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Es por eso que dentro del campo de la música popular se asignan a menudo
denominaciones de forma arbitraria y caprichosa, cuya selección está basada solamente en la
impresión que puede causar esa denominación (ya sea debido a su sonoridad, originalidad o su
atractivo) en un receptor determinado, sin tomar en consideración la relación que pudiera existir
entre la denominación y las características de la obra a la que ha sido asignada.
1
O’Dette, Paul: ¡Jácaras!, 18th Century Spanish Barroque Guitar Music of Santiago de Murcia, CD, tracks 1, 2 y
13.
2 Armando Rodríguez Ruidíaz
variantes pueden ser identificadas con términos tomados de la lingüística, tales como polisemia,
en el caso de un término con varios significados, o sinonimia, cuando tenemos varios términos
con un solo significado.
Por ejemplo, ya en los primeros géneros criollos que surgen a partir de la modificación de
los modelos formales europeos durante la primera mitad del siglo XIX, la contradanza y la
guaracha, confrontamos un caso de polisemia; ya que ambos poseen un precedente español con
nombre homónimo. Esta situación se nos presenta como un enigma a dilucidar en los textos de
principios del siglo XIX, en algunos de los cuales no es posible determinar con certeza si se
refieren al género acriollado o a su contraparte española.2
La sinonimia también se manifiesta con respecto al son cubano, ya que un gran número
de modalidades antecesoras de la sonoridad y la forma del son clásico habanero fueron llamadas
de manera diferente de acuerdo a sus regiones de origen, tal como: Maracaibo, capetillo y
2
Lapique, Zoila: Cuba Colonial. Música, compositores e intérpretes. 1570-1902. Ediciones Boloña, La Habana,
2007, p. 82 - Donde se menciona la guaracha y el bolero español.
3
Linares, María Teresa y Núñez, Faustino: La música entre Cuba y España, Fundación Autor 1998, p. 113.
4
Linares y Núñez, 1998: 113.
Sinonimia y Polisemia en el estudio de los géneros autóctonos de la música popular cubana 3
changüí, en Guantánamo, chivo en Matanzas, así como cotunto y sucu-sucu en Isla de Pinos; a
pesar de que su estructura formal era muy similar o idéntica.5
En cuanto a la canción cubana, uno de los primeros géneros autóctonos, el bolero, toma
su nombre del preexistente bolero español, aunque en realidad sus características estructurales
son totalmente diferentes; estableciéndose de esa manera una relación polisémica entre ellos.7
Entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, surgen en La Habana tres géneros
entre los cuales encontramos una relación de sinonimia, la guajira, la clave y la criolla. Sus
estructuras básicas compartían las siguientes características: 1 - un ritmo de tipo sesquiáltero
horizontal en la melodía,
5
Rodríguez Ruidíaz, Armando: El origen de la música cubana: Mitos y Realidades, 2015, p. 84.
6
Díaz Ayala, Cristóbal: 1994. P. 324.
7
Lapique, Zoila, 2007: 82
4 Armando Rodríguez Ruidíaz
Hacia finales de los años treinta, el estilo del son se instaura como monarca de la música
popular, e influye en todos los géneros anteriores. A este poderoso influjo no escapa, por
supuesto, el bolero cubano, el cual incorpora elementos de estilo que lo diferencian mucho del
anterior bolero tradicional. Quizás el elemento más destacado es el de la utilización de un patrón
rítmico que acompañará al bolero desde entonces hasta nuestros días, el del famoso martillo del
bongó sonero, del cual mostramos un ejemplo a continuación: