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Ficha didáctica – FILOSOFÍA

Profesora Valeria Alvez Fiorelli

2º Bachillerato Arte y Expresión – Año 2019

CLAUDIO PTOLOMEO ¡Bienvenid@ mi pequeñ@ filósof@! Una vez más te invito a que juntos
sigamos pensando, ejercitándonos, recorriendo, y haciendo en este gimnasio del
pensar, una cuestión que puede parecer a nuestras experiencias tan obvia como
incuestionable en ocasiones, o como ya hemos visto antes, cuestionada
¿Quién era Claudio Ptolomeo? ¿Por qué
completamente: la experiencia de conocer.
este señor asiste también a nuestro
encuentro? Esto es lo primero que
¿Desde dónde y cómo seguiremos recorriendo este camino? ¡Vamos a
vamos a investigar. Para saber un poco descubrirlo junt@s!
más sobre él, te dejo el siguiente link:
http://museovirtual.csic.es/salas/magneti
smo/biografias/ptolomeo.htm

Insólito: Terraplanistas se reunirán en una localidad de Argentina llamada Colón


23 FEBRERO 2019
Por CÉSAR MUÑOZ

En serio. Por anacrónico que parezca, realizarán el Primer Encuentro Nacional e Internacional de Terraplanistas en Argentina.
• Por insólito que parezca, los Terraplanistas continúan existiendo, e incluso tendrán su primer encuentro
internacional en la localidad de Colón, ubicada Argentina.
A pesar de toda la evidencia científica sobre el hecho de que la tierra es redonda, este movimiento continúa
existiendo. Se podría decir que la esta creencia rebrotó con la llamada organización internacional 'Flat Earth
Society', que se formó en 1956 en los Estados Unidos.
No solo niegan que la tierra sea redonda, sino que también niegan explícitamente la teoría del Big-Bang. En fin,
como no es suficiente negar los hechos, ahora se reunirán en la ciudad de Colón, Argentina. La misma lleva
el apellido del navegante y cartógrafo Cristóbal Colón que, el 12 de octubre de 1492, llegó a la isla de Guanahani,
actualmente en las Bahamas. Básicamente el gran precedente para asegurar que la tierra es redonda.
Según explicaron los organizadores, en los dos días que durará el encuentro se realizarán charlas a cargo de
"científicos", exposiciones y shows de bandas musicales. Desde el Municipio de Colón oficializaron que,
efectivamente, el evento se realizará:
"En el Lago y Complejo Polideportivo Municipal, los días 2 y 3 de marzo, tendrá lugar el 1º Encuentro Nacional e
Internacional de Terraplanistas. El municipio pone a disposición el espacio público para dicho evento, el cual
contará con la presencia de personas de nuestro país, pero también de países como Chile, España y Estados
Unidos".
Si te parece insólita esta noticia, no eres el único. Google anunció el año pasado que Maps comenzaría a mostrar
que la Tierra es redonda, precisamente para eliminar el mito de que es plana.

Fuente de la noticia: https://www.fayerwayer.com/2019/02/terraplanistas-argentina/


¡Sí! Estás leyendo perfectamente. A menos que… ¿tus sentidos te estén
engañando?
Asumiendo que no es el caso, la fecha de la noticia es efectivamente la que se
señala, es nuestro año, nuestro siglo. ¿Habías escuchado ya sobre este
“movimiento terraplanista”? ¿Te genera sensaciones? ¿Cuáles?
¿Concuerdas con el autor de la noticia en que el hecho que se señala es “insólito”? ¿Por qué?
Al final de la noticia, se señala que Google, una reconocida empresa de internet que maneja,
organiza y difunde una importante cantidad de información, alarmada por los hechos,
comenzaría a través de una de sus aplicaciones a difundir imágenes que contradigan la teoría
terraplanista. ¿Es esto para ti una garantía irrefutable de que la tierra no es plana? ¿Por qué?

