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1.

- la actualidad del español americano y la dificultad de establecer zonas


lingüísticas: el español es hoy la lengua oficial de 18 países y de la comunidad
de Puerto Rico. Aunque los países hisp.
Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia,
representan variedades lingüísticas bien Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá,
definidas, el uso lingüístico y los rasgos Honduras, El Salvador, Guatemala,
Nicaragua, Costa Rica, México, Cuba y Santo
dialectales no comparten fronteras
Domingo.
políticas, sino que son un reflejo de la
compleja historia de cada nación y del
mosaico lingüístico con el que el español
entró en contacto: dialectos regionales de la península, lenguas indígenas y
lenguas de inmigración. Para una gran proporción de hispanohablantes,
también españoles, el bilingüismo es la norma y no la excepción y en el caso
americano es necesario tenerlo en cuenta en cualquier descripción.

2.- El papel de las capitales en el reconocimiento de la norma culta, en la


oposición entorno urbano/rural: en todo caso desde mediados del siglo XIX,
y con un incremento significativo en el XX, las capitales de cada república
ejercen una poderosa influencia cultural y lingüística que tiende a la
homogeneización dialectal y a difundir por todas sus áreas de
influencia sus rasgos y características lingüísticas. La gran
metrópoli supone un efecto nivelador en la lengua que desprestigia
lo rural. Las capitales hispanoamericanas, centros de poder
político, administrativo, sede de los mass media y de docencia
universitaria ejercen una influencia similar a la de las antiguas
cortes virreinales. La influencia de las capitales es mucho mayor,
mas persistente y de mas largo alcance social y geográfico. En los
territorios relativamente homogéneos dialectalmente como
Centro América, Antillas, Paraguay y Chile, el influjo de las
capitales es menor, pues los contrastes son mínimos. En cambio,
donde conviven varios modelos lingüísticos contrastados como en
la costa y en la sierra de Ecuador, Colombia, México y Venezuela
se tiene a la capital como modelo de corrección idiomática. No
obstante, siguen existiendo diferencias regionales y locales. El
efecto de instituciones como las Academias de las Lengua, la
escuela, sobre el uso lingüístico real es muy relativo y menos fuerte que en
España, dada la baja tasa de escolarización, analfabetismo, pobreza y
tensiones sociales

3.- La convergencia entre las distintas variedades del español americano y la


influencia de los medios de comunicación: el siglo XX supone la integración y
la convergencia entre las distintas variedades del español, pero esto no
implica la homogeneización. La influencia positiva de los medios de
comunicación con ser decisiva no se puede sobredimensionar, si
sobreestimar en la unificación de la lengua. Las divergencias entre las
variedades del español americano son hoy aún mayores de lo que se cree. La
única homogeneidad entre los casi 400 millones de hispanohablantes, gracias
a los esfuerzos de las Academias, escolarización y medios de comunicación
es la de la lengua culta que ofrece unidad total en ortografía. En cambio, las
diferencias de léxico son enormes. La evolución viene consagrada por cinco
siglos de historia. El ritmo acelerado de la vida moderna, los neologismos
que se producen en cada país de manera distinta, según países y regiones y
el ascenso del vocabulario popular a través de la prensa amarilla y rosa, la
radio y la tv han acelerado el proceso. Pero la unidad de la lengua es una
realidad y tiene mas peso que las divergencias, apoyada en la unificación del
uso lingüístico de cada república.

4.- la convivencia del español con las lenguas indígenas: las lenguas indígenas
mayoritarias a excepción del Paraguay, están atravesando una situación
precaria que la exponen a los peligros de la

uniformidad lingüística. En todo caso el Nauatí, maya, quechua,


guaraní, etc
siglo XX ha supuesto una perpetuación de la

política diglósica de la colonia y la independencia. El peligro de extinción


lingüística es más acusado ahora que antaño. Es considerable lo que se debe
hacer en la América indígena para preservar, mantener y difundir estas
lenguas y sus culturas. “Nuestra América” incluye también a los distintos
pueblos amerindios. También están expuestas a este peligro las variedades
indígenas del español que se pueden oír en México, Centro América o el
mundo andino. Estas variedades se han concebido como un continuum en el
bilingüismo de ciertos grupos indígenas en cuyos extremos estarían los
monolingües en español o en lengua amerindia. Estas interlinguas han estado
siempre presentes a lo largo de 500 años, desarrollándose sin solución de
continuidad en la época actual. Forman por derecho propio parte de nuestra
tradición común y de la historia de la lengua española.

