LA TRANSICIÓN MENOPÁUSICA Dolor de cabeza

La menopausia ocurre cuando los ovarios tienen Sequedad vaginal

agotamiento folicular completo (o casi
Más frecuente.
completo), lo que resulta en niveles séricos muy
bajos de estradiol y niveles notablemente más
altos de hormona estimulante del folículo (FSH).
Los síntomas comunes de la menopausia
(Cuadro 1) a menudo comienzan durante la
transición perimenopáusica en una mediana de
47 años o de 4 a 6 años antes de que ocurra la
menopausia. Debido a que otros trastornos
médicos que ocurren con frecuencia con el
envejecimiento presentan algunos de los
mismos síntomas que los de la menopausia, las
mujeres pueden tener dificultades para
distinguir cuando entran en la transición
menopáusica. Esto también es válido para las
mujeres que han tenido menstruaciones
irregulares, una ablación endometrial o TRANSICIÓN MENOPAUSAL (PERIMENOPAUSA)
histerectomía. Los síntomas continúan durante
varios años después de la menopausia y algunas
mujeres continúan teniendo síntomas
En la fase temprana de la perimenopausia, los
vasomotores durante períodos de tiempo aún
intervalos menstruales comienzan a variar en 7
más prolongados. Casi todas las mujeres con un
días o más en ciclos consecutivos. Además, se
útero intacto experimentan una irregularidad
acompañan cambios en los niveles de FSH, que
menstrual en los años de transición
son variables a incrementados. Los niveles de
menopáusica como resultado de las
AMH e inhibina B permanecen bajos.
fluctuaciones hormonales antes del
agotamiento folicular ovárico. La fase tardía de la transición menopáusica
ocurre de 1 a 3 años antes del cese de la
El estudio longitudinal más grande de las
menstruación y se caracteriza por un aumento
manifestaciones endocrinas y clínicas de la
de los intervalos menstruales de más de 60 días.
transición menopáusica en las mujeres proviene
Los niveles de FSH aumentan (25 UI / L) con un
del Estudio sobre la salud de la mujer en todo el
nivel bajo de AMH, el recuento de folículos
país (SWAN). Esta investigación evaluó y siguió a
antrales (AFC) y el nivel de inhibina-B. Los
más de 3000 mujeres de diversas comunidades,
síntomas vasomotores son regularmente
con edades entre 42 y 52 años, durante 15 años.
reportados.
Las áreas científicas de estudio para SWAN
incluyeron la densidad mineral ósea y la
composición corporal, las medidas
cardiovasculares y los factores de riesgo, y los MENOPAUSIA
marcadores ováricos. El envejecimiento ovárico
se evaluó mediante una evaluación en serie de
FSH, hormona luteinizante, estradiol (E2), Durante aproximadamente 2 años después del
inhibina B y estrona (E1). último período menstrual, los síntomas
vasomotores son los más probables. Estos
BOX 1 síntomas se corresponden con un aumento
Síntomas frecuentes de la menopausia. persistente de los niveles de FSH, niveles bajos
de AMH e inhibina B, y un recuento de folículos
Sofocos (rubores) antrales muy bajo. Los niveles de estradiol
continúan disminuyendo y los niveles de FSH
Sangrado menstrual irregular
aumentan durante aproximadamente 2 años
Insomnio después de la menstruación final. Luego,
durante los próximos 3 a 6 años, la FSH se
Cambios de humor (ansiedad, depresión) estabiliza y los niveles de FSH, AMH e inhibina B
Mastodinia son muy bajos.
Estos primeros 1 a 6 años después de la
menstruación final ahora se denominan
menopausia temprana.
Después de estos años, los síntomas
vasomotores persisten en algunas mujeres, pero
son menos probables y los síntomas de atrofia
urogenital son más notables. Los procesos de
envejecimiento somático son más marcados.
