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Judaísmo[editar]

Artículo principal: Judaísmo

Explanada de las mezquitas en Jerusalén.

El Kodesh Hakodashim, el Santo de los Santos del judaísmo, fue el


santuario interno del Tabernáculo por el tiempo de Moisés como fue
descrito en el Torá; el término se refiere ahora al espacio en la Explanada
del Monte del Templo dónde este santuario se localizó en el Templo de
Jerusalén. En él solo podría adentrarse por el Sumo Sacerdote en la fecha
del Yom Kipur. El judaísmo ortodoxo y judaísmo conservador continúan
considerando retener el lugar como algunos o todos a su santidad a pesar
de la destrucción del Templo en el 70 d. C. La entrada está prohibida en el
judaísmo tradicional para observar restos de áreas santificados, y como resultado muchas autoridades religiosas
prohíben o restringen la entrada en la Explanada del Monte del Templo.

El lugar más sagrado del judaísmo


La prensa suele abundar en referencias religiosas, aunque a
veces caen en la trampa de creer que el mundo está hecho a
imagen y semejanza de su propia fe. Por ejemplo, atribuyen a las
declaraciones del “rabino principal de Israel” (desconociendo
que son dos) el mismo peso que una encíclica papal para el
mundo católico. O llamando “tercer lugar santo del Islam” a
Jerusalén, a pesar de no aparecer mencionada ni una sola vez en
su único libro sagrado, el Corán. Con la misma parcialidad
escriben que el Muro de las Lamentaciones (lo único
“lamentable” aquí es la utilización de esa denominación como si
fuese la auténtica traducción de “kotel maarabí” = muro occidental) es el lugar más sagrado del judaísmo. No es
verdad: lo cierto es que es el lugar más cercano al lugar más sagrado que está justo encima, al que la prensa
denomina Explanada de las Mezquitas, pero que en realidad es “har haBait”, el monte del Templo. Y tan
sagrado es que ni siquiera nos permitimos rezar allí por no hacerlo (por desconocimiento del lugar exacto) justo
encima del “kodesh hakdoshím”, el sanctasanctórum, el lugar que alojaba el Arca que contenía las Tablas de la
Ley. Pero es que ni siquiera esas Tablas eran lo más sagrado, ya que las originales, aquellas en las que, según la
Biblia, Dios talló sus mandamientos en el monte Sinaí, las destrozó Moisés al ver el jolgorio pagano que los
israelitas habían montado con un becerro de oro durante su ausencia. Por ello, las Tablas que David situó
finalmente en la capital de su reino tras pasearlas durante años en un tabernáculo, eran las que Moisés reescribió
de su puño y letra; en definitiva, humanas.

Por tanto, no existe un lugar sagrado físico del judaísmo como tal, sino que hay que buscarlo en otra dimensión:
la temporal. Y, si bien la cita anual más solemne es el Yom Kipur, el Día del Arrepentimiento (al que la prensa,
nuevamente, traduce mal como “del Perdón”), hay un lugar cronológico mucho más sagrado y frecuente: el
shabat. Su carga espiritual aparece ya demostrada en los primeros versículos de la Torá y su celebración es la
columna central y el elemento más vertebrador de todo el edificio del judaísmo, su “lugar más sagrado”. Por
cierto, es el único origen universal de la semana de siete días, una unidad de tiempo que no depende del sol
(como el año o las estaciones), la luna (como los meses en muchas tradiciones), su alternancia (el día),
algún otro elemento astronómico o los cálculos matemáticos (para los que sería más práctico contar los días de
cinco en cinco). Es nuestro “lugar santo” que hoy día comparte toda la humanidad y que ni siquiera los
periodistas más avezados saben distinguir y señalar correctamente
Importancia del Judaísmo
El judaísmo es una de las tres grandes religiones monoteístas junto con el
islamismo y el cristianismo. El conjunto de creencias que lo conforma
puede encontrarse en el Antiguo Testamento, conjunto de libros que da
cuenta de la relación que establece Dios con el hombre y en particular con
el pueblo judío. De esta manera, el judaísmo se fundamenta en la creencia
que Dios eligió a los judíos para la entrega de la ley, conjunto de
prescripciones que da cuenta de su voluntad; en este contexto y en función
de esta predilección, el antiguo testamento da cuenta de una serie de
medidas de parte de Dios para la protección de su pueblo.

