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Lección 2 Autoevaluación
La relación que mantenemos con los demás es bidireccional: nosotros influimos en los pensamientos,
actitudes, deseos de otras personas, y a la vez somos influidos por ellas. Pero este intercambio comunicativo
constante no siempre es positivo; sus efectos pueden perjudicarnos en uno o varios ámbitos de nuestra vida.
El primer paso para mejorar en nuestras relaciones sociales es analizar el tipo de situaciones que nos cuesta
más afrontar. Las siguientes cuestiones responden a la "Escala multidimensional de expresión social"
(Caballo, 1987), y son una invitación para la reflexión sobre la calidad de nuestras relaciones sociales. Para
puntuar las respuestas, se utiliza la siguiente escala:
0: Nunca o muy raramente
1: Raramente
2: De vez en cuando
3: Habitualmente o a menudo
4: Siempre o muy a menudo
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Lección 3 Autoevaluación en habilidades sociales II
21. Me resulta fácil hacer cumplidos a una persona que apenas conozco.
22. Cuando alguno de mis superiores me llama para hacer cosas que no tengo obligación de hacer, soy
incapaz de decir que "no".
23. Me resulta difícil hacer nuevos amigos/as.
24. Si un/a amigo/ traiciona mi confianza, expreso claramente mi disgusto a esa persona.
25. Expreso sentimiento de cariño hacia mis padres.
26. Me resulta difícil hacer un cumplido a un superior.
27. Si estuviera en un pequeño seminario o reunión y la persona que lo dirige hiciera una afirmación que yo
considero incorrecta, expondría mi propio punto de vista.
28. Si ya no quiero seguir saliendo con una pareja, se lo digo claramente.
29. Soy capaz de expresar sentimientos negativos hacia extraños si me siento ofendido/a.
30. Si en un restaurante me sirven comida que no está a mi gusto, me quejo de ello al camarero.
31. Me cuesta hablar con una persona atractiva que me atraiga sexualmente a quien conozco sólo
ligeramente.
32. Cuando he conocido a una persona que me agrada, le pido el teléfono para un posible encuentro posterior.
33. Si estoy enfadado con mis padres se lo hago saber claramente
34. Expreso mi punto de vista aunque sea impopular.
35. Si alguien ha hablado mal de mí, o me ha atribuido hechos falsos, le busco enseguida para poner los
puntos sobre las íes.
36. Me resulta difícil iniciar una conversación con un extraño
37. Soy incapaz de defender mis derechos ante mis superiores.
38. Si una figura con autoridad me critica sin justificación, me resulta difícil discutir su crítica abiertamente.
39. Si un miembro del sexo opuesto me critica injustamente, le pido claramente explicaciones.
40. Dudo en solicitar citas por timidez.
41. Me resulta fácil dirigirme y empezar una conversación con un superior.
42. Con buenas palabras hago lo que los demás quieren que haga y no lo que realmente querría hacer.
43. Cuando conozco gente nueva tengo poco que decir.
44. Hago la vista gorda cuando alguien se cuela delante de mí en una fila.
45. Soy incapaz de decir a alguien que me gusta.
46. Me resulta difícil criticar a los demás incluso cuando está justificado.
47. No sé qué decir a personas atractivas del sexo opuesto.
48. Si me doy cuenta de que me estoy enamorando de alguien con quien salgo, expreso mis sentimientos a
esta persona.
49. Si un familiar me critica injustamente, expreso mi enojo espontánea y fácilmente.
50. Me resulta fácil aceptar cumplidos.
51. Me río de las bromas que me ofenden en vez de protestar o hablar claramente.
52. Cuando me alaban no sé qué responder.
53. Soy incapaz de hablar en público.
54. Soy incapaz de mostrar afecto a un miembro del sexo opuesto.
55. En las relaciones con mi pareja, es él/ella quien lleva el peso de las conversaciones.
56. Evito pedir algo a una persona cuando se trata de un superior.
57. Si un pariente cercano y respetado me estuviera importunando, le expresaría claramente mi malestar.
58. Cuando un dependiente en una tienda atiende al alguien que está detrás de mí, llamo su atención al
respecto.
59. Me resulta difícil hacer cumplidos o albar a un miembro del sexo opuesto.
60. Cuando estoy en un grupo, tengo problemas para encontrar temas sobre los que hablar.
61. Me resulta difícil mostrar afecto a otra persona en público.
62. Si una persona que me atrae, a la que he estado intentando conocer, me para al salir de casa y me
pregunta la hora, tomaría la iniciativa en empezar una conversación con ella.
