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ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA – Niega

SINTESIS DEL CASO: El conductor de un taxi realizó un giro a la izquierda y


chocó con una motocicleta que se desplazaba en sentido contrario por la misma
vía, de doble carril. En la intersección en la que se produjo el accidente, se
encontraban instalados unos semáforos que no funcionaban en el momento de los
hechos. El conductor de la motocicleta y su núcleo familiar pretenden que el
municipio, el propietario del taxi y la empresa a la que se encontraba afiliado
reparen los daños materiales, morales y a la salud ocasionados con el accidente.

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

SUBSECCIÓN C

Consejero ponente: JAIME ENRIQUE RODRÍGUEZ NAVAS

Bogotá, D.C., veinticuatro (24) de mayo de dos mil dieciocho (2018)

Radicación número: 19001-23-00-000-2004-02558-00 (44746)

Actor: JOEL ANDRÉS SÁNCHEZ ARANGO Y OTROS

Demandado: MUNICIPIO DE POPAYÁN Y OTROS

Referencia: ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA

Tema: Accidente de tránsito.


Subtema 1. Imputación
Subtema 2. Fuero de atracción.
Sentencia: Deniega.

La Sala resuelve el recurso de apelación interpuesto por la parte actora contra la


sentencia proferida el doce (12) de abril de dos mil doce (2012) por la Sala de
Decisión número tres (3) del Tribunal Administrativo del Cauca.

I. SÍNTESIS DEL CASO:

El conductor de un taxi realizó un giro a la izquierda y chocó con una motocicleta


que se desplazaba en sentido contrario por la misma vía, de doble carril. En la
intersección en la que se produjo el accidente, se encontraban instalados unos
semáforos que no funcionaban en el momento de los hechos. El conductor de la
motocicleta y su núcleo familiar pretenden que el municipio, el propietario del taxi y
la empresa a la que se encontraba afiliado reparen los daños materiales, morales
y a la salud ocasionados con el accidente.
II. ANTECEDENTES:

2.1. La demanda.

El doce (12) de noviembre de dos mil cuatro (2004) 1, Joel Andrés Sánchez
Arango y su núcleo familiar conformado por María Nelcy Arango Bastidas, Joel
Sánchez Villamarín (padres), David Alexander Sánchez Arango, Claudia
Patricia Sánchez Arango, Diana Soraya Arango, Francy Liliana Sánchez
Arango (hermanos) y Luis Alfonso Arango (abuelo), presentaron demanda 2 en
ejercicio de acción de reparación directa contra el Municipio de Popayán y,
por fuero de atracción, contra la Transportadora Servitaxi S.A. y Helder Pino
Muñoz.

Pretenden que: (i) se declare la responsabilidad de los demandados por los


perjuicios materiales, morales y por pérdida de goce fisiológico irrogados con
ocasión del accidente que se presentó el cuatro (4) de febrero de dos mil tres
(2003), en el que Joel Andrés Sánchez Arango fue impactado por el automotor de
servicio público de propiedad del señor Pino Muñoz, que se encontraba afiliado a
la Transportado Servitaxi S.A.; y (ii) se condenen al pago de lucro cesante, por un
monto de trescientos millones de pesos ($300’000.000), daño emergente,
equivalente a treinta millones de pesos ($30’000.000), pérdida del goce fisiológico
o vida de relación del lesionado, que tasa en cuatrocientos salarios mínimos
legales mensuales vigentes (400 SMLMV), y daños morales, por un valor total de
cien salarios mínimos legales mensuales vigentes (100 SMLMV).

2.2. Trámite procesal relevante.

2.2.1.- Admitida la demanda 3, la Transportadora Servitaxi S.A. (en adelante,


Servitaxi S.A.) radicó escrito de contestación 4 con el que se opuso a las
pretensiones de la demanda. Manifestó que debía determinarse la responsabilidad
del conductor del vehículo de servicio público, debido a que en el lugar del
accidente confluían dos avenidas que tienen el mismo nivel de prelación y, al
encontrarse fuera de servicio los semáforos, “no se sabe quién tiene la vía
efectivamente”. Agregó que el propietario del taxi y su conductor también habían
sido víctimas de la falla del servicio que supuso la falta de funcionamiento de los
semáforos y que la huida del taxista no implicaba su responsabilidad, ya que “[…]
obedeció a una reacción de miedo al ver la gravedad de las lesiones sufridas por
el motociclista, de quién pensó había fallecido”. Además, afirmó que los perjuicios
reclamados eran excesivos.

