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EVALUACIÓN DE LA LATERALIDAD

I. Ficha técnica
Nombre : Batería de predominio lateral
Autor : Nadine Galifret-Granjon
Población : Niños de 6 a 14 años
Forma de Aplicación: Individual
Área que evalúa: Evolución genética del predominio lateral

II. Descripción de la Prueba


Este instrumento parte de la batería utilizada por R. Zazzo, destinada a un detallado estudio del
movimiento y de las distintas fórmulas de predominio posibles en el conjunto de la motricidad de un
individuo.
La batería de R. Zazzo comprende en total 15 pruebas; de ellas sólo se han conservado 6 para estudiarlas
genéticamente, sacrificando a sabiendas la sutilidad de la batería original a las exigencias prácticas que
consistían en la verificación relativamente sencilla de los resultados por la otra.

III. Material de aplicación


Para la aplicación de la presente batería, es necesario contar con el siguiente material:
 Un juego de 32 naipes
 Una cartulina (de 25 x 15 cm) perforada en el centro, con un agujero de 0,5 cm. de diámetro
aproximadamente
 Un tubo o un frasquito de vidrio opaco; el orificio superior cubierto con un papel y perforado con un
agujero de 0,3 cm. de diámetro aproximadamente
 Un tejo de madera lo suficientemente grueso como para ser empujado con el pie (3 cm. de altura, 5 x 5
cm por ejemplo)
 Un cronómetro
 Manual de la prueba y hoja de registro

IV. Muestra
310 niños entre los 6 y 14 años de edad de las escuelas comunales de París.

V. Normas de aplicación
Para no entrar de buenas a primeras en la prueba de dar las cartas con la máxima velocidad que le
exigiremos al sujeto, hemos conservado de la batería de R. Zazzo dos pruebas preliminares que no entran
en nuestro cálculo de la fórmula y del índice de predominio, pero cuyos resultados los anotamos de todos
modos en la hoja del examen. Se trata de “cortar” y de “barajar” el conjunto de cartas o baraja. Para
ambos movimientos anotamos la mano “activa”. El modo de proceder del sujeto ya puede ponernos
sobre aviso en cuanto a lo que vamos a observar.
He aquí las seis pruebas que servirán para elaborar la fórmula y el índice de predominio.

1
1. Dar las 32 cartas:
Instrucción
“Ahora escucha lo que vas a hacer. Vas a poner las cartas una por una sobre la mesa; así, ves, tan rápido
como puedas” (demostración con una velocidad que ha de corresponder más o menos a las posibilidades
del niño). “Hay que sacarlas así (mostrar el gesto de pinza entre pulgar e índice) uno por uno, cuidando de
no tomar dos a la vez o dejarlos caer. Entonces, lo más rápido que puedas. Prepárate bien, empezarás
cuando te lo diga. ¿Listo? ¡Vamos!”.

