suicidio anómico se debe a
una repentina ruptura del equilibrio social. La anomía es el mal que sufre una sociedad a causa de
la ausencia de reglas morales y reglas jurídicas, es decir es la ausencia de la norma. Esta ausencia
se debe al desequilibrio económico y/o al debilitamiento de sus instituciones, que implica un bajo
grado de integración social.
Previa a la formulación del suicidio anómico, conceptuó otros dos tipos de suicidio: el suicidio
altruista, el cuál ocurre al estar sobre-adaptado a la estructura del sistema social (kamikazes); y
por otro lado el suicidio egoísta, el cuál demuestra claramente lo contrario, el individuo se
encuentra en un estado de alienación de la norma (la mujer que al enviudar pierde todo sistema
de referencia y se quita la vida). No es que la norma no esté explicitada en el sistema, sino que es
el individuo mismo quien no las registra.
El suicidio
Aún hoy El suicidio, publicado en 1897, se considera una de las investigaciones empíricas más
rigurosa, un clásico todavía utilizado como ejemplo de tratamiento específico de las conexiones
entre causas y consecuencias. En él, mediante minuciosos análisis estadísticos, Durkheim
demostró que la tasa de suicidios variaba entre individuos de distintas creencias religiosas y
diferente extracción social.
El suicidio es analizado como un hecho social.
“Pero ¿el suicidio no es un hecho demasiado personal que, en el mejor de los casos, puede ser
analizado por psicólogos? ¿Para qué tratar de explicar el suicidio desde la sociología?”
“¿Y entonces?”
“Si vemos a los suicidios en su conjunto, esto es durante una unidad de tiempo y una sociedad
determinada, esto constituye un hecho nuevo, superior a la suma de los hechos individuales: es un
hecho social. Y el estudio de los hechos sociales es el terreno de los sociológos”.
Según Durkheim, el suicidio era central para demostrar la validez de la sociología. La tesis
fundamental es que los cambios en las sociedades determinan cambios, en cantidad y cualidad, en
los suicidios.
Tipos de suicidios:
1) Anómico: ocurre en las épocas de grandes cambios; por ejemplo, una depresión
económica. En tales situaciones, las rutinas del trabajo y la familia se desintegran. El
sistema de valores se corrompe. No hay reglas, no hay valores. La sociedad está en crisis.
¿Para qué vivir?
2) Egoísta: ocurre en las sociedades que no dan sentido. La familia y la religión casi no existen.
No hay un sentido de pertenencia del individuo a la sociedad global. El único modo de
reconocimiento parece ser el éxito. Pero quienes no lo logran quedan profundamente
insatisfechos. Ejemplo: el intento infructuoso de suicido del náufrago en la película del
mismo nombre; o un esclavo que no encuentra sentido a su vida y decide quitársela.
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Acerca de la anomia
Es una importante categoría sociológica y psicológica que designa un estado en que el individuo
percibe la ausencia de reglas y normas por las cuales regir su conducta. El término fue introducido
por Emile Durkheim para designar dicha pérdida creciente de normas como un efecto de la
división del trabajo y sobre todo como consecuencia del aumento sin límites de las expectativas, y
que se presenta especialmente en momentos de depresión o prosperidad social, que generan
conductas desviadas. En épocas estables o en situaciones de relaciones sociales estables, las
necesidades y aspiraciones encuentran límites en las normas vigentes; la desestabilización de las
relaciones condiciona la pérdida de normas, y surge la anomia como un estado de aspiraciones
incontroladas. Según Durkheim la anomia está vinculada al pasaje de una sociedad con solidaridad
mecánica a otra con solidaridad orgánica; la primera, de tipo premoderno, es una sociedad con
escasa división del trabajo social y amplio consenso; la segunda, de tipo moderno, es una sociedad
con una división del trabajo extendida que, de suyo, no implica un proceso desintegrador sino más
bien centrípeto, integrador y solidario. Pero debido al proceso de aceleración histórica, los
cambios rápidos y no previstos a nivel cultural, social y económico suelen generar una división
anómica del trabajo: nuevas funciones se ven huérfanas de regulación normativa. Más que un
estado estructural prolonado, la anomia aparece, para Durkheim, como una coyuntura
característica de la sociedad industrial avanzada, sólo superable a través de continuos ajustes. El
cuerpo social, para Durkheim, se cubrirá mejor de estas “patologías”, a través de la revitalización
de los grupos o cuerpos intermedios, virtuales mediadores entre el sujeto y el Estado; no sólo se
trata de la salud del cuerpo social sino también de la salud del acto social.
El Estado
Según la visión durkheimiana, el Estado se define por las funciones que cumple, que deben ser
limitadas, ya que no tiene que manejar los lazos sociales ni la conciencia colectiva. El Estado es un
tipo de conciencia colectiva, pero no la concentra toda: es un órgano de pensamiento social, y su
función específica es elaborar ciertas representaciones sociales para dirigir la conducta colectiva.
Ante el creciente desarrollo del marxismo en su época, que veía a la existencia de conflictos como
propia de la sociedad y del autodespliegue de la historia, es decir, como factor necesario para el
progreso, Durkheim entendía a los conflictos como anomalías dentro del avance hacia el orden y
el progreso, dos ideas centrales en las concepciones de la sociedad de aquella época.
MAX WEBER
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El punto de partida de Max Weber fue precisamente el contrario. Durkheim construyó el objeto de
estudio de la sociología desde la exterioridad y las coerciones sociales que determinan las
conductas individuales. Weber, en cambio, parte desde el individuo, ya que sólo él puede actuar
con intencionalidad.
Se trata de dos caminos inversos, productos de dos tradiciones culturales opuestas: el positivismo
dominante en Inglaterra y Francia, y el neokantismo historicista alemán. Weber no analiza la
sociedad naturalizada sino el comportamiento individual.
Max Weber, para muchos el más relevante sociólogo de todos los tiempos, no sólo era muy
versado en economía, filosofía y derecho, sino también un sólido historiador y un gran amante de
la literatura, lector voraz de novelas y poesías. Sus indagaciones abarcan todos los períodos y
lugares, desde la Antigüedad, el Medio Oriente, China o la India, hasta el presente, y contienen
muchos aspectos e investigaciones sorprendentes (análisis de la bolsa de valores, las
consecuencias psicofísicas del trabajo industrial o las colonias de inmigrantes en la Argentina).
Max Weber era un erudito, un hombre con hombre con un nivel de información pocas veces visto.
Pero no era una información sólo enciclopédica o teórica, estaba al tanto de lo que pasaba en todo
el mundo.
Weber se oponía a la idea positivista de que a una causa le sigue un efecto, como argumento
suficiente de la sociología; no sólo rechazaba la idea de que una causa comienza en un momento
dado e identificable para el investigador. Para él un efecto cualquiera se extiende hacia el infinito;
es definitivamente inconmensurable. A su vez, la cadena de efectos posibles no es menos infinita
que la de las causas de cualquier fenómeno social.
Para Weber la sociología es la ciencia que pretende entender, interpretándola, la acción social
para explicarla causalmente en sus desarrollos y efectos, entendiendo por acción una conducta
humana en los individuos de la acción la realizan con un sentido subjetivo.
El punto de partida de la sociología de Weber es la acción social. La define como cualquier tipo de
proceder humano que se orienta por las acciones de otros humanos, las cuales pueden ser
presentadas o esperadas como futuras. O sea, como una conducta humana con sentido y con
significado, y que por lo tanto es comprensible y está dirigida hacia otra persona.
Cabe distinguir una acción social de una mera acción ante un estímulo cualquiera. No es lo mismo
guiñar un ojo a alguien que cerrarlo de pronto porque entró algo en él. En el primer caso estamos
ante una acción social con sentido, mientras que en el segundo no.
La referencia de que la acción está dirigida a otra persona, le da su sentido social. Cuando se
saluda a alguien o se elige un regalo en espera que de determinada persona lo acepte, se está
frente a una acción social. Es decir, que la acción social está referida a la conducta de otras
personas.
Weber trata de captar la lógica que subyace o está presente en los fenómenos sociales, para
poder establecer inferencias causales o modelos tipológicos. Por eso trata de rastrear tendencias.
Una de las herramientas que utiliza Weber para estudiar las acciones sociales son los tipos ideales.
Weber distingue cuatro tipos de acciones sociales:
1. Acción social racional con arreglo a fines: es la forma más racional de la acción, puesto que
se pondera el elemento racional en términos de cálculo de medios para un determinado
fin. Se valoran racionalmente las consecuencias de tal acción y se compara la efectividad
relativa de los medios que se pueden utilizar para el logro de la misma.
2. Acción social con arreglo a valores: la acción de la persona está movida por la creencia en
un valor que es visto como absoluto, como las convicciones religiosas o políticas, y no se
consideran las consecuencias de la acción. Por ejemplo, el caso de una persona que está
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dispuesta a dar su vida por una determinada causa no piensa en las consecuencias de lo
que hace, sino que solo quiere realizar el valor de lo que cree.
3. Acción social afectiva: la acción se desarrolla bajo el influjo de un estado emotivo; el
sentido de la acción no se establece en la instrumentación de medios para fines
determinados sino sólo “por qué sí”. Desaparece la orientación valorativa y el cálculo
racional. El sujeto actúa movido por estados sentimentales del momento, alegría o ira por
ver o encontrar a una determinada persona, expresión de afecto, cariño, amor, u odio.
4. Acción social tradicional: el impulso de la acción se realiza bajo el influjo de la costumbre y
el hábito, y procede de un conjunto de ideales o símbolos que no poseen una forma
concreta o precisa.
La burocracia
Weber rechazó la noción de sentido común, que ve a la burocracia como un sinónimo de papeleos,
improductividad y despilfarro. Para él, la burocracia es la forma organizativa moderna por
excelencia y, como tal, constituye un enorme paso con respecto a las pre-modernas (tales como el
clientelismo, parasitismo o la venta de puestos).
La burocracia ideal debería funcionar con jerarquías rígidas y explícitas, con objetivos claros y
específicos para cada uno de sus miembros, con una estricta separación de los bienes y roles entre
la organización y en la vida privada, con ascensos y promociones basados solamente en criterios
de idoneidad. Debería ser como una máquina perfecta, compuesta de miles de pequeños y
aceitados engranajes entrelazados, en donde todo está previsto, nada librado al azar.
Pero Weber no es un admirador ciego de esta lógica de la racionalidad extrema. Sus páginas más
dramáticas, más personales, más profundas, están dedicadas a recalcar el alto precio que hemos
pagado, a cambio de los beneficios de la sociedad racionalista. Vivimos en un mundo artificial,
entregado cada vez más a la especialidad y la rutina. Somos meros engranajes de una máquina
que no conocemos y que amenaza escapar a nuestro control. Weber utilizó una metáfora de
enorme fuerza: somos prisioneros de la jaula de hierro de la burocracia.
Se ha dicho que Weber es un racionalista que estudia una civilización cuya excesiva racionalidad la
conduce hacia el callejón sin salida de la irracionalidad. Su pregunta dramática es cómo resguardar
algo de libertad frente a esta tendencia hacia la burocratización total.
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Ventajas de la burocracia:
· Racionalidad.
· Precisión en el trabajo.
· Rapidez en las decisiones.
· Uniformidad de rutinas y procesos.
· Continuidad de la organización, más allá de las personas.
· Reducción de fricciones personales.
· Unidad de dirección.
· Disciplina y orden.
· Confiabilidad por la previsibilidad de circunstancias.
· Posibilidad de hacer carrera profesional dentro de la empresa.
· Eficiencia y productividad
· Competitividad.
Weber estudia las formas de orden social y de dominio. Este es el contexto, el análisis sociológico
de las formas de dominio, en que Weber investiga la burocracia. Este análisis se vincula a la
sociología del derecho, a la de la religión y se realiza en el marco de un estudio global de las
relaciones entre Estado, Economía y Sociedad.
Su análisis forma pues parte de su sociología de las formas de dominio. Weber estudia
el cambio histórico desde el orden feudal al de las clases sociales y del Estado constitucional con
sus características de racionalidad moderna y ordenación burocrática de los organismos claves en
el todo social.
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El fundamento para poder forzar una aceptación, una vigencia de un orden, es el Poder. En
la definición de Weber, Poder es toda oportunidad para, dentro de una relación social, imponer la
propia voluntad aun contra la resistencia de la voluntad del otro.
dominio o autoridad son para Weber conceptos más precisos: implican la oportunidad de que una
determinada orden o mandato encuentre obediencia en la persona o grupo que la recibe. Es decir,
debe existir alguien que logra actualmente que otros obedezcan a sus mandatos.
Weber distingue tres tipos puros de dominio:
Dominio carismático: Se apoya en una entrega de la persona a quien considera líder absoluto que
rompe lo cotidiano y ordinario, rindiéndose a la fuerza (personalizada, encarnada en el líder) de
santidad o heroísmo que se interpreta posee una persona así como a los órdenes que ésta ha
revelado o creado. Al dirigente o lider considerado carismático se le obedece en virtud de una
confianza personal en lo revelado, en lo heroico o en lo ejemplar dentro de un determinado
ámbito.
Dominio tradicional: se apoya en la fe cotidiana en la santidad de las tradiciones y en la legitimidad
de los que han sido llamados a poseer autoridad dentro de los ordenamientos tradicionales. Se
cree en la rectitud absoluta de la forma tradicional de hacer las cosas. La obediencia se presta a la
persona del llamado a desempeñar dicha autoridad tradicional, al señor vinculado a la tradición,
en virtud de la piedad hacia lo acostumbrado, y el poder del señor tradicional le viene por
mecanismos como la herencia.
Dominio legal: donde la vigencia de la legitimidad tiene carácter racional, y se apoya en la fe en
la legalidad de los órdenes establecidos y del derecho a dar órdenes en los llamados al ejercicio del
dominio. Se presta la obediencia al orden establecido legalmente, de forma impersonal, por
ejemplo en un código legal o por un conjunto de normativas, y a sus representantes sólo en
cuanto sus órdenes se apoyan en tal legalidad. Las leyes o normas establecidas delimitan qué tipo
de autoridad puede ejercer el gobernante.
El concepto de Estado
El concepto de Estado difiere según los autores,2 pero algunos de ellos definen el Estado como el
conjunto de instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas que
regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio determinado. Max
Weber, en 1919, define el Estado moderno como una "asociación de dominación con carácter
institucional que ha tratado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia física
legítima como medio de dominación y que, con este fin, ha reunido todos los medios materiales
en manos de sus dirigentes y ha expropiado a todos los seres humanos que antes disponían de
ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas”.3 Por ello se hallan
dentro del Estado instituciones tales como las fuerzas armadas, la administración pública, los
tribunales y la policía, asumiendo pues el Estado las funciones de defensa, gobernación, justicia,
seguridad y otras, como las relaciones exteriores.
Una larga tradición ha opuesto la obra de Weber a la de Marx sugiriendo que la del primero puede
leerse como una refutación de la del segundo en cada uno de sus puntos. Weber, debido a la
vastedad de su obra, es un antiMarx, el Marx de la burguesía. Según esta visión, para Weber las
ideas y los valores de los individuos generan comportamientos económicos (concretamente, la
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emergencia del capitalismo), mientras que para Marx son las estructuras económicas las que
generan las formas de pensamiento.
Esto parece una simplificación excesiva: Marx reconoció que el Estado o la religión podían jugar un
papel autónomo y Weber no era un idealista irredimible. Nunca negó que el interés económico es
central en la vida. Parecería, más ajustadamente, que Weber dialoga críticamente con el marxismo
de la socialdemocracia alemana de su momento, de tendencia marcadamente economicista.
Tampoco el socialismo el parecía una solución a los peligros de la modernidad capitalista. Si
racionalidad y burocratización extrema e impersonal eran una realidad bajo el capitalismo, mal
podría ser el socialismo una solución. El socialismo de los socialdemócratas alemanes no
significaría en esto ningún cambio sustantivo: es apenas una variante más de esa burocratización,
incluso agravada por la planificación y centralización de la vida económica.
