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CIENCIAS SOCIALES _

Oolwmóndiágidaparlmm Beálin

10
Niklas Luhmann

La Ciencia
de la Sociedad
Traducción de Silvia Pappe, Brunhilde Erker y
Luis Felipe Segura.
Bajo la coordinación dejaviel' Torres Nafarl'ate.

&
UNWERSIDAD
IBEROAMERICANA
&ªlteso-
íÃ' %%erin
I. EDITORIãL DEL HOMBRE
UNICVERSIDAD IBEROAMERICANA
BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO
CENTRO DE INFORMACION ACADEMICA

Luhmann. Niklas.
La ciencia de la sociedad ! Niklas Luhmann ; traducción de Silvia
PaPPe. Brunhilde Erker. Luis Felipe Segura ; bajo Ia dirección de Javier
Torres Nafarrate.
516 p. : 23 cm. (Autores. textos y temas. Ciencias Sociales ; 10)

I_Sislemas sociales. 2.0iferenciación (Sociología). I.Pappe.Silvia.


ll.Ton'es.Nafarra1e.Javier. [ILL IV. Serie.

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BlauoTech. ...._—---—-—- :] (3.1


Título cn alemãn cmlelCªC'ºN _....-— F
Die Wissenschafr der Gesellschaft __,_........,.-.-———D ;
Suhrkamp Verlag. Frankfun am Main, 1990 ._
ISBN 3-518-58065-5 '" -" _“ _,-___ (frª?

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No. GE. FDHNSPÍTÚ ...,—_
Primra edición en espaõol; 1996 No. DE Edil «*ª—fªfª
© Suhrkamp Verlag, l990
GLAVE ”1.24,ij
(, “"
© Universidad Iberoamericana. A.C.. 1996
Nu. ADQ- M
Prol. Paseo de la Refom'm BSO
Col. Lamas. de Sama Fe
UIZIU México. DF.
En coedición con e] Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de. Occidente
(ITESÚ). Guadalajara. México. y Editorial Amhropos. Barcelona. Espaha.

ISBNz968-859-211-0
ISBN: 84-7658—491-1

Fotocomposición & impresión: Diseão y Letras. S.A. de CV. Cuenca No. lA.
Cu]. Aiamos. México. DF. Se Limron 2.000 cjemplams.

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Ilfà'; "º-054
Todos losderechos mucrvudns. Em publicªción no puede ser modwidu, ni todo (O
&;ni registrada
ªltª;:
na “' pnrun ' d: . Mundº;..rm ' cn _, Ímm'wml'hiuªlfmdla
...... .m _, , .por Ímocop'la. :: aun! “molto. sin :!
pçrrmsn
Nf"?
previu por escrito de la editorial. '.
- " __ W

.............
.................................... 9

1 Çonciencia y Comtuúcación ......................... 13


2 Observar ....................................... 55
3 El Çqnocimímm .................................. 93

. '. ....................................... 125


" 5 La ciencia como sistema ............................. 195

. 6 Redmdones cometas .............................. 261


...
ª' "7 Reflexión .................................... 335

o'B Evolución .Í . . ................................... 559


o 9 Ciencia )( Sociedad ................................ 435
'O lºla modernidad de la Ciencia ........................ 493
.....
de materias .................................... 505

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titulo de La Ciencia da &; Sociedad queremos indicar que la ciencia no será
aqui como un observador que oscila libremente sobre el mundo, sino como
ma de la sociedad que produce conocimiento, y formulado con mayor
" . como el sistema funcional de la sociedad. En este sentido. nos ubicamos
;pismo plano de las investigaciones sobre la sociedad relativas a su economía,
, derecho, etcetera.
-m argo, en el âmbito de la ciencia nos topamos con una afirmadón prefe-
Ideterminada por la lmdición; no como el caso de la política, por una
en la sociedad, sino por una posición um de ella.
In, 'e-si queremos conocer la sociedad, el primer paso es hacerse cargo de las
_ (mes de posibilidad del conocimiento, y ésta es una tarea que ha de lievarse
antes de que nos ocupemos de éste o de cualquier otro objeto.
. , ian, édónde vamos & situar esta posición que se encuentra fuera de la socie—
, además suponimdo que esa pasición fuera posible. iquién estaria en ccmdicio-
“observada?
"da por los análisis lingúíslicos. la filosofia analítica ha podido dar pa-
, ortantes para integrar las condiciones sociales en la epistemologia al
_ .e en las asevcraciones y el discursa público como formas de búsqueda
crdad.
, embargo la orientadón hacia el lenguaje ha determinado que tudo esta ten-
sin una dosis aprapiada de teoria de la comunicación, y con esta se ha
o tanto más el contacto con los científicos sociales —cuyo proceder em bastan-
;enuo desde el punto de vista filosófico. Ni las formas radicales de un
'vismo socioepistemológico, ni las de] programa fuerte de investigación
entííica permitían aqui un enlace, por lo que. la brecha ha provocado un buen
:*" aro de estériles controversias )( malentendidos.
' estra pretensiõn es superar este W con la tzsis de que una teoria del conoci-
== to apropiada debe ser ademada a una sociedad ftmcionalmeme diferenciada. Esto
ilha teoria del conocimiento debe tener en alana la difamdación de un sistema
" . . de la ciencia )( hacer de esta posibilidad misma un objeto de rcfleadón.
posible que la única manera en la que la filosofia pudiera reivindicar su dere-
. a voz sea ªhondando en los problemas epistemológicos y considerados como

