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MODULO I.

- CONDUCTA DEL POLICÍA


ANTE CATÁSTROFES NATURALES.
TEMA 2- TEORÍAS PSICOLÓGICAS
EXPLICATIVAS DEL COMPORTAMIENTO
COLECTIVO ANTE LAS CATÁSTROFES.
TEMA 3- POSIBILIDADES DE
INTERVENCIÓN EN LOS FENÓMENOS
COLECTIVOS.

INTRODUCCIÓN.

En la primera mitad del siglo XX, los efectos psicológicos y sociales de los
conflictos bélicos mundiales motivaron la aparición de estudios empíricos que
postulaban una teoría de consecuencias psicopatológicas casi incuestionables para
los afectados por una emergencia, concretándose en la entonces llamada neurosis
de guerra. Este enfoque convivía, a su vez, con el mito del pánico y de la
irracionalidad de la masa ante cualquier situación catastrófica. En la segunda
mitad del siglo XX, el planteamiento gira hacia una teoría centrada en la
catástrofe, que sitúa al individuo en un segundo plano para resaltar el fenómeno
de la catástrofe en sí como catalizador de conflictos o dinámicas sociológicas de
otro orden; pero, además, comienzan a cuestionarse los mitos imperantes sobre la
actitud de la población cuando se producen eventos extraordinarios.

Es en la última década cuando encontramos un posicionamiento de interrelación


en el que el estudio del comportamiento colectivo permite hacer una radiografía
del grupo humano en sociedad sin enfatizar ni minimizar las consecuencias
psicológicas individuales que afectan a las personas en una situación así. De
acuerdo con esto, reacciones psicológicas más o menos intensas no corresponden
a una colectividad fuera de sí, irracional y dominada por el pánico. Llegados a
este punto, atrás queda el viejo mito del pánico, que tenía como punto clave la
teoría de la psicología de las masas de Le Bon. En contra de la imagen que a
veces se nos transmite, las situaciones de emergencia suelen sacar a relucir lo
mejor de la naturaleza humana.

En la actualidad, la Dirección General de Protección de España, que a su vez es


sede del "Centro Europeo de Investigación Social de Emergencias" del Consejo
de Europa, trabaja con las siguientes tesis:

• En el ámbito individual, el comportamiento pánico, es un comportamiento


irracional producido por un miedo irrefrenable que lleva a la paralización o huida
alocada del individuo. En la casuística clínica está relacionado con episodios de
ansiedad extrema o fobias persistentes o múltiples, pero sólo afecta a un 3% de la

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población y al principio de la emergencia, para pasar a un porcentaje
insignificante, pasados los primeros momentos.
• En el ámbito colectivo, el comportamiento pánico se caracteriza por el
desplazamiento en huida de una masa social ordenada en una misma dirección y
sentido para todos los miembros del grupo. Es tan infrecuente o más que el
individual, pero cuando aparece puede producir numerosas víctimas, por
aplastamiento de los que tienen la mala fortuna de tropezar, caer o entorpecer a la
masa en el proceso de huida.

1 Importante La masa en pánico suele formarse por la falta de información


frente a un suceso, lo que hace que todos imiten el desplazamiento de otro que
suponen informado y que huye en una determinada dirección y sentido. Es, por
tanto, un desplazamiento instintivo de supervivencia frente a un peligro difuso, a
veces inexistente.

Pero las situaciones citadas son excepción. Lo normal es encontrar un


comportamiento, tanto individual como colectivo, racional y solidario. En contra
de la imagen que a veces se nos transmite con la potenciación y que considera
como generalizadas actitudes pánicas o insolidarias aisladas, las situaciones de
emergencia suelen sacar a relucir lo mejor de la naturaleza humana. De modo
individual, las actitudes heroicas de bomberos, policías, militares, sanitarios, etc.,
y de los ciudadanos comunes, se contabilizan por cientos. En el ámbito colectivo,
son los momentos en que la sociedad se siente más cohesionada y sus miembros
más solidarios entre sí. El dolor y el duelo por las víctimas pasa de ser íntimo a
ser un dolor y un duelo de toda la colectividad.