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UNIDAD 2
PRIVATIZACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO
Un reportero del diario The Guardian, Paul Lewis, es el último de una larga lista de presuntos
sinvergüenzas detenidos y cuestionados después de extraviarse en un terreno privado. La policía
detuvo y cacheó a Lewis al amparo de la sección 44 de la Ley sobre Terrorismo por haber tomado
fotografías del Gherkin de Norman Foster, uno de los edificios más emblemáticos de Londres. Este
control y vigilancia de actividades inocentes, que no requiere necesariamente leyes antiterroristas,
está ocurriendo por todas partes en el país debido al aumento de propiedades privadas y del
control privado de las ciudades. Liverpool One, que abarca 34 calles en el corazón de Liverpool, es
propiedad de la compañía del Duque de Westminster, Grosvenor, que tiene el usufructo de todo
el lugar, incluidas las calles y los espacios públicos, desde el consejo por 250 años. Partes de Bristol
y de Leicester, y de la que promete tener el mayor desarrollo, Stratford City en Londres,
pertenecen y están dirigidas por compañías de propiedad inmobiliaria. Con sus 170 acres,
Stratford City –uno de los lugares más importantes para los Juegos olímpicos de 2012- será una
ciudad privada dentro de una ciudad. Los políticos y los promotores inmobiliarios señalan que a la
gente le gustan esos lugares y que se concentran allí para comprar. Pero también plantean un
desafío para la vida pública, la cultura y la democracia que se ha asumido en las ciudades inglesas
en los últimos 150 años.
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pueden ser los primeros en darse cuenta, pero no son los únicos perjudicados. Pero a medida que
la gente empiece a ver las consecuencias de estos enclaves, ¿se podrá hacer algo para invertir la
tendencia? Las nuevas ideas están a nuestro alcance. Resulta irónico que la sede del Greater
London Authority, esto es, la sede del gobierno democrático en Londres, se encuentra en More
London, otro enclave vigilado y de propiedad privada. Sin embargo, el mes pasado el alcalde Boris
Johnson manifestó oficialmente su oposición al control privado de las calles y de los espacios
públicos. El alcalde tiene importantes poderes de planificación, y puede ordenar a los distritos
municipales que no otorguen permisos para nuevos planes que no tengan en cuenta estos
criterios. Dado que virtualmente todo nuevo desarrollo está permitiendo que el control de las
calles pase a manos privadas, se trata de una política significativa.
En este artículo quisiera detenerme en dos temas, el primer es de carácter específico, acerca de
los riesgos que conlleva este estilo de vida en términos de formas de socialización; el segundo, es
de carácter general, acerca de la (im)posibilidad de una gestión reflexiva de estos riesgos.
Es sabido que los countries y los barrios privados encontraron su impulso mayor en un contexto de
notorio aumento de las desigualdades sociales: frente a la deserción del Estado y el vaciamiento
de las instituciones públicas, se desarrollaron formas privatizadas de la seguridad y de la
integración social, que marcaron nuevas y rotundas formas de diferenciación entre los
“ganadores” y los “perdedores” del modelo neoliberal, tanto respecto de los estilos residenciales
como en las formas de socialización. Así, el cerramiento y la vigilancia del predio permitió la
adopción de un estilo de vida, de más en más estandarizado por la oferta inmobiliaria, centrado en
el contacto con el verde, donde no falta la onda light combinada con las referencias “new age”.
Por otro lado, este nuevo estilo de vida apuntó al despliegue de un modelo de socialización que
favoreció la libertad de los chicos “puertas adentro”, en lo que podemos denominar un modelo de
“autonomía protegida” . Este modelo de socialización presenta una doble faz: por un lado, permite
el desarrollo de una libertad más precoz, que es valorado por sus consecuencias inmediatas: los
padres se ven liberados de ciertas obligaciones tradicionales que acompaña la tarea de la crianza y
educación de los niños; éstos, a su vez disfrutan de grandes márgenes de libertad y expansión
lúdica en un contexto de sociabilidad barrial homogénea.
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Por otro lado, el modelo de socialización se desliza con relativa facilidad a situaciones inéditas, en
las cuáles se combinan la desmedida y precoz libertad de movimiento de los niños dentro del
predio, con el escaso control familiar, lo cual tiende a producir importantes trastornos de las
conductas además de riesgos de accidentes. La aparición del vandalismo infantil aparece así como
uno de los corolarios más notorios de este nuevo estilo de vida. Cierto es que la problemática no
es nueva, pues la existencia de episodios reiterados de vandalismo aparece muy asociado la
historia de los countries más antiguos. Tal es así que casi no existe uno de ellos que no pueda
aportar alguna historia de vidrios rotos, viviendas dañadas y muebles arrojados a la piscina.
Inclusive están aquellos que han tenido que confrontar verdaderos problemas de drogadicción.
Así, en el relato de estas historias convergen siempre exceso de libertad con abandono familiar.
Pero hasta aquí sólo se trataba de adolescentes. Ahora lo novedoso es la precocidad y la virulencia
con la cual se vienen manifestando estas conductas en niños que hoy tienen entre 9 y 13 años,
que circulan a cualquier hora y libremente por el espacio protegido. En algunos de los countries
más recientes y elitistas de la zona de Pilar circulan historias de destrozos y ensañamiento
infantiles para con la propiedad. Fue el SaintGeorge´s Village, uno de los countries más exclusivos
del noroeste, quien tuvo el privilegio de inaugurar este nuevo fenómeno, con doce actos
vandálicos realizados en casas recién terminadas y a punto de estrenar, todo ello en un solo mes,
durante el año 1999.
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que la dinámica de las “gated communities” (comunidades cerradas) debe ser entendida como un
modo en el cual nuestra sociedad, y especialmente, las clases medias altas y altas, tienden a tratar
la cuestión del “riesgo”: suerte de gestión reflexiva que haría una evaluación equilibrada entre
riesgos y oportunidades.
Sin embargo, una cuestión que llamó nuestra atención en el transcurso de la investigación que
quedó plasmada en el libro Los que ganaron. La vida en los countries y en los barrios privados
(2001), fue el pragmatismo que exhibían con total naturalidad nuestros entrevistados,
especialmente a la hora de realizar una primera evaluación de las consecuencias del nuevo estilo
de vida. Por lo general, los beneficios u oportunidades eran evaluados en el corto plazo (la
libertad, el contacto con el verde, la seguridad), mientras que los nuevos riesgos (por ejemplo,
respecto de la educación de los hijos y la relación con la sociedad “abierta”) aparecían diluidos en
una suerte de temporalidad indefinida, esto es, en el horizonte de un inasible e impensable
mediano y largo plazo.
Este diagnóstico nos llevó a considerar seriamente la hipótesis de Richard Sennett, desarrollada en
un excelente libro, La corrosión del carácter (: 2000), en donde afirma que cualquier pretensión de
gestión reflexiva y planificada de la vida moderna se estrella contra las características que posee el
nuevo modelo de acumulación flexible, cuya consigna central es, precisamente “nada a largo
plazo”. Más claro, si la incertidumbre está integrada en las prácticas del capitalismo
contemporáneo, entonces la inestabilidad emerge como algo normal.
Claro que nadie podría poner en duda que estas consecuencias aparecen agravadas en el caso
argentino. En este sentido, la actitud pragmática de los “ganadores” se halla inextricablemente
ligada al peso específico de la inestabilidad económica y laboral, la cual no puede menos que
traducirse en términos de fragilidad personal y familiar. En realidad, la correspondencia entre
comportamientos sociales y modelo socioeconómico encontró diferentes manifestaciones. En
principio, la frenética huída que los grupos altos y medios altos realizaron hacia countries y barrios
privados durante la década de los noventa (esa suerte de sobreactuación nacional de los riesgos y
las oportunidades, alimentado por publicistas, desarrolladores y agentes inmobiliarios), estaba
íntimamente asociada con la dinámica vertiginosa y radical que tuvo el modelo neoliberal en
nuestro país. Acto seguido, comenzaron a experimentarse los efectos corrosivos de esta dinámica
neoliberal en lo cotidiano, y con ello se fue obturando la posibilidad de planificar cualquier acción
o estrategia a mediano o a largo plazo. El tema no es menor, pues uno podría suponer que esta
lógica de acción cortoplazista perforó sobre todo el ethos de los “perdedores”. En realidad,
aunque en niveles diferentes, el ethos de los “ganadores” también se vio inficionado por esta
visión de corto plazo, que conduce al pragmatismo y en el límite, como afirma Sennett, a la
destrucción de la moral. La lógica del modelo neoliberal inserta la incertidumbre y la inestabilidad
en la cotidianeidad y, como tal, en el extremo, convive con la amenaza de una inversión de la
situación, que puede llegar con el próximo y tal vez no tan impredecible giro, arrojando al
individuo (y su familia) fuera de las fronteras de su mundo. De manera más gráfica, para los
habitantes de countries y barrios privados esto significa quedar del “otro lado del muro”. Esta
sospecha de que, pese a la brillante carrera, nada está “asegurado”; más aún, de lo “efímero” del
triunfo, es lo que atraviesa y va inviscerando la actitud pragmática de tantos de nuestros
entrevistados, a la hora de evaluar el futuro y sus posibilidades.
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El estallido del modelo de convertibilidad, al final del año 2001, nos enfrentó a varias
consecuencias. Una de ellas es el reconocimiento que, dada la fragilidad de ciertas posiciones,
algunos de “los que ganaron” ya perdieron. Con esto queremos referirnos a algunos sectores de
clase media alta profesional, muy competitiva, cuyo acceso a la vida country fue posible gracias a
los altos ingresos y no precisamente en virtud de la posesión de capital económico (algo así
sucedió tempranamente con los empresarios ligados a las nuevas tecnologías de la comunicación),
así como también a aquellos sectores de clase media profesional cuyo acceso fue garantizado por
el crédito fácil y el empleo estable.
Como ya había sucedido con otros grupos menos beneficiados de las clases medias, éstos se
vieron afectados por la profunda recesión, y más recientemente por las restricciones económicas y
financieras que en diciembre de 2001 anunciaron el colapso final del modelo de convertibilidad.
Para parte de estos sectores y a mediano plazo, el alto costo del “estilo de vida country” (escuelas
privadas, mantenimiento de dos autos, expensas) puede tornarse insostenible. Pero para las clases
altas y medias altas consolidadas, la opción es otra: si la vida en el country se torna difícil, no tiene
mucho que ver con una cuestión de costos económicos, sino más bien con el aumento de la
inseguridad y la exacerbación del sentimiento de vulnerabilidad, en un contexto de altísima
descomposición social. Para ellos, la opción que se plantea, insistimos, no es la de dejar el country
o el barrio privado para volver a la sociedad abierta y sus enemigos. El camino más usual es la
elección de otro destino, más tranquilo y menos pavoroso del que ofrecen estas tierras.
La fragmentación social
Hoy en día es necesario repensar la mutación estructural que reconfigura la sociedad argentina
menos en términos de proceso (como en los ´90) y más en términos de producto. Debemos
entender que sobre las crecientes desigualdades sociales, culturales, económicas, hoy se dibuja
claramente una nueva sociedad en cuyo interior coexisten numerosas y disímiles sociedades,
caracterizadas por diferentes niveles de (auto)regulación y recursos muy desiguales, de acuerdo al
fragmento social al que hagamos referencia. Es desde esta perspectiva que los barrios privados y
countries adquieren su verdadera dimensión, pues su expansión vertiginosa ilustra de manera
paradigmática (y radical) el estallido de un modelo de integración social y el pasaje a un modelo
centrado en la fragmentación socioespacial.
Más aun, en Argentina, los countries y los barrios privados, en su nueva modalidad neoliberal, no
sólo llegaron para quedarse, sino que fueron un anticipo, una muestra, una suerte de ilustración
de lo que vendría: un fragmento que contiene en sí mismo su propia lógica de acción y
representación, su propio universo simbólico y cultural, sus específicos espacios de sociabilidad,
en fin, visto desde “los que ganaron”, sus cada vez más exacerbados mecanismos de regulación
frente a la descomposición social.
Se pinchó la burbuja.
Por Mariana Carbajal
Prometían un paraíso de puertas abiertas donde las bicis quedaban en el pasto. Pero una seguidilla de asaltos
demuestra que la seguridad perfecta fue un sueño imposible. Los robos entre vecinos, las requisas a empleados y el
fracaso de la vigilancia electrónica.
Se promocionaron y vendieron como una alternativa a la creciente violencia urbana. Poder vivir
“con todo abierto”, sin preocuparse por cerrar el auto o guardar las bicis de los chicos al
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anochecer fueron parte de las promesas del marketing inmobiliario. Pero los asaltos que se vienen
replicando en distintos countries del conurbano –sólo en la última semana se conocieron tres–
parecen resquebrajar aquella imagen idílica, de paraíso familiar, y confirmar que la inseguridad se
coló muros adentro. Robos internos, requisas al personal doméstico, sospechas sobre los
vigiladores privados y medidas de seguridad cada vez más sofisticadas –que no alcanzan– surgen
como la cara más oscura de los barrios con candados.
“Así como en los ’90 se ensalzaba a las urbanizaciones cerradas como el símbolo del éxito y del
progreso, asociado a una clase que ascendió económicamente con la convertibilidad, ahora
empiezan a aparecer los rostros menos rutilantes de estos barrios privados”, analiza Florencia
Girola, antropóloga social y estudiosa del fenómeno country.
La serie de atracos de la última semana la inauguraron tres desconocidos que en la madrugada del
lunes entraron al Barrio Hindú, un country de Don Torcuato, y se llevaron electrodomésticos de
una casa que en ese momento estaba desocupada. Habrían ingresado por un alambrado varias
veces reparado. Un vigilador que los descubrió recibió un impacto de bala en una pierna cuando
intentó detenerlos. El martes fue el turno del barrio Barrancas de San Isidro, en ese partido del
norte del conurbano bonaerense (ver aparte). El miércoles le tocó al club de campo La Tradición, a
la altura del kilómetro 41 de la Autopista del Oeste, en el partido de Moreno; el blanco fue una
vivienda que en ese momento no albergaba a sus ocupantes: los asaltantes se llevaron joyas,
alhajas, electrodomésticos y otros objetos de valor.
“Esta seguidilla de robos viene a marcar los límites de la utopía de vivir en un barrio privado”,
apunta María Carman, doctora en Antropología Social, quien ha tomado el encapsulamiento de los
countries como tema de investigación en su beca posdoctoral Conicet.
La lista de asaltos, en realidad, es más extensa e incluye, entre otros, al country San Diego, en
Moreno; a La Peregrina, en Pilar; al Boating Club de San Isidro, en Beccar; al Club de Campo Pilar
del Lago, en Pilar; Los Nuevos Ombúes, en Florencio Varela; Las Glorias, en Benavídez; el Náutico
Escobar Country Club, el country El Bosque, en Campana; el Argentino Farm Club, en Luján; el
Tortugas Country Club y el Complejo Nordelta, en el Tigre. Pero el caso más emblemático de
inseguridad intramuros es, tal vez, el asesinato de María Marta García Belsunce, ocurrido el 27 de
octubre de 2003 en el country club El Carmel. Aunque hay quienes piensan que lo mismo hubiera
sucedido ahí como en un departamento de una ciudad.
Costos:
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Algunos barrios cerrados, advierte Martín, tal vez redujeron la cantidad de vigiladores para achicar
costos. “Pero también es cierto que el country San Diego tiene de todo y también allí entraron
ladrones”, destaca Martín. Cuando dice “de todo”, se refiere a las medidas de seguridad. No
obstante, San Diego tiene como contra a la hora de hablar de seguridad su gran tamaño: más de
412 hectáreas en las que se distribuyen 645 viviendas, dos canchas de golf, 20 de tenis, seis de
polo, picadero y pista de salto para equitación, dos piletas de natación, 10 canchas de fútbol,
solariums y cuatro club houses. Además, diariamente ingresan a San Diego una mil personas, entre
empleadas domésticas, proveedores, obreros y jardineros.
Las medidas de seguridad varían notoriamente entre las múltiples urbanizaciones cerradas.
Pueden ir desde una barrera de ingreso, un cerco perimetral y vigiladores que recorren el predio
cada hora como en el Hindú Club hasta casos como el Club de Campo Pilar del Lago, un lujoso
country de Pilar, frente al Hospital Austral, que tiene doble cerco perimetral con sensores que
activan una alarma de última generación, vigiladores que recorren el lugar en todo momento y
controlan la entrada y salida de autos y cámaras con circuito cerrado de tevé. Tanto el Hindú Club
(de sólo 10 hectáreas de extensión y unas cuarenta viviendas para nada fastuosas) como Pilar del
Lago (de 47 hectáreas, nueve hoyos de golf y hasta laguna con isla artificial) fueron blanco de
ladrones.
Sospechas:
“En los countries hay poder adquisitivo y los delincuentes piensan que tienen posibilidad de
obtener un botín. Y en algunos lugares los sistemas de seguridad están evidenciando algunas fallas
que tienen que ver, a veces, con la actuación de los propios vigiladores, y otras, con políticas del
mismo country”, indicó el viceministro de Seguridad de la provincia, Martín Arias Duval. De todas
formas, el funcionario minimizó el fenómeno: “No parece haber puntos de conexión entre los
distintos hechos ni hay un aumento considerable de casos”, indicó en diálogo con Página/12.