9
cuestiones previas, es decir. cuesliones que exigen una clarificación previa al inicio
de la investigación científica propiamente dicha, o bien considerados como proble.
mas que no pueden ser elucidados por medios empíricos.
En consecucncia, la filosofia se encuentra obligada & proponcr distinciones den-
tro de las cuales ella misma pueda encontrar su lugar. La distinción analíúcoisintéti-
ca consagrada por Kant constiluye hasia Ia fecha la oferta más exitosa al respecto,
Las ciencias cognitivas (que en nuestros días son predominantes) procedem Sin
embargo, de modo diverso. Ciertamente con frecuencia parten de un punto que
desde una perspectiva epistemológica no ha sido objeto de reflexión crítica. Es dc.
cir, presuponen que existe una realidad & la que podemos aproximamos con apara-
tos epistemológicas susceptibles de una investigación empírica, aunque pueda darse
un grado de dependencia sistemática sumamente diverso. Estas disciplinas desarm-
llan uma especie de conslructivismo que resuelve su problema de la realidad de
manera plural. Un constructivismo así se presenta en el caso de Lorenz )! de otros, lo
que resulta provechoso para la vida como una referencia al mundo externo.
Sin embargo. con ello no se da una solución satisfactoria al problema del conoci—
miento (y en este punto habría que recrmocer lo justo de las pretensiones de la
filosofia), sino sólo se le abandona de manera plural.
En el momento mismo en el que Bultzmann enuncia las leyes de la temodinámi-
ca sin que puedan ser verificadas en el plano molecular de la materia, se plantea un
problema adicional: el de la realidad de la prnbabilidad de la entropia.
Probabilidad es un concepto que presupone un observador. Ahora bien dobserva
el observador su propio decaimiento termodinâmico? éSc observa a sí mismo como
su propio objeto? 6.0 más bien se ve obligado por sus propias observaciones, e inde-
pendientemente de quién sea, a concluir las condiciones de posibilidad precisamen-
te de estas observaciones (en este caso, negcntropía)?
La genética —no importa cuál sea su tipo— enfrenta el mismo problema. &Quién
() quê es lo que realm ente discrimina la construcción de un cierto orden? Cierta-
mente no es la in)?)macián la que lo hace. dDebemos conjeturar la existencia de un
observador, o de plano suponcr, como hace Ranulph Glanvillc, una autoobservaciõn
como discúminación constructiva de los objetos?
Casi todas las disciplinas se interesan en la actualidad en este tipo de proble-
mas; desde la física hasta la sociologia, pasando por la biologia, Ia neurofísica, la
psicologia y la lingiiística. El problema socioepistemológico de la verdad se ha
convertido en un problema de todas las disciplinas. Podemos siempre pregun-
tarnos por las condiciones físicas, linguísticas y sociológicas del conocimiento:
pero Ia invatigación que: se [leve a cabo eu tomo & ello debe ser siempre antológica,
es decir, debe tener en cuenta las consecuencias que de allí se desprendan para
nuestra propia actividad.
Un círculo de este tipo no es, cn forma alguna, vicioso. Lu único que debemos
hacer es estar atentos a la conversión de los resultados de investigación en condicio-
nes de la misma, y tomarsc también tiempo para ello. La teoria empírica debe ser
suficientemente compleja —poniendo en tela de juicio la idoneidad de una lógica
bivalente— como para poder realizar la inferencia-aulológica. Comparadas con los
resultados y el progreso alcanzados a este respecto. las teorias del conocimiento

IO
LIBRO Uªlçº
..de manera automferencialmente aversiva o que se men para
an más bien una imprcsión secundaria.
,., de Popper ilustra fehacientemente la manera en que esas teorias se
' .:en Sugerencias metodológicas, que por supuesto estamos siempre dis—
mar um considemción y a recomendar que sem observadas.
.. .. ente, una licencia general para llevar a cabo um mvestigación antológica
.Wente pocas instmcciones. No explica todavía, por ejemplo, cómo hay
.a cabo esa investigación. A este respecto las disciplinas científicas deben
. su propio aparato teórico, correspondientemente revisado; en esta obra nos
..... os de la sociologia.
' "çontexto de una teoria general de los sistemas sociales autopoiélicos, descri-
ciencia como un sistema funciona] de la sociedad moderna que ha podido
:: bajo condiciones históricas de marco social ): converúrse en una uni—
.J ...- tiva propia, es decir, en condiciones para diferenciar lo verdadero de la
0 .ªs-
toobservaciõn del mundo por parte de los físicos no tiene que ser solamente
'tal, sino que también debe ser posible socialmente: para esta requiere de la
Jón de un sistema social de la ciencia. Sin embargo, para ello debe ser
. < "una serie de condiciones previas muy diversas. Debe llevane & cabo un
.qu era de acoplamicntos estructurales entre sistema y entorno, de tal manera
nnidad operativa, la autoorganización, no impida, sino que haga posible el
qremrsivo en curso con la disu'nción entre autorreferencia ;( heterorreferencia.
,posibíljdad de todo esta nos es familiar en el plano de los fenómenos cotidia-
" “un o es que todo este resulta posible constituye precisamente el tema de la
, = 'ón que aqui nos proponemos. Por lo demâs, el hecho de que el problema
tee como una cuestión acerca de] cómo, da realización imediata a la inferen-
., ôgica del resultado a la investigación.
«mado de manera más sencilla: lo que nos proponemos es asociar la teoria
' díferenciación funcional con el radicalismo -—aparentemente inevitable en
' ., : días— de los plantcamientos epistemológicos; pasar de aquélla a éstos
ersa.
“. trataria entonces, en primer lugar, de una contribución & la teoria de la
ad moderna. Pero al mismo tiempo, nuestra investigación debe aclarar má—
- : los conceptos epistemológicos que esta sociedad genera debido & la forma
Wan autodiferenciación. Y también, como un resultado semndario: équé tan in-
'mçiente resulta conformamos con conceptos como relativismo, pluralismo o
Worlernidad?
131 lector impaciente observará un considerable número de redundancias y repe—
Wes, tanto cn relación con otras de mis publicaciones como dentro del libro
Wo que en este momento tiene ante sí. Sin embarga. se me ha criticado con
mªnda lo concentrado de mi redacción. Espero que lo que parece un término
&Rádio entre estas dos extremos represente una solución defendible.
Por 10 demás, la dilicultad de presentar el texto de manera linea! ha sido eu gran
Mda la causa de las repeúciones en la exposición. El curso que la reflexión ha de
”“Sim" es demasiado complejo como para una presentación de este gênero. En rea-

ll
liªdãd, las repetidones, lo mismo que las andcipaciones-justifican- ,míâlfªuitma
teórica no lineai'.
Las ideas fundamentales de este libro fueron presentadas y dismtidas en un ma-
nuscrito provisional en un seminario de la Universidad de Bielefeld durante el se—
mesu'e de inviemo 1987—1988. Esta prueba de resonancia condujo a una reelahomción
a fondo del manuscrito. Quiero agradecer a 103 participantes, sobre todo a los miam-
bros del Grupo de Investigación Científica de 1a universidad sus valiosas críticas y
sugerencias. Me resta ahora decir, como es común, que los errores que aún persistan
son de mi enterra responsabilidad.