Y RESULTA QUE ANTES ÉRAMOS EL CENTRO,

PERO PARECE QUE LO PERDIMOS…

«Antes del Renacimiento el cosmos y la sociedad humana se presentaban bajo la figura de un orden
finito, en donde cada cosa tenía su sitio determinado según relaciones claramente fijadas en referencia
a un centro. . . El universo medieval estaba constituido por dos niveles de ser completamente distintos,
sujetos cada uno a leyes propias. El mundo sublunar, es decir, la Tierra, obedecía a ciertas leyes
expuestas por Aristóteles y continuadas en lo esencial por la física medieval. El mundo sublunar estaba
rodeado por siete esferas. En cada una, una partícula de materia constituía un cuerpo celeste. . . Estas
siete cáscaras, concéntricas las unas respecto a las otras, correspondían a las órbitas que describían en
torno de la Tierra, según la astronomía ptolemaica, los cincos planetas conocidos entonces, la Luna y el
Sol.

Más allá de la séptima, estaba la última esfera. Era la esfera de las estrellas fijas en la cual podíamos
encontrar todas las luminarias celestes. ¿Y más allá? Más allá, sólo la presencia de Dios. El mundo físico
tiene pues un límite preciso.
[…] Igual que el mundo celeste, igual que el mundo geográfico, la sociedad se ordena respecto de un centro
político y uno espiritual: la doble potestad de la corona y de la tiara.
Pues bien, en el Renacimiento asistimos a la ruptura de ese mundo ordenado según un centro y una
periferia. Pensemos primero en la transformación del mundo físico.
Desde mediados del siglo XV. . . Copérnico anuncia la ruptura del modelo arquitectónico de un mundo
cerrado. La Tierra deja de ocupar el lugar central, en él se coloca la masa incandescente del sol. Al
desaparecer el antiguo centro, las esferas concéntricas estallan como cáscaras vacías. Los planetas son
otros tantos cuerpos que vagan en el vacío en torno a la hoguera central. Copérnico cree que la esfera de
las estrellas fijas no está limitada, sino que se extiende indefinidamente hacia lo alto. . .
A finales del siglo XVI, Giordano Bruno describe con entusiasmo la figura de un mundo infinito, sin centro
ni periferia.
Ni la tierra ni ningún otro mundo está en el centro… Esto ¿Sabías que…?
es verdadero para todos los demás cuerpos. Desde puntos
GIORDANO BRUNO fue un
de vistas diferentes, todos pueden ser vistos como centros filósofo italiano del siglo XVI,
o como puntos de la circunferencia, como polos o como considerado uno de los espíritus
zenits. más inquietos e indomables de la
Europa de su tiempo. Fue un gran
Siguiendo esa línea de pensamiento, asalta a Bruno una idea del todo interesado de la literatura
científica, lo cual le llevó a
extraña para la época: ¿por qué no pensar que aquellos puntos que se
adherirse a la nueva astronomía
suponían fijos en una esfera no fueran otros tantos soles vagando en el de Nicolás Copérnico. Bruno
espacio vacío, acompañados tal vez de su corte de planetas? “De manera rechazaba como Copérnico que
que no hay un solo mundo, una sola tierra, sino tantos mundos cuantas la tierra fuera el centro del
estrellas luminosas vemos en tornos nuestro.” cosmos. ¿Cómo terminó esto?
Con Bruno quemado en la
A la concepción antigua del cosmos empieza a reemplazarla, desde el siglo
hoguera, sentenciado por el
XVI, la figura de un mundo abierto, espacio que se extiende al infinito. . . tribunal de la Santa Inquisición
sin límites ni centro. Y en ese océano infinito se desplazan unos cuerpos Romana.
minúsculos, flotando en el vacío; en uno de ellos nos encontramos
nosotros. Frente a la imagen acogedora de un mundo cerrado, en el cual el
hombre se encuentra inmóvil, en el centro, nos encontramos ahora con el
pensamiento de un espacio inconmensurable, en el cual navegamos en una
pequeña partícula, sin saber a dónde vamos. Lo que en Nicolás de Cusa y
en Giordano Bruno era entusiasmo por la infinita grandeza del universo,
unos años después en Kepler, será motivo de espanto:

Este pensamiento [la infinitud del universo] lleva consigo no sé qué horror
secreto; en efecto, nos encontramos errando en esta inmensidad a la que se le
niega todo límite, todo centro, y por ende todo lugar determinado.»
Puedes investigar más en:
https://www.nationalgeographic.c
om.es/historia/grandes-
Luis Villoro, El pensamiento Moderno, 1992 reportajes/giordano-bruno-el-
filosofo-que-desafio-a-la-
inquisicion_7273/3

