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Juan Gabriel Arrieta Zambrano, O.

Carm
Control 9
Informe de lectura tomado de Johann Baptist Metz, Las órdenes religiosas. Su misión en
el futuro próximo como testimonio vivo del seguimiento de Cristo (Barcelona: Herder,
1978), 7-31.

El documento señala que las órdenes religiosas tienen una función innovadora para la
Iglesia. Las órdenes son una especie de terapia de sacudida del Espíritu Santo para la
Iglesia Universal. Hay que tener presente que el Espíritu de Dios en la Iglesia no sólo
sopla donde quiere y como quiere, sino que sopla el tiempo que quiere. Así pues, Baptist
Metz menciona que la crisis de las órdenes religiosas es una crisis de crecimiento.
Ciertamente, se trata de una crisis de función, debido a la carencia de grandes tareas
especifica en la Iglesia, labores que de cierta forma son personales. Realmente, no puede
darse el arte de vivir, sin el arte de morir, ya que éste suscita lo verdaderamente nuevo, lo
que permite que se supere la crisis. Otro elemento que define a las órdenes es que son en
el seno de la Iglesia, instituciones creadas por el Espíritu Santo, como signo carismático.
Finalmente, se alude a que la práctica del seguimiento de las órdenes debe estar al servicio
de la realización del testimonio del único seguimiento de Cristo, y la historia de una orden,
es historia de seguimiento que adquiere un rango teológico en su biografía colectiva.

El aspecto positivo es sobre la crisis de las órdenes religiosas. A través de la historia de


la Iglesia se ha podido identificar que las crisis son oportunidades de cambio, de
renovación y de reforma. Baptist Metz, expone la importancia del compromiso personal
de cada uno de los religiosos para salir de las crisis en los diferentes ámbitos (eclesial,
vocacional, socioeconómico, cultural, etc.). Se puede percibir que la crisis es causa por la
carencia de innovación, por el conformismo, la falta de compromiso. Sin duda alguna,
uno de los elementos que permiten la crisis es desviar la mirada del verdadero Espíritu de
la Iglesia, o sea, de Cristo. Por tal motivo, abrazar la Fe Cristiana debe generar un cambio,
una nueva salida a las dificultades y una nueva oportunidad para entregarlo todo en el
seguimiento de Cristo.

La crítica es sobre el principio vae victis (¡hay de los vencidos!). El principio dice que el
Espíritu de Dios no actúa en la historia de la Iglesia. Es una contradicción afirmar que el
Espíritu de Dios no actúa en la historia de Iglesia, ya que la Iglesia subsiste por el Espíritu
de Dios. Justamente, la Iglesia es animada, recreada por el Espíritu Santo que tiene su
fundamento en Pentecostés. En el sentido coyuntural de la Iglesia el centro es la persona
de Jesucristo, por tal razón, cualquiera que rechace la acción del Espíritu Santo en la
Iglesia, rechaza la obra de Dios. Ahora bien, si el Espíritu de Dios no actuara en la Iglesia,
la Iglesia no existiría, porque todo aquello que no es de Dios no perdura para siempre.

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