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LA MUJER EN

LA ANTIGUA
ROMA
ÉPOCAS ARCAICA, CLÁSICA Y
POSTCLÁSICA

ASIGNATURA : DERECHO ROMANO

PROFESOR : MARIO SÁNCHEZ

ALUMNA : GABRIELA CRUCES PASTÉN

17 DE ABRIL DE 2019.
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TABLA DE CONTENIDOS

1. MARCO INTRODUCTORIO 3

2. PERIODO ARCAICO 5
2.1. MATRIMONIO. 5
2.2. PATRIMONIO. 7
2.3. ADULTERIO. 7
2.4. ESTUPRO. 8
2.5. ABORTO. 8

3. EPOCA CLÁSICA 9
3.1. MATRIMONIO 10
3.2. DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO 10
3.3. DIVORCIO 12
3.4. CONCUBINATO 12
3.5. ADULTERIO 13

4. EPOCA POST CLASICA 14


4.1. MATRIMONIO 14
4.2. DIVORCIO 15
4.3. CONCUBINATO 16

5. CONCLUSIONES 17

6. BIOGRAFÍA 18

2
1. MARCO HISTÓRICO
El derecho romano ha estado desde siempre en un palco de honor,
principalmente porque es el epicentro del nacimiento de diversas ramas del
derecho dentro de las que se destaca el derecho civil (IUS CIVILIS) que era,
principalmente, el conjunto de reglas que regularon las relaciones entre todos
los ciudadanos romanos en aquellos días. Sin embargo, muchas de las cosas
que en ese momento se practicaban resultarían muy desagradables en la
actualidad, básicamente, porque estaba desarrollado para privilegiar
irrefutablemente a los hombres, dejando en un segundo plano a los plebeyos,
los esclavos y las mujeres.

Roma era un imperio con constantes guerras, lo que hacía que en el


subconsciente de sus habitantes se creara un cierto desprecio por la debilidad,
y en general, se menospreciara al que no aportaba con este propósito, sin
embargo, esto no significa que en la historia de este imperio no existieran
mujeres que destacaran, más bien, significa que siendo roma un estado
patriarcal, se marginaba a la mujer a un papel casi en absoluto de sumisión.

Es en este mismo contexto donde cobra gran relevancia, en esa época, el sexo
del hijo que iba a nacer, puesto que si este era hombre de seguro se le
permitiría seguir con vida, más si su sexo era femenino, sería el padre de
familia el encargado de tomar la decisión de si merecía vivir o no, ya que la
sociedad romana concebía a la familia como un pequeño estado liderado por
la autoridad del denominado “paterfamilias”, quien era el único capacitado para
tomar decisiones y ejercer el poder sobre todos quienes integraban este
núcleo.

Existían variadas formas de deshacerse de un hijo no deseado, que en general


eran niños con malformaciones físicas o psíquicas, niñas o, en algunos casos,
sólo era la decisión del paterfamilias sin justificación alguna. Una de estas
formas que se utilizaban en ese tiempo era asfixiarlos hasta la muerte al

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momento de nacer, también, podían ser abandonados en la calle de manera
que alguien los encontrara y se hiciera cargo de su crianza (generalmente eran
los vagabundos o gente sin principios que los criaban para luego someterlos a
prostitución o a mendigar), otra forma era abandonarlos en lugares
deshabitados para que simplemente murieran de hambre, de frío o comidos
por animales, entre otras formas. Es a consecuencia de esto que la proporción
en la población romana era de 100 mujeres cada 140 hombres.

Nacer mujer, constituía desde su génesis, una desventaja, una de las razones
para tal afirmación es que eran obligadas a casarse cuando en ocasiones aún
no habían llegado a la pubertad, era normal en aquella época, ver a niñas
desde los 8 años contrayendo matrimonio y siendo obligadas a consumarlos,
a pesar de que la ley romana consideraba, en ese entonces, que una edad
apropiada para este acto era de los 12 años en adelante.

La ley contemplaba castigos para mujeres que cometieran adulterio no así


para los hombres, que podían dejar a su mujer tan solo porque hubiera algún
quehacer del hogar que no les gustara.