63. Soy una persona tímida.
64. Me resulta fácil mostrar mi enfado cuando alguien hace algo que me molesta.
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autónomo que le permitirán la adquisición de nuevos aprendizajes a lo largo de los años, la mayor parte de
ellos a través de otras personas. Esta influencia social se mantendrá durante todo el ciclo de vida.
La socialización se define en un sentido amplio como "el proceso de transformación que sufrimos como
consecuencia de su interacción con otras personas con las que se relacionan de alguna manera".
A través de la comunicación y de la observación del grupo social que nos rodea aprendemos comportamientos
visibles, pero también interiorizamos pensamientos, creencias, acerca de nosotros mismos y del mundo que
nos rodea.
Por agentes sociales se entiende el conjunto de "actores" con los que de alguna manera se relaciona un
individuo. Los principales agentes sociales son:
• La familia: en ella se comienza el proceso de aprendizaje e interiorización de las pautas sociales. La familia
suele ser el agente socializador donde tienen lugar las relaciones más profundas y persistentes. Pensemos en
la gran influencia que tiene para las personas las experiencias familiares: por ejemplo, hay estudios que
demuestran la relación entre conductas violentas de muchos individuos que han recibido de su familia un
estilo de crianza violento. Otro ejemplo lo encontramos en los estudios que relacionan el interés familiar por
los estudios con el rendimiento académico posterior. En definitiva, la lista de evidencias sería interminable.
• La escuela: no cumple sólo con la función de transmitir conocimientos y habilidades, sino que, de forma
más o menos explícita, inculca valores y actitudes.
• El grupo de iguales: con los compañeros de escuela, de trabajo, amigos, vecinos. Se establecen relaciones
en un nivel de igualdad. Algunos expertos atribuyen a la influencia del grupo de iguales un poder de influencia
mayor incluso que el familiar.
• Medios de comunicación de masas: la capacidad de los medios de masas (periódicos, publicidad, televisión,
Internet.) de influir en conductas, valores, creencias, actitudes.es muy poderosa, y se debe en parte a su amplio
radio de influencia.
A través de nuestra relación con esos agentes de socialización vamos formando diversas redes sociales
a lo largo de nuestra vida. Por red social de entiende un conjunto de personas así como las relaciones que
se establecen entre ellas (financieras, de amistad, de trabajo.) Un tipo particular es la red de apoyo social,
definida como el conjunto de familiares, amigos, vecinos y miembros de la comunidad que pueden brindarnos
ayuda psicológica, física, o financiera.
Fordyce, como conclusión de varios estudios experimentales, propone varias condiciones que suelen
aportarnos felicidad a las personas:
• Ser más activo y mantenerse ocupado
• Pasar más tiempo en actividades sociales
• Ser productivo en un trabajo recompensante
• Organizarse mejor
• Dejar de preocuparse
• Disminuir las expectativas y las aspiraciones
• Desarrollar un pensamiento positivo y optimista
• Orientarse hacia el presente
• Conocimiento, aceptación e imagen positiva de uno mismo
• Desarrollar una personalidad sociable y extravertida
• Ser uno mismo/a
• Eliminar las tensiones negativas
• Relaciones íntimas satisfactorias
• Valorar positivamente y comprometerse con la felicidad
No cabe duda de que la mayor parte de estas condiciones tiene que ver con nuestra capacidad de relacionarnos
con los demás de forma satisfactoria, es decir, con la calidad de nuestras redes sociales.
Y probablemente a esta lista se podrían añadir más "condiciones de felicidad", y todas estarán mediadas por
la relación con los demás. Pensemos en el empleo; tener empleo es, en muchos casos, requisito de
bienestar, ya que trabajar es fuente de ingresos económicos y de otras ventajas como integración y
reconocimiento social.
El siguiente apartado del curso pretende demostrar cómo la competencia social se ha convertido en muchos
casos en un requisito de acceso al mercado de empleo.
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"Competencia laboral es la capacidad productiva de un individuo que se define y mide en términos de desempeño
en un determinado contexto laboral, y no solamente en conocimientos, destrezas o habilidades en abstracto, la
competencia es la integración entre el saber, el saber-hacer y el saber-ser"
Agustín Ibarra
Hay tres tipos de competencias laborales:
• Competencias básicas: son los requisitos mínimos que se exigen en la mayoría de los empleos. Hacen
referencia a todas aquellas habilidades y conocimientos que se necesitan como mínimo para desempeñar la
mayor parte de los empleos. Aunque siempre hay excepciones, y hay diferencias entre diferentes profesiones,
los expertos coinciden en que hoy en día las competencias básicas son:
• Dominio de otra lengua
• Conocer y aplicar la tecnología informática como usuario (navegación, procesamiento de textos.)
