Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
No basta con esperar a que a alguien le crezca la nariz como a Pinocho, pero
tampoco es necesario echar mano de un polígrafo ni de ninguna otra tecnología
para saber si la persona que tienes enfrente está mintiendo. Lo único que
necesitas es fijarte en su cara. Lo demuestra el exagente Mark Boutin que, tras
más de 30 años de servicio, reveló sus técnicas en el libro 'How to Spot Lies Like
the FBI' ('Cómo detectar mentiras como el FBI').
Un aspecto esencial del trabajo de los agentes federales es poder detectar, con
cierta seguridad, cuándo un sospechoso dice o no la verdad. Si bien esa intuición
no suele considerarse como una prueba válida en un juicio, una correcta
interpretación de las señales puede llevar a nuevos e importantes
descubrimientos en una investigación.
En este sentido, Boutin revela en una entrevista a 'Business Insider' que utilizó
este mismo método para identificar hace 22 años a Timothy McVeigh, el autor
material del atentado de Oklahoma, que causó 168 muertos y fue el acto terrorista
más mortífero en suelo estadounidense hasta el 11-S. No obstante, asegura que
ser capaz de detectar mentiras no es solo útil para investigar casos criminales,
sino que cualquiera puede aplicarlo en su vida diaria.
Mirar a los lados: la gente suele mirar de un lado a otro en caso de que se
sientan incómodos o atrapados ante una pregunta que no quieren responder. Se
trata de una reacción normal en los humanos que buscan una vía de escape
cuando tienen miedo o se encuentran en una situación peligrosa.
Pestañear rápido: una persona suele pestañear entre cinco y seis veces por
minuto (una vez cada 10 o 12 segundos). En cambio, cuando estamos estresados
podemos hacerlo cinco o seis veces muy seguidas, de manera inconsciente. Este
fenómeno está relacionado, asegura Boutin, con la producción de dopamina en el
cuerpo.
No hace falta un polígrafo, vale con mirar todos sus movimientos faciales. (iStock)
Cerrar los ojos más de un segundo: cuando una persona mantiene sus ojos
cerrados durante uno o más segundos y lo hace varias veces, puede ser un
indicador de que te está mintiendo. Por lo general, un pestañeo no suele durar
más de 0,4 segundos. Alargar ese intervalo es un mecanismo de defensa.
Prestar atención a la dirección de la mirada: Boutin averigua primero qué
hemisferio del cerebro de la persona que tiene enfrente es del dominador. De ser
diestro, cuando piensa en algo que ha visto y que está en su memoria, mirará para
arriba y a la izquierda. En cambio, si sus ojos van arriba y a la derecha, es un claro
indicio de que está accediendo a su imaginación y que muy probablemente se
inventará la respuesta. En caso de ser zurdo, la dirección de los ojos es la
contraria.
Una persona que cuente una historia mientras mueve la cabeza de un
Cuando le preguntas sobre algo que ha escuchado: en tal caso, sus ojos
miraran hacia su oído izquierdo para recordar lo que escuchó. En caso contrario,
tiene "mentiroso" estampado en la cara.
Cuando le preguntas por un olor, tacto o sensación: muy parecido a lo
anterior. Si quiere recordar algo como un hedor nauseabundo o el tacto de
un hielo, sus ojos miraran hacia la izquierda. Sus ojos lo harán abajo y a la
derecha en caso de que no quiera decir la verdad.
La sonrisa falsa: a una persona que sonría de forma honesta se le formaran
arrugas alrededor de los ojos.
Tocarse demasiado la cara: a veces mentir origina una reacción química que
hace que te pique la cara.
Los labios fruncidos: la gente suele fruncir los labios cuando miente para
contrarrestar la sequedad de la boca.
Sudar demasiado: es un signo inequívoco. Ya sea en la frente, las mejillas o la
nuca.
Sonrojarse: es un relejo involuntario del sistema nervioso simpático. Cuando nos
avergonzamos (por ejemplo, al mentir) el cuerpo libera adrenalina que actúa como
un estimulante natural y que provoca una expresión incontrolable: el rubor facial.
Negar con la cabeza: si una persona está afirmando algo o contando una historia
mientras mueve la cabeza de un lado a otro está negando lo que dice.
Emociones y fisiología
-Sudor: parece que la gente tiende a sudar más cuando miente. De hecho,
medir la sudoración es una de las formas en que el polígrafo determina una
mentira. Como los anteriores, individualmente no puede ser un indicador
fiable. Algunas personas pueden sudar más porque son más nerviosas,
introvertidas o tener otra condición física.
Interacción y reacciones
-Un mentiroso se siente incómodo al estar cara a cara con la persona
que le pregunta y podría volver su cuerpo hacia otra dirección.
Porque la baja autoestima conlleva a otro tipo de problemas que son la supuesta
causa por la que acuden al psicólogo, problemas como síntomas de ansiedad, de
depresión, problemas de conducta, estrés, adicciones, etc. y aquí van unos
consejos para saber identificar qué es lo que nos están pasando y cómo podemos
solucionarlo. Es fácil aumentar la autoestima, solo hay que ponerle un poco de
empeño.
¿Qué es la autoestima?
No expreso mis gustos u opiniones por miedo a ser rechazado o por pensar que
mis opiniones no tienen el mismo valor que las opiniones de los demás
No me relaciono con los demás como me gustaría ya que pienso que no voy a
hacerlo bien y me van a dejar de lado
Temo decir lo que siento ya no tal vez no les guste a los demás lo que digo
Suelo atribuir a causas externas mis logros y a causas internas mis fracasos
Casi nunca estoy contento con lo que hago ya que creo que podría estar mejor
No me siento feliz
La toma de decisiones se convierte en algo muy difícil ya que creo que decida lo
que decida va a ser la opción incorrecta así que me dejo llevar por lo que decidan
los demás, aunque sea de mi propia vida
Me siento culpable
Me siento poco atractivo
Si te has sentido así en varias ocasiones, puede que el resto de tus problemas
vengan a raíz de tener una baja autoestima. Intentemos ponerle solución con unos
ejercicios para que empieces a valorarte y a creer en ti. Podrías llegar a
sorprenderte mucho de tus capacidades si te esfuerzas en mejorar tu autoestima.
1. Deja de machacarte
Tenemos que ser realistas tanto con nuestras virtudes como con nuestros
defectos. No somos perfectos, pero la intención no es serlo. El objetivo es ser feliz.
Así que para lograrlo debemos aceptar las cosas que no hacemos tan bien y
aprender de ello. Y por supuesto, no restarle importancia a las cosas que sabemos
hacer bien, sino valorarlas como se merecen.
Cambia tus pensamientos. El ”no puedo” por “voy a intentarlo”, “voy a tener éxito”
“me va a ir bien”. Parece un tópico pero forzarse un poco a mirar las cosas buenas
de la vida nos puede ayudar a salir de la dinámica negativa. Si nos damos cuenta
de que tenemos muchas cosas a valorar, es más fácil que salgamos del bucle
negativo.
Y que puedas cumplir. Metas a las cuales sea relativamente fácil llegar. Poco a
poco las podemos aumentar, y veremos que paso a paso estamos consiguiendo lo
que nos proponemos. Si fracasamos, aprendamos de ello sin culparnos de
nuestros errores, ya que fallar es una manera de saber cómo hacerlo de manera
distinta la siguiente vez. Atrévete a afrontar retos.
4. No te compares
Cada persona es un mundo y tú eres el dueño del tuyo. Céntrate en ti. En tu vida.
Envidiando e idealizando la vida del resto lo único que conseguiremos es sentirnos
desgraciados. Todos tenemos algo bueno que aportar, y de nosotros depende
encontrar el camino indicado.
5. Acéptate y perdónate
Escribe una carta en la que describas todo aquello que no te gusta de ti, y todo
aquello de lo que te sientes culpable. No te dejes nada. Léela con atención y
valora lo que puedes mejorar. Despídete de esa carta y pártela en mil pedazos. A
partir de ese momento empieza de cero, con todo lo que has aprendido pero
dejando atrás la culpabilidad. Aún estás a tiempo de hacer borrón y cuenta nueva.
Que todo lo que te digas sirva para mejorar, no para estancarse y culpabilizarte.
Asimismo, aprende a encajar las críticas de forma que no te afecten.
Eres lo mejor que te ha pasado, así que demuéstratelo. Tienes derecho a ser feliz.
Y a hacer feliz a los demás contagiándoles tu optimismo.
8. Regálate tiempo
Haz actividades que te hagan feliz. Es la mejor manera de encontrarse con uno
mismo y desarrollar tus habilidades sin prisa pero sin pausa.
Hay personas que viven arrastrando mochilas llenas de peso: trabajos que no les
satisfacen, relaciones que no les aportan nada, hábitos que no les gustan… Para
superar todos estos lastres, es preciso tomar cierto control sobre la situación,
pensar en positivo y tratar de cambiarlas.
…Piensa en las cosas buenas que te ha traído el día, los retos superados, los
errores que hemos cometido y cómo podemos mejorar.
Intenta, durante 30 días, poner en práctica estos consejos. Ya verás que cuando
finalice el mes te sentirás mejor y muchos de los síntomas que sentías
desaparecen. Y recuerda, hay una única persona capaz de cambiar tu vida, y esa
persona, ¡eres tú!
Referencias bibliográficas:
Pero, si los adultos nos riñen en vez de elogiarnos, es difícil que nos sintamos bien con
nosotros mismos. El acoso y que tus hermanos o tus compañeros se metan contigo también
daña tu autoestima. Las palabras duras dejan huella, y se convierten en una parte de lo que
piensas y de cómo te sientes sobre ti mismo. Por suerte, las cosas no tienen que seguir así.
Tu voz interior. Las cosas que te dices a ti mismo desempeñan un rol importante en cómo te
sientes sobre ti mismo. Pensar cosas como: "Soy un fracaso: siempre pierdo" o "Nunca haré
amigos" daña tu autoestima.
Hay otras formas de pensar sobre las mismas cosas. "No he ganado esta vez, pero tal vez
gane la próxima vez." "Quizás pueda hacer alguna amistad." Esta voz interior es mucho más
esperanzadora. Te ayuda a sentirte bien. Y se podría convertir en real.
A veces, nuestra voz interior se basa en las palabras duras que nos han dicho otras personas.
O en malas experiencias que hemos tenido. A veces, nuestra voz interior es muy dura con
nosotros mismos. Pero podemos cambiar esa voz interior. Podemos aprender a pensar cosas
mejores sobre nosotros mismos.
Aprender a hacer cosas. Nos sentimos bien cuando aprendemos a leer, a sumar, a dibujar y
a construir cosas. Practica un deporte, toca música, escribe un relato, monta en bicicleta. Pon
la mesa, lava el coche. Ayuda a un amigo, saca de paseo a tu perro. Cada cosa que
aprendes y que haces es una oportunidad para sentirte bien contigo mismo. Da un paso atrás
y observa qué eres capaz de hacer. Deja sentirte feliz por ello.
Pero a veces somos demasiado duros y críticos con nosotros mismos. No aceptamos que lo
que hacemos sea lo bastante bueno. Si pensamos: "No vale nada", "No es perfecto" o "No lo
puedo hacer lo bastante bien", perdemos la oportunidad de construir nuestra propia
autoestima.
Puedes hacer cosas para sentirte mejor contigo mismo. Nunca es demasiado tarde. Aquí
tienes algunos consejos para elevar tu autoestima:
Relaciónate con gente que te trate bien. Algunas personas actúan de formas que te hacen
sentir mal. Pero hay otras personas que te levantan el ánimo con lo que te dicen. Aprende a
captar esa diferencia. Elige amigos que te ayuden a sentirte bien contigo mismo. Encuentra a
personas con quienes puedas ser tú mismo. Sé ese tipo de amigo con los demás.
Di cosas que te ayuden. Conecta con tu propia voz interior. ¿Es demasiado crítica? ¿Eres
demasiado duro contigo mismo? Durante unos pocos días, escribe algunas de las cosas que
te dices a ti mismo. Revisa la lista. ¿Son el tipo de cosas que le dirías a un buen amigo? En
caso negativo, reescríbelas de tal modo que sean verdaderas, justas y amables. Lee las
frases nuevas a menudo. Hazlo hasta que la conducta de pensar de esta forma se convierta
en un hábito.
