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Comunión con Dios
Neale Donald Walsch
(Communion with God)
Una traducción de este libro ya estaba disponible en internet, y tenía muchos errores, algunos muy
importantes para la comprensión.
Esta de aquí abajo es una versión revisada con cierto detalle de esa traducción encontrada en internet.
Elimina en todo lo posible los errores, y mejora dentro de lo que puedo el estilo de esa versión que había en
internet de este libro maravilloso –con ayuda del texto en inglés.
Este libro fue publicado en inglés en el año 1999.
Y esta revisión ya ha sido terminada para la web www.UnPlanDivino.net
en el año 2016.
Hay audios de cada capítulo disponibles en ivoox en este enlace y en el índice de la web, que enlazo ahora
abajo.
Para cualquier mejora agradezco los comentarios (en esa web).
Para encontrar más información y más textos revisados o traducidos similares a este, ver el índice
correspondiente a Walsch en dicha web: http://unplandivino.net/5-walsch
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Comunión con Dios Walsch
Índice
Introducción..........................................................................................................................................2
Preludio.................................................................................................................................................6
1. La ilusión de Necesidad..................................................................................................................15
2. La ilusión de Fracaso......................................................................................................................18
3. La ilusión de Desunión...................................................................................................................19
4. La ilusión de Insuficiencia..............................................................................................................23
5. La ilusión del Requisito..................................................................................................................27
6. La ilusión del Juicio........................................................................................................................30
7. La ilusión de la Condenación.........................................................................................................33
8. La ilusión de la Condicionalidad....................................................................................................37
9. La ilusión de la Superioridad..........................................................................................................40
10. La ilusión de la Ignorancia...........................................................................................................44
11. Una buena enseñanza para vuestros niños....................................................................................47
12. Ver las ilusiones como ilusiones...................................................................................................51
13. Comprender el propósito de las ilusiones.....................................................................................55
14. Meditar sobre las ilusiones...........................................................................................................57
15. Utilizar las ilusiones.....................................................................................................................60
16. Re-crear tu realidad......................................................................................................................80
17. Tomar el control de tu cuerpo.......................................................................................................87
18. Tomar el control de tus emociones...............................................................................................89
19. Cultivar la voluntad......................................................................................................................91
20. El mensaje del Creador.................................................................................................................94
21. Aprovechar vuestro momento de gracia.......................................................................................96
Para terminar.......................................................................................................................................99
Introducción
···
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Comunión con Dios Walsch
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Comunión con Dios Walsch
Eventualidad
Serendipia
Coincidencia
Suerte
Accidente
Experiencia fuera de lo común
Encuentro fortuito
E incluso Intervención Divina
Parece que estamos dispuestos a reconocer que Dios interviene en nuestra vida, pero no
somos capaces de aceptar la idea de que pueda inspiramos a pensar, decir o hacer algo en concreto.
Nos parece que eso es pasarse de la raya.
Voy a pasarme de la raya.
Voy a declarar que creo que Dios me ha inspirado a escribir este libro y a ti a tomarlo. Ahora
pongamos a prueba esta idea frente a las posibles razones que te inspirarían desconfianza.
Primero, tengo la certeza, como acabo de decir, de que todos estamos siendo inspirados por
Dios, todo el tiempo. No creo que ni tú ni yo seamos especiales, ni que Dios nos haya conferido un
poder singular, ni que nos haya concedido cierto don particular que nos permita comulgar con lo
Divino. Creo que todos nos encontramos en este estado de comunión continua, y que podemos
experimentarlo de manera consciente cada vez que lo deseemos hacer. De hecho, según lo entiendo
yo, esta es la promesa de muchas de las religiones mundiales.
Segundo, no creo que el hecho de estar experimentando un momento de abierto contacto con
lo Divino, vuelva infalibles nuestras expresiones, acciones o escritos . Con todo respeto por
cualquier religión o movimiento que afirme que su fundador o líder actual es infalible, pienso que
las personas con inspiración divina sí pueden cometer errores. Y de hecho, creo que los cometen
con regularidad. Por tanto, no creo que cada palabra de la Biblia, del Bhagavad Gita o del Corán
sean literalmente verdaderas, ni que todo lo que dice el Papa cuando habla ex-cátedra sea correcto,
ni que todas las acciones de la Madre Teresa hayan sido las mejores en su momento. Sí creo que la
Madre Teresa estaba divinamente inspirada, pero eso y ser infalible son dos cosas distintas.
Tercero, convivir conmigo puede llegar a ser muy difícil (y quienes han convivido conmigo
lo saben mejor que nadie), y no es que quiera decir con esto que tú también tengas defectos, pero
creo que los míos no me impiden recibir la ayuda y la orientación directa de Dios. De hecho, creo
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Comunión con Dios Walsch
Bendito seas.
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Comunión con Dios Walsch
Preludio
Dios ha hablado con vosotros de muchas formas a lo largo de muchos años, pero en raras ocasiones
de forma tan directa como ahora.
En esta ocasión os hablo con Vuestra propia voz, os hablo en tanto que Vosotros1, y eso solo
ha ocurrido en contadas ocasiones en el curso de vuestra historia.
Pocas personas han tenido el valor de escucharme de esta manera –como si se escucharan a
sí mismas. Y menos aún han comunicado a otras lo que han escuchado. Los pocos que han
escuchado y comunicado lo que escucharon, han cambiado el mundo.
Esopo, Confucio, Lao-tsé, Buda, Mahoma, Moisés y Jesús han sido algunos.
También Chuang Tsé, Aristóteles, Huan-po, Sahara, Mahavira y Krishnamurti.
Asimismo, Paramahansa Yogananda, Ramana Maharshi, Kabir, Ralph Waldo Emerson,
Thich Nhat Hanh, el Dalai Lama y Elizabeth Clinton.
Así como Sri Aurobindo, la Madre Teresa, Meher Baba, Mahatma Gandhi, Kahlil Gibran,
Baha'Allah, Ernest Holmes y Sai Baba.
Además, Juana de Arco, Francisco de Asís, Joseph Smith y muchos otros no mencionados
aquí. La lista podría continuar. Sin embargo, en comparación con el total de las personas que han
habitado en vuestro planeta, el número es muy reducido.
Estos pocos han sido Mis mensajeros, pues todos ofrecieron la Verdad que había en sus
corazones lo mejor que pudieron, con tanta pureza como les fue posible. Y aunque todos lo hicieron
a través de filtros imperfectos, es indudable que llevaron a vuestra conciencia una sabiduría
extraordinaria que ha beneficiado a toda la especie humana.
Lo asombroso es lo parecido de sus intuiciones. Planteadas en momentos y lugares muy
diferentes, separadas por innumerables siglos, es como si hablaran a la vez –así de pequeñas son sus
diferencias y así de enormes sus elementos comunes.
Ahora es el momento de ampliar esta lista para incluir a mis más recientes mensajeros: los
que viven actualmente.
Hablaremos con una sola voz.
A no ser que no lo hagamos.
Vosotros tomaréis esa decisión, como siempre, pues en cada Momento del Ahora habéis
tomado vuestra decisión y la habéis expresado con la acción.
En el comienzo, vuestros pensamientos son Míos, y los Míos son vuestros. Pues en el
comienzo no puede ser de otra manera. Solo existe una Fuente de Lo Que Es, y la única Fuente es
Lo Que Es, Lo Que Existe, Aquel Que Existe.
Todas las cosas emanan de esa Fuente, luego impregnan todo el Ser2, y se revelan como
Individuaciones de la Totalidad.
Las interpretaciones individuales del único mensaje que existe producen el milagro de la
Unidad3 en muchas formas.
Esta Unicidad, esta Unidad con muchas formas, es lo que llamáis Vida.
La Vida es Dios, interpretado, es decir, traducido a muchas formas.
El primer nivel de traducción es de lo no-físico unificado a lo no-físico individuado.
El segundo nivel de traducción es de lo no-físico individuado a lo físico individuado.
El tercer nivel de traducción es de lo físico individuado a lo físico unificado.
El cuarto nivel de traducción es de lo físico unificado a lo no-físico unificado.
1 “I speak to you as You”.
2 “Isness”, cualidad de lo que es, “es-eidad” podríamos decir quizá (eseidad).
3 “Oneness”
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Comunión con Dios Walsch
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Comunión con Dios Walsch
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Comunión con Dios Walsch
Las cinco primeras son las Ilusiones Físicas, y tienen que ver con la vida de tu cuerpo físico. Las
cinco últimas son las Ilusiones Metafísicas, y tienen que ver con las realidades no-físicas.
A lo largo de este mensaje, cada una de ellas será explorada en detalle. Verás cómo fueron
creadas y cómo cada una ha afectado a tu vida. Y antes de que concluya este mensaje, también verás
cómo puedes deshacer cualquier efecto que hayan podido tener esas ilusiones –los efectos que
desees deshacer.
Ahora bien: el primer paso en el proceso de cualquier comunicación que sea realmente
abierta es que estés dispuesto, dispuesta, a suspender tu incredulidad acerca de lo que estás
escuchando. Eso es lo que aquí se te va a pedir. Por favor, temporalmente abandona cualquier idea
que hayas podido tener sobre Dios y sobre la Vida. Podrás regresar a tus ideas en cualquier
momento. No se trata de abandonarlas para siempre, sino tan solo de hacerlas a un lado, por el
momento , para poder abrir un espacio a la posibilidad de que quizás exista algo que no sabes, y
cuyo conocimiento podría cambiarlo todo.
Examina, por ejemplo, tu reacción ante la idea de que Dios se esté comunicando contigo
ahora mismo.
En tu pasado, encontraste todo tipo de razones para no admitir que puedes tener una
conversación real con Dios. Te voy a pedir que retires esos pensamientos a un lado, y que asumas
que estás recibiendo este mensaje directamente de Mí.
Para facilitarte las cosas, hablaré de Mí en tercera persona durante gran parte de esta
comunicación. Reconozco que tal vez te desconcierte un poco escucharme hablar en primera
persona del singular. Así pues, aunque lo haré de vez en cuando (solo para que recuerdes quién te
está dando esta información), la mayor parte del tiempo me referiré a Mí sencillamente como Dios.
Si bien, el hecho de recibir un mensaje directo de la Deidad te puede parecer improbable en
un principio, debes comprender que estás tomando parte en esta comunicación para recordar, por
fin, Quién Tú Realmente Eres, y las ilusiones que has creado. Pronto comprenderás perfectamente
que, de hecho, tú has sido quien ha causado que este libro llegara a tus manos. Por el momento,
simplemente escúchame cuando te digo que, en la mayor parte de los momentos de tu vida, estás
viviendo una ilusión.
Las Diez Ilusiones De Los Humanos son ilusiones muy grandes, muy poderosas, que habéis
creado en la parte más temprana de vuestra experiencia sobre la Tierra. Y todos los días creáis
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Comunión con Dios Walsch
cientos de ilusiones más pequeñas. Y como creéis en ellas, habéis inventado una historia o relato
cultural que os permite vivir estas Ilusiones, y así, convertirlas en realidad.
Por supuesto, no son auténticamente reales. Sin embargo, habéis creado un mundo como el
de Alicia en el País de las Maravillas en el cual, en efecto, parecen muy reales. Igual que el
Sombrerero Loco, negaréis que lo Falso sea falso, y que lo Real sea real.
De hecho, habéis estado haciendo esto durante mucho tiempo.
Un relato cultural es un cuento que se ha transmitido de generación en generación a lo largo
de siglos y milenios. Es el cuento que os contáis acerca de vosotros mismos.
Como vuestro Relato cultural se basa en ilusiones, genera mitos en vez de comprensión de la
realidad.
La historia cultural de los Humanos sostiene que...
1. Dios tiene un plan, una “agenda oculta” (la necesidad existe, es real)
2. El resultado de la vida es incierto (el fracaso existe, es real)
3. Estáis separados de Dios (la separación existe, es real)
4. No hay suficiente (la insuficiencia existe, es real)
5. Hay algo que tenéis que hacer (el requisito existe, es real)
6. Si no lo hacéis, seréis castigados (el juicio existe, es real)
7. El castigo es la condenación perpetua (la condenación existe, es real)
8. Por tanto, el amor es condicional (la condicionalidad existe, es real)
9. Conocer y cumplir con las condiciones te vuelve superior (la superioridad existe, es real)
10. No sabéis que todo esto se trata de ilusiones (la ignorancia existe, es real)
Este relato cultural ha sido tan profundamente inculcado en vosotros, que ahora lo vivís
plena y completamente. “Sencillamente, así es como son las cosas”, os decís entre vosotros.
Esto os lo habéis estado contando entre vosotros durante muchos siglos –de hecho, milenio
tras milenio. Y durante tanto tiempo, en realidad, que han surgido mitos basados en esas ilusiones e
historias. Algunos de los mitos más célebres han sido reducido a conceptos, tales como...
Hágase Tu voluntad
Supervivencia del más apto
El vencedor se queda con el botín.
Nacisteis con el pecado original.
El pecado se paga con la muerte.
La venganza es Mía, dijo el Señor.
Lo que no sabes no te hace daño.
Solo Dios sabe. ..
«Hemos nacido en un mundo hostil, dirigido por un Dios que quiere que hagamos
ciertas cosas, y que no hagamos otras, y que nos castiga con la tortura perpetua si no
sabemos distinguirlas.
Nuestra primera experiencia en la Vida es la separación de nuestra madre, la
Fuente de nuestra Vida. Esto crea el contexto para toda nuestra realidad, la cual la
experimentamos como una realidad de separación de la Fuente de Toda Vida.
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Comunión con Dios Walsch
No solo estamos separados de toda Vida, sino de todo lo demás que haya en la Vida.
Todo lo que existe, existe separado de nosotros. Y estamos separados de todo lo que existe.
No queremos que las cosas sean así, pero así son. Nos gustaría que fueran de otra manera y
luchamos por cambiarlas.
Buscamos experimentar una vez más la Unidad con todas las cosas y, en especial,
con los demás. Quizá no sepamos exactamente cómo, aunque sea casi instintivo. Nos parece
que hacerlo es lo natural. El único problema es que no parece haber suficiente de lo demás
para satisfacernos. Sea lo que sea que deseemos, nunca parecemos conseguir lo suficiente
de ello. No podemos conseguir suficiente amor, ni suficiente tiempo, ni suficiente dinero. No
podemos conseguir suficiente de lo que sea que creamos necesitar para poder ser felices y
sentirnos satisfechos. En el momento en que pensamos que tenemos suficiente, decidimos
que queremos más.
Puesto que “no hay suficiente” de lo que creemos necesitar para poder ser felices,
debemos “emplearnos a fondo” para conseguir todo lo más que podamos conseguir. Se nos
exige algo a cambio de todo, desde el amor de Dios hasta las riquezas naturales de la Vida.
No basta con “estar vivos”. Por tanto, también nosotros, al igual que el resto de la Vida, no
somos suficiente.
Como simplemente “ser” no es suficiente, comienza la competición. Si ahí fuera no
hay suficiente, tenemos que competir por lo que haya.
Tenemos que competir por todo, incluyendo a Dios.
Esta competencia es dura. Es por nuestra supervivencia misma. En esta prueba, solo
los más aptos sobreviven. Y el vencedor se queda con el botín. Si perdemos, vivimos un
infierno sobre la Tierra. Y después de morir, si perdemos en la competición por Dios,
experimentaremos el infierno nuevamente –pero esta vez para siempre.
En realidad, la muerte fue creada por Dios porque nuestros antepasados tomaron
las decisiones equivocadas. Adán y Eva tenían vida eterna en el Jardín del Edén. Pero
entonces, Eva se comió la fruta del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, y ella y
Adán fueron expulsados del Jardín por un Dios enfurecido. Este Dios, como primer castigo,
los sentenció a ellos y a todos sus descendientes para todas las generaciones venideras, a la
muerte. A partir de entonces, la vida del cuerpo estaría limitada y ya no sería perpetua, ni
tampoco lo sería todo el asunto de la Vida.
Sin embargo, Dios nos devolverá la vida eterna si no volvemos a transgredir Sus
reglas. El amor de Dios es incondicional, solo sus recompensas o retribuciones no lo son.
Dios nos ama aunque nos sentencie a la condenación eterna. A Él le hace más daño que a
nosotros, porque realmente quiere que regresemos a casa, pero no puede hacer nada si nos
portamos mal. Nosotros decidimos.
Por tanto, la clave está en no portarse mal. Debemos ser buenos. Debemos luchar
por serlo. Para poder hacer eso, tenemos que saber qué desea y qué no desea Dios. No
podemos complacer a Dios y tampoco podemos evitar ofenderlo si no sabemos distinguir
entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto. De modo que debemos saber cuál es la
verdad sobre eso.
Es fácil comprender e identificar la verdad. Todo lo que debemos hacer es escuchar
a los profetas, maestros y sabios, y a la fuente y fundador de nuestra religión. Si existe más
de una religión y, por tanto, más de una fuente y un fundador, entonces debemos
aseguramos de elegir la religión correcta. Elegir la equivocada puede convertimos en
perdedores.
Cuando elegimos la correcta somos superiores, somos mejores que nuestros
semejantes, pues tenemos la verdad de nuestro lado. Esta condición de ser “mejores” nos
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Comunión con Dios Walsch
permite obtener mayor cantidad de premios en la prueba, sin competir realmente por ellos.
Nos declaramos ganadores antes de que comience la competición. Debido a este
discernimiento nos concedemos todas las ventajas y escribimos nuestras “Reglas de Vida”
de tal manera que a ciertas otras personas les resulte casi imposible ganar los premios
realmente importantes.
No hacemos esto por maldad, sino simplemente para poder aseguramos la victoria –
como corresponde, puesto que es la gente de nuestra religión, de nuestra nacionalidad, de
nuestra raza, de nuestro género, de nuestra tendencia política... quienes son los que
conocen la verdad y, por tanto, merecen ser los vencedores.
Como merecemos ganar, tenemos derecho a amedrentar a otros, a pelear con ellos,
incluso a matarlos de ser necesario, a fin de obtener este resultado.
Tal vez exista otra manera de vivir, quizá Dios tiene otra cosa en mente, otra verdad
más grande, pero si la hay, no la conocemos. De hecho, ni siquiera es evidente que debamos
conocerla. Es posible que ni siquiera debamos intentar conocerla y, mucho menos, conocer
y comprender a Dios de verdad. Intentarlo sería un atrevimiento, y afirmar que de hecho lo
has logrado sería una blasfemia.
Dios es el Conocedor Desconocido, el Conmovedor Inmutable, el Gran Invisible.
Por tanto, no podemos saber la verdad que se nos exige conocer para poder cumplir con las
condiciones que se nos exigen para poder recibir el amor que se nos exige recibir para así
poder evitar la condenación que estamos tratando de evitar para poder gozar de la vida
eterna que teníamos antes de que todo esto empezara.
Nuestra ignorancia es desafortunada, pero no debería resultar problemática. Todo
lo que tenemos que hacer es aceptar de buena fe aquello que sí creemos saber con certeza –
nuestro relato cultural–, y actuar en consecuencia. Esto ya lo hemos intentado, cada uno
según sus creencias, y así hemos producido la vida que ahora estamos viviendo, y la
realidad sobre la Tierra que estamos creando».
6 Juego de palabras. Esta y la frase anterior son: “At some level, you have had to make yourself believe them. This is
called make-believe”.
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Comunión con Dios Walsch
Ahora examinaremos Las Diez Ilusiones una a una. Veréis cómo cada una de ellas os ha
llevado a crear la vida en vuestro planeta tal como la vivís en la actualidad.
Podréis apreciar que cada ilusión se basa en la anterior. Muchas suenan muy parecidas. Y
esto se debe a que son lo mismo. Todas son meras variaciones de la Primera. Son distorsiones más
grandes de la distorsión original.
También notaréis que cada nueva ilusión fue creada para corregir un defecto de la anterior. Y
finalmente, cansados de corregir defectos, decidisteis que no comprendíais nada, y así surgió la
Ilusión final: la Ignorancia existe, es real.
Esto os permitió encogeros de hombros y dejar de intentar resolver el misterio.
Pero la mente en evolución no os permitió quedaros en ese retiro por mucho tiempo. En
unos cuantos milenios –un lapso muy breve de tiempo, en realidad, para la historia del Universo–,
habéis llegado a un lugar en el que la ignorancia ya no es una bendición.
Estáis a punto de dejar la cultura primitiva. Estáis a punto de dar un salto cuántico en
vuestras comprensiones. Estáis a punto de ver a través de... LAS DIEZ ILUSIONES.
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Comunión con Dios Walsch
PRIMERA PARTE
Las diez ilusiones del ser humano
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Comunión con Dios Walsch
1. La ilusión de Necesidad
Esta no es solo La Primera Ilusión, sino la más grande. En ella se basan todas las demás.
Todo lo que actualmente experimentáis en la vida, todo lo que sentís momento a momento,
está arraigado en esta idea y en vuestros pensamientos sobre ella.
En el Universo, la necesidad es inexistente7. Uno necesita algo solo si se requiere algún
resultado en particular. El Universo no requiere ningún resultado en particular. El Universo es el
resultado.
Asimismo, la necesidad es inexistente en la mente de Dios. Dios solo necesitaría algo si
requiriera un resultado en particular. Dios no requiere ningún resultado en particular. Dios es aquel
que produce todos los resultados.
Si Dios necesitara algo para producir un resultado ¿de dónde lo obtendría? Nada existe fuera
de Dios. Dios es Todo Lo Que Es, Todo Lo Que Fue y Todo Lo Que Siempre Será. No existe nada
que no sea Dios.
Quizás comprendas mejor esta idea si usas la palabra “Vida” en vez de “Dios”. Las dos
palabras son intercambiables, de modo que no alterarás el significado, simplemente aumentará tu
comprensión.
Nada de lo que existe, deja de ser Vida. Si la Vida necesitara algo para producir un resultado
¿de dónde lo obtendría? Nada existe fuera de la Vida. La Vida es Todo Lo Que Es, Todo Lo Que
Fue y Todo Lo Que Siempre Será.
Dios no necesita que ocurra nada, salvo lo que está ocurriendo.
La Vida no necesita que ocurra nada, salvo lo que está ocurriendo.
El Universo no necesita que ocurra nada, salvo lo que está ocurriendo.
Esta es la naturaleza de las cosas. Así son, y no como las habéis imaginado.
En vuestra imaginación, creasteis la idea de necesidad a partir de la experiencia de que
necesitáis cosas para poder sobrevivir. Ahora bien, supón que no os importara vivir o morir.
Entonces ¿qué necesitaríais?
Nada en absoluto.
Y supón que os resultara imposible no vivir. Entonces ¿qué necesitaríais?
Nada en absoluto.
De modo que esta es la verdad acerca de vosotros: es imposible que no sobreviváis. No
podéis fracasar a la hora de vivir. No se trata de si vais o no a vivir, sino de cómo lo haréis. Es decir
¿qué forma adoptaréis? ¿Cuál será vuestra experiencia?
Os aseguro que no necesitáis nada para sobrevivir. Vuestra supervivencia está garantizada.
Os concedí vida a perpetuidad, y nunca os la quité.
Al escuchar esto, quizá digáis: está bien, pero la supervivencia es una cosa y la felicidad es
otra. Quizá imaginéis que necesitáis algo para poder sobrevivir felizmente –que solo podéis ser
felices en ciertas condiciones. Esto no es verdad, pero habéis creído que lo era. Y como la creencia
produce la experiencia, habéis experimentado la vida de esta manera, y por tanto habéis concebido
un Dios que también debe experimentar la Vida de la misma manera. No obstante, esto es tan falso
en el caso de Dios como en el vuestro. La única diferencia es que Dios lo sabe.
Cuando reconozcas esto, serás como Dios. Habrás dominado el arte de la vida y toda tu
realidad por entero cambiará.
7 La afirmación es así, en positivo, en inglés: “Need is non-existent”.
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Comunión con Dios Walsch
8 “Beingness”
9 “awareness”
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Comunión con Dios Walsch
2. La ilusión de Fracaso
La idea de que la Voluntad de Dios (suponiendo que Dios tiene alguna) pudiera no cumplirse, se
opone a todo lo que creíais saber acerca de Dios –en concreto, que Dios es todopoderoso,
omnipresente, el Ser Supremo, el Creador. Sin embargo, es un concepto que habéis acogido con
entusiasmo.
Esto produjo la sumamente improbable pero muy poderosa ilusión de que Dios puede
fracasar; que puede desear algo y no conseguirlo; que puede querer algo y no recibirlo; que puede
necesitar algo y no obtenerlo.
Resumiendo, la Voluntad de Dios puede verse frustrada.
Esta ilusión exigía una gran elasticidad de la imaginación, pues incluso las limitadas
percepciones de la mente humana podían detectar la contradicción. No obstante, vuestra especie
posee una rica imaginación y puede estirar su credulidad hasta el límite con una facilidad
asombrosa. No solo habéis concebido un Dios con necesidades, sino que habéis concebido un Dios
que puede fracasar en la satisfacción de sus necesidades.
¿Cómo habéis hecho esto? Nuevamente, mediante el uso de la proyección. Os habéis
proyectado a vosotros mismos sobre vuestro Dios.
Una vez más, le habéis atribuido a Dios una habilidad o una cualidad de ser que se deriva
directamente de vuestra experiencia humana. Como os disteis cuenta de que vosotros podríais
fracasar en obtener todas las cosas que imagináis que necesitáis para poder ser felices, habéis
declarado que lo mismo es cierto sobre Dios.
A partir de esta ilusión habéis creado un relato cultural que enseña que el desenlace de la
vida es incierto, dudoso.
Podría funcionar o no… podría salir bien o no... vamos, que en la vida al final todo saldría
bien… a no ser que no fuera así.
Añadiéndole el ingrediente de la duda al cóctel –la duda sobre si Dios podría satisfacer sus
necesidades (suponiendo que tuviera alguna)– se produjo vuestro primer encuentro con el temor.
Antes de fabricar este relato sobre un Dios que no siempre se salía con la suya, no teníais
temor. No había nada que temer. Dios estaba a cargo, Dios era Todopoderoso, Todo Esplendor y
Toda Gloria, y todo iba bien con el mundo. ¿Qué podría salir mal?
Pero entonces surgió la idea de que Dios podría necesitar algo y sorprendentemente no
obtenerlo. Podría querer que todos Sus hijos regresaran con Él al cielo, pero Sus hijos, por sí
mismos, con sus propias acciones, podrían impedirlo.
Sin embargo también esta idea forzó la credibilidad, y una vez más la mente humana
percibió la contradicción. ¿Cómo sería posible que las creaciones de Dios frustraran al Creador si el
Creador y las creaciones son uno? ¿Cómo podría ser incierto el desenlace de la vida si Aquel que lo
produce y El que lo experimenta son el mismo?
Estaba claro que la Segunda Ilusión tenía un defecto. Esto debió haber revelado como falsa
la idea del Fracaso, pero los humanos sabían, a un cierto nivel muy profundo, que no podían
abandonar la Ilusión, o si no, algo muy vital llegaría a su fin.