Más allá de la polémica de si se trata de una nueva moda delictiva o son episodios aislados, lo
cierto es que el tema está preocupando a los ocupantes de estas nuevas urbanizaciones, que
compraron la idea de la intangibilidad de murallas que los debían aislar de un exterior cada vez
más hostil. En La Peregrina está prevista una asamblea de vecinos el próximo sábado. “Se van a
analizar distintas propuestas para mejorar la seguridad. En principio, después del robo se hizo una
auditoría externa”, comentó a este diario el gerente de este exclusivo country de Pilar, Juan Carlos
Paredes.
La Peregrina fue asaltado el 7 de marzo. Fue un golpe tipo comando: ocho delincuentes hicieron
un pequeño agujero en el alambrado que da a una calle lateral del country y entraron caminando.
Un grupo copó la garita de los vigiladores y otro asaltó dos casas. Media hora después escaparon
con dos autos, dólares, electrodomésticos, armas y uniformes de custodios. Casi dos meses más
tarde fueron detenidos: eran presos con salidas transitorias.
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la hipótesis de que personal desleal podría haber dado información a alguna banda sobre los
movimientos internos del barrio.
Pero las sospechas en los robos no se reducen a obreros y jardineros: a veces también alcanzan a
los mismos vigiladores encargados de proteger la seguridad intramuros. “A pesar de las barreras
materiales que la clase media crea contra el miedo, jamás logra extinguirlo. Ahora –reflexiona la
antropóloga social Carman–, la amenaza está en el propio barrio: cada camión que entra o cada
empleado –cuya diferencia está sobremarcada, por contraste a la homogeneidad estética de los
residentes– resulta un potencial caballo de Troya.”
Marketing:
En realidad, en los countries y barrios privados clasifican los robos en tres tipos. “El robo interno,
que sucede sin que trascienda, donde los autores suelen ser adolescentes hijos de propietarios o
personal de obra o de maestranza; el robo un poco más fino, a partir de información de gente que
trabaja adentro, donde los intrusos cortan el alambrado perimetral y asaltan tres o cuatro casas
que saben que están vacías, y el robo muy planificado, como el de La Peregrina”, describe
Pugliese.
Curiosamente, los robos internos no suelen denunciarse en la comisaría de la zona. “Los countries
y barrios privados hicieron mucho marketing sobre la idea de que se podían dejar las bicis afuera,
en el jardín. Pero los pequeños robos son una constante: se han robado autoestéreos y laptops
que estaban adentro de autos. A veces son los hijos de los mismos miembros de la comisión
interna del barrio y se resuelven puertas adentro, para que no caiga el prestigio, salvo que el
vecino afectado esté muy rabioso”, describe Fabregás, urbanista y desarrollador de un barrio
cerrado de Escobar.
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La decisión de no llevar a la Justicia los casos en los que los autores de los delitos son los propios
habitantes del lugar –o sus amigos– se invierte drásticamente cuando los responsables de los
delitos son “externos” al barrio o bien personal interno contratado, como empleadas domésticas,
jardineros o custodios. Al respecto, reflexiona Carman: “La intervención policial o judicial es
justificada, entonces, no por la calidad del visitante o no del acusado, sino por la clase social a la
cual se adscribe”. Para el personal interno en muchos countries están previstas requisas
especialmente al salir de la urbanización. En algunos barrios los proveedores, empleadas
domésticas y operarios tienen una tarjeta magnética personal que deben pasar por un lector cada
vez que entran y salen del barrio y que permite mostrar rápidamente en una pantalla de
computadora sus datos y qué días están autorizados a pasar. Para Girola, antropóloga social, los
robos internos marcan que “esta supuesta comunidad de iguales solidarios se resquebraja por
todos lados”.
Tal vez el problema no sean los alambres perimetrales permeables a la delincuencia, sino el hecho
de que se haya vendido –y comprado– la ilusión de la seguridad absoluta intramuros. La realidad
ha demostrado que se trataba de una utopía o de una ilusión marketinera cocida al calor de la era
menemista.
LA POSMODERNIDAD
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que se quiere definir, porque es eso precisamente lo que falta en esta era: un sistema, una
totalidad, un orden, una unidad, en definitiva, coherencia.
Se suele dividir a la postmodernidad en tres sectores, dependiendo de su área de influencia. Como
un periodo histórico, como una actitud filosófica, o como un movimiento artístico. Histórica,
ideológica y metodológicamente diversos, comparten sin embargo un parecido de familia
centrado en la idea de que la renovación radical de las formas tradicionales en el arte, la cultura, el
pensamiento y la vida social impulsada por el proyecto modernista, fracasó en su intento de lograr
la emancipación de la humanidad, y de que un proyecto semejante es imposible o inalcanzable en
las condiciones actuales. Frente al compromiso riguroso con la innovación, el progreso y
la crítica de las vanguardias artísticas, intelectuales y sociales, al que considera una forma refinada
de teología autoritaria, el posmodernismo defiende la hibridación, la cultura popular, el
descentramiento de la autoridad intelectual y científica y la desconfianza ante los grandes relatos.
1) Antidualista: Los posmodernos aseveran que la filosofía occidental creó dualismos y así
excluyó del pensamiento ciertas perspectivas. Por otro lado, el postmodernismo valora y
promueve el pluralismo y la diversidad (más que negro contra blanco, occidente contra
oriente, hombre contra mujer). Asegura buscar los intereses de "los otros" (los marginados
y oprimidos por las ideologías modernas y las estructuras políticas y sociales que las
apoyaban).
2) Cuestiona los textos: Los post modernos también afirman que los textos -históricos,
literarios o de otro tipo- no tienen autoridad u objetividad inherente para revelar la
intención del autor, ni pueden decirnos "que sucedió en realidad". Más bien, estos textos
reflejan los prejuicios, cultura y era particulares del escritor.
3) El giro lingüístico: El posmodernismo argumenta que el lenguaje moldea nuestro
pensamiento y que no puede haber ningún pensamiento sin lenguaje. Así que el lenguaje
crea literalmente la verdad.
4) La verdad como perspectiva: Además, la verdad es cuestión de perspectiva o contexto más
que algo universal. No tenemos acceso a la realidad, a la forma en que son las cosas, sino
solamente a lo que nos parece a nosotros.
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Tras el fin de la Guerra Fría como consecuencia de las Revoluciones de 1989, teniendo como
máximo símbolo la caída del muro de Berlín (1989), se hace evidente el fin de la era polar. Esto
produce como consecuencia la cristalización de un nuevo paradigma global, cuyo máximo
exponente social, político y económico es la Globalización. El mundo posmoderno se puede
diferenciar y dividir en dos grandes realidades: La realidad histórico-social, y la realidad socio-
psicológica. A continuación daremos sus características.
Características histórico-sociales
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Características socio-psicológicas
1. Los individuos sólo quieren vivir el presente; el futuro y el pasado pierden importancia.
2. Hay una búsqueda de lo inmediato.
3. Proceso de pérdida de la personalidad individual mediante un procedimiento
contradictorio, ya que busca diferenciarse de los demás emulando modas
sociales [cita requerida].
4. La única revolución que el individuo está dispuesto a llevar a cabo es la interior.
5. Se rinde culto al cuerpo y la liberación personal.
6. Atracción por lo alternativo: arte plástico, música, cine, etc., en la búsqueda de
diferenciarse de los demás.
7. Se vuelve a lo místico como justificación de sucesos.
8. Hay una constante preocupación respecto a los grandes desastres y al fin del mundo.
9. Pérdida de fe en la razón y la ciencia, pero en contrapartida se rinde culto a la tecnología.
10. El hombre basa su existencia en el relativismo y la pluralidad de opciones, al igual que el
subjetivismo impregna la mirada de la realidad.
11. Pérdida de fe en el poder público.
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Se considera a Friedrich Wilhelm Nietzsche el primer posmoderno, pero hay intérpretes que se
remontan a ciertas actitudes posmodernas de algunos sofistas. Este artículo examinará
particularmente los precursores, pero se concentrará en la producción teórica relacionada de
manera más o menos directa con la crisis del estructuralismo en los años 1960.
Una de las interferencias de esta discusión se encuentra en que no es capaz de menguarse en
términos psíquicos, pues son el resultado de diferentes ecuaciones, pensamientos y tecnicismos
en los distintos campos de la cultura occidental. Así en el campo científico, la teoría de la
relatividad y posteriormente la física cuántica, revolucionaron la física moderna newtoniana la
forma mecanicista de interpretar el universo. Del mismo modo lo han hecho en el campo
filosófico. En la ciencia han sido muy importantes la Teoría del Caos, o la imposibilidad de predecir
hechos suficientemente futuros, y la transcripción del Principio de incertidumbre de Heisenberg,
nombre que define una de las mayores características del pensamiento posmoderno así como las
consecuencias del teorema de Bell. Lo mismo ha ocurrido en el área de la epistemología y de la
filosofía con el devenir del psicoanálisis. Aunque Freud ha sido siempre tratado como un autor
clásico en el sentido que si bien critica algunos aspectos de la cultura moderna -especialmente
en El malestar en la cultura- algunos de sus seguidores como Lyotard y Vattimo se han deslizado
hacia planteamientos posmodernos.
El filósofo italiano Gianni Vattimo define el pensamiento posmoderno con claridad: en él lo
importante no son los hechos sino sus interpretaciones. Así como el tiempo depende de la
posición relativa del observador, la certeza de un hecho no es más que eso, una verdad
relativamente interpretada y por lo mismo, incierta. El modelo determinista de la causalidad, de la
verdad de un sujeto fuerte al estilo de Hegel, Kant e incluso Marx y el planteamiento del tiempo
lineal como el de Leibniz son puestos en tela de juicio.
En la literatura el posmodernismo -no confundir con posmodernidad- provocó la fusión del
espacio y del tiempo en la narración y la percepción difusa de la realidad, así como los distintos
puntos de vista del o de los narradores, junto a la simultaneidad de los géneros, especialmente en
la novela, llevó a la ruptura de las técnicas clásicas, abolidas por una absoluta libertad tanto en
estilo, forma y fondo. La literatura de imágenes donde la realidad y la ficción comparten el mismo
espacio-tiempo se asemeja a la cinematografía, donde los dibujos animados comparten los
mismos lugares y la misma vida que los actores de carne y hueso.
La posmodernidad, por más polifácetica que parezca, no significa una ética de carencia de valores
en el sentido moral, pues precisamente su mayor influencia se manifiesta en el actual relativismo
cultural y en la creencia de que nada es totalmente malo ni absolutamente bueno. La moral
posmoderna es una moral que cuestiona el cinismo religioso predominante en la cultura
occidental y hace hincapié en una ética basada en la intencionalidad de los actos y la comprensión
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inter y transcultural de corte secular de los mismos. Es una nueva forma de ver la estética, un
nuevo orden de interpretar valores, una nueva forma de relacionarse, intermediadas muchas
veces por los factores posindustriales; todas éstas y muchas otras son características de este modo
de pensar.
Los pensadores más destacados de las corrientes posmodernas son Gilles Deleuze, Jean
Baudrillard, Jean-François Lyotard, Jacques Lacan, Michel Foucault, Gianni Vattimo,Jacques
Derrida, Gilles Lipovetsky, Slavoj Zizek, Alain Badiou, Durkheim (padre de la
teoría Funcionalista), Bernstein, Bourdieu, entre otros.
Arquitectura
La arquitectura postmoderna se desarrollará en torno a los años 60-80, desechando los valores y
lenguajes del Movimiento Moderno y postulando unos nuevos órdenes basados en la
recuperación y transformación deliberada y banal de los órdenes clásicos.
Se conoce como arquitectura posmoderna a una tendencia arquitectónica que se inicia en los años
1950, y comienza a ser un movimiento a partir de los años 1970, continuando su influencia hasta
nuestros días. El posmodernismo se dice que está anunciado por el regreso de "el ingenio, el
ornamento y la referencia" de la arquitectura, en respuesta al formalismo causado por el Estilo
Internacional del movimiento moderno. Al igual que con muchos movimientos culturales, algunas
de las ideas más pronunciadas y visibles del posmodernismo se pueden ver en la arquitectura. Las
formas y espacios funcionales y formalizados del estilo moderno se sustituyen por
diversas estéticas: los estilos colisionan, la forma se adopta por sí misma y abundan las nuevas
formas de ver estilos familiares y espacios. Quizás siendo lo más obvio, los arquitectos
redescubrieron el valor expresivo y simbólico de los elementos arquitectónicos y las formas que se
habían desarrollado través de siglos de construcción, que habían sido abandonados por el estilo
moderno.
Ejemplos de influencias a gran escala en la arquitectura posmoderna son el Edificio
Portland de Michael Graves en Portland (Oregón), y el Edificio Sony (originalmente Edificio AT&T )
de Philip Johnson, en la Ciudad de Nueva York, que toman prestados elementos y referencias del
pasado y vuelven a introducir el color y el simbolismo de la arquitectura.
La arquitectura posmoderna también es definida como "neoecléctica" donde la referencia y el
ornamento han vuelto a la fachada, en sustitución de los estilos agresivos modernos sin
ornamentos. Este eclecticismo se combina frecuentemente con el uso de ángulos no ortogonales y
superficies inusuales. Las más destacadas en estos aspectos son la Nueva Galería Estatal de
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Stuttgart de James Stirling y la Piazza d'Italia de Charles Willard Moore. El Edificio del Parlamento
de Escocia en Edimburgo también se han citado como de moda posmoderna.
Arquitectos modernos pueden considerar a los edificios posmodernos como vulgares, asociado
con una ética populista, y compartiendo los elementos del diseño de centros comerciales,
horadados por "chucherías". Arquitectos posmodernos pueden considerar muchos edificios
modernos, como desalmados y ligeros, demasiado simplistas y abstractos. Este contraste se
ejemplifica en la yuxtaposición de los "blancos" contra los "grises", en el que los "blancos" estaban
buscando para continuar (o revivir) la tradición moderna del purismo y la claridad, mientras que
los "grises" fueron adoptando a una visión cultural más polifacética, visto en la declaración
deRobert Venturi donde rechazaba la visión del mundo moderno del "blanco o negro" y estando a
favor del "blanco y negro y a veces, gris." La divergencia de opiniones se reduce a una diferencia
de goles: el movimiento moderno se basa en un uso mínimo y veraz del material, así como la
ausencia de ornamento, mientras que el postmodernismo es un rechazo de las normas estrictas
establecidas por los primeros modernos y busca el significado y la expresión en el uso de técnicas
de construcción, formas, y referencias estilísticas.
Una de las formas de construcción que caracteriza explícitamente a la posmodernidad es el
tradicional tejado a dos aguas, en lugar de una azotea plana ícono de la modernidad. Derramar el
agua lejos del centro del edificio, debido a la forma del techo, siempre cumplió con un objetivo
funcional en los climas lluviosos y nivales, y era una manera lógica para conseguir grandes tramos
con elementos estructurales más cortos, sin embargo, era relativamente raro en las casas
modernas. (Estos fueron, después de todo, "máquinas para vivir", según Le Corbusier, y
las máquinas no suelen tener techos a dos aguas.) Sin Embargo, las raíces modernas propias del
posmodernismo aparecen en algunos de los ejemplos notables de techos "recuperados". Por
ejemplo la Vanna Venturi House de Robert Venturi, rompe el tejado en el medio, negando la
funcionalidad de la forma, y el 1001 de la Quinta Avenida en Manhattan que anuncia una forma de
techo abuhardillado evidentemente plano, con frente falso. Otra alternativa para los techos planos
de la modernidad sería exagerar un techo tradicional para llamar la atención incluso más a esta,
como la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias de Kallmann McKinnell &
Wood en Cambridge, Massachusetts, teniendo tres niveles de techo bajo a cuatro aguas
constituyéndose uno encima de otro para una declaración enfática de refugio.
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referencias iconográficas, con gusto por lo fragmentario. Los artistas posmodernos recurren por
igual al arte clásico y al de vanguardia, incluso los movimientos artísticos inmediatamente
anteriores a ellos. Asimismo, mezclan imágenes del arte tradicional con el cómic, el grafiti,
imágenes publicitarias o de medios de comunicación de masas. También recurren a todo tipo de
técnicas artísticas, desde las tradicionales a las derivadas de las nuevas tecnologías. Todo ello lo
reinterpretan de una forma subjetiva, personal, pero de forma indiscriminada e irreflexiva, sin
pretender evocar algún tipo de concepto o enviar ningún mensaje. Asumen el arte como objeto y
como finalidad en sí mismo, no como vehículo de transmisión de una realidad cultural
circundante.
