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Es una lesión de origen isquémico localizada en la piel y en los tejidos subyacentes con pérdida de sustancia
cutánea que se produce en cualquier parte del cuerpo que sufre, o sobre la que se ejerce una presión
prolongada sobre un plano duro, aunque no sea necesariamente intensa e independientemente de la
posición en la que permanezca el paciente.
Generalmente, se producen en zonas de aplastamiento tisular entre un plano duro externo y una
protuberancia ósea
Fisiopatología
Los principales mecanismos que contribuyen al desarrollo de úlceras por presión son los siguientes:
Presión: fuerza que actúa perpendicular a la piel por el efecto de la gravedad, provocando un
aplastamiento tisular entre dos planos uno externo y otro del propio paciente, que ocluye el flujo
sanguíneo con posterior hipoxia de los tejidos y necrosis, si se mantiene. Es el factor más importante
de todos los que provocan úlceras por presión. La lesión debida a este mecanismo se produce
fundamentalmente en planos más profundos (músculo).
Fuerzas de cizallamiento, tangenciales, fricción o roce: son las fuerzas que actúan paralelamente
a la piel, produciendo roces por movimientos o arrastre. La lesión ocasionada por este mecanismo se
localiza fundamentalmente en planos más superficiales, sobre todo grasa subcutánea.
Fuerza externa de pinzamiento vascular: combina los efectos de presión y de fricción, por ejemplo,
la posición de Fowler que causa presión y fricción en sacro.
Humedad: es un factor que añadido a los anteriores empeora la evolución ya que provoca
maceración, dermatitis e infección, aumentando la susceptibilidad de la piel.
Factores de riesgo
El principal factor de riesgo para la aparición de úlceras por presión es la inmovilidad y, sobre todo, el mal
cuidado de ella estos son:
1. Fisiopatológicos:
Lesiones cutáneas: edema, sequedad de la piel, pérdida de elasticidad.
Trastornos del transporte de oxígeno: trastornos vasculares periféricos, estasis venoso,
trastornos cardiopulmonares.
Déficit nutricionales: delgadez, obesidad, anemias, hipoproteinemias, deshidratación.
Trastornos inmunológicos: cáncer, infección.
Alteraciones del estado de consciencia: confusión, estupor, coma. Toma de fármacos que
afectan al estado de consciencia.
Déficit motores: accidentes cerebrovasculares, fracturas.
Déficit sensoriales: pérdida de sensibilidad térmica y dolorosa.
Alteraciones de la eliminación: urinaria y fecal.
2. Derivados del tratamiento:
Inmovilidad impuesta: reposo aconsejado.
Tratamiento inmunosupresor: radioterapia, quimioterapia.
Sondajes: con fines diagnósticos o de tratamiento.
3. Situacionales:
Falta de higiene.
Arrugas en la ropa.
Objetos de roce.
Inmovilidad por diferentes motivos.
4. Del entorno:
Falta o mala utilización del material de prevención.
Desmotivación profesional por falta de formación y/o información específica.
Sobrecarga de trabajo.
Falta de criterios unificados en la planificación de las curas.
Falta de educación sanitaria de cuidadores y pacientes.
Deterioro de la propia imagen de la enfermedad.
Clasificación
Las úlceras por presión se pueden clasificar según su aspecto externo o según su extensión (tomando como
referencia la profundidad)
Valoración
La valoración clínica comenzaría por realizar una evaluación del "riesgo" del paciente. Esta valoración se
lleva a cabo mediante el uso de las escalas de valoración de riesgo para con ello comenzar lo antes posible
con las medidas preventivas.
Las escalas de valoración de riesgo de úlceras por presión más usadas son la escala de Norton y la escala
de Braden.
Así, el riesgo de padecer úlceras por presión irá en función de la puntuación obtenida en la escala de Norton,
en este caso:
• Riesgo alto: de 5 a 9 puntos.
• Riesgo medio: de 10 a 12 puntos.
• Riesgo bajo: de 13 a 16 puntos.
• No riesgo: más de 16 puntos.
• Localización y número de lesiones: los trocánteres, el sacro, los glúteos y los talones son los
lugares más frecuentes.
• Estadio de la lesión: clasificar en estadios según aspecto externo.Hay que retirar el tejido necrótico
antes de clasificar el estadio.
• Area: diámetro de las lesiones circulares. Longitudes perpendiculares mayores en las lesiones
irregulares.
• Profundidad: clasificar en grados según profundidad
• Secreciones en la úlcera: cantidad, aspecto, olor, purulencia.
• Tejido existente en el lecho ulceral: tejido de epitelización, granulación, esfacelado, necrótico,
tunelizaciones o fístulas.