El judaísmo, una de las grandes religiones monoteístas

El Antiguo Testamento relata que fue Abraham el padre del pueblo judío.
En efecto, allí Dios le promete una abundante descendencia a un hombre
que no podía concebir hijos. La descendencia de Abraham finalmente marcha a Egipto y es allí
esclavizada; sucede por lo tanto el otro gran momento en el pueblo judío, la liberación por parte de
Moisés a partir del cruce del mar rojo, hecho que se conmemora todos los años desde tiempos
inmemoriales. A partir de este momento el pueblo debió andar por largo tiempo hasta la denominada
“Tierra Prometida”, lugar en donde finalmente se asienta. Los judíos vivieron en esta región hasta que
sufrieron la dominación romana; con motivo de una rebelión, Roma destruyó cientos de aldeas y de
ciudades condenando a la muerte a miles de judíos, hecho que llevó a una emigración de la zona.

El judaísmo dista de ser una corriente unívoca en términos religiosos. Esto significa que existen distintas
corrientes dentro del mismo que dan cuenta de distintas interpretaciones de los libros religiosos y de la
tradición Así, tendremos una orientación más ortodoxa del judaísmo y otra más liberal. No obstante e
independientemente de la situación en este sentido, para el judío su condición representa una
circunstancia cultural además de religiosa. En efecto, para ejemplificar esta cuestión basta considerar
que el judaísmo también remite a una nación en sí misma, es decir, un pueblo con una historia y con una
tradición común.

El judaísmo es enormemente importante porque es la raíz de las otras religiones monoteístas. Por
ejemplo, los islamitas se consideran también como pueblo que desciende de Abraham. En cuanto al
cristianismo, se le reconoce al judaísmo la revelación que Dios le hace, pero se considera que la misma
se completa con el nacimiento, muerte y resurrección de Jesucristo.

... de Importancia: https://www.importancia.org/cristianismo.php

FILOSOFÍA JUDÍA

Escrito por Tribuna Israelita. Publicado en Judaísmo

La filosofía judía como la explicación de las creencias y las prácticas hebreas se encuentra enmarcada
dentro de conceptos y normas filosóficos universales. Debe ser considerada como un producto de la
tradición bíblica y rabínica, pero a la vez abarca la literatura filosófica escrita en hebreo a partir de la
segunda mitad de la Edad Media así como las diversas filosofías seculares formuladas por pensadores
judíos en siglos posteriores.

A pesar de que las tradiciones rabínicas y bíblicas eran básicamente producto de las propias comunidades
judías, la filosofía que de ellas emana surgió y floreció conforme los judíos fueron incorporando los diversos
cuestionamientos de las culturas circundantes. A lo largo de su historia esta filosofía se ha constituido
esencialmente en un sistema de pensamiento religioso cuya preocupación fundamental se centra en tratar
de lograr la armonía con la teología.
Los filósofos judíos sostienen no sólo concepciones distintas sobre religión sino también sobre orientación
filosófica. A través de los siglos estos pensadores judíos estuvieron convencidos de que el judaísmo era un
sistema capaz de ofrecer interpretaciones filosóficas y que por ende debía jugar un rol importante en la vida
de una persona ilustrada. Estudiaron cómo las opiniones de los filósofos podían relacionarse con su propia
tradición. Este interés los llevó a resolver una doble tarea: interpretar y formalizar las enseñanzas del
judaísmo a través de conceptos y argumentaciones filosóficas y refutar enseñanzas tanto filosóficas como
religiosas cuando éstas entraban en conflicto con las creencias y las prácticas judías.
La filosofía se compone de tres apartados:
1) Interpretación de aspectos exclusivos a la tradición judía como la concepción mesiánica y el más allá, la
revelación, el contenido y la eternidad de la Torá o Pentateuco o el carácter especial de la profecía de
Moisés.
2) Como filosofía religiosa atiende cuestiones comunes a otros sistemas como lo son la existencia divina y
sus atributos, la creación del mundo, el fenómeno de la profecía, el alma humana así como los principios
generales de la conducta humana.
3) Como sistema filosófico estudia temas de interés general, como lo son la dimensión del ser, la estructura
y la naturaleza del universo y los argumentos y las categorías de la lógica.