• Conocer el contexto legal y económico donde se desempeña la tarea productiva (derechos, obligaciones.)
• Competencias profesionales: son el conjunto de habilidades y conocimientos relacionados con el puesto de
trabajo en concreto. A un administrativo de personal se le exige que conozca un programa de gestión de
nóminas, que sepa contabilidad. Este tipo de competencias, por tanto, son diferentes para cada ocupación.
• Competencias transversales: habilidades y conocimientos no relacionados específicamente con una
actividad profesional. Se ponen de manifiesto en diferentes ocupaciones, y tienen más que ver con la forma en
que se realiza el trabajo. Las que tienen más impacto en el mundo laboral tienen que ver con la relación con
otras personas; hablamos de la capacidad de trabajar en equipo, de resolver conflictos y de negociar.
Muchas de las dificultades que presentan las personas para mantener un empleo son explicadas por el
déficit en estas competencias, que no son sino competencias sociales.
Estas variables no deben ser entendidas como la causa de la mirada o de ausencia de la misma; ya
mencionamos anteriormente que el comportamiento social es situacional; y en cada situación interactúan
muchas variables externas e internas, para dar lugar a un comportamiento determinado; es por tanto la
combinación concreta de variables la que determinará el resultado final, y en este caso, el hecho de mirar más
o menos.
Pero conocer estas generalidades sobre la mirada nos puede servir para analizar nuestro propio
comportamiento y tratar de mejorar aquellos aspectos que mejoren nuestra competencia social; ya
sabemos, por ejemplo, que si queremos comunicar a alguien que nos interesa, mirarle a los ojos durante la
conversación nos estará ayudando a hacerlo.
Lección 14 La sonrisa
En general, la sonrisa es el signo característico de las emociones positivas y agradables, aunque no siempre
es así. La sonrisa tiene un elevado valor comunicativo, debido a que se puede utilizar con muchos objetivos.
Evidentemente, la forma de sonreír cambiará en función de la función que tenga. Cambiará la intensidad, la
latencia (tiempo que tarda en aparecer), la duración, y el tiempo que tarda en desaparecer completamente
Las diversas utilidades de la sonrisa son:
• Regular una conversación: sonreír es una manera de iniciar una conversación, de preparar para la
propia intervención o bien de invitar a la otra persona a que comience a hablar. Mientras se habla, la
sonrisa indica a la otra persona que le comprendemos, que estamos de acuerdo con lo que nos dice.
Finalmente, acabar una conversación con una sonrisa puede ser una buena forma de hacer sentirse
bien a la otra persona, y de dejar un buen recuerdo para el próximo encentro.
• Gesto de cortesía, al dar la mano, al despedirse, etc.
• Expresar emociones positivas: alegría, placer, diversión, excitación, alivio
• Enmascarar emociones negativas, como ira, tristeza, enfado, disgusto o miedo.
• Expresar turbación o vergüenza
• Coquetear
Parece demostrado que es realmente difícil igualar una sonrisa unida a emociones positivas con la que se
utiliza para enmascarar emociones negativas. La causa es el grado de control voluntario que tenemos sobre
los diferentes músculos que movemos cuando sonreímos.
El músculo cigomático mayor, que se extiende desde los pómulos a la comisura de los labios si puede ser
controlado a voluntad. Sin embargo, el músculo orbicular, que rodea el ojo, no puede ser controlado en toda
su extensión de forma voluntaria.
Varios experimentos demuestran que ese músculo se contrae completamente cuando la sonrisa es sincera, es
decir, responde a una emoción positiva de verdad. Esta es la causa de que las personas notemos diferencias
entre una sonrisa verdadera y otra forzada.
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transmiten los demás se obtienen teniendo en cuenta el conjunto de todos los canales de información, verbales,
y no verbales, así como el contexto donde está teniendo lugar el episodio comunicativo.
Además, utilizar una postura corporal correcta nos puede servir para ser más convincentes y mejores
comunicadores si sirve para acompañar al habla. Un cambio de postura puede llamar la atención del
interlocutor e indicar que se va a cambiar de tema, o que se quiere darle mucho énfasis a lo que se va a decir,
o bien para tomar o ceder la palabra.
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Pero los gestos con las manos también pueden servir para ilustrar nuestras emociones y actitudes.