• Estado de la piel perilesional: diferenciar la celulitis del eritema perilesional que rodea a casi todas
las lesiones en vías de cicatrización. Buscar dolor, calor y enrojecimiento (rubor).
• Presencia o ausencia de dolor relacionado con la lesión
Prevención:
La prevención de las úlceras por presión es el objetivo principal en la lucha contra este síndrome. Es
imprescindible comenzar cualquier medida preventiva lo antes posible. Estas medidas preventivas son las
siguientes:
Cuidados de la piel:
Inspección del estado de la piel una vez al día intentando coincidir con el momento del baño o con
los cambios posturales: valorar si hay sequedad, excoriaciones, cambio de color, vascularización y
humedad.
Mantener en todo momento la piel limpia, seca e hidratada.
Utilizar agua tibia y jabones neutros para la higiene de forma que se eviten irritaciones.
Realizar secado meticuloso prestando especial atención a los pliegues cutáneos para evitar
maceración y posteriores infecciones.
No utilizar tipo alguno de alcohol (colonias) sobre la piel.
Diariamente, tras el baño, aplicar crema hidratante.
Usar lencería y pijama de tejidos naturales (algodón). La ropa debe ser holgada.
No realizar masajes sobre las prominencias óseas.
Evitar las fricciones en el baño y en los cambios posturales. Emplear técnicas adecuadas de
posición, de transferencia y de cambios de posición.
A los pacientes encamados en plano inclinado, habrá que colocar freno para evitar deslizamientos.
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
La tensión arterial es la presión ejercida por la sangre sobre la pared arterial, que está determinada por dos
factores fundamentales:
El gasto cardíaco.
La resistencia periférica.
La hipertensión arterial se define como la elevación persistente de la presión arterial sistólica o diastólica por
encima de los siguientes niveles:
Presión arterial sistólica: superior a 140 mmHg.
Presión arterial diastólica: por encima de 90 mmHg.
Esta hipertensión puede ser bien de origen primario (conocida como hipertensión esencial) o bien de origen
secundario, que cabe la posibilidad que afecte a las funciones cardíaca, cerebral o renal si no se controlan
sus valores. Es el principal factor de riesgo en la aparición de enfermedad cerebrovascular, de cardiopatía
isquemia, de enfermedad renal, etc., y, por tanto, supone un importante problema sanitario en la población
anciana.
Clínica
La hipertensión arterial no presenta clínica hasta que daña algún órgano; a partir de ese momento se
presenta la sintomatología del órgano afectado.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo de HTA son los siguientes:
• Tabaquismo.
• Diabetes.
• Mujeres posmenopáusicas.
• Dislipemias.
• Edad mayor de 60 años.
• Antecedentes familiares.
Síntomas
• En la hipertensión no complicada puede asociarse a la aparición de cefaleas, epistaxis y acúfenos.
• En los pacientes con hipertensión secundaria, los síntomas aparecen en función de los órganos
afectados:
o Afectación cardíaca: fatiga, palpitaciones, extrasístoles.
o Afectación renal: edemas, polaquiuria, anemia.
o Afectación tiroidea: debilidad muscular, nicturia, alteración del metabolismo.
Tratamiento
El objetivo terapéutico es disminuir la morbilidad cardiovascular a largo plazo, para lo que se actuará sobre
los factores de riesgo existentes e intentar alcanzar unas cifras de tensión arterial por debajo de lo explicado
al inicio del apartado. El tratamiento de la hipertensión arterial incluye medidas generales y tratamiento
farmacológico:
• Medidas generales: se recomendarán medidas de reducción de aporte de sal en las comidas, control
del sobrepeso, ejercicio diario El tratamiento incluye el mantenimiento de un peso corporal ideal,
una moderada ingesta de alcohol, el seguimiento de una dieta pobre en sodio y evitar el consumo de
tabaco
• Tratamiento farmacológico: se instaurará en el caso de que la hipertensión persista y se realizará
seguimiento del mismo. Consiste en: antihipertensivos, diuréticos, bloqueadores β-adrenérgicos,
vasodilatadores o bloqueadores de los canales lentos del calcio.
HIPOTENSIÓN ARTERIAL
La presión arterial baja o hipotensión ocurre cuando la presión arterial durante y después de cada latido
cardiaco es mucho más baja de lo usual, lo cual significa que el corazón, el cerebro y otras partes del cuerpo
no reciben suficiente sangre.
En el anciano se produce como efecto secundario de muchas enfermedades cardiovasculares y de muchos
medicamentos.
Cuando una persona envejece , la capacidad para autorregular la PA puede disminuir.