2.2.2.- Servitaxi S.A. llamó en garantía a Seguros Condor S.A., pero, al no haber
sido citada la aseguradora en el término previsto, el a quo ordenó dar continuidad
al trámite y declaró que la oportunidad para obtener la vinculación al proceso
había precluido5.

2.2.3.- En su contestación de la demanda6, el municipio de Popayán argumentó


que no existió una falla del servicio ya que, al haberse presentado un daño

1
Folio 60 del cuaderno 1.
2
Folios 36 a 50 del cuaderno 1.
3
Folio 62 del cuaderno 1.
4
Folios 71 a 73 del cuaderno 1.
5
Auto del 28 de marzo de 2007, obrante a folios 101 y 102 del cuaderno 1.
6
Folios 84 a 89 del cuaderno 1.
repentino en los semáforos, entraban a regir las demás normas de tránsito, por lo
que el conductor del taxi debió esperar a que la motocicleta pasara antes de
proceder a girar, según los artículos 66 y 70.4 del Código Nacional de Tránsito.

2.2.4.- El señor Helder Pino Muñoz nombró apoderado para que lo representara
en este proceso7, mas no contestó la demanda.

2.2.5.- El Tribunal dio apertura a la fase probatoria 8 y, cuando ésta concluyó, corrió
traslado a las partes para que alegaran de conclusión y al Ministerio Público para
que se pronunciara9.

2.2.6.- La parte demandante presentó alegatos de conclusión10 en los que


indicó algunos medios de prueba que –en su parecer– permitían acreditar los
fundamentos fácticos de sus pretensiones. Consideró, además, que el mal
funcionamiento de los semáforos constituye una falla del servicio, conforme a las
sentencias proferidas por la Sección Tercera el 19 de julio de 2001 (exp. 11956) y
el 18 de octubre de 2000 (exp. 11981).

2.2.7.- Servitaxi S.A., por su parte, alegó11 que, conforme a lo narrado en la


demanda, el daño era atribuible al municipio de Popayán, que había incurrido en
una falla del servicio, ya que los semáforos estuvieron fuera del servicio por un
lapso en el que se habían producido varios accidentes. Añadió que se había
aportado prueba documental con la que se acreditaba que la pérdida de la
capacidad laboral de la víctima había sido temporal y que, la renuencia a
presentarse a indagatoria, por parte del señor Sánchez Arango, así como a prestar
su motocicleta para el peritaje decretado en este proceso constituían indicios de
mala fe.

2.2.8.- Helder Pino Muñoz formuló alegaciones12 en las que adujo que: (i) el
fuero de atracción no operaba en el sub lite, ya que se había declarado, con
sentencia penal en firme, la responsabilidad exclusiva de Giovanni Alvear Chávez
en el accidente del que fue víctima el señor Sánchez Arango; (ii) el señor Pino
Muñoz no tenía el control de la actividad riesgosa que representa la conducción
del taxi de su propiedad, ya que había transferido la tenencia del mismo mediante
contrato verbal de arrendamiento; (iii) el señor Giovanni Alvear Sánchez, a quien
se debía imputar la responsabilidad total como conductor del taxi, no fue vinculado
al proceso; (iv) con la sentencia del Juzgado Primero Municipal de Popayán,
proferida el 10 de marzo de 2006, y la sentencia del Juzgado Cuarto Penal del
Circuito de Popayán del 2 mayo del mismo año, se produjo un pronunciamiento
previo sobre los perjuicios morales pretendidos en el sub judice, por lo que no
cabe una condena por tal concepto en sede contencioso-administrativa; (v) no se
habían acreditado los perjuicios morales reclamados por los hermanos y abuelos
de la víctima del accidente, debido a que en los testimonios no se individualizó tal
afectación; (vi) no fueron acreditados los gastos hospitalarios reclamados, ni los
daños a la motocicleta del actor, de lo que sólo se aportaron fotos de una moto sin
placas, la cual no fue prestada para el peritaje decretado; (v) no se aportó prueba
de la alegada pérdida del goce fisiológico o vida de relación; y (vi) no se dio
respuesta a la solicitud de aclaración y complementación al dictamen rendido por
la Junta Regional de Calificación de Invalidez del Valle del Cauca.

7
Folio 100 del cuaderno 1.
8
Folios 106 a 109 del cuaderno 1.
9
Auto de 29 de octubre de 2008, visible a folio 186 del cuaderno 1.
10
Folio 188 del cuaderno principal.
11
Folios 200 y 201 del cuaderno principal.
12
Folios 202 a 210 del cuaderno principal.
2.2.9.- El municipio de Popayán, por último, alegó13 que en sede penal se había
acreditado la responsabilidad exclusiva del conductor del taxi en el accidente en el
que se irrogaron los daños cuya reparación reclama el demandante. Por tanto,
afirma, se configuró la culpa exclusiva de un tercero.

