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DON QUIJOTE DE LA MANCHA, EL DESAFIANTE Y ENTRETENIDO

PERSONAJE DE ALONSO QUIJANO

Don Quijote, un personaje que siempre ha sido proyectado como un hombre consumido por
la locura, alguien tan ensimismado en la literatura caballeresca que, a riego de su propia
salud, opta por convertirse en un caballero andante, a pesar de ya no existir estos en su
época. Pero, ¿Qué tal si aquel valeroso hidalgo, don Quijo, no fuese más que una
actuación? Quizás don Quijote no es más que un personaje inventado por un hombre viejo
que solo buscaba algo de emoción en su vida. Bien, si te sientes curiosidad por ello,
permíteme presentarte a el actor, Alonso Quijano.

1. El nacimiento de don Quijote.

1.1. El aburrimiento de don Alonso.

La obra de Miguel de Cervantes Saavedra, como ya muchos sabrán, inicia presentándonos a


Alonso Quijano, un hombre viejo, dueño de varias propiedades, terrenos, etc. Así mismo
también se nos da a entender que es alguien solitario, quien no posee algún descendiente
directo, ni algún otro familiar más que su sobrina, resultando así, y aunque suene
redundante, en alguien que no dispone de compañía alguna que ayude a hacer menos
pesarosos sus días de viejo (por supuesto sobra descartar también a la criada quien solo
cumplía con la limpieza y comida, pues era este su trabajo). Incluso si nos tornamos un
poco más pesimistas, el pobre viejo era alguien sin ningún contacto de amor en su vida. En
resumen, don Alonso era un hombre sin ningún tipo de emoción en su vida, alguien de
mediana edad que vivía una vida completamente monótona y totalmente exenta de
cualquier factor o hazaña que diera inicio a alguna aventura, o si quiera, a algún suceso
emocionante.

El único distractor en la “patética” vida de don Alonso, era sus libros. El viejo poseía una
gran biblioteca repleta de una innumerable cantidad de libros, siendo los de caballería los
más abundantes en su colección, y obviamente sus favoritos y a los que más les dedicaba
tiempo. En sí, es de esperarse que a un viejo como don Alonso le fascinen las historias de
caballería. Hombres fieles a su juramento de defender al rey y su pueblo, enfrascándose en
cientos de aventuras donde deberán batallar en contra seres fantásticos como dragones,
gigantes, ogros, etc. Los caballeros inevitablemente resultarían muy atrayentes para un
hombre que padecía una vida tan aburrida como la de don Alonso, pues eran hombres fieles
a valores nobles, y que vivían un sin fin de aventuras que les haría ganar una inmensa
gloria. Comparados con ellos, la vida de este anciano no era nada, por lo cual, inconforme
con su propio estilo de vida, se introdujo más y más en este mundo, tal como lo indica el
narrador: “Y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que
vino a perder el juicio.” (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, I, I, 15). Fue una
lectura tan inmersa que, a última instancia, término llevándolo a su resolución final: Para
transformar su vida en algo más emocionante y mejor, el mismo debía transformarse en
algo más.

1.2. Surge el caballero hidalgo.

El narrador desde el capítulo uno del Quijote, anuncia que debido a las constante lectura
intensa que don Alonso dedicaba a las obras caballerescas, su cerebro se secó, llevándolo a
perder el juicio, lo que muchos entienden directamente como locura. Pero, basándonos un
poco en lo dicho por José Saramago en su texto La falsa locura de Alonso Quijano, este
enunciado podría ser tratado como una inmersión total en la lectura, que dio un abasto a la
imaginación de don Alonso, lo que se puede interpretar como perdida del juicio al ya no
estar presente su mente en el plano real, sino en lo imaginario, del cual si lo desea podría
apartarse (tal como se logra observar al final de la obra, pero de esto hablare más adelante),
más sin embargo, esto no significa que sea locura, ya que de esta última es casi imposible
zafarse.