HISTORIA
Históricamente el desarrollo de la filosofía judía puede dividirse en distintos períodos:

1. Antecedentes bíblicos y rabínicos. La literatura de este período indica que existían puntos de vista
definidos en cuanto a Dios, el hombre y el mundo. Estas posturas, presentadas sin un orden definido y sin
argumentos formales, no son consideradas como sistema filosófico sino como una teología bíblica o
rabínica. No obstante filósofos judíos de todos los tiempos sostienen que las raíces de su pensamiento se
encuentran en la Torá y en los escritos rabínicos y para demostrarlo citan versículos y pasajes de la época.

2. Epoca helenística. La filosofía judía surgió de la confrontación entre la religión hebrea y la filosofía
griega, y se vio influida por las ideas platónicas y estoicas. Sus exponentes buscaban demostrar la
espiritualidad de la concepción judía de la divinidad, así como la racionalidad de sus leyes rituales. A la vez
polemizaban contra el politeísmo y las prácticas paganas de otros cultos.
La producción literaria de estos pensadores desapareció casi en su totalidad. De hecho, en la actualidad
sólo se conocen los escritos de Philo Judaeus de Alejandría (20 a.e.c.-50 e.c.). Su pensamiento se basa en
la afirmación de que la Biblia, como palabra divina, contiene un significado aparente dirigido a las masas y
uno oculto que los filósofos podían descubrir utilizando métodos de interpretación alegóricos.
3. Epoca medieval: El Impacto del Islam. La filosofía judía medieval comenzó en el siglo X como parte de un
renacimiento cultural generalizado que llegó a las tierras islámicas. En este período los judíos lograron una
gran producción de temas religiosos en árabe pero no crearon una literatura filosófica propia. Sus
principales esfuerzos estaban dirigidos a investigar cómo se relacionaban, el judaísmo y la filosofía.
Hacía finales del siglo XII este esquema comenzó a cambiar. Las comunidades judías en el mundo islámico
declinaron y otras se desarrollaron en tierras cristianas, particularmente en España, Francia e Italia, y los
trabajos filosóficos y científicos se elaboraron en hebreo. Entre los principales exponentes de la época
tenemos a:
a) Saadia Gaón (882-942) con quien se inicia la filosofía judío medieval. Fue jefe de la academia rabínica de
Sura, cerca de Bagdad. Autor de numerosas obras Saadia presenta sus ideas filosóficas en su Libro de
Creencias y Opiniones. En ésta utiliza cuatro pruebas para demostrar la creación del mundo y así derivar a la
existencia de Dios.
b) Salomón ibn Gabirol, poeta y filósofo español autor de La Fuente de la Vida, es el principal exponente del
neoplatonismo en el judaísmo, importante movimiento filosófico. Como parte central de su pensamiento
aparece la doctrina de la emanación según la cual se compara la creación del mundo a la emisión de los
rayos solares.
c) Con su obra Kuzari el poeta y filósofo Yehuda Halevi (1080-1141) se convirtió en la más importante figura
de la primera mitad del siglo XII. Halevi utilizó la histórica conversión de un rey de la tribu de las khazars, a
principios del siglo VIII, para representar un supuesto diálogo entre el monarca y un estudiante judío. Su
ideal humano es el hombre piadoso que se mantiene fiel a los mandamientos divinos.
d) El máximo exponente de la filosofía judía medieval fue Moisés Maimónides (1135-1204) conocido como el