Por último, hay que remarcar que dentro del arte posmoderno hay una gran variedad estilística y
conceptual, los diversos movimientos que lo integran –y dentro de éstos los diferentes artistas,
cada uno con su sello personal– son heterodoxos y diversificados, sin carácter programático, cada
uno con distintas finalidades y muy diversas peculiaridades. Incluso dentro de la evolución
individual de cada artista. Hay notables diferencias según la geografía, sobre todo entre Europa y
Estados Unidos, donde tiene quizá un tinte más crítico y reflexivo que el arte posmoderno
europeo. Quizá por eso muchos críticos no ven un sello unívoco al arte posmoderno, sino que lo
consideran un «cajón de sastre» donde situar diversas tendencias que solo tienen en común su
oposición al proyecto moderno. Aun así, el arte posmoderno será sin duda, con ese nombre u otro
que pueda recibir en el futuro con más perspectiva histórica, el arte propio de finales del siglo XX y
principios del XXI.
Cine
Literatura
1. Desarrollo de una nueva mímesis realista, producto de la consideración del mundo como
problema ontológico (y no solamente epistemológico)
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Jean-François Lyotard: Este autor criticó la sociedad moderna por el realismo del dinero, que se
acomoda a todas las tendencias y necesidades, siempre y cuando tengan poder de compra. Criticó
los metadiscursos: idealistas, iluministas, el cristiano, el marxista y el liberal, incapaces de conducir
a la liberación. La cultura posmoderna se caracteriza por la incredulidad con respecto a
los metarrelatos, invalidados por sus efectos prácticos y actualmente no se trata de proponer un
sistema alternativo al vigente, sino de actuar en espacios muy diversos para producir cambios
concretos. El criterio actual de operatividad es tecnológico y no el juicio sobre lo verdadero y lo
justo. Defendía la pluralidad cultural y la riqueza de la diversidad.
Giannina Braschi: Radicada en Nueva York, esta poeta postmoderna es conocida por su fantasía
urbana y sus renovaciones lingüísticas y estructurales que rompen las barreras entre ficción,
poesía, y drama. Su obra, escrita en tres idiomas—español, spanglish, e inglés—expresa el proceso
cultural de tantos hispanos que han emigrado a los Estados Unidos—y explora las opciones
políticas de Puerto Rico—nación, colonia, y estado. Es la autora de la celebrada novela bilingüe
"Yo-Yo Boing!" y del clásico postmoderno “El imperio de los sueños”. En su nuevo libro, escrito en
inglés, “United States of Banana”, Braschi dramatiza la caída del imperio estadounidense,
declarando la independencia de Puerto Rico y otorgando pasaportes estadounidenses a todos los
ciudadanos latinoamericanos.
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Andreas Huyssen: Para este autor, existe una relación entre modernismo estético y
el posestructuralismo (que es una variante de modernismo confiado en su rechazo de la
representación y la realidad en su negación del sujeto, la historia, etc.) Este autor defiende que la
cultura posmoderna debería ser captada en sus logros y sus pérdidas, en sus promesas y
perversiones e intenta defender con sus obras (Dialecta Escondida, Guía de la Posmodernidad...)
que si las vanguardias intentaron cambiar el mundo, más lo hizo la tecnología, la industria cultural.
El surgimiento de la cultura posmoderna se debió a las nuevas tecnologías que se apoyan en el
lenguaje: los medios de comunicación y la cultura de la imagen. Según Lyotard, las tecnologías
comunicativas han producido una sociedad de la información.
Gianni Vattimo: Para Vattimo, hemos entrado en la posmodernidad, una especie de ‘babel
informativa’, donde la comunicación y los medios adquieren un carácter central. La
posmodernidad marca la superación de la modernidad dirigida por las concepciones unívocas de
los modelos cerrados, de las grandes verdades, de fundamentos consistentes, de la historia como
huella unitaria del acontecer. La posmodernidad abre el camino, según Vattimo, a la tolerancia, a
la diversidad. Es el paso del pensamiento fuerte, metafísico, de las cosmovisiones filosóficas bien
perfiladas, de las creencias verdaderas, al pensamiento débil, a una modalidad de nihilismo débil,
a un pasar despreocupado y, por consiguiente, alejado de la acritud existencial. Para Vattimo, las
ideas de la posmodernidad y del pensamiento débil están estrechamente relacionadas con el
desarrollo del escenario multimedia, con la toma de posición mediática en el nuevo esquema de
valores y relaciones. Con base en el trabajo de ese autor se han realizado múltiples trabajos en la
teoría de los medios de comunicación en la posmodernidad.
Rosa María Rodríguez Magda: Para esta autora, si la posmodernidad postulaba el fin de los
Grandes Relatos, ahora habríamos entrado en una nueva etapa que denominaTransmodernidad,
caracterizada por la aparición de un nuevo Gran Relato: la globalización. Este paradigma debe
recuperar los retos de la Modernidad, asumiendo las críticas posmodernas. Su teoría se inscribe en
la línea de las aportaciones realizadas por Baudrillard, Bauman y Zizek.
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Los defensores de la posmodernidad sostienen que los pensadores sociales clásicos se inspiraban
en la idea de que la historia tiene forma –es decir, que va hacia algún sitio y que conduce al
progreso- y que ahora esa concepción se ha venido abajo. No hay ya “grandes narraciones” o
metanarraciones –concepciones totales de la historia- que tengan sentido. No sólo no existe una
idea de progreso general que puede defenderse, sino que tampoco hay algo que pueda llamarse
historia. El mundo posmoderno no está destinado a ser socialista, tal como esperaba Marx, sino
que está dominado por unos medios de comunicación que “nos sacan” de nuestro pasado. La
sociedad posmoderna es muy plural y diversa. Las imágenes circulan por el globo en incontables
películas, vídeos, y programas de televisión. Entramos en contacto con muchas ideas y valores que
apenas tienen relación con la historia de las áreas en las que vivimos y, realmente, tampoco con
nuestra propia trayectoria personal. Todo parece estar fluyendo constantemente. Como afirman
un grupo de autores:
“Nuestro mundo se está reconstruyendo. La producción en serie, el consumo a gran escala, la gran
ciudad, el Estado omnipresente, la desconcentración de la propiedad inmobiliaria y el Estado –
nación están en declive; la flexibilidad, la diversidad, la diferenciación, la movilidad, la
comunicación, la descentralización y la internacionalización están en auge. En el proceso, se están
transformando nuestra propia identidad, nuestra idea del yo, nuestra propia subjetividad. Nos
encontramos en la transición a nueva era”
Jean Baudrillard
Uno de los teóricos más importantes de las posmodernidad es el autor francés Jean Baudrillard,
quien sostiene que los medios de comunicación electrónicos han destruido nuestra relación con el
pasado y han creado un mundo caótico y vacío. En sus primeros años, Baudrillard estaba muy
influenciado por el marxismo. Sin embargo, señala que la expansión de las comunicaciones
electrónicas y de los medios de comunicación ha dado la vuelta a ese teorema marxista según el
cual las fuerzas económicas conforman la sociedad. Por el contrario, la vida social está influida,
primordialmente, por signos e imágenes, Aquí Baudrillard se apoya en el estructuralismo,
retomando una idea planteada por Saussure: los significados los crean más las conexiones
existentes entre las palabras que la realidad exterior.
En una época dominada por los medios de comunicación, sostiene Baudrillard, el significado se
crea mediante un flujo de imágenes, como ocurre con los programas de televisión. Gran parte de
nuestro mundo se ha convertido en una especie de universo de pega en el que respondemos a
imágenes mediáticas más que a personas o lugares reales. Así, cuando en 1997 murió Diana, la
princesa de Gales, se produjo en todo el mundo, no sólo en Gran Bretaña, una explosión de dolor.
Sin embargo, ¿acaso la gente lamentaba la pérdida de una persona real? Baudrillard diría que no.
Para la mayoría de la gente, la princesa Diana sólo existía en los medios de comunicación. Tal
como la gente experimentó su muerte, ésta se parecía más a un acontecimiento de un serial
televisivo que a un suceso real. Baudrillard habla de la “disolución de la vida dentro de la
televisión”.
Michel Foucault
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Jürgen Habermas
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Habermas reconoce que muchas de las ideas de Marx se han quedado obsoletas y busca en Weber
otras alternativas. Sin embargo, también señala que hay que mantener algunos de los principios
básicos que inspiraban al marxismo. No hay alternativa al capitalismo, ni debe haberla, ya que es
un sistema que ha demostrado su capacidad para producir una enorme riqueza. No obstante,
algunos de los problemas fundamentales que Marx identificó en la economía capitalista – como la
tendencia a las depresiones o crisis económicas – siguen estando ahí. Necesitamos instaurar
nuestro control sobre procesos económicos que ahora nos controlan más que no nosotros a ellos.
Según las propuestas de Habermas, una de las formas principales de lograr ese mayor control es
mediante la recuperación de lo que él llama “esfera pública”, que, en esencia, es el marco de la
democracia. Habermas señala que los procedimientos democráticos tradicionales – los
parlamentos y los partidos – no nos proporcionan bases suficientes para la toma de decisiones
colectivas. Podemos renovar la esfera pública reformando los procedimientos democráticos e
impulsando una participación más coherente de los órganos comunitarios y de otros grupos
locales. Los medios de comunicación actuales sí producen algunas de las consecuencias señaladas
por Baudrillard y otros autores. Sin embargo, también pueden tener una participación
fundamental en el fomento de la democracia. Por ejemplo, cuando la televisión y los periódicos
están dominados por intereses comerciales, no proporcionan centros democráticos de discusión.
Sin embargo, la televisión y la radio públicas, junto a internet, ofrecen muchas posibilidades para
el desarrollo de un diálogo y un debate de carácter abierto.
Ulrich Beck
Beck también rechaza pertenecer al pensamiento posmoderno. En vez de vivir en un mundo que
está “más allá de la modernidad”, estamos entrando en una fase de lo que él denomina “la
segunda modernidad”, en la que las instituciones modernas se están haciendo más globales,
mientras que la vida cotidiana se libera del control de las tradiciones y de las costumbres. La vieja
sociedad industrial desaparece para ser sustituida por una “sociedad del riesgo”. Lo que los
posmodernos consideran el caos o la ausencia de pautas para Beck es riesgo o incertidumbre. La
gestión del riesgo es el rasgo principal del orden global.
El riesgo se convierte en algo esencial por varias razones. Al desarrollarse la ciencia y la tecnología
se crean nuevas situaciones de riesgo, diferentes de las de épocas anteriores. Es evidente que la
ciencia y la tecnología nos proporcionan muchos beneficios, pero crean riesgos difíciles de calibrar.
En este sentido, nadie sabe con exactitud, por ejemplo, cuáles son los riesgos que conlleva la
producción de alimentos genéticamente modificados.
En la vida cotidiana también hay muchas decisiones que se ven imbuidas de riesgos. En realidad, el
riesgo y las relaciones de género están estrechamente relacionados. Muchas nuevas
incertidumbres han entrado a formar parte de las relaciones entre los sexos. Tomemos por
ejemplo el ámbito del amor y del matrimonio. Hace una generación, en las sociedades
desarrolladas, el matrimonio era un proceso bastante sencillo de transición vital: se pasaba de no
estar casado a estarlo, presuponiendo que esta situación era bastante permanente. Hoy en día,
muchas personas cohabitan sin casarse, y los índices de divorcio son elevados. Cualquiera que
contemple el establecimiento de una relación con otra persona debe tener en cuenta estos
elementos y, por lo tanto, ha de calcular los riesgos que conlleva. El individuo debe calibrar las
posibilidades que tiene de garantizar su propia felicidad y seguridad en este contexto incierto.
Beck no está diciendo que el mundo contemporáneo sea más arriesgado que el de épocas
anteriores, sino que está cambiando el carácter de los riesgos que debemos afrontar. En la
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actualidad, el riesgo procede menos de peligros naturales que de las incertidumbres creadas por
nuestro propio desarrollo social y por el de la ciencia y la tecnología.
Beck está de acuerdo con Habermas en que la nueva sociedad no anuncia el fin de los intentos de
reforma social y política, sino que, más bien al contrario, en ella surgen nuevas formas de
activismo. Se observa la aparición de un nuevo ámbito que Beck denomina “subpolítico”, en el que
se desarrollan las actividades de grupos y organismos – ecologistas, de consumidores o de defensa
de los derechos humanos – que operan fuera de los mecanismos formales de la política
democrática. La responsabilidad de la gestión del riesgo no debe dejarse únicamente en manos de
los políticos o de los científicos: hay que incorporar a otros grupos de ciudadanos. Sin embargo, los
grupos y movimientos que se desarrollan en el ámbito de la subpolítica pueden tener una gran
influencia sobre los mecanismos políticos tradicionales. Por ejemplo, la responsabilidad de
defender el medio ambiente, que antes sólo era competencia de militantes ecologistas, ahora ha
entrado a formar parte del marco político convencional.
Manuel Castells
Al principio de su carrera académica Castells era marxista. Como experto en asuntos urbanos,
pretendía aplicar las ideas de Marx al estudio de las ciudades. Sin embargo, en los últimos años se
ha apartado del marxismo. Al igual que Baudrillard, se ha centrado en el impacto de los medios de
comunicación y de las tecnologías de la información. Castells sostiene que la sociedad de la
información se define por el ascenso de las redes y la aparición de una economía red. Este nuevo
modelo económico, que depende de las conexiones aportadas por las comunicaciones globales, es
sin duda capitalista. Sin embargo, hoy en día, la economía y la sociedad capitalista son bastante
diferentes de lo que eran antes. La expansión del capitalismo ya no se basa fundamentalmente,
como creía Marx, en la clase obrera o en la manufactura de bienes materiales. Por el contrario, las
bases de la producción son las telecomunicaciones y los ordenadores.
Castells no incide mucho en la influencia que tienen estos procesos en las relaciones de género.
Sin Embargo, sí se ocupa bastante de sus consecuencias para la identidad y la vida cotidiana. En la
sociedad red la identidad personal se convierte en algo bastante abierto. Ya no tomamos nuestra
identidad del pasado; tenemos que conformarla activamente en nuestras interacciones con los
demás. Esto afecta directamente a la familia y también, de un modo más general, a la estructura
de las identidades masculina y femenina. Los hombres y las mujeres ya no toman sus identidades
de los roles tradicionales. En este sentido, el “lugar” de la mujer solía ser la casa, mientras que el
del hombre era “trabajar afuera”. En la actualidad, esta división se ha venido abajo.
Para Castells, la nueva economía global es un “autómata”: al igual que Habermas, piensa que ya
no controlamos del todo el mundo que hemos creado. En este sentido, las afirmaciones de Castells
se hacen eco de las realizadas hace un siglo por Max Weber, para quien el aumento de la
burocracia nos encarcelaría a todos en una “jaula de hierro”. En palabras de Castells, “esa
pesadilla de la humanidad en la que vemos a nuestras máquinas hacerse con el control del mundo
parece estar a punto de hacerse realidad, no a través de robots que eliminan empleos o de
gobiernos informáticos que controlan nuestra vida de forma policial, sino como sistemas
electrónicos que realizan transacciones financieras.
Sin embargo, Castells no ha olvidado por completo sus raíces marxistas. Piensa que puede ser
posible recuperar un control más efectivo del mercado global, no mediante ninguna revolución,
sino a través de los esfuerzos colectivos de unas organizaciones internacionales y de unos países a
los que les viene bien regular el capitalismo internacional. Castells concluye que, con frecuencia,
las tecnologías de la información pueden servir para dar poder a las comunidades locales y para
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renovarlas. Cita como ejemplo el caso de Finlandia, la sociedad de la información más desarrollada
del mundo. Todos los colegios del país están conectados a internet, y la mayoría de la población
tiene conocimientos informáticos. Al mismo tiempo, Finlandia mantiene un consolidado y eficiente
Estado de bienestar, que ha sido remodelado para responder a las necesidades de la nueva
economía.
Anthony Giddens
En mis propias obras también a bordo de forma teórica los cambios que están teniendo lugar en el
mundo actual. Vivimos en lo que denomino un mundo “que se nos escapa”, un mundo
caracterizado por nuevos riesgos e incertidumbres como los que ha diagnosticado Beck. Pero,
junto al concepto de riesgo, debemos situar el de confianza en los individuos y las instituciones.
En un mundo que se transforma con rapidez, las formas de confianza tradicionales tienden a
disolverse. La confianza en otras personas solía basarse en la comunidad local. Sin embargo, al
vivir en una sociedad más globalizada, nuestra vida se ve influida por personas a las que nunca
vemos o encontramos personalmente, y que pueden vivir al otro lado del mundo. Confianza
significa fiarse de “sistemas abstractos”, es decir, de organismos que regulan nuestros alimentos,
la purificación del agua o la eficacia del orden bancario. La confianza y el riesgo están
estrechamente imbricados. Para afrontar los riesgos que nos rodean y darles una respuesta
adecuada necesitamos confiar en estos organismos.