Veamos algunos gestos y la emoción o actitud que en muchos casos suelen tener asociados, siempre en función
del contexto:
• Colocarse la mano sobre el pecho: sinceridad
• Juntar la punta de los dedos de ambas manos: confianza en uno mismo
• Manos muy apretadas, tensas, o que juguetean con cualquier objeto: nerviosismo
• Tocarse la barbilla: actitud pensativa, de toma de decisiones.
Movimientos con las piernas y los pies
Los movimientos que se asocian a tensión son:
• Oscilaciones rítmicas arriba-abajo del pie
• Apretar con fuerza las piernas entre sí
• Cambios muy frecuentes en la posición de las piernas (cruzarlas sobre un lado, luego sobre otro,
estirarlas.)
Lo ideal es que las piernas estén en posición relajada. En función del contexto, se puede recomendar alguna
postura concreta. Así, por ejemplo, durante las entrevistas de trabajo no se suele recomendar que se crucen
las piernas; se podría interpretar, dependiendo de otras variables presentes, como un gesto de excesiva
informalidad, o bien, por el contrario, como actitud defensiva. La posición ideal para una conversación formal
es aquella en la que la pantorrilla y el muslo forman un ángulo de noventa grados.
Distancia interpersonal
El espacio personal es el espacio cuya invasión nos provoca malestar. Por ello, tratamos de mantener
una distancia mínima con los demás, la distancia interpersonal. No cabe duda de que las personas
necesitamos un espacio alrededor nuestra para sentirnos bien, que cambiará en función de la situación, de
nuestro estado de ánimo, de la cultura de procedencia, del tipo de personas que nos rodean. Cada situación
conlleva una distancia mínima cuyo acortamiento nos hace sentirnos incómodos y que tratamos de defender
de diversas maneras.
Por lo tanto, es deseable que nos demos cuenta de las señales verbales o no verbales que nos mandan los
demás cuando vulneramos su espacio personal.
Cuando las personas necesitan mayor autonomía, protegerse de la comunicación, así como liberarse
emocionalmente, pueden optar por retirarse de los demás y así incrementar su distancia interpersonal
Ya hemos mencionado que las diferencias culturales en lo que se refiere a espacio personal son muy variadas.
Los árabes necesitan por lo general menos espacio personal que los latinos, y éstos menos que los ingleses y
los estadounidenses. También hay diferencias de género: las mujeres, por lo general, se aproximan a los demás
más que los hombres; y también ocurre lo contrario, la gente se acerca más a las mujeres que a los hombres.
Es posible que estas diferencias también se deban a la cultura, a los roles diferentes que se asignan a cada
género.
Pese a la gran variedad en la delimitación del espacio personal, los expertos suelen dividir el espacio en
cuatro zonas con respecto a una persona:
• Zona íntima (15-45 cm): esta zona es la que las personas cuidamos con mayor persistencia, como
una propiedad privada. Es el espacio al que pueden acceder las personas con la que tenemos una
relación muy íntima y de afectividad. El contacto corporal es fácil, el tono de voz se puede bajar sin
problemas para seguir siendo audible, y nos llegan otras sensaciones como el olor o el calor que
desprende la persona. Sin embargo, la visión completa del interlocutor se dificulta debido a la cercanía.
• Zona personal (46 cm - 1,20 m): es la distancia que se guarda en relaciones cercanas, aunque no
íntimas (compañeros de trabajo, reuniones sociales, fiestas.) Es una distancia en la que también es
fácil el contacto corporal, pero se ve mejor al interlocutor, perdiendo influencia otros sentidos.
• Zona social (1,21 cm- 3,6 m): esta distancia es la que solemos mantener cuando nos relacionamos
con personas que no conocemos, extraños; en definitiva, la que empleamos en relaciones
impersonales. Suele requerir un mayor volumen de voz.
• Zona pública (más de 3,6 m): este espacio es el que se extiende hasta el límite de lo visible y lo
audible. Es el de las ocasiones públicas, y los actos formales.
Apariencia personal
El aspecto exterior de las personas cuenta con una serie de características que en principio no son modificables
(excepto por el uso de la cirugía estética), tales como la forma de la cara, la altura, la estructura corporal, etc.)
Pero la mayor parte de los componentes de la apariencia personal son completamente modificables (color de
pelo, maquillaje, tipo de ropa, musculatura, depilación, utilización de lentillas.) La lista de posibles cambios
que hacer en la apariencia personal es interminable, y más en la época actual, que favorece este tipo de
cambios.