Notación:
Anotamos la mano “activa”, derecha o izquierda. Anotamos si el pulgar de la otra mano trabaja o no, y
todo lo que pueda ser interesante. Estimulamos la velocidad, salvo naturalmente si el niño, nervioso por la
orden de actuar con rapidez y por la marcha del cronómetro, ya fuere más de prisa de lo que pudiere,
corriendo el peligro de dejar caer la baraja en cualquier momento. En tal caso, conviene tranquilizarle,
alentándolo en forma benévola, y si fuere necesario habrá que recomenzar la prueba una vez que el niño
haya recobrado la serenidad.
Cada vez que se den dos cartas a un tiempo, anotamos + 1 y agregamos un segundo al tiempo total. El niño
no debe recoger un naipe caído al piso o lejos sobre la mesa, ni retomar una carta si se da cuenta de haber
dado dos a la vez. Por regla general, hay que prohibirle también todo lo que pueda traducirse en una
distribución sistemática de los naipes sobre la mesa: como por ejemplo colocarlos uno al lado del otro o
formar una pila bien ajustada. Impedir también el movimiento de dar vuelta a las cartas que no hubieren
caído de “dorso”. Las intervenciones del evaluador deben ser rápidas y prevenir que se lleve a cabo el
movimiento inútil que alargaría el tiempo de ejecución. De toda la batería, esta prueba de naipes es a
buen seguro la que más responde a la actitud del evaluador.
Si el niño deja caer la carta o una parte importante de ella, recomenzamos la prueba alentándolo, sin
estimular especialmente la velocidad.
Anotamos el tiempo total.
Pedimos al niño que junte otra vez todas las cartas o lo haremos nosotros mismos si vemos que el niño
tiene dificultad en hacerlo.
“Ahora vas a hacer lo mismo, pero con la otra mano”.
Idénticas indicaciones como la primera vez. A menudo el niño dirá que no puede hacerlo, y efectivamente
a veces le cuesta mucho. Le alentamos y anotamos el modo de proceder, si hubiere lugar.
Haremos tres ensayos con cada mano1.
Para elaborar la fórmula de lateralidad anotaremos, para este primer punto, D o I según la mano
dominante e = si los tiempos de dación son iguales o si tienen, a lo sumo, 2 segundos de diferencia.
Tampoco es significativo, de un modo decisivo, el “estilo”.

1
Un solo ensayo con cada mano puede bastar si la diferencia entre ambas es nítida (relación de 2 a 3 entre velocidades). Sin
embargo, las curvas de aprendizaje o de fatiga obtenidas haciendo tres ensayos con cada mano revelan a menudo hechos
interesantes, sobre todo una zurdera disfrazada por la educación. Se comprueba entonces una progresiva mejora de los
rendimientos de I, de un ensayo al otro, mientras que los de D permanecen constantes o disminuyen.
2
2. Diadococinesia (títeres)
Descripción
El antebrazo vertical en ángulo recto con el brazo tenido horizontalmente. La mano gira sobre la muñeca
con la mayor rapidez posible (movimiento alternado de pronación y supinación. Diadococinesia =
movimiento sucesivo).

Instrucción
“Ahora te vas a levantar (nos levantamos con el niño y nos ponemos frente a él). Vas a hacer así, ¿ves?
(demostración de títeres, brazos separados del cuerpo, antebrazo vertical) tan rápido como puedas con la
mano (“no importa con cuál” si lo pregunta).
Si el niño mueve todo el brazo le diremos: “No, trata de no mover el codo, sólo la mano, así, ¿ves?
Observar el movimiento durante algunos segundos.
“Bien. Baja el brazo. Ahora con la otra mano”.
Recomenzar hasta que se observe una clara diferencia o hasta que estemos seguros de que no la hay. Se
trata de observar la flexibilidad y rapidez del movimiento y no las sincinesias que puedan aparecer. Pero la
observación de las sincinesias puede ayudar a decidir cuál es la mano más flexible. Por lo general, la mano
menos apta en la diadococinesia induce con mayor nitidez las sincinesias de la otra. Si el resultado es
dudoso, diremos al niño que se siente y le haremos empezar de nuevo con el codo apoyado sobre la mesa.
No hay que “forzar” los resultados queriendo llegar a toda costa a una decisión. En este caso también se
utilizará el signo = en la anotación si fuese necesario.
Si una de las manos se muestra especialmente “mala” en esta prueba, hay que anotarlo.
La incapacidad de efectuar el movimiento (adiadococinesia) puede ponernos sobre la pista de un trastorno
más grave que será descubierto entonces por un examen neurológico.

3. Sighting
Se sabe que un solo ojo “dirige” la visión sin saberlo el sujeto mismo. La dirección ocular, de orden
cerebral, es independiente de la agudeza.
El test de sighting se propone descubrir el ojo director. El único material es una cartulina con un agujero en
el centro.

