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6.3.

La concepción matrimonial de la familia y la preeminencia de la


descendencia legítima:

El Código Civil recogió la concepción matrimonial propia del Derecho Canónico.


Por ello, el matrimonio es monógamo e indisoluble y así lo expresa el art. 102. En lo
que respecta al sistema de filiación, éste es engorroso y rígido. Originalmente
nuestra legislación distinguía dos clases de filiación:
o Filiación legítima, que se caracteriza por que la concepción se verifica dentro
del matrimonio de los padres, para el caso en que la procreación fuera antes de
que los padres contrajeran matrimonio, surgía una categoría especial, los hijos
legitimados.
o Filiación ilegítima, que es consecuencia de la procreación en que no media
vínculo matrimonial, ni antes ni después. El estatuto aplicable a la filiación
ilegítima es sumamente desfavorable. En este caso no mediaba reconocimiento
alguno. Sin embargo, el hijo ilegitimo tenía derecho a alimentos necesarios, si se
cumplían ciertos requisitos.
o Hijos naturales son aquellos nacidos fuera del matrimonio, pero han sido
reconocidos por su padre, madre o ambos. La filiación natural sólo produce
efectos personales y limitados respecto del padre o madre que presta el
reconocimiento, más no respecto de sus ascendientes (de ahí que se diga que los
hijos naturales no tienen abuelos).
El reconocimiento era libre y espontáneo, quedaba absolutamente entregado a
la voluntad del padre o la madre que reconocía. El objetivo tras esta
reglamentación era evitar la investigación de la paternidad.
o Hijos de dañado ayuntamiento, eran aquellos que provenían de relaciones
incestuosas o adulterinas. Su tratamiento era muy desfavorable. Esta clase de
filiación fue derogado en una primera parte por la ley de matrimonio civil de
1884, y opor la Ley 5.750 de 1935, que además complementa la regulación sobre
investigación de la paternidad ilegítima, la cual ya había iniciado con la ley
4.908.

Luego, en 1952, la Ley 10.271, se amplía la investigación de la paternidad y se


reconocen derechos sucesorios a los hijos naturales. En virtud de esta ley el hijo
natural tiene derecho a la mitad de lo que le corresponde al hijo legítimo, pero en
conjunto, los hijos naturales no pueden llevarse más de la cuarta parte de la
herencia.
Finalmente la Ley 19.585 del 26 de Octubre de 1998 modifica el código Civil
elimina las categorías de filiación antes señaladas y establece la igualdad de los
derechos de toda clase de hijos (art. 33), sean estos matrimoniales o no
matrimoniales. Establece también un régimen amplio de investigación de la
paternidad y maternidad.

6.4. Respeto al derecho de propiedad y libre circulación de los bienes:

El artículo 582 del código civil, se refiere al estatuto de dominio, y en su inciso

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primero señala que; “El dominio (que se llama también propiedad) es el derecho
real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no siendo
contra ley o contra derecho ajeno”.
Esta concepción se atribuye a la influencia liberal del Código Civil francés, que
considera que una propiedad libre de trabas y susceptible de continua división es
base del progreso social y asegura el interés de la comunidad. Este principio se
manifiesta en el Código Civil:

 Protegiendo la propiedad a través de la acción reivindicatoria, art. 889


 Mediante el reconocimiento de un carácter absoluto del derecho de
propiedad que no sólo permite al propietario de una cosa venderla, donarla,
arrendarla, hipotecarla, etc., sino también modificarla o destruirla con
libertad, sin más limitaciones que las que señala la ley y los derechos de
terceros.
 Eliminando todas las trabas con las que la legislación anterior condicionaba
la propiedad, tales como mayorazgos, vinculaciones y fideicomisos y
usufructos sucesivos.
 Estableciendo el derecho de todo comunero a pedir la partición. Art. 1317.
El legislador mira con malos ojos la indivisión, por constituir fuente de
conflictos e impedir el adecuado aprovechamiento de los bienes.
 El derecho que posee el deudor prendario de enajenar la cosa empeñada,
art. 2404, y el derecho que posee el constituyente de la hipoteca para
disponer del inmueble hipotecado, art. 2415.
 Respecto de las cláusulas de no enajenar. En relación a este tema debemos
señalar que la doctrina ha discutido sobre la validez de generar
convencionalmente este tipo de acuerdos. Para una parte de la doctrina
estas son plenamente validas, este sector de la doctrina esgrime como
argumentos los siguientes:

o No hay una prohibición expresa general de estos pactos. De forma


que como en el Derecho Privado se puede hacer todo lo que no este
prohibido, este pacto seria perfectamente valido
o Hay ocasiones en que la ley prohíbe expresamente esta cláusula, de
donde se desprende que por lo general es posible convenirla
o Si el propietario puede desprenderse del uso, goce y disposición, de
todas formas podría desprenderse de sólo esta última facultad
o El reglamento del registro conservatorio permite precisamente
inscribir, en el registro correspondiente, “todo impedimento o
prohibición referente a inmuebles, sea convencional, legal o judicial,
que embarace o límite de cualquier modo el libre ejercicio del
derecho de enajenar”, art 53 N°3 del Reglamento del Conservador de
Bienes Raíces.

