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INTRODUCCION
Hay momentos del ciclo vital relativamente apacibles y estables alternados con otros donde
aparecen nuevas exigencias y demandas, necesitándose un periodo de transición entre los periodos
o estadios del ciclo vital para adecuarse a estas. Se necesita tiempo para desprenderse de una
situación pasada y adaptarse a otra nueva.
Otras veces los cambios por lo contrario reflejan turbulencia emocional y psicológica y marcan un
periodo de crisis: ya sean internos o externos enfrentan a la estructura mental y emocional de
lapersona con exigencias que sobrepasan la capacidad de adecuarse a ellos y sobreviene una crisis
Se quiebra el orden previo, lo que antes servía para explicarla y resolverla resulta ineficaz, y a la vez,
las nuevas alternativas nos llenan de temor y de desconfianza. Estamos en crisis
En un sentido amplio podemos decir que la vida es un estado de crisis casi permanente apenas
interrumpido por lapsos de relativa inestabilidad
Una crisis va a aparecer en la vida de una persona cuando un determinado suceso amenaza con
alterar su equilibrio personal, en sentido tanto favorable como adverso.
La situación de crisis va a depender de los recursos adaptativos del sujeto, pudiendo aparecer, bien
en una situación estresante en la propia evolución del individuo (crisis evolutivas o esperables), o
bien en otras en las que un suceso vital estresante las precipita.
Estas últimas son las denominadas "crisis accidentales" o crisis inesperadas o imprevisibles, en las
que estarían incluidos tanto las crisis cotidianas como separación, perdidas, muerte, enfermedades
corporales, como los desastres y las catástrofes.
“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor
bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos.
La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis cuando nace
la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias.
Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ’superado’. Quien atribuye a la crisis sus
fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
Albert Einstein
Una crisis es un cambio brusco o una modificación importante en el desarrollo de algún suceso.
Dichas alteraciones pueden ser físicas o simbólicas. Crisis también es una situación complicada o de
escasez.
Principios Teóricos
TIPOS DE CRISIS
Las crisis pueden ser del desarrollo (esperables) o circunstanciales (accidentales, inesperadas o
imprevisibles.)
Crisis circunstanciales:
Las crisis circunstanciales son inesperadas, accidentales y dependen sobre todo de factores
ambientales: Abarcan una alteración psíquica y de la conducta ante perdida o amenaza de pérdida
de los aportes básicos (físicos, psicosociales y socioculturales que están interrelacionados)
Separación
Pérdidas
Muerte
Enfermedades corporales
Desempleo
Trabajo nuevo
Fracaso económico
Violaciones
Incendios
Se plantea que las crisis son inherentes al desarrollo y se manifiestan en dos polos: positivo y
negativo. La resolución de la crisis del lado positivo significará salud y corresponde al proceso de
duelo; mientras que si se da del lado negativo significará enfermedad y corresponde al trauma.
2) La tensión aumenta más porque no se puede enfrentar la nueva situación con la norma habitual
de conducta.
4) Si nada de lo anterior ocurre, la tensión aumenta hasta provocar una grave desorganización
emocional.
Las reacciones frente a una crisis pueden ser al comienzo dos: llanto o negación de la crisis.
El llanto puede conducir a la negación o a la intrusión. Esta última significa sentirse invadido por
sentimientos de dolor, imágenes del impacto, pesadillas, etc.
Cualquier teoría se presenta como un modelo para entender mejor las situaciones concretas de
nuestra vida. Sin duda, cuando estas teorías se elaboran, se dan en el contexto de un grupo de
experiencias específico.
Las crisis, se vinculan generalmente a una situación anormal, que produce desánimo o
insatisfacción; a la vez la experiencia nos indica que a cada una de ellas le sucede un cambio, por lo
que, la crisis y el cambio se asocian regularmente. Lo cierto es que ante la crisis, los esfuerzos se
dirigen a un futuro deseado.
