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¿Qué son las vacunas y cómo funcionan?

¿Qué son las vacunas?


Las vacunas son aquellas preparaciones (producidas con toxoides, bacterias, virus atenuados, muertos o realizadas por ingeniería
genética y otras tecnologías) que se administran a las personas para generar inmunidad activa y duradera contra una enfermedad
estimulando la producción de defensas. También existe otro tipo de protección generada a partir de gamaglobulinas, que producen
inmunidad inmediata y transitoria a través de la aplicación directa de anticuerpos.

¿Cómo funcionan?
Cuando se administra una vacuna el sistema inmunológico reconoce el antígeno, interpreta que se trata de la enfermedad y
produce anticuerpos (defensas) contra esta.

Por eso si la persona entra en contacto con el microorganismo contra el cual fue vacunada en algún momento de su vida, las
defensas generadas gracias a la vacuna se encargan de protegerla para evitar la enfermedad o que ésta sea leve.

Tipos de vacunas y formas de aplicación


Habitualmente las vacunas se aplican a través de inyecciones, aunque algunas se administran por boca.

¿Las vacunas pueden causar síntomas?


La aplicación de una vacuna inyectable puede causar dolor, enrojecimiento e inflamación en el lugar de la aplicación. Estos
síntomas suelen desaparecen espontáneamente. En algunos casos puede aparecer fiebre y decaimiento durante un par de días. Si
alguno de estos síntomas persiste se debe consultar al profesional de la salud. Las vacunas a virus vivos y atenuados pueden
reproducir levemente la enfermedad, esto asegura que generamos las defensas.

Los eventos graves en relación a las vacunas son muy poco frecuentes.

¿Por qué son tan importantes las vacunas?


Las vacunas y el agua potable son las dos herramientas más importantes para la prevención de enfermedades. Hace muchos años,
cuando no existían las vacunas, algunas enfermedades producían miles de muertes por año. Un hito en la salud pública mundial
fue la erradicación de la viruela en 1980. Actualmente se trabaja para erradicar la poliomielitis.

Gracias a que la vacunación es una política de salud pública en la Argentina no se reportaron casos autóctonos de sarampión desde
el año 2000, de rubéola congénita desde 2009, ni se hacen trasplantes de hígado en niños a causa de hepatitis A fulminante desde
2007. Son estos mismos logros los que hacen fundamental a la vacunación como política de Estado.

¿Qué puede pasar si no nos vacunamos?


En el caso de no vacunarnos, si tenemos contacto con el microorganismo causante de la infección podemos tener la enfermedad.
Algunas de estas enfermedades pueden producir complicaciones importantes o incluso la muerte.

Además, es fundamental tomar conciencia que no sólo podemos enfermarnos nosotros sino también transmitir las enfermedades a
personas más vulnerables que no pueden recibir las vacunas como por ejemplo bebés recién nacidos, personas con defensas bajas,
mayores de 65 años y personas embarazadas.

¿Las vacunas tienen contraindicaciones?


Las vacunas a virus vivo y atenuado están contraindicadas para embarazadas, personas con el sistema inmunológico
comprometido y otras situaciones particulares. Por eso es necesario informar al vacunatorio en casos de enfermedad o de
embarazo para que puedan evaluar si es necesario hacer una consulta médica.

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Vacunas

Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de
anticuerpos. Puede tratarse, por ejemplo, de una suspensión de microorganismos muertos o atenuados, o de productos o derivados
de microorganismos. El método más habitual para administrar las vacunas es la inyección, aunque algunas se administran con un
vaporizador nasal u oral.

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Vacunas. Qué son, cómo actúan y su


importancia

Una vacuna es cualquier preparación cuya función es la de generar del organismo inmunidad
frente a una determinada enfermedad, estimulándolo para que produzca anticuerpos que luego
actuarán protegiéndolo frente a futuras infecciones, ya que el sistema inmune podrá reconocer el
agente infeccioso y lo destruirá. Se trata de un medicamento biológico constituido a partir de
microorganismos (bacterias o virus), muertos o atenuados, o productos derivados de ellos.
Antes de nacer los bebés adquieren a través de la placenta las defensas necesarias para
protegerse frente a posibles infecciones durante las primeras semanas de vida. Sin embargo,
pierden esa protección en poco tiempo, aunque éste varía en función del microorganismo de que
se trate. Así, mientras que en enfermedades infecciosas como la tos ferina, la inmunidad
transmitida por la madre se mantiene apenas unas pocas semanas, en otros casos, como el del
sarampión, puede prolongarse hasta seis meses o un año, según los niños.
Este hecho determina dos cosas muy importantes: la necesidad de vacunar al niño para
protegerlo frente a las enfermedades conocidas y el momento en que debe ser vacunado para
mantener su inmunidad frente a ellas.

