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INTRODUCCIÓN:

Los primeros años de vida son clave para el futuro de los niños porque en esta etapa son
especialmente sensibles a las influencias favorables del ambiente familiar y social que los
rodea y especialmente vulnerables a los efectos desfavorables del mismo. De sus
vivencias y experiencias en esta etapa del desarrollo va a depender su forma de ser y de
relacionarse con otros, así como sus posibilidades de aprendizaje en el futuro.
Giachetto (2010).

A nivel grupal, luego de conversar de las diversas cuestiones planteadas por parte de
profesores y profesionales, nos pusimos de acuerdo para escoger un tema y trabajarlo
con más profundidad, siendo la charla que brindó Marcia Press acerca de las funciones
de atención y los cuidados psíquicos de la franja etaria 0-5 en el contexto hospitalario del
CHPR. Marcia Press integra el Instituto de Psicología Educación y Desarrollo Humano.

DESARROLLO:

Al comienzo de la presentación de Marcia Press, se compartió un fragmento de una


película llamada “Senderos de gloria”. Dicho material audiovisual simboliza a través del
cine, el papel que interpreta la mujer en muchas ocasiones, siendo esta un objeto sexual
del cual burlarse, denigrar y maltratar. La mujer que aparece en la película comienza a
cantar, los hombres que se estaban burlando, callan. La canción que oían pareciera de
cuna, aquella que nos cantaban nuestras madres de pequeños. Los hombres comienzan
a conectarse con su pasado, la mujer con su canto, de alguna forma los humaniza, las
personas presentes se emocionan.

Todo aquello que es aprendido en los primeros años de vida nos marca para siempre,
tanto los aspectos positivos como los negativos.

Los bebés, comienzan a presentar reflejos luego de haber nacido. Los adultos deben de
adoptar el papel de intérpretes de estos niños, ya que no tienen la posibilidad de
comunicarse verbalmente. Los bebés deben ser motivados, activando sus reflejos para
que puedan ir desarrollándose de forma adecuada para enfrentar el mundo a medida que
vayan creciendo.
Al nacer, el bebé enfrenta una primera situación de separación con su madre, en el
momento del corte del cordón umbilical. Y así, sucesivamente los seres humanos nos
desprendemos de ciertas situaciones para lograr nuevas. El papel que deben de cumplir
los padres no es solamente el de interpretar las necesidades del niño, sino también el
contener, física y emocionalmente a sus hijos.

Marcia compartió un segundo video acerca de un estudio realizado con bebés que, desde
su nacimiento hasta cierta edad, no mayor a 5 años que no habían sido ni estimulados, ni
contenidos... niños solitarios que presentaban una profunda ausencia de cariño y amor.
Los bebés estaban deprimidos, delgados, no expresaban ningún tipo de emoción, sin su
madre la tristeza los podría llegar a matar.

El concepto de desarrollo puede considerarse un eje transversal en el trabajo presentado.

Etimológicamente el término desarrollo hace referencia a algo que se desenrolla, que irá
desplegando sobre sí mismo. Conceptualmente (desde la perspectiva que aquí nos
interesa que es la psicológica, más específicamente desde la psicología evolutiva) hace
referencia a un proceso ontogenético, progesivo, irreversible, continuo, diferenciador,
generalizable, que va produciendo la variabilidad de las conductas desde la concepción
hasta la muerte.

El desarrollo es algo replegado, contenido que va a moverse en una dirección


preestablecida y que va a ir generando ciertas variabilidades del orden de lo conductual y
el comportamiento.

Esto quiere decir el proceso de desarrollo comienza en el momento en que somos


concebidos biológicamente, hasta el momento de nuestra muerte. El proceso es continuo,
constante, no se detiene, no se pausa. Al respecto afirma Amorín (2010):

El desarrollo comienza, por definición, con la unión de los gametos en el


fenómeno que conocemos como concepción, que dispara mecanismos
biológicos de multiplicación celular y finaliza con la muerte. Discrepamos con
autores cuya perspectiva concibe el desarrollo hasta la madurez, el estado
adulto del ser, entendiendo que luego prima lo involutivo. Entendemos que hay
desarrollo permanentemente, aun en las fases involutivas biológicas propias
del envejecimiento (si bien, en definitiva, comenzamos a envejecer desde que
nacemos: otra paradoja del desarrollo). Es evidente que desde antes de la
vejez se viene produciendo un deterioro paulatino en la esfera bio-somatica y
en procesos generales que podemos describir, siguiendo algunos autores,
como retrogénesis de las estructuras cognitivas, lo que no obsta para que
defendamos la idea de que el desarrollo continua hasta el final de la vida, en
tanto generador de cambios evolutivos en los comportamientos. (p.53)

Hay que tener en cuenta que desarrollo no es sinónimo de crecimiento. Si bien el


crecimiento forma parte del proceso de desarrollo, este es mucho más amplio. El
desarrollo tiene en cuenta dos grandes ramas: el programa genético y el modelo
ambiental. El primero hace referencia a un conjunto de leyes biológicas, propias de la
especie, que propician el proceso de maduración y no varía en los mismos seres de la
especie; es decir, todos una vez que nacemos, crecemos, aumentamos de tamaño,
nuestro cuerpo irá teniendo determinados cambios que vienen configurados en nuestra
genética, en nuestro aspecto biológico. Dentro del programa genético el concepto
fundamental que es el de maduración.

