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MUESTRA: Gestos y Palabras: Jorge Mario Bergoglio, una presencia original

Abstract
Introducción
Un recorrido por la vida, la formación y la acción pastoral de Jorge Mario Bergoglio. ¿Quién
es este hombre elegido por el Espíritu Santo para guiar la barca de San Pedro? ¿De dónde
nace esta vida? Intentamos responder a esta pregunta.
Una personalidad forjada en la fe en Cristo y en la pertenencia a la Iglesia, con distinguibles
raíces europeas que se funden en la experiencia histórico-cultural del Pueblo de Dios
latinoamericano, nacido y llamado en una megalópolis como Buenos Aire, en la que se
conjugan las ventajas y las miserias del mundo urbanizado. Queremos adentrarnos en el
misterio de su persona.
1.- Bergoglio como Jesuita.
La vocación de Bergoglio nace un día de primavera en Argentina, 21 de septiembre de 1953,
día de San Mateo, cuya expresión más representativa es la Vocación pintada por Caravaggio,
que marca en profundidad su personalidad expresada en su lema episcopal “miserando atque
eligendo” (lo miró con amor misericordioso y lo eligió). Esta vocación se profundiza en su
pertenencia a la orden de los Jesuitas, asumiendo el modelo paradigmático de Pierre Favre,
amigo de Ignacio y compañero en los inicios de la orden: el “retorno a la vida de la Iglesia
primitiva”. Es la respuesta a la crisis moral y religiosa de la Iglesia de su tiempo –y de este
tiempo-, profundamente mundanizada. El amor por la religiosidad popular, la simplicidad del
lenguaje, la teología afectiva, la dulzura y el sentido fraterno de las relaciones, la fe absoluta
en la gracia que opera, el primado concedido a los gestos y al testimonio respecto a las
controversias intelectuales, la pasión por la unidad de la Iglesia y el ecumenismo, la paciencia
en las divisiones, la atención por los pobres, la idea de que los ejercicios puedan contribuir a
la renovación de la Iglesia, es lo que indica la profunda sintonía entre Bergoglio y Favre.
2.- El Pensamiento de Bergoglio
La génesis del pensamiento de Jorge Mario Bergoglio se nos acerca a través del autor de su
biografía intelectual, que reconoce en su origen una concepción dialéctica, “polar”, de la
realidad. Estas intuiciones iniciales maduran gracias a la concepción ignaciana desarrollada
por su profesor Miguel Àngel Fiorito y a la lectura que, de los Ejercicios espirituales, hacían
intelectuales jesuitas como Gastón Fessard y Karl-Heinz Crumbach. A partir de aquí se da el
redescubrimiento de la mística jesuítica y el reconocimiento de la figura de Pierre Favre,
leído a través de Michel de Certeau. La reflexión de Bergoglio debe mucho a una tradición
propia del pensamiento jesuítico que, sobre la base de Adam Mohler, entiende a la Iglesia
como ​coincidentia oppositorum,​ una visión que reencontramos en Erich Przywara, Henri de
Lubac, Gaston Fessard. Bergoglio es argentino y, al mismo tiempo, por los autores de su
formación y por sus lecturas de referencia, profundamente europeo. En el encuentro ideal con
Romano Guardini, él mismo es “puente” entre dos continentes. En la tensión polar, la tensión
permanece, no se anula. De ahí la conjunción polar en Papa Francisco, como guía misionero
de la Iglesia, entre la complejidad de su síntesis intelectual abierta y la simplicidad en
comunicar la fe a la gente-gente
3.- Cultura y Educación.
Permite asomarse a la pasión literaria de Bergoglio por autores como Borges, Marechal,
Manzoni, Dostoievsky, y tantos otros que le dieron una lectura poética y profunda, más allá
de las apariencias. El punto de partida para este recorrido sobre la relación de Jorge Bergoglio
con la Literatura, su “pasión literaria”, fue un texto de Berdiaev, que ve a la Literatura como
arte simbólico, como un puente tendido entre dos mundos y a la vez el signo bajo el cual se
manifiesta una realidad profunda, la auténtica. Descubrimos en su formación, en su accionar
y en sus palabras, un vínculo estrecho con la Literatura, a través de sus lecturas y de la
apropiación de este lenguaje simbólico (propio además de la escritura bíblica y las parábolas
del evangelio) tanto en sus clases, como en sus homilías, en sus mensajes orales y escritos.
Esta profundidad que perfora las apariencias se reconoce también en su “mirada” educativa,
como pasión por toda la realidad, en la que la única posibilidad de ser educador es ser
“testigo”. En cada texto de Bergoglio dirigido a educadores, orienta sus palabras a personas
situadas en un contexto concreto, con sus condicionamientos culturales perfectamente
identificados y reconocidos como objeto de un “trabajo educativo” sobre sí mismo, necesario
en quien intenta educar. La propuesta de Bergoglio a quien educa se dirige a su
autoconciencia del mundo, de la cultura, del país que les toca vivir, para ayudarlos a “hacerse
cargo” de lo que verdaderamente necesitan proponer.
4.- Unidad y Conflicto.
