GLOSARIO CONCEPTUAL Ciencias de la Complejidad:
COMPLEJIDAD, TRANSDISCIPLINA Y
METAPSICOLOGÍA
J. René Alcaraz González.
Jesús Lara Vargas
2016
Parte I.
Este glosario es producto del
Seminario: Reflexión y Construcción de
categorías desde la Complejidad y la
Metapsicología de Contextos, realizado
en la FES Iztacala en 2016., cuyo
objetivo fue:
Reflexionar críticamente sobre las
categorías fundamentales de las
Ciencias de la Complejidad y la
Metapsicología de Contextos con el
propósito de elaborar un glosario que
facilite la comprensión de los mismos a
las psicólogas y psicólogos en
formación de la FES Iztacala desde la
Tradición Complejidad y
Transdisciplina en el Ámbito de la
Educación Especial.
La secuencia en que se ordenaron los
conceptos que integran el presente
glosario parte de una estrategia básica
que parte de los conceptos más
generales y avanza progresivamente
hacia los más particulares. Sin
embargo, en función de las necesidades
del contexto académico de las y los
psicólogos en formación, pueden ser
consultados en el orden que se prefiera.
Nos parece importante señalar que
estos conceptos no son definiciones,
que deben tomarse como algo
“definitivo”, sino que son modificables
en la medida que nuestro estudio de
esta tradición nos lo permita.
Complejidad del latín Complexus <lo
que se teje junto>, se refiere a una
nueva manera de hacer ciencia que se
caracteriza por un pensamiento que
vincula y relaciona los saberes de
diferentes disciplinas. En ese sentido
las ciencias de la complejidad permiten
la transdisciplina donde se posibilita la
convergencia en un mismo proceso de
las ciencias exactas, las ciencias
sociales y las ciencias humanas, entre
éstas últimas la Psicología. “Ciencias de
la complejidad” es un rubro genérico -
pues no hay como tal “ciencias
complejas”-; esta nueva manera de
hacer ciencia, rebasa los alcances del
paradigma de la simplicidad
asumiendo en su lugar el paradigma de
la complejidad.
Esta nueva tendencia en la manera de
hacer ciencia, se caracteriza por un
pensamiento transversal, que permite
la convergencia de las ciencias
humanas, las ciencias sociales y las
ciencias exactas o formales en el
estudio de un mismo tema. El
pensamiento transversal se refiere a un
pensamiento multi o transdisciplinario,
que no es cerrado, sino que abre sus
fronteras disciplinarias a los saberes de
diferentes disciplinas, entretejiendo
conocimientos que hasta ahora se
habían mantenido separados.
Las ciencias de la complejidad surgen
por la incapacidad del conocimiento
construido por la ciencia moderna con
base en el paradigma de la
simplificación-reducción-disyunción
para dar cuenta de fenómenos y
procesos complejos en todas las áreas
del conocimiento. La ciencia moderna o
clásica rechaza la complejidad, pues
parte de un principio de determinismo
absoluto y generalizado, reduciendo el
conocimiento a los elementos
primarios para conocer los sistemas
complejos a los que analiza por medio
de la separación o disyunción, que es lo
que da lugar a las disciplinas separadas
(Morin, 2007:108).
La noción de complejidad –según lo
señala Morín (2007)- por sí misma no
se encuentra en la tradición filosófica,
pero sí la mencionan los grandes
filósofos que contribuyeron a la
elaboración de una visión compleja del
mundo; por ejemplo Heráclito quien no
huyó de las contradicciones en el
conocimiento de la realidad que
encontró, sino que las enfrentó,
también Aristóteles hizo su aportación
al unir los saberes que se encontraban
dispersos.
Un ejemplo simple sería preguntar: ¿el
ser humano es un ser biológico o
psicológico?, esta pregunta tiene una
estructura disyuntiva, muy común en el
pensamiento moderno, en la que al
afirmar una parte se niega la otra, es
decir si respondemos: “es biológico”,
automáticamente se niega que es
psicológico; si respondemos “es
psicológico” ipso facto negamos que
tenga algo biológico. La estructura de la
pregunta revela el tipo de pensamiento
usado para formularla
Sin embargo desde la perspectiva de las
ciencias de la complejidad esta
pregunta puede reformularse
planteando: ¿cuál es la naturaleza del
ser humano?
Pensamiento Complejo:
El “pensamiento complejo” es la
propuesta de Edgar Morin, quien en
1984 en el Instituto de Santa Fe
formaliza la tendencia a la complejidad;
sin embargo, él no inventó las ciencias
de la complejidad, sino que les dio un
matiz particular al afirmar que al caos e
indeterminismo que observamos en la
Naturaleza no les subyace un “orden
latente” u “orden no descubierto” y “no
controlado” y que no se puede llegar a
descubrirlo, ni controlarlo. Morin
acepta que en ciertos niveles de lo real
existe un grado de orden pero también
de desorden, pues en la realidad
observamos simultáneamente partes
ordenadas y partes desordenadas.
Dado nuestro contexto civilizacional,
psicológicamente tendemos a creer que
el fragmento de conocimiento que
tenemos, da cuenta de la toda la
realidad; de ahí que sea tan común
para la ciencia moderna generalizar los
aspectos ordenados que observa a toda
la realidad, aunque no nos consta que
sea así. Esta pretensión de la ciencia
clásica o moderna de un “orden total”,
es una reminiscencia de la influencia
que ejerció sobre ella la teología
cristiana, que reduce a un solo
concepto el fundamento último de
todo: Dios.
En la realidad hay regularidades
parciales y también caos parciales; se
observan ambos, tal como sucede con
la gota de agua que se desliza por una
superficie, invariablemente baja por
acción de la fuerza de gravedad, pero
no se puede predecir con exactitud qué
trayectoria seguirá al bajar.
El pensamiento complejo está contra el
determinismo absoluto, el aislamiento,
la fragmentación y la
descontextualización de los objetos de
conocimiento, es un pensamiento que
relaciona, es un modo de volver a ligar
saberes, en oposición al pensamiento
lineal de la modernidad que divide el
conocimiento en disciplinas separadas.
Las disciplinas cortan el tejido que une
todas las cosas, las ciencias de la
complejidad tratan de mantener ese
tejido. El pensamiento lineal -con el que
hemos sido educados- nos induce y
limita a ver sólo un aspecto de la
realidad, por eso rechaza la
complejidad y está a favor del
determinismo, que es el fundamento de
la ciencia moderna. El determinismo
implica orden, regularidad y moderna sólo puede aplicarse a los
estabilidad frente a las fuerzas de la
Naturaleza, por eso sentimos que nos
seduce, porque nos da certeza y
tranquilidad. Mientras que el caos,
desorden, azar, agitación, colisión y
contradicción que observamos en el
Universo nos provoca angustia e
inseguridad.
En la segunda mitad del siglo XX el
determinismo y su pretensión de
certidumbre total, fueron puestos en
duda por los sorprendentes
descubrimientos de la física cuántica: el
principio de incertidumbre, el
problema de la naturaleza de la luz:
(onda-corpúsculo) las teorías del caos,
entre otros. Por otro lado, un grupo de
matemáticos e ingenieros como
Norbert Wiener, Von Newman, Von
Foerster (Segal, 1994) por citar
algunos, aportaron una gran riqueza
conceptual con sus conocimientos,
afirmando que la complejidad es un
modo de medir el grado de diversidad
que se encuentra en un sistema (Ashby,
en Morin, 2007). La biología –por su
parte- hizo su aportación con las
teorías de Darwin, quien incluyó el azar
como un factor importante que
participa en los procesos evolutivos.
El término “complejo” no únicamente
se refiere a lo diverso, sino a la
conjunción de las nociones de unidad y
diversidad (unitas multiplex). Las
descripciones complejas de los
fenómenos y procesos de la Naturaleza