En mi opinión, vivir en una era de la información conlleva un incremento de la reflexividad social:
pensar y reflexionar constantemente sobre las circunstancias en las que desarrollamos nuestra
vida. Cuando las sociedades se orientaban más a la costumbre y a la tradición la gente podía hacer
las cosas de forma menos reflexiva. Para nosotros, cosas que las generaciones anteriores
simplemente daban por hechas se convierten en cuestiones sobre las que hay que decidir. Por
ejemplo, durante cientos de años no se dispuso de métodos eficientes para controlar el tamaño de
la familia. Con los modernos métodos anticonceptivos y otras tecnologías que afectan a la
reproducción, los padres no sólo pueden decidir cuántos hijos quieren tener, sino que incluso
puede elegir su sexo. Por supuesto, estas nuevas posibilidades están erizadas de problemas éticos.
No hemos perdido irremisiblemente el control sobre nuestro propio fututo. En una época global,
las naciones sin duda han perdido parte del poder que solían tener. Por ejemplo, los países tienen
menos influencia que antes sobre sus políticas económicas. Sin embargo, los gobiernos conservan
bastante poder. Si cooperan unos con otros pueden reunirse para reafirmar su influencia sobre
este mundo que se nos escapa. Los grupos que Beck señala – los organismos y movimientos que
trabajan fuera del marco político formal – puede desempeñar un papel importante. Pero no van a
sustituir a la política democrática convencional. La democracia sigue siendo crucial, porque los
grupos del ámbito de la “subpolítica” presentan demandas contrapuestas y tienen intereses
diversos. Entre ellos pueden estar, por ejemplo, quienes hagan una campaña activa para lograr
una mayor tolerancia con el aborto y los que mantienen una postura completamente opuesta. El
gobierno democrático debe evaluar estas reivindicaciones y preocupaciones diversas y tomar
postura ante ellas.
La democracia no puede limitarse a la esfera pública tal como la define Habermas. En la vida
cotidiana está surgiendo una potencia “democracia de las emociones” que tiene que ver con la
aparición de tipos de vida familiar en los que los hombres y las mujeres participan en pie de
igualdad. Prácticamente todos los tipos de familia tradicional se basaban en el dominio del
hombre sobre la mujer, algo que generalmente se consagraba por la ley. La creciente igualdad
entre los sexos no puede limitarse al derecho al voto; también debe afectar a las esferas personal
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e íntima. La democratización de la vida privada avanza hasta llegar a un punto en el que las
relaciones se basan en el respeto mutuo, la comunicación y la tolerancia.
ZYGMUNT BAUMAN
Zygmunt Bauman (Poznań, Polonia, 1925) es un sociólogo, filósofo y ensayista polaco. Es conocido
por acuñar el término, y desarrollar el concepto, de la «modernidad líquida». Junto con el también
sociólogo Alain Touraine, Bauman es ganador del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y
Humanidades 2010.
Nació en Poznan (Polonia) en una humilde familia judía. Huyendo de los nazis se trasladó a la
Unión Soviética para regresar posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista y
fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia antes de verse obligado a irse
de Polonia en1968 a causa de la política antisemita desarrollada por el
gobierno comunista después de los sucesos de marzo de 1968. Posteriormente a su purga de la
universidad de Varsovia, ha enseñado sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá.
Desde 1971 reside en Inglaterra. Es profesor en la Universidad de Leeds de ese país. Y, desde 1990,
es profesor emérito. Su obra comienza en los años 50 y se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones
tales como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la
posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza.
En Modernidad Líquida, Zygmunt Bauman explora cuáles son los atributos de la sociedad
capitalista que han permanecido en el tiempo y cuáles las características que han cambiado. El
autor busca remarcar los trazos que eran levemente visibles en las etapas tempranas de «la
acumulación» pero que se vuelven centrales en la fase tardía de la modernidad. Una de esas
características es el individualismo que marca nuestras relaciones y las torna precarias, transitorias
y volátiles. La modernidad líquida es una figura del cambio y de la transitoriedad: «los sólidos
conservan su forma y persisten en el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se
transforman constantemente: fluyen. Como la desregulación, la flexibilización o la liberalización
de los mercados».
Bauman no ofrece teorías o sistemas definitivos, se limita a describir nuestras contradicciones, las
tensiones no sólo sociales sino también existenciales que se generan cuando los humanos nos
relacionamos. La caracterización de la modernidad como un «tiempo líquido» —la expresión,
acuñada por Zygmunt Bauman —da cuenta del tránsito de una modernidad «sólida» —estable,
repetitiva— a una «líquida» —flexible, voluble— en la que los modelos y estructuras sociales ya no
perduran lo suficiente como para enraizarse y gobernar las costumbres de los ciudadanos y en el
que, sin darnos cuenta, hemos ido sufriendo transformaciones y pérdidas como el de «la duración
del mundo», vivimos bajo el imperio de la caducidad y la seducción en el que el verdadero
«Estado» es el dinero. Donde se renuncia a la memoria como condición de un tiempo post
histórico. La modernidad líquida está dominada por una inestabilidad asociada a la desaparición
de los referentes a los que anclar nuestras certezas.
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Superfluidad y desvinculación.
Bauman se vale de conceptos tan provocadores como el de «desechos humanos» para referirse a
los desempleados (parados), que hoy son considerados «gente superflua, excluida, fuera de
juego». Hace medio siglo los desempleados formaban parte de una reserva del trabajo activo que
aguardaba en la retaguardia del mundo laboral una oportunidad. Ahora, en cambio, «se habla de
excedentes, lo que significa que la gente es superflua, innecesaria, porque cuantos menos
trabajadores haya, mejor funciona la economía». Para la economía sería mejor si los
desempleados desaparecieran. Es el Estado del desperdicio, el pacto con el diablo: la decadencia
física, la muerte es una certidumbre que azota. Es mejor desvincularse rápido, los sentimientos
pueden crear dependencia. Hay que cultivar el arte de truncar las relaciones, de desconectarse, de
anticipar la decrepitud, saber cancelar los «contratos» a tiempo.
¿Quién soy? Esta pregunta sólo puede responderse hoy de un modo delirante, pero no por el
extravío de la gente, sino por la divagación infantil de los grandes intelectuales. Para Bauman la
identidad en esta sociedad de consumo se recicla. Es ondulante, espumosa, resbaladiza, acuosa,
tanto como su monótona metáfora preferida: la liquidez. No sería mejor hablar de una metáfora
de lo gaseoso. Porque lo líquido puede ser más o menos denso, más o menos pesado, pero desde
luego no es evanescente. Sería preferible pensar que somos más bien «densos» — como la imagen
de la Espuma que propone Sloterdijk para cerrar su trilogía Esferas, allí con la implosión de las
esferas— se intenta dar cuenta del carácter multifocal de la vida moderna, de los movimientos de
expansión de los sujetos que se trasladan y aglomeran hasta formar espumas donde se establecen
complejas y frágiles interrelaciones, carentes de centro y en constante movilidad expansiva o
decreciente. La imagen de la espuma es funcional para describir el actual estado de cosas,
marcado por el pluralismo de las invenciones del mundo, por la multiplicidad de micro-relatos que
interactúan de modo agitado, así como para formular una interpretación antropológico-filosófica
del individualismo moderno.
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Con ello Espumas responde a la pregunta de cuál es la naturaleza del vínculo que reúne a los
individuos, formando lo que la tradición sociológica llama «sociedad», el espacio inter-relacional
del mundo contemporáneo. Sloterdijk, como en su momento lo hiciera Bauman [en una empresa
de menor aliento que Esferas], quiere describir con su metafórica de la Espuma un agregado de
múltiples celdillas, frágiles, desiguales, aisladas, permeables, pero sin efectiva comunicación. La
esfera deja así de ser la imagen morfológica del mundo poliesférico que habitamos para dar paso a
la espuma. Fragilidad, ausencia de centro y movilidad expansiva o decreciente son las
características esta nueva estructura que mantiene una «estabilidad por liquidez», divisa
posmoderna que refleja la íntima conformación de la espuma.
Desterritorialización
Nuestras ciudades, afirma Bauman, son metrópolis del miedo, lo cual no deja de ser una paradoja,
dado que los núcleos urbanos se construyeron rodeados de murallas y fosos para protegerse de
los peligros que venían del exterior. Lo que Sloterdijk llamó «la ciudad amurallada» hoy ya no es
un refugio, sino la fuente esencial de los peligros.
Nos hemos convertidos en ciudadanos «adictos a la seguridad pero siempre inseguros de ella», lo
aceptamos como si fuera lógico, o al menos inevitable, hasta tal punto que, en opinión de
Zygmunt Bauman, contribuimos a «normalizar el estado de emergencia». El miedo es más temible
cuando es difuso, disperso, poco claro; cuando flota libre, sin vínculos, sin anclas, sin hogar ni
causa nítidos; cuando nos ronda sin ton ni son; cuando la amenaza que deberíamos temer puede
ser entrevista en todas partes, pero resulta imposible situarla en un lugar concreto. «Miedo» es el
nombre que damos a nuestra incertidumbre: a nuestra ignorancia con respecto a la amenaza y a lo
que no se puede hacer para detenerla o para combatirla.
Los temores son muchos y variados, reales e imaginarios… un ataque terrorista, las plagas, la
violencia, el desempleo, terremotos, el hambre, enfermedades, accidentes, el otro… Gentes de
muy diferentes clases sociales, sexo y edades, se sienten atrapados por sus miedos, personales,
individuales e intransferibles, pero también existen otros globales que nos afectan a todos, como
el miedo al miedo… Los miedos nos golpean uno a uno en una sucesión constante aunque azarosa,
ellos desafían nuestros esfuerzos (si es que en realidad hacemos esos esfuerzos) de engarzarlos y
seguirles la pista hasta encontrar sus raíces comunes, que es en realidad la única manera de
combatirlos cuando se vuelven irracionales. El miedo ha hecho que el humor del planeta haya
cambiado de manera casi subterránea.
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El dominio económico y militar europeo no tuvo rival los cinco últimos siglos, de manera que
Europa actuaba como punto de referencia y se permitía premiar o condenar las demás formas de
vida humana pasadas y presentes, como una suerte de corte suprema. Bastaba con ser europeo
para sentirse dueño del mundo, pero eso ya no ocurrirá más: pueblos que hace sólo medio siglo se
postraban ante Europa muestran una nueva sensación de seguridad y autoestima, así como un
crecimiento vertiginoso de la conciencia de su propio valor y una creciente ambición para obtener
y conservar un puesto destacado en este nuevo mundo multicultural, globalizado y policéntrico.
A este respecto y volviendo sobre los miedos globales, pensemos en la inestabilidad generada por
los atentados de Nueva York, allí sin duda tuvo lugar una mutación del terrorismo, el 11 de
septiembre de 2001 marca un cambio de época en la historia del miedo; así el régimen del
sabotaje y la lógica del pánico vino a ser el argumento central de la política y la base de
justificación de una política exterior norteamericana que sembraría otros miedos que nos
marcarían a fuego, como los atentados de Atocha —el 11-M.
“...Ser sujeto, es ser casi todo para sí mismo, y casi nada para el universo”.
Preguntar a la ciencia clásica por el sujeto, es invocar el “mito del sujeto” donde este no es más
que un fantasma a abolir, una sombra que no permite visualizar el mundo objetivo regido por las
leyes del positivismo y explicado desde disciplinas sociales que lo excluyen y reducen a aspectos
tangibles del ser humano. Es retomar a Descartes con su “pienso luego existo”, donde el mundo no
puede existir si no es por un sujeto que lo piense. Frente a esta dualidad surgen otros
planteamiento que reconocen la complejidad del sujeto como organización ecológica en
interdependencia con el mundo, donde sujeto objeto coexisten en una recursividad dialógica de
los individuos hacen la sociedad que hace los individuos. Es desde esta última visión que
abordamos en sujeto, es el sujeto desde el pensamiento Complejo.
Frente a la fragmentación y la exclusión del sujeto, hemos optado por pensarlo desde un
pensamiento relacional y sistémico, dialógico, recursivo y hologramático que nos permite ganar
en comprensión de lo diverso, lo contrario, lo antagónico y de las relaciones ecológicas del sujeto.
La intención es desde el pensamiento complejo plantear la lectura del sujeto. El ejercicio ha sido
doble en tanto nos obliga a descifrar principios y lógicas planteadas por este autor y a la vez
develar como es entendida la noción de sujeto desde este paradigma de la complejidad.
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Nos acompaña la esperanza de poder aportar a la comprensión del sujeto en una perspectiva
compleja; corriendo el riesgo de convertir las palabras de Morin en meras líneas, vagas y
desprovistas de su sentido, pues aun nuestro pensamiento se orienta por la reducción, la
disyunción y separación así estemos hablando de la complejidad, pensamiento este que tiene la
capacidad de unir conceptos que se rechazan entre si y que son catalogados en compartimentos
cerrados.
El pensamiento complejo
Pero es claro desde el comienzo que el pensamiento completo es imposible y lo plantea Morin
así: uno de los axiomas de la complejidad es la imposibilidad incluso teórica de una omnisciencia.
Hace suya un frase de adorno <<la totalidad no es la verdad>>. Implica el reconocimiento de un
principio de incompletud y de incertidumbre. Esto implica el reconocer las conexiones entre
eventos, entidades que nuestro pensamiento debe distinguir pero no aislar entre sí. La aspiración
del pensamiento complejo es a un saber no parcelado, no reduccionista, no segmentado, no único,
y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto del conocimiento.
Principio dialógico: principio que permite mantener la relación dual en el seno de la unidad.
No es la dialéctica, que opone, domina y excluye, sino la concepción de que la relación entre
dos nociones o aspectos de una cosa o fenómeno es a la vez concurrente, complementaria y
antagónica, dependiendo del ángulo de la mirada o el punto de vista y que resulta por tanto
ambivalente e incierta.
Recursividad Organizacional: es un proceso en el que los productos y los efectos son al mismo
tiempo causas y productores de aquello que los produce. Por ejemplo del individuo como
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Principio hologramático: el cual postula la paradoja: la parte está en el todo y el todo está
en la parte. Por ejemplo la célula parte elemental del organismo que a la vez contiene la
totalidad de la información genética de ese organismo. Este principio trasciende el
reduccionismo el cual no ve más que las partes y al holismo que no ve más que al todo.
Principio que para el caso del sujeto nos orienta que el menor punto del holograma contiene la
totalidad de la información del sujeto – como objeto representado -, no solo la parte está en el
todo, sino que el todo está en la parte.
El pensamiento complejo tiene además unos asuntos que le son característicos como lo auto-
eco- organización que significa mantener la visión ecológica en la interpretación del fenómeno
humano, es saber que podemos diferenciar el fenómeno de su entorno, no para separarlo y
concebirlo de manera aislada, sino para saber que existe y se complementan.
Para nuestro caso, la auto – eco- organización pretende que la descripción, explicación y
comprensión del sujeto se asiente en la doble implicación e inscripción de la relación dialógica
concurrente, complementaria y antagónica de la auto finalidad del sujeto, con las lógicas externas
de los entornos y su auto referencia con estas redes ecológicas.
La visión de los fenómenos como organización compleja, es herencia del pensamiento sistémico,
donde la organización liga, conecta y transforman las unidades elementales y sus relaciones,
sistemas que hacen parte de otros sistemas más amplios. Organizaciones que en su dinámica
detonan factores emergentes que más que alterar o modificar pueden transforman el sistema.
El sujeto como organización compleja hace parte de nichos ecológicos, sujetos que advienen y
devienen en el intercambio en un medio social humano, en un mundo complejo. ...No nacemos
sujetos, sino que devenimos tales y a través del juego social, en la interacción con el medio
ambiente natural y social”; sujetos que en tanto todo no pueden entenderse desde la suma de sus
partes y que en tanto el sujeto como un todo puede comprenderse desde una de sus partes
pensando dialógicamente.
Noción de sujeto
Plantear una concepción de Sujeto, desde el pensamiento complejo implica retomar las
anotaciones de Edgar Morin al ser sujeto, como algo que corresponde a la lógica misma del ser
vivo. Noción de sujeto concebida desde la “Autonomía” la cual está estrechamente ligada a la
dependencia del medio e inseparable de la auto – eco – organización.
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hace falta que esa misma cultura sea suficientemente variada, como para que podamos hacer,
nosotros mismos, la elección dentro del surtido de ideas existentes y reflexionar de manera
autónoma. Esa autonomía se nutre, por lo tanto de dependencia.