Los factores demográficos del índice de masa
corporal (IMC), la edad cronológica, los factores
demográficos y el estilo de vida pueden influir
en el envejecimiento reproductivo; sin embargo,
la investigación que utiliza información clínica y
epidemiológica muestra un patrón predecible
para la mayoría de las mujeres. Los factores del
IMC y el hábito de fumar pueden influir en la
sincronización de los cambios, pero no en la
"trayectoria del cambio en los patrones de
sangrado o los niveles hormonales con el
envejecimiento reproductivo". Este proceso no
se aplica a las mujeres que sufren insuficiencia
ovárica prematura, probablemente debido a las
diversas causas y la posible reanudación. De la
menstruación y la capacidad de concebir.
Algunas otras afecciones médicas o un historial
de ablación endometrial o histerectomía afectan
la predicción de la transición. Las mujeres con
amenorrea por ablación endometrial, o que se
han sometido a una histerectomía, solo pueden
evaluarse mediante marcadores endocrinos de
envejecimiento ovárico. Debido a que la cirugía
puede resultar en un aumento transitorio del
nivel de FSH, es posible que no se alcancen
niveles endocrinos precisos durante al menos 3
meses después de la operación. Para un
diagnóstico firme, es posible que deba repetirse
un solo resultado de estradiol sérico o FSH.
El síndrome de ovario poliquístico se asocia
comúnmente con la oligomenorrea y, por lo
tanto, el uso de patrones de sangrado es menos
confiable cuando se evalúa el envejecimiento
reproductivo. Los criterios menstruales
tampoco son útiles en los trastornos endocrinos
con una mayor incidencia de amenorrea, como
la amenorrea hipotalámica. La información
sobre la transición a la menopausia es necesaria
para las mujeres con estos trastornos. Los
medicamentos, las enfermedades crónicas o la
pérdida de cantidades significativas de grasa
corporal también pueden afectar los patrones
menstruales y eliminar el uso de patrones de
sangrado para ayudar a determinar la
menopausia.
Las mujeres que se someten a un tratamiento de
malignidad pueden experimentar meses de
amenorrea y síntomas de la menopausia. La
edad en el tratamiento y el uso de agentes
quimioterapéuticos también pueden influir en el
momento menopáusico. Los agentes
alquilantes, especialmente, pueden provocar
aumentos transitorios de los niveles de FSH y
una disminución de AMH y AFC, pero con el
tiempo (12 meses o más) la reanudación de la
menstruación.
La reanudación del sangrado menstrual puede
no indicar una función menstrual normal. En las
mujeres que reciben tratamiento con
tamoxifeno, la evaluación de la menopausia
también puede ser difícil, ya que este
medicamento puede alterar los niveles de FSH y
estradiol y, debido a sus efectos en el
endometrio, puede causar un sangrado
anormal.
Predecir el período menstrual final (FMP) es
importante para considerar la pérdida de
densidad ósea y los riesgos cardiovasculares, ya
que estos riesgos comienzan a aumentar en el
año anterior al FMP. El uso de los niveles de FSH
y AMH, así como el AFC combinado con la edad
y otros factores, como el IMC, se están
estudiando para desarrollar un método que
permita anticipar con mayor precisión este
evento. Debido a que los ciclos ovulatorios
pueden ocurrir hasta que hayan ocurrido 12
meses de amenorrea, la anticoncepción debe
ser parte de cualquier discusión durante la
transición menopáusica.
Además de los cambios hormonales descritos en
el eje hipotalámico-pituitario-ovárico, los
cambios suprarrenales durante la transición
menopáusica se asocian con aumentos en los
niveles de cortisol en suero acompañados por
aumentos transitorios en los niveles de
andrógenos suprarrenales (androstenediol,
dehidroepiandrosterona sulfato y otros). No se
han identificado cambios específicos en la
función tiroidea relacionados con la
menopausia.
