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nadie. * Saulo se levant6 del suelo y,
aunque tenia los ojos abiertos, no vel
nada. Le levaron de la mano y le hi
ieron entrar en Damasco. ” Paso tres
dias sin ver, sin comer y sin beber.
B. En Damasco
1) Visi6n de Ananias
" Habfa en Damasco un diseipulo
amado Ananias. El Sefior le dijo en
una vision: «Ananias». El respondid:
«Aqui estoy, Sefior». "Yel Seftor:
Levantate y vete a ia calle Recta y
pregunta en casa de Judas por uno de
Tarso llamado Saulo; mira, esti en
oracién " y ha visto que un hombre
llamado Ananias entraba y le imponia
las manos para devolverle la vista»
Respondi6 Ananias: «Senor, he of-
do a muchos hablar de ese hombre y
de los muchos males que ha causado a
tus santos en Jerusalén " y que esta
‘aqui con poderes de los sumos sacer-
dotes para apresar a todos los que i
vocan tu nombre». "El Sefior fe con-
testé: «Vete, pues éste me es un ins-
trumento de eleccién que leve mi
nombre ante 10s gentiles, los reyes y
los hijos de Israel. " Yo le mostraré
todo fo que tendr que padecer por mi
nombre».
respondié: «Levantate y vete a Da-
masco; alli se te dird todo lo que esta
cestablecido que hagas». " Como yo no
veia, a causa del resplandor de aquella
luz, conducido de la mano por mis
‘comparieros entré en Damasco.
Un tal Ananias, hombre piadoso
segtin la ley, bien acreditado por todos,
los judios que habitaban alli
soy Jestis a quien t6 persigues. * Pero
levantate, y ponte en pie; pues me he
aparecido a ti para constituirte servi-
dor ¥ testigo tanto de las cosas que de mi
has visto como de las que te manifestaré
"Yo te libraré de t pueblo y de los
gentiles,a los cuales yo te envio, * para
due les abras los ojos; para que se con-
Viertan de las tinieblas a la luz, y del
poder de Satands a Dios; y para que
reciban el perdén de los pecados y una
parte en a herencia entre tos santiica-
dos, mediante la fe en mb
19LOS TRES RELATOS
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I. ANTES DEL SUCESO (actividad de persecucién)
" Entretanto Saulo, respirando to-
davia amenazas y muertes contra los
iscipulos del Sefior, se present6 al Su
imo Sacerdote, y le pidi cartas para
las sinagogas de Damasco, para que si
encontraba algunos seguidores del Ca-
‘nino, hombres 0 mujeres, los pudiera
llevar atados a lerusalén.
II. EL SUCESO
A. En camino hacia Damasco
* Sucedié que, yendo de camino,
cuando estaba cerca de Damasco, de
repente le rodeo una luz venida’ del
Cielo, ‘cayé en tierra y oy6 una voz
due le decia: «Sail, Sad, ;por qué me
persigues?». * El respondié: «;Quién
bres, Sefior?>, Y él: «Yo soy Jess, 8
‘quien ti persigues. Pero levantaie,
entra en la ciudad y se te dira lo que
ebes hacer». ’ Los hombres que iban
con él se habfan detenido mudos de
espanto; ofam la voz, pero no vefan &
* Yo soy judio, nacido en Tarso de
Cilicia, pero educado en esta ciudad,
instruido a los pies de Gamaliel en la
exacta observancia de la ley de nues-
‘ros padres; estaba leno de celo por
Dios, como lo estais todos vosotros el
dia de hoy. * Yo persegui a muerte a
este Camino, encadenando y arrojan-
go a la cércel a hombres y mujeres,
“como puede atestiguarmelo el Sumo
Sacerdote y todo el Consejo de ancia-
nos. De ellos recibi también cartas pa-
ra los hermanos de Damasco y me pu-
se en camino con intencién de traer
también encadenados a Jerusalén a to-
dios los que alli habia, para que fueran
castigados.
Pero yendo de camino, estando
ya cerca de Damasco, hacia el medio
ia, me envolvi6 de tepente una gran
luz venida del cielo; * cai al suelo y of
tuna voz que me decia: «Sail, Sal,
4por qué me persigues?» * Yo respon
i: «Quién eres, Sefior». Y él a mi
«Yo soy Jesiis Nazareno, a quien ti
persigues».” Los que estaban conmigo
vieron la luz, pero no oyeron la voz del
que me hablaba. " Yo dije: «,Qué he
de hacer, Sefior?» Y el Sefior me
* Yo, pues, me habta crefdo obligado
a combatir con todos los medios el nom-
bre de Jestis Nazareno. " Asi lo hice en
Jerusaién y, con poderes recibidos de los
sumos sacerdotes, yo mismo encerté a
uschos santos en las cérceles; y cuando
se les condenaba a muerte, yo contributa
con mi voto. " Frecuentemente recorria
todas las sinagogas y a fuerza de castigos,
les obligaba a blasfemar vy, rebesando
furor contra ellos, los perseguia hasta en
las ciudades extranjeras.
" En este empefio iba hacia Damas-
co con plenos poderes y comisién de los,
Sumos sacerdotes; "yal medio dia, yen=
do de camino, vi, oh rey, una luz venida
del cielo, mas resplandeciente que elol,
aque me envolvié a mi ya mis comparie™
ros en su resplandor. * Caimos todos
tierra y yo of una voz que me decia en
lengua hebrea: «Sail, Sal, ;por qué me
persigues? Te es duro dar coees contra el
aguijon». " Yo respondi: «{Quién eres,
Sefior?». Y me dijo el Sefior: «Yo
89,119
2) Intervencién de Ananias
Fue Anantas, entro en ta casa, le
{mpuso las manos y le dijo: «Sail, her-
‘mano, me ha enviado a ti el que’se te
aparecié en el camino por donde veni-
as, para que recobres la vista y seas
leno del Espiritu Santo». " Al instan-
te cayeron de sus ojos unas como esea-
mas, y recobr6 Ia vista; se levant6 y
fue bautizado. Tomé alimento y re
cobré las fuerzas,
III. DESPUES DEL SUCESO
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" vino a verme, y presentindose ante
mi me dijo: «Sail, hermano, recobra
Ta vistay. Y en aquel momento le pude
ver. “Ei me dijo: «El Dios de nues-
‘ros padres te ha destinado para que
conozcas su voluntad, veas al Justo y
escuches la voz de sus labios, " pues fe
has de ser testigo ante todos los hom-
bres de lo que has visto y oido. ® ¥
ahora, qué esperas? Levantate, reci-
be el Bautismo y lava tus pecados invo-
cando su nombre»,
” Habiendo vuelto a Jerusalén y
estando en oracién en el templo, cat en
Extasis; "y le via él que me deci:
‘Date prisa y marcha inmediatamente
de Jerusalén, pues no recibiran tu tes-
timonio acerca de min.” Yo respondi
«Serio, ellos saben que yo andaba por
las sinagogas encarcelando y azotando
a los que creian en ti; ® y cuando se
derramé la sangre de tu testigo Este-
ban, yo también me hallaba presente,
y estaba de acuerdo con los que le
mmataban, y guardaba sus vestidos».
2Y me dijo: «Marcha, porque yo te
cenviaré lejos, a los geniiles»
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