Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
¿Cómo funcionan?
Cuando se administra una vacuna el sistema inmunológico reconoce el antígeno, interpreta que se trata de la enfermedad y
produce anticuerpos (defensas) contra esta.
Por eso si la persona entra en contacto con el microorganismo contra el cual fue vacunada en algún momento de su vida, las
defensas generadas gracias a la vacuna se encargan de protegerla para evitar la enfermedad o que ésta sea leve.
Los eventos graves en relación a las vacunas son muy poco frecuentes.
Gracias a que la vacunación es una política de salud pública en la Argentina no se reportaron casos autóctonos de sarampión desde
el año 2000, de rubéola congénita desde 2009, ni se hacen trasplantes de hígado en niños a causa de hepatitis A fulminante desde
2007. Son estos mismos logros los que hacen fundamental a la vacunación como política de Estado.
Además, es fundamental tomar conciencia que no sólo podemos enfermarnos nosotros sino también transmitir las enfermedades a
personas más vulnerables que no pueden recibir las vacunas como por ejemplo bebés recién nacidos, personas con defensas bajas,
mayores de 65 años y personas embarazadas.
----------------
Vacunas
Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de
anticuerpos. Puede tratarse, por ejemplo, de una suspensión de microorganismos muertos o atenuados, o de productos o derivados
de microorganismos. El método más habitual para administrar las vacunas es la inyección, aunque algunas se administran con un
vaporizador nasal u oral.
-------
Una vacuna es cualquier preparación cuya función es la de generar del organismo inmunidad
frente a una determinada enfermedad, estimulándolo para que produzca anticuerpos que luego
actuarán protegiéndolo frente a futuras infecciones, ya que el sistema inmune podrá reconocer el
agente infeccioso y lo destruirá. Se trata de un medicamento biológico constituido a partir de
microorganismos (bacterias o virus), muertos o atenuados, o productos derivados de ellos.
Antes de nacer los bebés adquieren a través de la placenta las defensas necesarias para
protegerse frente a posibles infecciones durante las primeras semanas de vida. Sin embargo,
pierden esa protección en poco tiempo, aunque éste varía en función del microorganismo de que
se trate. Así, mientras que en enfermedades infecciosas como la tos ferina, la inmunidad
transmitida por la madre se mantiene apenas unas pocas semanas, en otros casos, como el del
sarampión, puede prolongarse hasta seis meses o un año, según los niños.
Este hecho determina dos cosas muy importantes: la necesidad de vacunar al niño para
protegerlo frente a las enfermedades conocidas y el momento en que debe ser vacunado para
mantener su inmunidad frente a ellas.
Las vacunas se administran por vía intramuscular y en algunos casos por vía oral. Por lo general
son necesarias varias dosis espaciadas en el tiempo para lograr que la inmunidad se mantenga
con el tiempo. De ahí la importancia de atender a los calendarios vacunales que cada año revisan
la Asociación Española de Pediatría (AEP) y las autoridades sanitarias nacionales y autonómicas.
La importancia de las vacunas
Desde su descubrimiento, las vacunas han sido, junto a la potabilización del agua, la medida de
prevención que más beneficios ha aportado a la humanidad. Enfermedades que antes eran
epidémicas y que originaban una gran mortalidad ahora están erradicadas en todo el mundo
(viruela), casi erradicadas (poliomelitis o sarampión) o controladas (hepatitis B, tétanos, difteria,
meningitis meningocócica o tos ferina).
Sólo esta apreciación da una idea de la importancia real de las vacunas, además de su coste-
efectividad. Ningún otro medicamento ha salvado tantas vidas como las vacunas, por lo que no
vacunarse o negar la vacunación a los hijos no sólo debe considerarse como un acto
irresponsable de cara a su propia salud, sino frente al conjunto de la sociedad, ya que puede
suponer el retorno de enfermedades ya olvidadas en muchos países.
Las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha producido y sigue
produciendo a la humanidad, previenen enfermedades que antes causaban grandes epidemias,
muertes y secuelas.
Las vacunas benefician tanto a las personas vacunadas como a las
personas no vacunadas y susceptibles que viven en su entorno (inmunidad de grupo).
Como sucede con cualquier medicamento, las vacunas no están exentas de eventuales efectos
adversos, aunque esta posibilidad es muy reducida. El beneficio es en todos los casos mucho
mayor que el riesgo, de ahí que las vacunas incluidas en el calendario vacunal lo están por
recomendación de las autoridades sanitarias internacionales al haber demostrado su eficacia y
los beneficios que aportan.
-------------
La mayoría de vacunas protegen de una enfermedad concreta, pero también hay otros de
combinadas que protegen de más de una enfermedad, como es el caso de la vacuna
triple vírica (sarampión, parotiditis y rubeola) o la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos
ferina).
A. ¿Por qué son tan importantes las vacunas?
“Cada vez menos personas padecen enfermedades infecciosas graves gracias las
vacunas”
Gracias a las vacunas, se han podido erradicar muchas enfermedades infecciosas que
hace unos años producían grandes epidemias y muertes, como por ejemplo la viruela.