Niklas Luhmann
Bielefeld, marzo de 1990.

' Cfr. en relación mn este mismo problema. C.]. Kiir. Architecmre nf Systems Problem Solving. NX,
1985. pp. viii y 35.

12

&
" . hablar de conocimiento y ciencia sirviéndose de una conceptualidad referida
'. De aalerdo con ello, el sujeto del conocimiento es el hombre 0, en todo-caso.
' ência del hombre, o posible'menle el peculiar colectivo de la conciencia tras-
tal del ser humano.
[úy difícil imaginar el conocimiento sin un portador de este tipo. En algún
'..» el mundo debe existir, y ser susceptihle de adjudicaciõn, examen y perféocio-
.-,.-"m. Inclusive cuando estamos Elosõflcamente inspirados )! ccncebimos al suje—
manera extramundana, no resulta danasiado problemático ir a buscado en la
ew más mama y pregunta por él.
también el conocimiento acerca de los criterios y los controla del conoci-
i -se introduce en el mundo, eu última instancia, a través de la representación
. Y si no 10 percibimos directamente'en los hombres, es decir, lo hemos Ieído
aí; . . .:, tenemos que recordar que los libros tienen un autor, Kant, por ejemplo'.
mwrestigación que aqui emprendemos depende de que nos apartemos de esta
mción atributiva; de cualquier manera, intentaremos proceder como si esto
posible.
Fera bien, para que esta pueda lograrse cs necesario caracterizar en un pri-
p'ítulo precisamente esa convención, delinear sus consecuencias y adenn'alnos
na alternativa teórica.
“alrihución de conocimiento & algo que en la comunicación se designe como
fibre, sujeto, cºnciencia, individuo, ha tenido enormes consecuencias. Ya en la
ufía griega las controversias sc dirimían en el marco de esta canvención
'anameme plausible.
do. por ejempio, en el Beam se aborda el problema de si el hombre 'es la
. 'da de todas las cosas, la alribución de conocimiento al hombre es algo que no
pone en duda; lo único que se hace es negar, en nombre del lagos que cada uno de
* tros pueda dar lugar, a su modo, a un criterio de verdad y falsedad.

ªlas usos estilísticos medievales que hadan hablar al libro carne a un autor no han sobrevivido. No sería
- :: retomados. puesto que, en última instancia. en realidad. por lo menºs eu cuestiones denuncias, el
_,. tenido del libro como lecmra debe originalmente muy puma su autor.
En realidad, parece natural suponer que el conocimiento adste-eâ lºdº ,aquél a
quien sc pueda pregunta; para luego únicamente disputar la a'rbilirari'cdad subj &
tiva deljuicio y seguir trabajando en ese problema. Por 10 demás. tampoco en las
controversias tardias acerca de] realismo y el nominalismo se puso en duda la
iocalización del conocimiento en el hombre. En el curso de tales controversiaS,
éste se convirtió, cada vez más. en una instancia de su propio conocimiento. En
cierto sentido. se piensa, el hombre tiene el privilegio de poder equívocarse _º]
mundo no se equivoca sobre sí mismo— )( por ello es responsable también de la
cnrrección de sus yerros.
Mientras más claro finº. que la negatividad no dispone de un lugar en el mundo,
puesto que nada negativo puede ser, más se estuvo obligado a ubicar el conoci-
miento (enya base em la superación de los errores) ciertamente en el hombre,
pero al mismo Liempo & localizarlo transmundanamcnte. Mientras más se reconc-
ció en la observacíón empírica un instrumento para la adquisición dc conocimien-
to y control del mismo, más indicaciones se le presentaban al observador para
suponer la existencia de algo no empírico en sí mismo. Y mientras mayor fue lu
aceptación de esta en relación con la lógica. tuvo que reducirse aun más el mundo
mismo & algo alógico.
Inclusive los axiomas de la lógica, por ej amplo, el principio de no contradicción.
carecían de un correlato real. Porque es un hecho que si queremos demostrar que el
mundo existe de manera con Lradictoria :) consistente. tenemos que echar mano de
la prueba precisamente de este principioº.
Que el hombre haya sido visto finalmente como el sujeita de su conocimiento
puede entenderse como una residualización de su carácterde portador, como uma
especie de semântica transitoria aferrada todavia a la alribución al hombre, & pesar
de la conciencia credente de la diversidad étnica, de la diversidad de costumbres )!
creencías, y de la individualidad de los hombres, pero que ya no puede localizar esta
atribución de manera empírica, sino que la localiza tan Sólº en sí misma.
Sin embargo. en vista de la inmensa complejidad del carácter detallado )( de la
rápida variabilidad del Conocimiento científico, este sujetn se convierte en una qui-
mera. () como en Husserl, en un rebelde que explica que ni sus experiencias vitales
)! concretas en el mundo, ni su creación originaria de sentido son tomadas suficien-
temente en cuenta en la ciencia. Si además tenemos un rechazo de la experiencia
científica por parte del sujeto (debido a que aquélla sólo es posible en conceptos), 10
más natural parece renunciar completamente a la distinción entre 10 empírico y lo
traseendentalª.
Dejando de lado todos [(as supueslos teóricos especíãcos que tienen que ver con la
conciencia, la razón, la subjetividad, podemos caracterizar una teoria como

' Cfr.. por ejemplo. Allan, H.. A tor: er. à raison: lnlercrilique de la science et du mY'he. Paris. 1986, en
especial, pp. 141 as. .
' Si consemmos. como hace Motard en L:: diiférend. Ihrfs. 1985. p. 51. esta disLinmón, mnsu-uyéndula
como un círculo, llegammos al mismo resultado. L': disiinción tenia su sentidº mmº ªsimelrla: la
mimelrizada sr: macula :: sí misma.