Así también se suele hablar indistintamente de crisis y conflicto, siendo esto último, el momento
más fuerte de un combate, una situación desgraciada que produce angustia por su difícil solución.
Se podría decir que la crisis realiza una mirada de futuro a cerca del conflicto.
La preocupación fundamental radica en cómo responder cuando las crisis o los conflictos se
presentan, es decir, cómo se maneja los momentos críticos en los grupos. Steve Fink, ofrece una
teoría útil respecto al proceso de los cambios cuando estos surgen de una crisis. Este autor propone
cuatro momentos, conmoción, retroceso, reconocimiento y adaptación o cambio.
A cada momento del proceso la podemos identificar por la forma en que aparecen distintas
dimensiones. Las que convienen considerar son: la comunicación, el tipo de liderazgo, la relación
con otros grupos, el tono emocional que se da en la etapa, el nivel de planificación, así como el tipo
de actitud y de aprendizaje que le corresponde a cada una.
1. CONMOCION.
En primer lugar resulta común que una crisis o conflicto comience manifestándose por un estado
caótico que paraliza el accionar normal y efectivo del grupo. Se llama conmoción a ese estado en el
que todo parece estar siguiendo una inercia sin mucho sentido, cuando da lo mismo que la
experiencia se dé o no, es decir, cuando el grupo parece haber perdido significación y efecto.
En este momento, la comunicación es del tipo casual, es decir que lo que se tiene para decir o decirse
se realiza fuera del grupo. No existe ningún liderazgo definido e identificado ni con el momento ni
con el grupo, por ese motivo no hay intercambio o relación con otros grupos ya que nadie se puede
sentir representativo. Se vivencia una ansiedad que provoca vacío y falta de sentido, en el ámbito
emocional.
Como consecuencia de este panorama, el grupo no planifica nada y existe el caos. Los aprendizajes
son de tipo violento, de shock, y la actitud que prevalece es la de ir solucionando los problemas en
el momento, asumiendo una actitud de “bombero” o reactiva. Es aconsejable para acompañar esta
etapa, ofrecer las oportunidades para que las quejas se planteen en los ámbitos que corresponden,
estimulando la revelación de sentimientos, con una actitud de aceptación, de comprensión y
empática.
2. RETROCESO
En este momento le surge la necesidad de alcanzar una salida. Para lograrlo, nada mejor que recurrir
a “la experiencia”, la cual se asocia fácilmente con el pasado. A este momento se le llama retroceso
defensivo, ya que se vuelve atrás para encontrar una respuesta rápida y efectiva.
El nivel de comunicación se vuelve ritual, el discurso se dirige a “salvar” e intentar recuperar aquello
que nos daba seguridad, como los roles predefinidos y las formas ya conocidas y tradicionales de
actuar.
Esta característica impone un liderazgo autoritario y normativo; o mejor dicho, este retroceso
favorece este tipo de liderazgo. La relación dentro del grupo es representativa, pero difícilmente se
vea como participativa, es decir, el grupo deja en manos del líder las decisiones, es el que tiene las
cosas claras.
La relación con otros grupos es de alienación, con una clara tendencia a uniformizar los estilos de
organización, es decir parecernos hasta perder la identidad.
Como en un principio las cosas marchan bien, el estado emocional del grupo es de euforia,todo
parece haberse normalizado; inclusive la oposición es contradependiente y refleja el mismo estado
emocional sin propuesta alternativa.
En esta etapa tradicional se corren tres riesgos; el primero sería querer saltearla por desprecio a lo
tradicional, si bien las formas normativas y autoritarias no llevan a la solución de una crisis, en este
momento, lo tradicional viene cargado de valores y principios que el grupo debe recordar. El
segundo es el engaño, es decir, que, bajo el disfraz del cambio, estos valores y principios, que son
los que marcan el objetivo del grupo, se relativicen o desintegren, el grupo cree vivir un cambio y
sin embargo sigue en la misma situación, con otra apariencia. Por último el estancamiento en la
etapa, lo que es típico cuando prevalece una actitud autoritaria, cuyo recurso típico suele ser
transformar la organización en burocrática, en la que el poder se esconde detrás del rol.