Después de la menopausia, la mayor producción
de estrógeno proviene de la aromatización de
andrógenos en el estroma ovárico y, en menor
medida, de la producción en sitios
extragonadales, que incluyen tejido adiposo,
músculo, hueso, médula ósea, fibroblastos y
raíces capilares. La mayor parte de la
aromatización de los andrógenos al estrógeno
tiene lugar en el tejido adiposo.
SINTOMAS Y CAMBIOS FISICOS DE LA
MENOPAUSIA
Síntomas Vasomotores
El síntoma más descrito de la menopausia es el
sofoco o sofoco, un síntoma vasomotor que se
presenta en hasta el 80% de las mujeres. Estos
destellos pueden comenzar durante los últimos
años reproductivos, pero generalmente son
leves y pueden estar asociados con la
menstruación, pero después de las FMP su
frecuencia e intensidad aumentan
considerablemente. Los eventos nocturnos a
menudo se describen como sudores nocturnos.
La descripción más común del evento es la
aparición repentina de una sensación de calor
en la cara o en la parte superior del tórax, que
puede continuar allí o percibirse de manera más
general en todo el cuerpo. La duración suele ser
de 2 a 4 minutos y la sensación se acompaña de
cantidades variables de transpiración. Los
síntomas adicionales incluyen enrojecimiento
de la cara, cuello y parte superior del tórax;
palpitaciones; y ansiedad. Puede ser seguido a
Dolor de cabeza
Aunque las causas del dolor de cabeza son
muchas y los dolores de cabeza por tensión son
los más comunes, los dolores de cabeza
relacionados con las migrañas pueden aumentar
en la transición menopáusica debido a las
fluctuaciones hormonales. Después de la
menopausia, los síntomas a menudo vuelven a
disminuir, pero los dolores de cabeza por
migraña con aura conllevan un aumento
significativo del riesgo de accidente
cerebrovascular, especialmente para las
mujeres que fuman. La migraña con aura puede
mostrar menos mejoría después de la
menopausia que la migraña sin aura. La
aparición de nuevos dolores de cabeza en
mujeres de más de 50 años, el peor dolor de
cabeza, los dolores de cabeza repentinos con
actividad o el despertar nocturno, o las personas
con manifestaciones neurológicas deben
impulsar una investigación exhaustiva.
Los dolores de cabeza por tensión a menudo
responden bien al uso de terapias no esteroides
o a la prevención con antidepresivos tricíclicos
en lugar de la terapia hormonal sola.
La terapia hormonal para los síntomas
vasomotores es satisfactoria para las mujeres
con dolor de cabeza por tensión o migraña. Se
recomiendan terapias no cíclicas para minimizar
el dolor de cabeza provocado por hormonas. Las
mujeres con migraña sin aura y que aún no han
alcanzado la menopausia pueden beneficiarse
de los anticonceptivos orales monofásicos (si no
existen otras contraindicaciones). Aquellas
mujeres con migraña con aura u otros factores
de riesgo de accidente cerebrovascular pueden
beneficiarse de terapias con progestágeno solo,
como un dispositivo intrauterino que contiene
levonorgestrel, implante anticonceptivo de
etonogestrel, acetato de
depomedroxyprogesterona o anticonceptivos
orales de progesterona.veces por escalofríos y
escalofríos. Pueden ser particularmente
molestos por la noche, interrumpir el sueño y
requerir cambios de ropa o ropa de cama. La
frecuencia varía de 1 a 2 por día hasta 1 o más
por hora. Estos continúan por más de un año en
el 80% de las mujeres, pero generalmente
disminuyen en 4 a 5 años sin tratamiento. Sin
embargo, hasta el 9% de las mujeres continúan
experimentándolas durante muchos años. Las
mujeres obesas a menudo reportan síntomas
vasomotores más significativos o frecuentes.