Partiendo de la idea anterior, y ya establecido una diferencia entre la inmersión en lo


imaginario y la locura, es necesario situar a Alonso en el primero. Retomando lo dicho por
el propio Cervantes en su obra, Alonso Quijano era un hombre ya de edad que estaba
totalmente enfocado en la literatura caballeresca, pues como dije con anterioridad, esta le
debía de causar una gran emoción e ilusión que hacía falta en su vida, y es precisamente
esta impresión la que le lleva a dar ese primer paso.

Ya aburrido e inconforme con su vida, el impetuoso hombre opta por dejar atrás su antiguo
yo y probar un nuevo camino que lo lleve a ese ideal de vida que desea encontrar, tal como
lo dice Saramago en su texto anteriormente nombrado, Alonso idealiza que “La vraie vie
est ailleurs” (la vida auténtica está en otra parte), palabras escritas por un poeta francés
llamado Arthur Rimbaud, las cuales plantean de una forma asertiva la situación del
protagonista de la obra de Cervantes, dando inicio a una búsqueda que inevitablemente se
vio influenciada casi en su totalidad, por aquel género literario que amaba tanto, surgiendo
de esta forma la semilla de lo que pronto le convertiría en don Quijote.

Como bien dicen algunos, lo más difícil siempre es el tomar la iniciativa, y ciertamente
Alonso lo hizo. Motivado por la idea de encontrar una nueva vida en el mundo de la
caballería, era necesario que el anciano aburrido amante de los libros desapareciera para
evolucionara en una nueva identidad, una que fuese más acorde con el mundo al cual
deseaba enfrascarse. Es esta necesidad la que lleva a Alonso a tomar objetos simples y
cotidianos, para así transformarlos en algo más, implementos necesarios que ayudaran a
construirse en el theatrum mundi, que ayudara a sostener su nueva vida, pero esto es algo
de lo cual hablare más adelante. Es aquí, tras reunir todos estos objetos que le ayudan a
establecer su yo ideal, donde este personaje debe ser nombrado, es así, como nace don
Quijote de la Mancha.

2. La vida de caballería

2.1. La necesidad de deformar el mundo; la falsa locura

Ya entrado en su personaje ideal, don Alonso está listo para enfrascarse en un viaje donde
obtendrá todo aquello que él desea. Aun así, para que su aventura se desarrolle de la manera
esperada, es necesario en implementar ciertos elementos que ayudan a solidificar más el
nuevo mundo a que desea enfrentarse, tales como lo sería la creación de una amada
(Dulcinea del Toboso), quien movería su espíritu en aventura, un gran semental como
montura siempre confiable (Rocinante), y un fiel escudero que lo acompañara en su
aventura (Sancho Pansa, quien curiosamente seria lo único sólido y real de estos tres). Es
aquí donde se comienza a ver esa transformación del mundo, a conveniencia de don
Alonso.

Quijano desea aventurarse en un mundo caballeresco, donde las grandes aventuras estén a
la orden del día, todas acompañadas de situaciones fantásticas, y encrucijadas
sorprendentes, lastimosamente el mundo que habitaba no era así, aquellas historias de
caballería eran solo eso, historias del pasado que ayudaban a emocionar a lectores
entusiastas como él. Es esta problemática la obliga a don Alonso transformar este mundo en
algo nuevo, para que cumpla la función que necesita: un escenario, su escenario donde
podrá dar rienda suelta a su imaginación, theatrum mundi (El teatro del mundo), como lo
plantea Ian Iracheta en su ensayo El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha: ¿teatro o
vesania? Don Quijote debe caminar por un mundo lleno de aventuras extraordinarias,
repleto se seres y objetos fantásticos que doten de hazañas inimaginables a su leyenda,
logros que reafirmen su papel como héroe, y le permitan presentarse a su amada Dulcinea
como una magnánima imagen de lo que un valeroso caballero debe aspirar a ser. Por
supuesto, y como ya lo he dicho antes, el mundo de don Alonso no puede brindarle esto que
necesita de forma simple, es por ello por lo cual don Quijote debe adquirir la capacidad de
trasformar su entorno en lo que necesita, de lo contrario no podrá cumplir con las demás
funciones de su papel.