Presenta el descubrimiento de la dimensión política en función del bien común. Desde una
experiencia histórica marcada por la confrontación, la división y la eliminación del contrario,
a una propuesta de maduración como ciudadanos pertenecientes a un Pueblo que a través de
la cultura del encuentro aprenden a vivir la experiencia de que “el tiempo es superior al
espacio”, “la unidad superior al conflicto”, “la realidad más importante que la idea”, y “el
todo es superior a la parte”. En las difíciles y conflictivas circunstancias históricas que le tocó
vivir, no dejó de juzgar desde su lugar los acontecimientos que transitaba su país. Es en este
marco que despliega una permanente acción tendiente a responsabilizar a los dirigentes
sociales y a plantear con voz clara y potente cuestiones políticas vinculadas con la
legitimidad del poder, la participación ciudadana, el respeto por los derechos individuales y
sociales y la construcción del bien común. Bergoglio llevará adelante una insistente
catequesis en la que postulará la política como mediación y el poder como servicio, una
construcción desde abajo hacia arriba, y no al revés.
5.- Periferia y Centro.
Presenta el significado de la Teología del Pueblo para Bergoglio, y a qué hace referencia
cuando habla de una Iglesia pobre para los pobres. El pueblo antes que nada es un lugar
teológico. Lugar privilegiado del Encuentro con Dios como lo son la Sagrada Escritura, la
tradición, el magisterio, los padres de la iglesia. Lucio Gera, Rafael Tello y el jesuita Juan
Carlos Scannone, son los sacerdotes que más la representan. Es una rama argentina de la
teología de la liberación.
¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!​” ​Esta conocida frase que el Papa
Francisco pronunció ante periodistas de todo el mundo el 16 de marzo de 2013, a pocos días
de haber asumido, expresa el modo de pensar y de vivir de Jorge Mario Bergoglio como
sacerdote jesuita, Rector del Colegio Máximo, Provincial de la Compañía de Jesús y
Arzobispo de Buenos Aires. En su formación como jesuita, fue impactado particularmente
por la impronta del padre jesuita Alberto Hurtado, hoy santo que, como la mayoría de los
jesuitas chilenos de su época, en la década de 1940 había empezado a cuestionarse el lugar de
la Iglesia en la sociedad. Quería que el contacto con los pobres fuera un elemento necesario
de la formación jesuítica. Bergoglio tomó este modelo cuando fue Provincial de los Jesuitas y
Rector del Colegio Máximo. Los tiempos habían cambiado desde Francisco de Asís, pero el
ideal de una Iglesia misionera y pobre seguía siendo válido. Una Iglesia que pusiera a los
pobres primero, que fuera ambulante, materialmente sencilla, que trascendiera fronteras, que
viviera la dulce alegría de la evangelización.
6.- Plasmar una identidad: Aparecida.
El encuentro latinoamericano de obispos en Aparecida sintetiza un proceso de maduración de
toda la Iglesia Latinoamericana, donde el protagonismo de Bergoglio es decisivo.
Descubrimos el “Signo” de Aparecida como síntesis de la religiosidad popular. El Santo
Pueblo Fiel de Dios y el Encuentro de la Experiencia Cristiana hoy.
¿Cuáles la clave de lectura de Aparecida y su hilo conductor? El punto central, la “clave de
lectura”, está dado en la afirmación: “La naturaleza misma del cristianismo consiste en
reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo. Esa fue la hermosa experiencia de aquellos
primeros discípulos que, encontrando a Jesús, quedaron fascinados y llenos de estupor ante la
excepcionalidad de quien les hablaba, ante el modo cómo los trataba, correspondiendo al
hambre y sed de vida que había en sus corazones. Todo comienza con una pregunta “¿Qué
buscan?”. A esa pregunta siguió la invitación a vivir una experiencia “vengan y lo verán”.
A la luz de esta clave de lectura, tenemos el “hilo conductor”: el “discípulo misionero”. La
“mirada sobre la realidad” nace de ser discípulos, no de una interpretación. El anuncio no son
palabras sino “La Alegría de ser Discípulos Misioneros”. La vocación es el ensimismamiento
con la persona misma de Cristo, es decir “la Santidad”. El método es la “comunión”. El
itinerario formativo es el “seguimiento”. La misión “al servicio de la Vida Plena”. Todo lo
demás es por añadidura.
7.- Belleza, Bondad y Verdad.
Lo que a Bergoglio le atrae de Von Balthasar es su redescubrir la unidad, propuesta por la
teología medieval, de los tres trascendentales, las prerrogativas propias de Dios e igualmente
conceptos universales para todos los hombres: “​verum, bonum, pulchrum”​. Hablando sobre el
tema Educación, Bergoglio manifiesta esta influencia: “​Existe lo verdadero, lo bello, lo
bueno. Existe lo absoluto​”. La consecuencia es muy simple: no se puede más proponer lo
verdadero sin mostrar su belleza y su bondad. Esto no sólo valora la pasión que Bergoglio
tenía por la literatura, sino que está en la base de su método educativo. En el mensaje a las
comunidades educativas en el 2008 afirma: “​Tengamos en cuenta que a la verdad no se la
encuentra sola. Junto a ella están la bondad y la belleza. O mejor dicho, la Verdad es buena
y bella​”.
También ofrece el cardenal Bergoglio una mirada que ayuda a reconocer el peligro actual de
dos herejías: el gnosticismo y el pelagianismo. Él mismo afirma que le ayudaron a
reconocerlos la lectura de la estética teológica de Balthasar y la de algunos textos de
Giussani. Ya sabemos que el Papa reconoció que la advertencia a los peligros del gnosticismo
y del pelagianismo: “aparecen en la redacción de Aparecida”. La posibilidad que la riqueza
de la tradición de una fe encarnada en la historia no se pierda es volver al encuentro con
Cristo presente hoy.

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