Aunque la creencia popular es que la
menopausia se asocia con el aumento de peso,
en realidad el aumento de peso se asocia más
con el envejecimiento y los cambios en el estilo
de vida. Recientemente, una nueva
investigación ha comenzado a vincular la
historia de experimentar grandes cantidades de
sofocos con marcadores de riesgo
cardiovascular, y señala que algunos sofocos
frecuentes pueden identificar un fenotipo
vascular vulnerable. Algunos desencadenantes
específicos para los sofocos incluyen beber
líquidos calientes, moverse rápidamente a un
ambiente con una temperatura diferente y
comidas picantes. Los síntomas que perturban
significativamente la vida diaria justifican una
discusión de las opciones terapéuticas. Muchas
terapias, médicas y no médicas, se han probado
con diferentes resultados para ayudar en el
manejo de los síntomas (recuadros 2 y 3).
Alteración del sueño
Las mujeres que se someten a la transición de la
menopausia tienen un mayor riesgo de pérdida
de sueño de calidad, y los síntomas vasomotores
también pueden interrumpir el sueño. Estos
síntomas pueden producir insomnio crónico
que, con el tiempo, tiene efectos sobre el
bienestar general, la salud y la productividad.
Además, los trastornos comunes del sueño,
como la apnea del sueño, las piernas inquietas y
otras formas de insomnio, aumentan en la
incidencia en mujeres en edad menopáusica. La
depresión también aumenta en mujeres de
mediana edad y el sueño desordenado es un
síntoma común de depresión y ansiedad.
El tratamiento de los síntomas vasomotores
mediante cambios en el estilo de vida,
suplementos o terapias recetadas, así como la
terapia para otros trastornos del sueño, alivia
estos síntomas y mejora la calidad de vida. El
hecho de no aliviar el insomnio debería llevar a
estudios formales del sueño, ya que los
medicamentos farmacológicos para el sueño
son solo para uso a corto plazo.
Cognición y estado de ánimo
Las quejas de los pacientes con mala memoria
son comunes durante la transición menopáusica
y la menopausia temprana, pero generalmente
mejoran después de la menopausia temprana y
vuelven a la normalidad a menos que surjan
otros trastornos médicos. Los síntomas incluyen
una concentración reducida y un rendimiento
mental más lento. La expresión de los síntomas
puede verse afectada por el sueño, los
trastornos de salud mental, los medicamentos o
los factores estresantes de la vida.
El estrógeno puede disminuir la velocidad de
disminución de la función de la memoria. La
Iniciativa de Salud para la Mujer (WHI) no
mostró un efecto positivo del estrógeno en la
función cognitiva, pero a las mujeres con
menopausia quirúrgica antes de los 50 años se
les puede prescribir estrógeno para disminuir el
riesgo de demencia en el futuro. El estrógeno
puede reducir el riesgo o retrasar la aparición de
la enfermedad de Alzheimer, aunque no se ha
demostrado ningún papel para el estrógeno en
el tratamiento del Alzheimer. En contraste, el
inicio de la terapia con estrógenos después de
los 65 años podría aumentar el riesgo de
demencia. Debido a que la demencia y el
deterioro cognitivo pueden estar relacionados
con la enfermedad cardiovascular, las mujeres
con estas preocupaciones deben ser derivadas
para la evaluación de la enfermedad sistémica.
Las mujeres pueden quejarse de cambios de
humor bajos o estado de ánimo durante la
transición menopáusica. La depresión de inicio
reciente puede ocurrir durante la transición
menopáusica y el diagnóstico ocurre con menos
frecuencia después de la menopausia. Debido a
las edades de las mujeres que atraviesan la
transición de la menopausia, estos años
cronológicos se asocian con un aumento de la
incidencia de otros trastornos médicos, así como
eventos familiares y sociales, como convertirse
en los llamados nidos vacíos y cuidar de padres
ancianos, lo que contribuye a posibles factores
estresantes. Asociado a síntomas depresivos.
Aunque la terapia hormonal puede ayudar en la
modificación de algunos de estos efectos, los
antidepresivos o los medicamentos contra la
ansiedad junto con las medidas de
comportamiento cognitivo y la modificación del
estilo de vida (sueño, dieta, ejercicio) pueden
proporcionar el mejor beneficio.