–y de la mente humana- no son exactas
sino probabilísticas, por lo que generan
confusión y angustia entre quienes -
acostumbrados la certidumbre y el
control total- sienten perder el
fundamento incuestionable que
prometió el determinismo de la ciencia
clásica; es decir, el control de la ciencia
sistemas cerrados, pero no a los
sistemas humanos que son abiertos
(ver teoría general de los sistemas de
Ludwig Von Berttalanfy).
Buscar las “leyes” de la complejidad y
su formalización, es una contradicción
que nos hace volver –sin advertirlo- al
paradigma de la modernidad que
subyace a la ciencia clásica. La noción
de “leyes” en la ciencia es otra
reminiscencia de la teología, porque se
consideran emanaciones del Dios
creador. La complejidad supera la idea
de ley, hablando de los fenómenos de la
Naturaleza en términos probabilísticos.
Los intentos de “decomplexificación”
de la complejidad se quedan en la
llamada: complejidad restringida.
Psicología
La psicología es un concepto
polisémico que se define de diferentes
maneras dependiendo de la postura
teórico-filosófica de quien la defina. En
un sentido amplio, la psicología
convencionalmente se define como la
ciencia que estudia los procesos del
comportamiento individual –animales
y humanos- que se desarrollan
(aprenden) en la experiencia a lo largo
de la vida (ontogenia). El
comportamiento psicológico humano
emerge de sus características y
posibilidades biológicas por un lado y
las características y posibilidades de su
entorno social por el otro; pero tiene su
propio nivel de análisis y no es
reductible a ni a lo biológico, ni a lo
social.
Psicología desde la Metapsicología
de contextos
Desde la Metapsicología de Contextos,
la psicología como disciplina científica
es vista como un sistema compuesto
por subsistemas constituidos por las
teorías psicológicas que existen –y por
existir-, por lo cual se considera que
una teoría en particular no puede dar
cuenta de toda la psicología;
metafóricamente expresado, un dedo
no es toda la mano o el pie.
Para entender lo que significa
metapsicología, debemos tener claro
que la psicología -creada por europeos
y estadounidenses- llega a los países de
América latina –incluido México- por
iniciativa e interés de grupos criollos y
mestizos. Por tanto, la psicología es una
ciencia occidental que obedece a una
visión civilizacional específica,
teniendo en consecuencia alcances y
limites culturales que generalmente no
se explicitan, porque sus creadores han
creído que sus conceptos son
universales, es decir: válidos para
cualquier persona en cualquier época y
en cualquier cultura en el mundo.
Del mismo modo, debe quedarnos claro
que cada teoría aborda un aspecto
específico del ámbito psicológico, pero
ninguna lo aborda en su totalidad.
Asimismo, cada teoría tiene su propia
noción de realidad y su propia
definición de lo que es la psicología. Sin
embargo desde un punto de vista más
amplio y general se pueden incorporar
todas las teorías psicológicas -sin negar
ninguna- en un sistema de segundo
orden o metasistema, (como ocurre
con el aprendizaje y el
metaprendizaje); a este sistema de
segundo orden lo denominamos
“metapsicología”, termino que se
refiere a una psicología de las
psicologías o una psicología de segundo
orden (ver Watzlawick, Weaklamd, y
Fisch, 2003).
La metapsicología no es, ni pretende
ser una teoría, sino un marco
interpretativo para observar –y
metaobservar- los procesos
psicológicos que estudian las teorías
psicológicas, las teorías mismas, así
como su sustrato filosófico y el
contexto civilizacional al que
pertenecen.
Como sistema de segundo orden la
metapsicología incluye a los sistemas
de primer orden constituidos por las
diferentes teorías psicológicas; de
modo que también se interesa en los
procesos psicológicos abordados por
éstas como: atención, aprendizaje,
motivación, memoria, lenguaje,
cognición, percepción, imaginación, etc.
Sin embargo, incorpora otros procesos
psicológicos más complejos, no
considerados por las teorías de primer
orden, como los procesos
civilizacionales que subyacen a
comportamientos como la
discriminación racial, la violencia de
género o los sistemas de ideas que
generan las organizaciones socio-
económica, las actitudes colonialistas,
las estrategias de manipulación de
masas utilizadas en política y
mercadotecnia, los procesos de
descolonización de la conciencia, el
rompimiento de paradigmas, la
extracción de algoritmos psicológicos,
las cegueras paradigmáticas, las
distintas nociones de sujeto que
manejan las ciencias, considerando en
cada uno de estos ejemplos el papel del
contexto social, político, económico e
histórico que les da sentido. Como es
evidente en estos ejemplos, la frontera
de lo psicológico, lo social, lo
antropológico, lo histórico y lo político
se vuelve difusa, haciendo difícil e inútil
el intento de hacer una delimitación
clara entre estas disciplinas.
La MPC no trata de reunir las teorías en
un solo saber unificado que resuelva de
una vez todas las diferencias entre
teorías, sino que trata de relacionar,
conectar y entrelazar sus respectivos
conocimientos y seguirlos
construyendo sin pretensión de llegar a
un conocimiento unificado, carente de
conflictos y contradicciones. Aborda
además de lo lógico, lo alógico, lo
atípico, lo atópico, lo dialógico, lo cual
es importante para comprender y
abordar los casos de educación especial
desde este marco interpretativo.
La Metapsicología de Contextos es un
marco interpretativo para hacer
psicología que consiste en posicionar
todo conocimiento o proceso
psicológico en el contexto donde
pertenece. Desde este marco
interpretativo cualquier problema
psicológico tiene un contexto cultural y
civilizacional que implica muchas
dimensiones que deben ser tomadas en
cuenta simultáneamente para
entenderlos y trabajar con ellos. Su
enfoque de lo psicológico es
multidimensional, mientras que en
otras tradiciones se trabaja de manera
unidimensional y acontextualmente. La
MPC intenta vincular la psicología, las
ciencias de la complejidad y los saberes
de los pueblos originarios de México (y
países con similares características)
para construir alternativas teórico-
metodológicas adecuadas a nuestro
contexto multicultural.
Educación Especial desde la conocimientos sobre su propio caso
complejidad y la metapsicología son muchos y de gran utilidad, lo cual
no es una tarea fácil, ni de corto plazo,
La educación especial desde la pues muchas veces se trata de procesos
complejidad, la transdisciplina y la de larga duración y frecuentemente de
metapsicología es un ámbito toda la vida, dependiendo de la
profesional de la psicología que se severidad del caso, sin embargo el
enfoca en el estudio, comprensión y esfuerzo que se hace por estas
tratamiento de las personas que personas bien vale la pena pues todos
presentan alteraciones del desarrollo. presentan mejorías aunque en grados y
ritmos variables dependiendo del tipo
Desde este marco interpretativo no se y severidad de la alteración de que se
considera adecuado hablar de trate, así como de las características
pacientes o enfermos, sino de casos, los particulares del contexto de la misma.
cuales siempre involucran a varias
personas relacionadas de maneras
complejas en torno a la problemática
que implica el desarrollo alterado de
alguna de ellas; esta es una de las
características distintivas de estos
casos, pues siempre involucran dos
personas o más: la que demanda un
servicio (generalmente la madre), para
otra que para sí misma no pide nada (el
hijo o la hija) y finalmente la psicóloga
o psicólogo que atiende el caso.

