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UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS


ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

REMEDIOS PROCESALES

ESTUDIANTE: WILBERT GORDILLO LICERAS


CURSO: DERECHO PROCESAL CIVIL
PROFESOR: MARTIARENA GUTIERREZ LEONCIO
SEMESTRE: 5TO SEMESTRE

CUSCO-PERU
Tabla de contenido

PRESENTACION ....................................................................................................................... 3
INTRODUCCION....................................................................................................................... 4
1.-FUNDAMENTO FILOSOFICO DE LA IMPUGNACION ............................................... 5
2.-ANTECEDENTES DE LA CLASIFICACION: REMEDIOS Y RECURSOS ................. 5
3.-REMEDIOS PROCESALES ................................................................................................. 7
3.1-CLASES. ............................................................................................................................ 9
4.-SOBRE EL OBJETO DE LOS REMEDIOS: ACTOS PROCESALES NO
CONTENIDOS EN RESOLUCIONES ................................................................................... 11
5.-TIPOS DE REMDIOS ¿OPOSICION, TACHA Y NULIDAD? ...................................... 13
6.-NULIDAD COMO (UNICO) REMEDIO PROCESAL .................................................... 14
CONCLUSION .......................................................................................................................... 18
Bibliografía .................................................................................................................................. 19
PRESENTACION

El siguiente trabajo se ha hecho con la finalidad de conocer, investigar, los remedios


procesales, las definiciones de los autores, cuando es un remedio procesal, la
diferenciación entre un remedio procesal y un recurso procesal, el objeto de un remedio
procesal. Esta monografía tiene como finalidad compartir conocimientos sobre temas del
derecho procesal civil, ruego a usted Dr. Martiarena por los errores que podría contener
la monografía u obviar algún autor

Esperando Dr. Que sea de su completo agrado ya que fue hecho con esfuerzo, dedicación
y esperando un buen resultado en la calificación.
INTRODUCCION

Actualmente, el código procesal civil mantiene la clasificación de los medios


impugnatorios en remedios y recursos. En efecto según el Artículo 356, los remedios se
formulan contra actos procesales no contenidos en resoluciones y los recursos se formulan
contra resoluciones.

En realidad tal clasificación, salvo recientes excepciones, no había sido objeto de mayor
critica o discusión por parte de la doctrina, pese a que en torno a los remedios el tema no
se presentaba muy claro y se prestaba a confusiones en la práctica judicial, mas allá nada
hacía sugerir que se efectuara algún cambio o modificación, en medida en que no se
ofrecieran propuestas al respecto.

Sin embargo, mediante resolución ministerial N°0070-2018-JUS se ha publicado el


proyecto de reforma del código procesal civil, en el cual, dentro de sus diversas
modificaciones, se han propuesto excluir de la clasificación de medios impugnatorios a
los remedios, dejando únicamente como tales a los recursos (reposición, apelación,
casación y queja).

Lamentablemente, la exposición de motivos no a sido lo suficientemente esclarecedora


como para entender con cierto detalle tal propuesta, pues lo que ofrece es muy escueta
referencia según la cual “Se elimina completamente la diferenciación entre remedio y
recurso y se esclarece de que, mediante los medios impugnatorios, se atacan resoluciones
judiciales.

Sea como fuere, con la reforma proyectada, el destino de los remedios no seria otro que
desaparecer del ámbito del proceso civil, dejándose a los recursos como únicos medios
impugnatorios destinados a cuestionar solo resoluciones judiciales.

En este trabajo pretendemos analizar si, en efecto, es conveniente optar por la eliminación
de los remedios procesales como medios de impugnación, es decir, si se justifica su
exclusión del proceso civil si, por el contrario, debería mantenerse siquiera con algunas
modificaciones.
1.-FUNDAMENTO FILOSOFICO DE LA IMPUGNACION

Podría cuestionarse, con relativo sustento, cual es la razón por la que una decisión judicial
obtenida en base a un proceso regular y con actuación probatoria plena, deba ser
nuevamente examinada, si la parte a quien la decisión no la favorece lo solicita.

Sin embargo tenemos para nosotros que el fundamento del nuevo examen no admite duda.
Juzgar es una actividad humana, en realidad es algo más que eso, es la expresión más
elevada del espíritu humano, de alguna manera es el acto realizado por el hombre que
más se acerca al que hacer divino. Decidir sobre la vida, libertad bienes y derechos es
definitivamente un acto trascendental.