De nuevo, tenían razón. Pero de nuevo cometieron un error. En vez de ver la ilusión como
una ilusión, y usarla para el propósito para el cual estaba destinada, consideraron que tenían que
maquillar el fallo.
Al reparar el fallo de la Segunda Ilusión, crearon la Tercera.
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Comunión con Dios Walsch
3. La ilusión de Desunión
La única salida para el enigma de la Segunda Ilusión era crear una tercera: que El Creador y las
creaciones no son una unidad.
Esto exigía que la mente humana concibiera la posibilidad de lo imposible: Aquello que es
Uno no es Uno; Aquello que está Unificado en realidad está separado.
Esta es la ilusión de Desunión: la idea de que la separación existe, es real.
Vuestra especie llegó a la conclusión de que, si las creaciones estaban separadas del Creador
y el Creador les permitía que hicieran lo que les viniera en gana, entonces, a las creaciones les sería
posible hacer algo que el Creador no querría que hicieran. En estas circunstancias, la Voluntad del
Creador podría verse frustrada. Dios podría querer algo, pero no obtenerlo.
La separación produce la posibilidad del Fracaso, y el Fracaso solo es posible si la
Necesidad existe, es real. Una ilusión depende de la otra.
Las primeras tres ilusiones son las decisivas. Tanta importancia tienen y son tan
indispensables para sustentar a las demás, que se les asignaron distintos relatos culturales para
poder explicarlas y asegurarse de que fueran expuestas claramente y con frecuencia.
Cada una de vuestras culturas creó su propio relato especial, pero todas ellas establecieron
los mismos puntos básicos, cada una a su manera. Una de las más famosas es la de Adán y Eva.
Se dice que el primer hombre y la primera mujer fueron creados por Dios y que vivían
felices en el Jardín del Edén, o Paraíso. Allí disfrutaban de vida eterna y comunión con lo Divino.
A cambio de este regalo de una Vida idílica, Dios tan solo les ordenó una cosa: No comáis
del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal.
Según esta leyenda, Eva, de todas maneras, se comió la fruta. Desobedeció las órdenes. Pero
la culpa no fue solo de ella. Fue tentada por una serpiente que en realidad era el ser que habéis
llamado Satán o Diablo.
Y exactamente ¿quién es este Diablo? Él es, según dice un relato, un ángel que se desvió por
el mal camino, una creación de Dios que se atrevió a querer ser tan grande como su Creador. Tal
cosa, dice la historia, es la máxima ofensa, la blasfemia suprema. Todas las creaciones deberían
honrar al Creador y no pretender ser tan grandes o más que Él.
La separación produce la posibilidad del Fracaso, y el Fracaso solo es posible si la
Necesidad existe, es real. Una ilusión depende de la otra.
En esta particular versión del relato cultural principal, os habéis desviado de vuestro patrón
habitual al adjudicarme cualidades que no están reflejadas en la experiencia humana.
Los creadores humanos realmente quieren que sus descendientes se esfuercen por ser tan
grandes, o incluso más, que ellos. El mayor placer que puedan tener unos progenitores saludables es
ver que sus criaturas alcanzan, y superan, su propia situación en la vida, y sobrepasan sus propios
logros.
Por otra parte, se dijo que Dios se había sentido deshonrado y profundamente ofendido por
esto. Satán, el ángel caído, fue expulsado, separado del rebaño, desdeñado, maldecido y, de repente,
en la Realidad Última, existían dos poderes: Dios y Satán; y dos lugares desde los cuales operaban,
cielo e infierno.
Era el deseo de Satán, según la trama de la historia, tentar a los humanos a desobedecer la
Voluntad de Dios. Dios y Satán competían ahora por el alma del hombre. Y, sorprendentemente, se
trataba de una competición que Dios podía perder.
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Comunión con Dios Walsch
Todo esto demostró que Yo no era un Dios tan todopoderoso después de todo... o bien que sí
era todopoderoso, pero no quería usar Mi poder porque quería darle a Satán una oportunidad. O
bien, que el asunto no estaba en darle o no a Satán una oportunidad, sino en dar a los seres humanos
libre albedrío. Excepto que, si ejercierais vuestro libre albedrío de alguna manera que yo no
aprobara, os entregaría a Satán, quien os torturaría por toda la eternidad.
Tales son los enrevesados relatos que han acabado por transformarse en doctrina religiosa en
vuestro planeta.
Por el relato de Adán y Eva, muchas personas creyeron que yo castigué al primer hombre y a
la primera mujer porque esta se comió la fruta prohibida, expulsándolos del Jardín del Edén. Y
(¿puedes creerlo?), castigué a todos y cada uno de los hombres y mujeres que jamás fueran a vivir
a partir de ese momento, cargándolos con la primera culpa de los humanos, y sentenciándolos
también a permanecer separados de Mí para todas las generaciones venideras.
A través de este y de otros relatos igualmente coloridos, se difundieron las primeras tres
ilusiones de una manera dramática para que, sobre todo los niños, no las pudieran olvidar pronto.
Estas historias tenían tanto éxito a la hora de inyectar temor en el corazón de los niños, que se
repetían una y otra vez a cada nueva generación. Y así, las primeras tres ilusiones quedaron
profundamente incrustadas en la psique humana.
1. Dios tiene un orden del día, una agenda oculta (la Necesidad existe, es real)
2. El resultado de la vida es incierto (el Fracaso existe, es real)
3. Estáis separados de Dios (la Desunión existe, es real)
Aunque la idea de que la Necesidad y el Fracaso son reales es indispensable para el resto de las
Ilusiones, la idea de que la Desunión es real es la idea que tiene un mayor impacto sobre los asuntos
humanos.
El impacto de La Tercera Ilusión repercute en la especie humana hasta la fecha.
Si consideras que La Tercera Ilusión es verdad, tendrás una experiencia de la vida.
Si no lo crees así, si piensas que en realidad es una ilusión, tendrás otra.
Y esas dos experiencias serán dramáticamente diferentes.
En la actualidad, casi toda la gente de tu planeta cree que La Ilusión de la Separación es real.
Como resultado, las personas se sienten separadas de Dios y separadas entre sí.
La sensación de estar separadas de Mí hace que a la gente le resulte muy difícil relacionarse
conmigo de un modo significativo. Me interpretan mal, Me temen, Me suplican por Mi ayuda –o
Me niegan por completo.
Al hacerlo así, los humanos han perdido la gloriosa oportunidad de usar la fuerza más
poderosa del Universo. Se han sometido a sí mismos a unas vidas sobre las que no creen tener
control, a unas condiciones que creen que no pueden cambiar, y que provocan experiencias y
resultados que creen que son inevitables.
Viven vidas de callada desesperación, ofreciendo su dolor, soportándolo con gusto, creyendo
que con su muda valentía se ganarán el favor suficiente como para entrar al cielo, donde recibirán
su recompensa.
Existen muchas razones por las que sufrir sin quejarse excesivamente puede ser beneficioso
para el alma, pero asegurar nuestra recompensa en el cielo no es una de ellas. El valor es su propia
recompensa, y no puede haber una buena razón para causar sufrimiento a otras personas –que es lo
que provocan las quejas.
Así pues, el Maestro nunca se queja, nunca se lamenta, y con ello aminora el sufrimiento
tanto a su alrededor como en su interior. Pero si el Maestro se abstiene de quejarse, no es con el fin
de reducir el sufrimiento; él no interpreta la experiencia del dolor como sufrimiento, sino
simplemente como dolor.
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en El Todo como para provocar su colapso. Eso solo sería posible si nada estuviera separado, si de
veras El Todo se estuviera haciendo todo eso a sí mismo. Y eso es absurdo. La Tercera Ilusión es
verdad. Somos seres separados.
Pero las acciones separadas de todos los seres separados que no son una unidad entre sí, ni
son una unidad con la Vida entera, parecen, de hecho, tener un efecto muy real en la Vida misma.
En la actualidad, por fin, cada vez más personas están comenzando a admitir esto conforme van
progresando desde un pensamiento cultural primitivo, hacia una sociedad más evolucionada.
Esto se debe al trabajo que estáis haciendo tú y otros como tú. Pues habéis alzado la voz.
Habéis hecho sonar las alarmas. Os habéis unido al esfuerzo por despertaros mutuamente, cada uno
a su manera, algunos de forma callada e individual, otros en grupo.
En tiempos pasados, no había tantos de vosotros que estuvieran dispuestos y fueran capaces
de despertar a los demás. Así, el grueso de la gente vivía inmersa en las ilusiones, y se sentía
desconcertada. ¿Por qué debería representar un problema el hecho de que estéis separados unos de
otros? ¿Cómo puede ser que cualquier otra cosa que no fuera la vida comunal –uno para todos y
todos para uno– pudiera funcionar sin luchas?
Esas son las cuestiones que los humanos empezaron a plantearse.
Era evidente que La Tercera Ilusión tenía un defecto. Esto debió haber revelado como falsa
la idea de la Desunión, pero los humanos sabían, a un cierto nivel muy profundo, que no podían
abandonar la Ilusión, o si no, algo muy vital llegaría a su fin.
Pero de nuevo cometieron un error. En vez de ver la ilusión como una ilusión, y usarla para
el propósito para el cual estaba destinada, consideraron que tenían que maquillar el fallo.
Y a fin de corregir el defecto de La Tercera Ilusión crearon la Cuarta.
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4. La ilusión de Insuficiencia
Esta surge de La Tercera Ilusión, pues sin la idea de Desunión, la idea de Insuficiencia no se
sostiene. Si solo existe Una Cosa, y esa Cosa es Todo Lo Que Es, no puede haber insuficiencia de
ningún tipo, pues aquella Única Cosa es todo y, por tanto...
Se basta a Sí Misma.
Esto es una declaración sobre la naturaleza de Dios.
Esta no es sin embargo la experiencia de los humanos, pues los humanos se conciben a sí
mismos separados de Dios, e igualmente separados entre sí. Pero nadie está separado de Dios, pues
Dios es Todo lo que hay. Por tanto, las personas no están ni pueden estar separadas unas de otras.
Esto es una declaración sobre la naturaleza de los humanos.
Sería erróneo llegar a la conclusión de que la idea de Desunión o Separación es “una mala
idea”, que no haya servido para su propósito. De hecho, la idea de separación fue una idea bendita,
que le permitió al Todo comprender que era la suma de sus partes, e incluso más grande aún. La
ilusión cumple vuestro propósito de manera formidable cuando usáis la ilusión como un
instrumento para crear experiencia.
Cuando olvidáis que la separación es una ilusión, empezáis a pensar que es el estado real de
las cosas. Entonces la ilusión ya no crea la experiencia, sino que se convierte en la experiencia.
Es como fingir estar enfadado para incitar a alguien a ser más atento y luego enfadarse
realmente. O como aparentar interés por alguien para provocar los celos de otra persona, y terminar
descubriendo que la ilusión de interés se ha vuelto ciertamente muy real.
El instrumento, el artificio, se convierte en experiencia.
Mediante este proceso habéis llegado a creer que de verdad estáis separados; que la
Desunión es posible en el campo unificado que llamáis Universo.
He dicho que La Tercera Ilusión es la más poderosa, y es cierto. Ha tenido un impacto
enorme en vuestra experiencia cotidiana. Lo más significativo es que vuestra creencia en la
separación os ha llevado a pensar que “no hay suficiente”.
Cuando había Una Sola Cosa, y sabíais que vosotros erais esa Única Cosa, nunca estaba en
cuestión si habría o no suficiente. Siempre había suficiente de lo que vosotros sois. Pero cuando
decidisteis que había más de Una Sola Cosa, entonces (y solo entonces) podía parecer que no había
suficiente de la otra cosa.
Esta “otra cosa” que pensáis que existe, es la materia de la Vida. Sin embargo, vosotros sois
Vida, y sois aquello que la Vida es –que es Dios Mismo.
Entonces, mientras sigáis imaginando que estáis separados de Dios, imaginaréis que sois
algo distinto de lo que Dios es –que es Vida en Sí Misma. Quizás penséis que sois algo que vive,
pero no os concebís a vosotros mismos como la Vida Misma.
Esta separación del Sí Mismo con respecto a Sí Mismo es lo que habéis llamado “la
expulsión del Jardín del Edén”. De repente, donde antes había vida eterna, ahora hay muerte. De
repente, donde antes había abundancia, ahora hay carencia.
De pronto, pareciera que los diferentes aspectos de la vida estuvieran compitiendo por la
Vida Misma. Esto es imposible en la Realidad Última, pero no en vuestra imaginación. Incluso
podéis imaginar que estáis compitiendo –con las aves, las abejas, con todos los demás seres vivos o
con todos los demás seres humanos.
Podéis crear una pesadilla en la que todo lo que sostiene vuestra vida parece limitarla. Y en
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La vida que antes creíais que era eterna (pues nunca se os ocurrió que alguna vez dejaríais
de “existir” hasta que os imaginasteis separados) ahora parecía tener un principio y un final.
Esta es la Ilusión de Insuficiencia en su máxima expresión.
La experiencia del comienzo y del final de vuestra vida, en realidad no es más que el inicio y
la disolución de la idea de vosotros mismos como seres “separados”. Quizás no lo reconozcáis en el
nivel consciente, pero en un nivel más elevado esto siempre está claro.
Es en este nivel más elevado donde tratáis de dar fin a la experiencia de separación, tratáis
de recordaros a vosotros mismos que se trata de una ilusión creada por vosotros.
Aunque ya os lo he dicho muchas veces, ahora es un buen momento para comentar de nuevo
por qué la habéis creado.
Creasteis la Ilusión de Separación o Desunión a fin de poder percibir la realidad de la
Unidad o Unicidad. Solo cuando estáis fuera de la realidad podéis experimentarla. Cuando sois
parte del Todo, no os podéis experimentar a vosotros mismos como El Todo, pues no hay nada más.
Y, en ausencia de aquello que no sois, lo que sí sois, no es.
En ausencia de frío, el calor no existe. En ausencia de lo alto, lo bajo no existe. Si todo es
bajo, entonces nada es bajo, puesto que “lo bajo” no existe como algo que pueda ser conocido.
Quizá podría existir como concepto, pero no como uno que pudierais experimentar directamente.
Solo podría ser una idea, y nunca vuestra realidad experimentada.
Del mismo modo, en ausencia de Desunión, la unidad no existe.
Si todo es experimentado como unificado, entonces nada puede ser experimentado como
unificado, pues la “unidad” no existe como una experiencia distinta12. No es algo que pueda ser
conocido. Tal vez podría existir como concepto, pero no como un concepto que pudierais
experimentar directamente. Solo podría ser una idea, y nunca vuestra realidad experimentada.
En este contexto, no podéis conoceros a vosotros mismos como Quienes Realmente Sois.
Pero nuestro deseo es conocernos a nosotros mismos como Quienes Realmente Somos. Por
tanto, primero debemos crear la experiencia de Quienes No Somos. Y como no podemos crear esta
experiencia en la Realidad Última, debemos hacerlo mediante la Ilusión.
De esta manera es como podemos regocijamos con lo que es real, y conocerlo. De esta
manera podemos experimentar Quienes Realmente Somos.
El Todo de Todo.
El Único y Exclusivo.
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Si pensarais que hay suficiente para todos, no habría más conductas autodestructivas, ni más
luchas por los recursos, ni riñas por Dios.
Pero no hay suficiente. Esto lo tenéis muy claro.
Y así, si no hay suficiente ¿cómo se consigue tener suficiente? ¿Cómo puede estar asegurada
la supervivencia sin matar ni pelear?
Era evidente que La Cuarta Ilusión tenía un defecto. Esto debió haber revelado como falsa la
idea de la Insuficiencia, pero los humanos sabían, a un cierto nivel muy profundo, que no podían
abandonar la Ilusión, o si no, algo muy vital llegaría a su fin.
Pero de nuevo cometieron un error. En vez de ver la ilusión como una ilusión, y usarla para
el propósito para el cual estaba destinada, consideraron que tenían que maquillar el fallo.
Y a fin de corregir el defecto de La Cuarta Ilusión crearon la Quinta.
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vida en la Tierra:
Ser un buen niño .
No ser respondón .
Obtener buenas calificaciones y asistir a la universidad .
Graduarte y conseguir un buen empleo .
Casarte y tener hijos .
Ser buenos padres y dar a vuestros hijos más de lo que vosotros recibiste is.
Manteneros en calma.
Hacer lo que se os indique .
No hacer cosas malas o, por lo menos, no dejar que te atrapen haciéndolas .
Seguir al líder .
No hacer demasiadas preguntas, y no hacer las preguntas inadecuadas .
Mantener a todos felices .
No incluirte a ti mismo dentro del grupo de personas que pretendes hacer felices si eso
significa excluir a otra persona del grupo.
No imponer tu presencia a nadie, sobre todo cuando envejezcas .
Y a continuación va una pequeña lista de cosas que decidisteis que tenéis que hacer para poder
agradar a Dios y entrar en el cielo:
No hagas nada malo, y olvídate de la posibilidad de que no te atrapen, pues de todas formas
te atraparán .
Si haces algo malo, por el amor de Dios, suplica perdón, y promete no volverlo a hacer
jamás .
Sé buen niño, buena niña.
No te toques .
No toques a nadie tampoco. No de esa manera...
De hecho, no toques nada. Trata de entender que, en el mejor de los casos, los placeres del
cuerpo te distraen de lo que realmente viniste a hacer en la Tierra y, en el peor de los casos, son
pecados absolutos contra Dios .
Si tienes que tener placeres, no los disfrutes .
No disfrutes del dinero .
No disfrutes de la atención .
No disfrutes del sexo .
Sobre todo, no disfrutes del sexo.
Nunca tengas relaciones sexuales fuera del matrimonio, y nunca ames a más de una persona
de “esa manera”.
Si tienes que tener relaciones sexuales por cualquier motivo ajeno a la procreación, siente
vergüenza; no lo disfrutes de forma abierta o desinhibida .
No aceptes dinero por algo que realmente disfrutas, y si ganas mucho dinero, asegúrate de
donar la mayor parte.
Cree en el Dios verdadero .
Por todos los Cielos, cree en el Dios verdadero .
Implora perdón y misericordia a Dios por haber nacido imperfecto, y pide Su ayuda para
cumplir con las condiciones necesarias para que te ame nuevamente .
Vuestra especie tiene muchas otras creencias. Las que aparecen en esta lista solo son algunos
ejemplos. Esto es lo que tenéis que hacer. Este es el Requisito, y haríais bien en comprenderlo.
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Vuestra decisión de que hay algo que debéis hacer para poder obtener aquello de lo que no hay
suficiente –incluyendo a Dios–, os ha obligado a dar respuesta a algunas difíciles cuestiones:
¿Cómo se sabrá si una persona ha cumplido con el Requisito? ¿Y qué les va a suceder a quienes no
lo cumplen?
Vuestra respuesta a estas cuestiones dio lugar a la invención del juicio.
Alguien, pensasteis, alguien debía ser el árbitro final. Y como el Creador fue quien
estableció el Requisito, lo lógico sería que Él también decidiera quién lo había cumplido y quién no.
Durante mucho tiempo, vuestra especie estuvo convencida de que había algo que teníais que
hacer para poder complacer a Dios, y que, de no conseguirlo, las consecuencias serían trágicas. Es
comprensible que hayáis llegado a esa conclusión. Cuando mirabais a vuestro alrededor, veíais que
a algunas personas les iba bien en la vida y a otras no. La mente primitiva se preguntaba por qué. Y
la mente primitiva dio con una respuesta primitiva:
La fortuna sonreía solo a quienes eran favorecidos por los dioses. Los dioses debían ser
complacidos, y después, los dioses juzgarían.
Conforme a esta creencia surgieron sacrificios y rituales de todo tipo para apaciguar a las
exigentes deidades.
En este periodo temprano, vuestra sensación de Insuficiencia era tan intensa que incluso
llegasteis a concebir unos dioses en competición con otros dioses. Había muchos dioses que
complacer, y a menudo no era fácil llevar la cuenta de todo lo que había que hacer para mantenerlos
a todos contentos.
Cada nuevo desastre, cada granizada, cada huracán, cada sequía, hambruna, o cada
infortunio personal se consideraba una evidencia de que alguno de los dioses no estaba satisfecho –
o, a veces, de que un dios había estado luchando con algún otro dios.
¿De qué otra manera si no se podría explicar lo que ocurría?
Ahora bien, estas creencias surgieron durante los tiempos antiguos, y a través de los
milenios se han ido refinando y depurando. Actualmente la mayoría no cree en una larga lista de
dioses enfurecidos a los que hay que apaciguar, sino en un solo Dios malhumorado al que hay que
apaciguar.
Y aunque pueda parecer que vuestra especie ha evolucionado, y que hace mucho tiempo que
dejó atrás esos conceptos primitivos que creaban a un Dios del tipo “te-vas-a-enterar-de-lo-que-es-
bueno”... esas ideas siguen dominando las teologías de vuestro planeta.
Este modelo de Deidad del tipo “Dios Como Vengador”, nunca ha perdido popularidad en
vuestra sociedad. Habéis empleado tanto los desastres personales como los planetarios para
encontrar la evidencia de su validez. Incluso en tiempos muy recientes hubo mucha gente –entre
ellos algunos líderes religiosos– que proclamó que los infortunios de la vida, como el de la
epidemia de SIDA, eran un castigo de Dios por la conducta individual o colectiva de la raza
humana.
Un gran número de humanos sigue creyendo que hay un Requisito establecido por Mí, el
cual deberán cumplir si desean recibir recompensas aquí y en el cielo. Continúan pensando que hay
un sistema de Juicio por el cual se determina quién ha cumplido el Requisito y quién no.
Por otra parte, algunas teologías afirman categóricamente que nadie puede cumplir el
Requisito, hagan lo que hagan, ni aunque tengan una vida perfecta, sin ningún error, tropiezo o
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falta. Y esto se debe a que, según dichas enseñanzas, todos nacéis imperfectos (algunas religiones lo
llaman Pecado Original), con una mancha en vuestra alma incluso antes de empezar a vivir.
Esta mancha no puede ser eliminada por ningún acto, ni siquiera por un acto de verdadero
arrepentimiento. Solo puede lograrse por la gracia de Dios. Y Dios, según se enseña, no concede
esta gracia a menos que la persona se acerque a Él de un modo muy concreto.
Esta enseñanza proclama que yo soy un Dios muy quisquilloso, un Dios que no concederá el
júbilo del Cielo a quien no haga lo que Yo diga.
Se ha dicho que Yo soy muy obstinado en cuanto a esto; que en realidad no importa cuán
bondadosa, compasiva, generosa o noble haya sido una persona. No importa cuán arrepentida esté
por sus ofensas ni lo que haya hecho para rectificar su conducta. No importa si le ha hecho al
mundo la contribución más grande para mejorar la vida en el planeta. Si no ha venido a Mí por el
sendero correcto, pronunciando las palabras adecuadas y creyendo en la religión verdadera, no
podrá sentarse a la derecha de Dios Padre Todopoderoso.
Ante tales exigencias de exactitud y corrección, esta idea podría ser llamada rectitud13…
presunción...
Dado que se ha creído que esta es la manera en que Dios ha dispuesto lo que hay entre Él y
la humanidad, también la raza humana ha interpuesto ese tipo de barreras entre sus individuos.
Basándose en una página del libro de Dios (lo que es bueno para Mí debe sin duda ser bueno
también para vosotros) los humanos han colocado una “mancha” sobre todos los demás incluso
antes de que hagan nada. Y como ya he descrito, esto se lo hacen a quienes pertenezcan al género
“equivocado”, o a la religión o al color “equivocados”. Y también lo extienden a la nacionalidad, al
vecindario, a la tendencia política o a la orientación sexual... o cualquier otra condición
“equivocada” que elijan crear. Cuando se comportan así, los seres humanos juegan a “ser Dios”.
Sí, es Dios –decís–, es Dios quien enseña a prejuzgar de esta manera, puesto que Él puso la
primera mancha de imperfección en vuestra propia alma –Él es quien os prejuzgó a vosotros,
incluso antes de que tuvierais la oportunidad de probar vuestra valía, de una manera u otra.
Por tanto, pre-juzgar –es decir, tener prejuicios– debe ser algo aceptable para el hombre,
pues ¿cómo podría no serlo, si es aceptable para Dios?
¿Y por qué motivo os declaré a todos imperfectos de nacimiento? Según vuestras enseñanzas
lo hice porque los primeros seres humanos fueron malos.
De este modo comprobamos cómo habéis vuelto sobre los pasos de vuestras tres primeras
ilusiones para justificar la Cuarta, la Quinta y la Sexta. Y así es, pues cada nueva ilusión produce la
siguiente, y cada nueva ilusión demuestra las precedentes.
Vuestro relato cultural dice que cuando Adán y Eva pecaron, fueron expulsados del Paraíso,
y que tanto ellos como su descendencia perdieron la felicidad y el derecho a la vida eterna –y con
ellos, perdisteis todo eso también vosotros. No solo les sentencié a una vida de limitación y
esfuerzo, sino a la muerte final (La Cuarta Ilusión) –condiciones que no sufrían antes de su tropiezo.
Otros relatos culturales y otras teologías que surgieron y aún existen en vuestro planeta, no
aceptan la historia de Adán y Eva, pero crearon su propia evidencia para el Requisito. La mayoría
está de acuerdo sobre esto con vosotros: los humanos son imperfectos ante los ojos de Dios, y hay
algo que tienen que hacer para poder alcanzar la Perfección –descrito de forma diversa como
Purificación, Salvación, Iluminación... lo que sea.
Como creéis en la imperfección humana, y como creéis que Yo os he dado esta
característica, se la pasáis y se la atribuís a los demás con total libertad. Y mientras tanto habéis
esperado que los demás tengan lo que creéis que Yo espero de vosotros: perfección.
Y así, ha sucedido que los humanos se han pasado la vida exigiendo perfección a aquellos
que ellos mismos han considerado como imperfectos –es decir, a otros humanos.
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Primero de todo, os lo hacéis a vosotros mismos. Este es el error inicial, y a menudo el más
costoso.
Luego se lo hacéis a otros. Este es el segundo error.
Y así, habéis hecho imposible que ni vosotros mismos ni los demás puedan jamás cumplir...
El Requisito.
Los padres exigen perfección a sus imperfectos hijos, y los hijos exigen perfección a sus
imperfectos padres.
Los ciudadanos exigen perfección a su imperfecto gobierno, y el gobierno exige perfección
a sus imperfectos ciudadanos.
Las iglesias exigen perfección a sus imperfectos fieles, y los fieles exigen perfección a sus
imperfectas iglesias.
Los vecinos exigen perfección a sus otros vecinos, una raza a otras razas, las naciones a
otras naciones.
Habéis aceptado como realidad La Ilusión del Juicio; entonces habéis declarado que si Dios
os juzga a vosotros, también vosotros tenéis derecho a juzgar a todos los demás. Y así lo hacéis.
Vuestro mundo se apresura a juzgar, y en particular, a cualquiera que reciba recompensas –
como la fama, el poder o el éxito– que se supone que solo deben ser para los perfectos... y vuestro
mundo condena a aquellos en los que descubra la más mínima imperfección.