La apariencia personal tiene un valor comunicativo muy potente; de hecho, la primera impresión que los
demás se forman de nosotros, viene determinada ella, además de por los esquemas mentales del que observa.
Las personas extraemos conclusiones observando la apariencia personal sobre aspectos tan dispares como la
edad, la sexualidad, la inteligencia, el nivel sociocultural.
Cada persona utilizará el valor comunicativo de la apariencia personal según su propio criterio, siendo
consciente de las posibles inferencias que los demás puedan hacer. Pero es cierto que en ocasiones las
situaciones nos pueden exigir un cambio en nuestra apariencia (pensemos en un puesto de trabajo en el que
se nos exige llevar chaqueta y corbata, por ejemplo), y aquí queda la libertad de cada uno para aceptar o no
ese tipo de cambios. No debemos enfadarnos, o pensar que nos están coartando cuando nos exijan un cambio
de indumentaria en un puesto de trabajo o en un determinado acontecimiento social, ya que responde sin
duda a ese valor comunicativo de la apariencia personal.
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Volumen
Los cambios en el volumen de voz tienen como objetivo fundamental lograr que los demás puedan escuchar lo
que decimos. Pero lo cierto es que en muchas ocasiones el volumen de voz empleado no se ajusta a las
necesidades reales.
Un volumen muy bajo de voz suele transmitir a los demás actitudes como sumisión, tristeza, o timidez. Por el
contrario, la voz muy elevada puede indicar, según el contexto, seguridad, dominio, extraversión, persuasión,
ira o tosquedad. El volumen moderado, por el contrario, casi siempre se asocia a características positivas,
como agrado, alegría.
Es la situación concreta la que determina el volumen de voz más adecuado, aunque la tendencia que debe
guiarnos siempre es la de no gritar, pero a la vez conseguir que se nos escuche con claridad. Un fenómeno que
tiene lugar con frecuencia es el hecho de que las personas utilizamos un volumen correcto de voz, excepto en
situaciones especialmente difíciles para nosotros, como pedir un favor, o rechazar una petición de un amigo o
un compañero de trabajo. Es importante por tanto centrar nuestros esfuerzos en estas situaciones para
mejorar nuestro desempeño.
Tono
El tono de la voz es la cualidad que se produce por la mayor o menor tensión de las cuerdas vocales, dando
como resultado una voz más aguda o más grave. Esta variable se considera fundamental, ya que diferentes
tonos pueden cambiar completamente un mismo mensaje verbal. La expresión "¡Me ha encantado el
concierto!" la podemos decir con un tono sarcástico o convincente, por ejemplo. Además, una misma sentencia
podemos decirla cambiando el tono de manera que se haga hincapié en una palabra u otra, y variando
así la intencionalidad del mensaje. Vamos el siguiente ejemplo, donde se ha subrayado la palabra que se ha
querido enfatizar hablando:
Ojalá que vuelva a verlo. La intención es enfatizar el deseo, el interés por verlo de nuevo
Ojalá que vuelva a verlo. Aquí se quiere expresar que lo que se desea es verlo, no mantener otro tipo de contacto
que no sea el contacto directo.
En los casos en los que el tono proporciona una información contraria al contenido verbal, se suele
conceder mayor credibilidad al tono de voz .
Es conveniente cambiar el tono a lo largo de la conversación, ya que así se logra dar mayor sensación de
dinamismo. Esto se puede lograr de varias maneras:
• Cambiando el tono en las palabras que nos interesa resaltar
• Elevando el tono al final de las preguntas
• Bajando el tono al final de las afirmaciones
Un tono monótono, que no cambia, por el contrario, es señal de aburrimiento y la monotonía.
Lección 21 Fluidez
La fluidez del habla se ve disminuida por silencios, muletillas, repeticiones. Para unas personas las dificultades
en fluidez del habla escapan a su control consciente, y les puede resultar difícil superarlas, ya que están muy
generalizadas. Para otras, los problemas de fluidez aparecen únicamente en situaciones concretas,
especialmente en las que suponen un incremento de la ansiedad o de inseguridad.
En general, la falta de fluidez del habla se interpreta, dependiendo de la situación concreta, como
inseguridad, aburrimiento, incompetencia, o falta de interés por el contenido de la conversación. No es
bueno, por, tanto, que la falta de fluidez sea una variable que acompañe habitualmente a nuestra forma de
hablar, y debemos trabajar para mejorarla.