Bueno, mi pequeñ@ filósof@, supongo que estarás un poco exhaust@ (o no) en este previo calentamiento de uno
de los ejercicios más preciosos de nuestro espíritu… (¿será?) Bien, el caso es que pretendo y ansío que sientas el
esfuerzo que ello implica y que encuentres el disfrute de cierta forma. Respira un poco, hondo, vuelve a leer si es
necesario, y responde:

➢ ¿A qué se refiere Villoro cuando habla de “astronomía ptolemaica”? ¿Te suena familiar? ¡Anímate a
realizar un dibujo basándote en la descripción que el propio autor hace de la misma!
➢ ¿Qué entiendes tú por “perder el centro”? ¿A qué otras esferas se asocia la pérdida del centro en el texto
de Villoro?
➢ ¿Has escuchado hablar de la Revolución Científica? Si no es así, o si has escuchado, pero sabes poco
sobre el tema, te invito a que investigues un poco sobre dicho proceso, y quizás entiendas aún más de qué
va todo esto…
➢ ¿Qué motivos podrían haber llevado a las personas de la época medieval, que creían que la tierra era el
centro, a perpetuar dicha concepción del mundo? ¿Qué se te ocurre si tú mism@ te imaginaras viviendo
dicho momento?
¡Oh, mi pequeñ@ filósof@! Sin dudas (aunque existenciales, siempre…) que espero a estas alturas ya
hayas entrado en calor.

¿De qué vamos hasta este momento? Recapitulemos junt@s, y pensemos:

Resulta que ahora parece que no podemos concebir, o que concebimos “insólita” la idea de que la
Tierra sea plana, y más aún, la idea de que sea el Sol quien gire a su alrededor y no al revés. Pero vimos,
mi filósof@, que, durante un largo período de tiempo en la historia, esta idea fue “moneda corriente”,
obviedad, conocimiento absoluto, certeza firme… que en algún momento “¡boom!”, dejó de ser. ¡Todo
se dio vuelta! Y me pregunto, te pregunto, ¿es justo tratar la misma idea de mundo en aquellos siglos
medievales a como se está tratando ahora? ¿Tú qué piensas? ¿En qué se apoyarían aquellos sujetos,
que, en su momento, estuvieron tan convencidos de que el sol y las estrellas eran quienes se movían y
no ellos sobre la tierra?

Creo que para reflexionar esta cuestión nos sería de mucha ayuda indagar en los argumentos que los
“terraplanistas” actuales esbozan para defender sus ideas, y poder así tener una visión más completa
del panorama para poder emitir opinión alguna. ¡Como siempre mi pequeñ@ filósof@, antes de opinar,
hay que informarse! ¡No lo olvides!

UNA CUESTIÓN DE PERCEPCIÓN …. ¿Una cuestión de percepción?

Resulta que mientras tú estás meditando qué postura


adoptar (si es que ya no la adoptaste), un hombre, pequeño
gran filósofo, como tú lo estás siendo y haciendo en este
momento, vivenciaba todo el “gran” cambio de la
concepción cosmológica del mundo que comprendió los
siglos XV, XVI y XVII. Estamos hablando de René Descartes.
¿Quién era René Descartes? ¿O quién es? Porque resulta que
lo he invitado a nuestro encuentro, y quiero que ahora
dialogues largo rato con él. Al menos que lo escuches, y te
abras a su encuentro… Ah, sí, es el señor que está mirándote
fijamente a nuestra derecha.