¿Cómo funcionan las vacunas?


En realidad lo que hacen las vacunas es engañar al organismo y concretamente al sistema
inmunológico, haciéndole pensar que está siendo atacado por un agente infeccioso y obligándole
a defenderse. El microorganismo inoculado con la vacuna está muerto o muy debilitado
(atenuado), por lo que no reviste ningún peligro para el niño; pero es suficiente para que su
sistema inmune reaccione generando anticuerpos contra él y con ellos adquiriendo una memoria
inmunitaria que le permitirá reconocer ese microorganismo concreto y eliminarlo.

En la actualidad existen vacunas combinadas, como la trivalente o la hexavalente, que permiten


inmunizar simultáneamente frente a varias enfermedades importantes. Y todo ello sin riesgos
apreciables, ya que los efectos adversos de las vacunas son muy leves (enrojecimiento leve y
dolor en el lugar de la inyección, fiebre o dolores musculares ) y muy raramente graves.

Las vacunas se administran por vía intramuscular y en algunos casos por vía oral. Por lo general
son necesarias varias dosis espaciadas en el tiempo para lograr que la inmunidad se mantenga
con el tiempo. De ahí la importancia de atender a los calendarios vacunales que cada año revisan
la Asociación Española de Pediatría (AEP) y las autoridades sanitarias nacionales y autonómicas.
La importancia de las vacunas
Desde su descubrimiento, las vacunas han sido, junto a la potabilización del agua, la medida de
prevención que más beneficios ha aportado a la humanidad. Enfermedades que antes eran
epidémicas y que originaban una gran mortalidad ahora están erradicadas en todo el mundo
(viruela), casi erradicadas (poliomelitis o sarampión) o controladas (hepatitis B, tétanos, difteria,
meningitis meningocócica o tos ferina).

Sólo esta apreciación da una idea de la importancia real de las vacunas, además de su coste-
efectividad. Ningún otro medicamento ha salvado tantas vidas como las vacunas, por lo que no
vacunarse o negar la vacunación a los hijos no sólo debe considerarse como un acto
irresponsable de cara a su propia salud, sino frente al conjunto de la sociedad, ya que puede
suponer el retorno de enfermedades ya olvidadas en muchos países.

Las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha producido y sigue
produciendo a la humanidad, previenen enfermedades que antes causaban grandes epidemias,
muertes y secuelas.

 Las vacunas benefician tanto a las personas vacunadas como a las
personas no vacunadas y susceptibles que viven en su entorno (inmunidad de grupo).



¿Tiene riesgos la vacunación?



Siempre tenemos que tener presente que “Los riesgos de la vacunación siempre serán inferiores
a sus beneficios” y que “No es mejor padecer la enfermedad que recibir la vacuna: con la
vacunación adquirimos protección ahorrándonos la enfermedad”. 

Las vacunas son
medicamentos muy eficaces y seguros. Ningún avance de la medicina ha logrado salvar tantas
vidas como las vacunas, gracias a ellas las enfermedades que se percibían como amenazas
dejan de existir o bien altamente disminuyen.

 Su seguridad es muy alta y son los productos
farmacéuticos a los que se les exigen estándares de seguridad más altos. Todas las vacunas que
se administran en la actualidad han demostrado claramente su eficacia y seguridad. 



No obstante, es importante tener en cuenta diferentes cuestiones de cara a minimizar el riesgo,


por otra parte muy bajo, de efectos secundarios. Estas precauciones deben tenerse en cuenta y
considerarlas en la valoración del profesional previo a cualquier vacunación.

 En algunas
ocasiones pueden aparecer algunas reacciones adversas, como en contadas ocasiones se han
presentado reacciones alérgicas fuertes a alguno de los componentes de las vacunas. 

Como
ocurre con todos los medicamentos, tenemos que tener presente que existe un riesgo muy
pequeño de que ocurra algún problema grave, pero este riesgo es siempre mucho menor que el
derivado de contraer la enfermedad.

Como sucede con cualquier medicamento, las vacunas no están exentas de eventuales efectos
adversos, aunque esta posibilidad es muy reducida. El beneficio es en todos los casos mucho
mayor que el riesgo, de ahí que las vacunas incluidas en el calendario vacunal lo están por
recomendación de las autoridades sanitarias internacionales al haber demostrado su eficacia y
los beneficios que aportan.
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¿Qué es una vacuna?