En el año 2001, ocurrieron acontecimientos que ejemplifican y nos dan cuenta de


estos tipos de reacciones. Cuando el derrumbamiento de las Torres Gemelas de
Nueva York en EE.UU. el 11 de septiembre, con miles de víctimas, en el que las
reacciones de individuos e instituciones entran dentro de este marco de
comportamiento de racionalidad, heroicidad, solidaridad y de cohesión de toda la
sociedad frente a la catástrofe.

El término pánico en el uso común es de una acepción amplia y con él se


identifican comportamientos que técnica, psicológica y médicamente son
normales. Tener miedo y huir del peligro es una reacción coherente exenta de
patología, y ese fue el comportamiento mayoritario de los ciudadanos en la
emergencia. El paradigma de la conservación de la racionalidad y entereza en
situaciones extremas estuvo representado por esas personas que sabiéndose frente
a una muerte cierta e inminente llamaron por teléfono desde los aviones y desde

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las Torres a sus familiares para despedirse. Ni siquiera en tales circunstancias
cayeron en una situación de pánico.

Cuando el atentado de Casablanca el 13 de diciembre. Dieciséis mujeres y niñas,


murieron aplastadas y asfixiadas como consecuencia del comportamiento de
pánico provocado por un conato" de incendio en la cocina de un local en la que se
habían reunido unas setenta mujeres y niñas para celebrar una fiesta. El conato de
incendio, se quedó en eso mismo, porque no hubo incendio ni nadie murió por
causa del mismo. Alguien o algunos, al oír unos gritos, se lanzaron
precipitadamente hacia la salida; los demás, sin saber que pasaba exactamente, les
siguieron y en siete metros de escalera murieron aplastadas dieciséis personas y
otras más resultaron heridas.

En este caso sí parece apropiado hablar de un comportamiento de pánico


colectivo, a diferencia de lo ocurrido en los más de mil metros de escaleras de las
Torres Gemelas, donde no tenemos noticias de que nadie muriera por
aplastamiento de otros durante la evacuación ni como consecuencia de otros tipos
de pánicos colectivos.

1 Importante De cualquier forma, estos dos casos permiten apreciar que un


comportamiento social de pánico no es proporcional ni está relacionado de modo
determinista con la magnitud de una catástrofe o una situación de emergencia.

Resumiendo, parece que es una relación espuria la que antaño se estableció entre
catástrofe y comportamiento pánico e irracional de los ciudadanos. Esta reflexión
no se queda en una cuestión de teoría básica académica, sino que repercute en el
modelo de organización y gestión de situaciones catastróficas. La teoría del
pánico sustentó un modelo de gestión excluyente de la colaboración ciudadana
que tomaba, tanto en Europa como fuera de ella, el nombre de Defensa Civil; En
la actualidad las teorías del comportamiento racional y solidario de la población
son la base del modelo de Protección Civil en sociedades avanzadas, conocido
como el de las tres "ces":
• Comunicación e información a los ciudadanos.
• Coordinación entre las distintas instituciones y organismos.
• Cooperación entre sociedad e instituciones

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Este modelo de organización social frente a catástrofes sustenta a su vez un
modelo de gestión de riesgos basado en tres principios prudenciales, que son:

• El principio de Previsión, que tiene como finalidad la realización de mapas y


análisis de los riesgos a los que puede estar sometida una población, es decir,
preverlos antes de que ocurran.
• El principio de Precaución, que nos permite acoplar las actividades de la
sociedad que puedan conllevar peligros ciertos para la población, y regular las
actividades y prácticas industriales, urbanísticas, territoriales, etc., tanto
corporativas como individuales, que no demuestren que sean inocuas.
• El principio de Prevención, que se traduce en una planificación institucional
coordinada de recursos de la administración para hacer frente a catástrofes, y
en programas de formación y autoprotección de los ciudadanos como variable
fundamental de este modelo de gestión.