Desde la complejidad, la transdisciplina

y la metapsicología se trabaja con las
personas que se presentan al servicio,
de modo que la madre, abuela o tía que
pide ayuda para su hija o hijo debe ser En el ámbito de la educación especial
igualmente atendida –aunque es claro se atienden casos únicos, todos son
que esta parte del trabajo implica diferentes. Dado que no hay dos casos
incursionar en el ámbito clínico- iguales, la diversidad y complejidad de
escuchando sus angustias e los mismos exige una amplia
incertidumbres, sentimientos, preparación de las psicólogas y
emociones y pensamientos generados psicólogos que incursionan en este
por tener un hijo o hija con alteraciones ámbito profesional, pues con
en el desarrollo. Estas personas deben frecuencia es necesario retomar
capacitarse hasta donde les sea posible conceptos de diversas teorías
para fungir en algún momento como psicológicas e incluso de otras
terapeutas de sus hijos o hijas; en el disciplinas, como la medicina o la
curso de esa capacitación deben antropología para poder
aprender a empoderarse de su comprenderlos y atenderlos
situación y descubrir que sus profesionalmente, pues en este ámbito
convergen cuestiones educativas,
clínicas y sociales entretejidas en un
contexto socio-cultural específico.
Desde el marco interpretativo de la
metapsicología de contextos, los casos
de personas con alteraciones del
desarrollo, no sólo se comprenden
como producto de relaciones de
contingencia que dan lugar a procesos
de aprendizaje socialmente
inadecuados, sino que se conciben
como procesos complejos que
entretejen estas relaciones con la
dimensión biológica y el paradigma
implícito en el contexto civilizacional -
que no son directamente observables-
en el que se presenta el caso.
Comprender este entretejido es muy
importante porque predetermina que
tales personas sean vistas en ciertos
contextos como “enfermos”,
“anormales”, “deficientes”,
“minusválidos”, “discapacitados”,
“retardados”, etc. y en consecuencia
sean tratados como tales. Sin embargo
en otros contextos civilizacionales –
como el rarámuri en Chihuahua,
México- estas personas no son vistas de
ese modo, sino que se les respeta e
incluso reverencia y por supuesto el
trato que reciben así como las
oportunidades de desarrollo que se les
brindan son otras.
Lo que diferencia la educación especial
vista desde la complejidad, del enfoque
de la misma desde la tradición
conductista, reside esencialmente en
que se la concibe y aborda como un
proceso complejo y multidimensional;
en tanto que desde la tradición
conductista se le concibe como lineal y
unidimensional, trabajando
únicamente con la conducta
observable.
Desde la complejidad, la transdisciplina
y la metapsicología de contextos, se
considera indispensable trabajar
simultáneamente con varias
dimensiones del caso; de modo que en
algunos se abordará la dimensión
conductual, mientras que en otros ésta
se relacionará con la cognitiva, la
emocional, la nutricional, la
comunitaria, la social, la religiosa, la
antropológica o cualquier otra
dimensión pertinente sobre la que se
tenga conocimiento; y de no ser así, se
trabajará con otros profesionales de
manera preferentemente
transdisciplinaria y cuando esto no sea
posible, multi o
interdisciplinariamente.
Esta apertura disciplinaria asusta un
poco a quienes ven en esta propuesta el
fantasma del eclecticismo, al que
consideran como una irreverencia, un
peligro o enemigo de la ciencia; sin
embargo las exigencias aplicadas en
cualquier ámbito de la psicología
convierten el purismo teórico en una
limitante más que una ventaja; la
propuesta transdisciplinaria nos invita
a superar estos temores y dar paso a
nuevas emergencias profesionales en
las que los saberes disciplinarios que se
han mantenido separados, ahora se
puedan interrelacionar de manera
coherente, dando lugar a la creación de
nuevos conceptos, técnicas y
paradigmas, en vez de simplemente
adicionar conocimientos sin un criterio
lógico, ni una intención explícita de
interrelacionarlos para crear nuevos
conocimientos de mayor amplitud
epistemológica, teórica y aplicada; la
transdisciplina no significa renunciar al
rigor metodológico que es
indispensable para crear nuevos
conocimientos y técnicas para trabajar
con personas que presentan
alteraciones en el desarrollo.
Contexto.
El contexto es una categoría central en
la propuesta de la metapsicología, cuyo
antecedente se ubica en la relación
figura-fondo enunciada por la
psicología de la gestalt, en la que se
determinó que la percepción está
configurada en términos de figura y
fondo, siendo la figura el elemento que
ocupa el foco de la atención y se
percibe con mayor claridad, en tanto
que el fondo es lo que lo circunda y
cuya percepción es difusa; según las
leyes de la Gestalt no hay figura sin
fondo, ni fondo sin figura. El fondo
viene a ser lo que en metapsicología se
denomina “contexto” y se refiere en
primera instancia a lo que circunda o
contextualiza cualquier elemento que
queremos conocer. Sin embargo lo que
diferencia el concepto de “fondo” de la
Gestalt, del concepto de “contexto” de
la MPC es la amplitud del concepto y las
funciones que se le atribuyen. Para la
MPC, el campo cósmico constituye el
contexto más amplio que podemos
concebir; a la porción de este campo
delimitada por una operación de
distinción realizada por un observador
le llamamos contexto.
Dicho de otra forma, la parte del campo
delimitada por una operación de
distinción realizada por un observador
cuando observa algo, se convierte en el
contexto de lo que observa, de modo
que todo lo que es observado está
circunscrito por un contexto que le da
sentido o significado; este contexto no
tiene límites precisos o discretos, sino
continuos, difusos o borrosos.
Podemos conceptualizar el contexto
como un fragmento del campo, que se
percibe configurado como una unidad
que le da sentido a algo; llámese
conducta, una palabra, una acción, un
fenómeno, un pensamiento, etc. La
configuración de un contexto es un
constructo que emerge necesariamente
de las acciones que realiza un
observador, desde su tamaño y
duración hasta su significado.
Con base en la configuración que hace
del contexto, el observador le da
significado a cada cosa que observa
contextualizándola en el mismo. La
parte o elemento del campo que el