Rambam. En su obra La Guía de los Perplejos Maimónides discute la existencia y la unidad de Dios y su
creación. Sus propias pruebas de la existencia divina están basadas en principios físicos y metafísicos
aristotélicos. Su interpretación racional del judaísmo y la formulación de sus 13 Principios de Fe provocó
grandes controversias entre sus seguidores y oponentes.
Las aportaciones de muchos otros filósofos como Joseph ben Abraham al-Basir, Bayha ibn Pakuda,
Abraham ibn Daud, Hillel ben Samuel, Hisdai Crescas, Levi ben Gershom, Isaac y Yehuda Abrabanel y la
familia Shem Tov enriquecieron el pensamiento judío medieval.
4. Epoca Moderna. Los filósofos judíos modernos compartieron con sus antecesores la preocupación por
relacionar el pensamiento general con el judaísmo, pero diferían en su concepción de la tradición judía y de
la ciencia así como en las soluciones que proponían. El desarrollo de la ciencia moderna desafiaba la
concepción tradicionalista de la religión.
Diversos factores modificaron el desarrollo del pensamiento filosófico judío. 1) La Ilustración, con su
énfasis en la religión de la razón exigía a los filósofos judíos que replantearan sus creencias teológicas.
Algunos pensadores aceptaron la posición tradicional pero la gran mayoría optó por considerar al judaísmo
como una creación del pensamiento, de la intuición y de los sentimientos humanos, que se había
desarrollado a lo largo de la historia y que contenía partes que podían desecharse a la luz de los tiempos
modernos.
2) La aparición de diversas corrientes religiosas dentro del judaísmo también ejerció su influencia. Cada
movimiento -el conservador, el neo-ortodoxo y el reformista- tiene sus propios representantes. 3) El
antisemitismo, por su parte, demostró a los pensadores judíos la falacia de la emancipación que prometía
igualdad. 4) El surgimiento del nacionalismo moderno, el sionismo, propició una nueva corriente de
pensadores.
La filosofía judía de esta época está representada por los esfuerzos de pensadores individuales entre los
que podemos destacar:
a) Moisés Mendelssohn (1729-1786) traductor de la Biblia al alemán, es considerado el primer filósofo de la
época. En su obra Jerusalem aboga por la separación de la Iglesia y el Estado. Afirma que el judaísmo se
conforma de tres partes: creencias, verdades históricas y leyes, y su propósito es promulgar la "religión de
la razón" y unir a la comunidad judía.
b) Nachmann Krochmal (1785-1840) presentó una filosofía de la religión y la historia en su Guía Para los
Perplejos del Tiempo. Para él el judaísmo difiere de otras religiones en que acepta la creencia en un espíritu
absoluto infinito. Presenta, además, una filosofía de la historia según la cual cada nación está sujeta a un
poder espiritual que determina su historia y su cultura.
c) Franz Rosenzweig, (1886-1929) exponente de la corriente existencialista en la primera mitad del siglo XX,
presentó en su Estrella de la Redención un "nuevo pensamiento" en el cual el hombre como individuo con
sus sufrimientos y ansiedades ya no es una idea abstracta. Afirma que el judaísmo es la religión de la ley y
gobierna la relación de los judíos con Dios.
d) Martin Buber (1878-1965) es mejor conocido por su filosofía del diálogo que representa una forma de
existencialismo.

