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Este artículo fue publicado, en su primera versión, en la revista Protección y Seguridad de julio/agosto de 2004,
Consejo Colombiano de Seguridad.
Palabras clave
Coach, coaching, estilo de liderazgo, niveles de conciencia, formas de control, acompañar en terreno,
observar, retroalimentar, cambio, crecimiento, resultados exitosos.
Resumen
El enfoque de coaching en el campo de la gestión del desempeño organizacional es tomado del
contexto de los equipos deportivos ganadores cuyos coach se han caracterizado por manejar un estilo
de liderazgo orientado a mejorar el desempeño individual y del equipo a partir de una visión que
todos comparten. Este estilo de liderazgo centrado en hacer bien las cosas, ha trascendido en los
últimos años a un estilo de gestión que busca transformaciones en los seres humanos a partir de saber
observar el observador que se es. Uno y otro deben formar parte de las competencias de los líderes
para lograr influenciar positivamente el comportamiento de sus colaboradores. Aplicar el coaching
en la organización significa dejar de ser supervisores centrados en vigilar, castigar o aconsejar,
cuando la gente se desvía de las normas, y comenzar a ser coach centrados en observar, acompañar,
facultar, preguntar y retroalimentar de manera equilibrada. Es un proceso que requiere de
inteligencia emocional para saber escuchar con empatía a los otros y para facilitar que ellos mismos
descubran nuevas perspectivas de actuación y de aprendizaje.
Introducción
Cuando se ha estudiado el funcionamiento de los equipos deportivos ganadores, se ha encontrado en
sus coach, un estilo muy particular de dirigir basado en metas claras, habilidades de comunicación y
toma de decisiones, pero ante todo en un acompañamiento en terreno sistemático y estructurado. El
coaching en éste contexto se ha definido como “un sistema para el crecimiento y desarrollo del
jugador mediante su acompañamiento en el terreno de juego....” 1. Es una filosofía de dirección y un
estilo de liderazgo que busca mejorar el desempeño individual y del equipo, para lograr resultados
exitosos.
Las diferentes escuelas de “coaching” (revisar definiciones) coinciden en afirmar que este proceso es
el arte de trabajar con los demás para que ellos tengan resultados fuera de lo común y mejoren su
desempeño. Esta basado en un relación donde el coach asiste en el aprendizaje de nuevas maneras de
“ser” y de “hacer”, para estimular un cambio en la forma como el “coachee” interpreta sus realidad y,
por lo tanto, en sus estrategias de acción. Según Minerva 2 el coaching desde el enfoque ontológico “es
un proceso de aprendizaje por medio del cual transformamos el tipo de observador que somos y, con
ello, las acciones que tenemos disponibles para operar en el mundo”.
Ambos enfoques3, así tengan énfasis diferentes, demandan un cambio en el ejercicio del poder y del
control. El coach es un jefe que ha cambiado su paradigma de lo que es el poder, ha reconocido que su
papel no es mandar y dar órdenes al de abajo sino, por el contrario, servir. Su trabajo es quitar
obstáculos y no crearlos. Esto significa que antes de evaluar el comportamiento de su colaborador
1
Gilberto Salazar T, Mauricio Molano C. Coaching en acción. Como desarrollar equipos de ventas de alta
competitividad, Bogotá, McGraw Hill, 2000. p.4
2
Minerva Gebran. Reflexiones sobre el coaching ontológico. The Newfield Network, 2004.
3
La palabra “coaching” viene del ámbito de los deportes dónde el coach es el entrenador técnico que le dice a
los jugadores como lograr un mejor desempeño. “ontología” es una rama de la filosofía que se define como la
ciencia del ser. De ahí que coaching ontológico tenga que ver más con el “entrenamiento” del ser.
evalúa su propio comportamiento, se observa a sí mismo y reflexiona sistemáticamente sobre su forma
de pensar y de actuar. Se asegura, entre otros factores, de ser claro en su comunicación, de compartir
con su equipo una visión y metas comunes, de apoyar a cada uno de sus colaboradores en la
consecución de sus metas y de reconocer los éxitos.
Este nuevo estilo de liderazgo se ha comenzado a aplicar en las organizaciones mediante el uso de una
serie de herramientas para orientar, facilitar, observar, acompañar y retroalimentar el desempeño,
basado en la madurez del equipo y en el grado de facultamiento que requiere. Estas herramientas
pueden ser aplicadas, igualmente, para mejorar integralmente el desempeño en salud, seguridad,
protección ambiental, calidad y productividad.