Te toca a ti, pequeñ@ filósof@, investigar un poco más


sobre las vicisitudes de la existencia de René. Yo por mi
parte, me encargo de invitarlo, traerlo, y hacer que hable
contigo. Lo demás, corre por tu cuenta…
«El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, pues cada cual piensa que posee tan buena provisión de él,
que aún los más descontentadizos respecto a cualquier otra cosa, no suelen apetecer más del que ya tienen. En lo cual
no es verosímil que todos se engañen, sino que más bien esto demuestra que la facultad de juzgar y distinguir lo
verdadero de lo falso, que es propiamente lo que llamamos el buen sentido o razón, es naturalmente igual en todos los
hombres; y, por lo tanto, que la diversidad de nuestras opiniones no proviene de que unos sean más razonables que
otros, sino tan sólo de que dirigimos nuestros pensamientos por derroteros diferentes y no consideramos las mismas
cosas. No basta, en efecto, tener el ingenio bueno; lo principal es aplicarlo bien.
. . . Por mi parte, nunca he creído que mi ingenio fuese más perfecto que los ingenios comunes; hasta he deseado
muchas veces tener el pensamiento tan rápido, o la imaginación tan nítida y distinta, o la memoria tan amplia y presente
como algunos otros.
. . . Pero, sin temor, puedo decir que creo que fue una gran ventura para mí el haberme metido desde joven por ciertos
caminos, que me han llevado a ciertas consideraciones y máximas, con las que he formado un método, en el cual
paréceme que tengo un medio para aumentar gradualmente mi conocimiento y elevarlo poco a poco hasta el punto más
alto a que la mediocridad de mi ingenio y la brevedad de mi vida puedan
¡¿Un método?! permitirle llegar. Pues tales frutos he recogido ya de ese método que aún
cuando en el juicio que sobre mí mismo hago procuro siempre inclinarme del
lado de la desconfianza mejor que del de la presunción, y aunque al mirar
con ánimo filosófico las distintas acciones y empresas de los hombres no
hallo casi ninguna que no me parezca vana o inútil, sin embargo, no deja de
producir en mí una extremada satisfacción el progreso que pienso haber
realizado ya en la investigación de la verdad, y concibo tales esperanzas
En su discurso, Renato menciona haber para el porvenir que si entre las ocupaciones que embargan a los hombres,
formado un método, ¿cuál será el puramente hombres, hay alguna que sea sólidamente buena e importante,
método de Descartes? ¿Un método para me atrevo a creer que es la que yo he elegido por mía.
qué? ¡Ve a investigarlo! Puede ser, no obstante, que me engañe, y acaso lo que me parece oro puro
y diamante fino no sea sino un poco de cobre y de vidrio. Sé cuán expuestos
estamos a equivocarnos cuando de nosotros mismos se trata, y cuán sospechosos deben sernos también los juicios de
los amigos que se pronuncian en nuestro favor. Pero me gustaría dar a conocer en el presente discurso los caminos
que he seguido y representar en ellos mi vida como en un cuadro, para que cada cual pueda formar su juicio. . . Mi
propósito, pues, no es el de enseñar aquí el método que cada cual ha de seguir para dirigir bien su razón, sino sólo
exponer el modo como yo he procurado conducir la mía.»

Descartes, René, Discurso del Método, pp. 29-30

¡La primera impresión!