Introducción
“Ahora escucha lo que te voy a pedir. Mira, ves la toma de corriente allí abajo en la pared (o cualquier otro
objeto o parte del mismo de tamaño reducido). Te daré esta cartulina perforada y vas a mirar la toma de
corriente a través del agujero, así (demostración), los brazos extendidos y ambos ojos abiertos. Tienes que
mirar con ambos ojos, ¿comprendes?, los dos ojos abiertos y los brazos extendidos; buscarás la toma de
corriente y cuando la veas acercarás despacito la cartulina a la cara siempre mirando bien la toma de
corriente. Ahora, toma la cartulina”.
Compruébese desde un principio que el niño tenga realmente ambos ojos abiertos y oblíguesele a
extender bien los brazos, lo que no siempre es fácil conseguir con los niños pequeños, ni con los débiles y
paratónicos.
Se anota el ojo hacia el cual se lleva el agujero de la cartulina, es el ojo “director”.

3
“Ahora vas a hacer lo mismo, pero mirando a la otra toma de corriente que está allí abajo (o cualquier otro
objeto en la habitación) teniendo la cartulina con una sola mano, con ésta” (mano opuesta con relación al
ojo “director”).
Anotamos el ojo hacia el cual la cartulina fue acercada en la segunda prueba. Luego recomenzamos por
tercera vez, cambiando nuevamente de posición y de mira y haciendo tomar la cartulina con la otra mano.
Y anotamos por tercera vez el ojo que dirige la visión. En total: tres ensayos. En el primero, el cartón se
tiene con ambas manos. En el segundo, con una mano, la opuesta con relación al ojo determinado como
“director en el primer ensayo”. En la tercera prueba la cartulina se tiene con la otra mano. En cada ensayo
modificamos la orientación del niño y el objeto a mirar.
El primer ensayo, con el cartón en ambas manos, suele ser suficiente para determinar el ojo director. Los
siguientes, con la cartulina en una sola mano, y modificando la orientación, sirven para poner a prueba la
constancia de la dirección ocular.

4. Puntería
La puntería depende de numerosos factores, no sólo de la “dirección” ocular como el sighting, sino de la
agudeza visual y sobre todo de la motricidad de los párpados (capacidad de cerrar un ojo más fácilmente
que el otro).

Introducción
«Ahora vas a mirar en este frasquito para decirme lo que hay dentro, ¿ves?, tiene sólo este pequeño
orificio que deberás acercar al ojo así (mostrarlo). Esta vez puedes cerrar un ojo”. Si vemos que el niño está
molesto porque no sabe cerrar un ojo, le proponemos cerrar uno con la mano.
Anotamos el ojo elegido, D o I. Sucede a veces que el niño comienza a mirar con un ojo y luego, no viendo
bien, lo cambia. Es evidente que esto tampoco se produce (como el cambio en el sighting) cuando el niño
ha pasado de cierto nivel de organización. Por eso nos ha parecido que sería interesante anotar en ese
caso: =. Por lo demás, lo hemos encontrado muy pocas veces.

5. Rayuela
Introducción
«¿Sabes cómo se juega a la rayuela/teja? (si es un niño, a menudo será necesario explicárselo). Harás
como si jugaras a la rayuela/teja, saltando en un pie hasta alcanzar este trozo de madera y le darás
puntapiés para llevarlo suavemente siguiendo esta línea. Vamos”.
Cuídese de colocar el tejo de modo que no esté más cerca de un pie que del otro, para no influir en la
elección. Si se insiste en que el niño se mantenga bien sobre un pie todo el tiempo y vuelva a traer el tejo
delante de sí, si lo hubiese mandado demasiado lejos de un golpe, aconsejándole dar saltitos muy
pequeños y se le pide seguir una línea trazada en el piso (o la junta del material, baldosas, madera, etc.), la
prueba será más sensible.
Anotamos el pie elegido espontáneamente. Luego recomenzamos lo mismo con el otro pie. Si no hay
diferencia de estilos, si el niño es tan ágil para saltar sobre un pie como sobre el otro, anotamos =. Si hay
poca diferencia, interesa preguntar al niño si por lo general suele saltar indiferentemente sobre un pie o si
ha notado que prefiere uno de ellos.