“Una vacuna es un medicamento que nos da protección contra futuras


infecciones”

Una vacuna es un medicamento que se obtiene a partir de un microorganismo. Cuando se


administra a una persona sana, hace que la persona produzca defensas contra éste. Si en
un futuro esta persona entrara en contacto con el microorganismo contra el que ha sido
vacunada, las defensas lo protegerían y no padecería la enfermedad.

La mayoría de vacunas protegen de una enfermedad concreta, pero también hay otros de
combinadas que protegen de más de una enfermedad, como es el caso de la vacuna
triple vírica (sarampión, parotiditis y rubeola) o la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos
ferina).
A. ¿Por qué son tan importantes las vacunas?

“Cada vez menos personas padecen enfermedades infecciosas graves gracias las
vacunas”

Gracias a las vacunas, se han podido erradicar muchas enfermedades infecciosas que
hace unos años producían grandes epidemias y muertes, como por ejemplo la viruela.
Otras enfermedades, como el sarampión o la poliomielitis, aunque no se han erradicado
del todo hay muy pocos casos.

Si dejáramos de vacunar, estas enfermedades se podrían volver a extender entre la


población.

B. ¿Qué puede pasar si no nos vacunamos?

“Es muy importante que nos vacunemos para protegernos de enfermedades y


para evitar transmitirlas a otras personas”

Si no nos vacunamos y en alguna ocasión entramos en contacto con el microorganismo


que causa la infección, podemos sufrir la enfermedad. Algunas de estas enfermedades
pueden producir secuelas importantes o incluso la muerte.

Además, en caso de padecer la enfermedad, podemos transmitirla a otras personas y


ocasionar un brote epidémico.

C. ¿Son peligrosos los microorganismos que contienen las vacunas?

“Los microorganismos que contienen las vacunas son capaces de activar nuestro
sistema inmunitario, pero no tienen suficiente fuerza para producir la
enfermedad”

Algunas vacunas están hechas a partir de microorganismos muertos o a partir de


fragmentos o productos del microorganismo, como por ejemplo la vacuna contra el
tétanos o contra la hepatitis B.

Otros están hechas a partir de gérmenes vivos pero que han sido atenuados y que por
tanto no tienen suficiente fuerza para producir la enfermedad, pero sí la suficiente para
activar nuestro sistema inmunitario. Es el caso de la vacuna triple vírica, por ejemplo.

D. ¿Las vacunas pueden ocasionar efectos secundarios graves?

“El riesgo de sufrir un efecto secundario grave de una vacuna es mucho menor
que el riesgo de padecer la enfermedad si no nos vacunamos”

Las vacunas son medicamentos muy seguros. No obstante, algunas personas pueden
experimentar algún efecto secundario, en general leve y pasajero, como puede ser fiebre,
inflamación, enrojecimiento o dolor en la zona de la inyección. Las reacciones alérgicas a
las vacunas u otros efectos secundarios graves son muy raros y aparecen en ocasiones
contadas.
E. ¿Cuando hay que vacunarse?

“A los momentos que indica el calendario oficial de vacunaciones sistemáticas.


Es muy importante que tanto los niños como los adultos conservamos nuestro
carné de vacunación actualizado”

Las autoridades sanitarias clasifican las vacunas en "sistemáticas" y "no sistemáticas".

Las vacunas sistemáticas son las que están indicadas para toda la población, a partir
de la edad infantil, y en Cataluña se aplican de acuerdo con lo Calendario de
vacunaciones sistemáticas, que se puede consultar en este enlace.

Además, durante la edad adulta hay que vacunar en las siguientes situaciones:

 Si durante la infancia no recibimos alguna vacuna porque todavía no estaba disponible (por ejemplo la vacuna
contra la hepatitis A, si no hemos estado en contacto con el virus y no tenemos anticuerpos, por ejemplo las
mujeres en edad fértil que tengan la intención quedar embarazadas deben vacunarse contra la rubéola en caso de
que no las vacunas durante la infancia)
 Si necesitamos alguna dosis de recuerdo (por ejemplo de la vacuna contra el tétanos)
 Determinados grupos de población deben vacunarse contra la gripe (ver el punto "¿Qué personas y cuando deben
vacunarse contra la gripe?")

Las vacunas no sistemáticas no están incluidas en el calendario de vacunaciones y sólo


se aconsejan a ciertas personas (niños o adultos) o grupos de población que se
encuentran en circunstancias concretas que los hacen más vulnerables a determinadas
infecciones. Por ejemplo, trabajadores de escuelas o centros sanitarios, viajeros, etc
F. ¿Y si el calendario de vacunaciones del niño cambia?