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Otra parte de la doctrina propugna la invalidez de la cláusula en estudio. Los
argumentos que defiende este sector son los siguientes:
o Estas cláusulas atentarían en contra de la libre circulación de la
riqueza.
o Si en determinadas situaciones las cláusulas de no enajenar están
expresamente permitidas, de allí se desprende que generalmente no
se tienen por validas
o El art. 1810, dando a entender también que solo la ley puede prohibir
enajenar, dispone que pueden venderse todas las cosas cuya
enajenación no esté prohibida por ley.
o En cuanto a la disposición del art. 53 N° 3 del Reglamento del
Conservador de Bienes Raíces como se trata de una norma
reglamentaria no puede dársele eficacia en lo que no se acomode a la
ley y, rechazándose estas cláusulas por ley (el Código), el reglamento
no podría establecerlas.

UNIDAD III. LOS SUJETOS DE DERECHO

A. NOCIÓN DE PERSONALIDAD

Etimológicamente, la palabra persona se empleaba en el lenguaje teatral antiguo


para designar la máscara que cubría la cabeza del actor.
En lenguaje corriente, la palabra persona sugiere de manera inmediata y directa al
hombre de carne y hueso, al ser humano. Sin embargo, desde el punto de vista
jurídico, el concepto es diverso.
En efecto, según la concepción clásica, todo derecho compete a un sujeto llamado
persona. Así, la idea de la personalidad es una categoría jurídica necesaria para dar
una base a los derechos y obligaciones; en este sentido, desde los tiempos de
Justiniano se indicaba que "toda ley se ha establecido por causa de las personas".
Por ende, desde un punto de vista clásico-jurídico, persona es todo ser capaz de
tener derechos y obligaciones, esta concepción clásica es la que llevaba al contexto
jurídico a pensar que el naciturus no es persona, y de esa forma, se entiende como
palabras sinónimas los conceptos persona y sujeto de derecho. En este sentido, parte
de la doctrina actual, entiende que el concepto de persona es más amplio que el
expresado previamente, en razón de su dignidad inherente y de la calidad de ser
humano, único requisito para ser persona. Siendo de esa forma innecesaria la
posibilidad de adquirir o ejecutar derechos y obligaciones.
En razón de lo anterior, desde el punto de vista jurídico, persona y hombre
continúan siendo conceptos sustancialmente diferentes. La palabra hombre da
cuenta de una realidad biológica; en cambio, el concepto de persona da cuenta de
una abstracción jurídica que expresa solamente el centro de convergencia de un
conjunto de derechos y obligaciones.

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En razón de esto, cabe recordar que por largo tiempo hubo una clase de hombres a
los que se les negaba la calidad de sujetos de derecho: los esclavos. Es más, en
Chile, hasta el año 1943, la personalidad podía perderse por la muerte civil,
conforme lo indicaba el hoy derogado art. 95 del Código Civil, que establecía que
"Termina también la personalidad, relativamente a los derechos de propiedad, por
la muerte civil, que es la profesión solemne, efectuada conforme a las leyes, en
instituto monástico, reconocido por la Iglesia Católica".
Siguiendo a la doctrina actual, entiendo que el camino a seguir por la doctrina
actual es la unificación de los conceptos persona y hombre, para que de esa forma
se reconozca en la persona tanto a un sujeto de derecho como a un ser humano, ser
que tiene esa calidad desde la concepción, ampliándose de esa forma la protección
al que está por nacer.

De acuerdo con el art. 55 “son personas todos los individuos de la especie


humana cualquiera sea su edad, sexo, estirpe o condición”. Esta redacción puede
parecer redundante, pero no lo ese a la luz de las condiciones históricas que la
justifican.
1. “Son personas todos los individuos de la especie humana...”. aún cuando un
individuo presente características morfológicas que se aparten de la fisonomía
normal de ser humano, tiene la calidad de persona.
2. “…cualquiera sea su edad,…”. Tan persona es la criatura que vive la fracción
más insignificante de tiempo, como el individuo que llega a vivir muchos años.
3. “…sexo,…”. Tanto hombres como mujeres son personas1.
4. “…estirpe…”. Por estirpe se entiende “raíz y tronco de una familia o linaje2”.
5. “…o condición…”. El término condición se refiere en general a la posición social
de una persona derivada de su riqueza, cargo, clase, etc. Ninguna de estas
circunstancias es tomada en consideración por el ordenamiento jurídico para
atribuir personalidad a los seres humanos.

