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13/2/2019 ¿Jesús sudó sangre antes de morir?

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¿Jesús sudó sangre antes de morir?


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Publicación web | Fecha: 10 marzo, 2018 | 1 comentario (https://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/2018/03/10/jesus-sudo-sangre-antes-de-
morir/#comments) | in Iglesia (https://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/category/iglesia/)

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Dos versículos del Evangelio de Lucas podrían haber sido incluidos por un escriba y, sin embargo, no IGLESIA MÁS VISTOS:
por ello dejan de ser inspiraciones de Dios.
La deuda de la Cándida Eréndira
De los muchos padecimientos narrados en la pasión de Jesús, quizás el más impresionante es el sudor (http://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/?
de sangre que experimentó en el monte de los Olivos, horas antes de morir. El único evangelista que lo p=14610)
narra es san Lucas. Según su relato, mientras Jesús rezaba a solas en el huerto de Getsemaní, “se le Llamamiento por la pena de muerte
apareció un ángel del cielo para darle fuerzas; lleno de angustia, él oraba con más insistencia; y su (http://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/sin_categoria
sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra” (Lc 22,43-44). por-la-pena-de-muerte/)
Este fenómeno es conocido en medicina como hematidrosis (del griego: haima=sangre e hydro- Tiempo de reformas
sis=sudoración): cuando una persona sufre una tensión extrema, gran angustia o un temor muy fuerte, (http://staging.winguweb.org/2014/revistacriterio/bloginst/?
pueden romperse las nísimas venas capilares que están bajo las glándulas sudoríparas; la sangre p=8157)
entonces se mezcla con el sudor y a ora sobre la piel, extendiéndose por todo el cuerpo. Si bien se Pascua. La vida corporal del espíritu
trata de un hecho cientí camente explicado, hoy los exegetas dudan de que Jesús haya sudado sangre, (http://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/?
y de que se trate de un episodio histórico. ¿Por qué? p=4348)
Pentecostés en Roma
Una antigua ausencia
(http://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/sin_categoria
Apenas comenzamos a leer el texto, ya nos encontramos con dos di cultades. La primera es: ¿quién vio en-roma/)
a Jesús sudar sangre aquella noche en el huerto? Según el Evangelio, se hallaba rezando solo, y sus
Es necesario renovar el papado
discípulos estaban lejos y dormidos (Lc 22,41.45). ¿Qué testigo ocular pudo presenciar las espesas
(http://staging.winguweb.org/2014/revistacriterio/bloginst/?
gotas que brotaban de su cuerpo?
p=8147)
La segunda objeción es que el texto a rma que el sudor de Jesús era “como” gotas de sangre, pe-ro no
CRITERIO 90 AÑOS. El último
dice que haya “sudado” sangre. El “como” expresa una simple comparación, una manera gurada de
Franceschi y la doble encrucijada de 1945
hablar.
(http://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/?
Pero dejando de lado esas observaciones, hay una tercera di cultad que es la más importante pa-ra
p=13619)
rechazar la historicidad del suceso. Y es que los dos versículos que lo cuentan (Lc 22,43-44) no
El culto a la personalidad
aparecen en los manuscritos más antiguos del Evangelio de Lucas (llamados Papiro69 y Papi-ro75).
(http://staging.winguweb.org/2014/revistacriterio/bloginst/?
Tampoco aparecen en los códices bíblicos antiguos más importantes, como el Códice Vati-cano (del
p=8770)
año 350), el Códice Sinaítico (del 350), y el Códice Alejandrino (del 400). Además, otros manuscritos
“Esperamos que Francisco estimule una
antiguos del Nuevo Testamento citan el sudor de sangre de Jesús, pero dentro del Evangelio de Mateo
paz estable en Medio Oriente”
(a continuación de Mt 26,39). Para complicar más las cosas, un antiguo libro del siglo XIV llamado
(http://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/?
Historia de la Pasión de Cristo, dice que el sudor de sangre de Jesús está contado en el Evangelio de p=9444)
https://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/2018/03/10/jesus-sudo-sangre-antes-de-morir/ 1/4
13/2/2019 Los Nazarenos. Incluso varios escritores de los primeros siglos (como Clemente
¿Jesús sudóde sangre antes de morir? Cuándo
Alejandría, | comienza el milenio
Tertuliano, Orígenes, Atanasio, Ambrosio), cuando estudian los detalles de la agonía de Jesús en el (http://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/sin_categoria
Evangelio de Lucas, no conocen el sudor de sangre, como si no gurara en sus Biblias. comienza-el-milenio/)