2.3. Sentencia apelada.

La Sala de Decisión número tres (3) del Tribunal Administrativo del Cauca profirió
sentencia de doce (12) de abril de dos mil doce (2012) 14, en la que resolvió:

“PRIMERO.- INHIBIRSE la Sala para conocer de las pretensiones de la demanda


de reparación directa interpuesta por la parte demandante en contra de la
SOCIEDAD TRANSPORTADORA SERVITAXI S.A. y el señor HELDER PINO
MUÑOZ, por las razones expuestas en la parte motiva de la sentencia.

SEGUNDO.- DENEGAR las pretensiones de la demanda de reparación directa


interpuesta por la parte demandante en contra del MUNICIPIO DE POPAYÁN.

TERCERO.- [U]na vez ejecutoriada la presente providencia, remitir el expediente


al JUZGADO CIVIL DEL CIRCUITO DE POPAYÁN (reparto) con el propósito de
que se sirva dar trámite al proceso que conduzca a resolver de fondo las
pretensiones formuladas en el presente caso en contra de la EMPRESA
TRANSPORTADORA SERVITAXI S.A. y del señor HELDER PINO MUÑOZ”.

2.4. Trámite de segunda instancia.

2.4.1.- Contra la sentencia de primera instancia, la parte actora interpuso recurso


de apelación15, con el propósito de que fuera revocado y se concedieran las
súplicas de la demanda.

2.4.2.- El recurso fue admitido16 y se corrió traslado a las partes para que
alegaran de conclusión, así como al Ministerio Público, para que emitiera
concepto17. Todos estos guardaron silencio18.

III. CONSIDERACIONES:

3.1. Presupuestos de la sentencia de mérito.

3.1.1. Competencia del juzgador de lo contencioso administrativo:

3.1.1.1.- Sobre este presupuesto de la sentencia de mérito, el tribunal de primera


instancia tuvo en cuenta la jurisprudencia de esta Corporación 19, de acuerdo con la
cual, desde la presentación de la demanda, se requiere una imputación de
responsabilidad seria contra una entidad pública, basada en un soporte probatorio,
que haga probable una condena en su contra, para que el juez administrativo
tenga competencia por fuero de atracción.

13
Folios 211 a 214 del cuaderno principal.
14
Folios 225 a 241 del cuaderno principal.
15
Folios 247 a 262 del cuaderno principal.
16
Auto del quince (15) de agosto de dos mil doce (2012), visible a folio 270 del cuaderno principal.
17
Auto del cinco (5) de septiembre de dos mil doce (2012), obrante a folio 272 del cuaderno principal.
18
Folio 273 del cuaderno principal.
19
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 11 de noviembre de 2009 (exp. 17380), y del 29
de agosto de 2007 (exp. 15526).
En el sub lite –añadió– la parte actora le atribuyo responsabilidad al municipio de
Popayán, por la eventual falla del servicio que –en su entender– supuso la falta de
funcionamiento de los semáforos, en el momento y lugar en el que se produjo el
accidente del que fue víctima del señor Sánchez Arango. Mientras que le atribuye
responsabilidad a Servitaxi S.A. y al señor Pino Muñoz, por la violación de las
normas de tránsito de vehículos automotores.

Así las cosas, el a quo consideró que la falla que se le atribuye al ente territorial
demandado es independiente de la imputación hecha a los particulares
demandados, “[…] puesto que la indebida operación de los semáforos que regulan
el tránsito no guarda relación alguna con la conducta que puedan llegar a
desplegar los particulares al momento de conducir cualquier tipo de automotor”.
En consecuencia, se inhibió de pronunciarse sobre la responsabilidad atribuida a
Servitaxi S.A. y a Helder Pino Muñoz.

3.1.1.2.- El Magistrado Horacio Coral Caicedo formuló salvamento parcial de


voto20, en el que afirmó que, al asumir que existía un fundamento serio de la
responsabilidad de la entidad pública, debería haberse estudiado también la
responsabilidad extracontractual de los particulares demandados. Sin embargo,
asevera, “[…] debió asumirse […] que la vinculación de la entidad carecía de un
fundamento serio, sin probabilidad mínimamente seria de ser condenada, [por lo
que] la decisión correcta a tomar era la inhibición así mismo atinente al ente
público […]”. En vista de ello, considera que, para garantizar el derecho al acceso
a la administración de justicia, el expediente debió remitirse a la jurisdicción civil.