¡Pequeñ@ filósof@! ¿Qué tal tus primeras palabras cruzadas con René? Permíteme ayudarte en este diálogo. Te
sugiero que luego de una primera lectura, y a medida que avance tu conversación con el señor francés, identifiques
aquellas palabras, extrañas a ti, que él utiliza, e investigues sobre su significado. Pues recuerda, para que el diálogo
adquiera sentido, debemos tratar de acercarnos, cuanto más podamos, a lo que el otro nos quiere decir.
Pensemos:
¿A qué se referirá Descartes cuando habla del “buen sentido”? ¿Qué se te ocurre?
¿Cómo comprendes la afirmación de Descartes: “No basta. . . Tener el ingenio bueno; lo principal es aplicarlo
bien”?
“Escuchando” sus primeras palabras dirigidas hacia ti… ¿cuál crees que sea la preocupación de Descartes?
¿Qué será aquello que lo moviliza a hablarte?
¿Consideras que sus primeras palabras se relacionan de alguna forma a lo que hemos venido estudiando en
el curso? ¿En qué sentido podrías relacionarlo?
«Desde mi niñez fui criado en el estudio de las letras, y como me aseguraban que por medio de ellas se podía adquirir
un conocimiento claro y seguro de todo cuanto es útil para la vida, sentía yo un vivísimo deseo de aprenderlas. Pero
tan pronto como hube terminado el curso de los estudios, cuyo remate suele dar ingreso en el número de los hombres
doctos, cambié por completo de opinión. Pues me embargaban tantas dudas y errores, que me parecía que, procurando
instruirme, no había conseguido más provecho que el de descubrir cada vez más mi ignorancia. Y, sin embargo, estaba
en una de las más famosas escuelas de Europa, donde pensaba yo que debía haber hombres sabios, si los hay en
algún lugar de la Tierra. Allí había aprendido todo lo que los demás aprendían; y no contento aún con las ciencias que
nos enseñaban, recorrí cuantos libros pudieron caer en mis manos referentes a las ciencias que se consideran como
las más curiosas y raras. Conocía, además, los juicios que se hacían de mi
persona, y no veía que se me estimase en menos que a mis condiscípulos, Pensemos…
entre los cuales algunos había ya destinados a ocupar los puestos que • ¿Por qué le “embargarían” a René
dejaran vacantes nuestros maestros. Por último, parecíame nuestro siglo tan tantas dudas y errores?
floreciente y fértil en buenos ingenios como haya sido cualquiera de los • ¿Te sucede lo mismo a ti, ahora
precedentes. Por todo lo cual me tomaba la libertad de juzgar a los demás que estás tan cerca de terminar
por mí mismo y de pensar que no había en el mundo mejor doctrina alguna tus estudios superiores de
bachillerato? ¿Por qué crees que
como la que se me había prometido anteriormente.
es así? Y suponiendo que no son
. . . Pero creía también que ya había dedicado bastante tiempo a las lenguas las mismas dudas que embargan
e incluso a la lectura de los libros antiguos y a sus historietas y a sus fábulas. al señor René, ¿tienes otro tipo
Pues es casi lo mismo conversar con gentes de otros siglos que viajar. de “dudas” o sensación de estar
Bueno es saber algo de las costumbres de otros pueblos para juzgar las del “en el error”? Si así es, ¿en qué
propio con mejor acierto, y no creer que todo lo que sea contrario a nuestras sentido?
• Si hipotéticamente, por algún
modas es ridículo y opuesto a la razón, como suelen hacer los que no han
evento asombroso y fuera de lo
visto nada. Pero el que emplea demasiado tiempo en viajar acaba por habitual, se comprobara que
tornarse extranjero en su propio país; y al que estudia con demasiada todos los conocimientos que
curiosidad lo que se hacía en los siglos pretéritos ocúrrele de ordinario que hasta ahora tienes por seguros e
permanece ignorante de lo que se practica en el presente. indudables, son ficticios, falsos,
producto de una ilusión armada
. . . Así, pues, tan pronto como estuve en edad de salir de la sujeción en que
“por otros”, un cuento mágico
me tenían mis preceptores, abandoné del todo el estudio de las letras; y, que no tiene sustento alguno,
resuelto a no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mí mismo o en ¿cómo crees que actuarías?
el gran libro del mundo, empleé el resto de mi juventud en viajar, en ver ¿Podrías, como René en su
cortes y ejércitos, en cultivar la sociedad de gentes de condiciones y momento, “tomar” un camino
humores diversos, en recoger varias experiencias, en ponerme a mí mismo propio y solitario? ¿Por qué?

a prueba en los casos que la fortuna me deparaba, y en hacer siempre tales


reflexiones sobre las cosas que se me presentaban que pudiera sacar algún provecho de ellas. Pues parecíame que
podía hallar mucha más verdad en los razonamientos que cada uno hace acerca de los asuntos que le atañen, expuesto
a que el suceso venga luego a castigarle, si ha juzgado mal, que en los que discurre un hombre de letras, encerrado en
su despacho, acerca de especulaciones que no producen efecto alguno . . . Y siempre sentía un deseo extremado de
aprender a distinguir lo verdadero de lo falso, para ver claro en mis actos y andar seguro por esta vida.»

Descartes, René, Discurso del Método, pp. 31- 34

¡MOMENTO DE CREAR!
Te invito a que imagines, y narres, una situación
hipotética que pudiera darse en la actualidad, que tú
consideres podría llevar a los sujetos, incluso a ti mismo,
a un estado similar al de René Descartes. ¿Qué te
podría producir tal estado de “decepción”?
¡HORA DE UN BREVE RECREO, ESTIMAD@S FILÓSOF@S, VAMOS A JUGAR!

Te invito a que observes las siguientes imágenes, y anotes qué es lo primero que ves (por favor pequeñ@ filósof@,
sinceridad siempre…):

Muy bien, pequeñ@ filósof@, vamos a compartir ahora qué fue lo que viste en cada una.