6. Shooting:

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Instrucción
“Ahora vas a dar un fuerte puntapié al tejo, como si fuese una pelota, para alojarlo al otro lado del cuarto,
bien fuerte, no tengas miedo de hacer ruido”.
Nuevamente hay que tener cuidado de no colocar el trozo de madera más cerca de un pie que del otro.
Anotar el pie elegido espontáneamente. Se repite la prueba varias veces para cerciorarse de la constancia.
Con la mano o el pie devolvemos el tejo al niño, pidiéndole que lo patee apenas lo reciba. Ello supone que
el examinador sea capaz de arrojar el tejo correctamente en la dirección del niño.
Anotamos D, I o = según el resultado. Por lo general, a medida que se desarrolla el ensayo, la elección
queda clara. Pero naturalmente hay que tener en cuenta que en un niño particularmente entrenado (por
ejemplo, en jugar fútbol), la posibilidad de patear con ambos pies puede revelar un nivel más elevado. En
el adulto, ello estará en relación con el adiestramiento deportivo. En los niños de edad escolar, esa
ambivalencia se encuentra raras veces en los casos en que el predominio esté muy bien establecido.

VI. Normas de calificación


El establecimiento de la fórmula de predominio consiste en registrar, siempre en el mismo orden, el
predominio para los 6 puntos:
Mano : rapidez – diadoco
Ojo : sighting – puntería
Pie : rayuela – shooting

Esto permite una lectura rápida de la fórmula individual.

Índice de predominio manual


Este índice se establece por los tiempos de dar las cartas, según la fórmula:

tiempo I tiempo D
tiempo mano dominante

Los índices positivos marcan el dextrismo, los negativos la zurdera. El índice 0 marca la ambidexteridad.
De 6 a 14 años obtuvimos índices desde -1,5 hasta +1,6.
Conviniendo en que la ambidexteridad se define por los índices entre + 0,3 y – 0,3, se obtiene la
distribución dada por el cuadro 1.

CUADRO 1
Distribución de los índices de predominio manual en la prueba de cartas

Edad Número de Índices < -0,3 de-0,3 a + 0,3 Índices > +0,3
sujetos (zurdos) (ambidextros) (diestros)

6 años 22 1 (5%) 52” 5


7 años 38 3 (8%) 42” 8

5
8 años 38 23” 39” 8
9 años 41 18” 31” 7
10 años 39 18” 29” 2
11-12 años 66 15” 26” 14
13-14 años 61 14” 21” 8
La distribución de naipes considerada como prueba de rapidez
Es interesante conocer los tiempos promedio de cada edad y para cada mano, según que se trate de
diestros, zurdos o ambidextros. Así se podrá confrontar los tiempos obtenidos por un niño con los
promedios obtenidos por los niños de su edad, lo cual permitirá saber si el tiempo de la mano dominante
corresponde a la edad real del niño o a su edad mental; y además, si la diferencia entre los tiempos de
ambas manos corresponde al término medio de la edad en cuestión. El cuadro 2 presenta las normas
diferenciales para los sujetos zurdos, diestros y ambidextros, según la edad.

CUADRO 2
Normas de tiempo en la prueba de repartición de las 32 cartas

Tiempo medio de los Tiempo medio de los Tiempo medio de los


diestros zurdos ambidextros
Edad
N Mano Mano N Mano Mano N Mano Mano
D I D I D I
6 años 12 36” 52” 5 51” 36” 6 53” 55”
7 años 25 29” 42” 8 41” 30” 7 36” 38”
8 años 24 23” 39” 8 33” 25” 7 36” 34”
9 años 25 18” 31” 7 29” 22” 9 29” 28”
10 años 27 18” 29” 2 27” 17” 10 29” 30”
11-12 años 49 15” 26” 14 27” 16” 3 23” 23”
13-14 años 48 14” 21” 8 19” 13” 5 23” 21”

