Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
I. Introducción
Comença per intentar trobar una definició operativa de nació tot plantejant
paradoxes que s'han trobat els teòrics del nacionalisme (1993: 22) i opinant que
part de la dificultat que comporta definir el Nacionalisme radica en el fet que el
considerem una ideologia.
«De hecho, todas las comunidades mayores que las aldeas priordiales de contacto directo
(y quizá incluso éstas) son imaginadas. Las comunidades no deben distingirse por su
falsedad o legitimidad, sino por el estilo con el que son imaginadas.» (1993: 24).
«Ninguna nación se imagina con las dimensiones de la humanidad. [...] como en ciertas
épocas pudieron pensar los cristianos, por ejemplo, en un planeta enteramente cristiano.»
(1993: 25).
«[...] las antiguas lenguas administrativas eran justamente eso: lenguas usadas por los
funcionarios para su propia conveniencia interna. No había ninguna idea de la imposición
sistemática de la lengua a las diversas poblaciones sometidas de las dinastías.» (1993: 70).
Segueix comentant que res fa pensar que fos alguna cosa semblant al
nacionalisme el que impulsés l'ús de les llengües vernàcles. Més aviat, com dirà
més endavant, funciona al revés.
«[...] nada sugiere que algún profundo impulso ideológico, ya no digamos protonacional, se
encontrara detrás de esta difusión de las lenguas vernáculas donde ocurrió.» (1993: 68).
«[...] la “elección” de la lengua es gradual, inconsciente, pragmática, por no decir aleatoria.»
(1993: 69, 70).
Diu però, que tot això va propiciar el destronament del llatí; i aquest fet, al seu
temps, va fer possible el sorgiment de noves comunitats nacionals imaginades
(junt amb el capitalisme, la impremta i la impossible unificació lingüística de tota
la humanitat).
«Sin embargo, la elevación de estas lenguas vernáculas a la posición de lenguas del poder,
cuando eran en cierto sentido competidoras del latín [...] hizo su propia contribución a la
decadencia de la comunidad imaginada de la cristiandad.» (1993: 70). «Lo que, en un
sentido positivo, hizo imaginables a las comunidades nuevas era una interacción
semifortuita, pero explosiva, entre un sistema de producción y de relaciones productivas (el
capitalismo), una tecnología de las comunicaciones (la imprenta) y la fatalidad de la
diversidad lingüística humana.» (1993: 70).
«Nada servía para “conjuntar” lenguas vernáculas relacionadas más que el capitalismo, el
que, dentro de los límites impuestos por las gramáticas y las sintaxis, creaba lenguas
impresas mecánicamente reproducidas, capaces de diseminarse por medio del mercado.»
(1993: 72).
Resumillo que fa al final: «Podemos resumir las conclusiones que pueden sacarse
de los argumentos expuestos hasta ahora diciendo que la convergencia del
capitalismo y la tecnología impresa en la fatal diversidad del lenguaje humano
hizo posible una nueva forma de comunidad imaginada, que en su morfología
básica preparó el escenario para la nación moderna.» (1993: 75).
El cens va fer una cuatificació abstracta de les persones que habitaven el territori
(1993: 229-238).
Al seu temps, els mapes històrics que servien als europeus per legitimar la seva
distribució del territori colonitzat i els mapes “logotips” -mapes que només
marquen el perímetre i estan pintadets d’algun color- que van reproduir-se en
postals, cartells, revistes i en molts d’altres llocs, van penetrar en la imaginació
popular (1993: 238-248).
«Como los censos, también los mapas al estilo europeo sirvieron con base en una
clasificación totalizadora, y empujaron a sus burocráticos impresores y consumidores hacia
la política, con consecuencias revolucionarias.» (1993: 241, 242). «[...] los “mapas
históricos”, destinados a demostrar en el nuevo discurso cartográfico la aintigüedad de unas
unidades territoriales específicas delimitadas con claridad.» (1993: 244). «La segunda
transformación fue la del mapa como logotipo. [...] Teñida de este modo, cada colonia
parecía ser una pieza separable de un rompecabezas. Al volverse normal est efecto de
“rompecabezas”, cada “pieza” podía separarse por completo de su contexto geográfico. [...]
De este modo, el mapa entró en una serie infinitamente reproducible, que podía colocarse
en carteles, sellos oficiales, marbetes, cubiertas de revistas y libros de texto, manteles y
paredes de hoteles. El mapa-logotipo, al instante reconocido y visible por doquier, penetró
profundamente en la imaginación popular, formando un poderoso emblema de los
nacionalismos que por entonces nacían.» (1993: 244, 245). «Las líneas que dividían los
espacios rosas y grises de los mapas reforzaban la idea de que la faz de la Tierra estaba
compuesta de países de manera natural; la representación de geografías internas como
interconectadas, o incluso como espacios íntegros, daba solidez a cada uno de aquellos
países.» (això tmb ho diu un tal Craig Calhoun en una ressenya escrita al 2016 sobre
Comunidades Imaginadas).
«[...] los museos y la imaginación museística son profundamente políticos. El hecho de que
su museo [és igual quin] fuese instituido por la lejana Yakarta [això també és igual] nos
muestra cómo la nueva nación-Estado de Indonesia aprendió de su antepasado inmediato,
las Indias Orientales Holandesas coloniales. [...] herencia política en acción.» (1993:
249).«Convertidos así en museos, resurgieron como insignias de un Estado colonial secular.
[...] los propios gobernantes no creían en lo sagrado de los sitios locales.» (1993: 254). «Y
cuando el servicio arqueológico del Estado colonial hizo técnicamente posible reunir la serie
en forma cartografiada y fotografiada, el Estado mismo pudo considerar la serie, en el
tiempo histórico, como un álbum de sus antepasados. [...] la serie repicable creó una
histórica profundidad de campo fácilmente heredada por el sucesor poscolonial del Estado.»
(1993: 259). «Los museos se unen a los censos y a los mapas como organizaciones
materiales para el proceso imaginativo y, por tanto, para la producción y la reproducción de
las naciones. Son vehículos para la representación de las naciones en sí mismas y, al mismo
tiempo, medios para situarlas entre otros elementos del mismo tipo.» (això tmb ho diu un
tal Craig Calhoun en una ressenya escrita al 2016 sobre Comunidades Imaginadas).