Los aprendizajes serán del tipo de mantenimiento, reflejando la actitud de “avestruz”, es decir, por
medio de la cual se desconoce la necesidad de un cambio profundo e innovador. Acompañar esta
etapa tampoco es fácil. En primer lugar implica aceptar la resistencia al cambio como una reacción
natural, orientando para que se revelen las frustraciones y ansiedades, a través de una atención
sensible y cortés. El pasaje a una etapa más avanzada del cambio lleva a remover es status quo,
distribuyendo la información de manera participativa, compartiendo las decisiones.
3. RECONOCIMIENTO
El normal desarrollo de un proceso de crisis lleva a descubrir que los errores del pasado son los que
nos trajeron a esta situación y por lo tanto no se encuentra en ese pasado la respuesta, aunque sí
se puede reconocer como un punto de partida. Por lo general los que asumen un liderazgo
autoritario, si no cambian su actitud, dejan de responder a las necesidades del grupo y caen. Estos
ya no tienen los recursos para responder al grupo en forma efectiva, lo que choca con su estado de
euforia emocional. Esta situación le deja lugar a quienes pretenden un camino que tenga más en
cuenta la realidad del grupo hoy que quiere proyectarse dinámicamente hacia el futuro
En primer lugar la preocupación por saber qué piensan y sienten las personas del grupo permite una
comunicación más auténtica, en la que existen las posturas críticas y cuestionadoras, y desde las
cuales surgirán nuevas propuestas.
La pregunta sería ¿qué quiere la gente?, esto equilibra el estilo de liderazgo haciéndolo más
igualitario, es decir, no es uno el que dice lo que hay que hacer, sino que es una tarea de decisión
compartida. Todos los miembros del grupo empiezan a estar motivados por saber qué pasa, hacia
dónde queremos ir.
Esta apertura se manifiesta en una relación con otros grupos tendiente al intercambio, lo que va a
ayudar a comparar y sugerir, teniendo en cuenta situaciones de crisis similares ya vividas por otros.
Es bueno recordar los riesgos, ya que la tendencia es a desechar todo lo viejo y tradicional, y con
eso se puede diluir el sentido de esta experiencia grupal. Otro riesgo sería que al comparar con otros
busquemos trasladar o importar soluciones que nada tienen que ver con la realidad de este grupo.
Y por último, el quedarse en lo teórico y buscar un perfeccionismo inexistente, y por mucho querer
saber no se hace nada.
Es en esta etapa en que el grupo apunta hacia su identidad en la búsqueda de valores compartidos,
una misión y una visión construida juntos. A la luz de dicha identidad es que evalúa su estado
presente, generándose así un estado de tensión creativa para el cambio. Todo esto supone un tipo
de aprendizaje innovador y una actitud “vigía”, es decir, prospectiva.
Para acompañar esta etapa se sugiere proporcionar la información y aclaración de las decisiones
que se toman en forma participativa y consensuada. Se activaran los recursos para el cambio
analizando y descubriendo las habilidades y capacidades necesarias para el mismo.
4. CAMBIO
Por fin se alcanza el cambio que indica la resolución de la crisis. La participación de la gente, la
información acumulada, lo evaluado, lo comparado, el descubrirse cada uno en el grupo, permite
que empiece a organizarse en forma más funcional, y llega el momento de poner en práctica la
transformación, el cambio. El liderazgo se va a adecuar a lo que el grupo necesita, es decir será
adaptado a los objetivos y métodos que el grupo se plantea. Lo que llamamos comunicación
funcional, es la que parte de la posición que ocupa cada uno de los integrantes de este grupo.