¿Hay un problema aquí? ¿Cuál sería, si consideras que lo hay? Si crees que no lo hay, entonces sólo relata cómo viviste
la experiencia de observar cada imagen.
¿Has tenido esta misma sensación antes, en tu vida diaria?
¡Quiero que sigas jugando tú solo! Te dejo esta página web para que, al llegar a tu casa, ingreses y nos compartas a mí,
y al señor René, cuál fue tu experiencia: https://verne.elpais.com/verne/2016/01/27/articulo/1453897011_477533.html
¿Ahora sigues sin problemas?
«. . . Tiempo ha que había advertido que, en lo tocante a las costumbres, es a veces necesario seguir opiniones que
sabemos muy inciertas, como si fueran indudables, y esto se ha dicho ya en la parte anterior; pero deseando yo en esta
ocasión ocuparme tan sólo de indagar la verdad pensé que debía hacer todo lo contrario y rechazar como absolutamente
falso todo aquella en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si, después de hecho esto, no quedaría en
mi creencia algo que fuera enteramente indudable. Así, puesto que los sentidos nos engañan, a las veces, quise suponer
que no hay cosa alguna que sea tal y como ellos nos la presentan en la imaginación; … juzgué que yo estaba tan
expuesto al error como otro cualquiera, y rechacé como falsas todas las razones que anteriormente había tenido por
demostrativas; y, en fin, considerando que todos los pensamientos que nos vienen estando despiertos pueden también
ocurrírsenos durante el sueño, sin que ninguno entonces sea verdadero, resolví fingir que todas las cosas que hasta
entonces habían entrado en mi espíritu no eran más verdaderas que las ilusiones de mis sueños. Pero advertí luego
que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa;
y observando que esta verdad: “yo pienso, luego soy”, era tan firme y segura
Seré curios@... que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de
conmoverla, juzgué que podía recibirla, sin escrúpulo, como el primer principio
¿Te ha sucedido alguna vez de la filosofía que andaba buscando.
soñar algo, que, al despertar, Examiné después atentamente lo que yo era, y viendo que podía fingir que no
dudaras si lo que soñaste fue un tenía cuerpo alguno y que no había mundo ni lugar alguno en el que yo me
sueño o “lo real”? ¿Cómo encontrase, pero que no podía fingir por ello que no fuese, sino al contrario, por
podrías delimitar la diferencia lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las otras cosas, se seguía muy
entre un plano y el otro? ¿Cómo
cierta y evidentemente que yo era, mientras que, con sólo dejar de pensar,
la vivencias? ¿En qué cosas te
aunque todo lo demás que hubiera imaginado fuese verdad, no tenía ya razón
apoyas para diferencias el sueño
de la vigilia?
alguna para creer que yo era, conocí por ello que yo era una sustancia cuya
esencia y naturaleza toda es pensar, y que no necesita, para ser, de lugar
alguno, ni depende de cosa alguna material; de suerte que este yo, es decir, el alma por la cual yo soy lo que soy, es
enteramente distinta del cuerpo y hasta más fácil de conocer que éste, y, aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría
de ser cuanto es.
. . . Habiendo notado que en la proposición “yo pienso, luego soy”, no hay nada que me asegure que digo verdad, sino
que veo muy claramente que para pensar es preciso ser, juzgué que podía admitir esta regla general: que las cosas
que concebimos muy clara y distintamente no son todas verdaderas, pero que sólo hay una dificultad en notar cuáles
son las que concebimos distintamente.
Después de lo cual, hube de reflexionar que, puesto que yo dudaba, no era mi ser enteramente perfecto, pues veía
claramente que hay más perfección en conocer que en dudar; y se me ocurrió entonces indagar por dónde había yo
aprendido a pensar en algo más perfecto que yo; y conocí evidentemente que debía de ser por alguna naturaleza que
fuese efectivamente más perfecta. En lo que se refiere a los pensamientos, que en mí estaban, de varias cosas
exteriores a mí, como son el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros muchos, no me preocupaba mucho el saber de dónde
procedían, porque, no viendo en esos pensamientos nada que me pareciese hacerlos superiores a mí, podía creer