Ser sujeto no quiere decir ser consciente; no quiere tampoco decir tener afectividad, sentimientos,
aunque la subjetividad humana se desarrollo, evidentemente con afectividad, con sentimiento. Ser
sujeto es ponerse en el centro de su propio mundo, ocupar el lugar del ^Yo^. Es evidente que cada
uno de nosotros puede decir ^Yo^; todo el mundo puede decir ^Yo^, pero cada uno de nosotros no
puede decir ^Yo^ más que por si mismo. Nadie puede decirlo por otro, incluso si alguien tiene un
hermano gemelo monocigótico, que se le parezca exactamente, cada uno dirá ^Yo^ por sí mismo y
no por su gemelo. El hecho de poder decir ^yo^, de ser sujeto, es ocupar un sitio, una posición en la
cual uno se pone en el centro de su mundo para poder tratarlo y tratarse a si mismo. Eso es lo que
uno puede llamar egocentrismo. Bien entendida, la complejidad es tal que, al ponernos en el centro
de nuestro mundo, ponemos también a los nuestros: es decir, a nuestros padres, nuestros hijos,
nuestros conciudadanos, y somos incluso capaces de sacrificar nuestras vidas por los nuestros.
Nuestro egocentrismo puede hallarse englobado en una subjetividad comunitario más amplia; la
concepción de sujeto debe ser compleja.
Ser sujeto, es ser autónomo siendo, al mismo tiempo, dependiente. Es algo provisorio,
parpadeante, incierto, es ser casi todo para si mismo, y casi nada para el universo”
El sujeto no como un individuo, un átomo social, o una sumatoria de células que forman un
aparato mecánico, sino que como una UNIDAD HETEROGÉNEA, y abierta al intercambio: El sujeto,
no es una sumatoria de capacidades, propiedades o constituyente elemental, en una
ORGANIZACIÓN EMERGENTE. El sujeto solo adviene como tal en la trama relacional de la sociedad.
Por su parte Morin asume el individuo como el producto de un proceso de reproducción – el
encuentro del esperma con el óvulo – y a la vez productor en el proceso que concierne a su
progenitura. Somos producto y productores en el ciclo rotativo de la vida. Los individuos producen
la sociedad que produce los individuos.
“Definir el sujeto como una CUALIDAD FUNDAMENTAL propia del ser vivo, que no se reduce a la
singularidad morfológica o Psicológica puesto que, como hemos dichos, dos gemelos idénticos
psicológica y morfológicamente son dos sujetos diferentes. Es una cualidad que comprende un
ENTRELAZAMIENTO DE MÚLTIPLES COMPONENTES...El sujeto tiene inevitablemente un carácter
existencial, lleva en sí mismo la fragilidad y la incertidumbre de la existencia entre el nacimiento y
la muerte”
El sujeto y el objeto
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cuales existen independientemente de los sujetos (indescriptibles desde los criterios objetivistas)
y por lo tanto pueden ser observados y explicados objetivamente.
Desde una posición sistémica la relación sujeto objeto es una relación abierta, ambos concebidos
como ecosistemas e integrables. Ese reconocimiento de la relación sujeto objeto genera una
apertura al conocimiento donde “el sujeto puede ser espejo para el objeto como el objeto puede
ser espejo para el sujeto”.
Sujeto y objeto emergen al mismo tiempo sobre todo a partir de la auto – eco- organización,
cuando autonomía, individualidad, complejidad, incertidumbre, ambigüedad como rasgos
humanos se vuelven los caracteres propios del objeto. Cuando sobre todo, el termino auto lleva
en si la raíz de la subjetividad. Se puede concluir que la auto referencia llevara a la conciencia de sí,
que la auto reflexividad llevara a la reflexión, en suma a que aparecieran sistemas dotados de una
capacidad de auto organización tan elevada como para producir una misteriosa cualidad llamada
conciencia de si. Pero el sujeto emerge también desde sus características existenciales. Lleva en si
su individualidad irreductible, su suficiencia (en tanto ser recursivo que se envuelve siempre sobre
si mismo) y su insuficiencia ( en tanto que ser abierto indecible en sí mismo). Lleva en si la brecha,
la fragmentación, la pérdida, la muerte, el más allá.
Este punto de vista cuenta con el mundo y reconoce el sujeto, los presenta de manera reciproca e
inseparable, el mundo no puede aparecer si no es para un sujeto pensante. Con este postulado
Descartes es el primero que hizo surgir esa dualidad que abría de marcar al occidente moderno.
Principio de Cómputo
Si ser sujeto es ponerse en el centro del mundo, ocupando el lugar del “Yo”, es cómputo en tanto
la AUTOFINALIDAD, donde un organismo se hace a sí mismo para sí mismo y la constitución de su
identidad. Si se deja de computar se muere, porque se deja de producir los elementos que lo
constituyen.
“ Cómputo para mí mismo significa que me pongo en el centro del mundo, en el centro de mi
mundo, del mundo que conozco, para tratarlo, para considerarlo, para realizar todas las acciones
de salvaguarda, de protección, de defensa, etc. Aquí es donde aparece el sujeto con el cómputo y
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con el egocentrismo, donde la noción de sujeto está indisolublemente unida a ese acto en que no
solo se es la propia finalidad de sí mismo, sino que también se es auto constitutivo de la propia
identidad “
Este principio implica la diferencia y la equivalencia, Morin lo explica desde la formulación “ yo soy
mí mismo”:
“Yo” como el acto de ocupación del sitio egocéntrico.
“Mi” es específicamente la objetivación del yo
“Mi mismo” contiene a los dos.
En este acto se plantea la diferencia entre el yo y el mí, y a si mismo su identidad, lo que permite
que el computo pueda tratar objetivamente al ser sujeto.
Principios Subjetivos.
Subjetivos en tanto dos Principios de exclusión y de inclusión, no como antagónicos sino como
complementarios, coexistentes en la interacción recursiva para la construcción del nosotros. “ El
principio de exclusión es inseparable de un principio de inclusión que hace que podamos integrar
en nuestra subjetividad a otros diferentes de nosotros, a otros sujetos...Podemos integrar nuestra
subjetividad personal a una subjetividad más colectiva: nosotros”
EXCLUSIÓN donde cualquiera puede decir yo, pero nadie puede decirlo por mí, donde el sujeto
auto computa para si mismo de manera diferente y quizás contraria con los demás sujetos.
INCLUSIÓN al formar parte, estar incluido en sistemas más amplios que aportan a la constitución
como sujeto, nuestra familia forma parte del principio de inclusión, forman parte de nosotros y
nosotros de ellos subjetivamente.
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Para el sujeto en tanto organismo vivo, unicelular, vegetal y animal rigen los anteriores principios,
sin embargo, en la complejidad del ser humano, con el conocimiento que nos coloca en la tragedia
de la subjetividad, emergen otros asuntos que hasta ahora – según las investigaciones y
descubrimientos - le son muy propios al sujeto humano:
En la Subjetividad humana está el lugar habitado por NOCIONES DE ALMA, de espíritu, y como el
sujeto humano tiene el sentimiento de insuficiencia el cual solo puede ser llenado por otro sujeto,
el cual restituye la plenitud de la propia alma. “Es nosotros aun siendo otro”
Principio de Incertidumbre
EL YO NO ES NI PRIMERO NI PURO: “El computo surge de algo que no es computable, así como la
vida, en tanto vida, surge de algo que no es viviente, sino físico – químico...En un momento la
organización físico - química adquiere carácter propiamente viviente y adquiere posibilidad de
computación en tercera persona...En cada yo humano hay algo del nosotros y del ser. El yo no es
puro y no está solo, ni es único... Pero aquí se presenta el principio de la incertidumbre, porque
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nunca sé exactamente en qué momento soy yo el que habla, si soy yo hablando, si no hay algo que
habla por mí, más fuerte que yo, en el momento en que yo creo hablar”.
El sujeto OSCILA ENTRE TODO Y NADA, en la Ciencia del Occidente el sujeto es el todo- nada, en
tanto nada existe sin él, pero todo lo excluye, es como el soporte de toda verdad pero, al mismo
tiempo, no es más que “ruido” y error del objeto. Es todo de su autofinalidad.
“Para sí mismo es el todo, en virtud del principio egocéntrico esta en centro del Mundo, es el centro
del Mundo. Pero objetivamente, no es nada en el universo, es minúsculo, efímero.. Por un lado hay
una antinomia entre ese privilegio inaudito que el yo se conoce a sí mismo y a la conciencia que
podemos tener de que Esa cosa, la más sagrada y la más fundamental, nuestro tesoro más
preciado, no es nada de nada... La muerte para cada sujeto, es el equivalente a la muerte del
Universo. Es la muerte total del universo. Muerte que refleja la fragilidad del sujeto. Al mismo
tiempo somos capaces de buscar esa muerte, cuando ofrecemos nuestras vidas por la patria, por la
humanidad, por Dios por la verdad.”
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Unidad 3
GLOBALIZACIÓN Y DESARROLLO: PROBLEMAS SOCIALES EN ARGENTINA Y AMÉRICA LATINA
CIVILIZACIÓN Y BARBARIE
VER ADJUNTO
El 20 de enero de 1949, durante su posesión como presidente de Estados Unidos, Harry Truman
plantea la necesidad de implementar políticas de desarrollo para que los países menos avanzados
alcancen el estándar económico y cultural de occidente. Es así como el “desarrollo” cobra
relevancia y gracias a su enorme capacidad de seducción, generada por la fuerza implícita del
término, se convierte en un dispositivo discursivo capaz de modelar la realidad. Por ello, no es
casual que el binomio “desarrollo/subdesarrollo” genere la idea de una continuidad sustancial: el
estado de subdesarrollo no es el inverso de desarrollo, sino su forma inacabada o embrionaria, la
aceleración del crecimiento económico aparece entonces como el único método capaz de
acompasar la diferencia. Seducidos por este discurso, los países del tercer mundo adoptan la
ilusión del crecimiento económico como tendencia universal de su proceso “civilizador”. Tras el
discurso de Truman automáticamente los países de Asía, África y América Latina se convierten
en “subdesarrollados”.
Las teorías del desarrollo son un reflejo de la reorganización del mundo capitalista después de la
Segunda Guerra Mundial. Exceptuando la Cepalina y la teoría de Marxista de la Dependencia, el
objetivo de la mayoría de estas teorías fue justificar y posibilitar el dominio de Estados Unidos
sobre los países del Tercer Mundo, entre los cuales se encontraban aquellos que venían
adelantando procesos revolucionarios de descolonización o liberación nacional. Como la
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Desarrollo/Subdesarrollo
Una de las principales concepciones que puede ser entendida o interpretada en los siguientes
términos:
Desarrollo = Evolución: en las teorías de Darwin, un darwinismo social que concibe el cambio
como una secuencia natural de mutación gradual, uniforme y mecanicista.
Concibe el subdesarrollo como una etapa previa e ineludible hacia el desarrollo, propio de esta
interpretación es la teoría de los cinco estadios planteada por Rostow:
• Sociedad tradicional: La base de su economía necesariamente es la agricultura, su
comportamiento y relaciones sociales giran principalmente en torno a la familia y al clan.
• Sociedad previa al despegue: Es una condición previa para que la sociedad tradicional alcance un
estadio superior, este ciclo se caracteriza por el auge en el comercio dentro y fuera del país, la
difusión de las ideas de progreso, el poder político se centraliza y aparecen entidades
bancarias y financieras.
• Sociedad en despegue: Señala la diferencia entre la sociedad tradicional y la sociedad
desarrollada, en este estadio se amplían las empresas industriales y los servicios, crecen las
ciudades así como el incremento en la movilidad geográfica y social de la población.
• Madurez de la sociedad: característica y condición es la producción industrial.
• Sociedad de consumo de masas: En esta etapa del desarrollo se incrementa el nivel de vida tanto
en términos de salud como de seguridad social y educación.
Rostow expresa de la siguiente manera su concepción sobre la evolución económica del
capitalismo: Una sociedad tradicional inicia su modernización con un periodo de transición, el cual
se crean las condiciones previas para el impulso inicial, en respuesta, generalmente, a la intrusión
de una potencia extranjera, coincidiendo con ciertas fuerzas nacionales que contribuyen a la
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modernización; el propio impulso inicial; la marcha hacia la madurez que, por lo general, abarca
aproximadamente la vida de dos generaciones más; y luego, por último, si el aumento del ingreso
ha logrado igualar la difusión de la maestría técnica (lo que no es necesario de inmediato), la
desviación de la economía en plena madurez hacia el abastecimiento de bienes y servicios
duraderos de consumo (así como el Estado Benefactor) para su creciente población urbana y,
posteriormente, a la suburbana.
Precisa también que todas las sociedad desarrolladas en un momento determinado de su historia
vivieron lo que las sociedades subdesarrolladas están viviendo, por lo tanto no hay nada de qué
preocuparse, la naturaleza de la sociedad nos conducirá por sí misma al trance, al cambio, a la
moderna sociedad industrial, hacia el modelo de Europa y Japón que viven el estado ideal de la
sociedad. Según Antonio García: Lo esencial del modelo rostowiano es su interpretación del
subdesarrollo como la existencia de estadios históricos por los que atraviesan, necesariamente,
todos los países del mundo... y que define el desarrollo como un simple efecto de unos procesos
naturales o de unas políticas convencionales que tienden a elevar los niveles de ahorro, inversión,
productividad y producto por habitante, sin cambios profundos y sin necesidad de alterar las
relaciones de dominación y dependencia. El desarrollo es, en sí mismo, intrínsecamente, enfocado
en términos formales, un cambio y un tránsito de un estadio histórico a otro. El núcleo de la teoría
es que el problema operacional más importante en los países subdesarrollados es el de escasa
disponibilidad absoluta de recursos de ahorro, inversión y tecnología, pudiendo acelerarse el
despegue –en el sentido rostowiano- por medio de transferencias convencionales y misionales
desde la nación metropolitana, o mediante la elevación de los niveles de ahorro.
Entonces, los problemas del desarrollo fueron asimilados como estadios y etapas dentro de
sociedades duales, llegándose a homologar el concepto de desarrollo a crecimiento económico.
Con ello sentaron las bases para definir una teoría, a decir de Antonio García, formalista del
desarrollo. Teoría considerada, al mismo tiempo, parte de una estrategia para el progreso,
sintetizada en la necesidad de construir una cortina de humo teórica, política y cultura que frene
los intentos de cambio social antiimperialistas y nacionalistas en América Latina.
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• El desarrollo solo se consigue con inversión. Es necesario invertir capital en el sector capitalista
para que pueda ofrecer salarios atractivos para la población del sector de subsistencia.
• La inversión tiene una sola fuente que es el ahorro.
• El ahorro, a su vez, tiene una sola fuente que es la plusvalía. Los sectores de la población cuyos
ingresos están constituidos por salarios no tienen posibilidad real de ahorrar. Por lo anterior,
cuando se piensa en ahorro se está pensando en una parte pequeña de la población,
aproximadamente 10% que invierte capital y obtiene utilidades.
• Cuanto mayor sea el peso de la plusvalía en el Ingreso Nacional, mayor será el ahorro, mayor la
inversión y, por tanto, mayor el desarrollo.
• Luego el desarrollo solo llegará en la medida en que se instale el capitalismo.
En esta perspectiva del desarrollo como crecimiento, pero desde un punto de vista marxista, se
ubica el economista Paul Baran para quien sólo el progreso y la guía de los países adelantados por
el camino de una democracia socialista, terminará con los incalculables sufrimientos a que ha
estado condenada hasta ahora la humanidad. Las condiciones para que los países
subdesarrollados logren el estado de desarrollo deseado son: la producción agrícola, propagación
de la división del trabajo y acumulación de capital en manos de los mercaderes y campesinos ricos.
Para Baran las causas del subdesarrollo se encuentran en el seno mismo de los países
desarrollados.
Teoría de la modernización
La teoría del desarrollo como modernización se expresa en América Latina a partir de los años
sesenta del siglo XX, el representante de esta corriente es Gino Germani, intelectual de origen
italiano radicado en Argentina autor de “La sociología en la América Latina (1964)”, “Economía y
sociedad en una época de transición (1968)” y "Sociología de la modernización (1969)”, para quien
lo más importante es la descripción e interpretación del cambio y el desarrollo de las sociedades
latinoamericanas en términos de la sociedad tradicional en transición.