Os habéis vuelto tan fanáticos que habéis logrado que a la gente le resulte casi imposible
convertirse en líder, héroe o imagen pública, en vuestro momento actual –y así os priváis
precisamente de lo que vuestra sociedad necesita.
Habéis caído en vuestra propia trampa, incapaces de liberaros de los Juicios que habéis
aplicado a los demás, ni del Juicio que creéis que Dios os ha aplicado.
Y entonces ¿por qué una simple observación sobre vosotros os hace sentir tan incómodos?
La simple observación de que algo es de un cierto modo ¿es realmente un Juicio? ¿No podría ser
simplemente una observación? ¿Qué más da si alguien no ha cumplido con el Requisito? ¿Qué
importancia tiene?
Esas eran las cuestiones que los humanos comenzaban a plantearse.
Era evidente que La Sexta Ilusión tenía un defecto. Esto debió haber revelado como falsa la
idea del Juicio, pero los humanos sabían, a un cierto nivel muy profundo, que no podían abandonar
la Ilusión, o si no, algo muy vital llegaría a su fin.
De nuevo tenían razón, pero de nuevo cometieron un error. En vez de ver la ilusión como
una ilusión, y usarla para el propósito para el cual estaba destinada, consideraron que tenían que
maquillar el fallo.
Y a fin de corregir el defecto de La Sexta Ilusión crearon la Séptima.
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7. La ilusión de la Condenación
El juicio debía tener una consecuencia. Si era cierto que el Juicio existía, entonces tenía que
haber un porqué.
Era evidente que uno era juzgado con el fin de determinar si merecía recibir los premios por
cumplir con el Requisito.
Así es como los humanos lo elaborasteis. Buscando perspicacia, intentando encontrar
respuestas, regresasteis a los relatos culturales originarios, y a las primeras ilusiones en las que estos
se basaban.
Os explicasteis a vosotros mismos que Yo Me separé a Mí Mismo de vosotros cuando por
primera vez no cumplisteis con Mi requisito.
Cuando erais perfectos, vivíais en un mundo perfecto, el Paraíso, y disfrutabais de la vida
perpetua. Pero cuando cometisteis el Pecado Original y os volvisteis imperfectos, vuestra
experiencia de la perfección se acabó en todos los sentidos.
Lo más perfecto que tenía aquel mundo perfecto vuestro, era que no moríais. La muerte no
existía. Así que al terminar con vuestra posibilidad de experimentar la perfección, pensasteis que La
Cuarta Ilusión era un hecho. La insuficiencia existe, es real. No hay suficiente. Ni siquiera había
suficiente Vida.
Así que la muerte tendría que haber sido la consecuencia, el castigo por no cumplir con el
Requisito.
Pero ¿cómo podría ser eso así? –se preguntaron los pensadores más avanzados de vuestra
especie. Si todo el mundo muere ¿cómo podría la muerte ser el castigo por no cumplir el Requisito?
¡Incluso también morían los que sí lo cumplían!
Tal vez la razón de que existiera la muerte fuera que simplemente la Insuficiencia sí existía
en el Universo. La insuficiencia imperaba, así es como eran las cosas. Y esto lo dedujisteis de La
Cuarta Ilusión.
Pero si la muerte era resultado de la Insuficiencia, entonces ¿cuál podría ser el resultado de
no cumplir con el Requisito?
Había algún error aquí. No tenía sentido. Regresasteis a vuestro mito original. Dios expulsó
a Adán y a Eva del Jardín por no cumplir el Requisito. Esto creó la Desunión, lo cual creó la
Insuficiencia, lo cual creó el Requisito.
Así que la Insuficiencia era la consecuencia del castigo de Dios. El castigo fue la separación;
y la Insuficiencia, el resultado. La muerte es insuficiencia de Vida –y así, por extensión, era el
castigo.
Así es como lo razonasteis. El propósito de morirse debía ser el castigo por no cumplir el
Requisito, pues sin la muerte solo quedaba lo que siempre había existido, a saber, Vida Perpetua. Y
si pudierais vivir para siempre... ¿cuál sería la consecuencia de no haber cumplido con el Requisito
de Dios?
De este modo, lo que siempre había existido, tenía que ser tenido por una recompensa, por
un premio.
¡Eso es! –os dijisteis. La Vida Perpetua es la recompensa. Pero entonces surgió otro dilema.
Si la muerte existía, entonces la Vida Perpetua no podía existir.
Hmmm.
Un nuevo reto ahora: cómo concebir que ambas cosas puedan existir, a pesar del hecho de
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Comunión con Dios Walsch
La muerte no existe. Decir que la muerte existe sería como decir que tú no existes, pues tú
eres la Vida Misma.
Decir que la muerte existe sería como decir que Dios no existe, pues si Dios es todo lo que
es (que es exactamente lo que Dios es), y si todas las cosas conforman un todo unificado (lo cual es
cierto), entonces, si algo muere, todas las cosas mueren –lo cual significaría que Dios muere. Si
algo muere, Dios muere.
Esto, claro está, no puede ser así, y por tanto, reconoce lo siguiente: la muerte y Dios se
excluyen mutuamente. No es posible poner uno al lado del otro.
Si la muerte existe, Dios no existe. O bien, debe concluirse que Dios no es todo lo que hay.
Dicha conclusión da lugar a una interesante cuestión. ¿Existirá algo que no es Dios, que
Dios no sea?
Si crees que Dios existe, pero que existe también algo que no sea Dios, entonces puedes
creer en muchísimas otras cosas –no solo en la muerte, sino en el Diablo, y en todo lo que se te
ocurra entre medias.
Si por otro lado crees que Dios es la energía de la Vida Misma, y que esta energía nunca
muere sino que solo se transforma, y que esta energía Divina no solo está en todo, sino que lo es
todo –que es la energía que conforma aquello que ha tomado forma–, entonces, estás a un paso de
comprender que la muerte no puede ni podrá existir.
Y esta es la verdad. Yo soy la energía de la Vida. Yo soy el que da forma a aquello que ha
tomado forma. Todo lo que ves es Dios, con formaciones diversas.
Todos vosotros sois Dios, en formación.
O, dicho de otro modo, sois la información de Dios.
Esto ya os lo he dicho antes, pero ahora tal vez lo podáis comprender de verdad.
He reiterado muchas cosas en nuestras conversaciones, y lo he hecho a propósito. Debéis
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Comunión con Dios Walsch
tener una firme comprensión de cada uno de los conceptos que ya se os han dado, para poder captar
los nuevos conceptos que querríais comprender.
Quizás alguien desee avanzar más rápido. Alguien tal vez piense “bien, ¡ya lo capté, lo
pillé!”, y, sin embargo ¿realmente lo entiendes? La vida que vives te da la medida de lo que has
captado y de lo que no. Es un reflejo de tus comprensiones más profundas.
Si tu vida es una experiencia de alegría constante y de total bendición, es que ya lo has
captado realmente. Esto no significa que tu vida no vaya a contener circunstancias que provocan
dolor, sufrimiento y desilusión. Significa que vives con alegría a pesar de las condiciones. Tu
experiencia no tiene nada que ver con las condiciones.
Esto es amor incondicional, del cual te he hablado muchas veces. Quizá lo sientas respecto a
otra persona, o por la Vida Misma.
Cuando sientes un amor incondicional por la Vida, entonces amas la Vida tal y como se está
mostrando, aquí y ahora mismo. Y esto solo es posible cuando estás “viendo la perfección”.
Te aseguro que todo y todos son perfectos. Cuando puedas ver esto, habrás dado tu primer
paso hacia la maestría. Y sin embargo, esto solo lo comprenderás cuando entiendas exactamente qué
es lo que está tratando de hacer cada persona, y el propósito de todo lo que existe bajo el cielo.
Por ejemplo, cuando entiendas que el motivo de que repita los puntos principales de este
diálogo es que te adentres más y más profundamente en tu propia comprensión, y que te acerques
cada vez más a la Maestría, entonces, te encantará la repetición, pues comprenderás su beneficio.
Aceptarás el regalo.
Esto te proporcionará ecuanimidad en este momento y en todos los momentos de tu vida, sin
importar lo desagradables que te parecieran antes en tu juicio sobre ellos. Encontrarás ecuanimidad
incluso en los momentos previos a tu muerte, pues podrás entender también tu muerte como algo
perfecto.
Vas a encontrar ecuanimidad y vas a crearla de una forma incluso más magistral, cuando
comprendas que todo momento es una muerte. Cada momento es el fin de tu vida anterior y el
comienzo de tu nueva vida, según lo que ahora elijas devenir.
En cada momento te estás recreando a ti mismo de nuevo, ya sea de manera consciente o
inconsciente, a sabiendas o no de lo que está ocurriendo.
No necesitas afrontar el momento de lo que antes denominabas “muerte” para poder
experimentar más vida. Puedes experimentar más vida cada vez que así lo desees, de cientos de
maneras diferentes, cien veces diferentes –en el momento de tu nacimiento, en el de tu muerte, o en
cualquier momento entre medias.
Te lo prometo: Vas a sentir más vida cuando te mueras físicamente, y con ello te
convencerás, más que nunca, de que sí hay más vida, de que la vida sigue y sigue, y nunca, jamás,
acaba. En ese instante te darás cuenta de que nunca hubo insuficiencia. Nunca hubo insuficiencia de
Vida, y nunca hubo insuficiencia de la materia de la vida.
Eso desvanecerá La Cuarta Ilusión para siempre. Pero esa Ilusión puede ser disuelta antes
del momento de tu muerte, y ese es el mensaje que aquí te doy.
La manera de producir más vida es experimentar más muerte. ¡No permitas que la muerte
ocurra una sola vez en tu vida! Experimenta cada momento de la vida como una muerte, pues eso es
lo que en realidad es, si redefines la muerte como simplemente el final de una experiencia y el
comienzo de otra.
Cuando lo logres, podrás celebrar un pequeño funeral por lo que acaba de pasar, por lo que
acaba de morir. Y entonces podrás cambiar por completo y crear el futuro, comprendiendo que hay
futuro, que hay más Vida.
Cuando reconoces esto, desaparece la idea de que no hay suficiente, y puedes comenzar a
emplear cada dorado Momento del Ahora de una forma nueva, con una nueva comprensión y una
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Comunión con Dios Walsch
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Una vez que entiendes que siempre hay más Vida, aprendes a usar la ilusión de que no hay
bastante Vida de una manera que te sirva. Esto hará posible que la ilusión te sirva de ayuda, en vez
de ser un obstáculo, mientras recorres el camino y vuelves de regreso a casa.
Puedes relajarte, pues sabes que tienes más tiempo, a pesar de la ilusión de que el tiempo se
está agotando. Puedes crear con gran eficiencia, pues sabes que tienes más Vida, a pesar de la
ilusión de que tu vida se está acabando. Puedes encontrar paz y alegría, a pesar de la ilusión de que
no hay suficiente de lo que crees necesitar en tu vida, pues ahora sabes que sí hay suficiente. Hay
suficiente tiempo, suficiente Vida y suficiente de la materia de la vida para que puedas vivir con
felicidad para siempre.
Cuando te permites experimentar que hay suficiente de lo que una vez consideraste que no
había lo bastante, comienzan a ocurrir cambios extraordinarios en tu manera de vivir tu vida.
Cuando entiendes que hay suficiente, dejas de competir con los demás. Dejas de competir
por amor, dinero, sexo, poder, o por cualquier otra cosa sobre la cual antes sintieras que no había lo
suficiente.
La competición se ha acabado.
Esto lo transforma todo. Ahora, en vez de competir con otros para obtener lo que deseas,
comienzas a regalar lo que tú quieres para ti. En vez de pelear por conseguir más amor, empiezas a
dar más amor. En vez de luchar para lograr el éxito, comienzas a procurar que todo el mundo tenga
éxito. En vez de esforzarte por detentar el poder, comenzarás a dárselo a otros.
En vez de buscar afecto, atención, satisfacción sexual y seguridad emocional, descubres que
tú estás siendo la fuente de todo ello. Ciertamente, estarás suministrando a los demás todo aquello
que tú alguna vez deseaste. Y lo asombroso de todo ello es que, en la medida en que das, también
recibes. De repente tendrás más de aquello que estés entregando.
La razón de que ocurra así es muy clara. No tiene nada que ver con el hecho de que tus actos
hayan sido “moralmente correctos”, o “espiritualmente iluminados”, ni la “Voluntad de Dios”. Se
debe a una verdad muy simple: No hay nadie más aquí.
Solo hay uno de nosotros.
Sin embargo, la ilusión indica que no es así. Dice que estáis separados entre vosotros y
separados de Mí. Dice que no hay suficiente –ni siquiera suficiente de Mí–, de modo que hay algo
que tienes que hacer para poder tener suficiente. Y dice que serás vigilado muy de cerca para estar
seguros de que así lo haces, y que, si no lo haces, serás condenado.
Esto no parece algo muy amoroso. Y no obstante, si algo os han enseñado todos vuestros
relatos culturales es que Dios Es Amor; Amor Supremo; Amor Absoluto; Amor Incalculable. Pero si
Dios Es Amor ¿cómo podría existir la condenación? ¿Cómo podría Dios sentenciarnos a una tortura
perpetua, más allá del alcance de cualquier descripción?
Esas eran las cuestiones que los humanos comenzaban a plantearse.
Era evidente que La Séptima Ilusión tenía un defecto. Esto debió haber revelado como falsa
la idea de la Condenación, pero los humanos sabían, a un cierto nivel muy profundo, que no podían
abandonar la Ilusión, o si no, algo muy vital llegaría a su fin.
De nuevo tenían razón, pero de nuevo cometieron un error. En vez de ver la ilusión como
una ilusión, y usarla para el propósito para el cual estaba destinada, consideraron que tenían que
maquillar el fallo.
Y a fin de corregir el defecto de La Séptima Ilusión crearon la Octava.
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8. La ilusión de la Condicionalidad
Para que pueda existir la condenación, debe haber algo que no comprendéis acerca del amor.
Esta fue vuestra conclusión, e inventasteis la Condicionalidad como característica de la vida
para resolver el dilema que esto representaba.
Todo en la vida debe ser condicional. ¿No saltaba a la vista? –se preguntaron algunos
pensadores. ¿No habéis comprendido La Segunda Ilusión? –el resultado de la vida es incierto.
Existe el fracaso.
Esto significa que podéis fracasar a la hora de ganaros el amor de Dios. El amor de Dios es
condicional. Debéis cumplir el Requisito. Si no, seréis separados. ¿Acaso no es esto lo que os
enseñó La Tercera Ilusión?
Vuestros relatos culturales han sido muy persuasivos. En esta comunicación he utilizado en
gran medida los relatos de la cultura occidental, pues en esta cultura es donde comenzó este
mensaje. Pero las culturas orientales y todas las demás culturas y tradiciones, tan ricas y variadas ,
tienen también sus relatos, y la mayoría se basa en alguna de Las Diez Ilusiones o en todas ellas.
Como ya he dejado claro, existen más de diez ilusiones. Estáis creando cientos de ellas cada
día. Cada cultura ha creado la suya, pero, de uno u otro modo, todas están basadas en los mismos
errores básicos de comprensión. Y esto queda demostrado por el hecho de que todas han creado los
mismos resultados.
La vida en vuestro planeta está llena de experiencias de avaricia, violencia, asesinato y, casi
por doquier, amor condicional.
Habéis aprendido que el amor es condicional porque creéis que el amor del Ser Supremo es
condicional –sin importar cómo se conciba tal Ser. O, si no creéis en un Ser Supremo sino en la
Vida Misma, entonces habéis concebido la Vida como un proceso que se expresa a sí mismo dentro
del contexto de la condicionalidad. En otras palabras, una condición depende de otra. Algunos de
vosotros lo llaman Causa y Efecto.
Pero ¿qué sucede con la Causa Primera?
Nadie ha podido responder a esa pregunta. Ni siquiera vuestros científicos más importantes
han podido desvelar el misterio. Tampoco vuestros filósofos más sobresalientes han podido resolver
el problema.
¿Quién creó a Aquel/Aquello Que Crea?
Concebís un Universo del tipo causa-y-efecto, vale, está bien... pero ¿qué causó a la Causa
Primera?
Aquí es donde tropiezan vuestros profesores. Aquí termina vuestro caminar. Aquí es donde
alcanzáis los límites de vuestra comprensión. Ahora , sobrevolaremos la frontera.
No existe la Condicionalidad en el Universo. Aquel Que Es es Aquel Que Es, Aquello Que
Es es Aquello Que es, y no existen condiciones en las cuales no sea, no exista.
¿Entiendes?
No es posible que “Lo Que Es” no sea. No hay condiciones en las cuales eso pueda suceder.
Por eso es que la Vida es eterna. Porque la Vida es Lo Que Es, y Lo Que Es nunca puede dejar de
ser –nunca puede no ser.
La vida siempre fue, es hoy, y siempre será, por los siglos de los siglos.
Lo mismo sucede con Dios, pues Dios es lo que la Vida es.
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14 Otros ejemplos de “oxímoron”: vista ciega, luz oscura, vida muerta... etc. (ver
https://es.wikipedia.org/wiki/Oxímoron)
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a casa con Dios. De modo que lo hicieron lo mejor que pudieron... y se las inventaron. Las llamadas
religiones explicaron cuáles eran.
Las religiones no solo indicaban cuáles eran los Requisitos, sino también cómo volver a
conquistar el amor de Dios en caso de no cumplir con el Requisito. Y así es como surgieron los
conceptos de perdón y salvación. Eran las condiciones del amor. Dios dice “te amo si...”, y se
hicieron los “si...”, las condiciones15.
Si la gente hubiera mirado las cosas con objetividad, el hecho de que cada religión explique
el perdón y la salvación de una manera diferente podría haber sido la prueba de que todo era
inventado. Pero los humanos han demostrado que la objetividad no es su fuerte –incluso en la
actualidad, muchos humanos son incapaces de tenerla.
Seguís pensando que no os estáis inventando nada. Decís que las condiciones para vuestro
regreso a Dios fueron establecidas por Mí. Y el hecho de que existan cientos de religiones que
señalen miles de condiciones diferentes, no se debe a que Yo os haya dado un mensaje incoherente,
sino a que la especie humana no ha sabido captarlo bien.
Aunque, por supuesto, vosotros sí que lo habéis captado bien, y si acaso son los demás, los
de otras religiones, quienes no lo han captado bien.
Ahora bien, hay multitud de maneras de solucionar eso: podéis ignorar a esas otras personas;
también podéis intentar convertirlas; o incluso podéis decidiros a simplemente eliminarlas.
Vuestra especie ha probado todo eso. Y teníais el derecho de hacerlo ¿no? Era vuestra
responsabilidad ¿no? ¿Acaso no era la obra de Dios? ¿Acaso no recibisteis la orden de convencer y
convertir a otros para que también ellos pudieran saber cuál era la verdad? Y ¿no estaban
justificadas las matanzas y las limpiezas étnicas cuando no podíais convencer a los demás? ¿No
existía algo implícito, “algo” no escrito, que os daba este derecho?
Esas eran las cuestiones que los humanos comenzaban a plantearse.
Era evidente que La Octava Ilusión tenía un defecto. Esto debió haber revelado como falsa
la idea de la Condicionalidad, pero los humanos sabían, a un cierto nivel muy profundo, que no
podían abandonar la Ilusión, o si no, algo muy vital llegaría a su fin.
De nuevo tenían razón, pero de nuevo cometieron un error. En vez de ver la ilusión como
una ilusión, y usarla para el propósito para el cual estaba destinada, consideraron que tenían que
maquillar el fallo.
Y a fin de corregir el defecto de La Octava Ilusión crearon la Novena.
15 Haciendo referencia a ese lugar célebre de las escrituras donde se dice algo así como que: “Y Dios dijo, hágase la
Luz, y la Luz se hizo”, (en nuestro caso, Dios dijo “te amo si...”... y los “si” se hicieron, las condiciones).
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9. La ilusión de la Superioridad
Los seres humanos llegaron a la conclusión de que si existía la Condicionalidad sería necesario
saber cuáles eran las condiciones para disfrutar y crear la vida que uno deseara –así como la vida
después de la vida que uno deseara.
La conclusión inevitable era esta: quienes saben cuáles son esas condiciones, están mejor
que quienes no lo saben.
Y la especie humana no tardó en sustituir “están” por “son” (mejores).
Así nació la idea de Superioridad.
La Superioridad tenía muchos usos. El principal fue proporcionar una justificación
indiscutible para hacer todo lo necesario a fin de garantizar que se tuviera a disposición lo
“suficiente” de todo –incluyendo el amor de Dios. Saber las condiciones te daba derecho a ignorar a
algunas personas, o a intentar convertir a otras, o sencillamente a eliminar a quienes no conocieran
o no aceptaran las condiciones.
Por tanto, el interés por saber cuáles eran las condiciones de la Vida se convirtió en la
principal preocupación. A este conocimiento lo llamaron ciencia. Y al conocimiento sobre las
condiciones de la existencia posterior a la vida lo llamaron conciencia. Si uno sabía cuáles eran esas
condiciones y las comprendía, se decía que uno tenía una “buena conciencia”, o que era
“consciente”.
Se dijo que la “conciencia elevada” era resultado del estudio serio de lo que denominasteis
“teología”, palabra derivada de “teo” y “logos”, es decir, en líneas generales: “la lógica de Dios”.
Después de mucho estudio, concluisteis que existían circunstancias en las cuales se podía
cumplir el Requisito, así como circunstancias en las que esto era imposible. También existían ciertas
circunstancias en las que uno podía ser perdonado por no haber cumplido el Requisito.
Estas circunstancias llegaron a conocerse como “las condiciones”.
“Tener” fue añadido al “hacer” en vuestra experiencia.
Si tenéis el suficiente cerebro, podéis hacer eso que se llama “conseguir buenas
calificaciones”, quedar en el primer lugar de la clase y encontrar un buen empleo. Después podréis
ser eso que se llama “prósperos”, “exitosos”.
Si tenéis el suficiente dinero, podéis hacer eso que se llama “comprar una casa fabulosa”, y
así podréis ser o estar de esa manera que se dice “vivir con seguridad”, “seguros”.
Si tenéis el suficiente tiempo, podéis hacer eso que se llama “tener vacaciones”, y así
podréis ser o estar de esa manera que se dice “descansados”, “revitalizados” y “relajados”.
Si tenéis el suficiente poder podéis hacer esa cosa que se llama “determinar vuestro propio
destino”, y así podréis ser eso que se llama “libres”.
Si tenéis la suficiente fe podéis hacer esa cosa que se llama “encontrar a Dios”, y entonces
podréis ser o estar esa otra cosa que se llama “salvados”.
Así es como habéis configurado vuestro mundo. Si alguien tiene los elementos adecuados, la
materia adecuada, puede hacer las cosas correctas –las que le permitan ser lo que siempre ha
querido ser.
La dificultad está en que la gente no puede hacer fácilmente todas las cosas que necesitan
hacer a menos que tengan todas las cosas que vosotros decís que ellos necesitan tener.
No pueden conseguir un buen trabajo y triunfar, aun teniendo inteligencia, a no ser que
también pertenezcan al género adecuado. No pueden comprar una casa maravillosa, aun contando
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con el dinero, si no tienen también el color de piel adecuado. No pueden encontrar a Dios, aun
teniendo fe, a menos que también tengan las creencias religiosas correctas.
Contar con los elementos correctos no garantiza que puedas obtener todo lo que deseas, pero
te da una gran ventaja.
Mientras más conocimiento adquiera alguien sobre esas condiciones (o se piense que haya
adquirido), más superior se entiende que es esa persona. Como ha sido ya mencionado, esta
Superioridad otorgó a la gente la autoridad (o les animó a concedérsela a sí mismos) para hacer lo
que consideraran necesario para poder asegurarse más Vida y más Dios –de los cuales no había
suficiente.
Por eso habéis tenido que hacer lo que habéis tenido que hacer: porque no había suficiente.
Esto es lo que os habéis dicho a vosotros mismos. Toda vuestra especie ha aceptado este mantra.
Hay más de uno de vosotros, sois más de uno, de modo que no hay suficiente para todos. No
hay suficiente alimento, no hay suficiente dinero, no hay suficiente amor, no hay suficiente Dios.
Debéis competir por ello.
Y si vais a competir, tenéis que tener alguna manera de averiguar quién gana.
Vuestra respuesta fue la Superioridad.
Aquel que sea superior gana –y la Superioridad se basa en ciertas condiciones.
Algunos trataron de garantizar su triunfo añadiendo arbitrariamente ciertos elementos a las
condiciones. Encontraron la manera de declararse triunfadores por anticipado.
Declararon, por ejemplo, que los hombres eran superiores a las mujeres. ¿No salta a la vista?
–se preguntaban algunos pensadores. (Por supuesto, esta pregunta se la planteaban principalmente
hombres.)
De la misma manera, los blancos se declararon superiores.
Y luego, los norteamericanos.
Y, por supuesto, los cristianos.
¿O fueron los rusos? ¿O los judíos? ¿O las mujeres?
¿Podría ser verdad todo esto? Por supuesto que sí. Todo dependía de quién estuviera
fabricando el sistema.
Los primeros seres superiores no fueron los hombres... y los hombres estuvieron de acuerdo.
Después de todo ¿no eran las mujeres quienes creaban la vida? Y ¿acaso no era la vida aquello que
todos anhelaban más que nada? De modo que durante el periodo del matriarcado se consideró que
las mujeres eran superiores.
De igual modo, la raza blanca no fue la primera y, por tanto, no fue la superior.
En realidad, no es superior actualmente.
Ni son superiores los hombres.
Ni los judíos.
Ni los cristianos.
Ni los musulmanes, los budistas o los hindúes; o ni siquiera los demócratas ni los
republicanos; ni los conservadores o los comunistas, ni ningún otro grupo en absoluto.
He aquí la verdad que os hará libres, la que no podéis permitir que sea proclamada porque os
haría libres a todos:
No existe algo así como la Superioridad.
Vosotros os lo habéis inventado todo.
Habéis definido lo que vosotros pensáis que es superior, según vuestras preferencias, deseos
o entendimientos (que son realmente muy limitados). Habéis declarado lo que proclamáis que es
mejor en base a vuestra perspectiva, vuestros objetivos y vuestros planes.
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Sin embargo, algunos han declarado que se trata de Mis planes, Mi agenda. Dios es quien
determina cuál es el Pueblo Elegido, o la Única Fe Verdadera, o el único camino hacia la salvación.
Todo esto nos devuelve a La Primera Ilusión: la Necesidad existe, es real.
Imagináis que como Dios tiene necesidades, también tiene un plan, una agenda.
Este fue vuestro primer error, y ha conducido a lo que podría ser vuestro último error. Pues
te aseguro que la idea de Superioridad tal vez sea el último error que vayáis a cometer.
Los humanos creen que son superiores a la naturaleza, y así, tratan de someterla. Al hacer
esto destruyen precisamente el hábitat que fue creado para protegerlos y para ser su paraíso.
Los humanos creen que son superiores a otros, y así, tratan de someterse entre ellos. Al
hacer esto, destruyen precisamente la familia que fue creada para abrazarlos y darles amor.