Por otra parte, en cuanto al modelo ambiental, hacemos referencia al contexto en el cual
nos desarrollamos, teniendo en cuenta variables no solo biológicas sino también las
sociales y culturales. Es decir; el contexto en el cual crecemos, los vínculos que vamos
creando desde que nacemos, el proceso de socialización serán también fundamentales
en el desarrollo. El modelo ambiental será muy variable de un individuo a otro;
contrariamente a lo que sucede con el programa genético. Y un concepto fundamental
para la adquisición de ciertos elementos y estructuras en el desarrollo será el aprendizaje.

De qué manera vamos adquiriendo las conductas y los comportamientos a lo largo de


nuestra vida, tienen un fundamento en el aprendizaje.

La práctica presentada por Press tiene como referentes a una población enmarcada en
una franja etaria que parte desde los 0 a los 5 años. Su estado de desarrollo se encuentra
en un estadio sensorio-motriz (según la concepción de Piaget) o preoperacional.
El estadio o etapa sensorio-motriz se extiende (según Piaget) desde los 0 a los 18 ó 24
meses. El niño no ha desarrollado la habilidad del lenguaje aún ni la función simbólica, por
lo que se vale únicamente de sus acciones y percepciones para conocer el mundo que lo
rodea. No hay pensamiento ni afectividad ligado a representaciones. Existe una
inteligencia antes del lenguaje, esta es en esencia práctica, es decir, tendiente a
consecuencias y no a enunciar verdades, esa inteligencia no deja de resolver finalmente
un conjunto de problemas de acción, construyendo un complejo sistema de esquemas de
asimilación. Estas construcciones se efectúan apoyándose exclusivamente en
percepciones y movimientos, mediante una coordinación sensorio-motora de las acciones,
sin que intervengan la representación ni el pensamiento.

El estadio preoperacional se extiende desde los 2 a los 7 años aproximadamente. Al


término del período sensorio-motriz aparece una función fundamental para la evolución de
las conductas posteriores, y que consiste en poder representar algo (un significado
cualquiera: objeto, acontecimiento) por medio de un significante diferenciado que solo
sirve a esa representación: lenguaje, imagen mental, símbolo. Se denomina función
simbólica y se ve manifestada a través del juego simbólico, la imitación diferida, el dibujo,
y el lenguaje verbal.

Con este desarrollo queremos hacer referencia a que existen constantes a tener en
cuenta en la práctica y que debemos advertir en la observación de esta población, cuya
alteración puede ser producto de una incidencia ambiental y aquí damos razón de ser a la
intervención profesional. Un concepto a tener en cuenta es el de crisis.

En un trabajo llamado Crisis y acontecimientos vitales en el niño, Raquel Baraibar, citando


a Erikson plantea el concepto de crisis en los siguientes términos: “designa un momento
crucial, un punto crítico necesario en el que el desarrollo debe tomar una u otra dirección,
acumulando recursos de crecimiento, recuperación y diferenciación ulterior”. (p.19).
Según Moffat (1992) las crisis forman parte de la vida, tanto si se trata de una crisis
evolutiva o inesperada, estas producen una vivencia de despersonalización, una
discontinuidad en la percepción de nuestra vida, una sensación de irrealidad ante lo
imprevisto.

Las crisis pueden ser evolutivas; es decir, comunes a los sujetos que atraviesan un mismo
momento evolutivo, esperables, su elaboracion permite avances en el desarrollo. Un
ejemplo de este tipo de crisis que compete a la presente práctica es el destete. Y también
pueden ser accidentales. Estas son individuales e inesperadas, repentinas (separación de
los padres, accidentes, perdida de un familiar). La no elaboración de estas crisis, sea
evolutiva o accidental, se vuelve una crisis traumática. No hay una acomodación en el
sujeto, un anegamiento del aparato psíquico.

En la práctica referida, la observación directa y contextualizada como herramienta


metodológica será fundamental. Además de tener en cuenta los aspectos teóricos acerca
del desarrollo, el rol del psicólogo en esta práctica, debe considerar el contexto de
hospitalización. Una alternativa de abordaje que presenta Marcia Press es la “Caja de
juegos” para acompañar la visita médica en las salas de internación del CHPR.

La Caja de Juegos busca la expresión del niño a través del juego; expresión de conflictos.
Su objetivo es la comprensión y co-construcción de mayor “fortaleza” psicológica frente al
factor estresor de estar en un Hospital. También hace hincapié en el sostén del niño y el
acompañamiento. El juego como método posibilita la capacidad de representar
psíquicamente situaciones dolorosas, de simbolizar, anticipar, pensar y comprender los
necesarios procedimientos.
BIBLIOGRAFÍA:

Giachetto, G. (2010). Guía Nacional para la Vigilancia del


Desarrollo del Niño y de la Niña Menores de 5 años. Montevideo:
Ministerio de Salud Pública.

Amorín, D. (2010). Apuntes para una posible psicología evolutiva.


Montevideo: Psicolibros.

Baraibar, R. (1996). Crisis y acontecimientos vitales en el niño. En


Enfoques en pediatría. Aspectos psicosociales. Facultad de
Medicina. UdelaR. Dpto. De Psicología Médica, Of. Del libro AEM.
Montevideo.

Moffatt, A. (1982). La crisis. En Terapia de crisis. Buenos Aires: Ed.


Búsqueda.

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