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:. tal cuando no permite el cuestionamiento de las condiciones del eo—
;01' parte de los resultados del conocimiento. Las teorias transcendenta-
-.,cualquier inferencia antológica que recaiga en sí mismas.
Wario, podemos llamar empíricas o naturalistas aquellas teorias del
que no reclaman para sí ningún estatus excepcional en la esfera de los
genocimiento. y que pueden ser afectadas y limitadas por la investiga-
..-. en el alcance de las opciones abiertas al conocimientoª.
:." mvalora esta ensaiam, por lo que mundanos a la dístinción empírico
que 5610 as mmeúda por aquellas teorias del conodrniento myo enfoque es

deque el conocimiento es siempre el conocimiento de un sujeto y de que


gs siempre conciencia individual ha sobrevhrido al derrumbe de la distin-
=.-- :lo empírico y lo nascendental. Todavia en nuestros días, en especial er;
.- filosóficos”, aunque también en la vida ordinaria, puede considerarac
-.,.; .,concepción dominante. Ciertamente podemos llegar hasta la suposición
conciencia constitutivamente irreflexiva, no referida operativamente a un
' amianto y pmcesadora de los eventos de la conciencia; es decir, podemos
hasta el umbra] de 10 que en lo que sigue llamaremos autopoiaiis. Pero no
:..-:.]! más lejos. Y sobre todo, seguimos adhiriéndonos & la tesis de que el
.. consciente constituye el único caso de este tipo.
Mente, la filosofia analítica ha mantenido una distincíón correspondiente
;, - con la forma, pero la ha trasladado del sujeto al lenguaje. En relación
" lenguaje, 10 que le interesa no es la comunicación, sino las reglas, que a su vez
ún carácter barroso determinado por la teoria, deben conslituir el fundamen-
d'gma apistmwlogía nazuraiizada.
' embargo, esta distinción dominante entre 10 analítico y lo sintético no puede
"" damentada de manera lingíiística, pues presupone un acceso no empírico &
Jones cognoscitivas. A su vez, 1a linguística time que arreglàrselas luego con
' tinción igualmente no empírica entre lenguaje y metalcnguajeª.
']Was estas suposiciones desapareceu cuando, con ayuda de la sociologia, pasa-
--del lenguaje a la comunicación. entendiendo por ésta una operación dada
"pre de manera fáctica y que resulta empiricamente observablc.
.! ' uLasciencias que se enfrentam directamente a la complejidad de las relaciones
fªpíricas no suscribcn ya. desde hace mucho, esta tesis. Como resultado de una
' 1353 nadiciôn. que es también clara en lo que se reflete a la atribución de cano-
ríqiniento a los hombres, es posible constatar una cierta ídealización del observa-
,?" "en la forma de un complejo de medidas y cálculos. Esto es particularmente
1 “%*—"—

'. ' ' ' Es bien mocido. por supuesln, que precisamente esta opción en relación con el carácter limilable de las
|] EMI!“ permite al Lrammdenulista argumentar m Me. Esto no nos afecta mientras pennanewa dentro
& de “IES IfÍmites.
F “Un panomna de las discusicmeu Wales al respecto se encuentra en Rank, M., Die Unhintergehbarhil
*"wn Individualilãt, Francfort. 1935.
'. ' ' Cfr. Antony. LM. “Namralized Epistemology and the Study of Language" en Shimony. MNails. D.
'_ “(eds.). Naturalis'lic Epistemologr A Symposium of two Dadas. Dordrechl. 1987. pp. 235-257.

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válido en relación con la física moderna, la cual reHçia más: bien- lªszefectos de
sus instrumentos que los de las personas que la utilizam. Uno estaria realmente
tentado a renunciar a la versión subjetiva? y 3 hablar solamente de.- observar o de
las observaciones.
Sin embargo, una cautela de este tipo no es de mucha utilidad, si contamos con
una única posibilidad de identificar al observador. & iden tificarlo como ser hum ann,
Podemos describirlo. como es usual. de manera abstracta, tomando en cuenta Ia
circunstancia. de que el hombre hace más que simplemente observar. Pero en última
instancia, se continúa su poniendo para la que designamos como obscwación —y en
consecuencia, como conocimiento— un solo sistema de referencia, el hombreª. Pero
dpor qué tenemos que concrelar por medio del ser humano como sistema de refe-
rencia lo que entra a formar parte del proceso de producción !; reproducción dec
conocimiento, cuando sabemos que con ello nuestra designación es demasiado am -
plia (y 3. la vez. demasiado estrecha)?
A1 mismo tiempo, la sociedad moderna, con su extenso saber histórico ?
culturalmente comparativo, se obliga a sí misma a un rcconocimiento de la relatividad
de todas las concepciones del mundo y, por lo tanto, de todo conocimiento. En
nuestros días esta afmnación resulta válida inclusive para las ideas acerca del tiem-
po, del espacio, del color, etcétera, esto es, para las percepciones de forma Geslait de
todo tipo.
Pamcería, en principio, que la relativización y la subjetivación se apoyan recí-
procamente, proporcionando una & otra argumentos. Este es precisamente el pun-
to en el que hace hincapié la hermenêutica histórica (a de las ciencias del espíritu)
de la IÍIDSDfía de la Vida de Dilthey.
Sin embargo, con la atribución al hombre implícita en el concepto de sujeto se
lransmjte la idea de que siendo las concepciones del mundo algo relativo ): subjeti-
vo, podrían ser algo que es objeto de una elección. Parecería entonces que podemos
decidirmos por ésta o por otra Cºncepción del tiempo, del espacio, de las casas, de
los símbolosº. Pero éste no es el caso. Si partimos del ser humano individual como
sujeto, enconu'aremos que su participación en las relaciones de comunicación socia-
les hace que sus concepcíones se encuentren tan socializadas que las únicas liberta—
des de decisión existentes sean aquellas que socialmente resultam inteligibles. En
este relativismo que tenemos que aceptar no hay ninguna arbitrariedad, sino lan
5610 la demanda de los condicionamientos que deten'ninan el cómo de las dislincio-
nes. Pero esto equivale a una cuestión empírica, & una cuestión dirigida al observa-
dor por los observadores.