observador percibe con máxima
claridad de significado (la figura de la
Gestalt) le llamamos foco, mientras que
al resto le llamamos contexto y tiene
diversos grados de claridad y
significado, desde los nítidos hasta los
borrosos.
Por nuestra propia estructura psico-
corporal, la configuración del contexto
no siempre incluye todos los elementos
posibles, sino que necesariamente
soslaya algunos, es decir tiene puntos
ciegos (escotomas), ya que nuestra
percepción del campo-contexto
siempre es parcial, no podemos
aprehenderlo todo sino sólo partes;
sólo podemos observar algunas partes
del campo a la vez y las articulamos en
la dimensión espacio-tiempo para
construir un concepto coherente de él.
Sin embargo, nuestra precepción del
campo-contexto puede modificarse,
ampliarse o reducirse por efecto de
factores orgánicos, psíquicos, sociales,
civilizacionales y paradigmáticos.
El contexto puede ser heterogéneo u
homogéneo, y pasar de un estado a otro
en funciones de las operaciones que en
él realice el observador, por eso es que
puede presentar diversas
configuraciones. Los observadores
somos parte del campo-contexto y
siempre somos afectados por él, pero a
su vez nosotros lo afectamos con
nuestra presencia y actividades, esta es
una relación de recursividad, el campo-
contexto nos forma y nosotros lo
formamos y transformamos; asimismo,
tenemos una relación de dependencia
con él, lo necesitamos para vivir.
Nuestro comportamiento está
determinado por el campo-contexto en
el que nos encontramos; sin embargo,
en el momento en que nos hacemos
conscientes de él, somos libres para
tomar decisiones y responsables de sus
consecuencias.
En virtud de esto, podemos decir que el
contexto es parte y producto de la
acción de observación de un
observador. Al ser producto y parte de
una operación de distinción, en un
mismo campo se pueden delimitar
simultáneamente diferentes contextos
para distintos observadores, puesto
que cada observador delimita
porciones particulares del campo, cada
una de las cuales se constituye en el
contexto que le dará sentido a aquello
que observe.
Niveles de contexto-proceso
En el campo, los observadores
podemos distinguir varios niveles de
contexto: micro, meso, macro y magno-
contextos, los cuales están definidos
por las operación de distinción que
realizamos en función de nuestros
intereses y capacidades de
observación; por eso es que estos
niveles de contexto no son discretos, ni
fijos, sino que se modifican y ajustan en
función de las necesidades de
observación de cada observador.
Por comodidad, hemos usado el
término “microcontexto” para ubicar
procesos que ocurren en el campo a
una escala humana o menores, en este
nivel incluimos procesos como las
emociones, sentimientos,
pensamientos y comportamiento de los
individuos, así como procesos que
ocurren a nivel de sistemas como el
nervioso o digestivo; a nivel de órganos
como el cerebro o el intestino; a nivel
de tejidos como el nervioso, muscular o
conectivo; a nivel de células como las
neuronas o los melanocitos, incluso a
nivel de moléculas como las proteínas o
los carbohidratos.
Nos referimos a un “mesocontexto”
cuando los procesos observados
involucran a un individuo en relación
con otros, como parejas, familias,
grupos, organizaciones o comunidades
con una identidad colectiva.
Como “macrocontexto” nos referimos a
procesos que abarcan periodos de
tiempo que implican varias
generaciones (transgeneracionales) y
grupos numerosos de personas que
tienen una poderosa influencia en el
comportamiento de los individuos que
forman parte de ellos –de manera tanto
voluntaria como involuntaria, como
sucede con patrones
transgeneracionales de conducta
impuestos, transmitidos o imitados por
tradiciones, costumbres, leyes, ritos,
creencias o manipulación de masas.
Por último el término “magnocontexto”
lo usamos para referirnos a procesos
globales, de magnitudes planetarias o
mayores que tienen igualmente una
poderosa influencia en el
comportamiento de grupos e o muy rápidos y muy grandes.
individuos, tales como movimientos
sociales revolucionarios, guerras,
terremotos, inundaciones, tsunamis,
erupciones volcánicas, catástrofes
ambientales, sociales, económicas o
políticas que tienen un alcance
nacional, continental, civilizacional o
planetario.
Ahora bien, debe quedarnos claro que
los procesos ubicados en los
microcontextos se entretejen con los
procesos del mesocontexto, que a su
vez se traslapan con los proceso del
macrocontexto, que son finalmente
subsumidos por los procesos del
magnocontexto.
En la dimensión física del campo -es
decir en su geografía- podemos realizar
la distinción de estos cuatro niveles de
contexto, sin embargo –cuando
observamos procesos humanos-
también podemos distinguirlos en la
dimensión simbólica, en la llamada
“noosfera” o espacio de las ideas y los
significados (Morín, 19--). Esta clase de
contextos son muy complejos, pero
muy importantes, pues es en esta
dimensión en donde emergen los
fenómenos típicamente humanos,
como: los procesos imaginarios, la
creatividad, las artes, las ciencias, la
tecnología, las tradiciones, los mitos,
los ritos, la espiritualidad, etc.
El campo y los contextos no son
estáticos, sino dinámicos, se mueven y
cambian continuamente a diferentes
ritmos y velocidades, por eso algunos
cambios en el contexto son
perceptibles mientras que otros no,
naturalmente sólo podemos percibir un
rango entre ellos, no podemos percibir
los que son muy lentos, muy pequeños
En el campo podemos distinguir –
además de los niveles de contexto-
diferentes dimensiones, desde la física
hasta la simbólica.
Dimensión.
No hay consenso en lo que significa
“dimensión”, pues el término adquiere
diferentes significados dependiendo
del contexto en el que se usa o desde
qué ciencia, teoría, noción de realidad o
paradigma quiera definirse. En todo
caso. La dimensión es una categoría
heurística que se abre a la diversidad
de la investigación, es tanto que es
abierta, provisional, no cerrada, ni fija,
sino que puede ser cambiada de
acuerdo con nuestras necesidades.
La física clásica reconoce cuatro
dimensiones: largo, ancho, espesor y
tiempo. Desde el positivismo algunos
autores afirman que las dimensiones
son los aspectos mensurables de la
realidad (English & English, 1977). Sin