A pesar de su importancia, su carácter relevante aparece contrastado por el hecho de que


es un acto humano y, por lo tanto posible de error siendo así, se hace necesario e
imprescindible que tal acto pueda ser revisado por otros seres humanos, teóricamente en
mejor aptitud para apreciar la bondad de decisión, sea para ratificarla o desvirtuarla.

Por cierto, aquí surge otro dilema ¿Cuántas veces debe revisarse una decisión? Descartada
la infalibilidad del acto humano, tal convicción no puedo conducirnos a un reexamen
permanente de la decisión, básicamente porque así lo fuera, los fines del proceso (resolver
conflictos de intereses y, atreves de ello, lograr la paz social en justicia) serian,
irrealizables mera utopías.

2.-ANTECEDENTES DE LA CLASIFICACION: REMEDIOS Y RECURSOS

No existe como antecedente, en el derogado código de procedimientos civiles de 1912,


regulación alguna figura impugnativa similar, pues lo que se tenía regulado era
esencialmente a los recursos.

Una posible explicación de cómo incorpora esta clasificación al código procesal civil,
según cita de la profesora Ariano(2015), proviene de un texto del autor Argentino Alfredo
Di Lorio, el cual lleva como título “Introducción al estudio de los recursos en el proceso
civil”, según el cual: Estos medios o vías de impugnación pueden dividirse en remedios
o recursos . Los remedios son los que se dan por vía de acción o pretensión, ya sea contra
actos aislados del proceso o del mismo proceso, aunque allá recaído sentencia que goce
de autoridad de cosa juzgada. Pero no se lo deduce contra resoluciones judiciales. Los
otros medios de impugnación procesales están constituidos por los recursos que se
caracterizan, como ya se dijo, por ser los actos procesales en virtud de los cuales quien se
considere agraviado por una resolución judicial pide, en el mismo proceso, que mediante
un nuevo examen de la causa sea subsanados los errores que lo perjudiquen, revocando,
reformando, modificando, ampliando o anulando la resolución.(pag.27)

Tal clasificación llevo seguramente al profesor Monroy (1992) a señalar, en un primer


momento, que : “los remedios son aquellos a través de los cuales la parte o el tercero
legitimado pide se reexamine todo un proceso atreves de uno nuevo o, por lo menos, el
pedido de reexamen está referido a un acto procesal”, para luego citar como ejemplo a la
“Nulidad de Sentencia”(pag. 22), sin embargo como se sabe la sentencia viene hacer una
resolución, por lo tanto no encaja en el objeto de los remedios que se refiere a actos no
contenidos en resoluciones, mientras que, por otro lado, la vía de ataque no viene a ser un
medio impugnatorio sino una demanda, que contiene una pretensión autónoma, por ende,
no se resulta en el mismo proceso ni por el mismo juez, sino por uno distinto.

Al parecer, según otros autores, la idea inicial de la clasificación fue más bien identificar
a los remedios con aquellos medios impugnatorios resueltos por el mismo juez y a los
recursos con aquellos que debía ser resueltos por un órgano jurisdiccional superior, sin
referirse al tipo de acto procesal impugnado, pues se entendía que las impugnaciones
tenían por objeto a las resoluciones.

En efecto el autor, también Argentino, Hiters (1988), quien luego de citar diversas
clasificaciones concluía que “de todos modos la que más adeptos posee es la que
considera que los remedios (genero) se caracterizan por ser fallados por el mismo órgano
(sea dentro del proceso o atreves de uno diverso), mientras que los recursos (especie) por
ser decididos por el superior (efecto devolutivo)” (pag. 51). En ese sentido Fairen (1990),
con referencia al ordenamiento español, señalaba sobre los remedios, que “existen tres,
reductibles a uno: a que en ellos sea el mismo juez o tribunal que disipo la resolución
impugnada, el que los examina (“vea”) y resuelva” (pag. 481).