Algunas fuentes literarias señalan que, en época arcaica, la mujer casada


encontraba protección en las leges regiae ante comportamientos específicos
del marido considerados como arbitrarios o contrarios a los mores maiorum.
Pero tales relatos no están confirmados en otras fuentes jurídicas escritas de
tiempo posterior, lo que hace que se vuelvan imposibles de corroborar.

2. ÉPOCA ARCAICA

4
En la etapa arcaica, que arranca con la fundación de la urbe, los romanos se
rigieron por las costumbres de los antepasados, mores maiorum, reglas no
escritas nacidas en la comunidad en la creencia que se ajustaban a lo querido
por los dioses.

2.1. MATRIMONIO

En la etapa arcaica las mujeres romanas se casaban mediante un acto jurídico,


la conventio in manum, que situaba a la esposa en la órbita de la familia
política, como una hija de su marido y como una hermana de sus propios
hijos1. Los romanos contraían matrimonio a muy temprana edad (catorce y
doce años)2. Esto hacía que las mujeres ya casadas perdieran el parentesco
con su familia de origen y anulaba sus derechos como herederas legales.
Desde ese momento, las unia a sus parientes consanguíneos cognación3.

La función familiar y social más relevante de la mujer fue la de ser madre. Por
ello, toda mujer casada recibió el nombre de matrona, como tal no sólo se
dedicaba a la crianza de sus hijos, sino también a su educación. La otra tarea
importante fue la doméstica; incluso hubo un tiempo en que se dedicó a
confeccionar la ropa para su familia, de ahí que uno de sus atributos haya sido
el de lanifica. Más tarde, con la llegada de esclavos a Roma, únicamente
supervisaba las labores domésticas que realizaba la servidumbre. Como
esposa participaba en todas las reuniones familiares y en la vida social de su
marido4.

Las mujeres romanas no tenían ni siquiera el derecho a solicitar el divorcio, ya


que los facultados para hacerlo eran; en primer lugar, su marido, quien la podía
repudiar por motivos tan ínfimos como el no estar satisfecho con algún

1
Núñez Paz, 1998; Astolfi, 1996.
2
Ley de las XII Tablas, 4, 3; Gayo, Instituciones, 1, 109-111.
3
D. 23, 2, 1 (Modestino,1 regularum); Tituli ex corpore Ulpiani, 5, 2
4
Hemelrijk 1999, pp. 9-11, y Álvarez 1977, pp. 159-162.
5
quehacer de su hogar, o bien, en segundo caso podía ser el mismo padre de
la mujer quien solicitara disolver el matrimonio5.

Esta situación fue cambiando en la medida en que las mujeres fueron


adquiriendo algunos derechos, de todas formas, nunca pudieron tener acceso
a los derechos políticos y jurídicos ya que estos eran exclusivos de los
hombres, ninguna mujer romana pudo nunca ejercer algún cargo en el
gobierno, participar en las asambleas ciudadanas o desarrollar alguna
actividad considerada, hasta ese momento, exclusiva de los hombres6.

En ese entonces se usaba la frase parvis mobili rebus animo muliebri7, un


concepto que se tuvo sobre la mujer en la antigüedad. La descripción
corresponde a la idea de la impotentia muliebris (endeblez moral femenina)
que se usó para caracterizarla como un ser incapaz de conducirse por la razón,
pues se dejaba llevar por su instinto o por sus pasiones; de ahí que sus
sentimientos no fueran duraderos ni equilibrados y su maldad fuera innata8.

En el ejercicio de sus amplios poderes, el paterfamilias se encargaba de


reprimir determinadas conductas de las mujeres por ser contrarias a las
costumbres de los antepasados (mores maiorum).