embargo, desde la complejidad y la
MPC, la dimensión es una categoría
ontológica que refiere diferentes
cualidades de la realidad que puede
distinguir un observador. El
observador y su sistema de
observación puede definir e identificar
diferentes dimensiones. En este
sentido, lo psicológico es una
dimensión, compuesta a su vez por
varias sub-dimensiones.
Como ya señalamos, no hay una
definición univoca de dimensión, sin
embargo, para la MPC es una categoría
de segundo orden que permite
articular los diferentes aspectos de la
realidad que distingue de cada teoría.
Cada dimensión, es un aspecto de la
realidad que un observador
posicionado en un determinado
contexto civilizacional, paradigmático,
teórico y filosófico percibe, según se lo
permiten sus instrumentos
gnoseológicos, sus operaciones
conceptuales y su concepción de la
realidad.
La metapsicología reconoce las
dimensiones que aborda cada teoría de
la psicología, pues en la psicología
convergen muchas dimensiones o
subdimensiones, que están
relacionadas entre sí. Como afirmamos
líneas antes, cada dimensión puede
contener a su vez varias sub-
dimensiones (como un metasistema
que incluye diversos sistemas o
subsistemas). Llamamos “dimensionar”
a la operación de construir
dimensiones que categorizan aspectos
definidos de la realidad al hacer
observaciones de la misma.
Dimensionar consiste en realizar
operaciones de distinción (como dicen
Maturana y Luhman).
Al operativizar (poner en operación o
utilizar) una dimensión, se evidencian
sus “funciones”, una de las cuales es
que permite observar
discriminadamente un aspecto de la
realidad que dicta la propia teoría o
paradigma que utiliza el observador
que operativiza la dimensión. Pero a su
vez puede tener una función de no
discriminación cuando se usa
indiscriminadamente, es decir cuando
se absolutiza esa única dimensión y se
reduce toda la realidad a esa única
dimensión, dadas las cegueras
paradigmáticas que provoca dicha
teoría o paradigma.
Percibir una dimensión implica –en
estricto sentido- una operación de
observación de segundo orden (o
metaobservación) que permite dar
cuenta de los diferentes aspectos de la
realidad que aborda cada teoría y los
que no aborda o no ve (los huecos, los
puntos ciegos) también. La dimensión
puede aludir también a sistemas
formales o a sistemas empíricos.
Multidimensionalidad
En vez de hablar de
multidimensionalidad en este ámbito,
podemos hablar de
transdimensionalidad que implica no
sólo sumar una dimensión a otra sino
entretejer, una con otra o relacionar
una con otra. Los procesos son
transdimensionales y recursivos, es
decir que en un proceso siempre
participan varias dimensiones, de
hecho la unidimensionalidad no existe
más que como un enunciado del
paradigma de la simplicidad.
Emergencia.
Las emergencias son propiedades o
cualidades surgidas de la organización
de elementos o constituyentes diversos
asociados en un todo, indeductibles a
partir de las cualidades o propiedades
de los constituyentes aislados e
irreductibles a estos constituyentes.
Las emergencias no son epifenómenos,
ni superestructuras, sino las cualidades
superiores surgidas de la complejidad
organizadora. Pueden retroactuar
sobre los constituyentes confiriéndoles
las cualidades del todo. La organización
crea nuevas cualidades y propiedades,
esas son las emergencias.
Realidad
Este concepto fue inventado en
occidente por la Ilustración europea en
el siglo XIII, considerando que en
términos generales todo lo que tiene
propiedades es parte de la realidad. Sin
embargo, actualmente su significado
depende del contexto teórico, filosófico
y civilizacional de quien lo defina, pues
este concepto ha evolucionando
progresivamente; de modo que desde
la ciencia clásica se afirma que todo lo
que es medible, observable y
cuantificable es realidad. Según esta
concepción la realidad es descubierta,
no construida.
Sin embargo con el advenimiento de la
física cuántica esta concepción fue
cuestionada, afirmando que la realidad
implica siempre un observador, por
tanto no es descubierta, sino
construida; es decir, que cada persona
–con base en los elementos socio-
culturales que le proporciona el
contexto en el que vive- construye una
representación del mundo, a la que
considera como “la realidad” (lo que ha
planteado el problema del solipsismo).
Desde esta perspectiva, la realidad
como representación de todo lo que
experimentamos, no es la misma para
todos porque no es objetiva, sino que
es la resultante de un proceso
psicosocial que siempre es dependiente
de un observador y su contexto. Como
proceso psicosocial, la construcción de
la realidad sólo es posible cuando el
observador ha desarrollado el lenguaje
y vive en el orden de la cultura. El
lenguaje y el contexto socio-cultural
son los medios indispensables con los
que cada cual construye su realidad,
por tanto la “realidad” es una vivencia
psicológica, subjetiva y
característicamente humana.
Coleman (en Maslow, 1980) considera
que la realidad emerge como un campo
configurado según los supuestos
implícitos de quien la percibe; si esta
configuración del campo es compartida
por un grupo de personas se llama
“paradigma”. De este modo las
personas que vivimos en una cultura
construimos nuestra realidad con base
en el sistema de creencias, principios y
valores del paradigma que subyace
implícitamente en el lenguaje que
hemos aprendido en tal cultura,
articulándola y dándole un sentido
específico a todo lo que percibimos
como realidad
Resulta muy interesante subrayar que Lógicamente: determina las
la concepción de realidad que se tiene operaciones lógicas rectoras o
en occidente está limitada a lo que se maestras. El paradigma parece
vivencia en vigilia; sin embargo para depender de la lógica, pero en realidad
los pueblos originarios de Anáhuac los está oculto bajo la lógica y selecciona
sueños y los estados no ordinarios de las operaciones lógicas
conciencia –además de la vigilia- son preponderantes, pertinentes que son
considerados como parte de la evidentes bajo su imperio.
realidad, no los soslayan, ni subvaloran,
lo cual tiene sentido si consideramos Ideológicamente: es el principio de
que también son construcciones de un asociación, eliminación o selección que
observador. determina las condiciones de
organización de las ideas.
Paradigma.