Nuestra época es esencialmente una época de transición... Lo típico de la transición, la
coexistencia de formas sociales que pertenecen a diferentes épocas, imprime un carácter
particularmente conflictivo al proceso que es inevitablemente vivido como crisis, pues implica una
continua ruptura con el pasa, un desgarramiento que no solo tiende a dividir a personas y grupos,
sino que penetra en la conciencia individual, en la que también llegan a coexistir actitudes, ideas,
valores pertenecientes a diferentes etapas de la transición... su impacto implica además cambios
sustanciales en las formas del pensar, del sentir y de comportarse de la gente; es decir implica una
profunda transformación en la estructura de la personalidad12
El desarrollo debe ser analizado como el proceso de transición global que abarca:
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Según la teoría modernización, América Latina atravesó por cuatro etapas fundamentales así:
La teoría de la CEPAL
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), institución dependiente de la ONU, fue
fundada en 1948 bajo la figura de Raúl Prebisch con el objetivo de trazar el camino hacia el
desarrollo y la industrialización de los países latinoamericanos. Con esta concepción, se inicia un
importante proceso de elaboración de pensamiento propio que trata de comprender, explicar e
interpretar la realidad propia del continente. En torno a la CEPAL se construyen las primeras
interpretaciones del desarrollo y subdesarrollo en América Latina, aglutinando en su seno a la
primera generación de científicos sociales latinoamericanos entre los que se destacan: José
Medina Echavarría, Enzo Faletto, Fernando Cardoso, Celso Furtado, Adolfo Gutiérrez, Florestán
Fernández, Oswaldo Sunkel, Aníbal Pinto, entre otros, y quienes tienen una fuerte convicción en la
posibilidad de conseguir la autonomía del capitalismo latinoamericano mediante la intervención
estatal, la sustitución de importaciones y el fortalecimiento de los mercados internos con ayuda
tecnológica. Para lograr este fin, las sociedades subdesarrolladas deberán impulsar sindicatos
fuertes, salarios reales con poder adquisitivo de compra, burguesías fuertes, y, articulación de los
sectores productivos con los agrícolas.
Su concepción inicial acerca del problema del subdesarrollo en América Latina es entendida en los
siguientes términos: la concepción inicial, postula que la economía mundial está compuesta por un
centro y una periferia cuyas estructuras productivas difieren enormemente. A pesar de ello,
ambos polos se condicionan recíprocamente formando un conjunto donde cada uno de ellos
representa una de las caras de la misma moneda. Mientras la estructura productiva de la periferia
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Teoría de la dependencia
Surge en los años sesenta en el Brasil, el contexto histórico se remonta al golpe militar que
derrocó al gobierno constitucionalista de Joao Goulart en 1964, consolidándose más adelante en
Chile pues el triunfo del movimiento popular Unidad Democrática en 1970 propició condiciones
favorables para su desarrollo, constituyéndose en uno de los principales avances teóricos del
pensamiento latinoamericano. Esta concepción está íntimamente relacionada con la teoría
marxista, al respecto Fornet afirma:
...El planteamiento de la teoría de la dependencia en la nueva ciencia social latinoamericana no se
formula como una alternativa ante la teoría marxista – leninista del imperialismo. Se concibe más
bien en términos de una visión complementaria y enriquecedora de la marxista, cuya
fundamentación específica se debe a la peculiar situación histórica del subcontinente. De aquí que
-para resaltar ahora sólo este aspecto- el desarrollo de la teoría de la dependencia signifique al
mismo tiempo desarrollo del marxismo como componente esencial de una teoría latinoamericana
de la liberación.
La dependencia es una situación donde la economía de cierto grupo de países está condicionada
por el desarrollo y expansión de otra economía, a la cual se somete aquélla. La relación de
interdependencia establecida por dos o más economías, y por éstas y el comercio mundial, adopta
la forma de dependencia cuando algunos países (los dominantes) pueden expandirse y
autoimpulsarse, en tanto que otros (los dependientes) sólo pueden hacerlo como reflejo de esa
expansión, que puede influir positiva y/o negativamente en su desarrollo inmediato. De cualquier
manera la situación básica de dependencia lleva a los países dependientes a una situación global
que los mantiene atrasados y bajo la explotación de los países dominantes.
En este sentido, nuestra condición de desarrollo está condicionada por relaciones internacionales
que permiten el progreso, avance, industrialización o desarrollo de algunos países, y, el atraso, la
dominación, la dependencia y el subdesarrollo de otros.
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Para André Gunder Frank la dependencia no debe ni puede considerarse como una relación
generalmente externa impuesta a todos los latinoamericanos desde fuera y contra su voluntad,
sino que la dependencia es igualmente una condición interna e integral de la sociedad
latinoamericana, que determina a la burguesía dominante en Latinoamérica, pero a la vez es
consciente y gustosamente aceptada por ella. Si la dependencia fuera solamente externa podría
argumentarse que la burguesía nacional tiene condiciones objetivas para ofrecer una salida
nacionalista o autónoma del subdesarrollo. Pero esta salida no existe –según nuestro argumento-
precisamente porque la dependencia es integral y hace que la propia burguesía sea dependiente.
Identifica en su obra tres contradicciones internas fundamentales que dan origen al “desarrollo del
subdesarrollo”, estas contradicciones son:
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El crecimiento económico de Argentina fue muy pobre e inestable a lo largo del segundo siglo de
la Independencia, durante el cual el producto bruto interno (PBI) total creció a menos del 3% anual
y el per cápita a menos del 1%. La inestabilidad predominó la mayor parte del tiempo. El ejemplo
más elocuente fue la inflación, que se instaló a partir de 1945, y le confirió a Argentina el
lamentable récord del país con la más alta y prolongada inflación del mundo, con varias
hiperinflaciones incluidas. Las cosas fueron de mal en peor. En el tramo final tuvo lugar el pésimo
período 1975-2002, el más negativo de la historia económica argentina. Sin embargo, la economía
no fue lo peor. En 1930 se derrumbaron las instituciones de la república y durante más de la mitad
del segundo siglo el país vivió en la alternancia de gobiernos de facto con transitorios períodos
constitucionales. La ausencia de reglas para negociar los conflictos de una sociedad compleja y de
una economía en transformación culminó en la tragedia de la violencia y, finalmente, en la aven-
tura y la derrota de la guerra de Malvinas. Muchas de las ilusiones del primer centenario
naufragaron en el transcurso de los últimos cien años.
Estos hechos se reflejaron en la pérdida de posición relativa del país en la economía mundial y en
el inevitable deterioro de su respetabilidad internacional. La habitual comparación de nuestra
trayectoria con la de los otros “espacios abiertos” dotados de una gran oferta de tierras fértiles
(Unidos, Canadá y Australia) revela un fuerte aumento de la brecha en los niveles de vida y el
atraso relativo del correspondiente a Argentina, particularmente en los períodos 1930-1945 y
1976-2002. Lo mismo sucede en el escenario latinoamericano. Hasta promediar el siglo XX, el país
contaba con el ingreso medio más alto y la distribución del ingreso menos inequitativa de la
región. Actualmente, ambos indicadores figuran en el promedio latinoamericano, el peor del
mundo en cuanto a la equidad distributiva.
La experiencia de este segundo centenario contrasta con la del primero. En aquel entonces la eco-
nomía argentina registraba aún el impulso de la expansión de sus exportaciones agropecuarias,
que en la segunda mitad del período (1860-1910) le habían permitido crecer en el PBI total al 5,5%
anual, en el per cápita al 3,3% y en la población al 3,2%; es decir, tenía uno de los más altos
indicadores de crecimiento del mundo. La modernización del país y los hábitos de vida de buena
parte de la población se elevaron hasta niveles comparables a los de los países avanzados. Buenos
Aires, la “Reina del Plata”, era el testimonio más elocuente de las conquistas que Rubén Darío
celebró en su “Oda a la Argentina”. El país parecía destinado, en aquel entonces, a constituirse en
la réplica sudamericana de Estados Unidos de América.
¿Por qué tanto contraste entre el primer centenario y el segundo? En parte, porque la visión que
predominaba en 1910 y todavía comparten los que idealizan aquella época, el orden económico,
era vulnerable y no tenía futuro. Pero también es cierto que el país no logró, en su segundo siglo
de existencia independiente, reparar los errores del pasado y responder con eficacia a los nuevos
desafíos del orden mundial, que incluyeron dos guerras mundiales, la gran crisis de la década de
1930 y la radical transformación productiva y de las relaciones internacionales impuesta por la
revolución científico-tecnológica.
Se trata de entender qué nos pasó desde el inicio mismo de la República, aprender de la
experiencia, construir una estructura productiva viable capaz de desplegar el potencial disponible
y de vincularnos al orden mundial preservando el gobierno de nuestro propio destino; en suma, de
recuperar la esperanza.
Las transformaciones del orden mundial, a lo largo de los doscientos años transcurridos desde
mayo de 1810 hasta ahora, no han cambiado los factores determinantes del desarrollo económico
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sólo como espacio de poder sino también como fuente de las estructuras básicas, máximas y
mínimas de la globalización de que se trate.
Como producto, la globalización obedece ciegamente a un esquema preestablecido que no admite
pausas ni desvíos ni atentados de ninguna índole. Comportarse como proceso y como producto es
la única garantía de un mundo globalizado en el que se conocen muy bien las reglas del juego y no
se discuten sino a riesgo de perderlo absolutamente todo.
Globalizar es también englobar, nutrir el globo de suficiente oxígeno y cuidar que éste no tenga
contactos con el exterior, y que no implique invasión ni atentado de ningún tipo.
En un mundo cuya historia determinante se desarrolló siempre en el continente más pequeño y
luego debió aceptar la supremacía de un hijo rico, fuerte, despiadado y ambicioso, no quedaban
muchas alternativas más que aceptar ser el socio más grande para seguir participando del
concierto de las decisiones.
La creación de la pobreza en el mundo sería todo un proceso y la riqueza concentrada, un
producto. No obstante, para la comprensión precisa de las causas sumadas y coadyuvantes en
forma concreta propongo la siguiente enumeración de factores con el fin de realizar precisiones
desde lo socioeconómico y lo histórico que generaron una estrategia política eficiente y eficaz con
sus objetivos:
Pueden considerarse las siguientes:
1. La expansión mundial de capitales y empresas transnacionales y de sus inversiones a nivel
mundial con las consecuencias antes nunca alcanzadas y de una magnitud que sobrepasa
inclusive a los gobiernos establecidos, hablando en términos económicos. Asombra por un
lado lo gratificante del auxilio, el desahogo económico, por una parte que se advierte
frente a la globalización ante las consecuencias queridas y no queridas.
2. La desintegración del sistema comunista y sus consecuencias con toda la estructura
internacional socialista, países satélites de Rusia, Cuba y los socialismos europeos.
3. El incremento del intercambio comercial internacional y la creciente competitividad de
éste, el capital mundial y la velocidad de los negocios financieros cuyos flujos de capitales
circulan por todos los mercados.
Los que realmente controlan los mercados financieros son flujos no predecibles de capitales y no
sólo de capitales especulativos, sino de todo tipo de capitales que generan su propia influencia y
que determinan la política económica.
La globalización pone al descubierto las nuevas formas de acumulación y crecimiento propias de la
época donde se interrelacionan las tecnologías, las inversiones de capital, la competencia en el
comercio internacional, y un corredor monetario y financiero de orden mundial.
Al desplomarse el sistema socialista muchos economistas pensaron que el sistema capitalista sería
el único que quedaría establecido como sistema mundial, pero a esta situación, más allá del
repliegue que protagoniza, se contrapone la discusión política y económica de los intereses
contrarios entre las naciones centrales y los países en vías de desarrollo, lo cual abre un profundo
debate en el campo de las ideas acerca del mundo actual y del que viene. A los millones de dólares
que vienen, como capital de inversión, otros capitales de mayor monto pero de negocios
financieros se licuan en minutos a través de las pistas electrónicas, generando situaciones
sumamente negativas en el terreno actuado, al tiempo que se generan inversiones y crecimiento
económico, surgen crisis de desempleo, conflictos políticos, sociales y enormes deudas internas y
externas. Esta especulación cambiaria y financiera compromete altamente las economías de los
países en vías de desarrollo, ocasionando graves crisis en sus gobiernos.
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Unos globalizan, marcando las orientaciones y ritmos del mercado y la inversión y otros son
globalizados, atrapados en la marea globalizadora, cuyos efectos son de exclusión – desempleo y
marginación.
Como resultado de estos procesos, se profundizan en los países emergentes cada vez más las
brechas entre ricos y pobres, crece el desempleo, la deserción escolar y, en consecuencia, la
marginalidad en los países del hemisferio Sur.
Aquellos países subdesarrollados que no logren incluirse en las dinámicas del nuevo orden
económico mundial, como resultado verán cómo se agudizan sus conflictos. Como aquellos
jóvenes que no logren entrar a la ciudad de la instrucción y la formación universitaria quedarán
excluidos del mundo económico.
La humanidad entendida como república universal es una creación ideológica que desemboca en
un totalitarismo político.
Es así que en esta agenda global debemos aceptar que pueda existir un ordenamiento de los
temas que según su importancia en el tiempo y lugar puede disminuir o ser desplazado a un lugar
secundario.
Así, drogas, medio ambiente, desocupación, terrorismo, marginalidad, deuda externa, como
transferencia de ciencia y tecnología, adquieren mayor o menor importancia.
Las relaciones de la posguerra fría y las especulaciones armamentistas de la OTAN – Golfo Pérsico
y el ataque a la ex Yugoslavia y la situación geopolítica engendrada en los Balcanes se debatían,
incluido el costo matemático financiero del precio dólar – petróleo.
La década de los 90, convencionalmente iniciada con la caída del muro de Berlín y la rápida
descomposición del bloque soviético, ha sido definida por la vigencia de un nuevo concepto: la
globalización.
Asimismo, cerrando el orden matemático, cabe una virtual consideración a los preocupantes
temas del medio ambiente: la lluvia ácida, el debilitamiento de la capa de ozono, el efecto
invernadero son los más preocupantes, sumados a lo incontrolable que pudiera ser en el futuro
cualquier confrontación de explosión atómica por parte de las naciones India y Pakistán.
Los posicionamientos dentro de la agenda global son caóticos y desesperados para quien asiste a
su exposición diaria desde la descarga sin piedad de los mass – media. En sí, todo hace pensar que
nada está librado al azar ya que es obvia la preservación que se hace de los centros unificadores
del poder que manipulan la agenda global con claves que siempre cierran el juego a favor de los
poderosos.
Renato Ortíz sostiene en Mundialización y cultura (1994) que coexisten dos mundos casi
transparentes en el mundo globalizado, que se intuyen sin verse precisamente: el de los
determinantes y el de los determinados, que se conceden mutuamente espacios de vitalidad a
sabiendas de que los primeros serán siempre los que marcarán rumbos precisos y que a los
segundos sólo les queda la posibilidad de la incertidumbre y de actuar en función de ella; es decir
con acciones casi ciegas, a tientas, u obedecer. Esta mutua percepción crea una convivencia que,
sin ser hostil, es lejana e íntima a la vez ya que el mundo de los determinantes dictan desde su
agenda con los requerimientos de tiempos y espacios que juzgue necesarios para el cumplimiento
de cada uno de sus cometidos.
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Este brevísimo ensayo ejemplifica su propio contenido. Muestra la globalización, ante todo, como
efecto de una revolución en las telecomunicaciones que ha creado una audiencia global e
innumerables redes de intercomunicación especializadas; el texto compendia, a su vez, cinco
breves conferencias radiofónicas que Giddens pronunció en 1988 ante oyentes de Londres,
Washington, Hong-Kong y Nueva Delhi, abordando cinco tópicos tópicamente afines a sus
audiencias: la globalización y la democracia (Europa), el riesgo (Asia Oriental), la tradición (India) y
la familia (E.E.U.U.). Es también ejemplar por exhibir la dificultad de transmitir contenidos
especializados o análisis refinados en un marco mediático donde el emisor y los oyentes
comparten la misma información anecdótica —lo que favorece un espacio de inteligibilidad
recíproca— pero adolecen de tiempo y recursos cognitivos afines para profundizar en una
comprensión más compleja y sistemática del fenómeno.
En la más pura tradición sociológica que inicia Comte, Giddens anuncia el advenimiento de una
nueva era por efecto del proceso de globalización. Éste consiste, someramente, en la mejora y
generalización del uso administrativo, mercantil y particular de sistemas de codificación y
transmisión binaria de información (códigos de barras, soportes magnéticos, dinero de plástico,
satélites de comunicaciones, microprocesadores, cables ópticos, teléfonos y ordenadores
portátiles, etc.) que no sólo ha acelerado la transmisión de información científica, cultural,
estadística y, sobre todo, económica, sino que ha hecho virtualmente imposible plantear cualquier
traba a los mercados que operan con intangibles, especialmente los financieros y tecnológicos. No
cabe duda de que los Estados y las grandes compañías transnacionales son los principales usuarios
y beneficiarios de este cambio técnico, al margen de que el proceso tenga una vertiente popular
en la difusión masiva del uso de Internet. Sin embargo, por fascinante que resulte el cambio
técnico, lo que lo hace objeto de interés sociológico es que, junto a su capacidad para recuperar y
acelerar el ciclo de acumulación económica, proporciona los medios para una generalizada e
intensa innovación cultural que, a menudo, se percibe como fuente de desorganización y crisis
sociales. El surgimiento incipiente de lo que Giddens denomina la sociedad cosmopolita mundial
abre una vertiente hacia una mayor cooperación y solidaridad globales, pero también supone una
exigencia de readaptación para muchas instituciones hoy fundamentales, como la nación, la
familia, el trabajo, la naturaleza, la tradición, etc.