2.2. PATRIMONIO

En cuanto a la situación patrimonial de las mujeres, se podría clasificar como


variable: a las hijas solteras se les permitía disfrutar solamente de su peculio

5
Cantarella 1997, p. 113.
6
50, 17.2pr.: “Feminae ab omnibus officiis civilibus vel publicis remotae sunt et ideo nec iudices esse
possunt nec magistratum gerere nec postulare nec pro alio intervenire nec procuratores existere”.
7
Ibid., VI, 34, 7.
8
Tello 2003-2005, pp. 3-4. También se usaron los términos de infirmitas, levitas o imbecillitas para
referirse a la supuesta inestabilidad emocional de la mujer, y de este modo justificar la tutela mulierum.
Livio hace referencia a esta misma idea en el episodio de Virginia (III, 48, 8); en otros autores también
6 IX, 1, 3; Sen., Contr., 1, 6, 5; Sen., Cons. Marc., 1,
se encuentra este concepto: Cic., Mur., 27; Val. Max.,
1.
(ajuar, vestidos, adornos) y las hijas que se casaban llevaban a su nueva
familia una dote consistente en dinero, esclavos, inmuebles o algún objeto de
valor con el fin de ayudar a solventar los gastos del matrimonio, lo que pasaba
inmediatamente a la propiedad de la nueva familia. En caso de que el
matrimonio se disolviera por enviudar o por divorcio, se recuperaba la dote.
Para todas las mujeres que no estuvieran sometidas a un hombre, se
estableció el control vitalicio de un tutor que el derecho asignaba por el mero
hecho de ser mujeres sin tener en consideración la edad, madurez, habilidades
o cultura (Gayo, Instituciones, 1, 144).

Pero la única causa que justifica la tutela de las mujeres era la económica,
como se desprende de Gayo, Instituciones, 1, 190, esto se debe a que, el tutor
obtenía la calidad de familiar y probable heredero, es decir, su actuar era
absolutamente interesado.

2.3. ADULTERIO

Las primeras normas penales romanas correspondían a los reyes, las leges
regiae, reglas que vinieron a tipificar ciertas conductas reprimidas en el ámbito
familiar a manos del pater.

Una antigua ley atribuida a Rómulo determinó que el adulterio de la mujer se


castigara dentro de la propia familia, otorgando al pater el derecho a matar a
su hija adúltera y a su cómplice. Según lo que acabamos de exponer, la
mención al paterfamilias comprende al padre natural (progenitor) de la mujer
adúltera pero también al suegro o al marido si se encontrara bajo su poder.
Por supuesto, el adulterio masculino no recibía sanción alguna, ni jurídica ni
social, salvo que cometiera a su vez el adulterio con una mujer casada,
supuesto en el adúltero era castigado como cómplice.

La muerte de la mujer quedaba amparada por el derecho a la vida y a la muerte


de los sometidos que ejercía el paterfamilias para limpiar la ofensa, e incluso

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parece que el marido podía actuar de la misma forma. Igualmente, la muerte
del cómplice era un homicidio que quedaba impune. No hay unanimidad en la
doctrina sobre la función de un posible tribunal doméstico para juzgar a los
miembros de la casa. Pero, en la etapa arcaica, un asunto de tal gravedad
debió contar con la intervención de los parientes y, si bien el pater causaba la
muerte de la adúltera al sorprenderla, es probable que diera con posterioridad
las oportunas explicaciones al consilium domesticum. Sometida a su padre
natural o a la familia del marido, el grupo familiar mostraba su rechazo a la
mujer que abandonaba la vida honesta como matrona.

2.4. ESTUPRO

El estupro o relaciones sexuales entre personas no casadas era un delito del


ámbito doméstico. Aunque por las fuentes jurídicas o literarias conocemos de
pocos casos de estupro. Resultaba tan habitual que la propia familia reprimiera
estas conductas, que sólo llegan a la literatura las que causaban estupor a la
sociedad.

2.5. ABORTO

Ni la esclava ni su feto fueron considerados por el derecho como personas,


tan sólo propiedades del dueño de la esclava, D. 35, 2, 9, 1 (Papiniano, 19
quaestionum), castigando a quien le causara el aborto por la mera pérdida
patrimonial sufrida. En cuanto al aborto practicado a la mujer libre soltera,
como el hijo, de nacer, sería considerado ilegítimo carecía de relevancia
jurídica. La mujer sería castigada severamente en el ámbito familiar por su
falta de moralidad, al haber cometido estupro pues, como dijimos, su
comportamiento acarreaba repercusiones en la esfera jurídica, patrimonial e
incluso política. El padre de la mujer se vería afectado en su honor, se vería
en dificultades para que la joven madre pudiera contraer matrimonio. Ante la
perspectiva de tener que ofrecer una dote cuantiosa para reparar el hecho de
que aportaba un hijo de soltera, o de tener que mantener él mismo a una

