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ESTUDIANTE:
FECHA: 20/05/2019
TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
Comprende tres temas muy importantes de la ciencia del Derecho Constitucional como son el
Poder Constituyente, el Poder de Reforma Constitucional y la Norma Constitucional.
1. PODER CONSTITUYENTE.
1.1.- definición.
el Poder Constituyente no puede ser limitado ni explicado jurídicamente, sí debe ser legítimo, es
decir, ser un poder susceptible de ser explicado en términos racionales y de ser aceptado por la
sociedad.
El primero es autónomo y carece de límites, es decir, basta que su voluntad aparezca para que
todo el derecho positivo cese. Los poderes constituidos, por el contrario, sí están sometidos a su
manifestación de voluntad y tienen que adecuar su conducta a lo que la Constitución establezca.
Emmanuel Sieyés señaló: “El Poder Constituyente es un plenipotenciario del pueblo, mientras que
los poderes constituidos sólo son portavoces o hacedores de una tarea regulada en sus
lineamientos por la propia Constitución”.
A partir de ello, es importante precisar que el poder de reforma constitucional, en la medida que
aparece reglado y ordenado en la Constitución, se convierte en un poder limitado jurídicamente,
lo que lo diferencia del Poder Constituyente que corresponde a una actividad soberana y libre, es
decir, a un poder político sin limitaciones jurídicas. Así, un gran sector de la doctrina considera que
la única postura jurídicamente coherente y políticamente razonable y progresiva es la de estimar
que el poder de reforma constitucional constituye un poder constituido y limitado.
a) En primer lugar, la Constitución individualiza al órgano investido con la capacidad para ejercer la
potestad modificatoria. En el caso del Perú, como de la mayoría de países, este órgano es, en
principio, el Congreso de la República, en calidad de poder constituido.
a) Límites materiales expresos, llamados también cláusulas pétreas; son aquéllos en los que la
propia Constitución, expresamente, determina que ciertos contenidos o principios nucleares del
ordenamiento constitucional están exceptuados de cualquier intento de reforma.
b) Límites materiales implícitos son aquellos principios supremos de la Constitución contenidos en
la fórmula política del Estado y que no pueden ser modificados, aun cuando la Constitución no
diga nada sobre la posibilidad o no de su reforma, ya que una modificación implicaría la
"destrucción" de la Constitución. Tales son los casos de los principios referidos a la dignidad del
hombre, soberanía del pueblo, Estado democrático de derecho, forma republicana de gobierno y,
en general, régimen político y forma de Estado.
Aunque toda Constitución se caracteriza por ser un cuerpo normativo integral, donde cada
disposición cumple un determinado rol; ciertas cláusulas asumen una función que resulta
mucho más vital u omnicomprensiva que las del resto. Se trata de aquellos valores
materiales y principios fundamentales que dan identidad o que constituyen la esencia del
texto constitucional (la primacía de la persona, la dignidad, la vida, la igualdad, el estado
de derecho, la separación de poderes, etc.). Sin ellos, la Constitución sería un texto
formalmente supremo, pero, en cambio, materialmente vacío de sentido.
La mutación constitucional por medio de una práctica estatal formal que no viola la
Constitución.
La mutación constitucional por imposibilidad del ejercicio de determinadas atribuciones
descritas en la Constitución.
La mutación constitucional por medio de una práctica constitucional contraria a la
Constitución.
La mutación constitucional por medio de la interpretación de la Constitución.
De otro lado, con respecto a quién debe efectuar la reforma constitucional total, el Tribunal ha
expresado que si bien el artículo N° 32, inciso N° 1, de la Constitución, ha constitucionalizado la
función constituyente, al señalar que puede practicarse una reforma total de la Constitución, este
artículo no ha previsto quién la pueda ejercer.
En tal sentido, el Tribunal Constitucional concluye que el Congreso de la República, en cuanto
poder constituido, no puede aprobar una Constitución distinta, pues sólo el Poder Constituyente
está autorizado para llevar a cabo el ejercicio de una función semejante.
No obstante, el Tribunal ha precisado que una cosa es que el Congreso de la República, en cuanto
poder constituido, no pueda ejercer la función constituyente y, por lo tanto, se encuentre
impedido de aprobar una Constitución, sustituyendo a la que le atribuye sus propias
competencias; y otra cosa muy distinta es que, en cuanto órgano de representación de la voluntad
general, pueda proponer un "proyecto" de Constitución, para que sea el Poder Constituyente
quien decida, en cuanto fuente originaria del poder, si la acepta o rechaza.
En este último supuesto, nos dice, que no es que el Congreso de la República asuma la condición
de un Poder Constituyente ni tampoco que el proceso de elaboración de una Constitución distinta
pueda considerarse ejercicio de una función constituyente, ya que la decisión de aprobarla o no,
depende de él, quien únicamente se limita a proponer un proyecto de Constitución, sino del
mismo poder soberano: el pueblo. De allí que se diferencia entre pueblo como poder constituido y
el pueblo en cuanto titular del Poder Constituyente.
3. LA NORMA CONSTITUCIONAL.
3.1. Definición y características de la Constitución.
c) La Constitución no se sustenta en una norma trascendente, sino que la sociedad tiene su propia
legalidad, rebelde a la pura normatividad e imposible de ser domeñada por ella.
Sin embargo, la moderna doctrina constitucional ha dejado de lado dicha división estricta para
referirse al “contenido mínimo de la constitución”. Así, el contenido de la Constitución debe
buscar la construcción jurídica del orden político de la igualdad y la libertad.
En ese sentido, el constituyente tiene que responder a las siguientes exigencias para que la
Constitución sea reconocida como una Constitución auténtica y no espuria:
La sociedad civil tiene que expresarse políticamente y ser, por tanto, una sociedad
ordenada y no una sociedad anárquica, sin dejar de ser por eso sociedad civil.
La expresión política de la sociedad tiene que ser única. Si los individuos han de continuar
siendo iguales y libres, el orden político de la sociedad tiene que ser el mismo para todos.
El Estado es un representante político de la sociedad, es decir, no puede tener una
voluntad propia que no sea la de los representados; no puede tener una voluntad formada
al margen de la sociedad.
En líneas generales debemos decir que la Constitución debe ser el cauce de expresión jurídica del
orden político de la sociedad. Un cauce de expresión que debe ser igualitario y seguro.
Las normas constitucionales pueden ser clasificadas según su carácter normativo, nominal y
semántico:
Debemos entender a la Constitución como una norma, pero no cualquier norma, sino
precisamente la primera de las normas del ordenamiento entero, la norma fundamental, la ex
superior.
Porque, la Constitución define el sistema de fuentes formales del Derecho, de modo que
sólo será válida una norma que se dicte conforme a lo dispuesto por la Constitución.
Porque, en la medida en que la Constitución es la expresión de una intención fundacional,
encargada de configurar un sistema entero que en ella se basa, tiene una pretensión de
permanencia o duración.
Para Francisco Balaguer Callejón, “la Constitución contiene las normas fundamentales que
estructuran el sistema jurídico y que actúan como parámetro de validez del resto de las normas”.
A su vez, Álvarez Conde sostiene que “(la) propia configuración de la Constitución como norma
jurídica suprema supone que ésta se convierte no sólo en auténtica fuente del Derecho, sino en la
norma delimitadora del sistema de fuentes”.