" Hasta ahora nadie habla de «el (Ia) observadoda)», pero pranto omrrirà si es que no pensamos rápida-
mente en algo mejor.
' Vénus esta paradújim )! pomjustipreciada descripción en Allan op. ciL [ver uma 2]. pp. 223 53. uCar
('a-hematom- phâfíqn n'ai pm un homme maia uu :yeh'rm: ídáa! comªm! par um apparzáf dr mmm :! un physician
(dial. c'est & din lm humm emas: capable de director definiam abjzclíw :" indicaram d.- raw ds msm «: df m
kar dªm & cad" de la WW WW» (suhrayados de NL.).
' En relación mn [acrílica de esta pmmisa. vem»: también Fuller. S.. Social Epistemology Bloomington.
1988. pp. 124 ss.

16
, ' '
Migª“ªmªm”wma? .-
s de una olo tan na

&:Exacta de'-los promos, de ,cognición empírica y la


_ ,,

'É " áÉá, de la unidad de referencia hombre. churmnente, 10 que


'aecir con este programa as que estamos obíigados a considerar el
'como una acción humana““. Pero no podemos detenemos allí cuando
'dbramós las condiciónes sociales de la investigación científica“. Con
xxxiportancia empistemológica el problema Emdamental de la relación
(: )( sociedad; aunque precisamente com ello resulte circular para la
de cáte problema.
:ld'gal; ocupémon'os de este círculo con una constatadón incualiona—
(alla mflación muestra ya que el hºmbre, considerado en su totalidad,
àno'cer tiene lugar debido a la posibilidad de equivbcarse. La vida &
':“. cerebro, n'a pueden errar La vida participa de manera decisiva en la
.. de concepdones verdaderas y falsas, ); tanto 1a una como la otra son
or ella de la misma manera, con las mismas operaciones, con los mis-

. "to, si de alguna manera queremos atribuir conocimiento al ser humano,


e'rirlo & su conciencia y reconocer en todo caso a la vida una participa-
L ' para hacer posible las observaciones discúminantes, y en particular,
"zu ªposs'blcs flos errores“. La atrihución al kom es entonces un artefacto,
' ',ón, por 10 que el probíema se convierte en la detenninadõn de cómo
É se Elabora )! utiliza. Es claro que una convención correspondiente en 10
ªºere a la comunicación de] saber resulta imprescindible. Pero si aceptamos
' ,onvierte la comunicación en la observaciôn que utiliza al hombreunica-
, ara poder continuarse (independientemente de lo que pretenda con esto)?
"- os“ llegar al mismo problema si pensamos en cómo es que se da en general
'.ón de una distinción entre seres humanos 3! cosas 0 entre sujetos y obje-
“mayoría de las ocasiones, esta distinción es simplemente presupuesta,
'cçompmbada luego“ en la introspección.
bargo, para poder llevar & cabo esta diferenciación no debe conocerse ni a
-—y por supuesto tampoco la propia— persona, ni el objeto. De hecho, la
"511 de la percepción del otr'o,no incluye en forma alguna sus procesos cons—
, (para no hablar de los neuroãsiológicos).

Cã. Quine. W&N. “Epistemology Nauralized”. en su Onmlogical Relativity and other Essays, NX,
. pp. 59-90. En reiadón con la amplia discusión &] respecto. cfr. Komblid'l. H. (al.). Namralizing
nºm . ogy. Cambridge, Mass. 1985. además del volumen ya citado de Shimonyy Nails, 1987.
Mªry Hesse suhrm am. & paar de afmnun daidemmm de criterios rafiomlcs, m*Soçiallrzm
. Mologia", Rassegna Italiana di Sociologia 28 (1987). pp. 3514535, )( también Knorr Celina, K.. “Das
',;mnschaftlidw labor als Ort der «Vadichmng- van Gesellschaft". en Zeitsdlrifl. fin- Soziologíe !?
, pp. 85-11".
- Es mnvmiente tener prmmc. sin embargo, que Manutan; opera meme de manera opuesta.
es. ubimndo ya el concepto de mgnidón en la esfera de la vida. 3! hablnndo de observación sólo en
« 'ón con siamas que dispunen de un lenguaje. Cfr. su Erkzmnen: Die Organisation und erõrperung
"' WirklidIkeiL Braunsdmaig, 1982.

17
No podiamºs pcmcibir cómo pcmibe el otro, sino tan sólo pªirªva percibe, ?
más exactamente, que lo hace con ayuda de la distinción sujetõiobjê'to. Para ellº
resulta mãciente el concepto dc «caja negra». La distinción misma constimye lª
diferencia primaria, y lo que se reconoce )! maneja, con base en la distinciõn intro.
ducida, como sujeto o como objeto no es más que su consccuencia.
Es precisamente esta distinción la que nos permite condensar lo que tenemos que
saber concretamente sobre los sera humanos 0 sobre las cosas para estar en grade.
de continuar la comunicación.
La distinción resulta necesaria para hacer posible la localizadón de los puntos de
contacto para la comunicación, () más exactamente, para que la comunicación pug.
da localizar los puntos de contacto para la comunicación. No hablamos con el objetº
sobre el sujeto, sino con el sujeto acerca del objeto. Lo que debemos saber (10 mismo
que cuánto tenemos que saber) sobre el otro sujeto () acerca del objeto depende de
1a comunicación y de sus respectivos temas ]; condiciones.
Esto resulta capectamlannente cierto en el caso de la comunicación científica. La
comunicación depende de esta diferencia ): no se desarrolla sino en el curso de [a
evolución social, para luego orientame de acuerdo con lo que los sera humanos
piensen mas de otros.
Desde el punto de vista empírico, es posible examinar. )( hasta donde se puede,
también constatar, esta tesis de 1a preeminencia genética de la comunicación inves—
tigando la interacción de los recién nascidos. Ya en su segundo mes de vida resultam
posibles cíertos modos de comportamiemo que se entienden como comunicación y
que, como tal, rcciben una respuesta, es decir, con los que todo este ocurre antes de:
la adquisición del lenguaje )( casi al mismo tiempo que el desarrollo de la capacidad
de diferenciación perceptiva". En ellojuega un papel importante la necesaria suce-
siõn temporal con“ su conexiôn selectiva de atención. Por ejemplo, la repetición, cl
tum takõzg. Es claro que dificilmente podremos interpretar estos hallazgos como una
disposición comunicativa innata de tipo orgânico“, pero sí podemos concebidos
como evidencia en favor de un inicio recursiva de la comunicación, como una evi-
dencia que nos puede ser útil como contribución & la comunicación (algo que toda-
vía no se pretendia que lidera así) ;( que luego, en cuanto resultado constituye la
capacidad de diferenciar entre el sujeto y el objeto.
Todas estas mílexiones conduoen a una reformuladón, rica en consecuencias, de las
suposiciones normalcs acerca de la constimciõn del Wega () acata de la producción de
la subjetividad del lú.