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persona más en la familia, el pater podría obligar a su hija a abortar. Para la
mujer casada y embarazada, que entre las prerrogativas del marido se
encontraba decidir los hijos que formarían parte de la familia, sólo se
sancionaba el aborto desconocido o no consentido por el esposo, considerado
una iniuria (un daño) a la persona del cabeza de familia y a su patrimonio al
privarlo de un heredero. Normalmente se sancionaba a quienes practicaban el
aborto a la pena de trabajos forzados o al destierro previa confiscación de los
bienes. Y, en el caso de fallecimiento de la mujer embarazada, se imponía la
pena capital que en ocasiones recayó sobre la propia mujer. Así las cosas,
puede decirse que hasta el siglo II d. C. el aborto fue considerado un asunto
privado, que se solucionaba en el ámbito familiar en los dos sentidos: bien
obligando a abortar a la mujer, bien castigando a la que había abortado sin
consentimiento del pater (Núñez Paz, 2009: 270). La mujer era castigada por
cometer un robo contra su marido y por faltar a sus deberes como ciudadana,
actuando contra su propia naturaleza de mujer destinada a dar hijos legítimos,
ciudadanos romanos. Puede decirse que es la decisión de abortar y no la
muerte del nasciturus lo que se castiga por el Derecho romano arcaico y
clásico.

3. PERIODO CLÁSICO

Durante siglos, ciertas acciones de las mujeres se juzgaban en el ámbito


doméstico. El Estado optaba por no inmiscuirse en esos asuntos, pero las
nuevas costumbres y los modelos familiares aplicaron mayor tolerancia. Los
castigos cada vez más débiles en el seno de las propias familias no eran un
freno a la promiscuidad, y, a finales de la República, el adulterio se había
disparado consentido abiertamente en el caso de los hombres, y cada vez más
tolerado en el de las romanas.

3.1. MATRIMONIO

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Durante la época clásica del Derecho romano, el matrimonio no requería de
ninguna ceremonia; solo la mutua voluntad y el acuerdo de vivir juntos en
armonía. Las ceremonias, contratos y otras formalidades matrimoniales solo
tenían la intención de probar que una pareja estaba de hecho casada. Bajo el
temprano derecho romano, los matrimonios cum manu podían originarse de
tres formas: confarreatio, simbolizado por el reparto del pan (en latín, panis
farreus); coemptio, una venta ficticia de la mujer; y usus, por convivencia. Los
patricios siempre se casaban por confarreatio, mientras que los plebeyos lo
hacían por las dos últimas. En el matrimonio cum manu por usus, si una mujer
se ausentaba tres noches consecutivas al menos una vez al año, evitaba que
su marido tuviera control legal sobre ella. Esto difiere de la costumbre
ateniense del matrimonio concertado y las esposas secuestradas que no
podían caminar por las calles sin escolta.

Los hijos nacidos del justo matrimonio son legítimos y ciudadanos romanos.
Durante el matrimonio se crea entre los cónyuges y entre los ascendientes y
descendientes inmediatos el vínculo de afinidad, estos tienen recíprocos
derechos sucesorios, sobre la dote y donaciones nupciales, sanciones por
adulterio y existen prohibición de donaciones entre si.

3.2. CAUSAS DE DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO

Durante el periodo clásico del Derecho romano, un hombre o una mujer podían
romper el matrimonio simplemente porque quisiesen, sin necesidad de dar
razones. A menos que la esposa pudiese probar que el marido era un inútil, él
se quedaba con los niños. Debido a que las propiedades se mantenían
separadas durante el matrimonio, el divorcio de un matrimonio libre o sine
manu, era un procedimiento muy fácil. Existían dos causas para el divorcio en
esa etapa de roma:

 MUERTE.
 INCAPACIDAD SOBREVENIDA

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a) capitis diminutio máxima, por caer un cónyuge prisionero de un
enemigo. Al perder la personalidad no tiene eficacia la voluntad de seguir unido
en matrimonio y no puede aprovecharse del ius postliminium. En la época
postclásica el cautivo pierde su capacidad jurídica pero no disuelve el
matrimonio. Es necesario el transcurso de cinco años de prisión en la
incertidumbre para que el otro cónyuge puede divorciarse y contraer nuevas
nupcias.

b) condena al estado servil de un cónyuge (época clásica). Ello no ocurre en


la etapa justinianea.

c) matrimonio incestuoso ej. Adopción del yerno por el suegro.