Atrofia urogenital
La deficiencia de estrógeno en una etapa
temprana de la transición menopáusica puede
reconocerse primero por una disminución de la
lubricación con la excitación y la actividad
sexual. A medida que los niveles de estrógeno
continúan disminuyendo y el tiempo pasa, este
efecto se vuelve más marcado, lo que a veces
produce no solo dispareunia sino también
sequedad con actividades normales, lo que
provoca picazón e incomodidad. El flujo de
sangre a la vagina y la vulva se reduce, lo que
contribuye a los cambios en la piel. La aparición
de los genitales externos revela menos vello
púbico y menos elasticidad de la piel vulvar con
estrechamiento introital y posibles cambios en
la arquitectura, como la pérdida de los labios
menores. Se deben excluir las distrofias
vulvares, las lesiones o displasia vulvar u otros
trastornos dermatológicos. La
hipoestrogenemia crónica produce cambios
visuales, que incluyen una apariencia más fina y
brillante del tejido, una coloración rosa pálida y
la pérdida de rugas en la vagina.
La elasticidad de la vagina disminuye y la vagina
puede hacerse más corta o más estrecha. La
función sexual continua puede disminuir estos
cambios, incluso sin terapia hormonal. Estos
cambios comúnmente se desarrollan alrededor
de 3 años después de la menopausia, aunque
aproximadamente el 20% de las mujeres
reportan algunos síntomas en la transición
temprana o tardía de la menopausia. El útero y
los fibromas se hacen más pequeños y el cuello
uterino aparece atrofiado y puede enrojecerse
con la bóveda vaginal. Los síntomas de la
endometriosis y la adenomiosis disminuyen. El
tamaño del ovario disminuye y la palpación en el
examen puede ser limitada.
Los cambios en el pH del tracto urinario y la
vagina con las alteraciones resultantes en la
flora bacteriana pueden provocar picazón y
secreción maloliente y pueden contribuir a la
dispareunia.
La posibilidad de enfermedades de transmisión
sexual no debe pasarse por alto en mujeres
sexualmente activas con estos síntomas. La
atrofia vaginal y las microabrasiones asociadas
que ocurren con la actividad sexual pueden
aumentar los riesgos de infección si se exponen.
Las mujeres nacidas entre 1945 y 1965 corren el
mayor riesgo de contraer hepatitis C. Las pautas
basadas en evidencia de los Centros para el
Control y la Prevención de Enfermedades
ofrecen recomendaciones actuales para el
tratamiento.
Aunque muchas mujeres prueban inicialmente
los lubricantes y humectantes vaginales, el
estrógeno tópico es el mejor tratamiento para el
alivio de los síntomas vulvovaginales y las
opciones terapéuticas actuales para la
administración tópica incluyen cremas o
tabletas vaginales o un anillo vaginal.
Las preparaciones sistémicas de estrógeno con o
sin progesterona proporcionan una excelente
terapia vaginal, pero pueden estar
contraindicadas o ser menos deseables para
algunas mujeres. También está disponible un
medicamento oral diario, el ospemifeno, un
antagonista de los receptores de estrógeno con
una cadena lateral que es proestrógeno en los
tejidos vulvar y vaginal. Produce cambios en la
mucosa similares a las preparaciones de
estrógeno que aumentan el espesor del tejido y
la lubricación. El estrógeno vaginal se puede
usar en mujeres que reciben terapia para el
cáncer de mama, aquellas que usan tamoxifeno
o aquellas que han completado la terapia y están
experimentando síntomas genitourinarios en
terapias no hormonales. Hay menos
información disponible sobre las mujeres que
usan inhibidores de la aromatasa porque el
inicio del estrógeno vaginal inicialmente
aumenta los niveles séricos de estrógeno, pero
el aumento no se mantiene y los niveles
generales siguen siendo bajos. Aunque el anillo
o la tableta vaginal puede producir la dosis más
consistente, las cremas también proporcionan
una dosis muy baja de estrógeno a los tejidos
vaginales cuando se administran de manera
adecuada. Hay menos datos disponibles sobre
cremas que contienen estrógenos conjugados
que sobre los que contienen 17B-estradiol. El
desarrollo más reciente en la terapia tópica para
la atrofia vaginal es una preparación intravaginal
de un 0,5% de dehidroepiandrosterona (DHEA),
una hormona no estrógeno producida por el
ovario y las glándulas suprarrenales que puede
aliviar la sequedad vaginal y las relaciones
sexuales dolorosas. Tanto el ospemifeno como
la DHEA no solo alivian los síntomas, sino que,
como las preparaciones con estrógenos,
producen una mejoría clínicamente visible en la
apariencia vaginal, las secreciones y el grosor.