” Cfr. Brâtcn, S.. “Dialngíc Mind: The Infant and the Adult in Hutownvmafion'. en Carvana. MJ;.
(ed.), Naum, Cognition and System, vol. ], Dordrechl. 1988, 187-205.
“ Esta es la opinión dc'n'evarmm, C.. "The andah'nm of Intermbjectivity: Developmentoflnlm'personal
and Cºoperative Understanding iu Wants". cu Olson. DR. (ed.). TheSodal Foundations of Language and
'I'hwghl: Essays in Honor ofjemme S. Bnmer. NR.. 1980, pp. 312—342; del mismo amor: "The Primary
Molhe: for Cooperative Understanding”. en Butterworth, G.!light. P. (eds.). SocialCognitian: Studies of
Developmcnt of Understanding. Inndres, 1982. pp. 'N'-109. y mmbién “Development of hmbjective
Motor Control in Infanta”. en Wªde. M.OJW'hit'mg, Hmh. (eds.). Motor Development. Dordmdll. 2956,
pp. 209-261. Haga igualmente referencia a una discusión verbal con Tkevnnhen.

18
. =eorriente nos dice que un aujeto con un ounmctn cognitivo con su
erim'enta en algún momento que las otros seres' humanos son algo di-
mas. para luego contar como algo seguro con esta experiencia. El
_-..-o.. radical no ha podido hasta ahora superar esta versión, viéndose
consecuencia, & suponer en contra de su propio programa teórico una
malogía del yo, por 10 menos en 10 que se reíiere a una construcción

de ser notable que una y otra vez. 3; sin que haya una correspondencia
' ,._m-gún tipo, se llave a cabo esta construcción del alter ego. La ventaja
. a' es evidente: reside en una especie de prueba doble de la cogrúción,
-la autoperspectiva. como desde um heteroperspectiva'ª._Sin embargo,
' repeiición de esta misma solución del problema suscita algunas dudas,
.lar de la dificultad de demosn'ar, de alguna manera, la gênesis de una
(: 'ca de este tipo.
e ello, nuestro punto de partida es que la participación comunicativa
âapués de un tiempo de práctica suíiciente hace posible suponer un alter
Elíalidad de hacer posible la condensadón de experi-cias. La expe-
,m aria no reside en la presentación de una analogia, no importa qué tan
', entre [a vivencia propia y la ajena'ª, es decir, no reside tampoco en
de conocimiento de los hombres. Reside más bien en la necesidad de
“en relación con la comunicación entre el acto de comunicar y la infor—
.en enriquecer luego la diferencia con contenidos de sentido.
" de ello, la comunicación es también condiciôn para algo parecido a la
cúvidad (si es que verdaderamente deseamos conservar 1a apresión), no
:Eís precisamente este proceso de hacerse cargo de situaciones que pueden
' como comunicación el que da motivo para el surgimiento de um do—
- cia con la que tiene su inicio Ia autopoiesis de los sistemas sociales".
. le pemliaridad de la conciencia para la comunicación reside en la per-
esto es, en la imaginadón intuitiva. La mejor manera de entender esta
Ída'd es distinguiendo antes que nada entre conciencia y sistema nervioso
El sistema nervioso es un mecanismo para la autoobservación del organis—
únieo que puede discriminar son estados propina del cuerpo, ºperando, en
:“ “.! cia. sin referencia a] entorno. La conciencia compema esta limitación, y
se encuentra acoplada estrucmalmente al sistema nervioso, externa aque-

-. amando. por eiemplo, con Glasersfeld. EN., “Knustmktion der Wirklichkeit und des Begrifl's der
,“ Út'. en Gumin, HJMDhIer. A. (eds.), Einmhrung in den Konstruktivísrnua. Munich. 1985. pp. 1-

n aee. por ejemplo. Hejl. P.. 'Kongh'uklion der sozialen Konstmhtion: Grundlinien einer
' limlischen Sozinllheorie'. en GuminfMohler. op. cit. (véu: nota 14). pp. 85-115 (97 ss.). quien
un «parªlelismo. de la vida que tiene la vivenda de aí misma (éoómo ha de interpretam esto
mente?) em ouros seres vivos externos como mndición necesaria para el surgimiento de la comuni-
y el lenguaje.
. Inhmann. N.. Soziale Systeme: Gmndriss einer allgemeinm Theoria. Randon 1934. pp. 148 ss.
.. : . nl, Sistemas Sociales: líneamiemos para una [coda galera!, AlianzalUniwrsidªd lbaolmu'icmm,
1991, Cªp. 111.