5.- Las cuatro características de la evolución del español americano:

A.)- el hecho de tratarse de una lengua trasplantada, utilizada por distintos


grupos con una variada gama de usos lingüísticos y dialectales en un nuevo
espacio y una nueva sociedad que han de construir lo que da razón de una
especial complejidad sociolingüística.

B.)- la distinta evolución lingüística histórica y social de cada una de las


nuevas variedades.

C.)- las diferentes situaciones de lenguas en contacto.

D.)- los deseos de reivindicación de los patrones propios en detrimento de


los generales o la adscripción a una tradición cultural distinta contrapuesta
a la común, motivada por anhelos de independencia lingüística. Si los hechos
externos inciden sobre los internos, también las especiales circunstancias
del español llevado a América tendrán una incidencia mas profunda en su
distinta configuración que por ejemplo en la península.

El papel de los sustratos indígenas en la clasificación dialectal

Los libros de Canfield dan prioridad a la descripción por encima de la


clasificación teórica. Su presentación es organizada por países como si
fuera un atlas. Esto contrasta con la tendencia a combinar clasificación y
descripción que prevalece en estudios más breves. Una de las primeras
clasificaciones dialectales la encontramos en los estudios pioneros de
Henríquez Ureña. Para él el factor más importante en la formación de los
dialectos del español en América era el sustrato indígena y su esquema de
clasificación refleja la distribución geográfica de las principales familias de
lenguas americanas indígenas durante el periodo de formación de español
americano. “el carácter de cada una de las 5 zonas se debe a la proximidad
geográfica de las regiones, lazos políticos y culturales que las unieron
durante la dominación y el contacto con la lengua indígena principal. Propone
la siguiente clasificación:

- México, incluidos N.México y la mayoría de A. Central ( nahua)


- El caribe ( Antillas y regiones costeras de Colombia y Venezuela) arahuaco
- Las tierras altas de Sudamérica, desde Colombia a Bolivia y el norte de
Chile ( quechua(
- Centro y sur de Chile ( mapuche/araucano)
- Los países del Rio de la Plata: Argentina, Uruguay y Paraguay (guaraní)
El conocía personalmente sólo las dos primeras zonas, admitió que el criterio
principal había sido el de los elementos léxicos, mientras que en el aspecto
fonético ninguna zona le parece completamente uniforme.

Los defectos de este sistema son dobles. En primer lugar, varias de las
zonas presentan tanta diversidad como unidad. Por ejemplo, en la primera
zona nadie confundiría una variedad del español mexicano con los dialectos
de Nicaragua o Costa Rica. El español del centro de Colombia no guarda
apenas parecido con el habla de las tierras altas de Ecuador o Bolivia, ni el
habla costera de Guayaquil y el Callao tiene mucho en común con los
dialectos de las tierras altas de las mismas naciones. El español de Buenos
Aires es enormemente diferente del de Paraguay y el de las zonas
periféricas de Argentina. De las cinco zonas solo el Caribe y Chile presenta
más unidad inherente que diversidad.

Estas discrepancias dejan de sorprendernos en el momento en que tenemos


en cuenta una descripción más precisa de las lenguas americanas indígenas.
El nahua ejerció su máxima influencia en la zona central de México y se
extendió a lo largo de la costa del Pacífico de América Central hasta Costa
rica, con un influjo progresivamente más diluido. Conforme aumenta la
distancia desde el núcleo nahua, se incrementa la competencia léxica de
otras lenguas indígenas. En el territorio que se extiende más al norte de la
Norteamérica hispanohablante (Nuevo México y Arizona) el influjo fue
mínimo.

En Centroamérica la influencia maya fue intensa en el Yucatán y Guatemala


mientras que en el resto, las lenguas regionales tuvieron el mismo influjo
que ciertas lenguas importadas como el nahua.

En el caribe, la influencia lingüística del araucano, taíno y siborney se redujo


a elementos léxicos.

La lengua quechua que se propagó al norte gracias a los desvelos de los


sacerdotes españoles apenas alcanzó el extremo sur de Colombia.
El influjo del mapuche/araucano en Chile nunca sobrepasó la incorporación
de palabras aisladas al léxico.