Además de las terapias médicas, la terapia con
láser para el tejido vaginal ha estado disponible,
pero los resultados son variados, y esta
alternativa al tratamiento médico puede dar
lugar a adherencias y cicatrices vaginales.
Cambios en las articulaciones y los huesos
La incomodidad de las articulaciones aumenta
con la edad, al igual que la incidencia de
trastornos reumatológicos. Las mujeres obesas
o con depresión pueden tener síntomas
acentuados. Sin embargo, parece haber una
asociación con el dolor articular y la transición
menopáusica. Estos síntomas pueden aliviarse
con la terapia de estrógeno sola o con la terapia
combinada de estrógeno / progestágeno, como
se indica en la WHI. La osteopenia y la
osteoporosis se aceleran en el desarrollo
después de la menopausia, principalmente
debido a la reabsorción ósea acelerada,
mientras que la formación ósea continúa a tasas
premenopáusicas. El hueso cortical está menos
afectado que el hueso trabecular, por lo que
esta pérdida de hueso es más pronunciada en
los sitios vertebrales, coaxiales y radiales. Esta
rápida tasa de pérdida en la menopausia tardía,
y durante algunos años después, supera la tasa
de pérdida asociada con el envejecimiento y
puede alcanzar el 20% de la pérdida de por vida.
Los riesgos de fractura de por vida después de la
menopausia también se ven afectados por la
densidad ósea anterior de la persona, la edad en
la menopausia y otros factores de riesgo o
medicamentos asociados con una baja densidad
ósea.
Los factores adicionales incluyen raza, estado de
fumador, hábito corporal, actividad física,
andrógenos en suero y exposición al sol. La
densitometría ósea es el predictor más preciso
de la densidad ósea, aunque no se ha
determinado la edad de inicio, la frecuencia de
las pruebas ni el impacto de múltiples factores
de riesgo. El riesgo de fractura también se puede
estimar mediante la determinación de FRAX
(Herramienta de evaluación de riesgo de
fractura) o pruebas más elaboradas, como la
absorciometría de rayos X de energía dual.
Hay muchos tratamientos disponibles para su
uso en la prevención de fracturas en mujeres
menopáusicas y las terapias de estrógeno oral y
transdérmica están aprobadas para la
prevención de la osteoporosis en mujeres en
riesgo. En el cuadro 4 se muestra una lista de
terapias para prevenir las fracturas relacionadas
con la osteoporosis. Los estrógenos se
consideran terapias de segunda línea en este
momento y ayudan a mantener la densidad
ósea. Los andrógenos no se han estudiado en
mujeres para la prevención de la pérdida ósea.
CAMBIOS CARDIOVASCULARES EN LA
MENOPAUSIA
La enfermedad cardiovascular (ECV) es la
principal causa de muerte en mujeres
posmenopáusicas. La menopausia aumenta el
riesgo de ECV independientemente de la edad.