Judeísmo : doctrinas
El pueblo de alianza

Considerando su rica y compleja tradición religiosa, el


judaísmo nunca ha sido una organización monolítica,
aunque sus distintas formas históricas han compartido
ciertos rasgos distintivos. La principal característica
común es la del monoteísmo radical, es decir, la
creencia de que un solo Dios trascendente creó el
Universo y que, afortunadamente, continúa
gobernándolo. Profundizando en este monoteísmo, se
da la convicción teológica de que el mundo es
inteligible porque existe una inteligencia divina y fruto
de una causalidad intencional que lo sostiene. Nada es
en la humanidad fruto de la casualidad; en sentido
último, todo tiene un significado. La inteligencia
divina se manifiesta a los judíos tanto en su orden
natural, a través de la creación, como en su orden
histórico-social, a través de la revelación.

La alianzas

El mismo Dios que creó el mundo se reveló a los israelitas en el monte Sinaí. El contenido de esta revelación es
lo que constituye la Torá (es decir, la ‘ley’), la voluntad de Dios para la humanidad expresada por medio de
mandamientos (mitsvot) por los que las personas deberían regir sus vidas en mutua interacción entre ellos y
Dios. La humanidad puede transformarse en parte armoniosa del cosmos si vive de acuerdo con las leyes de
Dios, y sometiéndose a la voluntad divina.
El segundo gran concepto del judaísmo es el de la alianza (berit) o pacto entre Dios y los judíos. De acuerdo con
la tradición, el Dios de la creación estableció una relación muy especial con el pueblo judío en el Sinaí. Ellos
reconocerían en Dios a su único y último rey y legislador, comprometiéndose a obedecer sus leyes. Como
recompensa, Dios reconocería a Israel como su pueblo, y estaría especialmente atento a su bienestar.
Los autores bíblicos, y más tarde la tradición judía, consideraron esta alianza en un contexto universal. Pero,
después de sucesivos fracasos para lograr establecer una alianza con la rebelde humanidad, Dios se centró en un
segmento particular de esta. Israel está llamado a ser ‘el reino de los sacerdotes’, y el orden social ideal, que se
establecería de acuerdo con las leyes divinas, sería un modelo para la humanidad. Así pues, Israel se encuentra
entre Dios y la humanidad, como mediador entre ambos.
La idea de la alianza también determina la manera como se ha considerado tradicionalmente la naturaleza y la
historia en el judaísmo. El bienestar económico de Israel se basa en la obediencia que el pueblo debe prestar a
los mandamientos de Dios. Tanto los acontecimientos históricos como los naturales que afectan a Israel, son
interpretados como algo que procede de Dios, fruto del comportamiento religioso del pueblo de Israel. De esta
forma, existiría una conexión causal directa entre el comportamiento humano y su destino. Esta visión acentúa
el problema de la teodicea (justicia de Dios) en el judaísmo, porque la experiencia histórica, tanto de los judíos
tomados individualmente, como de su pueblo en general, con bastante frecuencia ha sido de sufrimiento.
Torá.

A partir del libro de Job, una buena parte del


pensamiento religioso judío se ha preocupado del
problema de la aseveración (afirmación) de lo que es
la justicia y su significado frente a la injusticia. A
medida que fue pasando el tiempo, el problema fue
perdiendo importancia. Comenzaron a creer que,
durante el juicio final después de la muerte, la virtud y
la obediencia serían recompensadas y el pecado
castigado, compensando así las injusticias de este
mundo. El sufrimiento y la humillación de la
dominación extranjera y el exilio forzado de la tierra
de Israel que tuvieron que sufrir los judíos, al final de
los tiempos también encontraría su recompensa cuando
Dios envíe al Mesías (mashiaj, el ungido con aceite de
rey), un vástago de la casa real de David, que vendría a
redimir a los judíos y a devolverles la soberanía sobre
sus tierras. Desde épocas muy tempranas, el
mesianismo ha constituido una base significativa en el
pensamiento judío. El anhelo por la llegada del Mesías se intensificaba notablemente durante periodos de
problemas y calamidades. A la larga, se estableció una conexión entre el mesianismo y el concepto de Torá:
cada judío, individualmente, a través del estudio constante y de la observancia de los mandamientos de Dios,
podría acelerar la llegada del Mesías. Por eso, todo acto individual tenía resonancias cósmicas. "Judaismo," ©
Escrito por Emmanuel BUCHOT y Encarta