Vuestra especie está haciendo que sea muy difícil experimentar la Vida en su forma actual
debido a vuestra creencia en las Ilusiones. Como no usáis estas Ilusiones para lo que se pretendió
que fueran usadas, estáis convirtiendo en una vida de pesadilla lo que se pretendía que fuera un
bello sueño.
Pero podéis deshacer todo esto en este preciso momento. Simplemente contemplad estas
Ilusiones por lo que son –hechos ideados con un propósito–, y entonces dejad de vivirlas como si
fueran reales.
En particular, dejad de vivir La Novena Ilusión con tanta convicción. De hecho, usad la
Ilusión para adquirir conciencia de que la Superioridad no es real. No puede existir tal cosa como la
Superioridad si Todos Somos Uno. Una cosa no puede ser superior a sí misma.
Todas las cosas son Una Sola Cosa, y no hay nada más. “Todos Somos Uno” no es solo un
bonito slogan. Es una descripción exacta de la naturaleza de la Realidad Última. Cuando entiendes
esto, comienzas a percibir la vida y a tratar a los demás de forma diferente. Entiendes la relación
entre todas las cosas de forma diferente. Notas la conexión entre todas las cosas a un nivel mucho
más alto. Tu discernimiento es ampliado, tu intuición se vuelve muy penetrante. Literalmente
puedes ver el interior.
Al tener mayor capacidad para alcanzar los niveles más profundos de la vida podréis ver
más allá de la ilusión y reconocer –“conocer de nuevo”, “re-conocer”– vuestra realidad. Mediante
este proceso es como recordáis Quiénes Sois Realmente.
Este desplazamiento, desde conocer a conocer de nuevo, puede ser hecho lentamente. El
viaje puede ser hecho dando pasos pequeños. Los pasos pequeños pueden conseguir grandes
progresos. Recuerda siempre esto.
Uno de esos pequeños pasos podría ser el de poner fin al concepto de “mejor”.
La idea de Superioridad es la idea más seductora que jamás se haya infiltrado en la mente
humana. Puede convertir al instante un corazón en piedra, cambiar el calor por el frío, el sí por un
no.
Una sola frase podría cambiarlo todo –pronunciada desde el púlpito, el atril o la tribuna, y
por vuestros congresistas nacionales y los líderes de las cumbres mundiales:
“Nuestro camino, nuestra manera, no es la mejor, sino solo una más”.
Esta humilde expresión podría comenzar a cerrar la brecha que hay entre religiones y entre
partidos políticos, y podría refrenar los conflictos entre naciones.
Con una sola palabra podría acabar todo eso.
“Namasté”:
El Dios que está en mí honra al Dios que está en ti.
Qué sencillo, qué bello... qué maravilloso, ciertamente.
Sin embargo, cuando estamos atrapados en la Ilusión, qué difícil es ver al Dios que está en
cada cual y en cada cosa. Cada persona tendría que ser consciente de la Ilusión –ser consciente de
que es una ilusión.
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No obstante, si no fuera una ilusión, sino la vida tal cual, ¿cómo es que entonces, justo
cuando nos creemos superiores, nos comportamos de la manera más baja? ¿Por qué cuando nos
consideramos mejores actuamos peor?
Era evidente que La Novena Ilusión tenía un defecto. Esto debió haber revelado como falsa
la idea de la Superioridad, pero los humanos sabían, a un cierto nivel muy profundo, que no podían
abandonar la Ilusión, o si no, algo muy vital llegaría a su fin.
De nuevo tenían razón, pero de nuevo cometieron un error. En vez de ver la ilusión como
una ilusión, y usarla para el propósito para el cual estaba destinada, consideraron que tenían que
maquillar el fallo.
Y a fin de corregir el defecto de La Novena Ilusión crearon la Décima.
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Conforme cada Ilusión se superponía a la anterior, se iba haciendo más difícil averiguar de
qué iba la Vida. Los humanos planteaban cada vez más preguntas que no podían ser respondidas.
“Si eso era verdad, entonces, ¿por qué sucede aquello otro?”. “Si esa otra cosa es cierta, entonces,
¿por qué ocurre aquella?”. Así que en poco tiempo los filósofos y los maestros comenzaron a tirar la
toalla. “No sabemos, –decían– y no sabemos si es posible saberlo”.
Así, la idea de la Ignorancia había nacido.
Esta idea sirvió para tantos propósitos que se difundió con rapidez y pronto se convirtió en
la respuesta fundamental.
Simplemente, no sabemos.
Las instituciones humanas pronto comenzaron a encontrar en esto no solo un refugio sino
también un cierto tipo de poder. “Simplemente no sabemos” se convirtió en “se supone que no
debemos saber”, que a su vez se convirtió en “no necesitáis saber”, lo cual finalmente se convirtió
en “lo que no sabes no te hará daño”.
Esto otorgó a las religiones y a los gobiernos la autoridad para poder decir lo que quisieran y
actuar como se les antojara, sin responder ante nadie.
“Se supone que no debemos saber” se convirtió en doctrina religiosa. Hay ciertos secretos
del Universo que Dios no desea que sepamos –declaraba esta doctrina–, y tan solo indagar sobre
ellos ya es una blasfemia. Y esta doctrina pasó rápidamente de la religión a la política y al gobierno.
Como resultado de esto existió una época en la historia en la que formular ciertas preguntas,
planteadas de cierta manera y en determinado momento, podía hacer que te cortaran la cabeza.
Literalmente.
Esta prohibición contra la indagación elevó la Ignorancia al nivel de atributo deseable. No
hacer preguntas se volvió algo muy sabio y de muy buena educación. Se convirtió en la conducta
aceptable, y de hecho, se convirtió en la conducta esperada.
Y aunque parezca que el castigo por la indagación impertinente no sea tan severo hoy como
lo era en tiempos pasados, existen lugares en vuestro planeta donde la cosa ha cambiado poco.
En este preciso momento hay regímenes totalitarios que insisten en que solo se escuchen las
voces de asentimiento y que se silencien las voces disidentes, a veces de manera brutal.
Justifican estos comportamientos bárbaros proclamando que “son necesarios para mantener
el orden”. Responden a las protestas de la comunidad internacional con poses de indignación, y los
gobiernos represivos declaran que esos asuntos son “cuestiones internas”.
Ahora bien, te aseguro esto: la esencia del amor es la libertad. Cualquiera que te diga que te
ama, y que se está ocupando de ti, te dará libertad.
Es así de sencillo. No es necesario ir más lejos ni cavar más hondo en busca de una
comprensión más sofisticada.
Os lo he dicho antes y lo repetiré una vez más. Solo existen dos energías en el núcleo de la
experiencia humana: el amor y el temor.
El amor concede libertad, el temor la arrebata. El amor abre, el temor cierra. El amor invita a
la expresión plena, el temor la castiga.
Según esto, sabrás quién te ama o quién te teme. No prestes atención a sus palabras: presta
atención a sus actos.
El amor siempre invita a romper las cadenas de la ignorancia, a formular cualquier pregunta,
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SEGUNDA PARTE
Dominar las ilusiones
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Ahora id e impartid estas enseñanzas no solo a vuestros niños, sino a todas las personas y a
todas las naciones. Pues todas las personas son vuestros hijos, y todas las naciones son vuestro
hogar , cuando emprendéis el viaje hacia la maestría.
Este es el viaje en el que os embarcasteis hace muchos siglos y hace muchas vidas. Es el
viaje para el cual os habéis preparado desde hace mucho, y que os ha traído hasta aquí, a este
momento y lugar.
Este es el viaje que os convoca con más urgencia que nunca, en el cual sentís que avanzáis
cada vez más rápido.
Este es el inevitable resultado del anhelo de tu alma. Son las palabras de tu corazón, en el
lenguaje de tu cuerpo. Es la expresión de la Divinidad dentro de ti. Y te llama como nunca te ha
llamado antes, porque ahora la escuchas como nunca antes ha sido escuchada.
Ha llegado el momento de compartir con el mundo una visión gloriosa. Es la visión de todas
las mentes que alguna vez hayan buscado de verdad, de todos los corazones que alguna vez hayan
amado de verdad, de todas las almas que alguna vez hayan sentido de verdad la Unicidad de la
Vida.
Una vez que has experimentado esto, nunca te vuelves a sentir satisfecho con menos. Una
vez que lo hayas percibido, no querrás más que compartirlo con todas las vidas con las que entres
en contacto.
Pues esta es la Realidad, y contrasta de manera espectacular con la Ilusión. Serás capaz de
experimentar la Realidad, y de conocerla, debido a la Ilusión. Sin embargo, tú no eres la Ilusión , y
el “tú” que experimentas dentro de la Ilusión no es Quien Tú Realmente Eres.
No podrás recordar Quien Tú Realmente Eres mientras sigas concibiendo a la Ilusión como
algo real. Debes comprender que la Ilusión es una ilusión –y que tú la creaste con fines muy reales,
pero que, en sí, no es real.
Para esto es para lo que habéis venido aquí, para recordar esto con una claridad como nunca
antes la hayáis tenido.
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Ahora bien, la dicotomía divina es esta: te he dicho que todo aquello que alguna vez haya
existido, que exista ahora, o que vaya a existir... todo eso, está, es, existe, en este mismo momento.
También he dicho que el proceso de la evolución es perpetuo, y que por tanto nunca se termina.
¿Cómo pueden ser ciertas ambas afirmaciones?
La respuesta tiene que ver con la naturaleza del tiempo, tal como tú lo comprendes. En
realidad no existe el tiempo, sino solo un proceso que transcurre continuamente en el interminable
Momento del Ahora.
Dios es un proceso.
No es posible que comprendas esto dentro del esquema de la lógica humana o de las
limitaciones de la mente humana. Estas limitaciones han sido autoimpuestas, y por un motivo. Este
motivo se remonta a la razón de toda la Ilusión, que os ha sido explicada muchas veces –y que será
explicada una vez más antes de que este mensaje llegue a su fin.
Por el momento, solo has de saber que Dios nunca acaba de “Diosear”. El proceso por
medio del cual me experimento a Mí mismo es constante, interminable e instantáneo.
El aspecto particular de Mí que se está manifestando como vida humana en la Tierra, está
siendo transformado, incluso ahora mismo.
En estos días y tiempos actuales vosotros estáis eligiendo tener un papel consciente en esta
transformación. Vuestra decisión se hace evidente por el simple acto de tomar este libro. No lo
habríais tomado, ni mucho menos habríais llegado hasta aquí, si no tuvierais la intención, en un
nivel muy profundo, de regresar a la conciencia, al discernimiento.
Aunque pienses que estás leyendo este libro con un enfoque escéptico o crítico, esa es tan
solo tu fantasía actual. En el fondo, tu propósito al acercarte a este mensaje es producir un gran
recuerdo.
Este recuerdo es lo que está sucediendo ahora por todo el mundo, en toda vuestra sociedad
humana. Comenzó con gran entusiasmo, y puedes ver muestras de ello en todo lo que te rodea.
Os aproximáis a la segunda etapa del proceso de transformar la vida de vuestro planeta, y
este puede ser completado en un periodo muy breve –unas pocas décadas, o una o dos
generaciones–, si así lo decidís.
La primera etapa de esta transformación ha tomado mucho más tiempo –de hecho, varios
milenios. Pero incluso esto, en términos cósmicos, es muy poco tiempo. Durante este periodo del
despertar de la humanidad, los llamados profesores, Maestros, gurúes, o avatares, emprendieron la
tarea de recordar a los demás Quienes Realmente Son.
A medida que vaya aumentando el número de personas que se ven influidas por este primer
grupo y por su enseñanza hasta llegar a una masa crítica, el ser humano experimentará un despertar
del espíritu, un acelerón del espíritu, o lo que podríamos llamar un avance importante, en el cual
comienza la segunda etapa de la transformación.
Ahora los adultos comienzan a enseñar a sus jóvenes –y a partir de ahí, el movimiento se da
muy rápido.
Vuestra especie se encuentra ahora en este punto de importante avance. Muchas personas
percibieron un cambio cuando entrasteis en el nuevo milenio. Ese fue un punto clave para el inicio
de una transformación global de la consciencia, en la cual ahora estáis desempeñando vuestro papel.
La clave para continuar con este ímpetu está en los jóvenes. Si ahora incluís en la educación
de vuestros descendientes ciertos principios para la vida, vuestra especie puede dar el salto cuántico
adelante en la evolución de la que es capaz.
Construid vuestras escuelas en torno a conceptos, y no en torno a materias académicas:
conceptos básicos como los de conciencia (discernimiento), honestidad y responsabilidad; y en
torno a conceptos subsidiarios de esos: la transparencia, el compartir, la libertad, la plena
autoexpresión, la celebración gozosa de la sexualidad, la vinculación humana y la diversidad dentro
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de la Unicidad.
Impartid a vuestros niños esas cosas, y les habréis dado una espléndida instrucción. Sobre
todo, enseñadles acerca de la Ilusión, y sobre cómo y por qué pueden vivir con ella, y no dentro de
ella.
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¿Cómo puedes percibir la ilusión como una ilusión cuando parece tan real? Y ¿por qué parece tan
real si es una ilusión?
Esas son las cuestiones que los humanos están empezando a plantearse a medida que vuestra
especie se va adentrando en la experiencia de su propia evolución consciente. Ahora recibiréis
respuestas y saldréis de la Ilusión de la Ignorancia.
Ahora te daré las respuestas, para que las consideres.
Recuerda que, como sucede con todos los mensajes de Dios, considera lo que lees como
algo valioso, pero no como algo infalible. Reconoce que tú eres tu máxima autoridad. Ya sea que
leas el Talmud o la Biblia, el Bhagavad Gita o el Corán, el Pali Canon o el Libro de Mormón, o
cualquier texto sagrado, no coloques a la fuente de la autoridad fuera de ti. Más bien adéntrate en
en ti mismo para ver si la verdad que has encontrado está en armonía con la verdad que encuentras
en tu corazón. De ser así, no le digas a los demás “este libro contiene la verdad". Di: “este libro
contiene la verdad para mí”.
Y si los demás se interesan por tu manera de vivir a partir de la verdad que has encontrado
dentro de ti, asegúrate de decir que tu camino no es el mejor, sino solo un camino más.
Este mensaje es para eso. Es tan solo otra manera de ver las cosas. Si te hace ver el mundo
con mayor claridad, perfecto. Si te acerca algo más a tu verdad interior, muy bien. Pero cuidado con
convertirlo en tu “escritura sagrada”, pues entonces simplemente habrás sustituido un conjunto de
creencias por otro.
No pretendas encontrar nuevas creencias, sino ser consciente de lo que ya sabes. Usa lo que
sea que encuentres siempre que te ayude a recuperar esa conciencia. Comprende que estás viviendo
una ilusión, y que nada de ello es real. Sin embargo, la ilusión señala hacia lo que es real, y te
puede dar una experiencia de ello.
¿Cómo puedes darte cuenta de que la Ilusión es una ilusión, si parece ser tan real? ¿Y por
qué parece ser tan real si es una Ilusión?
Responderé primero a la segunda pregunta.
La Ilusión parece muy real porque muchas personas creen que no se trata de una ilusión.
En vuestro mundo de Alicia en el país de las maravillas, todo es como creéis que es. Existen
miles, millones de ejemplos. He aquí dos de ellos:
Una vez pensabais que el Sol giraba alrededor de la Tierra –y para vosotros, así era
realmente. ¡Toda evidencia demostraba que así era! Tan seguros estabais de esta verdad que
desarrollasteis toda una ciencia de la astronomía a partir de ella.
Una vez pensasteis que todas las cosas físicas se movían de un punto a otro a través del
tiempo y del espacio. ¡Toda vuestra evidencia lo demostraba! Estabais tan seguros de esta verdad
que elaborasteis todo un sistema de física en torno a ella.
Ahora escucha con atención. Lo más maravilloso de estas ciencias y de estos sistemas es
que funcionaban.
La astronomía que creasteis en base a vuestra creencia de que la Tierra era el centro del
Universo funcionaba a la hora de explicar los fenómenos visuales que percibíais en el movimiento
de los planetas a través del cielo nocturno. Vuestras observaciones apoyaban esta creencia, creando
lo que llamasteis conocimiento.
La física que creasteis en base a vuestras creencias sobre las partículas de materia
funcionaba a la hora de explicar los fenómenos visuales que percibíais en el mundo físico. También
aquí vuestras observaciones apoyaban vuestras creencias, creando lo que llamasteis conocimiento.
Solo después, cuando estudiasteis con más atención lo que veíais, cambiasteis de opinión
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Comunión con Dios Walsch
sobre esas cosas. Sin embargo, ese cambio de opinión no fue fácil. A los primeros que lo sugirieron
los tacharon de herejes o, en tiempos más recientes, de insensatos o equivocados. Sus ideas sobre la
nueva astronomía en la que la Tierra giraba alrededor del Sol, o sobre la física cuántica, en la que
las partículas de materia no se movían en línea continua a través del tiempo y el espacio sino que
desaparecían en una parte y reaparecían en otra, se consideraron blasfemias espirituales y
científicas. Quienes propusieron estas teorías fueron desalentados, denunciados e incluso
condenados a muerte por sus creencias.
La mayoría insistía en que vuestras creencias eran la verdad. Después de todo ¿no las
apoyaban todas las observaciones? Sin embargo ¿qué surgió primero, la creencia o la observación?
Esa es la pregunta esencial, la que no deseabais plantearos.
¿Es posible que veáis solo lo que queréis ver? ¿Será que observáis lo que esperáis observar?
O quizá sea, más concretamente ¿que pasáis por alto lo que no esperáis observar?
Te lo aseguro, la respuesta es que sí.
Incluso hoy, cuando la ciencia moderna, cansada de los errores del pasado, promete observar
primero y sacar conclusiones después, no se puede confiar en esas conclusiones. Y esto es así
porque os resulta imposible ver algo con objetividad.
La ciencia ha concluido que nada de lo observado permanece inalterado por el observador.
La espiritualidad señaló esto hace siglos, y ahora la ciencia por fin lo ha captado. Vuestros doctores
y laboratorios han aprendido que en sus investigaciones importantes, las pruebas clínicas deben
efectuarse con pruebas de doble ciego16para poder garantizar en cierta medida su precisión.
En la experiencia humana, todas las cosas son consideradas dentro del contexto de lo que
pensáis que ya comprendéis. Esto es inevitable. No sabéis proceder de otro modo.
Dicho de otra manera, estáis mirando la Ilusión desde dentro de la Ilusión.
Por tanto, toda conclusión a la que lleguéis, acerca de la Ilusión, estará basada en la Ilusión.
Y por tanto toda conclusión es una ilusión.
Que esta sea tu nueva perspectiva, así como un recordatorio constante:
Toda conclusión es una ilusión.
Ahora, regresemos a la primera pregunta. ¿Cómo puedes darte cuenta de que la Ilusión es
una ilusión cuando parece tan real?
Acabas de aprender que la razón por la que parece real no es porque sea real, sino porque
creéis firmemente que lo es. Por tanto, para modificar la manera de mirar la ilusión, tenéis que
cambiar vuestras creencias sobre ella.
En el pasado, os decían que era necesario ver para creer. Pero ahora te han propuesto una
nueva idea: creer es ver. Y te lo aseguro, es verdad.
Si cuando confrontas la Ilusión, aceptas creer que se trata de una ilusión, la podrás ver como
ilusión, a pesar de que te parezca muy real. Así serás capaz de usar la Ilusión para el fin que se
pretendía que tuviera: como herramienta con la cual experimentar la Realidad Última.
Te acordarás de crear la Ilusión. Harás que sea lo que tú desees que sea, en vez de ser testigo
de que la ilusión se presenta a sí misma tal y como tú crees que tiene que ser, a partir de tu acuerdo
de que “así son las cosas”.
Entonces ¿cómo puedes hacerlo?
Ya lo estás haciendo. Pero simplemente no lo sabes, y estás tomando decisiones
inconscientes en vez de conscientes –si es que siquiera tomas decisiones en absoluto; la mayor parte
del tiempo simplemente aceptas las decisiones de los demás.
Vuestra elección ha consistido en elegir lo que otros han elegido. Y así, volvéis a vivir el
relato cultural de vuestros antepasados, como a su vez hicieron ellos –remontándonos incluso hasta
16 «El método de doble ciego es una herramienta del método científico que se usa para prevenir que los resultados de
una investigación puedan estar influidos por el efecto placebo o por el sesgo del observador» :
https://es.wikipedia.org/wiki/Doble_ciego
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Comunión con Dios Walsch
la séptima generación.
El día que dejéis de elegir lo que otros han decidido por vosotros, será el momento de
vuestra liberación.
Entonces no escaparéis de la ilusión, pero seréis liberados de ella. Saldréis de la Ilusión,
pero continuaréis viviendo con ella, liberados de su capacidad de controlaros a vosotros o a vuestra
realidad.
Una vez que comprendas el propósito de la Ilusión, no decidirás acabar con ella hasta que se
vea cumplido tu propio propósito.
Tu propósito no es solo el de conocer y experimentar Quien Tú Realmente Eres, sino
también crear Quien Tú Vas a Ser a Continuación. Tu función es volver a crearte a ti mismo en cada
Momento del Ahora, en la próxima versión más grandiosa de la visión más maravillosa que jamás
hayas tenido acerca de Quien Tú Eres. Este es el proceso al que habéis denominado evolución.
Este proceso no tiene por qué afectaros negativamente. Podéis estar en este mundo sin
pertenecer a él.
Cuando así lo hagas, comenzarás a experimentar el mundo como tú decidas experimentarlo.
Comprenderás entonces que la experiencia misma es una acción más que una reacción; es algo que
estás haciendo, fabricando, y no algo que estás teniendo.
Cuando asimiles esto, todo en tu vida cambiará. Cuando haya suficientes personas que lo
entiendan, todo cambiará en vuestro planeta.
Aquellos que han comprendido este secreto han sido llamados Maestros. Los que lo han
enseñado reciben el nombre de avatares. Y los que lo han vivido han sido llamados
bienaventurados.
Por tanto, bienaventurado seas.
Para vivir como un Maestro iluminado debes volverte hereje y blasfemo, pues no creerás en
lo mismo que creen los demás, y ellos negarán tu nueva verdad así como tú niegas su antigua
verdad.
Negarás que el mundo, tal y como lo están experimentando los demás, sea real –tal y como
hicieron quienes se negaron a creer que la Tierra era plana. Igual que entonces, te opondrás a lo que
según las apariencias parece indiscutible. Igual que en aquellos tiempos, esto provocará discusiones
y desacuerdos, e izarás las velas para atravesar mares tempestuosos y descubrir horizontes infinitos.
Y como entonces, viviréis en un nuevo mundo.
Este es el mundo que habéis estado esperando poder crear, y al que estabais destinados
desde el comienzo de los tiempos. Aunque también el tiempo es una ilusión, así que lo más correcto
sería decir “desde el comienzo de la Ilusión”.
Recuerda siempre: la Ilusión no es algo que sobrellevas, sino algo que estás eligiendo.
No tienes por qué vivir la Ilusión si eliges no hacerlo.
Estás aquí porque así lo deseas. Si no lo desearas, no estarías aquí.
Sin embargo, has de saber que la ilusión en la que vives está siendo creada por ti mismo, y
no está siendo creada para ti por algún otro ser.
Los seres humanos que no desean asumir la responsabilidad por la vida que están
experimentando dicen que Dios la ha creado, y que no les queda más remedio que aguantarse.
No obstante, te aseguro que el mundo en el que vives es así porque así lo habéis elegido.
Cuando ya no deseéis que el mundo sea de ese modo, lo cambiaréis.
Esta es una verdad que no muchos humanos pueden aceptar, pues para aceptarla tendrían
que reconocer su complicidad, y eso es algo a lo que no están dispuestos. Preferirían ponerse en el
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Comunión con Dios Walsch
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Comunión con Dios Walsch
Hay una manera de acabar con la confusión, de ver la Ilusión como tal, y es la de utilizar la ilusión.
Reconocerás que no es real cuando descubras que puedes manejarla con facilidad.
Quizás afirmes que no puedes hacerlo. Quizás consideres que esto está muy por encima de
tus capacidades. Sin embargo, los seres humanos crean ilusiones conscientemente todos los días y
viven en ellas.
¿Conoces a alguien que adelante su reloj o despertador quince minutos para no llegar tarde a
ninguna parte?
¡En vuestro planeta hay quienes hacen esto! Adelantan su reloj o despertador cinco, diez o
quince minutos. Entonces, cuando lo miran para saber la hora, se motivan para apresurarse, pues
fingen que es algunos minutos más tarde de lo que en realidad es.
Algunas personas se olvidan realmente de que están haciendo este truco, y llegan a creerse
que la hora que aparece en su reloj es la verdadera. Entonces es cuando la Ilusión ya no les
beneficia, porque no sirve para el propósito que tenía originalmente.
La persona que comprende que la hora de su reloj es una ilusión que ella misma ha creado,
se relaja cuando ve la hora, pues sabe que cuenta con algunos minutos más. Se mueve más deprisa y
se vuelve más eficiente, precisamente porque está relajada. Comprende que la Ilusión no es la
realidad.
La persona que temporalmente olvida que la hora de su reloj es una ilusión, y una que ella
misma ha creado, se llena de ansiedad porque cree que la Ilusión es real.
Así pues, dos personas tienen una reacción completamente diferente ante la misma
circunstancia. Una experimenta la ilusión como tal y la otra la experimenta como realidad.
Solo cuando una ilusión se reconoce como tal y se vive como tal, puede conducir a una
experiencia de la Realidad Última. Entonces sirve para el propósito de su creador.
Ahora lo entiendes mucho mejor.
La manera de usar la Ilusión es reconocer que es una ilusión, y la manera de reconocer que
es una Ilusión es usarla. Es un proceso circular, como la Vida Misma.
Comienza cuando niegas que la Ilusión tenga nada que ver con la realidad. Durante mucho
tiempo has estado negando la Realidad Última. Has estado negando Quien Yo Soy, y Quien Tú
Realmente Eres. Ahora simplemente invertirás la negación.
Podrías llamar, a esta negación, “inversión”.
Mira a tu alrededor y haz una sencilla afirmación: Nada en mi mundo es real.
Así de simple.
Ya te lo he dicho antes, de muchas maneras y muchas veces, y te lo repito una vez más, aquí.
Nada de lo que ves es real.
Es tu reloj adelantado diez minutos.
En realidad te estás “mirando a ti mismo”. En otras palabras, utilizas un truco en el que
piensas que lo que no es real, lo es.
Pero debes estar alerta, pues es muy fácil olvidar que estás viviendo en una ilusión de tu
propia creación.
Algunos tal vez se sientan deprimidos por la noticia de que todo lo que experimentan en su
planeta es ficticio. Sin embargo, no debéis sentiros descorazonados, pues vuestro mundo es un
regalo fabuloso, una maravilla a contemplar, un tesoro a disfrutar.
