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DESARROLLO SOSTENIBLE

Desde el ámbito político e institucional se preconiza, insistentemente, que el desarrollo


sostenible es, en el momento actual, la alternativa más plausible al modelo de desarrollo
dominante, cuestionado y criticado por su responsabilidad en la crisis ecológica global y en
el acrecentamiento de las desigualdades sociales planetarias.

La tesis de que el bienestar humano debe alcanzarse de forma justa y perdurable, mediante
un modelo de uso y gestión del entorno que asuma los límites naturales y la capacidad de
carga de la Biosfera, es el fundamento de esta nueva corriente en la teoría del desarrollo.

Sin embargo, tras dos décadas de un intenso debate (si partimos convencionalmente de 1987,
con la aparición del Informe Brundtland) y de un sinfín de experiencias con mayor o menor
éxito, el desarrollo sostenible sigue divagando por caminos de una acusada ambigüedad,
tanto a niveles teóricos como en la definición de instrumentos y programas que pongan en
práctica sus ambiciosos principios y objetivos.

Especialmente preocupantes son los escasos avances que en materia de sostenibilidad se han
alcanzado (haciendo un balance global, a escala planetaria) y ello, en parte, es atribuible a
una utilización acrítica sin más del término, sin dar cabida a sus amplias posibilidades
conceptuales y de interpretación.

De lo anterior se desprende que las construcciones filosófica, conceptual, metodológica y


operativa del desarrollo sostenible no parecen ser etapas que hayan sido totalmente superadas
o cerradas, lo cual es indicativo de que el manejo común del término (nos referimos, sobre
todo, en el ámbito político, institucional, en los medios y en su utilización popular) va
acompañado de altas dosis de desconocimiento y confusión, en algunos casos intencionadas.

El desarrollo sostenible es un concepto definido en el Informe Brundtland de 1987, elaborado


por distintas naciones, y que se refiere al desarrollo que satisface las necesidades de la
generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer
sus propias necesidades. La redacción de esta premisa supuso un cambio social, ambiental y
económico importante que, además, aludía a discusiones morales sobre el medioambiente
que nunca antes habían sido debatidas.

Los objetivos finales del desarrollo sostenible son:


-Mejorar la calidad de vida de todos los miembros de una comunidad (todos los ciudadanos
de un país y del mundo).

-Velar por la integridad de los sistemas de sustentación de la vida (tanto humana como no
humana).

Cinco años después, a través del Programa 21, forjado en la Cumbre para la Tierra de 1992,
se adoptaron convenios sobre distintos ámbitos que incluían un capítulo sobre Educación,
formación y sensibilización. Estos acuerdos recalcaban la importante función que ejerce la
educación en la sociedad para alcanzar la sostenibilidad.

En 2002 tuvo lugar una cumbre celebrada en Johannesburgo, en la que se insistió en que el
desarrollo sostenible debía comprender de forma equilibrada la integración de objetivos
sociales y ambientales para, a la vez, obtener un mayor desarrollo económico.

Referencias bibliográficas

Gómez Gutiérrez, Carlos (2005). El desarrollo sostenible: Conceptos básicos, alcance y


criterios para su evaluación. Recuperado de:
http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Havana/pdf/Cap3.pdf

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