Una referencia más antigua sobre los remedios se encuentra en Ovalle (1977), quien
dentro de los diversos medios de impugnación ubica a la revocación y a la reposición,
señalando que es el recurso ordinario y horizontal que tiene por objeto la modificación
total parcial de una resolución judicial por el mismo juzgador que la ha pronunciado, para
luego recordar que “a los recursos horizontales también se les denomina remedios, porque
permiten al juez que dictó la resolución recurrida, enmendar por sí mismo(remediar) los
errores que allá cometido”. (pag. 319).Es decir para este autor, los remedios son los
recursos horizontales, pues su única característica es ser resuelto por el mismo juez, pero
tenían como objeto las resoluciones judiciales.

Como se pueden ver, los antecedentes citados no responden exactamente a los criterios
de la clasificación que recoge el código procesal civil, especialmente sobre remedios,
puesto que los autores citados incluyen, por un lado, dentro de estos la acción de revisión
o nulidad de sentencia, que en realidad corresponde a otra tipología: los llamados “medios
impugnatorios extraordinarios” (Ariano, 2015, pag. 37) o también medios impugnatorios
externos, por otro lado , se identifican únicamente con los medios impugnatorios que son
resueltos por el mismo juez, lo que incluye a los llamados recursos horizontales, como
actual recurso de reposición, de tal manera que no queda claro cuales habrían sido los
criterios del legislador procesal para incluir una clasificación en los términos como esta
regulada en el código procesal civil actual.

3.-REMEDIOS PROCESALES

El profesor Juan MONROY señala que “Los remedios son aquellos a través de los cuales
la parte o el tercero legitimado pide se reexamine todo un proceso a través de uno nuevo
o, por lo menos, el pedido de reexamen está referido a un acto procesal. El rasgo distintivo
está dado porque el remedio está destinado a atacar toda suerte de actos procesales, salvo
aquellos que están contenidos en resoluciones.”

En tal sentido los remedios son aquellos medios impugnatorios encaminados a lograr que
se anule o revoque, ya sea en manera parcial o total determinados actos procesales que
no se encuentran contenidos en resoluciones. Se interpone ante el mismo Juez que
conoció del acto procesal materia de impugnación, a fin de que este proceda a
reexaminarlo y en su oportunidad lo modifique, revise o revoque, en su totalidad o en
parte de ella.

Así, los remedios pueden ser dirigidos contra el acto de notificación, la actuación de un
medio de prueba, una diligencia externa realizada por el secretario, etc. es decir cualquier
acto procesal que no se encuentran comprendidos en una resolución.
Estos deben ser puestos de conocimiento es decir interpuesto, dentro de tercer día de
conocido el agravio, ante el órgano jurisdiccional donde se produjo el acto procesal que
se cuestiona, debiendo asimismo, precisar el agravio, vicio o error que lo motiva

El incumplimiento de alguno de los requisitos de procedencia determinara la declaración


de improcedencia del remedio, mediante resolución debidamente motivada por el
magistrado.

Al respecto se ha precisado en sede judicial que: “El artículo trescientos cincuentiséis del
Código Procesal Civil clasifica los medios impugnatorios en remedios, que proceden
contra actos procesales no contenidos en resoluciones, y los recursos que proceden contra
resoluciones judiciales, en ambos tipos de medios impugnatorios rige el principio
dispositivo de la impugnación, en virtud del cual solamente puede conocerse y resolverse
una impugnación si es que las partes lo solicitan.”

Los remedios procesales son los medios para lograr que no se haga mayor un mal o para
superarlo, son los denominados “Medios de Impugnación”, y son los que permiten
subsanar errores en las resoluciones. En el remedio procesal no existe la Doble Instancia
debido que, al emitir resolución con la que una de las partes no esté de acuerdo, puede
impugnarla ante el mismo Juez que dictó la resolución, quien será el mismo que conozca
de la impugnación y la resuelva. Cuando esto sucede, surge la figura procesal
doctrinariamente denominada “Remedio Procesal”.

En sentido genérico y amplio, todo tipo de recurso o medio para obtener la modificación
de las resoluciones judiciales durante el proceso.

Según Alfredo Di Lorio “Los remedios son los que se dan por vía de acción o pretensión,
ya sea contra actos aislados del proceso o del mismo proceso, aunque allá recaído
sentencia que goce de autoridad de cosa juzgada. Pero no se lo deduce contra resoluciones
judiciales”.