La vida en el reino físico es realmente gloriosa, y su propósito es proporcionaros felicidad a
través del discernimiento y de la declaración, de la expresión y del cumplimiento, de Quien Tú
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Comunión con Dios Walsch
Realmente Eres. Así pues, adéntrate en este magnífico mundo de tu creación, y convierte tu vida en
una afirmación extraordinaria y en una experiencia asombrosa de la idea más gloriosa que jamás
hayas tenido sobre ti mismo.
Recuerda que cada acto es un acto de autodefinición. Cada pensamiento porta la energía de
la creación. Cada palabra es una declaración de lo que consideras verdadero para ti.
Presta atención y observa lo que estás haciendo hoy. ¿Así es como decides definirte?
Presta atención y observa lo que estás pensando hoy. ¿Es eso lo que deseas crear?
Presta atención y observa lo que estás diciendo hoy. ¿Es eso lo que deseas que se haga real?
Cada momento de tu vida es un momento sagrado, un momento de creación. Cada momento
es un nuevo comienzo. A cada momento, vuelves a nacer.
Es tu viaje hacia la maestría. Es un viaje que te sacará de la pesadilla que tú mismo creaste y
que te llevará al espléndido sueño que tu vida se pretendía que fuera. Es un viaje que te conducirá a
tu encuentro con el Creador.
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Comunión con Dios Walsch
Se ha dicho que cuando un ser humano alcanza la maestría, nada lo hace infeliz. También se ha
dicho que existe un gran secreto que permite que los Maestros lleguen a ese estado.
Ya te he hablado de este secreto pero no lo he llamado “el secreto”. De modo que quizá no
hayas comprendido que esta información es la clave de todo.
Aquí te doy de nuevo la información. He aquí el secreto:
La desunión no existe.
Esta idea o intuición puede transformar la manera en que experimentas la vida. Esta idea se
traduce en una simple afirmación que, incorporada a tu vida cotidiana, pondría tu mundo boca
abajo:
Todos Somos Uno.
¡Lo que esto realmente haría es ponerlo boca arriba! Pues cuando te percatas de que solo
existe Una Cosa, una Única Realidad, Un Ser Único, entonces comprendes que, en cierto nivel, el
Ser Único siempre está –y siempre debe necesariamente estar– consiguiendo lo que quiere.
En otras palabras, no existe el Fracaso.
Y cuando alcanzas este nivel de claridad, ves también claramente que, al no haber
posibilidad de fracaso, el único Ser no puede carecer de nada.
Por tanto, no existe la Necesidad.
De repente, con la iluminación, todas las fichas de dominó caen una tras otra. La
construcción de vuestras ilusiones se derrumba sobre sí misma. No se desmoronan las Ilusiones en
sí mismas, sino las estructuras mentales que ellas mantienen, es decir, los relatos culturales sobre
los cuales habéis construido vuestra vida.
Estos relatos han sido todos mitos, que nada tienen que ver con la Realidad Última. Son
todos mitos: desde el relato sobre lo que supuestamente se necesita para que vuestra vida funcione
aquí y ahora, hasta el relato acerca de cómo imagináis que comenzó todo.
Para que vosotros como especie podáis progresar en vuestra evolución, primero debéis
desconectaros de esas historias. Y podéis lograrlo de diversas maneras. La más efectiva es el
silencio, la quietud.
En la calma encontraréis a vuestro verdadero ser. En el silencio escucharéis la respiración de
vuestra alma –y la de Dios.
Te lo he dicho muchas veces y te lo diré una vez más ahora: Me encontrarás en la calma.
Medita todos los días. Pregúntate a ti mismo: ¿Puedo dedicar a Dios quince minutos por la
mañana y otros quince por la noche?
Si no puedes, si no tienes tiempo, si tu horario es demasiado apretado, o si sencillamente
tienes demasiadas cosas que hacer, entonces te has quedado atrapado en el Maya, en la Ilusión, de
un modo más profundo de lo que podrías haber pensado.
Pero no es demasiado tarde –nunca es demasiado tarde– para alejarse de la Ilusión, para
verla por lo que es, y usarla con el fin de permitirte a ti mismo experimentar la Realidad Última de
Quien Tú Realmente Eres.
Comienza por apartar cada día un diminuto porcentaje de tu tiempo diario de vigilia –con
eso basta– para volver a entrar en comunión conmigo una vez más.
Os estoy convocando a entrar en comunión con Dios. Os estoy invitando a vivir un
encuentro con el Creador.
En ese momento de comunión, reconoceréis que la Unidad es la verdad de vuestro ser. Y
cuando salgáis de vuestra meditación, comprenderéis y podréis deducir por vuestra propia
experiencia, que la negación de esta verdad es lo que perpetúa los efectos negativos de la Ilusión.
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Comunión con Dios Walsch
La Ilusión tenía el propósito de ser tu alegría. Debía servirte como herramienta. Su intención
nunca fue la de ser tu carga y tu pesar, tu sufrimiento y tu tribulación. Y dejará de ser así cuando
comprendas la Realidad Última: no existe la separación.
No hay separación de nada, ni entre nada. Solo hay Unidad. Solo existe la Unicidad.
No estáis separados unos de otros, ni de ninguna parte de la Vida, ni de Mí.
Como la Desunión no existe, tampoco puede haber Insuficiencia, ya que Aquel Que Es, el
Uno, es bastante para Sí Mismo.
Como la Insuficiencia no existe, tampoco puede existir el Requisito, pues cuando no hay
nada que se necesite, no hay nada que tengáis que hacer para adquirirlo.
Como no hay que hacer nada, no seréis juzgados debido a si lo habéis hecho o no.
Como no seréis juzgados, tampoco podréis ser condenados.
Como nunca seréis condenados, os daréis cuenta por fin de que el amor es incondicional.
Como el amor es incondicional, no existe nada ni nadie superior en el reino de Dios. No
existen clasificaciones ni jerarquías; no hay quienes sean más amados que otros. El amor es una
experiencia total y completa. No es posible amar un poco o amar mucho. El amor no es
cuantificable. Se puede amar de formas diferentes pero no en grados diferentes.
Recuérdalo siempre:
el amor no es cuantificable.
El amor está presente o no lo está y, en el reino de Dios el amor siempre está presente. Y
esto es así porque Dios no es el dispensador del amor, Dios Es Amor.
Ahora bien, te he indicado que tú y Yo somos Uno, y es verdad. Tú estás hecho a Mi imagen
y semejanza. Por tanto tú también eres amor. En una palabra, eso es Quien Tú Realmente Eres. No
eres el receptor del amor; tú eres eso mismo que desearías recibir. Este es un gran secreto, y conocer
este secreto cambia la vida de la gente.
La gente se pasa vidas enteras buscando lo que ya tiene. Y lo tienen, porque lo son.
Todo lo que tenéis que hacer para tener amor es ser amor.
Vosotros sois mis amados, todos y cada uno de vosotros. Nadie merece más amor que otro,
puesto que nadie es más de Mí que otro –aunque algunos sí recuerdan más de Mí, y, por tanto, más
de sí mismos.
De manera que no te olvides de ti mismo.
Amado mío, sé amor.
Haced esto en memoria Mía.
Pues todos vosotros sois parte de Mí –sois miembros del Cuerpo de Dios. Y cuando
recordáis Quienes Realmente Sois, estáis haciendo eso muy literalmente. Es decir, en vuestra
remembranza de mí, os estáis re-membrando: volvéis a convertiros una vez más en miembros del
Cuerpo Único.
Solo hay un Único Cuerpo.
Un Solo Ser.
Recuerda siempre eso.
Como la Superioridad no existe, no hay unos que sepan más que otros. Hay algunos que
recuerdan más que otros aquello que siempre ha sido conocido.
La Ignorancia no existe.
He venido para deciros una vez más que esta es la verdad: el Amor es incondicional. La Vida
es interminable. Dios no tiene necesidades. Y tú eres un milagro, el milagro de Dios hecho hombre.
Esto es lo que habéis deseado saber desde el principio. Es lo que siempre habéis sabido en
vuestro corazón, y lo que vuestra mente ha negado. Es lo que os ha murmurado vuestra alma una y
otra vez, solo para ser silenciada por vuestro cuerpo y por los cuerpos que os rodean.
Las mismas religiones que te han invitado a conocerme, te han pedido que Me niegues, pues
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Comunión con Dios Walsch
te han dicho que tú no eres Yo, y que Yo no soy tú, y que tan solo pensarlo es un pecado.
Te dicen que no somos un solo ser, sino más bien Creador y criatura. Sin embargo, esta
negativa a aceptar y reconocerte a ti mismo en unidad conmigo, ha sido lo que ha causado todo el
dolor y todas las penas de tu vida.
Te invito ahora a participar en un encuentro con el Creador.
Lo encontrarás en tu interior.
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Comunión con Dios Walsch
Como preparación para tu encuentro con el Creador, te será muy útil separarte de las ilusiones –
incluyendo la Ilusión de que tú y el Creador estáis separados.
Esto es lo que estáis haciendo aquí. Ese ha sido el propósito de toda esta conversación con
Dios. Pues ahora tratas de vivir con las ilusiones, y no en ellas. Y es esta búsqueda honesta la que te
ha traído hasta aquí, a este mensaje.
Desde hace algún tiempo era evidente que había un defecto en las Ilusiones. Esto os debió
haber revelado que todas ellas son falsas. Pero los humanos sabían, a un nivel muy profundo, que
no podían abandonarlas o si no, algo muy importante llegaría a su fin.
Y tenían razón, pero cometieron un error. En vez de ver las ilusiones como tales y utilizarlas
para el fin que se pretendía que tuvieran, pensaron que debían corregir sus defectos.
La respuesta no era corregir el defecto, sino solo observarlo y recordar así lo que ya sabíais
en un nivel muy profundo. Y por esta razón no podíais abandonar las ilusiones sin que algo vital
llegara a su fin.
Esto ya ha sido explicado antes en nuestra conversación. Pero te lo explicaré una vez más
ahora, por última vez, para que tu recuerdo quede perfectamente claro.
Las Ilusiones existen para proporcionar un campo contextual localizado dentro del cual
podáis re-crearos a vosotros mismos en la siguiente versión más grandiosa de la visión más grande
que jamás hayáis tenido sobre Quiénes Sois.
El Universo en sí mismo es un campo contextual. Esa es tanto su definición como su
propósito. Proporciona a la vida una manera de ser expresada y experimentada físicamente.
Tú eres una versión localizada de ese mismo campo contextual, tal y como lo son todas las
personas y todo lo que te rodea –en otras palabras, Dios localizado.
Fuera de este contexto localizado, solo podéis conoceros a vosotros como Todo Lo Que Es.
Y Todo Lo Que Es no puede experimentarse a Sí Mismo como lo que es, puesto que no hay nada
más.
En ausencia de lo que tú no eres, Lo Que Eres, no es. No puede ser experimentado. No
puede ser conocido.
Esto lo has escuchado muchas veces.
Ya te he dicho que en ausencia de lo rápido, lo “lento” no es. En ausencia del arriba, lo
“abajo” no es. En ausencia de un aquí, “allí” no existe.
En ausencia de las Ilusiones, entonces, no estaríais ni aquí ni allá –literalmente.
Así pues, habéis producido colectivamente estas magníficas Ilusiones: todo un mundo, y
ciertamente todo un Universo, de vuestra propia creación. Esto os ha provisto con un campo
contextual en el que poder decidir y declarar, crear y expresar, experimentar y consumar Quienes
Vosotros Realmente Sois.
Vosotros lo habéis creado todo. Todos y cada uno de vosotros, como Individuaciones del
Todo Divino. Cada uno de vosotros está intentando conocerse a sí mismo, definirse a sí mismo.
¿Quién eres? ¿Eres bueno? ¿Eres malo? ¿Qué es “bueno”? ¿Qué es “malo”? ¿Eres grande?
¿Eres pequeño? ¿Qué es “grande”? ¿Qué es “pequeño”? ¿Eres alguna de esas cosas? ¿Qué significa
ser esas cosas? ¿Eres de verdad maravilloso?
Esta es la única cuestión que Dios se haya planteado nunca.
¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo?
¿Y quién elijo ser ahora?
Esta es la única cuestión que importa, y es para la resolución de esta cuestión para lo que tu
alma está empleando tu vida, en cada momento.
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Comunión con Dios Walsch
Existen muchas maneras de utilizar y de experimentar Las Diez Ilusiones. Puede que elijas
experimentarlas como realidades del momento actual, o como recuerdos del pasado. Esta última
forma es la que emplean las culturas y los seres avanzados para utilizar las Ilusiones.
Los seres muy evolucionados son conscientes de las Ilusiones y nunca les ponen fin
(recuerda, ponerles fin sería acabar con la vida, tal y como la conoces), pero las experimentan como
parte de su pasado y no de su presente. Se exhortan entre sí siempre a recordarlas, pero nunca a
volver a vivirlas otra vez como si fueran realidades del aquí y el ahora.
Sin embargo, ya sea que las experimentes en el momento actual o como recuerdos del
pasado, lo importante es verlas por lo que son –Ilusiones. Entonces podrás utilizarlas para lo que
quieras.
Si tu propósito es experimentar un aspecto específico de tu ser, las Ilusiones son tu
herramienta. Cada Ilusión puede ser empleada para experimentar muchos aspectos de Quien Tú
Eres, y puedes combinar las Ilusiones para experimentar múltiples aspectos –o para experimentar un
mismo aspecto de diversas maneras.
Por ejemplo, la Primera y la Cuarta Ilusiones –Necesidad e Insuficiencia–, pueden ser
combinadas para experimentar un matiz específico de tu verdadero ser, el que podrías llamar
seguridad en ti mismo.
No puedes sentirte seguro de ti mismo si no hay nada sobre lo cual sentirse seguro. Al
utilizar las Ilusiones de Necesidad e Insuficiencia puedes en un primer momento albergar la idea de
que “no hay suficiente”, y luego superarla. Al hacer esto en repetidas ocasiones, produces la
experiencia de tener seguridad en ti mismo, reconociendo que siempre habrá suficiente de cualquier
cosa que necesites. Esta experiencia será verificada y validada por la Realidad Última.
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Comunión con Dios Walsch
Esto es lo que se quiere decir cuando se dice que uno “alberga una idea”19. Estás en el
proceso de volver a crearte de nuevo –¡y eso es verdadera recreación!
Por usar otro de los infinitos ejemplos que hay, la Segunda y la Sexta ilusiones –el Fracaso y
el Juicio–, se pueden combinar para provocar un efecto o una experiencia específica. Te puedes
imaginar que has fracasado y luego juzgarte por ello, o aceptar el juicio de otros. Después puedes
elevarte por encima de tu “fracaso”, agitando el puño hacia el cielo con una actitud de “ya veréis”...
y al final triunfar.
Esta es una experiencia deliciosa que la mayoría de vosotros se ha concedido a sí mismo en
muchas ocasiones. Sin embargo, si pierdes de vista que el Fracaso y el Juicio son ilusiones, podrías
quedarte atrapado en esas experiencias y pronto te parecerían duras realidades.
La manera de alejarte de la “dura realidad” de la vida es alejarte un poco de las Ilusiones y
verlas o entenderlas lo que en realidad son.
Cualquiera de las Ilusiones se puede combinar con las demás. La Desunión con la
Necesidad, la Condenación con la Superioridad, la Ignorancia con la Superioridad, la Insuficiencia
y la Condenación con el Fracaso... y así sucesivamente. Cada ilusión por separado o combinadas
entre sí, tienen lugar en tanto que magníficos campos contextuales contrastantes, que te permiten
experimentar Quien Tú Realmente Eres.
Muchas veces se te ha dicho que en el mundo relativo no puedes experimentar Quien Tú
Eres salvo en el espacio de aquello que tú no eres. El propósito de las Ilusiones es proporcionarte
justo eso: un espacio, un contexto dentro del cual experimentar cada aspecto de ti mismo, y la
oportunidad de elegir el Aspecto más Elevado que puedas concebir en cualquier momento dado.
¿Lo comprendes ahora? ¿Lo entiendes?
Bien. Ahora analicemos las Ilusiones una a una, con algunos ejemplos de cómo se pueden
utilizar para re-crearte de la manera que aquí he descrito.
19 “entertaining an idea”
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Comunión con Dios Walsch
comprenderás lo que significaba aquello de que “una vez estuve perdido, pero ahora me he
encontrado”.
Lo que encontrarás es tu verdadera identidad. Has utilizado La Primera Ilusión para
experimentarte a ti mismo como un ser Divino que no necesita nada, pues toda necesidad es
siempre satisfecha. A medida que despiertas a esta verdad, la experimentarás más y más en tu
realidad diaria. Y literalmente te convertirás en aquello que sabes que tú mismo eres.
Siempre recuerda eso.
Te conviertes en aquello que sabes que eres.
La Segunda Ilusión, la de Fracaso, puede ser usada para experimentar tu incapacidad para
fracasar en nada.
Nada de lo que haces es un fracaso sino solo parte del proceso que has emprendido para
lograr lo que estás intentando lograr, y para experimentar lo que estás intentando experimentar.
Lo que estás intentando experimentar es Aquel Que Tú Eres. No puedes experimentar eso en
ausencia de aquello que tú no eres. Por tanto, reconoce que cuando experimentas aquello que tú no
eres, no se trata de un fracaso o fallo en la experiencia, sino de una manera de experimentar Aquel
Que Tú Eres.
Lo que acaba de decirse es muy importante, pero es muy fácil pasar por afirmaciones como
esa y perderse su enorme significación. Así que voy a repetir la afirmación.
Cuando experimentas a Aquel Que Tú No Eres, no es un fracaso de experiencia, sino una
manera de experimentar a Aquel Que Tú Eres.
Y así, cuando lo que llamas “fracaso” se encuentre en tu vida, acógelo amorosamente, no lo
condenes y lo tengas por malo o por algo equivocado. Pues lo que resistes persiste, y lo que
examinas desaparece. Es decir, deja de tener una forma ilusoria. Lo ves por lo que realmente es, tal
y como te ves a ti mismo como Quien Tú Realmente Eres.
Al usar la Ilusión de Fracaso para advertir aquello que has aprendido (recordado) sobre la
vida, y para motivarte a aplicar la sabiduría que has adquirido, la Ilusión se convierte en una
herramienta con la cual notar que siempre estás teniendo éxito.
Dicho de forma simple, la manera de salir de la Ilusión de Fracaso es simplemente verlo
todo como parte de tu éxito. Todas las cosas llevan a tu éxito, producen tu éxito, son parte del
proceso por el cual experimentas tu éxito.
Muchas personas entienden esto de forma intuitiva. Los científicos están entre ellas. Cuando
se embarcan en un experimento importante, no solo anticipan el error, lo disfrutan, lo saborean. El
científico puro entiende completamente que un experimento “fallido” no ha “fracasado” en
absoluto, sino que meramente ha apuntado hacia la manera de tener éxito.
Que algo funcione “de la manera en que tú quieres que lo haga”, no es la definición del
éxito, y que algo “no funcione de la manera en que tú quieres que lo haga” no es la definición de
fracaso. De hecho, si vives una vida larga, habrá veces en que proclamarás que la verdad es justo lo
contrario.
Lo que llamas muchos fallos, muchos fracasos, son en realidad experiencias consecutivas,
sucesivas. ¿Y cómo podría ser que algo que llamas “consecutivo” no pueda ser una consecución, un
logro?20
No obstante, la Ilusión de Fracaso es necesaria para poder experimentar el regocijo del éxito.
Si tú “tuvieras éxito” en cada cosa, entonces experimentarías el éxito como nada. Simplemente
sentirías que estás haciendo lo que estás haciendo, pero no lo reconocerías como éxito, ni
experimentarías la maravilla y la gloria de Quien Tú Eres, porque no habría ningún campo
20 El juego de palabras es mucho menos forzado en inglés, lógicamente, ya que el comienzo de la palabra que
equivale a “sucesivo” (successive) contiene directamente la palabra “éxito” (success) en inglés.
Es como si en español/castellano hubiera un sinónimo para sucesivo que se escribiera “exitoesivo”.
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Comunión con Dios Walsch
La Tercera Ilusión, la de Desunión, puede ser usada para experimentar tu unidad con todo.
Si estás unido a algo durante mucho tiempo, llegará un momento en que dejes de notar que
existe siquiera algún “tú”. La idea de “ti” como entidad separada irá desapareciendo.
Las personas que han estado juntas durante mucho tiempo suelen sentir esto. Comienzan a
perder su identidad individual. Esto es hasta cierto punto estupendo, pero deja de serlo cuando la
Unidad es experimentada sin fin, pues la Unidad en ausencia de Desunión no es nada. No es
experimentada como éxtasis, sino como vacío. En ausencia de ninguna separación en absoluto, la
Unicidad es nulidad.
Por ello he inspirado que se escriba lo siguiente: permitid que haya espacios en vuestras
uniones21. Bebed de una copa llena, pero no de la misma copa. Los pilares que sostienen un edificio
se mantienen separados, como también lo están las cuerdas del laúd, aunque se estremezcan con la
misma música.
Toda la vida es un proceso de experimentar Unidad y separación, Unidad y separación. Es el
propio ritmo de la vida. De hecho, este es el ritmo que crea la Vida Misma.
Te lo digo una vez más: la Vida es un ciclo, como lo es todo en ella. Un ciclo de ir y venir;
tira y afloja; juntos, separados; juntos, separados.
Incluso cuando algo está separado, sigue estando siempre unido, pues no puede separarse en
realidad, sino únicamente crecer. Por tanto, aun cuando algo parezca estar apartado –aparte–, sigue
siendo una parte, lo cual significa que de ninguna manera está apartado.
Todo tu Universo por entero estuvo una vez unificado más allá de cualquier comprehensión
posible, compactado en un punto infinitesimalmente más pequeño que el punto con el que acaba
esta frase. Y luego explotó, pero en realidad no se separó, sino solo se volvió más grande.
Dios no puede desmembrarse a Sí Mismo. Quizá parezca que nos hemos apartado, pero tan
solo nos hemos convertido en una parte. Volvemos a percibir nuestra Unidad intrínseca cuando
recobramos nuestra re-membranza, cuando recordamos.
Cuando veas a otros que parezcan estar separados de ti, míralos profundamente. Mira dentro
de ellos. Si lo haces durante un buen rato captarás su esencia.
Y entonces te encontrarás a ti mismo allí esperando.
Cuando veas las cosas de tu mundo (alguna parte de la naturaleza, u otro aspecto de la vida)
66
Comunión con Dios Walsch
que te parezcan separadas de ti, simplemente míralas con profundidad. Mira dentro de ellas. Mira
en ellas. Míralas así durante un buen rato y captarás su esencia.
Y entonces te encontrarás a ti mismo allí esperando.
En ese momento te reconocerás en Unidad con todas las cosas. Y a medida que aumente tu
sensación de Unicidad, desaparecerán el sufrimiento y el pesar de tu vida, pues el sufrimiento es
una reacción a la separación, y el pesar es la proclamación de su verdad. Sin embargo, es una
verdad falsa. Es algo que solo aparenta ser verdad. Fundamentalmente, no es verdad. La verdadera
separación con respecto a alguien o algo, no es posible en realidad. Es una ilusión. Es una
maravillosa ilusión, pues te permite experimentar el éxtasis de la Unión, pero no deja de ser una
ilusión.
Utiliza la ilusión de la Desunión como si fuera una herramienta en las manos de un artesano.
Confecciona tu experiencia de unificación absoluta mediante esta herramienta, y empléala de nuevo
para volver a crear la experiencia una y otra vez.
Cuando no te veas más que a ti mismo dondequiera que mires, estarás viendo a través de los
ojos de Dios. Y conforme tu sensación de Unicidad crezca, el dolor y la desilusión desaparecerán de
tu vida.
Recuerda siempre eso.
Conforme tu sensación de Unicidad crezca, el dolor y la desilusión desaparecerán de tu
vida.
67
Comunión con Dios Walsch
Y no preguntéis ¿cómo nos vestiremos? Mirad los lirios del campo, y mirad cómo crecen.
No se esfuerzan ni se agitan. Sin embargo os aseguro que ni siquiera Salomón en toda su gloria
estuvo ataviado como alguno de ellos lo está.
Por tanto, buscad primero el reino de los cielos y todo lo demás se os dará por añadidura.
¿Y cómo se busca el reino de los cielos? Llevando el reino de los cielos a los demás. Siendo
el reino de los cielos, en el que otros puedan encontrar refugio y fortaleza. Dando el reino de los
cielos y todas sus bendiciones a todos aquellos cuyas vidas toques. Pues aquello que das, es en lo
que te conviertes.
Recuerda siempre eso.
Aquello que das, es en lo que te conviertes.
La Quinta Ilusión, la del Requisito, puede ser usada para experimentar que no hay nada que
tengáis que hacer para poder saber y experimentar Quienes Realmente Sois.
Solo realizando aquellas cosas que imaginas que son requisitos para hacer que la vida
funcione, puedes llegar a un pleno reconocimiento de que ninguna de ellas es necesaria.
Pregunta a aquellos de vosotros que son muy mayores. Pregunta a quienes han seguido los
cánones establecidos y han obedecido las reglas. Te responderán con tres palabras:
“Desobedece las reglas”.
No dudarán. Su consejo será rápido y claro.
“Salte de las líneas”.
“No tengas miedo”.
“Escucha a tu corazón”.
“No permitas que nadie te diga lo que hacer”.
Al final de tu vida sabrás que nada de lo que has hecho tiene importancia –que solo importa
quién has estado siendo mientras lo hacías.
¿Has sido feliz? ¿Has sido bondadoso? ¿Has sido amable? ¿Has sido atento, compasivo y
considerado con los demás? ¿Has sido generoso y, sobre todo... has sido amoroso?
Descubrirás que a tu alma le importa quién has sido, y no lo que has hecho. Y descubrirás
que, después de todo, tu alma es Quien Tú Eres.
Sin embargo, la Ilusión de Requisito, la idea de que hay cosas que tienes que hacer, puede
servir para motivar a tu mente mientras estás con tu cuerpo. Es útil siempre y cuando comprendas
en cierto nivel que se trata de una Ilusión, y que nadie tiene por qué hacer algo que no quiera
hacer.
Para la mayoría de la gente, esta verdad es al mismo tiempo asombrosamente liberadora y
asombrosamente atemorizante. A lo que se tiene miedo es a que, si a vosotros se os permitiera
realmente hacer todo lo que desearais hacer, entonces no haríais nada de lo que se necesita hacer.
¿Quién sacaría la basura?
En serio.
¿Quién haría esas cosas que nadie quiere hacer?
Esa es la pregunta y ese es el temor. Pensáis que si se os dejara solos, a vuestro entender, la
gente no haría lo que se necesita hacer para que la vida siga su curso.
Este temor es infundado. Descubriríais que los humanos son seres bien maravillosos. Y en
una comunidad donde no hubiera reglas, reglamentos ni requisitos, seguiría habiendo mucha gente
que haría las cosas que necesitan hacerse. De hecho, habría pocos que no lo hicieran, pues se
sentirían incómodos al destacar por su falta de contribución.
Y eso sería lo que cambiaría si no hubiera reglas, reglamentos ni requisitos. No cambiaría lo
que se hace, sino el porqué se hace lo que se hace.