Acepta lo que no sea perfecto. Siempre está bien hacer las cosas lo mejor que puedas.
Pero, cuando crees que necesitas ser perfecto, no te puedes sentir bien si no consigues esa
perfección. Acepta lo mejor que puedes dar de ti mismo. Y déjate sentirte bien por ello. Pide
ayuda si no logras superar esa necesidad de ser perfecto.
Fíjate metas y esfuérzate por alcanzarlas. Si te quieres sentir bien contigo mismo, haz
cosas que sean buenas para ti. Tal vez quieras llevar una dieta más saludable, ponerte más
en forma o estudiar mejor. Fíjate una meta. Luego, traza un plan para alcanzarla. Sigue tu
plan. Haz un registro de tus progresos. Siéntete orgulloso por haber llegado tan lejos. Dite a ti
mismo: "He estado siguiendo mi plan de entrenar 45 minutos al día. Me siento bien por
haberlo conseguido. Y sé que puedo continuar así".
Concéntrate en lo que te está yendo bien. ¿Estás tan acostumbrado a hablar de tus
problemas que son lo único que ves? Es fácil dejarte dominar por lo que te va mal. Pero, a
menos de que lo equilibres con lo que te va bien, solo te hará sentirte mal. La próxima vez
que te encuentres quejándote de ti mismo o por haber tenido un mal día, busca algo que te
haya ido bien para contrarrestarlo.
Sé generoso y ayuda a los demás. Ayudar es una de las mejores formas de hacer crecer tu
autoestima. Ayuda a estudiar a un compañero de clase, ayuda a limpiar tu vecindario, participa
en una recolección de fondos para una buena causa. Echa una mano en casa o en la escuela.
Convierte en un hábito el hecho de ser amable y justo con los demás. Haz cosas que te hagan
sentir orgulloso del tipo de persona que eres. Cuando hagas cosas que sean positivas para
otras personas, por pequeñas que sean, crecerá tu autoestima.
A lo largo de nuestra vida todos nos topamos con algún familiar, amigo o
compañero de trabajo –curiosamente casi siempre los jefes– con un carácter
irascible, fuerte y violento. Pierden los papeles a menudo y nos vemos
involucrados en discusiones sin sentido en las que es prácticamente imposible
hacer entrar en razón a la otra persona.
No todas las personas reaccionan igual ante las mismas respuestas o actitudes,
pero Markway recomienda poner en práctica una serie de técnicas específicas
para salir de este momento difícil, y son las que utilizan los profesionales de la
medicina cuando alguien está aparentemente fuera de control.
Gritar y ponerte a la altura de una persona que está histérica nunca es la solución.
(Corbis)
Gritar y ponerte a la altura de una persona que está histérica nunca es la solución.
(Corbis)
1. Escucha
El paso número uno para mantener una conversación con cualquier persona se
hace más importante cuando se trata de alguien irascible e irracional. Cuando
escuchamos realmente estamos centrándonos en lo que la otra persona está
contando y no en lo que queremos comentar a continuación. Si no prestamos
atención a lo que dice alguien en un pico de ira transitoria y después nos pide que
demos opinión, nuestro despiste sólo incrementará su enfado.
2. Mantén la calma
3. No juzgues
4. Sé respetuoso
7. No le recrimines su comportamiento
Decirle ‘lo entiendo’, por lo general, sólo empeora las cosas. Probablemente no se
comprende ni él mismo como para que le tomes el pelo con una falsa empatía.
Mucho mejor ampliar información con un ‘explícame más para que pueda entender
mejor’. Mientras argumenta, de paso, puede que relaje los ánimos.
9. Evita sonreír
Mantén la calma y déjale hablar, pero deja claro dónde está el límite. (Corbis)
Mantén la calma y déjale hablar, pero deja claro dónde está el límite. (Corbis)
1. El gritón
Esta persona utiliza el volumen de voz para controlar e intimidar a los demás,
aunque también pueden amenazar con levantar la voz con el único objetivo de
asustar y lograr sus propósitos. Si le dices que baje su volumen de voz, pueden
responderte: «Te parece que estoy gritando, ¡ahora te mostraré lo que es gritar de
verdad!«
Mantra: «Estás gritando tanto que no puedo oírte«.