El diálogo entre Dios y el hombre se logra al vivir en comunidad, esto es, en el judaísmo.
Hoy en día la filosofía judía se sitúa en el campo del existencialismo. La tradición filosófica judía continúa
con figuras como el rabino A. I. Kook (1865-1935), Mordejai Kaplan, Ajad Haam, Abraham J. Heschel y J. B.
Soleveichik entre otros.
Pensamiento y Preceptos del Judaismo
Talmud

Para el judío, el Talmud proporciona alimento espiritual; asimismo, es consuelo e inspiración de toda una nación. En él está
reflejada la esencia del espíritu profundamente reflexivo con el que los judíos se han aproximado a los problemas y cuestionantes que
se les han presentado a raíz de su dispersión, de su exilio y de su desenvolvimiento en sociedades tan disímbolas en las que sus
legados y tradiciones tuvieron que sufrir mutaciones para adaptarse a las circunstancias, preservando al mismo tiempo la ley y el
espíritu bajo los cuales fueron concebidas.

Literalmente, la palabra Talmud significa estudio o aprendizaje . El Talmud es un compendio de la tradición oral recibida por
Moisés en el Monte Sinaí y transmitida verbalmente de generación en generación. En él se encuentran vertidas las opiniones rabínicas
sobre las experiencias del hombre en sus relaciones con la sociedad, con el pueblo de Israel y con Dios, así como las diversas
interpretaciones de las leyes bíblicas.

En esencia, el Talmud está compuesto de dos partes principales: la Mishná, que es el código de leyes orales, y la Guemará, que
consiste de los comentarios al texto de la Mishná.

Mishna

Para poder cumplir con los preceptos religiosos, el judío tiene que ser leal a las enseñanzas de la Torá. Sin embargo, muchas de
las prescripciones bíblicas no son lo suficientemente claras en sí mismas para ser comprendidas por el hombre común y corriente y
para ser puestas en práctica en la vida cotidiana. Los sabios tanaítas -médicos de profesión- se dedicaron a analizar los textos bíblicos
con el objeto de salvaguardar la religión y la tradición, y aportaron explicaciones adicionales para comprender la Torá a través de la
elucidación de cada una de sus palabras.

En un principio, las enseñanzas de los tanaítas -que a partir de 50 e.c. fueron llamados rabís- se transmitían en forma oral, pero
conforme el volumen de sus conocimientos aumentó y la memoria humana fue incapaz de preservarlos, los escribas o soferim
recopilaron sus aclaraciones e interpretaciones en forma escrita.

La sistematización de los textos que posteriormente condujo a su redacción definitiva fue realizada en 200 e.c. por Rabí Judá Ha-
Nasí (135-219), quien a través de un estudio prolongado y de la institución de academias religiosas, sintetizó la Mishná partiendo del
legado de sus antepasados. Originalmente, la Mishná de Ha-Nasí era oral y fue hasta el siglo V cuando se redactó. Su texto está
dividido en seis órdenes:

1. Zeraim o Semillas -tratado sobre agricultura.


2. Moed o Fiestas -sobre el Shabat y las fiestas judías.
3. Nashim o Mujeres -sobre los derechos y obligaciones matrimoniales.
4. Nezikim o Daños -sobre el derecho civil y penal.
5. Kodashim o Leyes Sacras -sobre las ofrendas y servicios del Templo.
6. Tehorot o Pureza -sobre las leyes de pureza e higiene.

Cada una de estas secciones está dividida en tratados que se encuentran ordenados en forma decreciente de acuerdo a su
extensión. En ellos se cubren todos los aspectos de la vida del hombre.