Cambiaría el “porqué”, el motivo.
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Comunión con Dios Walsch
En lugar de hacer las cosas porque se les dice que deben hacerlas, los humanos las harán
porque así lo decidirán, como una expresión de Quienes Ellos Son.
Esta es la única razón en verdad para hacer cualquier cosa, pero invierte por completo todo
el paradigma de hacer-ser. Los seres humanos han construido este paradigma así: uno hace algo, y
luego uno es algo. Con el nuevo paradigma: uno es algo, y luego hace algo.
Uno es feliz, y luego hace lo que hace una persona feliz. Uno es responsable, y luego hace lo
que hace una persona responsable. Uno es “amable”, y luego hace lo que hace una persona así.
Uno no hace cosas responsables para poder ser responsable. Uno no hace cosas amables para
poder ser amable. Esto solo conduce al resentimiento (“¡después de todo lo que he hecho!”), ya que
se supone que todos los actos serán recompensados.
Y eso es precisamente lo que habéis considerado que era el propósito del cielo.
El cielo estaba reservado como recompensa eterna por todas las cosas que habíais hecho en
la Tierra –y por no hacer las cosas que se suponía que no “debíais hacer”. De modo que decidisteis
que también debía existir un lugar para la gente que no hiciera cosas buenas, o que hubiera hecho
aquello que se suponía que no debían hacer. A este lugar lo llamasteis infierno.
Ahora he venido a aseguraros esto: el infierno no existe. El infierno es un estado de ser. Es
la experiencia de estar separado de Dios, la fantasía de que estás separado de tu mismo ser, y de que
que nunca puedes volver a unirte a él. El infierno es tratar de encontrarte a ti mismo, para siempre.
Lo que habéis llamado cielo es también un estado de ser. Es la experiencia de Unicidad, el
éxtasis de la reunificación con Todo Lo Que Es. Es el conocimiento del verdadero yo, el verdadero
ser.
No hay requisitos para alcanzar el cielo. Y eso se debe a que el cielo no es un lugar al que se
llega, sino el lugar en el que uno se encuentra, siempre. Sin embargo, podéis estar en el cielo
(Unicidad con Todo) y no reconocerlo. De hecho, para la mayoría es así.
Esto puede cambiar, pero no debido a algo que estés haciendo. Solo puede ser cambiado por
algo que estés siendo.
Eso es lo que significa: “No necesitas hacer nada”. No tienes que hacer nada, sino solo ser.
Y no hay nada más que ser que Uno.
Lo asombroso es que cuando estás siendo Uno con todo, terminas haciendo todas esas cosas
que pensabas que “debías hacer” a fin de poder recibir la recompensa que creías que debías ganarte
con mucho esfuerzo. Se convierte en tu voluntad natural hacer por otros y para otros solo aquellas
cosas que harías por y para ti. Y no harías a otros lo que no querrías que te hicieran a ti. Cuando
estás siendo Uno, estás dándote cuenta, constatando, realizando –haciendo real– la idea de que no
hay un “otro”.
No obstante, ni siquiera el ser Uno es un “requisito”. No se te puede exigir que seas lo que
ya eres. Si tienes los ojos azules, nadie te puede obligar a tenerlos. Si mides 1.80, nadie te puede
obligar a medirlo. Y si eres Uno con el todo, no se te puede exigir que lo seas.
Por tanto, no existe tal cosa como el Requisito.
El Requisito no existe, no es real.
¿Quién establecería los requisitos? ¿Y a quién se le exigirían? Solo existe Dios.
Yo Soy El Que Soy, y no hay nada más que exista.
Utiliza la Ilusión del Requisito para darte cuenta de que no puede haber nada que realmente
se requiera. No puedes reconocer y experimentar la carencia de Requisitos si no hay nada más que
eso, carencia de Requisitos. Por consiguiente, tratarás de imaginar que necesitas cumplir con ciertos
requisitos.
Y lo habéis hecho muy bien. Habéis creado un Dios que os exige la perfección, y que os
ordena que solo os aproximéis a Él de una cierta manera, por medio de determinados rituales,
explicados con gran detalle. Debéis decir las palabras exactas y perfectas, y hacer las cosas exactas
69
Comunión con Dios Walsch
La sexta ilusión, la del Juicio, puede ser utilizada para experimentar la maravilla de un “tú”
que no juzga, así como de un Dios que no emite juicios.
Has elegido crear la experiencia del juicio para poder gozar de la maravilla de un Dios que
no emite juicios, y para comprender que los juicios son completamente imposibles en el mundo de
Dios. Solo experimentando por ti mismo la tristeza y la destrucción del juicio podrías reconocer
verdaderamente que se trata de algo que el amor nunca podría promover.
Esto lo percibes mejor cuando otras personas te juzgan, pues nada es más doloroso que el
juicio.
El juicio hiere profundamente cuando los que te juzgan están equivocados, pero hiere aún
más cuando están en lo cierto. En ese momento, el juicio de los demás nos hace pedazos, rasgando
las fibras del alma. Basta con experimentarlo una vez para reconocer que el juicio nunca es
producto del amor.
Al crear vuestro mundo ilusorio, habéis producido sociedades en las que el juicio no solo es
aceptado sino esperado. Incluso habéis creado todo un sistema de lo que llamáis “justicia” en torno
a esta idea de que alguien os puede considerar como “culpables” o “inocentes”.
Os aseguro esto: Ante los ojos de Dios, nadie es culpable nunca, y todo el mundo es inocente
para siempre. Esto se debe a que Mis ojos ven más que los tuyos. Mis ojos ven por qué pensáis las
cosas, por qué las decís, y por qué las hacéis. Mi corazón sabe que lo que ocurre es un simple
malentendido.
He inspirado a que sea dicho: “Nadie hace nada incorrecto, teniendo en cuenta su modelo de
mundo”. Esta es una gran verdad. He inspirado a que sea dicho: “La culpa y el temor son los únicos
enemigos del hombre”. Es una gran verdad.
En las sociedades sumamente evolucionadas, ninguno de sus miembros es juzgado o
encontrado culpable de nada. Tan solo se observa lo que hicieron, y se les hace ver claramente el
resultado y el alcance de sus acciones. Entonces se les permite decidir qué hacer al respecto, si es
que desean hacer algo. Y a otros en la sociedad se les permite igualmente decidir qué desean hacer,
si es que quieren hacer algo, para ellos y por ellos mismos, con respecto a eso. Nadie le hace nada a
nadie. La idea de castigo es algo que simplemente ni se les ocurre, pues el propio concepto les
resulta incomprensible. ¿Por qué querría lastimarse el Ser Único? Incluso aunque hubiera hecho
algo dañino ¿por qué querría dañarse otra vez? ¿Cómo es que dañarse a Sí Mismo una vez más
podría corregir el primer daño? Es como si uno se lastimara el dedo del pie, y luego volviera a
golpearse como represalia.
Por supuesto que en una sociedad que no se ve a sí misma como una sola cosa y no se
considera una con Dios, esta analogía no es lógica. En dicha sociedad, el juicio tiene un perfecto
70
Comunión con Dios Walsch
sentido.
El juicio no es lo mismo que la observación. Una observación es tan solo mirar, es echar un
vistazo a lo que es tal y como es. Por otra parte, el juicio consiste en concluir que hay algo más que
tiene que ser de cierto modo, debido a lo observado.
Observar es atestiguar. Juzgar es llegar a una conclusión. Es agregar un “por consiguiente” a
la frase. De hecho, se convierte en una sentencia –y a menudo pronunciada sin misericordia.
El juicio endurece el alma, pues marca al espíritu con el sello de una Ilusión sobre quien tú
eres, ignorando la realidad más profunda.
Yo nunca te juzgaré, jamás. Pues incluso aunque cometieras cierto acto, Mi observación de
eso sería una simple mirada a lo que sucede tal y como es. No sacaría conclusiones acerca de Quién
Eres. De hecho, es imposible sacar conclusiones acerca de Quién Eres, pues tu creación de ti mismo
nunca concluye. Eres una obra que se está efectuando. No has terminado de crearte –y nunca
terminarás.
Nunca eres quien eras hace un instante. Y Yo nunca te veo de esa manera, sino, más bien,
como quien eliges ser ahora.
He inspirado a otros a que lo describan así: Estás creándote continuamente a ti mismo a
partir del campo de las infinitas posibilidades. Te estás re-creando constantemente a ti mismo de
nuevo en la siguiente versión más grandiosa de la visión más grande que jamás hayas tenido sobre
Quien Tú Eres. A cada momento vuelves a nacer. Y lo mismo sucede con los demás.
En el momento en que lo comprendas verás que juzgarte a ti mismo o juzgar a otro no viene
al caso, pues aquello que juzgas ha dejado de existir en el mismo momento en que lo estás
juzgando. Ha llegado a una conclusión incluso en el momento en el que tú estás llegando a las tuyas
propias.
En ese momento renunciarás para siempre a tu idea de un Dios que juzga, pues reconocerás
que el amor nunca podría juzgar. Conforme vaya creciendo tu discernimiento, comprenderás todo el
alcance de esta verdad: la autocreación nunca termina.
Recuerda eso siempre.
La autocreación nunca termina.
La Séptima Ilusión, la de Condenación, puede ser usada para experimentar el hecho de que
no mereces más que alabanzas. Esto es algo que no puedes desentrañar, pues vives muy adentro de
tu Ilusión de Condenación. Sin embargo, si vivieras en el corazón de la alabanza a cada instante, no
podrías experimentarla. Los elogios no tendrían significado para ti. No sabrías lo que son.
La gloria de la alabanza se pierde cuando todo lo que hay son alabanzas. Sin embargo,
habéis llevado este reconocimiento a un extremo, llevando la Ilusión de la imperfección y la
Condenación a nuevos niveles, en los que consideráis que las alabanzas están mal –sobre todo las
autoalabanzas. No debes alabarte a ti mismo, ni darte cuenta de (y mucho menos proclamar) la
gloria de Quien Tú Eres. Y debes ser moderado al elogiar a los demás. Habéis llegado a la
conclusión de que la alabanza no es buena.
La Ilusión de Condenación también es la manera en que vuestra especie proclama que
vosotros y Dios podéis ser dañados. Claro está que la verdad es todo lo contrario, pero no podríais
reconocer esta verdad, ni experimentarla, si no hubiera alguna otra realidad. De modo que habéis
creado otra realidad en la que el daño es posible, y la Condenación es la prueba de ello.
Repito que la idea de que vosotros, o Dios, podríais ser dañados es una ilusión. Si Dios es el
Todo en Todo (y lo Soy), y si Dios es el Más Poderoso (y lo Soy), y si Dios es el Ser Supremo (lo
que es cierto), entonces, no es posible que Dios sea lastimado o dañado. Y si estáis hechos a imagen
y semejanza de Dios (como así es), entonces, tampoco vosotros podéis ser lastimados o dañados.
La Condenación es un artificio que habéis creado para permitiros experimentar esta
71
Comunión con Dios Walsch
maravilla, produciendo un contexto en el cual esta verdad pueda tener sentido. El “daño” es una de
tantas ilusiones menores que surgen cada día a partir de Las Diez Ilusiones. La Primera Ilusión (la
de que Dios y vosotros necesitáis algo) es la que provoca esta ilusión –la de que si no obtenéis
aquello que necesitáis, entonces Dios y vosotros seréis lesionados, heridos o dañados.
Esto establece el marco perfecto para el castigo como venganza, la “retribución”22. Y esta no
es una ilusión pequeña, sino una muy grande.
Nada ha captado tan plenamente la imaginación de vuestra especie como la idea de que el
infierno existe, que hay un lugar en el Universo al que Dios condena a quienes no obedecen Su ley.
Representaciones espeluznantes y horripilantes de este espantoso lugar aparecen en los
frescos plasmados en los techos y los muros de las iglesias de todo el mundo. Imágenes igualmente
perturbadoras adornan las páginas de los textos de catecismo y las hojas dominicales distribuidas a
los niños pequeños, para mejor atemorizarlos.
Y aunque la buena gente, practicante, ha creído durante siglos en los mensajes que esas
imágenes transmiten, sucede que el mensaje es falso. Por eso inspiré al papa Juan Pablo II a que
manifestara durante una Audiencia Papal en el Vaticano (el 28 de julio de 1999) que el uso
“inapropiado de imágenes bíblicas no debe crear psicosis o ansiedad”. Las descripciones bíblicas
del infierno son simbólicas y metafóricas.
Inspiré al Papa a que explicara que “el fuego inextinguible” y “el horno abrasador” de los
que habla la Biblia “indican la total frustración y vacuidad de una vida sin Dios”. Y también que el
infierno es el estado de separación de Dios, un estado causado no por un Dios castigador sino más
bien autoinducido.
La función de Dios no es la de aplicar a nadie la retribución o el castigo, y el Papa lo aclaró
durante su Audiencia.
Aun así, la idea de un Dios que condena ha sido una ilusión útil. Ha creado un contexto
dentro del cual podéis experimentar todo tipo de cosas, muchos aspectos del ser:
El temor, por ejemplo. O también el perdón, la compasión y la misericordia.
Un hombre condenado comprende, en su nivel más profundo, la expresión de la
misericordia. Lo mismo sucede con la persona que condena o que concede el perdón.
El perdón es otro matiz de la expresión del amor que a vuestra especie le ha beneficiado
experimentar. El perdón solo lo experimentan las culturas jóvenes y primitivas (las culturas
avanzadas no lo necesitan, pues comprenden que, como no puede haber ningún daño, el perdón no
es necesario), pero tiene un gran valor dentro del contexto de la evolución –el proceso a través del
cual las culturas maduran y crecen.
El perdón os permite sanar prácticamente casi toda herida psicológica, emocional, espiritual
y hasta física, que imaginéis que os han ocasionado. El perdón es un gran sanador. Literalmente,
podéis perdonar hasta alcanzar la salud. Podéis perdonar hasta alcanzar la felicidad.
Vuestro empleo de la Ilusión de Condenación ha sido muy creativo, produciendo muchos
momentos en vuestra vida, y en la historia de la humanidad, en los que el perdón puede ser
expresado. Lo habéis experimentado como un aspecto del amor divino, acercándoos cada vez más a
la verdad tanto del amor como de la propia Divinidad.
Una de las historias más famosas de perdón que ha logrado lo anterior es la de Jesús que
perdona al hombre que está crucificado junto a Él, revelando así la verdad eterna de que todo aquel
que busca a Dios jamás es condenado. Esto significa que nadie es condenado jamás, pues al final
todo el mundo busca a Dios, lo llamen así o no.
El infierno es la experiencia de separación de Dios. Pero cualquiera que no desee
experimentar la separación eterna no necesita experimentarla. El mero deseo de reunirse con Dios
22 Para usos de este concepto de retribución, ver por ejemplo la entrada sobre justicia retributiva y similares en
internet: https://es.wikipedia.org/wiki/Justicia_retributiva
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Comunión con Dios Walsch
produce la unión.
Esta es una afirmación extraordinaria y la voy a repetir.
El mero deseo de reunirse con Dios produce la unión.
El perdón nunca es necesario, ya que no es posible cometer ninguna ofensa contra la
Divinidad en sí, ni Ella puede ofender a nadie, dado que Ella misma es Todo Lo Que Es. Esto es
algo que las culturas avanzadas comprenden. ¿Quién perdonaría a quién? ¿Y por qué razón?
¿Acaso la mano perdona al dedo del pie por tropezarse? ¿El ojo perdona al oído?
Desde luego que la mano puede consolar al dedo. Puede ser frotado, sanado y mejorado.
Pero, ¿necesita perdonarlo? ¿O tal vez la palabra “perdón” es solo otro sinónimo de “confortar”, en
el lenguaje del alma?
He inspirado la frase que dice: el Amor significa no tener nunca que decir lo siento.
Cuando vuestra cultura también comprenda esto, nunca más te condenarás a ti mismo o a
otro por esas ocasiones en las que el alma “se tropieza y se da un golpe en el dedo”. Nunca más
aceptaréis un Dios vengativo, iracundo, condenador, que os condene a torturas perpetuas por algo
que, para Dios, seguramente sería menos que un tropezón del dedo del pie.
En aquel momento renunciaréis para siempre a la idea de un Dios que condena, pues
reconoceréis que el amor no podría nunca condenar. Entonces no condenaréis a nadie ni a nada,
obedeciendo así Mi orden: No juzgues ni condenes.
Recuerda siempre eso.
No juzgues, ni condenes.
La Octava Ilusión, la de Condicionalidad, puede ser usada para experimentar ese aspecto de
vosotros mismos que existe sin condiciones –y que por esa misma razón, puede amar sin
condiciones.
Tú eres un ser incondicional, pero no puedes saberlo porque no existe ninguna condición en
la que no seas incondicional. Por tanto, no estás en ninguna condición.
Esto es la verdad literal. No te encuentras en condiciones de hacer nada. Solo puedes ser. Sin
embargo, el puro ser no te satisface. Por este motivo habéis creado la Ilusión de Condicionalidad.
Esta es la idea de que una parte de vosotros –una parte de la vida, una parte de Dios–, depende de
otra para poder existir.
Esta es una ramificación, o una expansión, de vuestra Ilusión de Desunión, la cual a su vez
surge de la Ilusión de Necesidad, que es La Primera Ilusión. En realidad solo hay Una Ilusión, y
todas las demás son una expansión de ella, como ya he dicho repetidamente.
A partir de la Ilusión de Condicionalidad se creó lo que denomináis relatividad. El calor y el
frío, por ejemplo, en realidad no son opuestos, sino exactamente la misma cosa, en una condición
diferente.
Todo es lo mismo. Solo hay una energía, y es la energía que llamáis Vida. La palabra “Dios”
puede ser intercambiada por Vida. Es a la vibración propia y específica de esta energía a lo que
llamáis condición. En ciertas condiciones ocurren ciertas cosas que parecen ser lo que llamáis
verdad.
Por ejemplo, arriba es abajo y abajo es arriba, en determinadas condiciones. Vuestros
astronautas aprendieron que, en el espacio interplanetario, las definiciones de “arriba” y “abajo”
desaparecían. La verdad cambió, debido a que las condiciones cambiaron.
Unas condiciones cambiantes crean una verdad que cambia.
La verdad no es más que una palabra que significa “lo que es así en este momento”. Sin
embargo, lo que es, tal y como es, siempre está cambiando. Por tanto, la verdad siempre está
cambiando.
Vuestro mundo os ha demostrado esto. Vuestra vida os lo ha demostrado.
73
Comunión con Dios Walsch
El proceso de la Vida es, de hecho, cambio. Diciéndolo en una sola palabra, la vida es
cambio.
Dios es Vida. Por tanto, Dios Es Cambio.
En una palabra, Dios Es Cambio.
Dios es un proceso –no es un ser, sino un proceso.
Y ese proceso es denominado cambio.
Quizá algunos prefieran la palabra evolución.
Dios es la energía que evoluciona... o Aquello/Aquel Que Deviene (Aquel o Aquello Que Se
Transforma).
Aquel Que Deviene no requiere de ninguna condición especial para poder convertirse, para
devenir. La Vida simplemente deviene en lo que deviene, se convierte en lo que se convierte, y
vosotros, para poder definirla, describirla, cuantificarla, medirla e intentar controlarla... le atribuís
ciertas condiciones.
Sin embargo, la Vida no tiene condiciones, simplemente es. La Vida es lo que es.
YO SOY EL QUE SOY23.
Ahora puede que comprendas por completo y por primera vez esta antigua y enigmática
afirmación.
Cuando reconoces que es necesario que parezcan existir ciertas condiciones para que puedas
experimentar la no-condicionalidad (es decir, para que puedas conocer a Dios), bendecirás las
condiciones o problemas de tu vida, y todos aquellos problemas o condiciones que hayas podido
experimentar alguna vez. Estas condiciones te han permitido percibir que tú eres más grande que
cualquiera de ellas, y más grande que todas ellas combinadas. Tu vida te lo ha demostrado.
Considéralo por un momento y verás que es verdad. Imagina una situación problemática en
la que te hayas encontrado, en la que hayas imaginado encontrarte. ¿Alguna vez te has elevado por
encima de ella y has descubierto que la has superado? En realidad, no la has superado en absoluto.
Nunca estuviste ahí. Tú sencillamente desechaste la idea de que esa condición en la que te
encontrabas fueras tú. Te viste como algo más grande, distinto a ella.
“Yo no soy mi condición”, tal vez hayas afirmado. “Yo no soy este impedimento, no soy mi
trabajo, no soy mi riqueza ni la carencia de ella. Yo no soy esto. Esto no es Quien Yo Soy”.
La gente que lo ha declarado ha producido experiencias extraordinarias en su vida,
desenlaces extraordinarios. Han utilizado la Ilusión de Condicionalidad para re-crearse de nuevo, en
la siguiente versión más grandiosa de la visión más grande que hayan tenido jamás sobre Quiénes
Son.
Debido a esto, hay quienes han bendecido precisamente las mismas condiciones de vida que
otros han condenado. Pues han abrazado esas condiciones como un gran regalo, lo cual les ha
permitido ver y declarar la verdad de su ser.
Cuando tú bendices las condiciones de tu vida, las cambias, pues las estás denominando de
manera distinta de lo que aparentan ser, y a la vez te estás llamando a ti mismo de una manera
distinta de lo que pareces ser.
Es en este punto en el que comienzas a crear conscientemente, y no solo a notar, las
condiciones y las circunstancias de tu vida, pues descubres que siempre has sido y siempre serás el
que percibe y define cada condición. Lo que una persona percibe como pobreza, otra puede
percibirlo como abundancia. Lo que una persona define como derrota, tú puedes definirlo como
victoria (que es lo que harás cuando decidas que cada fracaso es un éxito).
Por tanto, te experimentarás a ti mismo como el creador de todas las condiciones –el que las
“imagina”, por así decirlo (pero solamente si lo quieres hacer), ya que la verdadera Condicionalidad
no existe.
23 “I AM THAT I AM”
74
Comunión con Dios Walsch
En ese momento dejarás de culpar a cualquier otra persona, lugar o cosa de tu vida, por la
vida que es tu experiencia. Y toda tu experiencia cambiará –el pasado, el presente y el futuro.
Sabrás que nunca has sido realmente víctima, y lo que sabes, crecerá. Al final, constatarás que no
hay víctimas.
Recuerda siempre eso.
No hay víctimas.
La Novena Ilusión, la de Superioridad, puede ser usada para experimentar que nada es
superior a nada, y que la inferioridad es asimismo ficción. Todas las cosas son iguales. Sin embargo,
no puedes comprender que todas las cosas son iguales cuando todo lo que hay es igualdad.
Si todo es igual, entonces nada es igual, pues la misma idea de “igualdad” es algo que no
puede ser experimentado, ya que solo hay una cosa, y es por entero igual a sí misma.
Una cosa no puede ser “desigual” a ella misma. Si tomas algo y lo divides en partes, las
partes equivalen al todo; no son menos que el todo solo por haber sido desmontadas.
Sin embargo, la ilusión de desigualdad permite que cada una de las partes se perciba a sí
misma como la parte que es, en lugar de percibirse a sí misma como el todo. Vosotros no os podéis
ver como partes a menos que os veáis apartados. ¿Entiendes? No te puedes concebir como parte de
Dios a menos que te imagines que estás aparte de Dios.
Dicho de otra manera, no Me podrás ver a menos que te alejes y Me mires. Sin embargo, no
te puedes alejar para mirarme si piensas que tú eres Yo. De modo que, debes imaginar que no eres
Yo para poder experimentarme a Mí.
Eres igual a Dios y esta igualdad con Dios es algo que anhelas experimentar. No eres
inferior a Dios ni a ninguna otra cosa, pero no puedes reconocer ni experimentar la ausencia de
inferioridad en un contexto en el que no haya nada que sea superior. Por ello has creado la Ilusión
de Superioridad, para descubrir que eres igual a todo –o lo que es lo mismo, que no eres superior a
nada.
Tu unidad con Dios no se puede experimentar fuera de un contexto en el que sea posible la
ausencia de unicidad, o sea, la Desunión. Debes encontrarte dentro de ese contexto, o lo que aquí
hemos denominado ilusión, para poder reconocer la verdad que existe fuera de la ilusión. Debes
estar “en este mundo, pero no ser de él”.
Asimismo, tu igualdad con Dios, y con todo y con todos en la vida, no es algo
“experimentable” a no ser que, y hasta que, puedas comprender la desigualdad.
Por eso habéis creado la Ilusión de Superioridad.
La idea de Superioridad aporta otro beneficio. Al concebir que eres superior a las
condiciones y circunstancias de tu vida, te permites a ti mismo experimentar el aspecto de tu ser que
es más grande que todas esas condiciones y circunstancias –algo que ya señalé con anterioridad.
Hay una parte maravillosa de ti a la que puedes recurrir cuando te enfrentes a condiciones y
circunstancias negativas. Algunos lo llaman valor. La Ilusión de Superioridad os ha resultado muy
útil en tanto que habéis vivido dentro de la Ilusión más amplia llamada “Vida en El Ámbito Físico”,
pues os ha dado la fuerza para elevaros por encima de las circunstancias negativas, y superarlas.
Cuando ves esta Ilusión como una ilusión, comprendes que no hay ninguna parte de ti
superior al Todo, pues cada parte de ti es Todo. Entonces no recurrirás al valor, sabrás que tú eres
valor. No recurrirás a Dios, pues sabrás que tú mismo eres aquel aspecto de Dios al que quieras
apelar.
Tú eres el que llama y el llamado. Eres el que provoca cambios y el que cambia. Eres el
creador y la criatura. El comienzo y el fin. El alfa y el omega.
Eso eres, pues eso es lo que Yo soy. Y tú estás hecho a Mi imagen y semejanza.
Tú eres Yo. Yo soy Tú. Me muevo dentro de ti, como tú, y a través de ti. En ti tengo Mi ser.
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Comunión con Dios Walsch
76
Comunión con Dios Walsch
cada uno de vosotros es realmente maravilloso, aunque ninguno sea más maravilloso que otro. Y
algún día todos os fundiréis en la Unicidad, y reconoceréis entonces que juntos formáis una sola
corriente.
Ese conocimiento cambiará la totalidad de vuestra experiencia sobre la Tierra. Cambiará
vuestra política, vuestra economía, vuestras interacciones sociales y la manera en la que educáis a
vuestros jóvenes. Os ofrecerá al fin el cielo en la tierra.
Cuando entiendas que la Superioridad es una ilusión, reconocerás que la inferioridad es
también una ilusión. Entonces sentirás el esplendor y el poder de la igualdad –igualdad de unos con
otros, y con Dios. Tu idea sobre ti mismo se ampliará, y el motivo de la Ilusión de Superioridad
habrá quedado satisfecho. Pues cuanto mayor sea la idea que tienes acerca de ti, mayor será tu
experiencia.
Recuerda eso siempre.
Cuanto mayor sea la idea que tienes acerca de ti, mayor será tu experiencia
La Décima Ilusión, la de Ignorancia, ha producido la idea de que no sabes nada de esto; que
todo lo que te acabo de decir es nuevo para ti, y que no lo puedes comprender.