Ayuda de manos anónimas


Los dos versículos de Lucas (el del ángel que conforta a Jesús y el del sudor de sangre) forman un
pequeño bloque errático, es decir, un breve relato con una información que en los primeros siglos de la
era cristiana no termina de ser aceptado unánimemente por la tradición. Por alguna extraña razón,
unos manuscritos lo incluyen y otros no, unos códices lo admiten y otros no, unos escritores lo aceptan
y otros no.
¿A qué se debe esta indecisión? Los biblistas han elaborado una hipótesis que permite explicar el
misterio: la causa por la que esos dos versículos no aparecen en muchos manuscritos antiguos se debe
a que no pertenecían al Evangelio original de Lucas. Es decir, el libro que él compuso (alre-dedor del
(https://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/revistas-
año 80) no incluía la aparición del ángel ni el sudor de sangre. Pero hacia el año 150 un copista criterio)
anónimo añadió esos dos versículos. De esta copia luego se hicieron otras, de modo que con el paso del
tiempo algunos manuscritos circularon con ese relato y otros no. Según en qué re-giones se difundían Número de
los ejemplares, algunos lectores antiguos llegaron a conocerlo y otros lo igno-raron. Finalmente, las revista
copias con el episodio del sudor de sangre se extendieron tanto, que todas las ediciones posteriores lo
2455
incorporaron. Pero las versiones más antiguas que sobrevivieron, que-daron sin contarlo.

El cuerpo como disfraz


Esta hipótesis nos lleva a una pregunta: ¿por qué un escritor del siglo II querría agregar esos dos
versículos al Evangelio original de Lucas? Al parecer, la causa se debió a la aparición de una extraña
herejía. A comienzos del siglo II surgió entre los primeros cristianos una corriente de pensamiento
llamada “docetismo” (del verbo griego dokein=aparentar), que negaba la humanidad de Jesús. Los
docetistas sostenían que, como Jesús era Dios, no podía tener verdadero cuerpo humano, porque éste
es un elemento perverso y ruin en las personas, y resultaba indigno. Por eso, el cuerpo que Jesús tuvo
durante su vida era aparente, simulado, cticio, pero no real. Estas a rmaciones se fundamentaban en
ciertos pasajes del Evangelio. Por ejemplo, en la trans guración, donde se dice que el cuerpo de Jesús
se transformó en luminoso y radiante (Lc 9,28-29). O en la caminata sobre las aguas (Mt 14,24-25),
donde el cuerpo de Jesús parece otar sin peso alguno.
Al negar el aspecto físico de Jesús, los docetistas negaban también la posibilidad de que hubiera
sufrido dolor físico durante su vida. Pretendían así eliminar el escándalo de su cruci xión y su muerte.
El docetismo se extendió rápidamente entre las comunidades cristianas, predicado por guras
importantes como Cerinto (en Asia Menor, hacia el 110), Saturnino (en Antioquía, hacia el 130),
Cerdón (en Siria, hacia el 135), Basílides (en Alejandría, hacia el 140) y Valentín (en Roma, ha-cia el
150).

