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Tal como una persona o una familia, una economía que sufre de una elevada
reducción en lo que vende a otras economías podrá comprarles mucho menos.
Sencillamente, Venezuela ha sufrido de una caída de dos tercios en su pago
anual. Cualquier país que sufra de una contracción tan alta en sus ingresos
experimentará un detrimento en sus estándares de vida.
En este punto es necesario hacer una salvedad. Cuando las exportaciones de una
economía caen, las importaciones no necesariamente se reducen inmediatamente
si esta puede pedir prestado o sacar de sus ahorros para poder amortiguar el
golpe. Esta es la razón por la cual a los países sujetos a una alta volatilidad en
sus términos de intercambio se les aconseja ahorrar durante los periodos de
bonanza. Y esto es precisamente lo que Venezuela no hizo.
Sin embargo, tomar prestado o usar tus activos solo te ayudará por un cierto
tiempo si tu ingreso cae permanentemente. Incluso si Venezuela hubiese ahorrado
más durante el boom, habría tenido que ajustar sus niveles de gasto si los
ingresos por exportaciones no se hubiesen recuperado. Un fondo de ahorro para
momentos difíciles hubiese podido ayudar a facilitar el ajuste en el tiempo, pero un
ajuste habría sido inevitable tarde o temprano.
El chavismo ha tenido el poder por casi 20 años, así que prácticamente todo lo
Dicho esto, aún vale la pena pensar a través de diferentes hipótesis y preguntarse
si éstas hubiesen conducido a los patrones observados en la data.
De hecho, estimaciones del sector privado muestran que hasta 2016, la caída de
la producción en los campos petroleros tradicionales estaba siendo compensada
por el desempeño de las empresas mixtas en la Faja Petrolífera del Orinoco. En
2016, la producción de estos campos de crudo pesado y extrapesado comenzó a
caer, arrastrando hacia abajo la tendencia general.
Lo más llamativo de la caída de la producción petrolera venezolana es que la se
FRANCISCO RODRÍGUEZ*
*Economista venezolano y economista jefe de Torino Capital LLC. Ha sido
profesor de economía y estudios latinoamericanos en la Universidad de Maryland
en College Park y Wesleyan University
**Este artículo hace parte de una alianza informativa entre medios internacionales,
de Venezuela y Colombia, para hacer visible temáticas relacionadas con la
situación venezolana. El autor autorizó su publicación a este medio y también
puede consultarse en Wola y Efecto Cocuyo.
Notas de pie de página
[1] El autor es economista jefe en Torino Economics, una firma de consultoría
financiera basada en Nueva York. Agradezco a María Eugenia Boza, Dorothy
Kronick, Francisco Monaldi, Victor Sierra, David Smilde y William Neuman por sus
comentarios y sugerencias. Sin embargo, me hago totalmente responsable por
cualquier posible error en este artículo.
[2] Las elasticidades son comúnmente estimadas usando logaritmos naturales que
garantizan que el estimado sea invariable con respecto a la escala de las
variables. Una reducción de un tercio es equivalente a una reducción de 41 puntos
logarítmicos, mientras que una contracción de 80% es igual a una contracción de
166 puntos logarítmicos. La proporción entre estas dos caídas, 25%, es muy
cercana a nuestro estimado de elasticidad obtenido usando data de 1998 a 2015
(el último año en el que el Banco Central publicó cifras oficiales). Las variaciones
logarítmicas tienden a ser aproximaciones cercanas de cambios porcentuales
cuando estos son pequeños, pero pueden diferir significativamente, tal como en
este caso, cuando los cambios son grandes.
[3] Vea Monaldi, Francisco “La implosión de la industria petrolera venezolana” para
un análisis integral de los problemas a los que se enfrentó la producción petrolera
de Venezuela. Monaldi presenta un número de factores coincidentes, incluyendo
las sanciones, la caída de los precios, la falta de inversión y la acumulación de
cuentas por pagar. Nuestro artículo plantea avanzar en la discusión de las causas
potenciales examinando cómo la cronología de estos factores se relaciona con los
cambios en la serie histórica de producción petrolera.
[4] Existe un número de series de datos distintos para la producción petrolera y
todas difieren con respecto al momento en el que empezó la caída. En el Gráfico
2, usamos la data de la OPEP tomada de fuentes secundarias independientes, la
cual presenta una tendencia estable hasta 2016. Esta es la serie que la OPEP
usa, por ejemplo, para determinar las cuotas de producción. La data reportada por
el gobierno a la OPEP, así como la data de IPD Latin America, ubican este declive
un poco antes. No obstante, ambas muestran una aceleración de la caída a
principios de 2016. Son, por lo tanto, consistentes con nuestra tesis de que los
factores que facilitaron el colapso de la producción comenzaron a sentirse a
principios de 2016.
[5] La serie publicada por el gobierno de Venezuela ubica la caída un poco más
temprano, empezando en la mitad de 2014. Esto coincidiría con el inicio de la
caída de los precios en vez de con el punto más bajo en el histórico de precios.