 SEGUNDAS NUPCIAS: la nueva unión matrimonial con una mujer con


la que se tiene el ius connubium, disuelve el matrimonio anterior
siempre que se notifique el repudio.

La Lex Papia Poppaea establece la obligación de contraer matrimonio para los


hombres entre los 25 y 60 años y las mujeres entre 20 y 50 años.
Incumplimiento implica incapacidad sucesoria.

También incurren en esta sanción la viuda y los divorciados si no contraen un


nuevo matrimonio.

3.3. DIVORCIO

Supone el cese de la affectio maritalis por parte de uno o de ambos cónyuges.

El cese de la affectio maritalis suponía la disolución del vínculo matrimonial sin


necesidad de cumplir con alguna formalidad, pero al contrario de lo pensado
se incrementa el número de divorcios.

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No obstante, en la práctica se exigía un comportamiento del que se desprenda
que ya no existe voluntad de continuar unidos, y es por ello que se debe
comunicar el repudio.

Importante la Lex Iulia de adulteriis que establece la necesidad de de


manifestar fehacientemente el repudio a la otra parte y ante testigos. Ahora
bien, en esta época el divorcio es libre.

3.4. CONCUBINATO

La concubina estaba definida por el derecho romano como la mujer que vive y
mantiene relaciones con un hombre sin ser su esposa. No hubo deshonor por
ser concubina o vivir con una. Una concubina podía convertirse en esposa.

Las parejas solían acudir al concubinato cuando las desigualdades sociales


eran un obstáculo para el matrimonio; por ejemplo, un senador y una mujer de
rango social inferior con antecedentes de pobreza o prostitución. Las parejas
que carecían del derecho a la forma legal de matrimonio conocida como
conubium podían optar por el concubinato. El concubinato difería
principalmente del matrimonio en la situación de los niños nacidos de la
relación: tenían el rango social de la madre y no el del padre como era
costumbre.

3.5. ADULTERIO

Se abría paso un movimiento representado por moralistas e intelectuales que


abogaban por una recuperación del modo de vida tradicional de los romanos.
Al poco de alcanzar el poder, Augusto decidió tomar cartas en el asunto,
elaboró un programa legislativo que arranca con la lex Iulia de adulteriis
coercendis del año 18 a. C. donde se define ya al adulterio, la unión sexual
consentida entre una mujer y un varón que no fuera su marido, como un delito

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perseguido por el poder público. Esta ley, tan cercana en el tiempo a la lex Iulia
de maritandis ordinibus del año 9 a. C., incide en la consideración del
matrimonio como una institución de rasgos cívicos, fomentando las uniones
legítimas y la natalidad y penalizando las conductas sexuales
extramatrimoniales, salvo que se realizaran con mujeres no consideradas
aptas para el matrimonio, como ocurriera con las prostitutas. La infidelidad
conyugal pasaba, en definitiva, a ser un asunto público. No entraba en su
ámbito el stuprum o acto sexual entre personas no casadas, que se había
recogido en la lex Scantinia de nefanda Venere, del siglo II a. C. y era
sancionado con una pena pecuniaria.

La tipificación del adulterio como conducta delictiva requería fijar las


circunstancias de impunidad del homicidio de los adúlteros. El derecho
legitimaba la actuación del pater que mataba a la adúltera y a su cómplice,
pero sólo si se llevaba a cabo dentro de unos límites. La hija casada debía
seguir en potestad y el homicidio de los adúlteros o bien ocurría en la casa del
padre o del esposo o bien eran los adúlteros sorprendidos9

En realidad, el Príncipe respaldaba la aplicación de la pena capital por los


particulares sin necesidad de proceso alguno, para hacer desistir a las
esposas romanas de caer en ciertos vicios.

Pasados seis meses del adulterio sin que el padre o el marido de la mujer la
acusaran, quedaba abierta la posibilidad de la denuncia pública. Cualquier
ciudadano disponía de hasta cuatro meses a través de la quaestio de
adulteriis, un procedimiento especial que sobrevivió hasta finales de la época
clásica, para denunciar a los adúlteros (accusatio ex iure extranei) (Panero,
2010). Quien no pudiera probar el adulterio se exponía a la poena calumniae
en caso de acusación falsa.