Los resultados de la WHI mostraron que la
terapia hormonal no previene la ECV. El análisis
del Ensayo de Estrógeno Solo sugirió que los
efectos del tratamiento hormonal diferían según
la edad y que las mujeres más jóvenes en
comparación con sus contrapartes mayores
tenían un menor riesgo de ECV, probablemente
asociado con un menor desarrollo
aterosclerótico. Estos efectos de mayor
seguridad y disminución de la incidencia de la
enfermedad también se aplican a la mortalidad
general, el cáncer colorrectal y el índice global
de la enfermedad. El beneficio del estrógeno en
la mortalidad cardiovascular es probablemente
multifactorial: reducción relacionada con el
estrógeno de los niveles de lipoproteínas de baja
densidad y aumento de los niveles de
lipoproteínas de alta densidad, y mejora la
función endotelial en la vasculatura coronaria.
Cáncer de mama y menopausia
La relación del estrógeno con el desarrollo
posmenopáusico del cáncer de mama es
controvertida y los resultados de los estudios
sobre la causalidad son variados. En el estudio
WHI, la incidencia de cáncer de mama aumentó
en el grupo de estrógeno-progestágeno del
estudio y disminuyó en los grupos de solo
estrógeno y placebo. Estos hallazgos
continuaron en los estudios de seguimiento de
esta población. El riesgo relativo ligeramente
mayor de cáncer de mama podría haberse
relacionado con la duración del uso de
hormonas o la administración secuencial de la
terapia con progestina o incluso la formulación
de progestina en sí. En contraste, los usuarios de
la terapia hormonal tenían tumores más
localizados y mejores tasas de supervivencia. Los
riesgos individuales son muy pequeños.
Los sobrevivientes de cáncer de mama con
síntomas de la menopausia y atrofia
vulvovaginal tienen menos opciones de terapia
porque no se recomienda la terapia sistémica
para los tumores dependientes de hormonas.
Las opciones para el manejo de los síntomas
incluyen humectantes no hormonales,
estrógenos vaginales, andrógenos, moduladores
selectivos del receptor de estrógeno (SERM, por
sus siglas en inglés), terapia con láser o
intervenciones sin receta, como acupuntura,
suplementos dietéticos y cambios en el estilo de
vida. Las mujeres que usan tamoxifeno no deben
usar paroxetina para los síntomas vasomotores.
Los SERM también pueden aumentar el riesgo
de trombosis y deben evitarse en mujeres con
alto riesgo de trombosis.
TROMBOEMBOLISMO VENOSO
Los riesgos de tromboembolismo aumentan con
la edad combinada con comorbilidades médicas.
El tromboembolismo venoso (TEV) es una
enfermedad multifactorial con riesgos
aumentados por la disminución de la
movilización, la cirugía, la malignidad y los
medicamentos.
Aunque los riesgos de TEV asociados con el uso
de anticonceptivos hormonales combinados se
han discutido ampliamente, el uso de terapias
hormonales para la menopausia también
aumenta los riesgos de TEV. El uso actual de las
preparaciones de estrógeno solo y los
regímenes médicos de combinación de
estrógeno / progestina aumentan los riesgos de
TEV 2 o 3 veces, y los regímenes combinados
orales de estrógeno / progestina confieren un
mayor riesgo que el estrógeno solo. Las
preparaciones transdérmicas de estrógeno o
estrógeno y progestina combinada y las
preparaciones de estrógeno vaginal no
parecieron aumentar los riesgos de TEV.
RECOMENDACIONES DE LA SOCIEDAD
NORTEAMERICANA DE MENOPAUSAS
En 2014, la Sociedad Norteamericana de
Menopausia (NAMS, por sus siglas en inglés)
publicó recomendaciones sobre el cuidado
clínico de las mujeres de mediana edad. Esta
publicación proporciona una descripción
general de la menopausia y los cambios
fisiológicos seguidos de una breve discusión de
los síntomas de la transición menopáusica y las
recomendaciones clínicas para la atención.