Según Monroy “los remedios son aquellos a través de los cuales la parte o el tercero
legitimado pide se reexamine todo un proceso atreves de uno nuevo o, por lo menos, el
pedido de reexamen está referido a un acto procesal”, para luego citar como ejemplo a la
“Nulidad de Sentencia” (pag. 22)
El autor, Argentino, Hiters (1988), los remedios (genero) se caracterizan por ser fallados
por el mismo órgano (sea dentro del proceso o atreves de uno diverso), mientras que los
recursos (especie) por ser decididos por el superior (efecto devolutivo)” (pag. 51).

Para Fairen (1990), con referencia al ordenamiento español, señalaba sobre los remedios,
que “existen tres, reductibles a uno: a que en ellos sea el mismo juez o tribunal que disipo
la resolución impugnada, el que los examina (“vea”) y resuelva” (pag. 481).

Una referencia más antigua sobre los remedios se encuentra en Ovalle (1977), quien
dentro de los diversos medios de impugnación ubica a la revocación y a la reposición,
señalando que es el recurso ordinario y horizontal que tiene por objeto la modificación
total parcial de una resolución judicial por el mismo juzgador que la ha pronunciado, para
luego recordar que “a los recursos horizontales también se les denomina remedios, porque
permiten al juez que dictó la resolución recurrida, enmendar por sí mismo(remediar) los
errores que allá cometido”. (pag. 319).

Para GOZAINI, “el reconocimiento del derecho a impugnar la decisión, se viabiliza en la


senda de los recursos, que son medios de transferir la queja expresiva de los agravios, que
son considerados presentes en la resolución cuestionada.”

3.1-CLASES.
a.- Oposición.- Medio impugnatorio destinado a cuestionar determinados medios
probatorios que han sido propuestos por las partes en el proceso, con la finalidad de que
estos no sean incorporados al proceso y por ende evitar su correspondiente actuación y
eficacia probatoria al momento de emitir la resolución final. La oposición además de
constituirse en un remedio a su vez es, una cuestión probatoria. El mismo que será
analizado más profundamente en el correspondiente capitulo.

Se puede formular oposición a: 1) la actuación de una declaración de parte; 2) a una


exhibición; 3) a una pericia; 4) a una inspección judicial y, 5) a un medio probatorio
atípico.

b.- Tacha.- Acto procesal destinado a que se invalide o reste eficacia determinado medio
de prueba por cuanto existe un defecto o impedimento en el mismo. Esta figura además
de constituir un remedio, representa una cuestión probatoria. El mismo que será analizado
más profundamente en el correspondiente capitulo.
Así, podemos interponer tacha: a) contra testigos; b) documentos y, c) contra los medios
probatorios atípicos.

c.- Nulidad.- Implica la inaplicación o aplicación errónea de la norma, lo que da origen a


su invalidez de sus efectos siempre que dicha causal se encuentre expresamente señalada
por la norma o que el acto no reúna los requisitos necesarios para la obtención de su
finalidad.

En tal sentido la nulidad de un acto procesal significa la declaración de su invalidez o


ineficacia a consecuencia de determinados vicios o irregularidades que lo afectan, estos
pueden originarse de una conducta culposa o dolosa. Conforme señala HINOSTROZA,
“la nulidad implica la falta de aplicación o la aplicación errónea de la norma procesal, lo
que da lugar a la invalidez de los efectos del acto procesal, siempre que la causal que
amerita tal sanción se encuentre establecida expresamente en el ordenamiento jurídico o
que el acto procesal en cuestión no reúna los requisitos necesarios para la obtención de
su finalidad.”

La nulidad tiene una doble dimensión pues procede contra actos procesales no contenidos
en resoluciones judiciales (remedios) y también contra resoluciones que se encuentren
afectadas de vicio o error (recurso).

La nulidad también puede ser absoluta cuando esta no es posible de ser subsanada o
convalidad y relativa, cuando por el contrario es objeto de subsanación o convalidación

Para COUTURE la nulidad consiste en el apartamiento del conjunto de formas necesarias


establecidas por la ley y se inclina a pensar que el desajuste entre la forma y el contenido
aparece en todos los terrenos del orden jurídico. Afirma que su significación se acrecienta,
especialmente, en los actos solemnes en los cuales muchas veces la desviación de la
formas afecta la validez del acto, con prescindencia de su contenido.

El tema relativo a las nulidades presenta un particular significado, tratándose de una


disciplina en la que las formas ocupan un lugar destacado, donde las soluciones se desvían
y se hacen específicas, particulares a cada una de las ramas del orden jurídico.