El fin que persigue el coach en los sistemas de gestión es que las personas, por sí solas, logren tomar
las mejores decisiones en situaciones de riesgo o de cambio guiados por los valores y estándares de
comportamiento que han sido construidos colectivamente. Este proceso se soporta de una serie de
herramientas tales como: la orientación a partir de una visión, la facilitación del aprendizaje individual
y organizacional, el acompañamiento en terreno y la evaluación del desempeño incluyendo los
refuerzos positivos y la confrontación respetuosa. Estas herramientas se desarrollarán de manera breve
en la siguiente presentación, luego de analizar el contexto dónde es posible aplicar esta nueva forma
de dirección.
Los métodos tradicionales de liderazgo en seguridad y salud ocupacional han centrado sus esfuerzos
en la capacitación y elaboración de procedimientos de seguridad pensados desde la visión del
especialista. Poco se ha hecho para crear una visión compartida de equipo, poner al servicio del equipo
la información que se deriva de los sistemas de gestión y promover la búsqueda y solución de
problemas en condiciones de autocontrol.
El coaching, para que sea efectivo, se debe aplicar en un contexto dónde se promueva el ejercicio de la
libertad de los colaboradores y para ello se requiere de nuevas formas de control que seguramente no
se encuentran en los códigos disciplinarios y las normas elaboradas por los que tienen la información,
sino en los valores compartidos, en la participación para reconocer los peligros y analizar los riesgos,
en el análisis colectivo de la información y en la validación por consenso de los estándares de
seguridad. Se necesita de un claro compromiso por parte de la gerencia de querer cambiar la cultura
elevando el nivel de conciencia que tiene la gente frente al riesgo, lo cual demanda cambios en la
esencia misma del poder y del control4.
Muchas veces se espera que la cultura cambie para comenzar a aplicar nuevas formas de dirección.
Por el contrario, su aplicación es lo que impulsa el cambio cultural dónde el coach es un actor
importante en este proceso: su dominio personal, su pensamiento sistémico y su conexión con la
visión, lo hacen el promotor principal del paso de la cultura de la imposición y la dependencia a la
cultura de la autonomía o la elección. Una síntesis de ésta transición se puede observar en el siguiente
cuadro:
Es una realidad que nuestra cultura actual ha sido pobre en autogestión. Poco nos educaron para
autorregularnos, si no hay alguien que nos vigile actuamos irresponsablemente: en el colegio, le copio
a mis compañeros cuando el profesor no está mirando; en la casa armamos la parranda cuando los
padres no están y en el trabajo, nos colocamos el protector auditivo cuando el supervisor se aproxima.
Este comportamiento se ha promovido porque las familias, las escuelas y las empresas, no han estado
dispuestas a entregar el poder y permitir que la sus hijos, alumnos y colaboradores, crezcan
psicológicamente. El coach, en cualquier ámbito de la vida debe ser un elevador de conciencia de las
personas, en vez de un obstaculizador de la misma.
La visión debe fundamentarse en los valores de la salud, la seguridad y el cuidado ambiental, sobre los
cuales el coach debe reflexionar con su gente sobre la manera de bajarlos al terreno de lo práctico con
comportamientos específicos. Éstos ofrecen una base para la comunicación diaria entre todos los
actores del proceso, ayudan a encontrar la mejor solución a los problemas y dan fundamento a la
retroalimentación del desempeño. Son cada vez más las personas que, apoyadas en una visión y unos
valores, tienen los suficientes argumentos para dar una retroalimentación a un compañero que se está
comportando de manera insegura, o para no seguir una orden que va en contravía de dichas pautas de
actuación.
La conexión permanente del coach con la visión ayuda a las personas a ascender por encima de sus
propias limitaciones o por encima de lo que haya ocurrido en el pasado, e impregna de sentido lo que
se hace. Sin embargo, si el líder simplemente se limita a recitar la visión y a decir “es allá hacia dónde
hay que ir” y emocionalmente está yendo por otro camino, el efecto en la gente es de confusión o
cinismo.
Estas características de los equipos de las grandes ligas se pueden aplicar también a los equipos de
trabajo que buscan mejorar su desempeño en el marco de los sistemas de gestión: diariamente debe
existir un espacio para generar un mayor conocimiento y control sobre los riesgos, bien sea ampliando
su marco de referencia mediante una capacitación, participando en la solución de un problema o
recibiendo una retroalimentación de su líder.
Se trata de desarrollar las habilidades técnicas para generar las soluciones más convenientes a los
problemas que ellos mismos identifican, pero también las habilidades sociales que hacen posible
trabajar en equipo, comunicarse efectivamente, aprender a aprender, aprender a desaprender y hacer
seguimiento a los planes de acción y las metas propuestas.