Muchas de las recomendaciones fueron
discutidas anteriormente en este artículo.
Las áreas adicionales discutidas en la publicación
NAMS incluyen:
Piel y cabello La disminución del grosor de la piel
y el colágeno dan como resultado más laxitud y
arrugas en la piel, con síntomas exacerbados por
el sol y los factores ambientales y el tabaquismo.
Muchas mujeres experimentan pérdida de
cabello después de completar la transición de la
menopausia, mientras que otras notan
hirsutismo Las pruebas para mujeres con
pérdida de cabello incluyen la función tiroidea,
el hierro sérico y excluir el exceso de
andrógenos. La pérdida de la producción de
estrógeno ovárico da como resultado un
entorno relativo de exceso de andrógenos, que
también puede verse influido por factores
genéticos y antecedentes de exceso de
andrógenos. Los enfoques terapéuticos que
bloquean los andrógenos periféricos
combinados con medicamentos farmacológicos
o procedimientos estéticos para eliminar el vello
no deseado proporcionan el mejor enfoque. Se
necesita más estudio para fortalecer el nivel de
recomendaciones para manejar estos
problemas.
Los ojos
La menopausia se asocia con el aumento de los
síntomas del ojo seco y el desarrollo de
cataratas. La terapia inicial para los ojos secos es
con lubricantes tópicos y agentes
antiinflamatorios.
Orejas
La incidencia de la pérdida de audición aumenta
más allá de los 50 años. La causa de la pérdida
de audición es multifactorial, pero puede
aumentar la abstinencia social y la depresión.
Los niveles fisiológicos de estrógeno pueden
ayudar con la preservación de la audición, pero
la terapia de combinación de estrógeno y
progestina puede tener un pequeño efecto
negativo.
Dientes y cavidad oral
La pérdida de estrógeno se asocia con
adelgazamiento y recesión del tejido gingival.
Además, la baja densidad mineral ósea puede
aumentar el riesgo de pérdida de dientes y
enfermedad periodontal.
Enfermedad de la vesícula
Se ha demostrado un mayor riesgo de
enfermedad de la vesícula biliar con la terapia de
estrógeno solo y la terapia de combinación de
estrógeno y progestina. El riesgo de enfermedad
parece mayor con la terapia hormonal oral
versus la transdérmica, y toda terapia hormonal
sistémica debe prescribirse con precaución a las
mujeres con enfermedad de la vesícula biliar
conocida.
Epilepsia
La menopausia puede ocurrir antes en mujeres
con epilepsia. La causa podría estar asociada con
el número de convulsiones de por vida o con las
medicaciones de ataques, en particular las
metabolizadas por la enzima hepática citocromo
P 450, que también afecta el metabolismo y los
niveles de estrógeno. Muchas mujeres tienen
convulsiones sensibles a las hormonas y,
durante las fluctuaciones hormonales de la
transición de la menopausia, pueden tener una
mayor cantidad de convulsiones. Los enfoques
farmacológicos sugeridos para el tratamiento
incluyen la administración de suplementos de
progestina natural o la supresión menstrual con
acetato de depomedroxiprogesterona o
agonistas de la hormona liberadora de
gonadotropina. Además, la medicación
antiepiléptica gabapentina puede ayudar con los
síntomas vasomotores, mientras que otros
medicamentos anticonvulsivos pueden acelerar
el metabolismo de la vitamina D, posiblemente
aumentando los riesgos de osteopenia. El
documento NAMS también proporciona
recomendaciones para la historia clínica, la
detección de tumores malignos, así como la
evaluación clínica y el asesoramiento a los
pacientes. Se revisan los resúmenes de los
tratamientos con y sin receta en la menopausia
y para los síntomas de la menopausia.

Quizás el concepto más importante en el

cuidado de las mujeres en la transición
menopáusica es la evaluación individual de los
riesgos, las necesidades clínicas y el alivio de los
síntomas para el presente y para la salud y el
bienestar futuros.