B. PROBLEMAS ACTUALES

En este apartado interesa resaltar algunos temas “problemáticos” en relación al


derecho civil de la persona:

 La clonación de humanos:

Sobre este punto, el profesor Figueroa Yáñez, establece los márgenes del concepto
clonación, señalando que ésta no es propiamente una manipulación genética,
puesto que no se modifica el ADN de los genes. Además señala que en la clonación
se crean, a partir de una reproducción asexuada en la que existen desde un
1 Sobre la base de esta clase de consideraciones el art. 1° de la CPR fue modificado por la Ley no 19.611 del
año 1999, en el sentido de sustituir la expresión “hombres” por “personas”, quedando redactado en los
siguientes términos: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
2 Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición.

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principio 46 cromosomas, nuevos seres, más - agrega el autor – no solo se crean
nuevos seres, sino que además se pueden generar moléculas individuales.
Este tipo de técnicas han sido criticadas en virtud de que afectaría los siguientes
bienes jurídicos:
o Derecho a la identidad personal.
o Derecho de cualquier ser humano a heredar características genéticas
que no hayan sufrido ninguna manipulación.
o Intangibilidad de la herencia genética
o Los derechos reproductivos

 Los gametos

Dentro del contexto de la Técnicas de Reproducción Humana Asistida, es


interesante hacerse algunas preguntas acerca de este tema. El profesor Pedro Silva
entiende por gameto “una célula sexual (reproductiva) madura, de constitución
cromosómica haploide, capaz de fusionarse con otra célula de origen similar, pero
de sexo opuesto, para dar origen al cigoto”.
Es interesante en este punto preguntarse por la naturaleza jurídica de los gametos
humanos (espermatozoide y óvulo), para efectos de determinar si es posible
realizar una transferencia de estos sin incurrir en una ilegalidad que pueda
determinar la nulidad de la transferencia. En este sentido, debemos distinguir si los
gametos forman parte integrante del cuerpo humano. En el primer caso, el gameto
se encuentra amparada por la garantía constitucional establecida en el art. 19 N° 1
de la Constitución Política de la República. Mientras que, en el caso de que el
gameto se separe del cuerpo humano que lo produjo, pasaría a ser una cosa,
ingresando por lo tanto al patrimonio de la persona cuyo cuerpo lo produjo. Sin
perjuicio de esto, no serían aplicables a los gametos las normas del Código Civil,
destinadas al derecho de bienes, por cuanto en la transferencia de gametos,
siempre debe ir envuelta una innegable dimensión ética.
C. CLASIFICACIÓN DE LAS PERSONAS

Según se desprende de los arts. 54 a 58, las personas admiten las siguientes
clasificaciones:

1. En atención al sustrato o fundamento de la personalidad: las personas se


clasifican en personas naturales o jurídicas. Esta distinción se establece en el art. 54.
- Personas naturales: son los seres humanos, tal como lo consagra el art. 55. En
las personas naturales la personalidad es atribuida en atención a la propia

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naturaleza del ser humano, su libertad y dignidad. Es irrelevante si su
condición le impide ejercer efectivamente derechos o contraer obligaciones 3.
- Personas jurídicas: En las personas jurídicas el sustrato o fundamento de la
personalidad radica en la existencia de una asociación o colectividad humana o
bien en un patrimonio, todo lo cual se analizará más adelante.
2. En atención a su nacionalidad: de acuerdo con la parte final del art. 55 las
personas se clasifican en chilenas y extranjeras. Si bien podría pensarse que, por los
términos de dicha norma, que esta clasificación sólo se aplica a las personas
naturales, opera también respecto de las personas jurídicas.
- Chilenos: son los que la constitución declara como tales (art. 56). El art. 10 de la
CPR se encarga de señalar quienes son chilenos. El estudio de esta materia es
propia del Derecho Constitucional, por lo que no se profundizará en este punto.
- Extranjeros: son los demás, es decir, los que no gozan de la nacionalidad
chilena.
3. En atención a si la persona posee domicilio en Chile o no:
Conforme al art. 58 las personas se clasifican en domiciliadas y transeúntes.
- Domiciliadas.
- Transeúntes.