El coach busca que las personas transciendan del aprendizaje simple individual al aprendizaje
colectivo o de equipo. Ello quiere decir buscar espacios para socializar los nuevos conocimientos,
negociar puntos de vista y mejorar los procesos o formas de operar. El aprendizaje individual que no
conlleva acciones de ningún tipo no es aprendizaje, sólo es información carente de valor. El
aprendizaje de equipo facilita que los nuevos conocimientos se integren a las prácticas diarias de las
operaciones y desarrolla una mayor capacidad para adelantarse a los problemas de sus áreas.
Para lograr el aprendizaje colectivo el coach debe conocer las necesidades de formación de su equipo
y de cada uno de los integrantes en relación con las metas que se buscan y facilitar el que los
conocimientos, habilidades y motivaciones puedan ser aplicadas para mejorar los procesos de trabajo.
Es en el proceso de buscar y resolver problemas como se va afianzando el nuevo conocimiento hasta
incorporarse en el modelo mental del individuo, modificando la percepción de la realidad, los
conceptos y las reglas para la toma de decisiones. La capacitación sin objetivos y metas de desempeño
claras, es una fuente de pérdida para la organización y de desmotivación para las personas.
La observación del coach se dirige a los comportamientos que pueden ser mejorados, se focaliza en
aspectos objetivos y descriptivos del comportamiento para evitar evaluar o juzgar a su colaborador, y
se guía por estándares de desempeño que garantiza que las personas conozcan previamente lo que se
espera de ellas. Sin embargo en ésta observación hay una paradoja: se observa a partir de estándares
-dominio de la objetividad- para evitar evaluar a la persona. Sin embargo, las preguntas que hace el
coach para intervenir el comportamiento están guiadas por la emocionalidad -dominio de la
sujetividad- para sintonizarse con el nivel de conciencia del coachee y promover el cambio de
actitudes mediante acuerdos o contratos psicológicos.
Retroalimentar gráficamente
Un aspecto importante de la evaluación lo constituye el proceso de medición. Los equipos deportivos,
además de recibir retroalimentación durante el juego, pueden observar, en tableros de grandes
dimensiones, el puntaje alcanzado. Esta situación los estimula a buscar nuevas tácticas, en caso de
encontrarse en una situación de desventaja con respecto al contrincante, o a continuar con la estrategia
cuando el puntaje es favorable para el equipo.
La medición en las organizaciones generalmente ha tenido una connotación negativa porque se asocia
con errores, defectos, desperdicios, accidentes, ausencias, entre otros. Como consecuencia, los
resultados de la misma están seguidos del refuerzo negativo. Hoy las empresas están buscando
indicadores positivos para medir el desempeño y encontrar mayores oportunidades de refuerzo
positivo.
Además la retroalimentación gráfica y periódica sobre los comportamientos, estimula a las personas a
buscar nuevas estrategias antes de que ocurran los accidentes, mientras que la que se hace al final de
un período, normalmente está soportada en síntomas y por lo tanto muchas lesiones ya han ocurrido.
Una persona logra un desplazamiento en su nivel de conciencia cuando logra una nueva congruencia
desde el lenguaje, el cuerpo y la emoción. Un buen coach es aquel que percibe ésta congruencia, y por
lo tanto sabe cuando un colaborador está, simplemente, recitando la norma y cuándo lo que dice está
conectado con su emoción y sus valores.
BIBLIOGRAFÍA
- Aurelio Carrillo B y Pedro de J. Alvarez C. Los Valores el reto de Hoy. Orientaciones para
implementar el proyecto de ética. Bogotá (Colombia), Magisterio, 1998.
- Daniel Goleman, La inteligencia emocional. Porqué es más importante que el cociente intelectual,
Javier Vergara Editor, Buenos Aires, 1996.
- Fabiola María Betancur y Clara Inés Vanegas. Gestión de los riesgos en el trabajo. Ejemplos
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Medellín, 2006.
5
Julio Olalla. Mente, cuerpo y espíritu del coaching, 1998.
- Fabiola Maria Betancur G. Procesos de formación y aprendizaje organizacional. Diseño, acción y
evaluación por competencias, FBG consultoría, Medellín, 2007.
- James C. Hunter. La paradoja. Un relato sobre la verdadera esencia del liderazgo. Urano, Empresa
activa, Barcelona, 1999.
- Julio Olalla M. Mente, cuerpo y espíritu del coaching. Newfield Network, trascripción editada de la
conferencia sobre liderazgo en la Universidad de Maryland, 1998.
- Marcelo Krynski. Consultoría en coaching ontológico. Hacia una multimirada colectiva. Crear
Contextos Consultora, Buenos Aires, 2004
- Chris Argyris y Donald Schön (1974), Theories of action, double – loop learning and organizational
learning. Citado en: Carlos A. Toro, Teorías de acción que limitan el aprendizaje individual y
organizacional. En: Revista Internacional de Psicología ocupacional, Vol 16, No 2, 1997.