Hay tres tipos de problemas de fluidez:
• Excesivo uso de silencios: los silencios alargados en mitad de una sentencia dificultan la comunicación. Las
personas valoramos aún más negativamente el exceso de silencios cuando proceden de desconocidos; solemos
atribuirlos a ansiedad, enfado o desprecio.
• Excesivo uso de muletillas: las muletillas son palabras que se repiten en exceso en el discurso, para "rellenar
silencios", entre ideas. Suelen denotar que la persona está nerviosa, y en ocasiones que está aburrida.
• Aparición de tartamudeos, repeticiones, omisiones, pronunciaciones incorrectas, etc. Este tipo de dificultades
suelen ser las más difíciles de eliminar, y a veces es necesario recurrir a terapia del lenguaje. Es importante
saber, pues, que hay profesionales capacitados para erradicarlas.
Claridad
La claridad se ve dificultada cuando farfullamos, chapurreamos, arrastramos las apalabras, o tenemos un
acento muy fuerte. Es frecuente que las personas interpreten como señal de ira o de impaciencia el hecho de
farfullar o chapurrear. Arrastrar las palabras, por el contrario, se suele considerar señal de aburrimiento o de
tristeza.
Velocidad
La velocidad media que empleamos las personas al hablar es de 125 a 190 palabras por minuto. Por
encima de 275 ó 300, el habla comienza a ser ininteligible para los demás. Hablar rápido suele ser interpretado
como señal de emociones tan dispares como alegría, sorpresa, extraversión, vehemencia, ansiedad.
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Hablar excesivamente despacio también puede hacer que la otra persona pierda el hilo, dificultando la
comunicación. La baja velocidad de habla puede ser señal de aburrimiento, de depresión, o de confusión.
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• Cerradas: las preguntas cerradas se contestan con un monosílabo o a lo sumo dos o tres palabras; son
preguntas del tipo "¿Dónde has aparcado?", o "¿Te lo has pasado bien?". Se puede apreciar que facilitan menos
la conversación.
A continuación se exponen las características básicas de los tres estilos de respuesta. Los modelos que se
proponen son generales, no tienen que estar necesariamente todas las características presentes; cada persona
tiene sus particularidades a la hora de comportarse.
Por otro lado, es muy importante tener en cuenta el hecho de que el comportamiento está condicionado por
la cultura donde vivimos. Así, el hecho de calificar un comportamiento como asertivo, agresivo o inhibido no
debe realizarse de forma taxativa. Hay culturas en las que se suele elevar más el tono de voz, o las personas
se comunican situándose más cerca en el espacio.
También hay grandes variaciones culturales tanto en la clase como en la cantidad de tacto empleado en las
conversaciones. No sólo podemos hablar de diferencias culturales; también hay diferencias en función del
rol que tengamos en un momento determinado; una persona se comunica de manera diferente si está con sus
amigos, su familia, sus compañeros de trabajo…
Por tanto, calificar un comportamiento como asertivo, inhibido o agresivo depende no sólo de las características
del mismo, sino de los objetivos que se propone el comunicador así como de las consecuencias del mismo.
La mujer ha evitado que la discusión vaya a más; y eso sin duda la habrá aliviado. Pero a largo plazo, el
problema sigue estando ahí, pese a que a corto plazo evite un problema menor y alivie momentáneamente su
ansiedad.
Al igual que ocurre con el comportamiento inhibido, el agresivo también conlleva una serie de beneficios a
corto plazo; en primer lugar, comportarnos de forma agresiva supone una expresión y liberación emocional,
lo cual es bastante reforzante. Además, pueden aparecer sentimientos de poder momentáneo, ya que es muy
probable que los demás se sientan intimidados ante el comportamiento agresivo. Pero quizás la mayor
recompensa sea conseguir los objetivos propuestos. Pensemos por un momento en la siguiente situación:
"En un concierto gratuito celebrado en la plaza del Ayuntamiento, los asistentes tratan de conseguir un
asiento, con cierta prisa porque es evidente que no hay sitio para todos. En un momento determinado,
uno de los asistentes reserva un asiento para su acompañante, que aún está a pocos metros de distancia.
Entonces, llega otro asistente y se sienta directamente en la silla que está reservada. Ante la petición de
que abandone el sitio por encontrarse ocupado, la persona responde con un tono de voz elevado: "¡Pero
bueno! ¡Es increíble! ¡Yo he llegado primero! ¡No pienso abandonar esta silla, no es mi problema!" Esta
persona se ha comportado de forma agresiva, y es posible que se quede sentado en la silla porque a
mucha gente le daría vergüenza continuar insistiendo y ser objeto de atención de los demás."