UNIDAD IV: PRINCIPIO DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS NATURALES

1. EXISTENCIA LEGAL Y EXISTENCIA NATURAL

La existencia de las personas naturales recibe un tratamiento dual, de modo que se


distingue una existencia natural y una existencia legal.

- Existencia natural: es aquella con la concepción, es decir, al momento en que se une la


célula sexual masculina con la femenina (algunos agregan que el gameto debe estar
implantado en el útero), y se prolonga hasta el nacimiento.
- Existencia legal: Se encuentra tratada en el art. 74 CC, que al efecto dispone: “La
existencia legal de toda persona principia al nacer, esto es, al separarse completamente
de su madre. La criatura que muere en el vientre materno, o que perece antes de estar
completamente separada de su madre, o que no haya sobrevivido a la separación un
momento siquiera, se reputará no haber existido jamás”

Es conveniente tener presente que la distinción que formula el Código Civil entre existencia
natural y legal se funda en un concepción centrada en la adquisición de derechos
patrimoniales, ajustada a la corriente de pensamiento liberal imperante a la época de
dictación del Código Civil.
Es importante, de igual modo, destacar que el Art. 55 del CC establece que “son personas
todos los individuos de la especie humana”, siendo imposible negar tal carácter a la criatura
concebida y no nacida, quien aunque se ponga en duda que tenga la facultad de ejercer
derechos, pertenece de todas formas a la especie humana, cuestión que le enviste de
3 Lyon Puelma, A., Personas Naturales, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 3a edición, 2007,
p. 19.

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dignidad y respeto inherente a su condición de ser humano. En este mismo sentido
podemos diferenciar los conceptos persona y sujeto de derecho.
También nos permiten llegar a esta conclusión ciertas disposiciones del Pacto de San José
de Costa Rica (Convención americana sobre los derechos humanos), a saber, los arts. 1° y
4° de esta convención.
- Art. 1, n° 2. “Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser humano”.
- Art. 4, n° 1. 1. “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede
ser privado de la vida arbitrariamente”.

2. NACIMIENTO, CONDICIONES PARA QUE CONSTITUYA UN PRINCIPIO DE


EXISTENCIA

Conforme al art. 74, la existencia legal de toda persona principia al nacer. El nacimiento no
debe confundirse con el parto, que corresponde al conjunto de fenómenos que tiene por
objeto hacer pasar al feto, impulsado por el útero, a través del canal pelviano.

Para que el nacimiento constituya un principio de existencia legal, generador de


personalidad, se requieren dos condiciones:
- Separación completa de la criatura respecto de su madre.
- La criatura debe sobrevivir a la separación un momento siquiera.

- Separación completa de la criatura respecto de su madre: este requisito supone la


independencia de la criatura respecto de la madre, siendo controvertido en doctrina el
momento en que ello se produce. Algunos exigen que la criatura debe haber sido
expulsada del vientre materno y que además se haya cortado el cordón umbilical y se
haya expulsado la placenta. Si la separación es completa, nada debe faltar. Otros
señalan que basta que el cuerpo íntegro de la criatura haya salido, aunque no se haya
cortado el cordón umbilical, ni se haya expulsado la placenta. Ello por las siguientes
razones:
o El cordón umbilical es extraño al cuerpo de la mujer, sólo une a la criatura
con la placenta.
o Si el nacimiento dependiera del cercenamiento del cordón umbilical, estaría
sujeto a un hecho artificial y no a un hecho natural.
o El momento del nacimiento quedaría entregado a la voluntad de los
progenitores o del médico o matrona que intervino en el parto.

- La criatura debe sobrevivir a la separación un momento siquiera: Para determinar


el momento en que se produce el nacimiento, es decir, cuando la criatura ha sobrevivido
a la separación un momento siquiera, se han planteado dos teorías:
o Teoría de la vitalidad: de acuerdo con esta doctrina es persona tanto el
sujeto que llega a vivir cien años, como el que vive tan sólo un segundo. Lo
importante es que la criatura posea autonomía de vida, es decir, que viva por
sí mismo un momento siquiera (apoyado o no por mecanismos artificiales,
como una incubadora).

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o Teoría de la viabilidad: según este criterio lo determinante es que la
criatura no sólo sobreviva, sino que también tenga potencialidad de seguir
viviendo, que reúna ciertas condiciones orgánicas o fisiológicas mínimas.

Nuestro código civil acepta la primera teoría, según se desprende de los arts. 55 y 74. De
este modo si la criatura sobrevivió a la separación un momento siquiera llegó a ser persona
y por tanto pudo adquirir y transmitir derechos.

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