En materia procesal civil las nulidades procesales no son distintas a las de las del Derecho
sustantivo, ya que los presupuestos de la nulidad procesal, con relación a su tipificación,
son exactamente los mismos en el Derecho Civil; y en tanto que es el magistrado quien
que va a declarar sobre la existencia o no de una determinada nulidad, no puede llevar al
erróneo criterio de la existencia de un distingo de carácter ontológico.

Al respecto se ha señalado que: “Los vicios relativos al emplazamiento se cuestionan en


vía de articulación de nulidad la cual constituye un remedio procesal por cuando procede
contra actos de notificación no contenidos en resoluciones; siendo por ello perfectamente
factible que al remedio de nulidad se le apliquen los principios en materia de
impugnación”.

4.-SOBRE EL OBJETO DE LOS REMEDIOS: ACTOS PROCESALES NO


CONTENIDOS EN RESOLUCIONES

Según lo previsto por el artículo 356 del código procesal civil los remedios se interponen
contra los actos procesales no contenidos en resoluciones, es decir, su objeto es todo acto
procesal que no constituya una resolución, contrariamente a recursos que tienen
precisamente por objeto a las resoluciones.

La referencia a actos procesales, distintos las resoluciones, da la impresión inicial de que


comprendiera a todo acto emitido por el juez y por las partes. Ello responde a su clásica
definición, según el cual “por acto procesal se entiende el acto jurídico emanado de las
partes, de los agentes de la jurisdicción o a uno de los terceros ligados al proceso,
susceptibles de crear, modificar o extinguir efectos procesales (Courture, 2002, pag. 165),
en otras palabras, viene hacer manifestaciones de voluntad expresadas por cualquiera de
los sujetos de la relación jurídico procesal, que produce efectos jurídicos al interior del
proceso. (Monroy, 1996, pag. 182)

Si buscamos en la ley cuales son los actos procesales del juez, encontramos que según el
artículo 119 del código procesal civil son las resoluciones y las actuaciones judiciales,
pero como el objeto de los remedios no son las resoluciones, lo que queda son las
actuaciones, en las cuales se tendría que comprender a todos los demás actos emitidos por
el juez y sus auxiliares judiciales. Dentro de las actuaciones podrían incluirse entonces a
las notificaciones, las audiencias, los remates judiciales, etc.

Los actos procesales de las partes, en cambio, se manifiestan esencialmente a través de


los escritos, según se desprende de los artículos 129 y 130 del código procesal civil. A si
por ejemplo, serían actos procesales la demanda, la contestación, la excepción procesal,
las cuestiones probatorias, etc. Aquí se incluye a los actos de los terceros incorporados al
proceso.

Sin embargo, si se tiene en cuenta el contenido normativo del artículo 355 del código
procesal civil, según el cual: “Mediante los medios impugnatorios las partes o los terceros
legitimados solicitan que se anule o revoque, total o parcialmente, un acto procesal
presuntamente afectado por vicio o error”, ya no está claro que el objeto de los remedios
comprenda a los actos procesales de las partes.

En efecto, es difícil pensar que una demanda, contestación, excepción o cuestión


probatoria sea objeto de revocación o anulación. Ello corresponde a las resoluciones o a
las actuaciones judiciales. Los actos procesales de las partes serán objeto de
pronunciamiento judicial, de mérito o inhibitorio, ya sea porque se declare precedente o
improcedente, fundada o infundada la petición.

Asimismo, el acto procesal de una parte puede ser objeto de absolución, de oposición o
contradicción por otra parte, en ejercicio de su derecho de defensa, pero nunca de
anulación o revocación puesto que ello se peticiona respecto de las resoluciones y demás
actuaciones judiciales.

Una evidencia más que confirma que los actos procesales de parte no pueden ser objeto
de remedios, se desprende del artículo 357 del código procesal civil, que señala: “los
medios impugnatorios se interponen ante el órgano jurisdiccional que cometió del vicio
o error, salvo disposición en contrario” lo que significa que todas las impugnaciones se
refieren a los actos procesales emitidos por el juez.