La reducción del tono muscular en las extremidades inferiores para contribuir a la hipotensión ortostatica.
La hipotensión ortostática consiste en un rápido descenso de la PA cuando el anciano se pone de pie o se
sienta desde una posición yacente o acostado.
Diagnostico
El diagnóstico de la hipotensión ortostática se puede hacer teniendo al paciente en posición supina durante
al menos 5 minutos. El profesional de enfermería debe comprobar la presión arterial mientras el paciente
esté en posición supina y 1 y 3 minutos después de sentarse o ponerse de pie. Si la presión arterial cae 20
mmHg la sistólica o 10 mmHg la diastólica después de 3 minutos, existe hipotensión ortostática.
Tratamiento
Los medicamentos que pueden causar hipotensión ortostática son los bloqueantes alfaadrenérgicos, los
fármacos antihipertensivos de acción central, los fármacos psicotrópicos y tranquilizantes, antibióticos a
altas dosis y fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
Los pacientes que experimentan hipotensión deben aprender a levantarse lentamente desde
una posición yacente o sentada, utilizar un bastón o un andador si no tienen estabilidad y beber agua, a
menos que lo tengan restringido, para mantener el volumen sanguíneo.
HIPERLIPIDEMIAS
Aumento de la concentración plasmática de lipoproteínas circulantes, lo que se traduce, en los
análisis de laboratorio, en un aumento del colesterol circulante, de los triglicéridos o de ambos.
Las dietas con alto contenido en grasas,especialmente las grasas trans, y determinados patrones
hereditarios pueden causar la elevación de los lípidos en suero.
El colesterol elevado es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos cardiovasculares.
El LDL-C es el tipo de lípidos que se asocian con el aumento del riesgo de mortalidad o morbilidad.
El HDL-C tiene un efecto beneficioso sobre la salud vascular general, probablemente porque ayuda a
movilizar el colesterol de los vasos sanguíneos y llevarlo de vuelta al hígado para su procesamiento.
Tratamiento
El objetivo es normalizar los niveles plasmáticos de lípidos circulantes para conseguir una disminución de la
morbimortalidad por enfermedades cardiovasculares. El primer paso a tomar tras la detección de una
hiperlipidemia consiste en la adopción de una dieta adecuada y de un estilo de vida saludable. Sólo se
recurre a un tratamiento farmacológico cuando el dietético ha resultado ineficaz. Existe una enorme
variedad de fármacos útiles en el tratamiento de las hiperlipidemias, entre los que se encuentran las resinas
de intercambio iónico, como la resincolestiramina; el ácido nicotínico; los fibratos; el probucol; y las
estatinas, que son los fármacos de más reciente aparición, como la lovastatina, la simbastatina o la
pravastatina.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es un proceso de larga evolución en el que tiene lugar
un aumento de la resistencia al flujo de aire a nivel de los bronquios, resultante de un enfisema o bronquitis
crónica.
Es una enfermedad progresiva que varía según la exposición del individuo a los factores condicionantes en
especial al tabaquismo.
Los síntomas más frecuentes son disnea, tos, cianosis, sibilancias, roncus, alteración del sueño y edemas
periféricos.
Dentro de las enfermedades pulmonares obstructivas pueden darse tres patologías: asma, bronquitis crónica
y enfisema, siendo las dos últimas las más frecuentes en los ancianos.
Bronquitis crónica
La bronquitis crónica se manifiesta por tos crónica productiva. A nivel anatómico, los pacientes muestran
hipertrofia e hiperplasia de las glándulas mucosas y un engrosamiento de la pared bronquial, lo que favorece
la obstrucción y la dificultad de drenaje de las secreciones a la luz bronquial.
De esta forma, aumenta la producción de moco, que favorece el crecimiento bacteriano. Se puede presentar
con o sin obstrucción de la vía aérea.
Enfisema
Los objetivos básicos de los cuidados de enfermería se centran en mejorar el intercambio gaseoso,
favoreciendo el paso libre de aire al territorio pulmonar, así como en aclarar las vías respiratorias y
mantenerlas libres de secreciones.
Todo esto dara lugar a una óptima respiración, favoreciendo al anciano una independencia en sus
actividades diarias, tanto personales (comer, aseo, cuidados personales) como en su relación y adaptación al
medio, relaciones personales, etc.
Teniendo en cuenta que la prevención es el mejor de los tratamientos para la EPOC, las actuaciones de
enfermería se dirigirán a conseguir:
Evitar irritantes respiratorios: tabaco, humos y polvo.
Evitar ambientes muy fríos para prevenir el broncospasmo.
Enseñar al paciente a toser de forma eficaz para poder eliminar las secreciones.