1 Importante España fue uno de los primeros países en incorporar este modelo
de lucha contra las catástrofes, y, además, jugó y juega un importante papel en el
desarrollo del mismo, así como en la expansión y modernización de la gestión
institucional de riesgos tanto en el contexto Europeo como en el Iberoamaericano.

APOYO PSICOLÓGICO EN LAS SITUACIONES DE EMERGENCIAS,


DESASTRES Y CATÁSTROFES.

Tradicionalmente, todos hemos conocido y a veces hemos tenido contacto con


tres funciones clásicas de la psicología aplicada en nuestra sociedad como han
sido:
• la psicología escolar y de la educación en nuestra época de formación,
• la psicología del trabajo y de la organización en nuestra época de vida
laboral y profesional y
• la de la psicología clínica y de la salud cuando hemos vivido problemas de
prevención o cuidado y rehabilitación en la calidad de vida respecto a la
salud en general, y específicamente en el estrés, y más en concreto en la
salud mental si ha habido un deterioro en ella.

Y a medida que la psicología ha ido madurando, también han aumentando el


número de campos donde la psicología se va especializando, siendo uno de ellos
el del psicólogo que interviene en situaciones de emergencias, desastres y
catástrofes.

El psicólogo dispone de una formación científica y de capacidades técnicas


necesarias para la resolución de los problemas psicológicos de relevancia social
tanto en los ámbitos de la salud, de los servicios sociales, de la educación, del
trabajo y de las organizaciones como en cualquier otro que, generado por la
dinámica social en interacción con los avances de las ciencias del
comportamiento, exige su intervención.

Se podría decir que es lo que está sucediendo en una área emergente y de


actualidad, como son las catástrofes en que fenómenos infaustos e imprevistos

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afectan a una colectividad de forma global, incluidos sus sistemas de respuestas
institucionales.

1 Importante Por lo que los individuos afectados en un primer momento deben


hacer frente a las consecuencias del fenómeno con sus propios recursos.

Cuando el suceso viene de improviso e inesperado ante un siniestro en que la vida


cotidiana de la colectividad no se ve alterada, es cuando se da la emergencia que
conlleva escasez de tiempo y de recursos y pone las vidas y/o propiedades en
peligro y que además, requiere una respuesta inmediata. Aquí, se pueden producir
situaciones de crisis, mientras los sistemas de respuesta y de ayuda actúan.

Ante todas estas situaciones de desastres en que la vida social cotidiana se ve


alterada, porque se exceden los recursos disponibles ante un suceso infausto,
localizado en el tiempo y en el espacio, en el cual la comunidad lo mismo que
toda la población se enfrenta a un peligro severo de una forma indiscriminada, y a
pesar de que las respuestas institucionales pueden ayudar a la colectividad
afectada, a nivel psicosocial afecta en las pérdidas externas o materiales y en las
internas en cuanto se producen y aparecen ansiedades continuas, miedos, duelos e
incluso cambios en las percepciones de la realidad, de las creencias y de los
valores, pues, la estructura social se rompe.

1 Importante De una u otra manera, en todas estas situaciones, se puede prestar


auxilio, ayuda y actuación física a lo más emergente y necesario en el momento,
en colaboración con otros profesionales en equipo inter y multidisciplinar dentro
del encuadre de un mando organizativo de emergencias que coordina las
operaciones en un claro proceso que aplica los recursos para conseguir objetivos
específicos dentro de un plan, esquema o método ya formulado de antemano.

Esto supone que existe un tiempo anterior a la emergencia en la cual se debe


entrar dentro de los equipos educativos y de prevención con el fin de mitigar el
impacto de una futura emergencia e informar de una manera adecuada y continúa
sobre la posibilidad y manera de actuar ante un evento catastrófico que no se
espera. Técnicamente y de un modo específico es interesante entrenar en
inoculación de ansiedad y estrés y demás reacciones del miedo.