Para rea rmar la doctrina


Frente a esta herejía, muchos pensadores cristianos reaccionaron con rmeza. A través de libros,
escritos y sermones, explicaron que aunque Jesús era Dios, también tuvo verdadero cuerpo humano y
sufrimientos físicos.
En medio de esta polémica, hacia el año 150, un escritor anónimo, que probablemente se encontraba
haciendo una copia del Evangelio de Lucas, decidió agregar los dos versículos sobre el sudor de sangre,
para rea rmar la doctrina o cial de la Iglesia sobre el aspecto humano de Jesús. Así, en el v. 43 contó
que Jesús, como hombre que era, sintió tanto temor ante la muerte, que Dios debió mandarle un ángel
del cielo para que lo confortara. Y en el v. 44 relató que su tristeza era tan grande que le provocó un
enorme sudor, como cuando alguien se lastima y le sale sangre que chorrea hasta el suelo (cabe
apuntar que, de acuerdo con el relato, el ángel fracasó en su em-peño de animar a Jesús, porque éste
no sólo no se consoló, sino que se puso a sudar sangre).

Las tres citas más antiguas


Pero el contenido de estos dos versículos añadidos no fue un invento total del escriba. Ya existía una
antigua tradición que narraba cómo, durante las horas previas a su muerte, Jesús había experimentado
angustia y a icción. Esa tradición se encuentra hoy en la Carta a los Hebreos, donde se dice que Jesús
rogó a Dios y le suplicó “con fuertes gritos y llorando” para que lo librara de la muerte (Hb 5,7). Este
dato, si bien no quedó escrito en los Evangelios, se transmitía oralmente, de modo que nuestro escriba
debió de haberlo conocido. Decidió entonces transformar aquellos gritos y lágrimas en “sudor de
sangre”, y agregarlo al Evangelio de Lucas como un argumento más contra los docetistas.
¿Por qué lo transformó en “sudor de sangre”? Porque, al parecer, éste era un tópico literario co-nocido
en la antigüedad cuando se quería expresar una situación de angustia extrema. En efecto, hay una
novela judía llamada José y Asenet, escrita hacia el año 100 (es decir, contemporánea al Evangelio de
Lucas), donde la heroína Asenet se ve envuelta en un trance angustioso y también suda sangre.
Hay un hecho que puede con rmar estos dos versículos. Y es que los tres escritores eclesiásticos más
antiguos que mencionan el sudor de sangre de Jesús, lo citan precisamente en polémica con-tra los
docetistas, para defender la naturaleza humana de Jesús: san Justino, san Ireneo e Hipólito de Roma.
Esos dos versículos cumplieron su objetivo, que era el de servir de apoyo a la doctrina de la hu-
manidad del hijo de María.

Porcentajes de anormalidad
Por otro lado, ¿se puede demostrar que esos dos versículos tienen un estilo que no es el de Lu-cas? Sí.
El análisis del vocabulario usado en el relato del sudor de sangre con rma esta hipótesis. Por ejemplo,
la palabra “angustia” (en griego, agonía) es absolutamente extraña para Lucas, que jamás la usa en
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13/2/2019 ninguno de sus dos libros (Evangelio y Hechos de los Apóstoles). El ¿Jesús
término “sudor” (en griego,
sudó sangre hidrós),
antes de morir? |
tampoco pertenece al vocabulario lucano. El vocablo “gota” (thróm-bos), resulta igualmente ajeno.
Por si fuera poco, hay un segundo argumento interno más fuerte aún. Y es que no coinciden con el
pensamiento de Lucas, es decir, con su “teología”. En efecto, en el sudor de sangre se cuenta que a
Jesús se le apareció “un ángel del cielo”. Pero Lucas, si bien muchas veces menciona a los ángeles,
nunca dice que vengan “del cielo”. Se re ere a ellos como el ángel “del Señor” (Lc 1,11; 2,9), o el ángel
“de Dios” (Lc 12,8), o el ángel “santo” (Hch 10,22).
Además éste es un ángel mudo, que acompaña en silencio a Jesús pero no le dice ni una palabra. En
cambio los ángeles de Lucas siempre aparecen para transmitir algún mensaje. Así, a Zacarías le
comunica el nacimiento de Juan Bautista (Lc 1,11). A María le anuncia su embarazo (Lc 1,26). A los
pastores les pregona el nacimiento de Jesús (Lc 2,9). A las mujeres en el sepulcro les comu-nica la
resurrección de Jesús (Lc 24,32). A los apóstoles en la cárcel les pide que prediquen en el Templo (Hch
5,19). A Felipe le manda evangelizar a un eunuco (Hch 8,26). A Cornelio le ordena buscar a Pedro (Hch
10,3). A Pedro en la prisión le enseña cómo escapar (Hch 12,7). Y el ángel que se aparece a Pablo en
medio de una tormenta le comunica que nadie del barco morirá (Hch 27,23).