Alonso debe ser alguien que debe interpretar todo los aspectos a fondo de don Quijote, por
lo cual es necesario abarcar todo su espectro, lo cual incluye una falta de lucidez que le
permita transformar el mundo en lo que necesita para su vida de caballero. Un claro
ejemplo de esto es en la ya famosa escena de los molinos de viento, donde don Quijote
debe enfrentarse a unos gigantes de enormes brazos, lo cuales a vista de un “ojo cuerdo” no
son más que simples molinos, y es de esta forma en que se nos permite ver un poco de la
conversión del mundo a conveniencia de la aventura de don Alonso. Pero bien podría surgir
la inquietud de si esto es más una representación de la locura del protagonista de la obra,
que un papel interpretado, y bien podría ser así de no ser por un cierto fragmento de la obra
en la cual, tras arremeter contra los “gigantes”, don Quijote es golpeado por las aspas de
uno de los molinos, tras esto Sancho intenta nuevamente demostrar al Quijote que
efectivamente aquellas figuras enormes no son gigantes, cosa que parcialmente acepta el
caballero, pues –y este punto es crucial-, reconoce a las figuras que tiene en frente como
molinos, pero afirmando que su enemigo ha sido quien ha cambiado a los gigantes por
estos objetos inmensos. En este pequeño comentario de don Quijote se puede notar como
siendo alguien consciente de su entorno, debe ficcionalizar su situación para darle un
sentido fantástico que apoye de mejor manera su papel como Quijote.
Don Alonso es alguien que debe brindar de ficción aquellas situaciones que buscan romper
son su papel para que este se sostenga, de lo contrario su papel como don Quijote se ve
amenazado. Otro ejemplo de esto lo podemos encontrar en el capítulo XXI, cuando tras
obtener el yelmo de Mambrino –Otro objeto fantástico y ficcional que servía para nutrir la
leyenda del Quijote-, este termina quedándole grande, además de tener una sección en
forma de “U” como si le faltara una parte, pues a fin de cuentas era en realidad una bacía
que pertenecía a un barbero. Por supuesto ante estos inconvenientes, el Quijote, o mejor
dicho Alonso, debió de introducir algo de ficción para no restar el factor fantástico a este
objeto.

2.2. Reglas de caballería.

Muchas de las veces en que se toma al Quijote como alguien loco, es por su necesidad de
seguir las leyes de caballería, aquellas que se veían tanto en los libros y que les permitía a
estos hombres ser guerreros y héroes honorables, dignos de la admiración del pueblo y sus
amadas. Y, tomando precisamente esto último, es por lo cual no podemos tachar aquellas
acciones como locura, pues bien si fuese Alonso quien actuara de esta forma, podría
considerarse este escenario, mas sin embargo es don Quijote de la Mancha quien actúa de
esta forma, y a quien no debería reclamársele por ello, pues a fin de cuentas el personaje es
así, es un valeroso caballero que pelea por la justicia por lo cual está dispuesto a este tipo
de acciones poco comunes en la sociedad, tal como nos explica el maestro Estanislao
Zuleta en su texto La disponibilidad. Don Quijote es alguien que está hecho para cometer
este tipo de acciones y pasar por estas situaciones que requieran de actos de caballería y
heroísmo, y, si Alonso Quijano dese hacer un buen papel que le permita abordar mejor esa
vida caballeresca, debe ser fiel a este tipo de acciones.

Por supuesto el que Alonso al actuar como don Quijote, deba someterse a las leyes y
normas de la caballería, también puede resultar en un arma de doble filo, pues así como
llega la gracia, también puede caer la desgracia, y lastimosamente para nuestro valeroso
hidalgo, esta última es más común en su viaje. Es cierto las acciones de don Quijote pueden
ser en su mayoría bien intencionada, y en los libros de caballería estas son recompensadas,
pero, en lo que concierne al mundo actual de Alonso, estas traen grandes consecuencias, y
riesgos, bien podríamos tomar como ejemplo cuando trata de liberar a hombres apresados
que debían pagar por sus crímenes, una hazaña muy peligrosa y que aun así logra cumplir
con éxito, más sin embargo todo concluye en el propio ataque de a quienes salvo quedando
muy mal herido. Y por supuesto, no es que Alonso este loco y actué sin pensar en los
riesgos, lo sabe, pero no es el quien comete estos actos, sino don Quijote, y tal como
menciona Saramago su texto, y como he dicho con anterioridad, Alonso debe ser fiel a su
papel y seguir la línea de acción de este si desea encontrar esta nueva vida que tanto desea.
Lastimosamente es esta misma línea a seguir la que termina por culminar su viaje.