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La preparación es un proceso continuo que no agota un Plan en un documento
escrito, pues, los planes necesitan de una revisión continua ya que ésta identifica y
asigna dominios de responsabilidad a entidades y organizaciones capaces de
desarrollarlos.

1 Importante Y a veces, un plan no actualizado es peor que no tener un plan.

Preparar supone reducir la ansiedad ante la incertidumbre y lo desconocido


durante una emergencia, aumentando nuestra capacidad y seguridad para manejar
lo desconocido que pueda ocurrir. Preparar es una actividad psicoeducativa y
comunitaria que se debe hacer familiar para los individuos, grupos y
organizaciones, y además, es fundamentar nuestros conceptos sobre el
conocimiento de la realidad y no sobre los mitos, al mismo tiempo que
sugerimos acciones y respuestas apropiadas que es más importante que la
rapidez inapropiada.

Y que debemos hacer cuando la emergencia y el desastre se nos echa encima con
todas sus connotaciones y la catástrofe nos hace impotentes, se debe entonces
activar el plan de emergencias que ya se había planificado y actuar según nuestros
conocimientos en medio de la evacuación, de la búsqueda, del rescate, etc., con el
fin de restaurar un sistema mínimo vital con una atención psicológica y acogida
temporal para que a más largo plazo se restaure la vida normal y se facilite la
vuelta a ella.

1 Importante Es fundamental que un equipo de respuesta psicosocial identifique


las necesidades psicológicas y active redes de respuesta y apoyo social en
coordinación con otros profesionales como los pertenecientes a los equipos de
salud física y mental y con los servicios sociales y voluntariado posible e ilesos de
la comunidad afectada o leves, pues, para éstos sería también una forma adecuada
de responder sin olvidar sus necesidades de supervivientes como individuos y de
sus familiares.

Ayudar al alivio y desahogo de los supervivientes con el debido respeto es la


primera atención psicológica que se debe dar. Después tratar de identificar a los
grupos con necesidades especiales como suelen ser los niños, los ancianos, los
minusválidos, enfermos mentales, etc.

El conjunto de la atención psicológica en el momento de la emergencia, está


unido al choque emocional que se encuentre en las personas, pues, se sabe que
generalmente un 15% de individuos manifiestan reacciones psicológicas patentes,
un 15% conservan su sangre fría y el 70% restante manifiesta un comportamiento
aparentemente calmado, pero con un grado de deterioro emocional y de iniciativa
aunque no alcancen una patología.

1 Importante Por ello, es objetivo prioritario en tales momentos, saber atender


las reacciones psicológicas que son normales en toda emergencia y distinguir los
comportamientos patológicos tanto individuales como colectivos de las víctimas,
así como las actitudes y reacciones inadaptadas de los componentes de los
equipos de emergencias y posible cansancio físico y psicológico.

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El conjunto de víctimas comprende no solamente los heridos sino también, los
supervivientes físicamente indemnes que tienen o no que deplorar la pérdida de
un familiar y a éstos hay que añadir los familiares, amigos, etc., que van llegando.
Entonces, hay que tener en cuenta las reacciones emocionales efímeras, tanto en
cuanto todas las personas normales en tales situaciones, pueden adoptar un
comportamiento inmediato inadaptado que se suele presentar bajo la forma de
agitación psicomotriz incoordinada como correr, no saber dónde se va, etc., o
también, a través de una cierta agresividad, o de un gesto suicida o de una actitud
de estupor.

Estas reacciones no suelen tener una gran duración temporal, pero pueden dar
lugar a sentimientos de culpabilidad. Sin embargo, existen otras reacciones más
graves en los que ya eran propensos, como la neurosis traumática, la de angustia,
la fóbica, la histérica que necesitan evacuación inmediata, vigilancia y tratamiento
eventual, caso de que no necesiten un tratamiento más durable, y entretanto,
controlar también cualquier comportamiento que pudiera provocar la
desintegración del grupo social que socorre en tales situaciones de forma que no
se cambien o pierdan los roles de cada actuante bajo la presión del fuerte shock
emocional que provoca la llamada procesión de los fantasmas o el peligro de
descontrol a través de reacciones primitivas colectivas.