Pero lo cierto es que, en general, las personas que mantienen el comportamiento agresivo a lo largo del tiempo
sufren las siguientes consecuencias negativas:
• Aparecen en las personas de alrededor sentimientos de resentimiento, desconfianza, ansiedad
• Los familiares, los amigos, los compañeros de trabajo, pueden comenzar a evitar en determinadas
situaciones a la persona que se comporta de forma agresiva
• Tensión en las relaciones interpersonales, y por lo tanto relaciones insatisfactorias, distantes
• Sentimientos de culpa, al ser conscientes de que se ha avasallado a los demás
• Baja autoestima
• Soledad
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• A largo plazo los objetivos dejan de conseguirse, ya que las relaciones sociales se desgastan
• Se sufren contra-agresiones; los demás pueden optar por responder también de forma agresiva. Se
puede desembocar en una "escalada de violencia".
Para ejemplificar los inconvenientes del comportamiento agresivo, analicemos la siguiente situación:
"Carlos y Luis son dos amigos que han quedado para cenar en un restaurante. Carlos llega tarde, y Luis debe
esperarle durante media hora.
• CARLOS: Perdona, es que.
• LUIS: (Gritando) ¡Es increíble! ¡Otra vez llegas tarde! ¡Se quitan las ganas de quedar contigo!
• CARLOS: Oye, lo siento, déjame que te cuente
• LUIS: No necesito que me cuentes; me tendrías que haber llamado antes. Ese era el momento de las
explicaciones.
• CARLOS: No, no te he llamado, es cierto; pero.
• LUIS: (Gritando de nuevo) ¡Que no, que no, que no tienes excusa! Yo tengo muchas cosas que hacer,
bastante más importantes que las tuyas, que estás de vacaciones, por cierto
• CARLOS: Oye, no te pases
• LUIS: No me estoy pasando, el que se ha pasado eres tú. Ni se te ocurra volver a hacerlo.
• CARLOS: Me voy. No pienso cenar contigo. Estoy empezando a pensar que eres un amargado. Cuando
se te pase el cabreo me llamas. Adiós"
Está claro que Luis ha sufrido inconvenientes por el comportamiento de Carlos; ha perdido tiempo y ha
permanecido solo en un local público, lo cual puede resultarle incómodo. Pero no le ha dado a su amigo la
oportunidad de explicarse, de saber los motivos por los que ha llegado tarde. Además, ha puesto sus
necesidades por encima de las de Carlos, dando por hecho que su tiempo es más importante, ya que él está
de vacaciones. A corto plazo, Luis va a tener que cenar solo, y más adelante, si quiere mantener su amistad
con Carlos, tendrá que esforzarse de alguna manera para lograrlo.
Ya hemos mencionado que el comportamiento asertivo suele ser el que conlleva más beneficios y menos costes
personales y de relación:
• Mejora el control de las personas sobre su medio
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Curso Habilidades Sociales
• Se suele resolver los problemas, aumentando las consecuencias positivas de la comunicación y
disminuyendo las negativas
• Nos sentimos mejor con nosotros mismos por habernos expresado teniendo en cuenta el bienestar de
los demás
• Sentimientos de satisfacción
• Los demás nos aceptan mejor, las relaciones sociales a la larga son más satisfactorias
Veamos ahora una situación en la que un empleado (Luis) de la cocina de un restaurante quiere hacerle
una crítica a un compañero (Pedro):
• LUIS: Pedro, me gustaría hablar contigo un momento
• PEDRO: Venga, dime. ¡Rápido que hay mucho que trabajar!
• LUIS: De eso precisamente quería hablarte; verás, hace un tiempo que pienso que nosotros dos
podríamos organizarnos mejor, para que el turno de noche, que es el mío, no se viera tan cargado de
trabajo.
• PEDRO: ¿Qué pasa? ¿Ahora resulta que tú trabajas más que yo?
• LUIS: ¡No, hombre! Yo no he dicho que trabaje más que tú. Lo que te quiero comentar es sobre el tema
de la limpieza. Verás, últimamente vengo notando que cuando el turno de noche entra, la cocina no
está del todo limpia; por ejemplo, alguna basura, como las botellas y los botes no la tiráis, y ocupan
mucho sitio, por lo que tenemos que tirarlas nosotros; y muchas veces ocurre que algunas sartenes y
ollas no están limpias, y nosotros tenemos que limpiarlas antes de ponernos a cocinar, y eso nos
enlentece un poco.