Ha-Nasí presenta las discusiones basadas en una exégesis rigurosa que permite relacionar los textos con las tradiciones en forma
expositiva y con estilo conciso. La Mishná fue redactada en neo-hebreo, una evolución del hebreo de los tiempos bíblicos que cuenta
con diferencias gramaticales y de vocabulario por la inserción de palabras en arameo, griego y latín. La edición más antigua de la
Mishná impresa data de 1492, editada en Nápoles, Italia con los comentarios del gran filósofo Maimónides.

Guemará

Literalmente significa fin y se refiere a la segunda parte suplementaria del Talmud. La Guemará está conformada por los
comentarios a la Mishná, que surgieron a raíz de las discusiones de los amoraim o intérpretes, quienes discutían párrafo por párrafo de
la Mishná, buscando los fundamentos bíblicos de sus leyes. De este modo, resolvían las contradicciones o posibles indecisiones a través
de un análisis crítico.
Existen dos Talmuds el Babli y el Yerushalmi. Los judíos que vivieron en el exilio babilónico a partir de la destrucción del Primer
Templo de Jerusalem en 536 a.e.c. -como fue el caso de la mayoría de los amoraim- gozaban de la tranquilidad y de la seguridad
necesarias para desarrollar más ampliamente su vida cultural, a pesar del exilio. Como consecuencia, se produjo un importante
movimiento cultural en Babilonia centrado básicamente en cuestiones religiosas. En las academias de estudio babilónicas se realizaban
sesiones en las que se discutían y analizaban los pasajes bíblicos. A partir de las actas de esas reuniones se desarrolló lo que se conoce
como Talmud Babli o de Babilonia.

El material talmúdico se clasifica en Halajá, que son las leyes que regulan la vida del judío, y en Hagadá, que es un compendio
narrativo de anécdotas, leyendas y proverbios favoritos del pueblo.

El estilo del Talmud Babli es muy sencillo y concreto. Está escrito en hebreo clásico, neo-hebreo y arameo. Sus oraciones están
unidas por simple yuxtaposición, sin signos de puntuación, lo cual complica su lectura. Aunado a esto, el frecuente uso de términos
extranjeros dificulta su comprensión. Por ello, se requiere de años de estudio y del uso de comentarios aclaratorios, entre los que
destacan los de Rabí Shlomó Ben Isaac (1040-1105), mejor conocido como Rashi, quien con gran agudeza de espíritu hace
comprensibles los pasajes más intrincados.

Por otra parte, los judíos que se quedaron en Jerusalem crearon su Talmud posteriormente, con la Mishná de Ha-Nasi como parte
central. Sin embargo, su Guemará surge a raíz de las discusiones de las Academias de Judea, que por la ocupación romana de
Jerusalem, no tuvieron el mismo alcance que las de Babilonia. El Talmud Yerushalmi consta de 39 de los 63 tratados del Talmud Babli y
su contenido es básicamente legal. Por esta limitación no se le considera de la misma importancia que el Talmud babilónico.

A lo largo de la historia de los judíos en la Diáspora, el Talmud ha sido blanco de innumerables ataques. La Novela 146 de
Justiniano (533 e.c.) es uno de los primeros ataques públicos contra este texto. Años después, en 1239, el Papa Gregorio IX ordenó la
quema del Talmud en Italia y Francia y, para 1263, Clemente IV dictaminó que de todos los manuscritos talmúdicos se debían suprimir
los pasajes ofensivos para la Iglesia, decreto abrogado por León X en 1520. Sin embargo, con el transcurso de los siglos, los opositores
al judaísmo continuaron con sus ataques.

A pesar de esto, el Talmud ha sido siempre parte tradicional de la educación judía porque es el fundamento legal y moral de la
vida cotidiana de este pueblo. Además de que sus dialécticas agudizan la mente y coadyuvan al desarrollo de habilidades de inferencia
y análisis, el Talmud ha permitido al judío hacerle frente a los dilemas prácticos y éticos que conforman su existencia día a día.

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