La reflexión sobre la globalización ha suscitado una conciencia nueva acerca de los riesgos
derivados de la mayor complejidad de los entramados institucionales en los que proliferan cada
día más las consecuencias inesperadas e indeseadas de la acción.
Ejemplos paradigmáticos de riesgo global son hoy la desestabilización del clima de origen
antropogénico, la desestabilización especulativa de los mercados financieros, los daños
potenciales a la salud pública originados en procesos agroalimentarios industriales
insuficientemente garantizados —adulteraciones, fallos técnicos, modificaciones genéticas,
fenómenos del todo inesperados como «las vacas locas», etc.—. Hay otros riesgos globales
igualmente relevantes, como la desaparición de las culturas indígenas, el incremento de la
desigualdad social y económica a escala planetaria o la desestructuración de las economías de los
países más pobres, pero sólo esta última puede compararse en popularidad mediática con las del
párrafo anterior, y la razón de ello devela el sombrío corazón de la globalización: tanto la
renegociación de la deuda externa de los países más débiles como los procesos citados más arriba
pueden afectar de manera súbita y catastrófica a los mercados globales de seguros así como a los
de valores. Si Karl Polanyi mostró en La gran transformación que el patrón oro era el núcleo de la
economía y la sociedad de mercado libre en el siglo XIX, estos ejemplos muestran que la
volatilidad de los mercados de capital es el giroscopio de la nuestra. De otro lado, ese inmenso
sistema público de seguros para los riesgos del mercado de fuerza de trabajo que es el Estado del
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Bienestar es otro de los campos globales de batalla, pues compite por recursos financieros escasos
con los mercados; de ahí el constante acoso a su pervivencia. Lo que Giddens llama «riesgo
manufacturado» no es un problema técnico que pueda ser resuelto en nuevas instituciones donde
se discutan públicamente las incertidumbres del conocimiento tecno-científico y se frene
precautoriamente el cambio tecnológico, sino un problema político que entraña la decisión de
arriesgarse a sufrir consecuencias imprevisibles a cambio del logro inmediato de ventajas
económicas —como en el caso de los alimentos transgénicos—.
La globalización y el riesgo «manufacturado» son rasgos presentes de la sociedad futura; por
contra, la tradición y la familia serían rasgos periclitados. Esto no significa que vayan a
desaparecer, pero sí que van a ser desmitificadas y que muchos depositarios de autoridad ligados
a ellas verán dolorosamente cómo su influencia se reduce; y se resistirán a ello. Hoy sabemos que
las tradiciones se inventan, se adaptan; que su esencia no es la duración sino una repetición ritual
que confiere sentido a la práctica. Sobre la base de su reiteración, Giddens compara la tradición
«tradicional» y el fenómeno creciente de la adicción moderna (a sustancias que crean
dependencia, pero también al juego, el trabajo, el sexo, a la televisión, los videojuegos o Internet);
la tradición gobierna el presente desde el pasado mediante creencias y sentimientos colectivos
compartidos, mientras que el hábito compulsivo del adicto rige su presente como el único medio
de vencer su ansiedad ante el futuro. La tradición es una fuente invalorable de identidad y sentido
que, reinterpretada, abre la puerta de la continuidad de una colectividad; la tradición sobrevivirá
si es abierta. Pero también puede intentar la estrategia opuesta, para-adictiva: el cierre
fundamentalista —étnico, nacionalista, ideológico o religioso— en torno a una fantasía de pureza
e integración comunitarias y a autoridades carismáticas. Si la ansiedad ante el futuro es la
patología de la sociedad global, el fundamentalismo lo expresa para sus segmentos menos capaces
y las sociedades más vulnerables. Para Giddens, el choque entre los fundamentalismos y la
emergente sociedad de tolerancia cosmopolita será una de las grandes fracturas de conflicto en el
futuro inmediato.
Aunque se presenta sin dramatismo, no deja de verse que la institución familiar es la posición
clave del choque. La familia «tradicional», extensa unidad productiva y de solidaridad, basada en
el matrimonio decidido por los mayores, dominada por los varones adultos, con profunda
desigualdad legal y sexual entre hombres y mujeres, heterosexual, dio paso en los países
industriales durante el siglo XX a una familia nuclear biparental con mayor igualdad legal y una
sexualidad menos reproductiva. Hoy, las crecientes oportunidades de empleo femenino y los
medios anticonceptivos habrían originado un cambio estructural: hombres y mujeres formalmente
iguales buscan y tiene relaciones basadas en la pura intimidad y en la comunicación abierta de sus
metas, intereses, planes y sentimientos; consolidadas, forman parejas homo— o heterosexuales,
con o sin descendencia, casadas o no. Su fundamento no es económico —la producción ni el
consumo— sino emocional —la convivencia íntima—. Sin embargo, sí tiene un importante
corolario socioeconómico: la erradicación del empleo infantil y la generalización de la educación, y
especialmente la igualdad legal y la educación de la mujer son las principales fuentes de capital
humano para el desarrollo económico y social globales. La democratización de la familia sería el
primum mobile de la prosperidad.
Esto nos lleva al último tema: la democracia pluralista es hoy el ideal político universal, con la
excepción de las monarquías árabes petroleras. A pesar de los escándalos de corrupción y del
amplio desinterés por la política partidista —que moviliza a los ciudadanos más hacia los
movimientos sociales y las ONGs— el modelo democrático no está en cuestión; la primera
proclama de un golpista suele ser que convocará prontas elecciones. No obstante, la creciente
importancia de instituciones supra— y plurinacionales, la influencia cada vez mayor de los grupos
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LA SOCIOLOGÍA JURÍDICA
- La sociología del derecho puede definirse como una rama de la sociología general, que tiene por
objeto, una variedad de fenómenos sociales. Los fenómenos jurídicos o fenómenos de derecho.
Cabe aclarar que el derecho solo existe en virtud de la sociedad, por ello, todos los fenómenos
sociales son fenómenos jurídicos, y además existe lo social "no jurídico" formado por la costumbre
o usos sociales.
Dentro de los fenómenos sociales, existen algunos cuyo carácter jurídico es evidente, por ejemplo
la ley, el juicio, o la decisión administrativa; esos son fenómenos jurídicos primarios. Son jurídicos
porque crean derecho y porque se identifican con el derecho.
Según una concepción estricta, la sociología debería limitarse a ese terreno. Aunque esta
concepción ha dejado de tener influencia en la orientación que se les ha dado a las
investigaciones.
De manera inversa, existe una concepción amplia de la sociología jurídica que la extiende a todos
los fenómenos sociales en los cuales se comprenda algún elemento del derecho, aunque ese
elemento aparezca mezclado con otros, y no en estado puro, Así concebida, la sociología jurídica,
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sus investigaciones pueden caer tanto sobre fenómenos primarios, como sobre fenómenos
secundarios o derivados tales como la familia, la propiedad, el contrato, etc.
Muchos de los conceptos que usa la sociología jurídica (coacción social y control social, conciencia
colectiva, rol, aculturación, etc.) no son otra cosa que conceptos de la sociología general, sobre los
cuales se ha puesto simplemente un acento de derecho.
El derecho que aquí consideramos es el derecho como ciencia, tal como se enseña en la facultad, y
cómo se practica en los tribunales, es decir derecho escrito, el que se estudia mediante la ley, al
que denominamos dogmático.
Piénsese en las diferencias de objeto: el derecho dogmático estudia las reglas de derecho en sí
mismas, mientras que la sociología del derecho se esfuerza por descubrir las causas sociales que lo
han producido y los efectos sociales que ellas producen.
La sociología jurídica puede estudiar las reglas de derecho (eliminando enteramente su carácter
obligatorio) que tienen respecto de sus destinatarios. Lo cual no es admisible porque la autoridad
es un elemento imborrable del fenómeno jurídico.
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Bibliografía complementaria
El surgimiento del mundo moderno se encuentra ligado a diversos acontecimientos históricos que
se sucedieron a partir del siglo XV. A continuación se presenta una breve síntesis de los más
importantes:
Renacimiento
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de los motores del cambio. El determinante, sin embargo, de este cambio social y cultural fue el
desarrollo económico europeo, con los primeros atisbos del capitalismo mercantil.
Humanismo
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Ilustración
Reforma protestante
Durante el siglo XVI, varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio
profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia Católica en la Europa Occidental,
especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la cristiandad. A
este movimiento religioso se le llamará posteriormente Reforma Protestante, por ser un intento
de reformar la Iglesia Cristiana buscando la revitalización del cristianismo primitivo y que fue
apoyado políticamente por un importante grupo de príncipes y monarcas que "protestaron"
contra una decisión de su emperador.
El fundador de la Reforma Protestante fue el monje católico agustino alemán Martín Lutero, quien
ingresa en 1507 en la orden religiosa de los agustinos.
En este tiempo estalló un gran escándalo en Alemania a causa de la cuestión de las indulgencias
(documento que exime al alma del paso por el purgatorio). Muchos consideraron esta práctica
como un abuso escandaloso y la culminación de una serie de prácticas anticristianas fomentadas
por el clero católico, pero será Lutero el primero que expondrá públicamente su opinión contraria
a la venta de indulgencias y a toda la doctrina que la sustentaba.
Para Lutero, la venta de indulgencias era una estafa y un engaño a los creyentes con respecto a la
salvación de sus almas. En 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis,
en las que atacaba la venta de indulgencias y esbozaba lo que sería su doctrina sobre la salvación
solo por la fe. Este documento es conocido como Las 95 tesis y se consideró el comienzo de la
Reforma Protestante.
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Las 95 tesis se difundieron rápidamente por toda Alemania gracias a la imprenta, y Lutero se
convirtió en un héroe para todos los que deseaban una reforma de la Iglesia Católica.
La Contrarreforma católica
Durante casi 20 años, la Iglesia Católica había visto cómo gran parte de los católicos se peleaban
entre ellos en Europa y sus obispos, dejaban de reconocer al Papa como máxima autoridad de la
Iglesia Católica, y se separaban de Roma. En consecuencia, hubo muchos partidarios de Roma que
requerían una reacción de su Iglesia Católica, que mejorase sus costumbres y corrigiera los errores
que habían alimentado la Reforma Protestante. A esta reacción de la Iglesia Católica contra el
protestantismo se le conoce generalmente con el nombre de Contrarreforma Católica (aunque
escritores católicos prefieren el término "Reforma Católica"). Se llegó a la idea de que la mejor
solución era convocar a un Concilio donde se pudiesen discutir las posibles reformas. Las sesiones
del Concilio de Trento van a durar casi 17 años y se establecieron las siguientes normas y
tradiciones:
Rechazo a la idea de la Biblia como fuente única de doctrina (son de igual importancia la
Sagrada Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia Católica que junto con la Biblia hacen
parte del único depósito de la fe).
La salvación es por gracia de Dios mediante la fe y las obras juntas (Decreto de la
Justificación).
La Eucaristía se definió dogmáticamente como la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo
y del vino en su Sangre que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en
la Cruz.
La veneración a las imágenes iconográficas y a las Reliquias, muchas de ellas vinculadas al
culto cristiano de María (madre de Jesús) como virgen y a los Santos fueron confirmadas
como práctica cristiana, junto a la existencia del Purgatorio.
Se unificaron los ritos de la Iglesia Católica Occidental en uno solo, la Misa tridentina.
Revolución Industrial
La Revolución Industrial es un periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII
y principios del XIX, en el que Inglaterra en primer lugar, y el resto de Europa continental después,
sufren el mayor conjunto de transformaciones socio-económicas, tecnológicas y culturales de la
Historia de la humanidad. La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra
dominada por la industria y la manufactura. La Revolución comenzó con la mecanización de las
industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue
favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del
ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas más importantes fueron la máquina de vapor. Estas
innovaciones favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción.
En la revolución industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el que
estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican tareas complejas en
varias operaciones simples que pueda realizar cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de
obra calificada, y de este modo bajar costos en producción y elevar la cantidad de unidades
producidas bajo el mismo costo fijo.
Además de la innovación de la maquinaria, la cadena de montaje contribuyó mucho en la
eficiencia de las fábricas.
Revolución agrícola: aumento progresivo de la producción gracias a la inversión de los propietarios
en nuevas técnicas y sistemas de cultivo, además de la mejora del uso de fertilizantes.
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El desarrollo del capital comercial: las máquinas se aplicaron a los transportes y a la comunicación
iniciando una enorme transformación. Ahora las relaciones entre patronos y trabajadores son
únicamente laborales y con el fin de obtener beneficios.
Cambios demográfico-sociales: la modernización de la agricultura permitió un crecimiento
demográfico debido a la mejora de la alimentación. También hubo adelantos en la medicina y en
la higiene, de ahí que creciera la población. También hubo una migración del campo a la ciudad
porque la ocupación en labores agrícolas disminuyó mientras crecía la demanda de trabajo en las
ciudades.
A mediados del siglo XIX, en Inglaterra se realizaron una serie de transformaciones que hoy
conocemos como Revolución industrial dentro de las cuales las más relevantes fueron:
La aplicación de la ciencia y tecnología permitió el invento de máquinas que mejoraban los
procesos productivos.
La despersonalización de las relaciones de trabajo: se pasa desde el taller familiar a la fábrica.
El uso de nuevas fuentes energéticas, como el carbón y el vapor.
La revolución en el transporte: ferrocarriles y barco de vapor.
El surgimiento del proletariado urbano.
La industrialización que se originó en Inglaterra y luego se extendió por toda Europa no sólo tuvo
un gran impacto económico, sino que además generó enormes transformaciones sociales.
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caracterizado por la propiedad privada de los medios de producción y la regulación de los precios
por el mercado, de acuerdo por la oferta y la demanda.
En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia terrateniente y su
situación de privilegio social se basó fundamentalmente en la fortuna y no en el origen o la sangre.
Avalados por una doctrina que defendía la libertad económica, los empresarios obtenían grandes
riquezas, no sólo vendiendo y compitiendo, sino que además pagando bajos precios por la fuerza
de trabajo aportada por los obreros.
Revolución Francesa
La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que
convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras numerosas naciones de Europa
que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema denominado del Antiguo Régimen. Se inició
con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el
golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía durante 71
años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte,
lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo
régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la
fuerza política dominante en el país.
En términos generales, fueron varios los factores que influyeron en la Revolución: un régimen
monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante; el
surgimiento de una clase burguesa que nació siglos atrás y que había alcanzado un gran poder en
el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político; el descontento de las clases
populares; la expansión de las nuevas ideas liberales; la crisis económica que imperó en Francia
tras las malas cosechas y los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la
independencia de Estados Unidos. Ésta intervención militar se convertiría en arma de doble filo,
pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña y resarcirse así de la anterior derrota en
la Guerra de los Siete Años, la hacienda quedó en bancarrota y con una importante deuda externa.
Los problemas fiscales de la monarquía, junto al ejemplo de democracia del nuevo Estado
emancipado precipitaron los acontecimientos.
Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las expuestas por
Voltaire, Rousseau o Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos de libertad política, de
fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas
sobre la separación de poderes del Estado). Todo ello fue rompiendo el prestigio de las
instituciones del Antiguo Régimen y ayudaron a su desplome.
Desde el punto de vista económico, la inmanejable deuda del estado fue exacerbada por un
sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos privilegiados,
nobleza y clero, no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de la sociedad. Hubo
un aumento de los gastos del Estado simultáneo a un descenso de la producción agraria de
terratenientes y los campesinos, lo que produjo una grave escasez de alimentos en los meses
precedentes a la Revolución. Las tensiones, tanto sociales como políticas, mucho tiempo
contenidas, se desataron en una gran crisis económica a consecuencia de los dos hechos
puntuales señalados: la colaboración interesada de Francia con la causa de la independencia
estadounidense (que ocasionó un gigantesco déficit fiscal) y el aumento de los precios agrícolas.
El conjunto de la población mostraba un resentimiento generalizado dirigido hacia los privilegios
de los nobles y el dominio de la vida pública por parte de una ambiciosa clase profesional, para
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quien el ejemplo del proceso revolucionario estadounidense abrió los horizontes de cambio
político.
Una de las consecuencias con mayor alcance histórico de la revolución fue la declaración de los
derechos del hombre y del ciudadano. En su doble vertiente, moral (derechos naturales
inalienables) y política (condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos naturales e
individuales), condiciona la aparición de un nuevo modelo de Estado, el de los ciudadanos, el
Estado de Derecho, democrático y nacional.
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