• PEDRO: Oye, oye, que yo hago mi trabajo lo mejor que puedo; además, ya sabes que por la noche hay
que limpiarlo de nuevo todo, así que si se queda algo no pasa nada.
• LUIS: Perdona, Pedro, estoy segurote que tú haces el trabajo lo mejor que puedes. Solamente estoy
planteándote una necesidad que tenemos los del turno de noche. Necesitaríamos que tratarais de tirar
toda la basura y dejar todas las sartenes y ollas limpias, para así poder trabajar mejor. Y con respecto
a lo de que luego hay que limpiarlo todo de nuevo, te recuerdo que el dueño del restaurante nos pidió
que tanto en el turno de comidas como en el de cenas la cocina se quedara completamente recogida y
limpia
• PEDRO: ¡Pero bueno, esto es el colmo! ¡Dándome lecciones!
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• LUIS: (Sin levantar el tono de voz) Pedro, creo que me estás malinterpretando; no te estoy dando
lecciones; estoy hablando con un compañero de trabajo sobre algo que me incomoda, para que
busquemos una solución. Y hablo contigo porque creo que eres una persona con la que se puede
dialogar
• PEDRO: Mira, es que el ayudante que hay en el turno de comidas es muy lento, y muchas veces acaba
el turno sin que esté todo limpio. Y yo no me voy a quedar más tiempo para hacer el trabajo de los
demás
• LUIS: ¿Y has probado a hablar con él?
• PEDRO: No, la verdad es que no
• LUIS: Podrías comentárselo; dile que no se puede ir hasta que no quede toda la cocina recogida y
limpia y la basura tirada; es probable que se dé más prisa.
• PEDRO: Bueno, probaré.
• LUIS: Te lo agradezco mucho. Ya verás como el chico terminará a tiempo; realmente no se le está
pidiendo un gran cambio. Y para nosotros puede ser estupendo. Gracias de verdad, tal y como
pensaba, contigo se puede hablar.
Luis ha expuesto su petición a Pedro sin alusiones personales, y haciendo hincapié en las consecuencias
negativas que tiene para el trabajo la costumbre que tiene el turno de Pedro; y no ha perdido el control
emocional cuando Pedro ha comenzado a enfadarse; se ha centrado en el problema en sí. Y lo que es más
importante, ha aportado una posible solución.
Las etapas para lograr sustituir estos pensamientos irracionales por otros más realistas y menos dañinos son:
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Curso Habilidades Sociales
• Identificar las situaciones de interacción social en las que nos sentimos mal y no actuamos como
quisiéramos (en las interacciones con el otro sexo, con un superior en el trabajo, con los profesores, con los
padres.)
• Reconocer los pensamientos irracionales que nos asaltan en dichas situaciones. Es conveniente hacer un
registro, escribirlos.
• Identificar la emoción que nos invade en dichas situaciones, y que acompañan a los pensamientos
• Debatir la validez y la utilidad de dichos pensamientos. Para este debate nos pueden servir las siguientes
preguntas:
1. ¿Tengo pruebas de lo que estoy pensando?
2. ¿El pensamiento está basado en un hecho, o es una opinión, una inferencia, una
suposición?
3. ¿Me ayuda este pensamiento a conseguir mis objetivos?
4. ¿Me ayuda a solucionar los problemas?
5. ¿Qué influencia tiene este pensamiento sobre mis sentimientos y sobre mi conducta?
6. Incluso si lo que estoy pensando es verdad, ¿es tan negativo? ¿Es tan malo como parece?
7. ¿Por qué me altero tanto, si no puedo cambiar ese hecho?
• Proponer pensamientos alternativos.
La siguiente plantilla puede ser útil para llevar a cabo los pasos anteriores:
Descripción de Pensamiento/os
Cómo me siento Qué pienso Tipo de distorsión
la situación alternativos
- Él tiene el mismo
derecho a creerme
que yo a pedirle el
día libre, por lo
No me lo dará, mi Adivinación del cual eso no debe
Pedirle a mi
inseguridad hace pensamiento (doy ser inconveniente.
supervisor un día Ansioso
que se crea que por hecho que no
libre - Voy a ensayar en
estoy mintiendo me cree)
casa la forma de
hacerlo y así me
mostraré más
seguro.
Los ejemplos que se proporcionan en la plantilla son meramente orientativos; lo importante de buscar
pensamientos alternativos personales, generados por uno mismo, utilizando los dos criterios siguientes:
• Que reduzcan la emoción negativa
• Que nos sean más útiles a la hora de actuar, es decir, que sean compatibles con el comportamiento más
asertivo posible.
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