Paradigma son las relaciones lógicas

entre algunos contextos fundamentales
que son maestros, guías de todos los
pensamientos y las teorías. Un
paradigma complejo sería un
paradigma que pudiera entender la
relación compleja entre la parte
biológica de la mente humana y la parte El paradigma promociona y selecciona
mental de la biología en el humano las categorías rectoras de la
(Maturana, 2004). inteligibilidad. Ejemplos: el “Orden” en
las concepciones deterministas, la
El paradigma determina -para todo “Materia” en las concepciones
discurso- las categorías maestras de la materialistas, el “Espíritu” en las
inteligibilidad (conjunción, disyunción, concepciones espiritualistas, la
simplificación, u otras), que son una “Estructura” en las concepciones
serie de creencias, presupuestos y estructuralistas, el “Sistema” en las
mandatos inscritos de manera implícita concepciones sistémicas. En los
en el núcleo de las teorías o sistemas ejemplos citados, las palabras
filosóficos. Por ello nadie los ve entrecomilladas son los conceptos
gobernando de manera indirecta el rectores seleccionados y seleccionantes
pensamiento de sus usuarios, que que excluyen o subordinan los
conocen, piensan y actúan según los conceptos antinómicos a ellos al
dictados de los paradigmas inscritos interior de sus respectivos sistemas de
culturalmente en ellos. ideas.