De todas formas, todas estas reacciones ceden generalmente de una manera


espontánea, cuando llegan unos socorros seguros y con una buena dirección,
cuando los cuidados y atenciones son apropiadas y las informaciones son
objetivas y la comunicación de malas noticias es adecuada. Así, es posible
restaurar el equilibrio y la estructura de las personas y de los grupos.

1 Importante Al considerar las reacciones de las víctimas es normal que


experimenten disconformidad y reacciones intensas psicológicas de estrés, con
sentimientos de shock, de no creencia, de confusión, no ayuda y vulnerabilidad.

En tales reacciones, se pueden incluir altos niveles de miedo, respuestas de


evitación, enfados, rabia y sentimientos de autoculpabilidad. Y posteriormente, en
el después de la emergencia, del desastre y de la catástrofe, muchos individuos
experimentarán también, disturbios psicológicos, como pesadillas, lloros
incontrolables, etc., que pueden constituir el síndrome del estrés post trauma.

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SE DEBEN DAR COBERTURA A LAS NECESIDADES BÁSICAS DE:

• Seguridad para la víctima y para los demás, sintiéndonos todos que estamos
razonablemente protegidos de nosotros mismos, de otros y/ del ambiente.
• Confianza en nosotros mismos y en los demás en relación a seguir nuestro
propio criterio y el de los demás dentro del orden y plan organizado.
• Control de nosotros mismos y con los demás haciéndonos responsables de
nuestras propias acciones y de la influencia que podemos ejercer sobre los
demás con el debido respeto a sus valores humanos.
• Estima de nosotros mismos y de los demás valorando lo que sentimos,
pensamos y creemos, al mismo tiempo que sabemos valorar y no juzgar a los
otros.
• Intimidad con nosotros mismos y con los demás al sabernos conocer y
aceptarnos en nuestros propios sentimientos y pensamientos y sabernos
aceptados también, por los demás.

Así pues, el objetivo será el de orientar a las personas afectadas, conseguir un


clima adecuado con rapidez, escuchar repetidamente lo que los supervivientes y
víctimas nos quieren comunicar sin ser juzgados ni criticados, transmitir el
mensaje de que no se encuentran solos y que la vida continúa después de la
emergencia y del trauma.
Así podemos dar un espacio mental y un esquema de referencia que pueda
responder a todos los interrogantes que en tales situaciones se plantean las
víctimas y supervivientes como:

• ¿qué me ha sucedido?
• ¿qué va a ser de mí?
• ¿qué pasará si no mejoro?
• ¿estoy a salvo?
En una primera atención bajo dos variables de escucha y atención que nos
da lugar a seis pasos como:
• Definir y evaluar la situación
• Garantizar la seguridad
• Proporcionar apoyo psicológico dentro de la escucha
• La acción, examinar alternativas
• Construir planes
• Conseguir un compromiso involucrándose en la situación como
colaborador responsable.

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1 Importante A pesar de que las reacciones generosas nunca compensan todas las
cicatrices emocionales que las emergencias, desastres y catástrofes dejan, es
importante que sepamos identificar los cambios positivos, para que los
supervivientes puedan superar su sufrimiento y recuperar su sentido de esperanza
en la vida.

POSIBILIDADES DE INTERVENCIÓN EN LOS FENÓMENOS


COLECTIVOS.

Actualmente el tratamiento de las variables en el orden público precisan la


intervención de unidades policiales especializadas, capaces de gestionar los
recursos que la sociedad pone en manos de la Policía de manera que garanticen el
libre ejercicio de los derechos y la ayuda y protección en todos los momentos de
necesidad colectiva e individual.

Las grandes concentraciones de personas con motivos del ejercicio del derecho de
reunión, o bien con ocasión de la celebración de diversos espectáculos, o
acontecimientos que puedan derivar en situaciones que rebasen los límites de la
normalidad.