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Torrent, 2016. Los juristas romanos discutieron sobre el caso del padre que mataba al cómplice de
adulterio, pero no a su hija, o el supuesto inverso.

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4. EPOCA POSTCLÁSICA

4.1. MATRIMONIO

Requisitos:

 Consentimiento: la voluntad inicial dirigida a la constitución de una unión


conyugal no cesa por desistimiento de aquella voluntad inicial, si los
cónyuges no querían seguir unidos en matrimonio, no por ello cesa el
vínculo conyugal ni dejan de ser marido y mujer, salvo divorcio. Por ello
también se da mayor importancia a la ceremonia nupcial
 Impronta religiosa justifica el hecho de que se castigue duramente la
bigamia (el crimen surge en el siglo IV) que se somete a penas públicas.
 La Lex Iulia de adulteriis eliminan la acusación pública de los adúlteros
y se restringe la legitimación.
 La prisión de guerra y la caída en la esclavitud no disuelven el
matrimonio solo después de 5 años de incertidumbre podrá casarse.
 Se elimina el connubium como requisito para contraer matrimonio válido
sobre todo después de la Constitución Antoniniana del 212 d.C. que
concedía la ciudadanía romana a todos los súbditos del Imperio.
4.2. DIVORCIO

El divorcio se hace muy frecuente e incluso se práctica por motivos


insignificantes o sin importancia. Esta situación obliga en cierta manera a
reprimir el divorcio, obstaculizarlo. El divorcio sigue siendo libre, pero se exigen
justas causas.

A saber, en época de Constantino 331d.C:

 Para el hombre, envenenamiento, adulterio, práctica de artes mágicas.

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 Para la mujer, homicida, violador de sepulcro. No es ilícito el repudio al
margen de estas causas, pero si se da se incurre en sanciones
económicas.

DERECHO JUSTINIANEO

En época de Justiniano se distinguen las siguientes formas y causas:

 Divorcio con justas causas: entre otras; adulterio o las malas


costumbres de la mujer, falsa acusación de adulterio por parte del
marido, adulterio del marido…
 Divorcio sin causa: cuando el repudio se produce sin justas causas.
 Divorcio por el acuerdo de ambos cónyuges.
 Divorcio bona gratia: fundado en una causa independiente de la
voluntad o culpabilidad de uno de los cónyuges como puede ser:
incapacidad para engendrar, cautividad de guerra…

Divorciarse sin justas causas implica la imposición de sanciones de índole


económico y patrimonial, por ejemplo, la pérdida de la dote.

4.3. CONCUBINATO

En derecho postclásico por influencias cristianas se le fue dotando de un


reconocimiento jurídico para salvar los intereses de la familia.

En derecho Justinianeo, el concubinato se diferencia del matrimonio


únicamente por la ausencia de affectio maritalis.

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5. CONCLUSIONES

Con el paso del tiempo el derecho romano, con relación a las mujeres se volvió
cada vez menos restrictivo y castigador, pero siempre exigiendo por parte de
esta, el mismo carácter de sumisión frente al hombre.

Hay que destacar que aun cuando se le comenzó a ver desde un punto de
vista más humano, porque en la época arcaica se le veía mas como un bien o
posesión que como mujer, siempre se le consideró un ciudadano de segunda

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categoría, sin permitir que esta pudiera ejercer ni la mínima parte de los
derechos que tenía el varón.

En la época en la que vivimos actualmente la mujer goza de casi los mismos


derechos que tiene el hombre, pero aún se encuentra en la lucha de la igualdad
absoluta, lucha que viene desde tiempos inmemorables y que en algún
momento debe tener un fin, esperemos que este sea favorable.

6. BIBLIOGRAFÍA

 La participación de la mujer en la lucha de los plebeyos: a propósito del


relato de las hermanas Fabia (Liv., VI, 34, 5-11). Paula López Cruz
Universidad Nacional Autónoma De México.
 Memorias de Historia Antigua XVIII, Mercedes García Martínez.
 El status jurídico de la mujer en la antigua roma, Marta Quevedo
Jaime.

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