Mirando el cuadro 2 comprobamos que los zurdos no son más lentos que los diestros. La mano
dominante de los zurdos (izquierda) es tan rápida como la dominante de los diestros (derecha).
Los ambidextros, en cambio, son por lo general muy lentos; sus tiempos corresponden, grosso modo, a
los de la mano no dominante de los niños lateralizados.
Para tener una medida de la dispersión de los resultados en cada edad, hemos establecido la mediana y
los valores Q1 - Q3 para cada mano (cuadro 3). Considerando sólo a diestros y zurdos, las distribuciones

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correspondientes a la mano dominante y a la no dominante, se diferencian evidentemente mejor, sobre
todo para los primeros grupos de edad examinados.

CUADRO 3
Valores de las medianas, de los cuartiles 1 y 3 de la prueba de distribución de cartas (excluyendo a los ambidiestros)

Mano dominante Mano no dominante


Número de
Edad Dispersión Dispersión
sujetos Mediana Mediana
(Q1 - Q3) (Q1 - Q3)
6 años 17 35 +/- 3 32 – 38 50 +/- 5,5 45 – 56
7 años 33 28 +/- 4 26 – 34 40 +/- 5,5 35 – 46
8 años 32 24 +/- 1,5 18 – 27 34 +/- 4,5 31 – 40
9 años 32 19 +/- 2 17 – 21 32 +/- 4 27 – 35
10 años 29 18 +/- 2 16 – 20 30 +/- 2 27 – 31
11-12 años 63 15 +/- 1,5 14 – 17 26 +/- 4 22 – 30
13-14 años 56 14 +/- 1,5 12 – 15 24 +/- 2,5 20 – 25

VII. Cualidades de medición y clínicas


El problema de la fidelidad no se plantea aquí de la misma manera como para las pruebas de eficiencia. Se
trata en efecto de hacer una comprobación directa, con ayuda de tests muy similares a las pruebas
neurológicas. Haremos tres observaciones:
1. Esas pruebas, de tipo neurológico, ofrecen a menudo ciertas dificultades para la notación; la
comprobación no siempre es fácil, y el experimentador necesita cierta ejercitación para la notación
cualitativa de algunos puntos, sobre todo cuanto a la diadococinesia y la rayuela.
2. Dado que la fórmula de predominio varía estadísticamente en función de la edad, los resultados
pueden no ser fieles para un individuo determinado en el transcurso de su desarrollo, en caso de que
su predominio homogéneo derecho no esté establecido desde la infancia.
3. Finalmente, una de las pruebas de la batería, la distribución de naipes, da lugar a la medición de un
rendimiento; y como es el rendimiento comparativo de ambas manos el que sirve para determinar el
índice del predominio manual y la notación cualitativa (derecha, izquierda o ambidextra), podría
comprobarse la fidelidad de ese rendimiento.

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Es evidente que un sujeto calificado como “ambidextro” por esa prueba, si mejora levemente el
rendimiento de una sola mano, puede cambiar de categoría en muy poco tiempo. Por ejemplo: Si en
lugar de dos segundos de diferencia entre los tiempos de ambas manos, hay 3 ó 4 segundos, será
anotado como diestro o zurdo en lugar de ambidextro. Hay que ser prudente, pues, en la estimación de
un resultado individual poco diferenciado.

VIII. Sensibilidad
Esta batería es obviamente mucho menos sensible que aquellas que traen un gran número de pruebas.
Como la fórmula descriptiva se calcula sobre la base de tan sólo seis pruebas, se sobreentiende que se
mezclan en sus resultados sujetos que serían diferenciados unos de otros con una batería más
importante. Ya hemos dicho por qué nos hemos limitado a esas seis pruebas, pero es evidente que las
razones de comparación de grupos que nos han guiado no son valederas para exámenes individuales y
que la limitación de la batería favorece poco la sutilidad y precisión de los resultados obtenidos, tales
como a veces deseamos establecerlos en exámenes de sujetos que plantean problemas específicos.
Para lograr una mayor precisión en los resultados individuales creemos actualmente que sería cuestión de
agregar, al menos una prueba a cada nivel anatómico estudiado de las que se encuentran en la batería
original:
1. Para la mano: una prueba de fuerza (dinamómetro) – notación de la mano más fuerte;
2. Para el ojo: la prueba de convergencia ocular – notación del ojo que permanece más tiempo;
3. Para el pie: una prueba combinada de equilibrio y fuerza: subir a un taburete sin ayuda de los brazos.
Notación del pie elegido para subir.
La 3º prueba de cada nivel reforzaría la indicación obtenida por una de las otras dos en caso de
discordancia y haría inclinar la notación hacia el lado que prevalecería entonces dos veces de tres.