Otras enfermedades, como el sarampión o la poliomielitis, aunque no se han erradicado
del todo hay muy pocos casos.
“Los microorganismos que contienen las vacunas son capaces de activar nuestro
sistema inmunitario, pero no tienen suficiente fuerza para producir la
enfermedad”
Otros están hechas a partir de gérmenes vivos pero que han sido atenuados y que por
tanto no tienen suficiente fuerza para producir la enfermedad, pero sí la suficiente para
activar nuestro sistema inmunitario. Es el caso de la vacuna triple vírica, por ejemplo.
“El riesgo de sufrir un efecto secundario grave de una vacuna es mucho menor
que el riesgo de padecer la enfermedad si no nos vacunamos”
Las vacunas son medicamentos muy seguros. No obstante, algunas personas pueden
experimentar algún efecto secundario, en general leve y pasajero, como puede ser fiebre,
inflamación, enrojecimiento o dolor en la zona de la inyección. Las reacciones alérgicas a
las vacunas u otros efectos secundarios graves son muy raros y aparecen en ocasiones
contadas.
E. ¿Cuando hay que vacunarse?
Las vacunas sistemáticas son las que están indicadas para toda la población, a partir
de la edad infantil, y en Cataluña se aplican de acuerdo con lo Calendario de
vacunaciones sistemáticas, que se puede consultar en este enlace.
Además, durante la edad adulta hay que vacunar en las siguientes situaciones:
Si durante la infancia no recibimos alguna vacuna porque todavía no estaba disponible (por ejemplo la vacuna
contra la hepatitis A, si no hemos estado en contacto con el virus y no tenemos anticuerpos, por ejemplo las
mujeres en edad fértil que tengan la intención quedar embarazadas deben vacunarse contra la rubéola en caso de
que no las vacunas durante la infancia)
Si necesitamos alguna dosis de recuerdo (por ejemplo de la vacuna contra el tétanos)
Determinados grupos de población deben vacunarse contra la gripe (ver el punto "¿Qué personas y cuando deben
vacunarse contra la gripe?")
Cuando llevamos al niño al pediatra, él nos indicará qué vacunas hay que administrar al
niño, en función de su edad y de los cambios que haya habido. Por eso es muy
importante que mantengamos el carné vacunal del niño actualizado desde el momento de
su nacimiento y que se muestra al pediatra.
La vacuna antigripal se dirige especialmente a las personas que tienen un alto riesgo de
complicaciones en caso de padecer la gripe, como son:
Personas de 60 años de edad o más
Mujeres embarazadas
Adultos y niños con enfermedades crónicas
Personas que conviven con personas enfermas con riesgo de contraer la gripe
Niños y adolescentes (de los 6 meses a los 18 años) que hayan recibido tratamiento con ácido acetilsalicílico
durante un periodo largo de tiempo
H. ¿Qué personas no deben vacunarse? Contraindicaciones de las vacunas
Alergia a algún componente de la vacuna (por ejemplo, los alérgicos al huevo no pueden vacunarse de la gripe)
Enfermedades infecciosas que cursan con fiebre alta y durante el periodo convalecencia
Enfermedades crónicas si en el momento de la vacunación la persona está descompensada
Durante el embarazo están contraindicadas las vacunas vivas atenuadas (triple vírica, antivaricel.la, fiebre
amarilla, BCG, anticolérica, etc), excepto cuando el riesgo de infección inminente sea elevado. Las vacunas hechas
a partir de microorganismos muertos no están contraindicadas, aunque se recomienda evitarlas durante el primer
trimestre de embarazo
Personas con alteraciones inmunitarias (por ejemplo, personas que padecen leucemia u otras neoplasias, SIDA,
personas que reciben tratamiento con corticoides, radioterapia u otros fármacos inmunosupresores)
Personas a las que se hayan administrado inmunoglobulinas o productos que los contengan (plasma, transfusiones
sanguíneas, productos hemáticos, etc). Es necesario que esperen un determinado tiempo antes de ser vacunadas
Trastornos neurológicos: los niños que padecen una enfermedad neurológica no se les puede administrar la
vacuna DTP (difteria, tétanos y tos ferina) hasta que se haya estabilizado la enfermedad
Otras enfermedades que cursan con inflamación (hepatitis, nefritis, tuberculosis)
I. ¿Qué personas se pueden vacunar? Falsas contraindicaciones
“Si tenemos dudas sobre si nos podemos vacunar o no, es necesario que lo
consultamos con el médico”
No implica ningún riesgo vacunarse en las siguientes circunstancias:
Tratamiento con antibiótico
Enfermedad leve con diarrea y poca fiebre
Embarazo, si la vacuna está hecha a partir de microorganismos muertos y si ya nos encontramos en el segundo o
tercer trimestre de embarazo.
Exposición reciente a la enfermedad infecciosa
Reacción leve a una dosis previa
Prematuridad
Lactancia
Historia de alergia inespecífica
Alergia a la penicilina
Historia familiar de muerte súbita
J. ¿Cómo hemos de conservar las vacunas?