que, si eran verdaderos, eran unas dependencias de mi naturaleza, en cuanto que ésta posee alguna perfección, y si
no lo eran, procedían de la nada, es decir, estaban en mí, porque hay defecto en mí. Pero no podía suceder otro tanto
con la idea de un ser más perfecto que mi ser, pues era cosa manifiestamente imposible que la tal idea procediese de
la nada; y como no hay la menor repugnancia en pensar que lo más perfecto sea consecuencia y dependencia de lo
menos perfecto que en pensar que de nada provenga algo, no podía tampoco proceder de mí mismo; de suerte que
sólo quedaba que hubiese sido puesta en mí por una naturaleza verdaderamente más perfecta que soy yo, y poseedora
inclusive de todas las perfecciones de que yo pudiera tener idea; esto es, para explicarlo en una palabra, por Dios. A
esto añadí que, supuesto que yo conocía algunas perfecciones que me faltaban, no era yo el único ser que existiese
(aquí, si lo permitís, haré uso libremente de los términos de la escuela), sino que era absolutamente necesario que
hubiese algún otro ser más perfecto de quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto yo poseía; pues
si yo fuera solo e independiente de cualquier otro ser, de tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en participaba
del Ser perfecto, hubiera podido tener por mí mismo también, por idéntica razón, todo lo demás que yo sabía faltarme,
y ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente y, en fin poseer todas las perfecciones que
podía advertir en Dios.
. . . Además, tenía yo ideas de varias cosas sensibles y corporales, pues aún suponiendo que soñaba y que todo cuanto
veía e imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran verdaderamente en mi
pensamiento. Más habiendo ya conocido en mí muy claramente que la naturaleza inteligente es distinta de la corporal,
y considerando que toda composición denota dependencia, y que la dependencia es manifiestamente un defecto,
juzgaba por ello que no podía ser una perfección en Dios el componerse de esas dos naturalezas, y que, por
consiguiente, Dios no era compuesto; en cambio, si en el mundo había cuerpos, o bien algunas inteligencias u otras
naturalezas que no fuesen del todo perfectas, su ser debía depender del poder divino, hasta el punto de no poder
subsistir sin él un solo instante.
. . . Pero si hay algunos que están persuadidos de que es difícil conocer lo que sea Dios, y aún lo que sea el alma, es
porque no levantan nunca su espíritu por encima de las cosas sensibles y están tan acostumbrados a considerarlo todo
con la imaginación – que es un modo de pensar particular para las cosas materiales – que lo que no es imaginable les
parece no ser inteligible. Lo cual está bastante manifiesto en la máxima que los mismos filósofos admiten como
verdaderas en las escuelas. Y que dicen que nada hay en el entendimiento que no haya estado antes en el sentido, en
donde, sin embargo, es cierto que nunca han estado las ideas de Dios y del alma; y me parece que los que quieren
hacer uso de su imaginación para comprender esas ideas, son como los que para oír los sonidos u oler los olores
quisieran emplear los ojos; y aún hay esta diferencia entre aquéllos y éstos: que el sentido de la vista no nos asegura
menos de la verdad de sus objetivos que el olfato y el oído de los suyos, mientras que ni la imaginación ni los sentidos
pueden asegurarnos nunca cosa alguna, como no intervenga el entendimiento.
En fin, si aún hay hombres a quienes las razones que he presentado no han convencido bastante de la existencia de
Dios y del alma, quiero que sepan que todas las demás cosas que acaso crean más seguras, como son que tienen un
cuerpo, que hay astros, y una tierra, y otras semejantes son, sin embargo, menos ciertas; pues si bien tenemos una
seguridad moral de esas cosas, tan grande que parece que, a menos de ser un extravagante, no puede nadie ponerlas
en duda, sin embargo, cuando se trata de una certidumbre metafísica, no se puede
¡MANOS E IDEAS A LA OBRA!
negar, a no ser perdiendo la razón, que no sea bastante motivo, para no estar
totalmente seguro, el haber notado que podemos de la misma manera imaginar en ¿Recuerdas que unas páginas atrás te