Esta ilusión te permite continuar viviendo en el Ámbito de la Relatividad. Sin embargo, no
tienes por qué seguir viviendo como hasta ahora, con dolor y sufrimiento, lastimándote y
lastimando a los demás, esperando a que lleguen mejores tiempos –o esperando tu recompensa
eterna en el cielo. Puedes gozar de tu cielo sobre la Tierra. Puedes vivir en tu propio jardín del
paraíso. Nunca fuisteis expulsados. Yo nunca os haría eso.
Esto lo sabes. En tu corazón, ya lo sabes. Así como sabes de la Unidad de la humanidad y de
toda la vida. Y así como sabes acerca de la igualdad de todo, y que el amor es incondicional. Sabes
todas estas cosas y más, y conservas esta información en lo más profundo de tu alma.
La Ignorancia es una ilusión. Utilizas la ilusión con sabiduría cuando la ves como ilusión,
cuando sabes que no es verdad que no sepas. Sabes... y sabes que sabes.
Esto es lo que se dice de todos los Maestros.
Saben que saben, y utilizan su conocimiento para vivir con el mundo ilusorio, y no dentro de
él –un mundo en el cual se han colocado a sí mismos. Por eso en tu mundo parece como si fueran
magos que crean y utilizan fácilmente todas las ilusiones de la Vida.
“No saber” es una ilusión maravillosa y útil. Te permite volver a saber, volver a aprender,
volver a recordar una vez más. Te permite volver a experimentar el ciclo, convertirte en un copo de
nieve.
La Ilusión de no saber es lo que te permite saber lo que sabes. Si lo sabes todo y sabes que lo
sabes, entonces no puedes saber nada.
Estudia esta verdad a fondo y la comprenderás.
Bríndate la ilusión, pues, de que ignoras algo –lo que sea. En ese momento, vas a tener la
experiencia de aquello que no ignoras –y lo que sabes te resultará evidente de repente.
Esto es lo asombroso de la humildad. Aquí radica el poder de la frase: “Aquí hay algo que
no sé, y saberlo podría cambiarlo todo”. Esta sola frase podría sanar el mundo.
La llamada a la humildad es la llamada a la gloria.
Y, según vuestra teología, no podría haber mejor instrumento para el progreso. He inspirado
a que se dijera que lo que el mundo necesita es un poco de “teología de la humildad”. Un poco
menos de confianza en que lo sabéis todo, y un poco más de voluntad de continuar con la
indagación, de reconocer que puede haber algo que no sabéis –y cuyo conocimiento podría
cambiarlo todo.
Repito que no saber conduce a saber. Saberlo todo conduce a no saber nada.
Por eso la Ilusión de Ignorancia es tan importante. Y lo mismo sucede con todas las
77
Comunión con Dios Walsch
Ilusiones. Son la clave para experimentar Quien Tú Realmente Eres. Ellas abren la puerta del
Ámbito de lo Relativo hacia el Ámbito de lo Absoluto –la puerta que conduce a todo.
No obstante, como ocurre con todas las Diez Ilusiones, cuando La Ilusión de Ignorancia te
embarga, cuando se convierte en tu experiencia por entero, en tu realidad omnipresente, entonces ya
no te es de utilidad. Entonces eres como el mago que olvida sus propios trucos. Te conviertes en
alguien engañado por sus propias ilusiones. Entonces debes ser “rescatado” por otro, por alguien
que pueda ver a través de la ilusión, que te despierte y te recuerde Quien Tú Realmente Eres.
Esta alma de verdad será tu salvador, de la misma forma que tú puedes ser el salvador de
otros cuando simplemente les recuerdes Quiénes Son Realmente, cuando les devuelvas a sí mismos.
“Salvador” es tan solo un sinónimo de “recordatorio”. Es alguien que te ayuda a recordarte, a que
renueves tu mente y te reconozcas una vez más como miembro del Cuerpo de Dios.
Haz esto por los demás. Pues eres el salvador de la actualidad. Eres Mi Amado, en quien me
siento complacido. Tú eres aquel a quien he enviado para llevar a los demás a casa.
Por tanto, sal de la ilusión, pero no fuera de ella. Vive con ella, pero no en ella. Hazlo y te
encontrarás en este mundo sin pertenecer a él. Reconocerás tu propia magia, y lo que sabes crecerá.
Cada vez será mayor tu idea de tu propia magia, hasta que un día comprendas que tú eres la magia.
Recuerda siempre eso.
Tú eres la magia.
78
Comunión con Dios Walsch
situación perfecta, la oportunidad perfecta, para que te conozcas a ti mismo de una determinada
manera.
Olvidarás Mi mayor enseñanza: No os he enviado más que ángeles.
En vuestra historia, puedes considerar a mis ángeles como villanos. Si no tienes cuidado, te
verás a ti mismo como una víctima, y no como el beneficiario de los muchos momentos de gracia
que han llegado a tu vida, que, aunque no todos vayan a ser bien recibidos en un primer momento,
todos contienen un regalo para ti.
O también puedes decidir convertirte en beneficiario de otra manera que la que habías
elegido en un principio. Por ejemplo, puedes decidir que no solo deseas experimentar la compasión,
sino también el poder y el control. Puede que sigas dando dinero al mismo mendigo, pasando por la
misma esquina todos los días a la misma hora, hasta que los dos establezcáis un ritual. Es posible
que le sigas dando dinero a ese pariente, enviándole un cheque cada mes por correo, hasta que los
dos establezcáis un ritual.
Ahora tú tienes el control. Tienes el poder. Les has quitado el poder; literalmente les has
arrebatado el poder de recrear sus propias vidas, a fin de que tú te puedas sentir glorificado,
gratificado y poderoso. De repente no pueden salir adelante sin ti –ni el mendigo ni el pariente, que
habían subsistido durante años en el planeta sin tu ayuda. Los has convertido en seres
disfuncionales y has creado una relación disfuncional con ellos.
En vez de ayudarles a salir del pozo en el que estaban lanzándoles una cuerda y subiéndolos
arriba, has lanzado la cuerda al pozo y te has tirado dentro del agujero con ellos.
Entonces presta mucha atención a tu motivación para hacer cualquier cosa. No dejes de
observar tus planes. Vigila de cerca qué aspecto de tu ser estás experimentando. ¿Hay alguna
manera de poder experimentar eso sin restarle poder a los demás? ¿Hay alguna manera de recordar
Quien Tú Eres sin incitar a otra persona a que se olvide de quién es él o ella?
Estas son algunas de las maneras en que puedes utilizar Las Diez Ilusiones, así como las
innumerables ilusiones más pequeñas que hay tras ellas. Ahora ves, ahora comprendes, ahora
recuerdas cómo se utilizan las Ilusiones.
Recuerda lo que ya te expliqué. No es necesario usar las Ilusiones en el momento actual para
crear un campo contextual en el que puedas experimentar los aspectos más elevados de tu ser. Los
seres avanzados no solo dan un paso para apartarse de las Ilusiones, sino que se alejan de ellas. En
otras palabras, dejan atrás las Ilusiones y solo utilizan el recuerdo de ellas para crear ese campo
contextual.
Ya sea que las uses como recuerdo, o bien como forma física del momento actual, las
empleas a diario. Sin embargo, si no utilizas las ilusiones de manera consciente –es decir, si no
sabes que las has estado creando, y por qué lo has hecho–, podrías imaginar que estás en el lado del
efecto en tu vida, en vez de en el lado de la causa. Podrías pensar que la vida te está sucediendo a ti,
y no a través de ti.
Esto es lo que puede que no hayas sabido, el conocimiento de lo cual podría cambiarlo todo:
Con respecto a todo lo que está sucediendo en tu vida, tú estás en el lado de la causa.
Esto lo comprendes a la perfección cuando sales de las Ilusiones. Lo experimentas en tu
cuerpo, en el nivel celular, cuando experimentas la comunión con Dios.
Esto es lo que todas las almas anhelan. Este es el propósito último de toda vida. Te
encuentras en un viaje hacia la maestría, de regreso a la Unidad, para que puedas reconocer la
maravilla y la gloria de Dios dentro de tu propia alma, y expresarla a través de ti, como tú, de mil
maneras y a lo largo de millones de momentos, durante innumerables vidas que se prolongan hasta
la eternidad.
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Comunión con Dios Walsch
A medida que viajas hacia la eternidad, a medida que te desplazas hacia la maestría, te verás
confrontado con muchos acontecimientos, circunstancias y situaciones, algunos de los cuales
podrías considerar inoportunos. Lo primero que hace la mayoría de la gente en estos casos es lo
último que debes hacer: tratar de averiguar su significado.
Algunas personas creen que las cosas ocurren por un motivo, de modo que tratan de
desentrañar cuál es. Otras piensan que ciertos hechos son una “señal”, de modo que tratan de
descubrir lo que les indica.
De una u otra manera, la gente trata de encontrarle significado a los acontecimientos y
experiencias de su vida. Sin embargo, lo cierto es que nada tiene ningún significado en absoluto. No
hay ninguna verdad intrínseca escondida en los encuentros y las experiencias de la vida. ¿Quién lo
ocultaría allí? ¿Y para qué?
Si fuera para que lo descubrieras ¿no sería mucho más eficaz que fuera obvio? Si Dios
tuviera algo que decirte ¿no sería mucho más fácil (además de mucho más bondadoso)
simplemente decírtelo, en vez de convertirlo en un misterio que debes resolver?
El hecho es que nada tiene significado, salvo el que tú le das.
La vida no tiene significado.
A muchos les cuesta aceptarlo, aunque es Mi mayor regalo. Al hacer que la vida carezca de
significado, te brindo la oportunidad de decidir lo que significan todas y cada una de las cosas. Con
tus decisiones te definirás a ti mismo con respecto a todas las cosas en la vida.
Este es, de hecho, el medio por el cual experimentas Quién Eliges Ser.
Es el acto de autocreación, de recrearte a ti mismo de nuevo en la versión más grandiosa de
la visión más grande que jamás hayas tenido sobre Quien Tú Eres.
De modo que cuando te ocurra algo en particular, no te preguntes por qué está sucediendo.
Elige por qué está sucediendo. Decide por qué está sucediendo. Si no puedes elegir o decidir un
propósito, entonces invéntatelo. De todas formas te lo estás inventando. Tú estás inventándote todas
las razones para hacer las cosas, y te estás inventando el “para qué” están ocurriendo como lo
hacen. Sin embargo, la mayor parte del tiempo haces esto de manera inconsciente. ¡Ahora decídete
(y decide tu vida) conscientemente! ¡Aclárate!
No busques el significado de la vida ni el de ningún acontecimiento, suceso o circunstancia.
Asígnale su significado. Luego anuncia y declara, expresa y experimenta, satisface y conviértete en
Quien Tú Decides Ser en relación con ello.
Si eres buen observador, notarás que continuamente te colocas en la misma situación o
circunstancia a lo largo de tu vida, hasta que te re-creas de nuevo.
Este es el viaje hacia la maestría.
En su viaje hacia la maestría, el Maestro y el alumno saben que las Ilusiones son ilusiones,
deciden por qué están ahí , y entonces crean conscientemente lo que va a ser experimentado a
continuación dentro del yo por medio de las Ilusiones.
Al afrontar cualquier experiencia de la vida, hay una fórmula, un proceso, mediante el cual
también tú puedes avanzar hacia la maestría. Haz simplemente las siguientes declaraciones:
Esta es la manera de trabajar con las Ilusiones de la Vida. Ahora echaremos otro vistazo a
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Comunión con Dios Walsch
81
Comunión con Dios Walsch
Cuando afrontes la Ilusión de Fracaso, te podría parecer que tu experiencia es muy real.
El fracaso se te presentará con uno de los dos siguientes disfraces: tu “fracaso” y el de los
demás.
Cuando pases por algo que aparenta ser un fracaso, pronuncia de inmediato las tres
declaraciones de la verdad última:
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Comunión con Dios Walsch
Cuando afrontes la Ilusión de Desunión, te podría parecer que tu experiencia es muy real.
La desunión se te presentará con uno de los dos siguientes disfraces: tu “separación” o la de
otros.
Podrías sentirte terriblemente desconectado de Dios. Podrías sentirte totalmente separado de
tus congéneres. Y podrías sentir que los demás están totalmente separados de ti. Esto podría crear
las ilusiones –más modestas– de soledad o de depresión.
Cuando pases por algo que aparente ser Desunión, pronuncia de inmediato las tres
declaraciones de la verdad última:
Si te estás sintiendo solo, considera tu “soledad” como una ilusión. Decide que tu soledad
significa que no te has acercado lo suficiente al mundo que te rodea. ¿Cómo puede alguien sentirse
solo en un mundo tan lleno de personas solas? Entonces, decide re-crearte de nuevo como alguien
que se acerca a los demás con amor.
Hazlo durante tres días y tu estado de ánimo cambiará por completo. Hazlo durante tres
semanas y tu anterior soledad desaparecerá. Hazlo durante tres meses y nunca volverás a estar solo.
Y entonces comprenderás que toda tu soledad fue una ilusión, que es completamente
controlable por ti.
Incluso quienes se encuentran en prisión o en una cama del hospital, completamente aislados
83
Comunión con Dios Walsch
de los demás, pueden cambiar su experiencia externa modificando su realidad interna. Se logra
mediante la comunión con Dios, justamente la experiencia a la que te está conduciendo este libro.
Pues una vez que te reúnas con el Creador dentro de ti, nunca más volverás a necesitar nada fuera
de ti para evitar el sentimiento de soledad.
Místicos y monjes, comunidades religiosas y devotos espirituales de todos los tiempos lo
han comprobado. El éxtasis interior de la comunión espiritual y la Unicidad con toda la creación
(¡lo cual quiere decir Yo!) no tiene parangón en el mundo exterior.
En efecto, la Desunión es una Ilusión.
Asimismo verás todo como ilusorio y como un regalo bendito, lo cual te permitirá elegir y
experimentar Quien Tú Realmente Eres .
Presentemos algunos ejemplos más, utilizando algunas Ilusiones más (podríamos utilizar
cualquiera de ellas, pues la fórmula es siempre la misma).
Cuando afrontes la Ilusión de Condenación, te podrá parecer que tu experiencia es muy real.
La condenación se te presentará con uno de los dos siguientes disfraces: tu propia
“condenación” y la de los demás.
Cuando afrontes la Ilusión de Superioridad, te podrá parecer que tu experiencia es muy real.
La superioridad se te presentará con uno de los dos siguientes disfraces: tu propia
“superioridad” y la de otros.
Cuando afrontes la Ilusión de Ignorancia, te podrá parecer que tu experiencia es muy real.
La ignorancia se te presentará con uno de los dos siguientes disfraces: tu propia “ignorancia”
y la de los demás.
¿Puedes apreciar el patrón? ¿Comienzas a vislumbrar, antes de que Yo te lo señale, alguna
manera positiva de utilizar esas Ilusiones?
Cuando pases por la condenación de los demás, te sentirás tentado a condenar. Y cuando los
demás se enfrenten a tu condenación, se sentirán tentados a condenarte.
Cuando afrontes la superioridad de los demás, te sentirás tentado a considerarte superior.
Cuando los demás afronten tu superioridad, se sentirán tentados a considerarse superiores a ti.
¿Puedes apreciar el patrón? ¿Comienzas a vislumbrar, antes de que Yo te lo señale, alguna
manera positiva de utilizar esas Ilusiones?
Es importante que veas el patrón. Con él habéis recubierto todo el tejido de vuestra historia
cultural. Esto es lo que ha hecho que experimentéis vuestra realidad colectiva tal y como está en
vuestro planeta.
No necesitas que Yo te ofrezca más ejemplos de cómo alejarte de estas ilusiones y
utilizarlas. De hecho, si continúo dándote ejemplos concretos, te volverás dependiente de Mí.
Sentirás que no puedes comprender o saber cómo re-crearte a ti mismo de nuevo ante las
experiencias cotidianas de la “vida real”.
Y comenzarás a rezar: “¡Dios mío, ayúdame!”... y Me retarás, y luego Me darás las gracias
si las cosas marchan bien, o Me maldecirás si no es así, como si Yo concediera algunos deseos y
negara otros... o, peor aún, como si Yo concediera los deseos de algunos y negara los de otros.
Te aseguro que la labor de Dios no es conceder o denegar deseos. ¿En qué me basaría?
¿Qué criterio emplearía?
Entiende esto, aunque no entiendas nada más: Dios no necesita nada.
Si no necesito nada, por tanto no tengo criterios bajo los cuales decidir si tú consigues algo o
no.
Esa decisión es tuya.
Puedes tomar esa decisión consciente o inconscientemente.
La habéis tomado inconscientemente durante siglos –o más bien, durante milenios. La
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Comunión con Dios Walsch
Utiliza las siguientes declaraciones de la verdad última como instrumentos para lograr lo
anterior:
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Comunión con Dios Walsch
TERCERA PARTE
Encontrar al Creador
en tu interior
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Comunión con Dios Walsch
Para que ahora este verbo, estas palabras, se hagan carne –para que se conviertan en más que solo
sonidos, en realidad física de tu mundo–, debes prestar atención a la parte de ti mismo que en tu
mundo es física.
Tu comunión con Dios, tu reunión con el creador dentro, comienza con el conocimiento, la
comprensión, la honra y el buen uso de tu cuerpo físico como vehículo cuyo propósito es servirte.
Para poder hacer esto, primero debes comprender que tú no eres tu cuerpo físico. Tú eres el
que lo controla, el que vive con él, y el que actúa en el mundo físico por medio de él, pero no el
cuerpo en sí.
Si crees que eres tu cuerpo, experimentarás la Vida como una expresión de tu cuerpo.
Cuando comprendas que tú eres tu alma, experimentarás la Vida como una expresión del alma.
Cuando reconozcas que tu alma y Dios son uno solo, experimentarás la Vida como una expresión
del Espíritu Único.
Eso lo cambiará todo.
Para conocer tu cuerpo, para comprenderlo y experimentarlo en toda su magnificencia, trata
de dar calidad a tu permanencia en él. Ámalo, cuídalo y escúchalo: él te dirá la verdad.
Recuerda: la verdad es lo que es, tal como es, ahora... y esto es algo que todo cuerpo sabe.
Por tanto, escucha lo que tu cuerpo te está diciendo. Recuerda cómo escuchar. Mira lo que tu cuerpo
te está mostrando. Recuerda cómo mirar.
No observes solo el lenguaje corporal de otras personas, observa el tuyo propio.
La salud es la declaración del acuerdo que existe entre tu cuerpo, tu mente y tu espíritu.
Cuando no estés sano, observa qué parte de tu cuerpo está en desacuerdo. Quizá sea un momento en
que debas dejar que tu cuerpo descanse, pero tu mente no sabe cómo hacerlo. Tal vez estés
concentrado en pensamientos negativos y de ira, o estés preocupado por el mañana, y tu cuerpo no
puede relajarse.
Tu cuerpo te revelará la verdad. Tan solo obsérvalo. Presta atención a lo que te está
mostrando, escucha lo que te está diciendo.
Honra a tu cuerpo. Mantenlo en buena forma. Es la herramienta física más importante que
tienes, es una herramienta magnífica, un instrumento extraordinario. Lo puedes someter a maltratos
indecibles, y aun así continuará sirviéndote lo mejor que pueda. Pero ¿por qué reducir su eficacia?
¿Por qué maltratar sus sistemas?
Así como te señalé que medites todos días para que puedas silenciar tu mente y
experimentar tu Unicidad conmigo, ahora te digo que te ejercites todos los días.
El ejercicio es la meditación del cuerpo.
El cuerpo también te ayuda a sentir la Unicidad con toda la Vida. Nunca te sentirás más vivo
ni como formando más parte de la Vida, que cuando haces ejercicio. El movimiento del cuerpo te
elevará de manera natural.
A esta sensación de elevación se le ha dado el término adecuado. En efecto ¡estás fuerte y
elevado cuando estás conectado con el Creador! Y estás conectado con el Creador cuando tu cuerpo
está sano y en sintonía con la Vida.
¡Te encuentras en un lugar muy elevado!
Tu cuerpo no es más que un sistema energético. La energía que la Vida está haciendo correr
por tu cuerpo. Puedes encauzarla. Puedes controlarla.
Esta energía tiene muchos nombres. Algunos la llaman chi; en algunos idiomas se conoce
como ki, así como hay otros nombres. Es siempre lo mismo.
Cuando recuerdes cómo sentir esta energía, su sutileza y su poder, también podrás recordar
87
Comunión con Dios Walsch
cómo controlarla y dirigirla. Hay Maestros que te pueden ayudar a hacer esto. Pertenecen a diversas
disciplinas, culturas y tradiciones.
También puedes hacerlo por tu propia cuenta, recurriendo solamente a tu determinación
interior. Sin embargo, si buscas la guía de un Maestro, un profesor o un gurú, es importante que
sepas reconocerlo.
Puedes identificar a un Maestro por la manera en que te enseña a entrar en contacto con
Dios, por la manera en la que te enseña a unirte con el Creador.
Si vocifera, te grita, te exhorta y te invita a que encuentres a Dios en el exterior, según su
verdad, su libro, a su manera y en su lugar... entonces, ten cuidado. Ten cuidado y recuerda que esta
vez se trata de una ilusión.
Si te invita calladamente a que encuentres a Dios en tu interior, si te indica que tú y Yo
somos Uno y que no necesitas su verdad, su libro, su manera o su lugar, entonces habrás encontrado
a un Maestro, aunque su única función haya sido la de conducirte a tu Maestro interior.
No importa cómo lo hagas, a través de qué medio o programa: mantén tu cuerpo físico en la
condición que te apoye más eficazmente en aquello que estés tratando de hacer.
Debes saber que lo que pretendes en esta vida es expresar y experimentar la versión más
grandiosa de la mayor visión que hayas tenido sobre Quien Tú Eres. Si no experimentas eso en un
nivel consciente, si a ti no te parece que esto sea lo que estás intentando hacer, entonces, no será
aplicable nada de lo que te hago llegar a través de este mensaje. Muy poco de lo que contiene tendrá
sentido para ti.
Si en el nivel consciente te das cuenta de que esto es lo que has venido a hacer a esta vida, al
leer este mensaje te podrá parecer que hablas contigo mismo.
Y eso es precisamente lo que estás haciendo.
De manera que no te resultará sorprendente la sugerencia de que ejercites tu cuerpo, así
como que tengas también una dieta que sirva para tus propósitos. Sabrás con precisión cuál es esa
dieta, e incluso al acercarte a los diferentes alimentos, si escuchas a tu cuerpo, reconocerás al
instante si te conviene consumirlos.
Puedes obtener este conocimiento con solo pasarles lentamente la mano por encima. Tu
cuerpo sabrá al momento todo lo que necesites saber acerca de si ese alimento está en armonía con
tus intenciones más profundas para tu cuerpo y tu alma. Podrás captar la vibración. No es necesario
que leas libros de nutrición, no necesitas tomar cursos, no necesitas buscar fuera consejo o asesoría.
Tan solo necesitas escuchar a tu propio cuerpo, y entonces seguir su consejo.
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Comunión con Dios Walsch
Después de cuidar mejor de tu cuerpo, el siguiente paso para alcanzar la comunión con Dios
mediante tu encuentro con el creador interior es el control de tus emociones. Se trata solamente de
comprender qué es la emoción. La emoción no es más que energía en movimiento.
Esta energía puedes elevarla o rebajarla, puedes darle una pro-moción o una “de-moción”26.
Cuando rebajas esta energía, cuando la “de-mueves” –es decir, cuando la llevas al nivel más
bajo–, produces una emoción negativa. Y cuando la promueves, cuando la elevas –es decir, cuando
la llevas al nivel más alto–, produces una emoción positiva.
El ejercicio que estimula tu cuerpo físico es una forma de elevar tu energía. Literalmente
incrementas la vibración de esta energía ki, que se convierte así en una emoción positiva que es
expresada a través de ti.
Otra manera de elevar la energía de la Vida que se encuentra en tu cuerpo es la meditación.
La combinación de ejercicio y meditación es muy poderosa. Cuando esta combinación se
convierte en una parte de tu disciplina espiritual, creas las posibilidades para un enorme
crecimiento.
El empleo de esta combinación te recuerda que puedes controlar –y por tanto
experimentarlos tal y como tú los decidas experimentar– tanto a tu cuerpo como a tus emociones.
Para muchos –en realidad para la mayoría–, este es un recuerdo sorprendente.
Las emociones son experiencias elegidas, no experiencias a las cuales estás sometido. Por lo
general no se entiende así.
Las circunstancias exteriores de tu vida física no tienen por qué tener nada que ver con la
experiencia interior de tu vida espiritual. No es necesario que no sientas dolor para estar libre de
sufrimiento. No es obligatorio que no haya perturbaciones en tu vida para que en ella reine la paz.
De hecho, los verdaderos Maestros experimentan paz frente a las perturbaciones y el
conflicto, y no porque hayan encontrado una manera de evitarlos.
Esta paz interior es lo que todos los seres buscan, pues es la esencia de lo que todos los seres
son. Y siempre vas a buscar la experiencia de Quien Tú Realmente Eres.
Puedes alcanzar esta paz interior, ante cualquier condición o circunstancia exterior,
simplemente al comprender que no eres tu cuerpo, y que nada de lo que ves es real.
Recuerda que estás viviendo Las Diez Ilusiones. Y entonces comprende la verdad acerca de
esas Ilusiones: que tú las creaste, así como creaste todas las ilusiones más modestas que se
encuentran bajo ellas... y que con su creación ibas a poder elegir y declarar, expresar y
experimentar, convertirte en y consumar... Quien Tú Realmente Eres.
Te lo he dicho muchas veces y te lo repetiré una vez más: Toda la Vida es un regalo y todo
es perfección, la herramienta perfecta con la cual crear la oportunidad perfecta para la expresión
perfecta de la perfección misma, en tanto que tú, en ti, y a través de ti.
Cuando entiendas esto, permanecerás en un estado de apreciación continua, de
agradecimiento o reconocimiento continuos. En otras palabras, crecerás. La apreciación significa
eso: crecimiento. Si algo o alguien está en ese estado, un estado donde aprecia, donde agradece...
entonces se vuelve más grande de lo que era.
26 Aunque esta palabra, “democión”, no exista en castellano/español, sí podemos añadirla para plasmar el juego de
palabras que hace ahora en inglés.
“Democión”, de existir en nuestro idioma, significaría lo mismo que en inglés: lo contrario de promoción,
es decir, bajar de grado o nivel, degradar el nivel de algo.
La otra palabra sí la tenemos, “promoción” –con ese sentido de elevación.
Obviamente, recordemos el significado usual del prefijo “de” en otras palabras (deshacer, etc.).
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Comunión con Dios Walsch
Es verdad que no solo eres capaz de elegir tus emociones, y por tanto de controlarlas, ante
cualquier circunstancia, sino que también puedes elegirlas antes de afrontar cualquier circunstancia.