19
310 que ee-le,sugiere.eama estadopropio delcuerpo haciagel" ' ' ;ngãg-aádecírlo,
..:->:.
lommndelmºrpº- " ' .
El cuerpo mismo es experimentado por la conciencia como exterior- ala concien.
da, como objeto de 1a conciencia. Por 10 demás, sobre la base de la actividad en
curso, de la callada ): discreta actividad del sistema nervioso, [& conciencia ::onslmy,e
um mundo en el que puede luego observar la diferencia entre el propio cuerpo y el
mundo. )( de esta manera, puede también ohservarse & sí misma.
La Egura semântica del mjeto(de1a circunstancia de ser 1a conciencia una poria-
dora del mundo) se ha limitado a interpretar este hecho sin analizada, )( por lu
tanto, ha sido incapaz de comprender tamo ia inversión característica como el aca.
plamiento estructural entre sistema nervioso y conciencia.
Este hecho, observableya en los animales, no tiene en principio nada que ver con
la comunicación. Precisam ente por ello podemos decir que la conciencia posee una
peculiaridad inasible para la comunicación en la percepción, es decir, en la imagina.
ciõn intuitiva. La percepción misma no es comunicable'ª, porque 5610 la comunica-
ción es comunicable. Al estar en condiciones de referirse & cualquier cosa, la
comunicación puede también, por supuesto. referírse & las pertepciones. Pero esm
ocurre únicamente porque esta posibilidad ya ha sido desarrollada por una comuni—
caciõn previa, es decir, exclusivamente en la red remrshfa de la comunicación que la
comunicación misma hace posible.
En la percepción [sobre la que nosotros en este momento esperamos estar comu-
nicándonos) se aprehende 10 diverso, aunque de manera diversa, como unidad. Lu
distintivo desaparece en la esencia misma de la cosa. Vemos el árbol únicamente
como forma, como un ob_j elo limitado por la alteridad de 10 otro que lo rodea. Peru
la mirada no cae en la oscilación. no aprehende la distinción, sino que aprehende el
árbol gracias a su diversidad.
En ate sentido (que lleva & cabo una abstracciõn de la referencia a la sensoúalidad).
podemos aceplar la alirmación de Merleau-Ponty: «lapmeptim mia pmsée deparam?
quand gue est plane et “WN. Por el contrario, la comunicación es 3: será siempre
procesar una distinción como distinción y, más precisamente: procesar la distinción
entre información y acto de comunicar.
El acto de comunicar presupone asimismo ciertamente una percepción y, con
ello, Ia conciencia. Sin embargo, nos conduce al mismo tiempo más allá de la mera
percepción. Esto puede constatarSe de la manera más clara en reiación con el crite-
rio de errar: Quien lee equivocadamente Ia hora tiene él mismo 1a culpa. Quien a
través de un anuncio de radio reciba una información equivocada (que está ubliga-
do :! escuchar y, por 10 tanto, percibir), atribuirá la culpa al anuncio. La problemáli-
ca de la imputación de responsabilidad en relación con el error, engaão, abuso de
símbolos es posiblemente 1a razón básica que eXplica la Cºnstitución de un interés
en el otro (alter) como alter ega, )? trasciende la mera percepción ): lo perceptible.

“ Quien du de de esto. haría bien en colocasse en la situación de una persona que ha visto na color inédito
y que desea informar de ello a otras peruanas.
*“ Le Visible el. I'ilwisíhle, París. 1964. p. 50.

20
graaáa'
,, ai-súªjiecuiíár“
:" ' "Was:“:— éúeefàfomadisú y pelªdã-
eiôn da inicia aunª'nu'evo y muy“ especial interés. & un interés
w. "a'mmte. modificarâ también el interés en sf mismo.
situations cognoecitivas que remiten al ser humano ): se limitam
,» :, esto es, su mbstancia anímica, no explicam sulicientemente el
:: 'ón. Normalmente, éste se introduce cmnc algo secundaria,
' . Ja' cnmpren'sión entre los seres humanos. Con ello se corresponde
el prublema de la verdad se maneje como un problema de la
Ghestiehar ate punto de paru'da implica celoearse en um [emma
'? tal )! como hemos seãaládo. una cierta plausibilidnd inicial
' dela posibilidad de elucidar de manera diversa numerosos problemas
" tradicional, con tal que Hevemos a cabo un ajuste a la sociedad o a
. el,si'stema de referenda del ser humano o de la conciencia.
' reflexión nos “muestra ya esto". Un individuo puede evahlar con
. d su" conocimiento, por ejemplo, extrayendo consecuencias lógicas o
' . dimente con una especie de conexión itunediata. Por el contrario,
febnbcimiento socialmente “distribuido, cualquier evaluación depende
eàeiõn, por lo que pasa asimismu por el Hltro de las peculiaridades de
íde-xcomunicación.
ta. eSto pareceria ser una desventaja. Pero el pens-anúento lógico y
ene absolutamente ningún efecto si no comunica. De este modo, tam-
' to del que cree disponer una conciencia individual como algo
=n de'lraspasar lo propio es un resultado de la comunicación. En realidad, a
eflnicamente Ima cierla dosis de idiosincraciay de comtelaciones causales,
: por la biografia individual. Ning'ún saber individual consciente pue-
Eo;-n'e importa qué tan convincente le parezca a un individuo su conoci-
ó tanto, no es posible reducir ni los contenidos, ni las Fuentes de certeza
êiíto à. 105 recursos de la conciencia individual, ni siquiera cuando en-
individuos como sistemas antopoiéticos cerrados y, en consecuencia,
Eiª). realidad, no es sino hasta que nos percatamos de este que estamos
" es de entender acertadamente qué tan indispensable resulta la con-
: la comunicación.
« Hàoemos énfasis en la-dinámíca propia de la comunicación, se disipan las
mªnto al hecho de que esta última afecta a 105 indivíduos que son suscep—

'm'a'yn'r detalha. “Sae mhmann. N.. “Intermbjektivilãl oder Kommunikation: Unleªschiedlidle


| kle soziologixdler Theoriebildung“, en Archiviu di Filosofia 54 (1985), pp. 41—50.
là; B., About Science. Oxford. 1955, pp. 82 ss.. donde se encuentra uma serie de internautas
_! ,

- inión sabre este punto se mmmtra en Ranch. G.. Erhannmís. Mssmsd-naft, Geachidue: Wan
' . = h'úktit'ístiachen Standpunkl. Wando", 1987. Una cuestión que podría servir para examinar
“,te ambos punhos de vista es la de cómo una teoria constructivisla que se restringe a um sistema de
biológico y psíquico es capaz de explim el tempo de la mlndón sodoallmral. :: ta de cómo
ªnilina que en nuestros dia: 5 mil millones de individuos pueden vivir simultâneamente de amerdo
árdua social.