Semánticamente: El paradigma En este triple sentido generativo y

determina la inteligibilidad y da organizacional, el paradigma orienta,
sentido al pensamiento y al gobierna, controla la organización de
conocimiento. los razonamientos individuales y de los
sistemas de ideas que lo obedecen.
Thomas Kuhn (en Maslow, 1980),
afirma que el paradigma es la
constelación total de valores, técnicas,
ideas y creencias compartidas por los
miembros de una comunidad dada, por
ejemplo las comunidades científicas,
mismas que construyen
arbitrariamente formas particulares de
ver y actuar en el mundo.
Ahora bien, los paradigmas operan
estructurando la realidad por medio de
categorías lingüísticas, que son usadas
por las ciencias para fragmentar la
Naturaleza en campos de conocimiento
ontológicamente separados (aunque en
lo real no hay nada separado). La
ciencia en este sentido, es un
metalenguaje en el contexto de una
cultura que recursivamente construye
y es construida por los paradigmas
(Morín, 1999).
Paradigma de simplicidad.
La ciencia clásica se fundó en el
paradigma de simplificación que
condujo a privilegiar los
procedimientos de reducción, exclusión
y disyunción y a considerar toda
complejidad como apariencia
superficial y confusión a disolver (Segal
L., 1994).
El paradigma de la simplificación parte
del supuesto de que la realidad es la
misma para todos, que es homogénea y
universal, de modo que es posible
conocer todas sus características y
propiedades usando el método
científico; en consecuencia su método
consiste en reducir todo lo que observa
a sus componentes más simples,
analizándolos (separándolos) y contexto socio-cultural y civilizacional
manipulando una a una las variables
que identifica en ellos para saber cual
es su funcionamiento y después
generaliza sus hallazgos a todas las
situaciones que tienen características
semejantes.
Lógica occidental
Las lenguas occidentales que son
predicativas, lineales y fragmentarias
facilitaron el desarrollo de la lógica
actual, sin embargo dicha lógica no es
necesariamente extensiva a las otras
civilizaciones del mundo, de modo que
puede haber civilizaciones alógicas y
no por ello atrasadas. Por ejemplo los
mayas sin la lógica ni la geometría
euclidiana, crearon una matemática
sumamente avanzada (en la que
concibieron el cero), una arquitectura
impresionante y el sistema calendárico
más perfecto que se ha creado hasta la
fecha.
Las características de esta lógica son
disyuntivas, de modo que desde ella, lo
que es falso no puede ser verdadero y
viceversa, no concibe situaciones en
donde un mismo enunciado sea al
mismo tiempo falso y verdadero, lo que
ha conducido a grandes paradojas.
Autoimplicación.
Desde la metapsicología de contextos la
o el psicólogo no pretende ser objetivo,
ni ajeno o distante de los casos que
atiende profesionalmente, sino que se
implica en ellos, explicitando cómo y
desde dónde hace esta implicación,
reconociendo conscientemente los
alcances y límites de la postura teórico-
metodológica con la que pretende
trabajar, los rasgos paradigmáticos del
en el que se inserta; así como la forma
en cómo está observando los casos y
los efectos que esta observación
produce en ella o él mismo como
profesional y como persona: miedo,
aversión, tristeza, desesperación,
confusión, esperanza, alegría, afecto,
solidaridad, seguridad, etc.
La implicación en el caso con el que se
trabaja –desde esta perspectiva- nos
parece inevitable, pues el principal
instrumento de trabajo del o la
psicóloga es él o ella misma, por lo que
es necesario aceptar y reconocer que
son (somos) seres humanos con
alcances y limitaciones, dependientes
de su preparación profesional y de su
historia de vida.
Implicarse en el caso con el que se
trabaja –a pesar de la angustia inicial
que produce- se traduce en corto plazo
en una vivencia mucho más rica,
cercana, intima y humana, que permite
una comprensión empática profunda,
desde la cual es posible ver y sentir la
vida como lo hace el otro y de este
modo diseñar y aplicar técnicas más
eficaces y eficientes para ayudarlo en
aquello que nos solicita como
profesionales de la psicología.
“Sujeto epistémico”
Todo observador es un “sujeto”
epistémico que al observar realiza
operaciones de distinción en el campo
con base en las cuales establece
relaciones a las que les confiere un
sentido particular en función de las
características concretas que tienen sus
operaciones de observación.
Cualquier cosa, proceso, evento o
fenómeno observado forma parte del
cosmos y es inseparable de un contexto
cuya magnitud es determinada por el
observador. Cualquier cosa, proceso,
evento o fenómeno ocurre o existe en
el campo (un contexto es una parte del
campo que es percibida y configurada
por la acción perceptiva de un
observador).
Bucle Recursivo.
Noción esencial para concebir los
procesos de autoorganización y de
autoproducción. Constituye un circuito
donde los efectos retroactúan sobre las
causas, donde los productos son en sí
mismos productores de los que los
produce. Esta noción supera la
concepción lineal de la causalidad
causa-efecto.
Autonomía dependiente.
La autonomía de lo viviente emerge de
su actividad de autoproducción y
autoorganización. El ser viviente, en el
que la autoorganización efectúa un
trabajo ininterrumpido, debe
alimentarse de energía, materia e
información exteriores para
regenerarse permanenetemente. Su
autonomía es dependiente y su
autoorganización es una auto-eco-
organización.
Cultura.
Una cultura es un conjunto de saberes,
saber-hacer, reglas, estrategias,
hábitos, costumbres, normas,
prohibiciones, creencias, ritos, valores,
mitos, ideas, adquirido que se perpetua
de generación en generación que se
reproduce en cada individuo y
mantiene, por generación y
regeneración, la complejidad individual
y la complejidad social. La cultura
constituye un capital cognitivo, técnico
y mitológico no innato.
Orden.
Noción que reagrupa las regularidades,
estabilidades, constancias,