El que cada uno pueda cumplir su rol (ejercer su poder), provoca en las personas un estado
emocional de autoestima que se traduce en seguridad para el grupo. La relación con otros grupos
es de cooperación, ya que el grupo se encuentra nuevamente en condiciones de realizar aportes
positivos y funcionales al resto de la comunidad.
La resolución de una crisis, permite hacer crecer al grupo, en la medida que logra madurar, es decir
ser realista, lo que para nosotros quiere decir contrastar de continuo, lo que queremos ser con lo
que somos. Esta etapa se llama de estabilidad, ya que lo que se hace permanente es la actitud de
apertura al cambio sin necesidad de detenerse para eso.
Las dos últimas etapas son las que proponen el eje de la Planificación estratégica, cuya clave está en
la actitud vigía y el aprendizaje innovador.
Relación
Tono Nivel de Actitud/
Comunicación Liderazgo con otros
emocional planificación aprendizaje
grupos
Bombero –
Conmoción Casual No hay No existe Ansiedad No existe
shock
Retroceso Cohesión Autoritario Avestruz
Alienación Euforia Corto plazo
defensivo ritual normativo mantenimiento
Intercambio Vigía
Reconocimiento Auténtica Igualitario Ansiedad Largo plazo
información innovador
Adaptado Seguridad Contrastada Vigía
Cambio Funcional Cooperación
al grupo autoestima realista innovador
El origen de la intervención en crisis moderna se remonta a los trabajos de Eric Linderman del
Massachusetts General Hospital, el cual desempeña un papel activo en la ayuda a los sobrevivientes
y a los que perdieron a sus seres queridos en el incendio del Club Nocturno Coconut Grove el 28 de
marzo de 1942, en el cual perecieron 439 personas.
El informe clínico sobre los síntomas psicológicos de los sobrevivientes se convirtió en la piedra
angular para las teorizaciones subsecuentes sobre el proceso del duelo y el significado de la crisis
en la vida realizadas por Gerald Caplan, integrante del Massachusetts General Hospital, y del
Harvard school of Public Health.
Por su parte Lopold Bellak utilizando su experiencia con los veteranos de la Segunda Guerramundial
(1946) publicó en 1952 su primer artículo sobre psicoterapia breve en el contexto de la psicoterapia
de urgencia para la depresión, en 1983 publicó su clásica obra “Manual de psicoterapia intensiva y
de urgencia” de orientación psicoanalítica.
En 1963 el presidente Jhon F. Kennedy manifestó su propósito de crear los Centros Comunitarios de
salud mental, creando la escena para una revolución en la provisión de los servicios de soporte
psicológico a los ciudadanos de los Estados Unidos.
Este acto de 1963 repercutió en los servicios de salud mental, iniciándose la desinstitucionalización
de los servicios de salud mental por los establecimientos de los centros de servicios comunitarios,
poniéndose un fuerte énfasis en los servicios de prevención los cuales se basaban en la teoría de la
intervención en crisis de Gerald Caplan, la cual argumentaba la necesidad del uso de los
paraprofesionales como un recurso de soporte de la misma comunidad.
Estos paraprofesionales eran voluntarios que tenían una capacitación de 40 horas a más.
Modalidades:
Primeros auxilios emocionales, diseñados para ayudar, de manera inmediata, a las personas a
restaurar su equilibrio y adaptación psicosocial. Por lo general, es ofrecido por personal no
especializado el cual entra en contacto con las víctimas en los primeros momentos después del
desastre u evento traumático en cuestión.
Restaurar las funciones psíquicas y readaptar a la persona a las nuevas condiciones, tan rápido
como sea posible.
Los estudios y las experiencias de trabajo en emergencias nos muestran que el enfoque adecuado
para entender e intervenir en la situación de crisis es el de la salud mental comunitaria.
Los principios fundamentales, de la salud mental comunitaria, válidos para la intervención en crisis
en emergencias son:
La noción de crisis, como etapas de la vida por las que todo ser humano atraviesa.