Las reglas y leyes de caballería son las que rigen el pensamiento de don Quijote, y el por
muy loco que pueda aparentar ser está sometida a ellas, por lo cual nunca buscara hacer
algo en contra de estas, y por ello podrían ser consideradas como un arma de doble filo. Ya
anteriormente dije que las normas a las cuales se somete el Quijote son las mismas que le
traen sus desgracias y momentos más difíciles, pero estos no pueden ser comparables a su
derrota contra el caballero de la blanca luna, pues es ahí donde su viaje termina, y donde
todos sus esfuerzos ya no valen nada. Don Quijote es fiel a al código de caballería por lo
cual Alonso no puede actuar diferente a como el debería hacerlo, por tanto tras perder
contra el caballero, es su deber cumplir con las consecuencias de haberlo hecho, don
Quijote debe morir, y el viaje debe terminar y Alonso ya no puede hacer nada, pues de
hacerlo, el mismo mataría al Quijote en ese momento, ya que de hacer algún acto contrario
a lo que haría el personaje, inmediatamente seria otro distinto, ya no sería don Quijote, ante
todo esto Alonso no tiene más opción, ya su actuación no puede continuar más.

3. El fin tras la derrota

Derrotado, Alonso debe volver a su hogar, a la aburrida vida que había buscado dejar atrás,
pos fallo en su búsqueda de La vraie vie est ailleurs, o al menos la concerniente a una de
caballería, pues se le ve un poco interesado el intentarlo nuevamente pero ahora siendo
pastor, viviendo quizás entre las ovejas. Mas sin embargo, existe un factor a tomar en
cuenta: su energía. Alonso ya no dispone de mucha energía para intentar algo nuevo, el
papel de don Quijote exigía mucho trabajo como bien pueden suponer los que hayan leído
la historia, y es quizás esto lo que termina de consumir a Alonso, pues tras su derrota ya
solo le queda vivir en la resignación. Él ya no puede volver a la vida de caballería, ha
perdido y sabe que don Quijote debe continuar fiel a sus ideales, y esto se puede notar
cuando sus amigos tratan de regresarlo a ella, resistiéndose Alonso hacerlo, argumentando
estar ya lucido, lo cual podría interpretarse como si la locura de don Quijote era un lugar al
cual ya no podría regresar.

Lastimosamente Alonso es alguien que falla en su deseo de conseguir aquella vida


emocionante que tanto quiso, pues al final debe regresar al lugar del cual deseaba apartarse.
Aun así, fue alguien siempre fiel a don Quijote, pues aun en sus últimos momentos, jamás
atento contra la figura que había creado de este, pues más que solo un papel, era alguien
que entendía esa búsqueda de una mejor vida.
Bibliografía

-La falsa locura de Alonso Quijano, por José Saramago


(https://elpais.com/diario/2005/05/22/opinion/1116712806_850215.html)

-La falsa locura de Alonso Quijano (mini cuento), por José Saramago
(https://ciudadseva.com/texto/la-falsa-locura-de-alonso-quijano/)

-La novela como juego: Cervantes y Torrente Ballester, por Isabel Castells

-El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha: ¿teatro o vesania?, por Ian Iracheta
(https://www.auroraboreal.net/literatura/ensayo/2248-el-ingenioso-hidalgo-don-quijote-de-
la-mancha-teatro-o-vesania)

-La disponibilidad, de Estanislao Zuleta.

-Theatrum mundi, articulo Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/Theatrum_mundi)

-Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra.

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