IX. Validez
Cabe exponer aquí lo que se entiende por validez de una batería de pruebas de ese tipo:
1. Predominio manual
En nuestra colaboración con el doctor Ajuriaguerra, en un principio tuvimos la impresión de que
nuestras pruebas no eran válidas en la medida en que el predominio, sobre todo el manual, que
establecimos para tal o cual niño, no se hallaba confirmado ni por la anamnesis ni por las pruebas
neurológicas de tonicidad muscular, ni por otros tests motores o psicomotores cuyos resultados fueron
expuestos por nuestros colegas. Dentro del grupo consultado éramos a veces los únicos que
afirmábamos que tal niño era zurdo o ambidextro.
Retomaremos uno por uno esos puntos principales:
a) Concordancia con la anamnesis. Conocemos las dificultades que a veces existen en precisar ciertos
puntos de la historia individual del niño que estamos examinando y en obtener, además, informes
exactos sobre los demás miembros de su familia. Con todo, creemos que se debe tratar de obtener
esos informes. Porque es obvio que un niño conocido por la familia como zurdo desde la infancia
no es exactamente lo mismo que uno cuya zurdera (revelada en el recinto del laboratorio) nunca
fue evidente para la familia. Además, un niño zurdo reeducado, según los procedimientos aplicados
y las edades en que se llevó a cabo la reeducación, no será lo mismo que un zurdo no reeducado ni
en el ambiente familiar ni en el escolar. Sean cuales fueren nuestros resultados, los informes
obtenidos por la anamnesis deben permitir establecer varias categorías de sujetos que luego
deberían compararse con las nuestras. Desde el punto de vista clínico hay que tener presente que
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el informe obtenido por la anamnesis es tan importante como el brindado por el test. En el hecho a
veces difieren, pero ello prueba que no podemos prescindir ni de la anamnesis ni del test; veremos
más adelante por qué.

b) Concordancia con las pruebas neurológicas (extensibilidad de los miembros). Estas pruebas,
practicadas por el Dr. Ajuriaguerra, consisten en explorar, al nivel de puño, codo y hombro, la
extensibilidad comparativa de los dos miembros superiores. En principio, un sujeto diestro tiene
una menor extensibilidad a la derecha debido a una mayor tonicidad muscular residual, sucediendo
ello a partir de los 4-5 años de edad.
Lo que atestigua ese examen neurológico debe estar, pues, en relación con las actividades
habituales. Un sujeto, aunque haya sido zurdo o lo sea todavía algo, y a quien se le obligó a
emplear la mano derecha, podrá mostrar un tono residual más marcado hacia el lado que se ha
hecho dominante. En realidad, las cosas son infinitamente complejas y hay a veces discordancias
extremas y otras veces tan poca diferencia que, si se calculara un índice global de tonicidad
muscular en los distintos niveles anatómicos, se obtendría a menudo índices de una leve
lateralización. En ciertos casos, sin embargo, la diferencia es muy nítida. Éstos son casos de
evolución enteramente normal de un diestro homogéneo, o de una afección neurológica selectiva
que haya dejado a medio cuerpo, derecho o izquierdo, con una hiperextensibilidad patológica en l
nivel de las articulaciones estudiadas.
De todos modos, hay que retener de esos exámenes neurológicos:
 Que hay grandes variaciones individuales y a menudo grandes discordancias según los niveles
estudiados;
 Que muchas veces, en los casos declaradamente patológicos, existe la posibilidad de que los
informes obtenidos hagan intervenir una dimensión distinta y que esté en relación con la
utilización habitual de una mano.