sueños que tenemos otro cuerpo y que vemos astros y otra tierra, sin que ello sea invité a investigar sobre el método de
así. Pues ¿cómo sabremos que los pensamientos que se nos ocurren durante el Descartes?
sueño son falsos, y que no lo son los que tenemos despiertos, si muchas veces Ahora te invito a que establezcas
sucede que aquellos no son menos vivos y expresos que éstos? Y por mucho que relación sobre las famosas “reglas del
estudien los mejores ingenios, no creo que puedan dar ninguna razón bastante a método” y el proceso que Descartes
levantar esa duda, como no presupongan la existencia de Dios. Pues en primer está llevando a cabo en estas palabras
que está intercambiando contigo.
lugar, esa misma regla que antes he tomado, a saber, que las cosas que concebimos
muy clara y distintamente son todas verdaderas, esa misma regla recibe su certeza ¿Puedes identificar dichas reglas en sus
sólo de que Dios es o existe, y de que es un ser perfecto, y de que todo lo que está razonamientos?
en nosotros proviene de él; de donde se sigue que, siendo nuestras ideas o
nociones, cuando son claras y distintas, cosas reales y procedentes de Dios, no pueden por menos de ser también. . .
verdaderas. De suerte que si tenemos con bastante frecuencia ideas que encierran falsedad, es porque hay en ellas
algo confuso y oscuro. . . es decir, que, si están así confusas en nosotros, es porque no somos totalmente perfectos.
. . . Así pues, habiéndonos testimoniado el conocimiento de Dios y del alma la certeza de esa regla, resulta bien fácil
conocer que los ensueños que imaginamos dormidos, no deben, en manera alguna, hacernos dudar de la verdad de
los pensamientos que tenemos despiertos. Pues si ocurriese que en sueños tuviera una persona una idea muy clara y
distinta, como, por ejemplo, que inventase un geómetra una demostración nueva, no sería ello motivo para impedirle
ser verdadera; y en cuanto al error más corriente en muchos sueños, que consiste en representarnos varios objetos del
mismo modo como nos lo representan los sentidos exteriores, no debe importarnos que nos dé ocasión de desconfiar
de la verdad de esas tales ideas, porque también pueden engañarnos con frecuencia durante la vigilia, como los que
tienen ictericia y ven todo amarillo, o como los astros y los otros cuerpos muy lejanos que nos parecen mucho más
pequeños de lo que son. Pues, en último término, despiertos o dormidos, no debemos dejarnos persuadir nunca sino
por la evidencia de la razón. Y nótese bien que digo de la razón, no de la imaginación ni de los sentidos; como asimismo,
porque veamos el Sol muy claramente, no debemos por ello juzgar que sea del tamaño que le vemos; y muy bien
podemos imaginar distintamente una cabeza de león pegada al cuerpo de una cabra, sin que por eso hay que concluir
que en el mundo existe la quimera, pues la razón no nos dice que lo que así vemos o imaginamos sea verdadero, pero
nos dice que todas nuestras ideas o nociones deben tener algún fundamento de verdad; pues no fuera posible que
Dios, que es todo perfecto y verdadero, las pusiera sin eso en nosotros; y puesto que nuestros razonamientos nunca
son tan evidentes y tan enteros cuando soñamos como cuando estamos despiertos, si bien a veces nuestras
imaginaciones son tan vivas y expresivas y hasta más en el sueño que en la vigilia, por eso nos dice la razón que, no
pudiendo ser verdaderos todos nuestros pensamientos, porque no somos totalmente perfectos, deberá infaliblemente
hallarse la verdad más bien en los que pensemos estando despiertos que en los que tengamos en sueños.
Descartes, René, Discurso del Método, pp. 49-54

BIBLIOGRAFÍA:

➢ DESCARTES, R. (1937), Discurso del Método, Madrid: Ed. Espasa-Calpe S.A. pp. 20-70
➢ DESCARTES, R (1937), Meditaciones Metafísicas, Madrid: Ed. Espasa-Calpe S.A. pp.
➢ VILLORO, L. (1992), El pensamiento Moderno, México: Fondo de cultura económica, pp. 7-61

WEBGRAFÍA:

➢ https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/giordano-bruno-el-filosofo-que-desafio-
a-la-inquisicion_7273/3
➢ http://museovirtual.csic.es/salas/magnetismo/biografias/ptolomeo.htm
➢ https://www.fayerwayer.com/2019/02/terraplanistas-argentina/
➢ https://www.pinterest.es/pin/769341548822345469/

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