Generales:
Objetivos bien definidos a corto plazo, con expectativas realistas. La intervención será dirigida a
reducir síntomas y estabilizar la situación psicológica de la persona, no es un procedimiento mágico
que borra las experiencias vividas.
Técnicas de múltiple impacto: movilizar todos los recursos (profesionales, sociales, familiares e
individuales) disponibles.
Pragmatismo y flexibilidad.
Enfoque integral, además de la acción curativa o asistencial debe enfocarse con perfil preventivo y
perspectiva social.
Racionalidad.
Comprensión de la pérdida de control como una posible reacción normal ante una situación
anormal.
Programa de soporte en desastres para socorristas y personal de ayuda humanitaria que actuó
directamente en la emergencia.
Selección o triaje: procedimiento para selección y atención de casos inmediatamente después del
desastre, logrando una disminución de la desorganización cognoscitiva y emocional. El
procedimiento está directamente relacionado con los primeros auxilios emocionales.
Desactivación o defusing: Es una versión sintetizada del debriefing. Se emplea dentro de las
primeras 12 horas después del evento traumático, para grupos pequeños de víctimas primarias,
secundarias o terciarias.
Outreach: procedimiento para encontrar las víctimas, ayudándolas a expresarse y comprender las
reacciones emocionales como consecuencia del desastre.
Qué hacer:
Desarrollar el sentido de escucha-responsable. Escuchar atentamente, sintetizando brevemente los
sentimientos del afectado. Hágalo sentir que usted lo entiende y comprende por lo que está
pasando, esto es la empatía.
Favorecer la dignidad y libertad para que las víctimas trabajen en sus problemas.
Estar alerta sobre las oportunidades de dar énfasis a las cualidades y fuerzas de la persona.
No se sienta inútil o frustrado. Usted es importante y lo que está haciendo vale la pena.
No muestre ansiedad ya que ésta puede ser fácilmente transmitida a los afectados.
No los presione a hablar de Dios, sea comprensivo con las creencias religiosas.
No tenga miedo de admitir que el afectado necesita más ayuda de la que usted le puede brindar.
Puede referirlo a profesionales especializados.
No permita que las personas se concentren únicamente en los aspectos negativos de la situación.
No insista con preguntas más allá del punto en que la persona no desea hablar.
No moralice o sermonee.
Después del terremoto de ciudad de México del 19 de octubre de 1985, el Instituto Mexicano de
Seguridad Social, empezó un programa de intervención en crisis destinado a ofrecer apoyo
psicológico a las víctimas y damnificados (Pacheco Regis 1987), la estrategia en términos generales
consistía en:
6.- Evitar la inactividad (que es alto riesgo para los individuos o los grupos humanos en duelo).
Teniendo en cuenta estas directrices se diseño una estrategia de acción por niveles, que
contemplaba la atención grupal y la individual, en la cual los casos leves y moderados eran atendidos
oportunamente por personal no profesional y los casos graves eran enviados a los profesionales. La
atención individual o grupal se completaba con un programa de participación comunitaria que
promovía y fomentaba la autoresponsabilidad y la autosuficiencia.
Para poner en marcha este programa es necesario capacitar personal profesional y no profesional
en el manejo de un instrumento de identificación de problemas emocionales y en técnicas sencillas
de intervención psicológica. Todo el personal debe ser altamente motivado para evitar la crisis en sí
mismos y estimular el trabajo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Organización Panamericana de la Salud (2006). “Guía práctica de salud mental en desastres”. Serie
Manuales y guías sobre desastres. Washington. Estados Unidos de Norteamérica.
Valero, Santiago (2001). “Psicología en emergencias y desastres”. Edit. San Marcos. Lima. Perú
Espil, German. “Crisis”. Extraído de:
http://www.monografias.com/trabajos11/mcrisis/mcrisis.shtml
http://ipes.anep.edu.uy/documentos/curso_dir_07/modulo4/materiales/crisis.pdf