Los nervios que desentonan


En tercer lugar, Lucas nunca presenta a Jesús emocionalmente angustiado durante su pasión. Al
contrario, siempre lo muestra sereno y tranquilo. Una simple comparación con el Evangelio de Marcos,
que Lucas usó como fuente de su relato, bastará para darnos una idea.
Por ejemplo, Marcos cuenta que Jesús estaba “triste hasta la muerte” (Mc 14,34), mientras que Lucas
lo omite. También omite que “comenzó a sentir horror y angustia” (Mc 14,33). Y en vez de decir que
Jesús “cayó en tierra y suplicaba” (Mc 14,35), escribe que “se puso de rodillas a rezar” (Lc 22,41).
Además, Lucas nunca presenta a Jesús desbordado por las circunstancias, sino manteniendo el
dominio de la situación y de sus emociones durante la pasión: no permite que Judas lo bese (Lc 22,47),
cura tranquilamente la oreja del soldado que lo quería arrestar (Lc 22,51), conversa sin prisa con las
mujeres en el camino al calvario (Lc 23,28-31), perdona serenamente a los verdugos que lo
cruci caron (Lc 23,34), dialoga con los dos ladrones mientras está en la cruz (Lc 23,39-43), y antes de
morir, en vez de dar un tremendo alarido (como dice Mc 15,37), reza una oración encomendando su
alma al Padre (Lc 23,46) como si controlara hasta la hora de su muerte.
El único pasaje que desentona con esta visión es justamente el del sudor de sangre, pues describe a un
Jesús aterrorizado, sudando de miedo, y necesitando que baje un ángel del cielo para ayu-darlo a
enfrentar su turbación.

Un sudor elocuente
Jesús no sudó sangre durante las horas previas a la pasión. Eso no signi ca que el relato no forme parte
de la Biblia. Es parte integrante de las Sagradas Escrituras, y está tan inspirado por Dios como el resto
del Evangelio, aunque no lo haya escrito Lucas. Algo similar ocurre con otros pasa-jes evangélicos,
como el relato de la adúltera (Jn 8,1-11) que no pertenece a san Juan, o las apariciones de Jesús
resucitado (Mc 16,9-20) que no las escribió san Marcos, y sin embargo están inspiradas y son
plenamente canónicas.
Pero la imagen de Jesús que resulta de este breve añadido es de extraordinaria importancia para los
lectores. No por el fenómeno patológico, sino por la intención del autor. Quería subrayar su cabal
naturaleza humana. Quería mostrar cómo él, siendo el Hijo de Dios, se hizo plenamente hombre para
salvar a los hombres.
El mensaje es grandioso: para ayudar a salvar a alguien, primero hay que rebajarse, achicarse, apocarse
y descender a la pobreza. Desde arriba, desde la comodidad de un escritorio o desde la distancia que
da a veces la autoridad, es muy difícil auxiliar a nadie. Quien quiere ayudar a otro a salir del barro, debe
estar dispuesto a embarrarse. Y Jesús lo estuvo. Asumió nuestra condición humana, y así nos salvó. Un
programa de vida para quienes siguen dando recetas teóricas desde arriba, sin compartir nunca la
condición dolorosa y pobre de los demás.

El autor es Doctor en Teología bíblica.

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MARTÍN HOMERO LARA () on 4 enero, 2019


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MORIR/?REPLYTOCOM=49819#RESPOND)
Excelente. ¿Serían tan amables en decir el nombre del autor del artículo?

https://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/2018/03/10/jesus-sudo-sangre-antes-de-morir/ 3/4
13/2/2019 ¿ QUIERE DEJAR UN COMENTARIO ? antes de morir? |
¿Jesús sudó sangre

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