Por consiguiente puede concluirse que el objeto de los remedios a que se refiere el artículo
356 del código procesal civil solo pueden ser los actos procesales del juez, distinto a las
resoluciones, mas no a los actos procesales de las partes, esto nos lleva además, a poner
en tela de juicio los tipos de remedios que ha venido considerando la doctrina, a partir de
la referencia a la “oposición” que contiene la norma, las cuales en estricto no la serian,
conforme se analiza a continuación.

Lo que conduce a sostener con mayor certeza de que ni a la oposición ni a la tacha pueden
ser calificadas como remedios, es el hecho que ambos son actos procesales de parte, y tal
como se ha señalado , no pueden ser objeto de revocación o de nulidad que es lo que se
pretende con los medios impugnatorios.
5.-TIPOS DE REMDIOS ¿OPOSICION, TACHA Y NULIDAD?

Cuando se requiere saber cuáles serían los tipos o clases de remedios que se pueden hacer
valer contra los actos no contenidos en resoluciones, encontramos que el artículo 356 del
código procesal civil hace referencia a “La oposición y demás remedios” sin precisar
luego cuales serían los siguientes, dejando que al interprete que, a partir de “una pista”
(la oposición), descubra las demás impugnaciones que pueden encajar en dicha
modalidad.

La referencia a la oposición como remedio, ha llevado a la mayoría de autores a


interpretar que los demás remedios serian la tacha y la nulidad. Se ha dicho asi que “la
oposición, la tacha (regulada como cuestiones probatorias, articulo 300 y ss.) y la nulidad
(artículo 177 y ss.) constituye remedios procesales, por lo que su descripción textual
dentro del código procesal civil debe ser los medios impugnatorios sin efecto devolutivo”
(Franciskovic, 2015, pag. 308).

Sin embargo será cierto que la oposición y la tacha sean un tipo de remedio. No queda
caro que ello sea así por el hecho de que ambos sean cuestiones probatorias, por cuanto
si bien la norma cita a “la oposición”, en realidad se trata de un término que el mismo
código procesal civil, atribuye a diversos actos de las partes como, por ejemplo, la
oposición de una parte frente a la sucesión procesal por acto entre vivos (artículo 108,
inciso 3), la oposición del demandado frente al desistimiento del proceso (artículo 343),
la oposición frente a la ejecución de sentencia en el proceso de expropiación (artículo
528, inciso4)y, actualmente, la oposición a la medida cautelar(artículo 637).

Pero lo que conduce a sostener con mayor certeza de que ni la oposición ni la tacha pueden
ser calificadas como remedios, es el hecho de que ambos son actos procesales de parte y,
tal como se ha señalado, no pueden ser objeto de revocación o de nulidad que es lo que
se pretende con los medios impugnatorios. Por lo demás, si ambos mecanismos
constituyen cuestiones probatorias, en realidad se trata de medios de defensa destinados
a desvirtuar de manera indirecta los argumentos de la otra parte, al impedir la admisión o
actuación de los medios de prueba que le sirven de sustento de tal manera que, no
encajarían en la calificación de medios impugnatorios.

En lo referente a la nulidad, considera también como remedio, el panorama se presenta


confuso. Por un lado, se dice que la nulidad serian un remedio y también un recurso, por
otro lado, se afirma que no sería ni uno ni otro, sino algo distinto, Sobre lo último Cavani
(2018) sostiene que “el pedido de nulidad no es un medio impugnatorio tal como lo
entiende el código procesal civil, sino un mecanismo sui generis que ataca resoluciones
judiciales y también actos de aparte, con miras a obtener la declaración de nulidad de
estos. Es tan autónomo que tiene reglas propias, sobre todo plazos, competencia y
oportunidad para proponerse, que no son precisamente las reglas contenidas en la sección
disposiciones generales de los medios impugnatorios” (pag. 26).

En la práctica judicial el asunto se complica aún más, puesto que no existe un criterio
uniforme respecto a su naturaleza. Por ejemplo en un caso resuelto por la tercera sala civil
de la Libertad (Exp. N° 4782-2012) se parecía tres posiciones distintas: 1) Los
demandantes deducen nulidad de la resolución que declaro el abandono del proceso, 2)
El juez la declara improcedente por considerar que se trata de un remedio procesal, y, por
tanto no procede contra una resolución . y 3)La sala discrepando con el juez declara
fundad la nulidad bajo argumento de que existió afectación al debido proceso, dando a
entender que no es un remedio y que procede también contra una resolución.