La clasificación de Ureña, cuyo verdadero valor reside en haber impulsado


una investigación dialectal más precisa desde el punto de vista empírico ha
tenido una vitalidad sorprendente incluso en su formulación primitiva y
continua aflorando en estudios menores de geografía dialectal
hispanoamericana y en algunos tratados más amplios (Cotton y Sharp)

La división tierras altas-costa y el influjo del clima

La más acertada responde a la división en tierras altas y tierras bajas


costas. En toda Hispanoamérica, las zonas costeras presentan una similitud
fonética notable: las Antillas, las regiones costeras mexicanas, la faja
costera del Pacífico de Centroamérica, casi toda Venezuela y la costa del
Pacífico de Sudamérica, desde Colombia al norte de Chile.

Si con tierras bajas nos referimos a la altitud sobre el nivel del mar y no
solo a regiones del litoral, podemos añadir Paraguay y el sudeste de Bolivia.

Rosenblat observa con humor, pero con precisión que:


Las tierras altas se comen las
vocales y las bajas se comen
las consonantes. Los dialectos
Las similitudes fonéticas entre el español de América costeros o de tierras bajas
muestran homogeneidad y las
costero y el español de Andalucía son increíbles.
tierras altas variación. El habla
de las costas difiere de los
dialectos de las tierras altas de
Pérdida de consonantes finales. Muchos intentan los mismos países en
distancias que no rebasan los
relacionar las diferencias existentes entre las tierras 100 km.

altas y bajas con el origen regional de los colonos

españoles.

Una postura extrema que a menudo invocan los que están en contra de la
hipótesis citada como prueba de que la teoría andaluza es absurda, sostiene
que buscaron un clima similar al que dejaron en España. Esta teoría no
resiste la más mínima reflexión. En primer lugar, en España las zonas
climáticas no se relacionan con la pronunciación tan nítidamente como en
Hispanoamérica. En segundo lugar, nada hace pensar que los recién llegados
estuvieran dispuestos a recorrer largas distancias para encontrar un clima
apropiado.

Retrospectivamente la teoría climática de la dialectología hispanoamericana


fue una pista falsa. Nadie sostuvo una teoría tan simplista, Ureña achacó a
Wagner y viceversa. El desprecio que han sufrido estas teorías, en
apariencia erróneas, ha oscurecido la posibilidad de descubrir una legítima
correlación entre geografía de Hispanoamérica y demografía de España.
Aunque los colonos no se dieran el lujo de elegir el clima ideal, su deseo de
conservar un trabajo como el que desempeñaban en España, pudo dar lugar a
una distribución regional que estuviera relacionada con el lugar de
residencia en España.

En la América colonial, los asentamientos costeros estaban ligados a los


puertos y puesto que un rígido control gubernamental autorizaba un máximo
de un puerto por colonia, el desarrollo lingüístico se vio influido por
poderosas fuerzas centralizadoras.

A las ciudades portuarias llegaban materiales lingüísticos renovados


presentes en el habla de las gentes del mar, artesanos, y mercaderes cuyo
lugar de residencia anterior solían ser puertos españoles de salida a
América, que estaban la mayor parte en Andalucía. Por el contrario, los
centros administrativos coloniales estaban situados en las regiones de
interior:
Ciudad de México, Guatemala,
Bogotá, Quito, etc

Puesto que la estructura política de España estaba concentrada en Castilla,


los representantes del gobierno, militares, altos cargos de la Iglesia y el
personal universitario procedían del norte de España. Los nativos de la
España costera estarían presentes en pequeñas cantidades en las capitales
coloniales por lo que los patrones del habla desarrollados se inclinarían hacia
los rasgos del español del Norte.

Clasificaciones basadas en rasgos fonéticos

Para el hispanoamericano de a pie, lo que identifica con más nitidez los


dialectos del español es:

- el acento, una combinación de rasgos fonéticos segmentales y


suprasegmentales.
- Las diferencias de vocabulario ocupan el segundo lugar, aunque solo
sea porque una pronunciación diferente se detecta de inmediato,
mientras que puede darse el caso de que las unidades de vocabulario,
afloren después de una considerable extensión del discurso.

Ureña aunque propuso abiertamente una clasificación dialectal basada en el


sustrato indígena, dedicó casi toda su atención a las variables fonéticas. Si
no hubiera estado tan preocupado por encajar los datos en un molde
prefabricado, se habría dado cuenta de que los datos fonéticos
determinaban zonas dialectales discontinuas. Variantes:

1. La pronunciación de la /d/ intervocálica.


2. La p. de /g/ ante [u]
3. La existencia de oposición /l/- / / y la
pronunciación de / /
4. La pronunciación de /y/, en posición intervocálica
5. La p. de la fricativa posterior /x/
6. La aspiración de la h inicial de palabra procedente
de la /f/
7. Velarización de la /n/ final
8. P. de la vibrante múltiple /rr/
9. P. de las líquidas /r/ y /l/ final de palabra
10. P. de la /s/ en final de sílaba y palabra.