Ejercicios de fisioterapia respiratoria y drenajes posturales para mejorar el intercambio de gases.
Insistir en la ingesta de líquidos para hacer más fluidas las secreciones.
La inhalación de vapor de agua con el fin de humidificar la mucosa bronquial.
Enseñar al paciente a utilizar los aparatos para la administración de los broncodilatadores inhalados
y controlar la aparición de efectos secundarios (arritmias, insomnio, cefalea y mareos).
Mejorar la tolerancia al esfuerzo, practicando ejercicio físico modera moderado.
El encamamiento prolongado favorece la retención de las secreciones, la hipoventilación y la
ausencia o disminución del reflejo de la tos; es por ello que a estos pacientes se les debe
recomendar la técnica de respiración diafragmática y con los labios fruncidos, lo cual aumenta la
ventilación de las bases, mejorando la distribución de los gases por el territorio pulmonar.
Ejercicios de espirometría incentivada y espirometría forzada, con los que se activarán y reforzarán
los músculos de la ventilación y se reeducará el diafragma.
Administración de la oxigenoterapia: el aporte de oxígeno debe ser continuo y de bajo flujo, sin
sobrepasar los 2 l/min. Puede efectuarse mediante mascarilla (Venturi®) canula binasal.
Se debe hacer un control gasométrico periódico.
Mantener el estado nutricional del paciente. Es característico que estos pacientes no tengan apetito y
que después de las comidas presenten disnea por distensión abdominal. La dieta debe ser
equilibrada, evitando las bebidas gaseosas, y realizar varias comidas moderadas al día en lugar de
concentrar todos los alimentos en tres tomas.
Es importante evitar la obesidad y controlar el peso. También es importante tratar el estreñimiento, ya
que produce distensión abdominal, con lo que se empeora la función respiratoria.
Se debe proporcionar mucho apoyo psicológico tanto al paciente como a la familia. La disnea
provoca ansiedad y depresión que desemboca rápidamente en agresividad e irritabilidad.
Educación sanitaria del paciente y de la familia, proporcionando vida del paciente:
Evitar el humo del tabaco y otros irritantes.
Utilizar correctamente los nebulizadores y aerosoles.
Mantener un estado nutricional adecuado con una dieta apropiada.
Hidratación.
Una actividad moderada progresiva y eliminación de las secreciones mediante la tos o
drenajes posturales.
TROMBOEMBOLISMO PULMONAR
Tratamiento
El tratamiento se dirige a la normalización del estado del paciente y a conseguir una buena perfusión del
sistema cardiocirculatorio.
Consiste fundamentalmente en:
• Administración de oxígeno.
• Analgésicos.
• Anticoagulantes para evitar la formación de trombos.
Cuidados de enfermería
Realizar un registro exhaustivo de las constantes vitales y adminsitrar la medicación prescrita de
manera controlada para evitar las complicaciones, vigilando la posibilidad de aparición de efectos
secundarios o cualquier tipo de complicación.
Ofrecer soporte psicológico, muy importante debido a la ansiedad que se genera, se facilitará el
reposo y se ofrecerá el máximo confort y bienestar dentro de lo posible.
Se debe prevenir el riesgo de inmovilización prolongada.
NEUMONÍA
La neumonía es un proceso inflamatorio del parénquima pulmonar producido, sobre todo, por causas
infecciosas y que representa en el anciano un problema clínico de gran magnitud.
Etiología
El agente infeccioso que la provoca se localiza habitualmente en el tracto respiratorio y en muchas ocasiones
su origen es una aspiración pulmonar, bien de la flora orofaríngea durante
el sueño, bien por aspiración de alimentos debido a problemas de deglución.
Los microorganismos más frecuentes son: Streptococcus, bacterias anaerobias y bacilos gramnegativos.
Diagnóstico
El déficit del sistema inmunológico en el anciano hace que su diagnóstico sea a veces complicado y,
por consiguiente, se retrase el inicio del tratamiento adecuado para esta patología.
El 90% de los casos de neumonía en el anciano requieren ingreso hospitalario.
Los síntomas en el anciano son escasos y a veces confusos, puede aparecer anorexia, estados
confusionales, fiebre no muy alta y deshidratación.
Para realizar el diagnóstico se emplea una radiografía de tórax donde aparece un infiltrado.
Tratamiento y cuidados de enfermería
1. Tratamiento preventivo:
Medidas preventivas encaminadas a evitar la infección (vacunas de la gripe y el neumococo).
Medidas encaminadas a evitar la aspiración pulmonar.
2. Tratamiento específico y cuidados de enfermería:
Antibióticos.
Oxigenoterapia.
Fisioterapia respiratoria
Hidratación adecuada.