Si existe una disparidad entre nuestro examen y el neurológico, ello demuestra, también en este
caso, que no se puede prescindir ni del uno ni del otro. Sólo si hubiese una concordancia
permanente, se podría optar por el procedimiento más rápido y elegir uno de los dos.
A veces el niño ya se muestra diestro ante nosotros, o por lo menos ambidextro, mientras aún está
en tren de reeducación para la derecha, después de un accidente encefalopático que le produce
una hiperextensibilidad aún marcada del lado derecho. Los consejos educativos dependen
entonces de los niveles motor y mental del niño, de su edad real y también de su integración
afectiva. Conviene ser prudente al extremo, y la decisión sólo ha de tomarse luego de un examen
neurológico detenido, practicado por el especialista (neuropsiquiatra de niños).

c) Concordancia con los demás tests motores o psicomotores. Hasta la fecha era una cosa encontrar
en Francia un sujeto completamente zurdo, aun para escribir. Como la tendencia de no oponerse a
la zurdera era cada vez más marcada en la educación familiar e incluso en la escolar, encontramos
ya en 1953 un número mucho más elevado de niños zurdos, no reeducados a propósito, que
durante el año 1950. Tal vez esto se deberá al azar de la contrastación.
Las actividades motrices que les proponemos a la gran mayoría de los niños, con las baterías
clásicas de tests motores, al ser comparables a las aprendidas en el ambiente familiar o escolar, los

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resultados, relacionando los de la mano derecha con los de la izquierda, son mejores los del lado
derecho en cuanto a estilo o eficiencia.
La actividad de distribuir naipes con la mayor velocidad no suele haberse aprendido ni ser habitual.
Por eso existe poca concordancia entre ella y los resultados de todo lo que sea manejo de lápiz,
pluma u otro instrumento de uso más o menos corriente. Además, esa prueba, en un estudio
sistemático de las relaciones existentes entre la rapidez de ejecución y el predominio tanto manual
como global, se ha mostrado sensible en cuanto al tipo de preponderancia.
Este último punto nos parece justificar enteramente la utilización de la prueba y su valor
diagnóstico. Se presenta pues como irremplazable, aportando un informe que no brinda ninguna
otra de aquellas que se proponen a los niños con los demás tests motores; y un informe que es
precisamente aquel que deseamos obtener puesto que la ejecución de la tarea misma está muy
influida por el predominio.
En conclusión, si los resultados obtenidos con respecto al predominio manual en la primera prueba
no están de acuerdo con la anamnesis, ni con el examen neurológico, ni con los demás tests
motores, si no aparecen en muchos casos validados estadísticamente según ese acuerdo, entonces
son más importantes y valiosos aún, ya que nuestro estudio sistemático del predominio tiene en
efecto, el objeto de discernir una fórmula motriz que ha podido desempeñar un papel importante
en el transcurso de la evolución del niño.
La segunda prueba, la de diadococinesia, no plantea ningún problema de validez. Ya hemos
señalado que la comprobación que se trata de hacer es delicada y presupone cierto entrenamiento.