Esta es una lista casi completa de los fenómenos consonánticos variables del
español de América y un notable logro para la época. 1. Y 2 son de poca
utilidad para establecer divisiones regionales. La 6 está limitada al habla
rústica. La única variante fonética que correlacionó con una distribución
geográfica fue la /s/ final, lo que le llevó a su clasificación informal del
español americano en dialectos de las tierras altas y bajas. No obstante,
admitió que la /s/ se perdía también frecuentemente en Nuevo México.

Canfield trazó una serie de mapas que muestran la pronunciación de las


principales variables consonánticas en toda Hispanoamérica. Va tomando
forma la correspondencia entre las evoluciones fonéticas de Hispanoamérica
y la relativa posibilidad de acceso a innovaciones que estaban teniendo lugar
en España. Ninguna de las variaciones fonéticas conduce a agrupaciones
geográficas nítidas.

Clasificaciones basadas en datos léxicos.

Junto con los rasgos fonéticos, agrupados a la ligera bajo el rotulo de


acento, las diferencias léxicas son los elementos diferenciadores más
perceptibles de los dialectos del español. Las variables léxicas rara vez han
figurado en la clasificación dialectal panamericana. Este sorprendente vacío
se puede atribuir a varios factores:

- Se ha considerado que la variación léxica está tan regionalizada que


convertiría cualquier intento de clasificación en una maraña de
isoglosas entrecruzadas que no daría como resultado categorías útiles
para la investigación
- Por el contrario, algunas variables léxicas delimitan regiones
demasiado amplias.
- La dialectología léxica comparada esta a merced de unos datos
limitados e imprecisos, teniendo en cuenta el hecho de que casi todos
los diccionarios y glosarios regionales contienen palabras únicas y
pintorescas.
- Solo existen inventarios léxicos completos para unas pocas zonas.
- Otras restricciones naturales obstaculizan la recolección de datos
fiables.
- Los rasgos fonéticos destacan inmediatamente. Un encuentro casual
basta para proporcionar una muestra razonablemente precisa. Por el
contrario, las unidades léxicas clave pueden tener una frecuencia
textual baja y el uso de los test pueden fracasar en su intento.
- Por último, la mayoría de estudios regionales son culpables de
sobregeneralización y de indiferenciación pues etiquetan como
regionales palabras que tienen una distribución mucho mas amplia,
mientras que olvidan regionalismos legítimos pero que pasan
desapercibidos.
Este ultimo defecto suele cebarse con las palabras patrimoniales del
español que han sufrido un cambio semántico o que han mantenido un
significado poco habitual en uno o más contextos.

El grueso habitual de los estudios léxicos regionales está formado por


unidades extrahispánicas tales como indigenismos, africanismos o
anglicismos , elementos jergales o coloquiales, topónimos y palabras locales
para referirse a p.políticos, acontecimientos militares, nombres de marcas,
etc.

Las palabras que suelen identificarse como regionalismos, correcta o


incorrectamente suelen ser pintorescas, coloquiales o extrahispánicas. Esto
exige una perspectiva comparativa amplia. Por ejemplo: bellota puede
designar una piña en vez del fruto de una encina. Esto puede escapar de una
investigación no muy exhaustiva.

Una excepción a la reticencia de los dialectólogos a adoptar criterios


léxicos es Cahuzac. Lo normal en los estudios dialectológicos es situar en
primer lugar el habla de los estratos socioculturales mas bajos, a la vista de
la tendencia de los registros mas cultos hacia la adaptación mutua y la
adhesión a normas transregionales.

Esta tradición dialectológica que comenzó en Europa ha constituido la base


de los estudios regionales del español de América hasta el reciente
advenimiento de los estudios sociológicos / variacionistas.

Cahuzac no extrae sus variantes léxicas directamente del habla de los


habitantes rurales, sino mas bien de los términos usados para designarlos:
campero. Con ayuda de diccionarios y glosarios regionales, compilo una lista
de 184 términos. Distinguió 3 categorías de palabras:

- Términos neutros extendidos a amplias zonas geográfica


- Designaciones peyorativas que presentan mayor regionalización
- Actividades u ocupaciones especificas relacionadas con agricultura,
ganadería o artesanía.