De lo que se desprende, no está claro, si la nulidad es un remedio, un recurso o un pedido


distinto, a ellos, es decir, frente a una resolución viciada de nulidad (ejemplo falta de
motivación) el justiciable no sabría si solo formular nulidad o interponer recurso de
apelación tendría que ser resuelto por el superior, en tanto que el de reposición solo
procede contra decretos, todo lo cual conlleva a un dilema, no solo para las partes sino
también para el juez al resolver.

6.-NULIDAD COMO (UNICO) REMEDIO PROCESAL

Si bien es cierto la nulidad es una institución jurídica que trasciende al proceso, puesto
que se presenta también, en gran medida, en las llamadas disciplinas jurídicas sustantivas
(ejemplo nulidad de acto jurídico), en el ámbito procesal tiene características peculiares
y cumple una función especial.

Así se dice “que las nulidades procesales tienen como misión esencial enmendar
perjuicios efectivos que, surgidos de la desviación de las reglas del proceso, pueden
generar indefensión” (Maurino, 1999, pag. 38). Justamente las nulidades buscan
garantizar la observancia del debido proceso, lo que implica el derecho de defensa, por lo
que su inobservancia es sancionada con nulidad.
Si tiene en cuenta la definición de medios impugnatorios que contiene el artículo 355 del
código procesal civil, está claro que estos buscan no solo la revocación del acto procesal
impugnado, sino también su anulación por estar afectado por algún vicio procesal. Ello
significa que la nulidad puede solicitarse mediante los recursos y también mediante los
remedios, puesto que ambos son medios impugnatorios, pero ello no debe llevarnos a
identificar a la nulidad con los remedios ni con los recursos, sino que estos solo serían un
medio o mecanismo para canalizar el pedido de nulidad.

Ahora bien, en cuanto a los recursos el artículo 382 del código procesal civil es bastante
especifico al señalar que : “El recurso de apelación contiene intrínsecamente el de
nulidad”, lo que significa por el solo hecho de interponerse este recurso ya está
formulando la nulidad, mientras que en el recurso de casación es requisito de precedencia,
previsto en el artículo 388, inciso 4, del código procesal civil, “indicar si el pedido
casatorio es anulatorio o revocatorio”, por tanto, es evidente que la nulidad puede hacerse
valer atreves de los recursos cuando se trata de la impugnación de una resolución judicial.

Por otra parte a lo largo del texto, del código procesal civil, pueden encontrarse
referencias expresas a la nulidad de actos procesales no contenidas en resoluciones como,
por ejemplo, la nulidad de la audiencia de pruebas (artículo 202), la nulidad del
emplazamiento defectuoso (artículo 437), la nulidad de remate (artículo 743), lo que
significa que en estos casos el pedido de nulidad seria canalizado a través de lo
denominado remedio procesal, pese que a su regulación no se encuentre dentro del título
de los medios impugnatorios, sino en uno diferente.

En ese sentido, se podría afirmar que cuando la nulidad se dirige contra los actos no
contenidos en resoluciones adquiere la forma de remedio, sin embargo este sería el único
caso, ya que, como se ha señalado, ni la oposición ni la tacha califican como remedios y
menos aún otros actos de parte, por lo tanto será necesario preguntarse si al respecto ¿se
justifica mantener un medio impugnatorio cuyo único objeto es canalizar un pedido de
nulidad contra actos no resolutivos? Para los reformadores del código procesal civil es
evidente que no se justifica de allí que proponen su exclusión.

7.-DIFERENCIAS ENTRE REMEDIOS Y RECURSOS PROCESALES

La teoría general de la impugnación se preocupa en señalar las diferencias que distinguen