2. Predominio ocular
Existen en la literatura bastantes controversias respecto de la validez del examen del predominio
ocular mediante las pruebas de sighting y puntería. La crítica que se ha hecho a la prueba del sighting
es que estaría demasiado influida por factores de motilidad, en particular por la disposición tónica, y
que ella no nos informaría a ciencia cierta sobre el “verdadero” predominio ocular, vale decir en el
plano de los hemisferios cerebrales. Para verificar ese predominio ocular “verdadero” se han
propuesto tests más exactos, especialmente el “Phi-test” de Jasper.
Por nuestra parte, aplicamos la prueba del sighting a gran cantidad de niños normales y enfermos,
después de conocer esas críticas; seguimos creyendo que la notación hecha sobre esa base es una
medida valedera y necesaria para nuestros propósitos; en efecto, nos interesa saber si el predominio
ocular puede cambiar en función de ciertas disposiciones posturales; por ejemplo, si se produce un
cambio del ojo director en función de la mano utilizada. Porque en la mayoría de los casos, en el
examen de un niño será muy importante saber si en el transcurso de las actividades que debe llevar a
cabo, habrá una adaptación motriz estable y bien estructurada. En tal caso, sea cual fuere la
solicitación inducida a propósito en el experimento, reaccionará de una manera constante, estable, si
el predominio ocular está fuertemente establecido. De no ser así, la respuesta será variable en función
de la solicitación: siendo el ojo director el derecho cuando la mano derecha está en juego y el izquierdo
cuando actúa la izquierda. Es esto lo que interesa saber y lo que se valora:
a) Por el estudio genético que nos ha mostrado que la ambivalencia, la indiferenciación del
predominio ocular, es realmente muy rara a partir de los 13-14 años en los normales;
b) Por la patología, donde se encuentra mucho más tarde una indiferenciación del predominio ocular,
en el sentido de nuestra prueba.

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En la prueba de puntería interviene la movilidad palpebral; el niño que no sepa cerrar uno de los ojos,
acercará el orificio del tubo al lado del ojo que permanece abierto. La posibilidad de cerrar un ojo con
la mano tal vez no aporte una mayor seguridad de elección, porque podría ser simplemente la mano
libre la que determine la elección homolateral del ojo a cerrar. En realidad no es una prueba de
predominio ocular propiamente dicho, sino del predominio de la movilidad facial al nivel de los ojos, lo
cual implica las mismas ventajas y también los mismos inconvenientes como los que se han señalado
respecto de la prueba del sighting.

3. Predominio al nivel de los miembros inferiores


Hemos estudiado el predominio del miembro inferior, dado que sabemos que desde el punto de vista
neurológico, en un sujeto normal con predominio homogéneo derecho, la lateralización del miembro
inferior es igualmente derecha desde el punto de vista de la extensibilidad al nivel de las articulaciones.
No obstante, los problemas de psicomotricidad y de organización perceptiva motriz que habitualmente
se le plantean al psicólogo infantil, ponen en primer plano el estudio de los predominios ocular y
manual, aisladamente o en sus relaciones mutuas. Por eso no hemos estudiado sistemáticamente el
predominio al nivel del miembro inferior.
En cuanto a la validez de esa notación señalamos que nunca hemos encontrado un desacuerdo entre
nuestros apuntes y el conocimiento que el niño mismo tenía del pie con el cual prefería saltar y patear
la pelota, salvo los casos excepcionales en que no indicaba preferencia alguna, mientras que a nosotros
se nos presentaba.

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BATERÍA DE PREDOMINIO LATERAL
(Nadine Galifret-Granjon)

HOJA DE REGISTRO

Nombres y Apellidos: …………………………………………………………………………………………………………………………………...


Edad: …………………………………. Grado escolar: ………………………………. Fecha: ……………………………..

a. Cortar
b. Barajar
(Se anota el tiempo empleado y la mano activa en cada caso)

1. Rapidez 1 ………… 3 ………… 5 …………


2 ………… 4 ………… 6 …………

2. Diadoco Mano activa : …………………………………

Mano dominante: Derecha ………… Izquierda ………… Ambidextra …………

1 ………… (ojo director)


3. Sighting 2 ………… (se usa la mano opuesta al ojo director)
3 ………… (se usa la otra mano)

4. Puntería Ojo elegido: ………………………………….

Ojo dominante: Derecho ………… Izquierdo ………… Ambivalente …………

5. Rayuela Pie elegido: ……………………………………

6. Shooting Pie elegido: ……………………………………

Pie dominante: Derecho ………… Izquierdo ………… Ambivalente …………

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