Su análisis da como resultado una división preliminar de los dialectos del


español de América en cuatro grupos:

- Desde N.México hasta las regiones costeras de Ecuador y Perú en el


sur, incluyendo todo México y Centroamérica así como las Antillas y la
costa caribeña de Sudamérica. Esta polarizada por los términos
charro y llanero.
- Los Andes con las zonas andinas de Venezuela y Colombia y se
extiende por el norte de Chile y el noroeste de Argentina. Chacarero
y paisano.
- Chile seria una zona en sí misma con buaso y campañista.
- Argentina, Uruguay y Paraguay con gaucho y regiones fronterizas de
Brasil.

Esta clasificación abre las puertas a descubrir isoglosas léxicas con valor
explicativo. Las únicas piezas léxicas típicas de la vida rural en las que se
puede esperar una distribución regional son los indigenismos. Si se hace una
juiciosa elección se podrán combinar las isoglosas léxicas con variantes
fonológicas y morfológicas para llegar a una clasificación dialectal mas rica.

Hacia una clasificación dialectal de corte sociolingüístico

El uso de hablantes rurales semiletrados como base de la clasificación


dialectal, es fruto de una elección consciente y deliberada de la
dialectología, en España y en Hispanoamérica.

En el extremo más alto en las zonas urbanas se produce una convergencia


hacia normas panamericanas amplias, modificadas por diferencias fonéticas
y léxicas menores, mientras en el otro extremo la variación regional puede
ser abrumadora. En la época en la que Hispanoamérica era
predominantemente rural y cuando los niveles educativos eran bajos, una
sección lingüística extraída de la élite urbana habría sido poco realista como
muestra de la variación dialectal. Las escuelas privadas dirigidas por
personal religioso y secular nacido en España, tenían el control casi absoluto
de la educación, y en ellas se insistía en que los usos lingüísticos de España,
es decir de Castilla eran preferibles a las formas americanas. Se ahondaba
en las diferencias existentes entre el habla rural/iletrada y la urbana /
culta.

A finales del XX, el perfil sociolingüístico ha evolucionado. Por desgracia el


analfabetismo y la marginación socioeconómica siguen existiendo, pero
también se ha avanzado en educación pública. La existencia mínima del
proyecto de la Norma culta es un reconocimiento a la creciente importancia
del habla de las clases media y profesional urbanas. La radio, que llega ahora
incluso a las zonas mas aisladas e inaccesibles adopta normas urbanas de
prestigio. En muchos países, los maestros recién licenciados son enviados a
zonas rurales lo que contribuye a la expansión del habla profesional urbana.
Las críticas dirigidas a la adopción de un registro de habla suprarregional
como base de la descripción de los rasgos dialectales nacionales apuntan
implícitamente a un nuevo tipo de división dialectal de Hisp.
Independientemente de la expansión de las normas urbanas cultas, los
rasgos regionales nunca desparecerán por completo, persistirán
inevitablemente patrones fonéticos y unidades léxicas a las que se dote de
un estatus positivo o neutral en determinadas comunidades. Entre las clases
obreras bajas y el campesinado rural, las características regionales
sobreviven incluso con mayor tenacidad. Sin embargo, en todos los niveles
sociolingüísticos, los grupos homólogos de regiones geográficamente muy
distantes pueden presentar más similitudes que diferencias.

Una herramienta clasificatoria virtualmente valiosa, es la gama de registros


sociolingüísticos que domina un determinado grupo de hablantes. Los
hablantes de los registros de la norma culta pueden usar y de hecho usan
estilos de habla que apenas pueden distinguirse de los de las capas mas
bajas de la escala socioeconómica. Todos los hablantes dominan más de un
único punto del continuo sociolingüístico y se puede emplear el repertorio de
niveles característico de un grupo determinado como un rasgo clasificatorio
que sobrepase los límites geográficos.

Se podrían colocar los registros sociolingüísticos como criterio de primer


orden y relegar el origen regional a un estatus subordinado. Por ejemplo, una
clasificación de tipo español de la ciudad de México, variedad de clase
media alta seria reemplazado por clase media urbana educada localmente,
ciudad de México.

Las clases naturales definidas en los lugares más altos de la jerarquía


implicativa apuntarían a grupos sociolingüísticos homólogos, que no se
extenderían sobre una zona amplia y discontinua. Esto contrasta con la
practica habitual de separar primero los distintos registros
sociolingüísticos existentes en una única región geográfica.

Hay una creciente conciencia de la primacía de la diferenciación


sociolingüística para la caracterización del español de América.

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