“No hay que preocuparse de si hay cambios en el calendario de vacunas. El


pediatra está al caso”

Las autoridades sanitarias pueden modificar el calendario de vacunaciones sistemáticas,


si se descubren nuevas vacunas, si la situación epidemiológica en nuestro país cambia,
etc

Cuando llevamos al niño al pediatra, él nos indicará qué vacunas hay que administrar al
niño, en función de su edad y de los cambios que haya habido. Por eso es muy
importante que mantengamos el carné vacunal del niño actualizado desde el momento de
su nacimiento y que se muestra al pediatra.

G. ¿Qué personas y cuando deben vacunarse contra la gripe?

“En la actualidad, la vacuna contra la gripe es fundamental en determinados


grupos de población”

Cada año, el Departamento de Salud pone en marcha la campaña de vacunación


antigripal en Cataluña. La vacunación se realiza en los centros de salud, es gratuita y
suele tener lugar durante los meses de octubre y noviembre, que es la época del año en
que hay mayor riesgo de contraer la enfermedad.

La vacuna antigripal se dirige especialmente a las personas que tienen un alto riesgo de
complicaciones en caso de padecer la gripe, como son:
 Personas de 60 años de edad o más
 Mujeres embarazadas
 Adultos y niños con enfermedades crónicas
 Personas que conviven con personas enfermas con riesgo de contraer la gripe
 Niños y adolescentes (de los 6 meses a los 18 años) que hayan recibido tratamiento con ácido acetilsalicílico
durante un periodo largo de tiempo
H. ¿Qué personas no deben vacunarse? Contraindicaciones de las vacunas

“Una vacuna está contraindicada cuando el riesgo de reacciones adversas


debidas a la vacunación sea superior al riesgo de padecer la enfermedad si no
nos vacunamos”

Circunstancias que no se aconseja la vacunación:

 Alergia a algún componente de la vacuna (por ejemplo, los alérgicos al huevo no pueden vacunarse de la gripe)
 Enfermedades infecciosas que cursan con fiebre alta y durante el periodo convalecencia
 Enfermedades crónicas si en el momento de la vacunación la persona está descompensada
 Durante el embarazo están contraindicadas las vacunas vivas atenuadas (triple vírica, antivaricel.la, fiebre
amarilla, BCG, anticolérica, etc), excepto cuando el riesgo de infección inminente sea elevado. Las vacunas hechas
a partir de microorganismos muertos no están contraindicadas, aunque se recomienda evitarlas durante el primer
trimestre de embarazo
 Personas con alteraciones inmunitarias (por ejemplo, personas que padecen leucemia u otras neoplasias, SIDA,
personas que reciben tratamiento con corticoides, radioterapia u otros fármacos inmunosupresores)
 Personas a las que se hayan administrado inmunoglobulinas o productos que los contengan (plasma, transfusiones
sanguíneas, productos hemáticos, etc). Es necesario que esperen un determinado tiempo antes de ser vacunadas
 Trastornos neurológicos: los niños que padecen una enfermedad neurológica no se les puede administrar la
vacuna DTP (difteria, tétanos y tos ferina) hasta que se haya estabilizado la enfermedad
 Otras enfermedades que cursan con inflamación (hepatitis, nefritis, tuberculosis)
I. ¿Qué personas se pueden vacunar? Falsas contraindicaciones

“Si tenemos dudas sobre si nos podemos vacunar o no, es necesario que lo
consultamos con el médico”
No implica ningún riesgo vacunarse en las siguientes circunstancias:
 Tratamiento con antibiótico
 Enfermedad leve con diarrea y poca fiebre
 Embarazo, si la vacuna está hecha a partir de microorganismos muertos y si ya nos encontramos en el segundo o
tercer trimestre de embarazo.
 Exposición reciente a la enfermedad infecciosa
 Reacción leve a una dosis previa
 Prematuridad
 Lactancia
 Historia de alergia inespecífica
 Alergia a la penicilina
 Historia familiar de muerte súbita
J. ¿Cómo hemos de conservar las vacunas?

“La mayoría de vacunas deben conservarse en la nevera”

Es muy importante que conservemos adecuadamente las vacunas, ya que de lo contrario


pueden perder su efectividad.
La mayoría de vacunas deben conservarse en la nevera, ya que deben estar a una
temperatura de entre 2ºC y 8ºC. Cuando adquirimos una vacuna en la farmacia para
que nos la administren posteriormente en el centro de salud, debemos procurar tenerla el
mínimo tiempo posible fuera de la nevera y, si es posible, mantenerla refrigerada durante
el trayecto.
Algunas vacunas también deben protegerse de la luz, por eso es recomendable no
sacarlas nunca de su envase.
También es necesario que nos fijamos muy bien en la fecha de caducidad ya que esta
suele ser bastante corta.
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