2. El muro
3. El chismoso
Sí, las personas chismosas pueden llegar a crear grandes conflictos, sobre todo
en el seno de una familia funcional o en los grupos de amigos. Este tipo de
personas conflictivas no atacan de frente, no buscan un enfrentamiento directo
sino que trabajan a hurtadillas para que otras dos personas se peleen.
4. El confundido
5. El sociópata
Esta persona distingue perfectamente el bien del mal, pero no le importa. No tiene
problemas para llevar a cabo actos crueles, herir o humillar a través del
enfrentamiento directo o indirecto. Su objetivo es salir ganador de las
confrontaciones y hacer el mayor daño posible.
Mantra: «Aléjate».
(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});
2. Asume que todos podemos llegar a ser personas conflictivas. Todos tenemos
luces y sombras y en más de una ocasión hemos sido responsables de crear
enfrentamientos. Ser conscientes de ello nos permitirá asumir una actitud más
empática y evitará que nos sintamos superiores y terminemos hiriendo o atacando
al otro. Recuerda que a veces detrás de los conflictos se esconde una necesidad
de llamar la atención o incluso un miedo profundo.
Es posible que no sepas qué hacer si alguien que conoces parece tener
tendencias suicidas. Aprende a detectar las señales de alerta, qué preguntas
hacer y cómo buscar ayuda.
Puede resultar muy angustiante si una persona dice que está pensando en
suicidarse o dice cosas que te hacen pensar que está considerando suicidarse. Es
posible que no sepas qué hacer para ayudar, si deberías tomar en serio la charla
sobre el suicidio o si tu intervención podría empeorar la situación. Tomar medidas
es siempre la mejor opción. A continuación, te explicamos qué debes hacer.
¿Piensas en la muerte?
¿Tienes acceso a armas u objetos que se puedan utilizar como armas para
hacerte daño?
Hablar acerca del suicidio; por ejemplo, hacer afirmaciones como «voy a
matarme», «quisiera estar muerto» o «desearía no haber nacido»
Obtener los medios para atentar contra tu propia vida, como comprar un arma o
almacenar píldoras
Intenta averiguar si la persona está bajo los efectos del alcohol o las drogas, o si
es posible que haya tomado una sobredosis.
Anima a la persona a que llame a una línea directa de prevención del suicidio. En
los Estados Unidos, llama a la National Suicide Prevention Lifeline (Línea Nacional
de Prevención del Suicidio) al 800-273-TALK (800-273-8255) para contactarte con
un consejero especializado. Usa ese mismo número y presiona «1» para
contactarte con la Veterans Crisis Line (Línea de Crisis para Veteranos).
Ofrecer apoyo
Alienta a la persona a que llame a una línea directa de prevención del suicidio. En
los Estados Unidos, llama a la National Suicide Prevention Lifeline (Línea Nacional
de Prevención del Suicidio) al 800-273-TALK (800-273-8255) para contactarte con
un consejero especializado.
El suicidio suele ser resultado de la interacción de muchos factores, entre los que
se incluye la depresión.
Intento de suicidio: acto autolesivo con intención de provocar la muerte, pero que
finalmente no resulta mortal. Un intento de suicidio puede dar lugar a lesiones,
pero no necesariamente.
En los Estados Unidos, en 2014 hubo 42 773 suicidios consumados; en este país
se produce una muerte por suicidio cada 12,3 minutos. Como causa principal de la
muerte, el suicidio ocupa las siguientes posiciones:
Cuando los hombres tienen problemas, son menos propensos a buscar ayuda, ya
sea de familiares o amigos y/o profesionales de la salud.
El abuso de alcohol y el abuso de drogas, que parecen contribuir al
comportamiento suicida, son más comunes entre los hombres.
Los hombres son más agresivos y utilizan medios más letales cuando intentan el
suicidio.
¿Sabías que...?
