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PARA MÍ SECHURA

Mire a mi alrededor y me di cuenta de que estaba viviendo en una tierra prodigiosa.


Estaba en una provincia descendiente de los Illescas y los Chusis, en tierra de grandes
paisajes, hermosos mares y monumentos ancestrales. Con solo a entrar a sechura ya
se siente el olor de cultura, de millones de años de historia escrita por gente solidaria y
trabajadora.

Hablar de este pueblo bendecido por Dios, es hablar de una cultura que no tiene fin,
que sigue perenne en su gente. Que mantiene sus raíces de costumbre.

Un pueblo con cultura nunca se perderá en el olvido, nunca olvidará su historia. Como
lo dice Esteban Puig: “La cultura brota del quehacer de la persona, hunde sus raíces en
lo ancestral y característico de un pueblo. El hombre vive y se desarrolla en un
determinado lugar, es profundamente imitador y fruto del ambiente. Por ello, cada
pueblo tiene identidad específica. Si se desea conocer las raíces propias de un pueblo;
inevitablemente tendrá que recurrirse al lenguaje, al pensar y a las creencias”.

El sechurano y me incluyo porque lo soy, a un mantiene su identidad. Sin embargo, se


está perdiendo poco a poco. Nos sentimos orgullosos de nuestra cultura, pero no
hacemos nada para defenderla: contaminamos los lugares, ensuciamos nuestra propia
provincia como si no viviéramos en ella.

Su juventud está perdiendo identidad, está copiando modelos extranjeros pensando


en que son mejores que los de nosotros, creen que sechura es un pueblo primitivo y
no civilizado o como algunos dicen: hoy están tratando de quitarle lo chulado a esta
provincia.

Siempre he tenido la idea de que antes de reclamar una reforma económica, política,
judicial, agraria y social, debemos primero hablar de una reforma cultural y educativa.
Porque solo la educación salvará al Perú.

Hoy nos hemos englobado en la idea de que sechura es solamente fosfatos; es decir,
solo minería y olvidamos otros sectores como la pesca, la agricultura. Creemos que la
minería nos va a mantener toda la vida. Y no nos damos cuenta cuentas posibilidades
de trabajo se están perdiendo.

Por ejemplo, en cada excavación que hace la empresa encargada de la explotación de


este mineral se están encontrando restos fósiles. Esto podría servirnos para un futuro
crear una escuela de arqueólogos y así crear nuevos puestos de trabajo. Y a la
incentivar la investigación y la curiosidad de las futuras generaciones.

Sechura tiene distintas formas de desarrollarse y menciono aquí que una de las tantas
es el turismo. Sus paisajes naturales, sus playas, sus monumentos dan fe en decir que
este pueblo es único en el mundo.
El Templo San Martin de Tours y los monumentos de la cultura Illescas y Chusis que
con observarlas nos llevan al pasado, nos hacen vivir la historia y ver lo que pudieron
hacer nuestros antepasados. Los manglares de San Pedro, el Estuario de Virrilla, el
médano blanco, con la que ratificamos nuestra fe en decir que Dios bendijo e hizo con
sus manos el Perú. Illescas y sus playas que nos hacen sentir el aroma cercano del
futuro.

Está también la pesca, que a pesar de que ha sufrido un bajón, estoy seguro de que
con apoyo y formación técnica al pescador artesanal, dará como resultado que el
hombre de mar entienda que es el quien debe cuidar su propio trabajo.

Así es Sechura, una tierra milenaria, con habitantes de gran corazón y espíritu. Que no
teme a las adversidades, que está presente en el desarrollo del país. Que tal vez su
espíritu de lucha este dormido, pero que con motivación y entrega de quienes
queremos ver a sechura un pueblo desarrollado y para todos: no es imposible. Su
juventud tiene que luchar por convicción y no por intereses.

Sechura debe ser una provincia con un solo ideal y doctrina de lucha, porque como lo
dijo bien Víctor Raúl Haya de la Torre, un pueblo sin doctrina es un pueblo sin espíritu,
sin identidad de principios, en cambio un pueblo con doctrina no se rinde, llega hasta
el sacrificio, hasta alcanzar la justicia social; que es la victoria.

Sechura debe dejar de ser ya: UN MENDIGO EN EL DESIERTO.

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