los “remedios procesales” de los “recursos procesales” (tema que no se visualiza, en
general, con la suficiente claridad en la doctrina autoral y judicial y que ha sido
impecablemente abordado por Alvarado Velloso, a quién sigo en este tramo).
La distinción que se propone - para diferenciar ambos conceptos - (remedios y recursos)
es la siguiente: Debe precisarse dentro de los “medios de impugnación” la actividad
estrictamente recursiva que está encaminada a la reforma de las providencias, decretos,
autos, sentencias interlocutorias y definitivas. Esta labor, que supone afirmar la existencia
de ilegitimidad y/o injusticia en lo resuelto perfila la idea de los recursos “en sentido
propio”.
Las otras formas de ataque (en las que se incluye los recursos para completar la idea de
los remedios procesales) a las que también se adicionan las impugnaciones que se
formulan frente a los actos procesales emanados de todos los sujetos que pueden
intervenir en un proceso, por caso, las que se formulan entre sí las partes o frente a los
peritos, los testigos, los oficiales notificadores, los secretarios, etc, engloban un concepto
más amplio: el de los remedios procesales. Y deben diferenciarse ambos carriles
impugnatorios a los fines de reservar el término de “recursos” – reitero - sólo para las
impugnaciones que se dirigen -exclusivamente- contra pronunciamientos judiciales.
En tanto los “remedios procesales” tienen por objeto la reparación de errores
(ilegalidades) de todos los sujetos procesales, sin hacer distingo entre las distintas
calidades y participaciones que le cabe a los mismos en el proceso - de ahí que también
se los designe como “vías de reparación”- el campo de utilización y procedencia de los
recursos es, como se vio, mucho más restringido.

Por medio de los recursos se persigue un nuevo examen por parte del tribunal (el mismo
juez o su Superior) vinculado - exclusivamente - con los dos únicos posibles vicios que
pueden afectar a una resolución judicial (injusticia o ilegalidad). El tribunal frente al que
se recurre denunciando esos vicios puede ser el mismo que dictó la resolución (es el caso
del recurso de revocatoria y aclaratoria) o un órgano jurisdiccional jerárquicamente
superior (recurso de nulidad, apelación, inconstitucionalidad, inaplicabilidad de la ley,
casación, recurso extraordinario federal, etc.) En uno u otro caso, por medio del recurso
deducido, se convoca al órgano jurisdiccional a ejercer un control sobre la "justicia" o la
“legalidad” de la resolución recurrida. En definitiva, podría identificarse a los recursos,
reitero, como una “especie” de los remedios “género” que la legislación procesal acuerda
a fin rescindir, anular o modificar actos jurídicos (resoluciones) impartidas en el curso de
un proceso a su finalización. Para resumir: el ámbito de los recursos será la impugnación
de las resoluciones jurisdiccionales. El de los remedios procesales es más amplio.
Si le damos al recurso esta acepción restringida, debemos concluir que dentro del ámbito
del proceso existen “remedios” que no constituyen recursos en sentido estricto. Por
ejemplo: las partes se atacan y pretenden la descalificación de sus actos jurídicos por vía
de acción y de excepción (acción de caducidad de instancia, de incompetencia, de falta
de personalidad, etc.

De otro lado, y siempre en el contexto de los remedios procesales, contra actos generados
por terceros - que merezcan su impugnación- la herramienta que debe utilizarse es el
“incidente de nulidad” (caso típico: el ataque contra una pericia que adolece de vicios
formales).
CONCLUSION

Si se considera como fundamento central de las impugnaciones al error judicial que,


como cualquier ser humano, el juez esta proclive a incurrir, tiene sentido a establecer
mecanismos que se dirijan a examinar o reexaminar los actos expedidos en ejercicio de
su función ello implica, por tanto, una adecuada regulación de los medios de
impugnación, que evite confusiones y obstáculos al justiciable y, por el contrario, le
permitan atacar eficazmente aquellos actos procesales que consideren agravan sus
derechos por estar afectados de vicio o de error.
La regulación de los remedios como medio impugnatorio no venía cumpliendo, al
parecer, el modo adecuado la misión prevista, de tal manera que no solo se prestaba a
confusiones tanto en jueces como en justiciables cuando se enfrentan a una nulidad de
resolución, sino también por hacer creer erróneamente que con ellos se podía impugnar
actos procesales de partes, cuando ello por lo demás no es acorde con la finalidad de la
impugnación que es reparar el error judicial.
Acierta en ese sentido al proyecto de reforma del código procesal civil al excluir a los
remedios de la clasificación de medios impugnatorios, pues lo que se considerara es dar
mayor claridad y eficacia al sistema de impugnación, de tal manera de lo que se cuestione
sea esencialmente las decisiones del juez, en tanto que las demás actuaciones bien pueden
enmendarse mediante la nulidad procesal, de acuerdo a las previsiones establecidas para
tal efecto y que, según el mismo proyecto de reforma, está siendo objeto de importantes
modificaciones para adecuarse a su finalidad.
Bibliografía
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