El suicidio es la tercera causa principal de muerte entre los jóvenes, pero la tasa
de suicidios consumados es más alta entre las personas de 45 a 64 años de edad.
Las personas que viven solas son más propensas a las tentativas de suicidio o a
su consumación.
Causas
Aproximadamente una de cada seis personas que se suicidan dejan una nota, que
suele proporcionar las claves para explicar su conducta.
Depresión
La depresión está relacionada con más del 50% de las tentativas de suicidio. La
presencia de problemas en la relación matrimonial, haber sido arrestado
recientemente o tener problemas con la ley, relaciones amorosas difíciles o que
concluyen, conflictos con los padres (en el caso de los adolescentes) o la pérdida
reciente de un ser querido (sobre todo en la población de edad avanzada), pueden
ser algunos de los desencadenantes de la depresión. A menudo un determinado
factor o acontecimiento, como la ruptura de una relación personal importante,
constituye el acontecimiento que culmina la capacidad de la persona para afrontar
circunstancias desagradables. Sin embargo, la depresión puede aparecer "de la
nada", sobre todo si hay antecedentes familiares de un trastorno del estado de
ánimo o de suicidio. El riesgo de suicidio es mayor si las personas con depresión
también sufren un grado significativo de ansiedad.
Ascendencia caucásica
Hombres
Deudas o pobreza
Desempleo
Humillación o deshonra
Debido a las advertencias efectuadas por los organismos de salud pública acerca
de la posible asociación entre uso de antidepresivos e incremento del riesgo de
suicidio, la prescripción médica de antidepresivos en la población infantil y juvenil
ha disminuido alrededor de un 30%. No obstante, durante este mismo periodo de
tiempo, la tasa de suicidio en la población juvenil ha aumentado (por ejemplo, en
Estados Unidos el aumento ha sido de un 14%). Por tanto es posible que esas
recomendaciones, que disuadieron del empleo de fármacos para el tratamiento de
algunos casos de depresión, hayan provocado un efecto contrario al que
pretendían, con el resultado de un aumento del número de suicidios consumados
en lugar de una disminución.
¿Sabías que...?
Aunque la mayoría de los hombres y las mujeres que se suicidan usan armas,
este método es dos veces más probable en hombres que en mujeres.
Para los suicidios consumados, los hombres utilizan con mayor frecuencia armas
de fuego (56%), seguido por ahorcamiento, envenenamiento, salto desde una
altura y uso de arma blanca. Las mujeres utilizan con mayor frecuencia el
envenenamiento (37%), seguido por armas de fuego, ahorcamiento, salto desde
una altura y ahogamiento.
Las personas que amenazan con suicidarse están en crisis. En Estados Unidos
existe la Red nacional de prevención del suicidio (1-800-273-TALK), que
proporciona intervención de crisis para estos casos en todo el territorio
estadounidense. Los centros de prevención del suicidio disponen de personal
voluntario entrenado en este tipo de intervenciones.
Intenta establecer con ella una relación próxima, haciéndole presente a esta
persona su propia identidad (por ejemplo, llamándola por su nombre de manera
repetida).
Puede ofrecer una ayuda constructiva para afrontar el problema que motivó la
crisis y animar a la persona a tomar acciones positivas para resolverla.
La muerte por suicidio tiene un marcado efecto emocional sobre las personas del
entorno. Los familiares, los amigos y los médicos pueden sentirse culpables,
avergonzados o con remordimientos por no haber sido capaces de prevenir el
suicidio. También pueden sentir rabia o ira con respecto a la persona que se ha
suicidado. Con el tiempo comprenderán que no podrían haberlo evitado.
A veces terapeutas o grupos de autoayuda colaboran para resolver los
sentimientos de culpa o de pesar de la familia y de los amigos. El médico de
atención primaria o el servicio local de salud mental (por ejemplo a nivel municipal
o estatal) pueden ayudar a encontrar estos recursos. Además, organizaciones
nacionales de algunos países, como American Foundation for Suicide Prevention
(en EE.UU) mantienen en funcionamiento directorios de grupos locales de apoyo.
También se encuentran recursos disponibles en internet.