Sin embargo dentro de la filosofía de actuación de las Unidades de Intervención


Policial se encuentra el empleo progresivo de medios o, dicho de otro modo, la
utilización de cuantos recursos preventivos sean precisos para evitar que la
alteración de orden público llegue a producirse.

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Por tanto se puede decir que se trata de Unidades uniformadas especialmente
entrenadas para su actuación en grandes concentraciones o aglomeraciones
humanas, en acontecimientos, en alteraciones graves del orden público, etc.
Además colaboran en dispositivos y operaciones especiales.

Principalmente sus funciones se resumirían en


• la prevención, mantenimiento y restablecimiento, de la seguridad
ciudadana;
• intervención en grandes concentraciones de masas actuar y auxiliar en
graves calamidades o catástrofes públicas;
• actuar ante situaciones de alerta; establecimiento de controles y de
otros dispositivos de seguridad.

Su participación en el mantenimiento de la seguridad pública viene


complementada con intervenciones rápidas y eficaces en casos de catástrofes de
todo tipo con víctimas. Tal es el caso de las actuaciones llevadas a cabo con
ocasión de las inundaciones provocadas por riadas y otro tipo de catástrofes.

De igual forma las Unidades de Intervención Policial colaboran estrechamente en


los dispositivos de seguridad integral con motivo de acontecimientos
extraordinarios.

1 Importante Dotadas de una gran flexibilidad y capacidad de desplazamiento en


todo el territorio nacional, principalmente en los supuestos de prevención y de
peligro inminente o grave.

En la práctica, existen fronteras comunes entre dependencia funcional y la


orgánica y en otros casos existen prioridades contrapuestas entre quienes conocen
la competencia funcional y quienes tienen atribuida la competencia orgánica.

La dirección, se responsabiliza de la gestión de recursos personales, técnicos;


formación y reciclaje e inspección general de las Unidades.

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NORMAS BÁSICAS DE ACTUACIÓN

Las Normas Básicas de Actuación de estas Unidades son las siguientes:


• La intervención de las Unidades se ajustará al más exacto cumplimiento de la
normativa legal y reglamentaria, especialmente a los principios básicos de
actuación en el artículo 5 de la ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpo de Seguridad.
• Las actuaciones en graves alteraciones del orden y la seguridad ciudadana y la
superior capacidad de respuesta de estas Unidades exigen una especial
meticulosidad en el empleo progresivo de la fuerza y de los medios a su alcance.
• Previamente a la realización de cualquier servicio deberán disponer de la mayor
información previa posible.
• Los mandos de la Unidades actuantes deberán concebir la medidas preventivas
contingentes o de repuesta sobre las base de una completa previsión operativa de
problemas. En caso necesario se plasmará en un dispositivo u orden escrito.
• En base a la previsión de los hechos, se adecuarán los medios
materiales y humanos necesarios.
• En todo caso, el Jefe de la Unidad establecerá el despliegue, objetos y
misiones, a los Jefes de las Unidades subordinadas. Previa a la realización de
cualquier servicio, los Jefes de las Unidad darán las órdenes oportunas a fin de
verificar el adecuado estado de los medios humanos y materiales.
• Durante el servicio se mantendrá, cuando proceda, enlace entre el responsable
operativo o Jefe de la/s Unidad/es actuante/s, con el jefe policial correspondiente,
sin que aquellos puedan relacionarse directamente con la autoridad gubernativa.
• La disciplina en el uso de las comunicaciones es fundamental para el eficaz
desempeño de los servicios. Siempre que sea posible se utilizarán claves.
• En toda actuación deberá disponerse de la reserva necesaria que el servicio y las
circunstancias aconsejen, a fin de disponer de la capacidad de respuesta necesaria.
• Se considerará de primordial importancia la autoprotección de los funcionarios,
cumpliendo a tal ciclo la normativa vigente.
• Con posterioridad a la realización de cualquier servicio finalizadas las actuaciones
policiales a que hubieran dado lugar se redactará el oportuno informe
procediéndose a remitir convenientemente cumplimentada la «Hoja de servicios
Extraordinario».

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