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Mateo 4:18-19, 21-22

“Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón,


llamado Pedro, y Andrés su hermano, que
echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en
pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
“Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron”.
Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y
Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su
padre, que remendaban sus redes; y los llamó. “Y ellos, dejando al
instante la barca y a su padre, le siguieron”.

Mateo 10:1
Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los
espíritus inmundos,
Para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda
dolencia.

En el reino de Dios hay mucho por hacer todavía. Aún hay mucha mies
por recoger en la viña del Señor. Vivimos una época de señales,
señales que con frecuencia nos anuncian que el regreso del Señor para
levantar a su pueblo está muy cerca. No hay duda de esta gran verdad:
¡Cristo viene pronto! Sin embargo, aunque es cierto que estamos
viviendo los últimos minutos del día de la Gracia, también es cierto que
aún en esta última hora, el Señor de la mies continúa llamando obreros
a su mies, pues todavía hay trabajo por hacer en Su viña.

PARÁBOLA DE LOS OBREROS DE LA VIÑA


No en vano habló el Señor Jesús la parábola de “los obreros de la viña”,
o como en algunas ocasiones se ha mencionado: “los obreros de la
última hora”. La parábola trata de un padre de familia salió por la
mañana a contratar obreros para su viña y encontrando a unos, convino
con ellos por un denario y los envió a su viña. Luego volvió a salir este
padre de familia, a eso de las nueve de la mañana a buscar más
obreros y halló a otros más que estaban desocupados y los mandó
también a trabajar en su viña. Luego salió a las doce del mediodía, y
asimismo a las tres de la tarde, en busca de más obreros y hallando a
otros que estaban sin hacer nada, esperando a lo mejor que alguien los
contratara, los envió a trabajar a su viña también. Pero lo que más me
llama la atención de esta parábola es que faltando tan solo una hora
para terminar la jornada del día, este padre volvió a salir en busca de
más obreros y efectivamente encontró a otros más y los envió a trabajar
a su viña.

Me llama la atención dos cosas:


Primero, que a todos los contratados a trabajar en su viña desde el de
las seis de la mañana hasta el de las cinco de la tarde, el padre de
familia les dio a cada uno de ellos un denario. El mismo valor para todos,
la misma recompensa para todos. y lo segundo que me llama la
atención es que faltando tan solo una hora, para terminar el día y la
jornada de trabajo, salió a contratar más obreros… a lo mejor había
mucha mies por recoger todavía.

ACERCA DE LA PARÁBOLA:
LOS OBREROS DE LA MAÑANA
No tengo duda para pensar que este padre de familia es nuestro Señor
Jesús, el dueño de la mies. Me parece estar mirándolo, caminando por
la playa del mar de Galilea, muy de mañana de este día de la Gracia
(Más de 2046 años), contratando a los primeros obreros para trabajar
en su viña. A los primeros que ficha son a Pedro y a Andrés a quienes
los llama estando ellos en sus barcas echando las redes al mar. Eran
hombres muy ordinarios, del vulgo, a lo mejor sin muchas capacidades
y sin mucha oratoria, ocupados en sus tareas cotidianas, pero Jesús
los necesita tal cual y la razón de llamarlos es porque “la mies es mucha
y los obreros pocos”, así que los llama diciéndoles: “venid en pos de
mí y os haré pescadores de hombres”.
¿Qué impacto recibieron con ese llamado estos primeros obreros?
¿Qué llevaban estas palabras? Las palabras del Señor Jesús llevaban
mucho poder tanto que cuando estos hombres la oyeron quedaron
atrapados y al instante dejando las redes le siguieron. Pero el padre
de familia no se devuelve, sino que sigue caminando por la playa y de
repente ve a otros dos, a lo mejor no muy distinguidos por la sociedad,
también pescadores y que a diferencia de Pedro y Andrés, estaban
en la barca junto con su padre, remendando las redes. Me imagino al
dueño de la mies observándolos, hasta que rompe el silencio y los llama
y fueron tan contundentes, tan persuasivas estas palabras, que ellos
al instante dejando a su padre y a sus redes, le siguieron… Quizás no
tenían capacidades, no eran los muy conocidos, pero estaban
SOLAMENTE DISPUESTOS.

Estos son para mí, junto con los demás discípulos, los primeros obreros
contratados por este Padre de familia desde muy de mañana para
trabajar en su viña… Tiempo me faltaría para entrar en detalle y hablar
de la manera como Dios usó a estos hombres, según lo registra
Hechos de los Apóstoles, el primer escrito de Esta historia que no
termina… No eran muy preparados, eran personas muy humildes,
hombres del común, pero que fueron usados por Dios
extraordinariamente.
y todo porque estuvieron dispuestos al llamado de Dios; no se negaron,
no rezongaron, sino que se dispusieron a seguirle y a servirle, pues la
Escritura dice de ellos en el caso de Pedro y Andrés que “dejando al
Instante las redes le siguieron”, y en el caso de Juan y Jacobo que “al
instante dejando la barca y a su padre le siguieron”… “Solamente
dispuestos”, esto es lo que nosotros debemos hacer, estar dispuestos;
esa es nuestra parte. Cuando yo hago mi parte, Indudablemente, Dios
hará la de Él, la extraordinaria. Él capacitará, Él abrirá las puertas, Él
aparejará las cosas hasta obtener los resultados extraordinarios, fuera
de serie.

Y LOS OBREROS DE LA ÚLTIMA HORA


QUIÉNES SON? ¿DÓNDE ESTÁN?
Hoy, en esta hora undécima, en los últimos minutos del día de la gracia,
El Dueño de la viña, aún sigue contratando obreros para trabajar en su
viña… pues aún hay mucho por hacer ¿estás dispuesto? Joven ¡Dios
te necesita! Hay trabajo por hacer y mucho y Dios está interesado en
capacitarte, llenarte de su gloria y usarte. Ponte en sus manos y díle
al Señor: “Si me necesitas, aquí estoy, tal y como soy… Si quieres
cuenta conmigo” O como dijo Saulo de Tarso: ¿Qué quieres que yo
haga? Dios llama a los que Él quiere y los usa como Él quiere.

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