En otras palabras, puedes decidir por anticipado cómo vas a poner tu energía en
movimiento, qué emoción vas a tener, como respuesta ante cualquier situación que hayas previsto
en tu vida.
Cuando llegues a este nivel de Maestría, serás capaz de tomar estas mismas decisiones como
respuesta ante cualquier situación imprevista de tu vida.
De esta manera habrás decidido Quién Eres en sintonía con las ilusiones exteriores de tu
vida, y no en conflicto con ellas.
He explicado minuciosamente cómo lograrlo en la trilogía Conversaciones con Dios y en
Amistad con Dios, así como en muchas otras fuentes y en diferentes momentos. Esto es tan solo un
recordatorio de lo que es, tal y como es.
Tras recordar cómo cuidar de tu cuerpo físico y cómo controlar tus emociones, estás listo
para dar el siguiente paso para el encuentro dentro con el Creador.
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Comunión con Dios Walsch
Ya has preparado el camino. Y todo lo que falta por desarrollar es la voluntad de tener tu reunión
dentro con el creador, de experimentar la comunión con Dios.
Puede ser un encuentro experimentado física o mentalmente –o de ambas formas. Puedes
llorar de alegría, temblar de emoción o estremecerte de éxtasis. O puede que un día penetres sencilla
y calladamente en la suave conciencia que ya conoces.
Tienes conocimiento acerca de La Ilusión y La Realidad.
Tienes conocimiento acerca de ti mismo y sobre Dios.
Comprendes la Unicidad, y la individuación de la Unicidad.
Comprendes todo ello.
Esta experiencia de conocer puede permanecer contigo, o bien aparecer y desaparecer. No te
exaltes si permanece, ni te desanimes si desaparece. Tan solo observa lo que ocurre tal y como
ocurre, y luego elige lo siguiente que deseas experimentar.
Se sabe de Maestros que en ocasiones han decidido no experimentar su maestría, a veces por
la alegría de volver a despertar a ella, y otras veces para despertar a otros. Por eso a veces a los
Maestros les suceden cosas que a ti, acostumbrado a juzgar, te parece que son cosas que no deberían
ni podrían sucederles si fueran “Maestros de verdad”.
Así pues, no juzgues ni condenes, pues tu Maestro puede estar muy cerca de ti, este mismo
día, en forma de indigente de la calle o de asaltante en el parque, y no solo como el gurú que está en
la cima de la montaña. De hecho, pocas veces se presentará como gurú. El Maestro que se presenta
como tal, raras veces es reconocido; y a menudo es reprendido. Pero el Maestro que camina entre
vosotros como uno más, es a menudo el Maestro que tiene la mayor repercusión.
De modo que debes permanecer atento, pues no sabes la hora en que llegará tu Maestro.
Incluso puede llegar como lo que habéis decidido llamar un delincuente, que desobedece las leyes y
costumbres de vuestra sociedad, y que es crucificado por ello.
Mas después trataréis de recordar todas y cada una de las palabras que haya pronunciado.
Si alcanzaras la maestría o ascendieras a ese nivel aunque solo fuera parte del tiempo,
también tú podrías ser juzgado, condenado y crucificado por vuestra sociedad. Pues es posible que
los demás te teman, pues podría preocuparles que tú conozcas algo que ellos no saben, o que
cuestiones algo que ellos creen que sí saben. Y el miedo es lo que convierte la observación en
juicio, y el juicio en ira.
Es como te dije: la ira es la proclamación del temor.
La ira de los demás será parte de su Ilusión acerca de quiénes son y de quién eres tú. De
modo que el Maestro que hay en ti les perdonará, comprendiendo que no saben lo que hacen. Esta
es la clave para expresar y experimentar la Divinidad en ti: el perdón.
No verás aquello que hay de Divino en ti a no ser que perdones lo que crees que no es
Divino –y no lo verás hasta que lo perdones. Y lo mismo es cierto para poder contemplar la
Divinidad en otros.
El perdón expande la percepción27.
Cuando te perdones a ti mismo por aquello que tú y los demás no sois, experimentarás lo
que tú y los demás verdaderamente sois. En ese momento entenderás que el perdón en sí no es
necesario. Pues ¿quién perdonaría a quién? ¿Y para qué?
Todos Somos Uno.
27 “Forgiveness is the expander of perception”: el perdón es el “expandidor”, el “fuelle”, como si fuera la carpeta de
fuelle de un acordeón, o cierto tipo de amplificador... etc.
91
Comunión con Dios Walsch
Hay una gran paz en eso, y un gran confort. Os ofrezco Mi paz. La paz sea con vosotros.
El perdón es solo un sinónimo de paz en el lenguaje del alma.
Lo entenderás profundamente cuando despiertes del sueño de tu realidad imaginaria.
El momento de tu despertar se te puede presentar en cualquier instante y mediante cualquier
persona. Por tanto, honra todos los momentos y a todas las personas, pues el momento de tu
liberación puede estar cerca. El momento de tu liberación de las Ilusiones será el momento en que
puedas estar con ellas, pero no en ellas.
Habrá más de uno de estos momentos en tu vida. De hecho, tu vida ha sido creada
precisamente para ofrecerte tales momentos.
Son tus momentos de gracia, cuando la claridad y la sabiduría, el amor y la comprensión, la
guía y la intuición te son brindados a ti y son brindados a través de ti.
Esos momentos de gracia cambiarán tu vida para siempre, y a menudo, también cambiarán
la vida de otros.
Precisamente uno de esos momentos de gracia te condujo a este libro. Por eso eres capaz de
recibir y comprender profundamente este mensaje.
Es una forma de reunirte con el Creador.
La has logrado con tu voluntad, tu franqueza, tu perdón y tu amor –tu amor al ser, a los
demás y a la Vida.
Y sí, por supuesto, tu amor a Mí.
Amar a Dios es lo que te lleva a Dios hacia ti. El amor al ser, el amor a ti mismo, a tu yo, es
lo que produce la conciencia de esa parte del ser, del yo, que es Dios –y que por tanto sabe que Dios
no viene a ti, sino que viene a través de ti. Pues Dios nunca está aparte de ti, sino que es siempre
una parte de ti.
El Creador no está separado de lo creado. El amante no está separado de lo amado. Esa no es
la naturaleza del amor, y no es la naturaleza de Dios.
Tampoco es tu naturaleza. Tú no estás separado de nada ni de nadie, y mucho menos de
Dios.
Esto lo has sabido desde el principio. Esto lo has comprendido siempre. Ahora, al fin, te
estás concediendo el permiso para experimentarlo; para vivir un auténtico momento de gracia; para
entrar en comunión con Dios.
¿Cómo es estar en un estado así, de tal comunión? Si en este momento te encuentras aunque
solo sea al borde de esa experiencia, ya sabes la respuesta. Si has hecho esa conexión durante la
meditación, aunque solo sea momentáneamente, ya sabes la respuesta. Si has experimentado la
increíble fuerza y elevación de la más excitante experiencia física, ya sabes la respuesta.
En un estado de comunión con Dios desaparecerá temporalmente toda tu sensación de
identidad individual. Pero esto sucederá sin la menor sensación de pérdida, pues sabrás que
sencillamente has constatado tu verdadera identidad. Es decir, la has actualizado, la has realizado...
la has vuelto real, muy literalmente.
Te inundará la dicha de una bendición indescriptible, y un éxtasis exquisito. Te sentirás
unido al amor, uno con todo, y nunca estarás satisfecho con menos.
Quienes han tenido esta experiencia regresan al mundo y a su vida de una forma nueva.
Encuentran que se enamoran de todos los que se presentan en su camino. Experimentan la Unicidad
con todos los demás en asombrosos momentos de Sagrada Comunión.
La intensificación de la conciencia y una profunda apreciación de la naturaleza les pueden
llevar a derramar inesperadamente lágrimas de felicidad con el menor motivo. Y una nueva claridad
acerca de todo aquello que están viendo en el mundo a su alrededor, les puede transformar. Con
frecuencia comienzan a moverse con más lentitud, a hablar con más suavidad, a actuar con más
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Comunión con Dios Walsch
bondad.
Estos y otros cambios pueden durar varias horas, días, meses o años, o toda la vida. La
duración de la experiencia depende solo de la elección del individuo. Se desvanece por sí sola si no
se renueva. Así como el brillo de la luz se desvanece conforme nos alejamos de ella, así se
desvanece la bendición de la Unicidad a medida que nos distanciamos de ella.
Para permanecer en la luz, hay que estar cerca de ella. Para permanecer en la dicha de la
bendición, hay que hacer lo mismo.
Por eso te animo a que, mientras vivas con tu ilusión actual, hagas cuanto sea necesario,
cualquier actividad que te sirva para avivar tu conciencia día a día: meditar, hacer ejercicio, rezar,
leer, escribir o escuchar música...
Entonces estarás en el sagrado lugar del Altísimo, y te sentirás elevado, y tendrás
pensamientos elevados acerca de ti mismo y de otros, y de toda la Vida.
En ese momento, tú también crearás y contribuirás a la Vida como nunca antes lo hayas
hecho.
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Comunión con Dios Walsch
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Comunión con Dios Walsch
estén al alcance de todos, y donde todos tengan la misma dignidad, de modo que todos puedan
experimentar por igual la inigualable maravilla de la Vida.
Soñad con un mundo donde nadie juzgue a nadie, donde nunca más se fijen condiciones
antes de ofrecer amor, y donde el miedo nunca sea visto como medio para obtener respeto.
Soñad con un mundo donde las diferencias no produzcan divisiones, donde la expresión
individual no produzca separación, y donde la grandeza del Todo se refleje en la grandeza de sus
partes.
Soñad con un mundo donde hay siempre suficiente, donde el mero regalo de compartir
conduce a este reconocimiento y lo crea... y donde cada acción lo apoya.
Soñad con un mundo en el que nunca más se pase por alto el sufrimiento, donde nunca
vuelva a expresarse la intolerancia y donde nadie vuelva a experimentar el odio.
Soñad con un mundo donde se renuncia al ego, donde la Superioridad es abolida, y donde la
Ignorancia desaparezca de la realidad de todos, reducida a la Ilusión que es.
Soñad con un mundo donde los errores no conducen a la vergüenza, donde el
arrepentimiento no conduce a la culpabilidad, y donde el Juicio no conduce a la Condenación.
Soñad con estas cosas, y más.
¿Las elegís?
Entonces, soñad hasta convertirlas en realidad.
Con el poder de vuestros sueños, acabad con la pesadilla de vuestra realidad.
Podéis elegir esto.
O bien podéis elegir la Ilusión.
Ya lo he dicho antes mediante las palabras de poetas, líderes y filósofos: Hay quienes ven las
cosas como son y dicen “¿por qué?”. Y hay quienes sueñan con cosas que nunca existieron y dicen
“¿por qué no?”29.
¿Y tú... qué dices tú?
29 Frase que se encuentra en alguna obra de George Bernard Shaw, y usada por ejemplo en algún discurso de J.F.
Kennedy. Ver http://www.bartleby.com/73/465.html
95
Comunión con Dios Walsch
Ahora es el momento de decidir. Es hora de elegir. Has llegado, al igual que toda tu especie, a una
encrucijada.
En los próximos días, semanas, meses y años, elegirás cómo quieres que sea la vida en tu
planeta, o si deseas que tan siquiera haya vida en él.
Decidirás si deseas continuar viviendo como si la Ilusión que has creado fuera real, o si
alejarte de la Ilusión, verla como una ilusión, y utilizarla para poder experimentar el cielo en la
tierra, así como la Realidad Última de Quien Tú Realmente Eres.
Este es Mi mensaje para el mundo:
Podéis crear un nuevo tipo de civilización. Podéis encontrar un mundo nuevo. La decisión
es vuestra. El momento está a mano. Este es vuestro momento de gracia.
Utilizadlo.
Aprovechad el día.
Comienza al despertar, viéndote como Quien Tú Realmente Eres, alabando todo aquello que
hayas sido alguna vez, y todo aquello en lo que te vayas a convertir. Y comienza por elegir, en este
momento de gracia, convertirte en más de lo que alguna vez has sido o hayas soñado ser; llegar más
allá de tu propio alcance; recordar que nada está fuera de tu alcance.
Visualízate como la luz que ilumina al mundo. Declara que eres esa luz. Proclámalo en tu
corazón y luego, a través de tu corazón, proclámalo a todo el mundo. Permite que tus actos sean tu
anuncio. Llena tu mundo de amor.
Reconoce que eres el salvador que todos estaban esperando, venido para salvar a todos
aquellos con quienes te encuentres, para salvarlos de cualquier pensamiento que puedan haber
tenido alguna vez y que niegue la maravilla de quiénes son, así como la gloria de su eterna
comunión con Dios.
Reconoce que has entrado a la habitación para sanarla. Has entrado al espacio para sanarlo.
No hay otra razón para estar ahí.
Estás en un viaje hacia la maestría, y ahora es el momento de ponerse manos a la obra.
Abraza, acoge el momento sagrado. Este es Mi mensaje, y hay más.
Permanece en el mundo, no lo pases por alto. La espiritualidad no significa que busques una
cueva y te ocultes en ella para siempre. Permanece en el mundo sin ser del mundo. Vive con la
Ilusión, no en ella. Mas no la abandones, no te retires del mundo. Esa no es la manera de crear un
mundo mejor, ni el modo de experimentar la parte más grandiosa de ti.
Recuerda que el mundo fue creado para ti, para que pudieras tener un contexto dentro del
cual experimentarte a ti mismo como Quien Tú Realmente Eres.
Ahora es el momento de hacer eso. Es posible que el mundo que habéis creado pronto sea
“descreado” por la mayor parte de vosotros si ignoráis ese mundo mucho más tiempo, permitiendo
que siga su curso mientras vosotros seguís el vuestro, enfrascados como estáis en vuestras
experiencias cotidianas, y desempeñando un papel pequeño en la co-creación de las experiencias
más amplias a vuestro alrededor.
Mira el mundo que te rodea. Siente tu pasión. Permite que ella te diga qué parte del mundo
que te rodea deseas volver a crear. Entonces emplea las herramientas que has recibido para
comenzar con esa re-creación. Emplea las herramientas de tu propia sociedad: las de la religión, la
educación, la política y la economía, por mencionar solo unas cuantas. Puedes hacer declaraciones
con esas herramientas, declaraciones acerca de Quién Eres.
No supongas que la espiritualidad y la política no casan bien. La política es espiritualidad,
demostrada.
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Comunión con Dios Walsch
No supongas que la economía no tiene nada que ver con la espiritualidad. Vuestra economía
revela vuestra espiritualidad.
No creas que la educación y la espiritualidad pueden estar separadas o deberían estarlo, pues
lo que enseñas es lo que eres –y si eso no es espiritualidad, entonces, ¿qué lo es?
Y tampoco supongas que la religión y la espiritualidad no son una sola y la misma cosa. La
espiritualidad es lo que construye un puente entre el cuerpo, la mente y el alma. Y todas las
religiones verdaderas construyen puentes, no muros.
Así que sé constructor de puentes. Cierra las brechas que se han abierto entre religiones,
culturas, razas o naciones. Une aquello que se ha hecho pedazos.
Honra tu hogar en el Universo, y sé su buen pastor, administrándolo bien. Protege tu medio
ambiente y sálvalo. Renueva tus recursos y compártelos.
Glorifica a tu Dios al glorificaros unos a otros. Ve a Dios en todos, y ayuda a todos a que
vean a Dios dentro de ellos. Da por terminadas para siempre tus divisiones y rivalidades, tus
competencias y batallas, tus guerras y matanzas. Conclúyelas. Ponles fin. Eso es lo que hacen
finalmente todas las sociedades civilizadas.
Este es Mi mensaje para ti, y hay más.
Si de verdad deseas experimentar el mundo de tu imaginación más elevada, deberás amar
incondicionalmente, compartir libremente, comunicarte abiertamente y crear cooperativamente. No
puedes tener planes ocultos, ni limitaciones en el amor, ni puedes retener nada.
Deberás decidir que realmente todos sois Uno; que lo que es bueno para los demás también
es bueno para ti; que lo que es malo para los demás también es malo para ti; que lo que haces por
los demás también lo haces por ti, y que lo que no haces por los demás no lo haces por ti.
¿Te es posible actuar de esta manera? ¿Son los seres humanos capaces de tal esplendor?
Sí. Te digo que sí y que sí, y mil veces ¡sí!
Y no te preocupe que no haya suficiente de lo que “no eres” para crear un campo contextual
en el que poder experimentar Quien Tú Realmente Eres. ¡El Universo por entero es tu campo
contextual! ¡Así como lo son todos tus recuerdos!
Los ancianos y los sabios que hay entre vosotros a menudo os exhortan a erigir
monumentos, a crear días y rituales especiales para conmemorar vuestro pasado: vuestras guerras,
vuestros holocaustos y todos vuestros momentos de desgracia. ¿Por qué conmemorar eso? –te
preguntas. ¿Por qué seguir sacando a relucir el pasado? Y los ancianos dirán: “para no olvidar”.
Su consejo es más sabio de lo que imaginas, pues al crear un campo contextual en la
memoria, vuelves innecesario tener que crearlo en el momento actual. De verdad podéis entonces
decir “nunca más”, y decirlo en serio. Y al declararlo utilizas tus momentos de des-gracia para crear
momentos de gracia.
¿Puede tu especie hacer esta declaración? ¿Puede acordarse la raza humana de cómo era
cuando reflejaba en cada pensamiento, palabra y obra, la imagen y semejanza de Dios? ¿Sois
capaces de tal esplendor?
Sí. Os digo que sí y que sí, y mil veces ¡sí!
Así es como se suponía que ibais a ser, ese era el designio que tenía la vida antes de que os
perdierais en vuestras Ilusiones.
No es demasiado tarde. No, no es ni remotamente tarde. Vosotros, poseedores de tanta gloria
y maravilla, podéis hacerlo, podéis serlo. Podéis ser amor.
Sabed que Yo estoy con vosotros en todo ello. Aquí finaliza la presente comunicación, pero
no puede nunca ser el fin de nuestra colaboración, de nuestra co-creación, o de nuestra comunión.
Siempre tendréis una conversación con Dios, siempre disfrutaréis de una amistad con Dios, y
siempre estaréis en comunión con Dios.
Estaré con vosotros siempre, hasta el fin de los tiempos. No puedo dejar de estar con
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Comunión con Dios Walsch
vosotros, pues Yo soy vosotros y vosotros sois Yo. Esa es la verdad, y todo lo demás es una Ilusión.
Sigue pues tu viaje, amigo Mío, sigue tu viaje, pues el mundo espera a escuchar tu mensaje
para su salvación.
Ese mensaje es tu vida, vivida.
Tú eres el profeta cuyo momento ha llegado, pues aquello que hoy demuestres que es la
verdad de tu vida, es la predicción absoluta de aquello que será verdad sobre tu vida futura. Esto te
convierte realmente en un profeta.
Tu mundo cambiará porque estás decidiendo cambiarlo. Tu obra está curando más de lo que
reconoces, y tu alcance se extiende más allá del mañana.
Todo esto es verdad porque eliges permitir que la maravilla de tu comunión Conmigo se
demuestre en ti, como tú y a través de ti. Elige esto con frecuencia y trae la paz a Mi mundo.
Conviértete en un instrumento de Mi paz.
Pues amor es Quien Tú Eres, y quien has sido siempre. El amor es todo lo que ha existido,
todo lo que hay, y todo lo que existirá.
Has buscado una verdad por la cual vivir tu vida, y aquí te la doy una vez más.
Sé amor, amado Mío.
Sé amor, y tu largo viaje hacia la maestría habrá terminado, aunque tu viaje para llevar a los
demás a la maestría apenas haya comenzado. Pues amor es todo lo que eres, todo lo que Yo soy, y
todo lo que Nosotros estábamos destinados alguna vez a ser.
Que así sea.
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Comunión con Dios Walsch
Para terminar...
[Nota previa: este epílogo contiene información del autor sobre sus organizaciones, etc, y puede
que esté anticuada. Para ver sus proyectos entrar en su página personal
www.nealedonaldwalsch.com y en http://humanitysteam.org ]
En esta extraordinaria comunicación, la cual creo que ha sido de inspiración divina, se han tratado
muchas de las decisivas preguntas que me he hecho sobre Dios y sobre la vida. Aunada a los
anteriores libros de Conversaciones con Dios, conforma una cosmología asombrosamente clara y
coherente.
Para mí, la “revelación” más importante es que no necesito ninguno de estos cinco libros
para nada, ni para ninguna otra cosa. Toda cosmología es una ilusión, y la primera ilusión es la
ilusión de necesidad.
Es una revelación asombrosa. Expresa en términos claros y concisos Quién Soy Realmente.
Yo soy:
Lo que Carece de Necesidad.
O sencillamente Lo que Es.
O más sencillamente aún, Eso.
Esto se convierte en la declaración máxima del Ser. Yo Soy Eso.
Lo interesante es que esto lo han dicho todos los verdaderos Maestros. Yo no lo había
comprendido. Ahora sí. Cuando las cosas son desconcertantes, cuando la vida se vuelve confusa, lo
único que tienes que hacer es encarar lo que observas y declarar “Yo soy Eso”.
Toda la confusión se desvanece. Todo el enfado y el resentimiento desaparecen. Toda la
disfunción y la discontinuidad se evaporan. Sólo quedáis Tú y el amor, que son Uno y lo mismo.
En este estado de conciencia total, las soluciones aparecen automáticamente. De hecho, la
solución más grande es la conciencia de que el problema ni siquiera existe.
Nada es problemático a los ojos de Dios.
Tú puedes mirar con los ojos de Dios, pero no lo sabes... hasta que lo sabes. Y cuando lo
sabes, cantas: estaba ciego, pero ahora puedo ver.
Y es de verdad una gracia asombrosa. Es uno de tus momentos de gracia, un instante de
conciencia divina que puede surgir de repente.
Creo que todos estos momentos son parte de un proceso.
Un proceso que yo llamo recordar. (Otros lo llaman evolución).
Es un proceso por el que todos estamos pasando.
¿Cómo funciona?
Primero nos hacemos conscientes de lo que es Divino nuestro alrededor. Después, de lo que
es Divino dentro de nosotros. Por último, nos hacemos conscientes de que todo es Divino y de que
no hay nada más.
Ese es el momento de nuestro despertar.
Y una vez que despertemos, querremos despertar a los demás. Es natural. Es el siguiente
paso. Es lo que nos permite funcionar, lo que nos permite experimentar Quiénes Somos Realmente.
Buscaremos en el mundo oportunidades para hacerla.
Algunos las crearemos.
Creo que si nos unimos para crear estas oportunidades, tendrán mucha más fuerza. Esto es lo
que significa Donde dos o más se congregan en Mi Nombre... y me recuerda la letra de un
maravilloso himno cristiano: Nos reunimos para pedir la bendición del Señor.
Una manera de hacerla, dentro de las muchas que hay, sería reunirnos con otras personas que
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Comunión con Dios Walsch
se hayan conmovido profundamente con el mensaje dado en Comunión con Dios, en Amistad con
Dios y con la trilogía de Conversaciones con Dios (CCD), y que desearan que todos tuvieran la
experiencia del mensaje de Comunión con Dios.
Este mensaje ha cambiado la vida de millones de personas y tiene el poder de cambiar el,
mundo. Nosotros tenemos el poder de cambiar el mundo.
Hasta la fecha, Conversaciones con Dios ha sido traducido a 27 idiomas. También los libros
complementarios se encuentran en todo el mundo. Esto ha generado una enorme oleada de energía.
Gente de todas partes se pregunta: ¿Cómo puedo incorporar a mi vida diaria esta sabiduría que
libera el alma?
¿Cómo puedo compartirla con los demás?
Cuando Conversaciones con Dios se publicó por primera vez en 1995, mi esposa Nancy y
yo abríamos las cartas y las respondíamos sobre la mesa de la cocina. Ahora recibimos una
avalancha de trescientas cartas por semana, y algunas semanas nos llegan seiscientas. A esto hay
que agregar otro tanto de llamadas telefónicas y correspondencia electrónica. Se podrán imaginar
cuánto tiempo hace que no damos a basto.
Esta energía que nos llega incluye de todo: desde llamadas para solicitar el esclarecimiento
del material más desafiante, preguntas urgentes sobre cómo se puede aplicar el mensaje a la vida
cotidiana, solicitudes de libros, cintas y programas educativos, hasta notables e impresionantes
propuestas de negocios por parte de gente de todos lados que tiene ideas para difundir el mensaje de
CCD.
Para responder a estas necesidades, Nancy y yo creamos dos organizaciones: una fundación
no lucrativa, ReCreation, y otra lucrativa, Greatest Visions, Inc.
La fundación no lucrativa nos permite llevar a cabo una labor extraordinaria en el mundo,
aplicando el mensaje de los libros con Dios. La empresa lucrativa nos permite tener la máxima
flexibilidad para producir los fondos que requiere dicha labor. Todas las ganancias de Greatest
Visions que quedan después de pagar los impuestos se donan a ReCreation y a otras organizaciones
no lucrativas cuya misión armonice con las enseñanzas de CCD. Greatest Visions acepta donativos,
grandes y pequeños, de todas las categorías de grupos no lucrativos de todo el mundo. La cantidad
de solicitudes recibidas por ambas organizaciones ha crecido a tal grado que ahora aceptamos la
ayuda de personas de todas partes que deciden participar en este trabajo porque consideran que
estas organizaciones son suyas.
Nuestra misión expresa es “lograr que la gente se reencuentre consigo misma”. En otras
palabras, hacer que regrese a la expresión más elevada, a la experiencia más grande y a la
conciencia más fantástica, de lo que significa ser plenamente humano.
Pocas personas experimentan este reencuentro. Son demasiadas las que siguen llevando
vidas de callada desesperación. Podemos acabar con la desesperación. Nunca nos han faltado
buenas ideas sobre cómo hacerlo. Solo nos ha faltado voluntad.
Sin embargo, ahora estamos adquiriendo esa voluntad cada vez más. Más y más, vemos lo
que debemos ver, decimos lo que debemos decir, reunimos lo que debemos reunir –el conocimiento,
el valor y la determinación que hagan falta– para ayudar a gente de todo el mundo a vivir la vida
que estaba destinada a ser vivida, para acabar con nuestra pesadilla colectiva, y para hacer real
nuestro sueño más glorioso.
Cada vez más, vemos nuestro mundo y decidimos re-crearnos de nuevo en versión más
grandiosa de la mayor visión que hayamos tenido sobre Quiénes Somos.
Nuestras dos organizaciones participan de lleno en este proceso de re-creación. Invitamos a
participar en él a todas las personas a las que CCD haya conmovido positivamente.
Podemos “permanecer conectados” con esta energía, o participar en esta labor, de muchas
formas.
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Comunión con Dios Walsch
…
Que Dios os bendiga, y gracias por acompañarme aquí y a través del proceso que ha
producido la serie con Dios. Ha sido una experiencia extraordinaria; si ha afectado a vuestra vida
aunque solo sea en una fracción de la intensidad con la que ha afectado a la mía, ya sé que hemos
sido transformados de un modo maravilloso.
Y ahora ¿transformaremos el mundo?
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