repeticiones, invarianzas; engloba el
determinismo clásico (“leyes de la
Naturaleza”) y las determinaciones. En
la perspectiva de un pensamiento
complejo, hay que subrayar que el
orden no es ni universal ni absoluto,
que el universo comporta desorden y
que la dialógica del orden y el desorden
produce la organización.
Desorden.
La noción de desorden comprende las
agitaciones, las dispersiones, las
turbulencias, las colisiones, las
irregularidades, las inestabilidades, los
accidentes, los alea, los ruidos, los
errores en todos los dominios de la
Naturaleza y de la sociedad. La
dialógica del orden y el desorden
produce la organización. De este modo
el desorden coopera en la generación
del orden organizacional y hologramático significa que no solo la
simultáneamente amenaza sin cesar
con desorganizarlo. Un mundo
totalmente desordenado sería un
mundo imposible, un mundo
totalmente ordenado hace imposibles
la innovación y la creación.
Dialógica.
Unidad compleja entre dos lógicas,
entidades o instancias
complementarias, concurrentes y La impronta es la marca sin retorno
antagonistas que se alimentan la una a
la otra, se complementan, pero también
se oponen y se combaten.
Diferenciándola de la dialéctica
hegeliana, en Hegel las contradicciones
encuentran solución, se superan y
suprimen en una unidad superior. En la
dialógica, los antagonismos
permanecen y son constitutivos de
entidades o fenómenos complejos.
Generativo.
Carácter que diferencia a las
organizaciones vivientes de las
máquinas artificiales. Éstas, generadas
por la civilización humana, no pueden
ni autorrepararse, ni autorregenerarse,
ni autoreproducirse. Las “máquinas”
vivientes disponen de la posibilidad de
autogenerarse, autorregenerarse y
autorepararse. Así se comprende la
reorganización permanente de un
organismo que genera las células
nuevas para reemplazar a las que se
degradan.
Principio hologramático.
Un holograma es una imagen en la que
cada punto contiene la casi totalidad de
la información sobre el objeto
representado. El principio
parte está en un todo, sino que el todo
está inscrito en cierta forma en la parte.
De este modo, la célula contiene en sí la
totalidad de la información genética, lo
que en principio permite la clonación;
la sociedad en tanto que todo, por
mediación de su cultura, está presente
en la mente de cada individuo.
Impronta cultural.
que impone la cultura familiar en
primer lugar, social después, y que se
mantiene en la vida adulta. La impronta
se inscribe cerebralmente desde la
infancia por estabilización selectiva de
las sinapsis, inscripciones primeras que
van a marcar irreversiblemente la
manera individual en su modo de
conocer y actuar. A ello se añade y
combina el aprendizaje que elimina
ipso facto otros modos posibles de
conocer y de pensar. (sin embargo una
alteración en el aprendizaje
desadaptaciones, traumatismos
emocionales pueden generar un desvío
de esa impronta, de esas normas
familiares y sociales).
Mente.
La mente constituye la emergencia
mental nacida de las interacciones
entre el cerebro humano y la cultura,
está dotada de una relativa autonomía,
y retroactúa sobre aquello de lo que ha
surgido. Es la organizadora del
conocimiento y de la acción humanas.
Aquí no significa lo que se comprende
por “espiritual”, sino que tiene el
sentido de “mente” (espíritu
cognoscente e inventivo).
Noosfera.
Designa el mundo de las ideas, los
espíritus, los dioses, entidades
producidas y alimentadas por las
mentes humanas en el seno de su
cultura. Estas entidades, dioses o ideas
dotadas de autonomía dependiente (de
las mentes y de la cultura que las
alimentan), adquieren vida propia y un
poder dominador sobre los humanos.
Religación.
La noción de religación, colma un vacío
conceptual dándole una naturaleza
sustantiva a lo que sólo era concebido
adjetivamente, y dándole un carácter
activo a este sustantivo. “Religado” es
pasivo, “religante” es participante,
“religación” es activante. Se puede
hablar de “desligación” para el opuesto
de “religación”.
Trinidad cerebro-mente-cultura.
La mente emerge del cerebro humano,
con y por el lenguaje, en el seno de una
cultura. Los tres términos cerebro,
cultura, mente, son inseparables, una
vez que la mente ha emergido,
retroactúa sobre el funcionamiento
cerebral y sobre la cultura. Se forma un
bucle entre cerebro-mente-cultura, en
el que cada unos de estos términos es
necesario para cada unos de los otros.
La mente es una emergencia del
cerebro que suscita la cultura, la cual
no existiría sin cerebro.
Trinidad mental pulsión-
afectividad-razón.
Relación inseparable, complementaria
y antagonista entre la pulsión, la
afectividad y la razón. Ninguna de estas
tres instancias domina a la otra, y su
relación se efectúa según una
combinatoria inestable y variable en la
que, por ejemplo, la pulsión puede
utilizar la racionalidad técnica para sus
propios fines, en la que la afectividad
puede utilizar la razón, la pulsión, la
afectividad, etc.
Cerebro triúnico.
Concepción de los tres cerebros
integrados en uno: a) el paleoencéfalo
(herencia del cerebro reptiliano),
fuente de la agresividad; b) el
mesocéfalo (herencia del cerebro de los
antiguos mamíferos), fuente de la
afectividad, la memoria a largo plazo;
c) el córtex con el neocortex, fuente de
las aptitudes analíticas, lógicas y
estratégicas.

Referencias

English & English, (1977), Diccionario

de psicología y psicoanálisis, Paidós.
Buenos Aires.

Maslow, A. (1980). Sustitución de

paradigmas. Más allá del Ego (p. 31-
37). Barcelona: Kairós.

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Biología a la Psicología. Ed.
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Naturaleza de la Naturaleza. Madrid:
Cátedra.

Morín, E. (2002). La cabeza bien

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reforma educativa. Buenos Aires:
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México: Paidós.

Watzlawick, P., Weakland, J.H. y Fisch,

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