21
tiblee de una camprensiõn biológica ? psicológica, Tàmpoeo. _ . ' ,nidebemog
poner en tela dejuieio que la comunicación coordina su'componamicmº- Sin C'm—
bargo, esta no es su Hmciónºª, sino un requisito para la. gamnda de su posibilidad de
continuación con un entorno real habitado por individuos. Pero entonces tampocº
puede esperaree que la comunicación tenga como efecto un mejoramiento en la
integración de los individuos, en su mútua transparencia () síquiera en la coordinª
ción de su comportamiento. Los pocos miles de afins que podemos abarcar en nuas,
tras refleaúones han conducido a un inmenso incremento en relación con el alcance,
ritmo. abanica temático; en pocas palabras. en relación Con la complejidad de la
comunicación. Pero todo este se ha dado sin que haya habido un mejoramiento de
la situación de vida y de conciencia de 105 indivíduos. Por el contrario, no resulta
ahora algo improbable que, como efecto de la comunicación, la vida y la conciencia
de los seres humanos sean completamente borrados de la faz de la tierra. En tales
circunstancias es muy comprenSible (y al mismo tiempo carece de toda perspectiva
de êxito) normar las condiciones ideales de un consenso de todos los indivíduos de
buena fe. Un alejamiento tan radical de las condiciones reales puede postularse
plausíblemente como racional. Esta pusicíón, además, excluye la posibilidad de que
el consenso de los individuos pueda funcionar como un factor de selección en la
evolución social“.
Estas son las razones por las que hemos modilicado la atribución de conocimien-
to, pasando de la conciencia & la comunicación, de la referencia sistêmica psíquica a
una social”. [.as reflexiones en este capítulo pretendeu aclarar sobre todo algunos
de los supuestos teórico,!sistémicos de esta maniobra.

]]
La comunicación supone siempre una mayoría de sistemas psíquicos. Aunque esta
constatadón es trivial, se convierte en una afimacíón rica en consealencias cuando
afiadimos la observación de que los sistemas psíquicos tienen un modo de operación
autorreferencíalmente cerrado, además de ser mutuamente inaccesibles.
Ninguna conciencia puede anexar sus operaciones propias a las de otra concien-
cia; ninguna conciencia puede ser 13. prolongadón de otra; la fundamentación
neuroãsiológica de la conciencia lo excluye, iudependientemente de lo que se pien—
se de las relaciones entre el cerebro y la conciencia. No existe. por lo tanto, una
esfera intermedia. ni una relación 0 un «inter...», excepto como construcción de

” Cfr. en especial. Wínograd, TJFlm-es. F.. Understanding Computers and Cognition: A New andatien
for Design, Reading Musa,, 1986.
“ Con ello no se quiere discutir el hecho de que la evolución social requiera tie los mecanismos para
abordar Im eenflictoe que procesan los conflictos (mntradiecionea) que surgen en el sistema de eamunim—
den. Véue Schmid. M.. “Collective Action and the Selection ut“ Rules: Some Nºtes on the Evohntionmy
hradigrn in Social Theory", en Sdlmid. MJWMketis. F.M. (eds.). Evolutionary Theory in Social Sciences.
Dordrechl. 1987, pp. 79-100 (94 se).
“ Cfr. también mma. op. cit... p. 188: «Les phrases qui arrivem sont 'ªttendues" non pas par des
'aubjets" comments ou inconscients qui les antidperaient. mais parce qu'ellºª Iºª'ª'l'l'lPartetlt avec elles leur
“mode d'emploi". pour parler comme les linguística.».

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“,que a su vez tenga la propiedad, de,; operar de, manera cerrada. En
, .ne existe tampoco, como aârma desde sus imcim [a teoria de la infor-
trasmisión de significado de una conciencia & otra. Lo único que
,, _. concentración convergmte de atención (por ejemplo, de atención a
' lema de la comunicación reside en la clausura autorreferencíal de
vitales y psíquicas.
,que conãere a la comunicación su signiãcado y al mismo tiempo su
,,,- .: . en cuanto sistema operativo autónomo. En consecuencia, los cou-
,. 10.8 que la comunicación es descrita deben en su totalidad desprenderSe
" tipo de referencia sistémica psicológica y referir'se simplemente al pro—
, . acción de comunicación por la comunicación.
' ,ejemplos aclaraxán lo que queremos decir. Toda comunicación diferen-
.' , componentes propios: información, acto de comunicar y compren-
.,ocurre fuera de la esfera ,de lo que en cada sistema psíquico resulta
(,de lo que cada uno de ellos picasa), por medio del proceso de comuni-
mLa diferencia entre parlicpación e infonnación se produce gracias a
. 'paciõn se toma como un signo de información, justiãcándese también
de la interpretadón semiológica dei lenguaje.
. , o, tanto el carácter signado del acto de comunica]; como la informa-
, son constructos internos desde el punto de vista de la comunicación
'w' ee construyen en la comunicación, )! en ella misma daaparecen y se ar:—
_' ocasionalmente se registram y, & veces, también se convierten de nueva
.-.u,, objeto de discusión. Nomtervienen como operaciones de la conciencia en
, ni como conocimiento de un sistema psíquico existente previamante )(
se incorpora a la comunicación“. Rechazar de esta manera, por medio de
,eu,_es sistémicas propias, los limites de] sistema resulta imposible desde una
« .“ & estrictamente empírica. Como veremos. precisamente en esta imposibi-
Wa la capacidad funcional de los sistemas autopoiéticos.
,, elcarácter informativo de la. información, al igual que la diferencia entre
' 'ón ? acto de comunicar, y el carácter signado de ,la participadõn es un
Ele propio de] sistema de comunicación y, en especial del lenguaje.
' necesario que una conciencia que tome parte en la comunicación piense en
.» o que la palabra“manzana" es un signo para referiree a una manzana. En
si esto ocurriera sería extremadam-te impráctico. además de que virtual-
. nduciría la comunicación a un punto muerte. Lo único que se requiere es
autopaiesis de la comuIúcación resulte capaz de manejar una palabra como
- a la vez que como signo que se reflete a una información, delimitando de
manera sn esfera propia de frente —como podría pensme— a 10 que realmen-
te como una manzana.
' . mente poco plausible resulta el intento de entender psicológicamente la
'prensión necesaria a la comunicación. En un sentido muy general, la compren-

Una aguda críLim de esta pmidún se encuentra en Shauna, B., "Metaphors for Language and
.. imlion'. en Revue hamilimule de syxlémique S (1989). pp. 43-59.

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