3.1.1.3.- Al respecto, la parte actora alegó, como sustento del recurso de


apelación, que el fallador de primera instancia debió pronunciarse sobre la
responsabilidad de los particulares, “[…] porque el momento procesal para
oponerse al fuero de atracción ya había caducado y […] el planteamiento acerca
de que con los hechos que dan origen a la demanda está más que demostrado el
fuero de atracción, no es una tesis que se pueda fácilmente soslayar”.

3.1.1.4.- Sobre este presupuesto de la sentencia de fondo, la Sala recuerda que el


artículo 82 del Código Contencioso Administrativo (“CCA”) estableció un criterio
orgánico para definir la competencia de esta jurisdicción especial, por lo que debe
verificarse si la demanda se origina por “[…] la actividad de las entidades públicas
y de las personas privadas que desempeñen funciones propias de los distintos
órganos del Estado”21.

Por otro lado, conforme a la jurisprudencia de esta Corporación 22, el factor de


conexión permite atribuir el conocimiento de un asunto a un juez determinado, en
razón al principio de economía procesal. Este factor se manifiesta en el fuero de
atracción, por virtud del cual, los asuntos en los que se demande
concurrentemente a una entidad pública y a un particular serán ventilados en la
jurisdicción de lo contencioso administrativo, teniendo el juez la competencia para
fallar sobre la responsabilidad de las dos demandadas 23. El fallador contencioso
administrativo adquiere así, de forma definitiva, la competencia para fallar sobre la
responsabilidad de la persona pública y privada, en virtud del principio perpetuatio

20
Folio 243 del cuaderno principal.
21
Artículo 82 del CCA, modificado por el artículo 12 del Decreto 2304 de 1989 y el artículo 30 de la Ley 446
de 1998.
22
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 29 de agosto de 2007, exp. 15526. Reiterado en
el auto de la Sección Tercera, Subsección A, del 30 de octubre de 2018, exp. 57340, entre otros.
23
Nota original de la sentencia del 29 de agosto de 2007: Ver sentencias del 4 de febrero de 1.993, exp. 7506;
25 de marzo de 1993, exp. 7476; 12 de septiembre 1997, exp. 11224; y el 30 de abril 1997, exp. 12967.
jurisdictionis24, la cual no se extingue si las resultas de la imputación determinan
que el daño no era atribuible a la entidad pública demandada 25. En todo caso, el
juicio de responsabilidad del particular se regirá por el derecho privado 26.

Esta Colegiatura ha precisado, además, que el fuero de atracción opera cuando,


conforme a la demanda y el material probatorio que la acompaña, puede inferirse
que existe una probabilidad mínimamente seria de que la entidad o entidades
públicas demandadas sean efectivamente condenadas 27. Debe así presentarse
una relación entre la fuente del daño y una acción u omisión de una entidad
pública, sin perjuicio de que en la sentencia se absuelva o se condene solamente
al ente oficial28.

Si bien, el juicio sobre las probabilidades de condena de la entidad pública y, con


ello, de la atribución de competencia por fuero de atracción debe realizarse en el
al momento de resolver sobre la admisión de la demanda 29, ello no obsta para
que, como causal de nulidad absoluta, pueda declararse en cualquier instancia,
antes de que se dicte sentencia, conforme a los artículos 140.1 y 142, inc. 1º, del
Código de Procedimiento Civil (“CPC”), en concordancia con el artículo 165 del
CCA.

3.1.1.5.- En el presente asunto, la parte actora pretende la reparación de los


daños causados por un accidente de tránsito, que sucedió en la intersección de
dos (2) vías en las que se encontraban instalados unos semáforos que, en el
momento de los hechos, no estaban en funcionamiento. En sustento de ello, el
actor aportó con la demanda copia simple del reporte del accidente, en el que
consta que los semáforos se encontraban “con daños” y “apagados”30.

Esta Subsección observa que, en el momento en el que fue presentada la


demanda, en la jurisprudencia contencioso-administrativa colombiana se admitía
que la falta de funcionamiento o de visibilidad de los semáforos constituía una falla
del servicio atribuible a las autoridades municipales 31. Así pues, al presentarse una
eventual falla del servicio, en cabeza del municipio demandado, que se relaciona
con la fuente del daño, en la medida en que la falla se presentaba en el momento
y lugar en el que el daño acaeció, la Sala encuentra que en el sub lite opera el
fuero de atracción y, en consecuencia, el juzgador de lo contencioso
administrativo es competente para conocer del presente asunto.

3.1.2. Competencia de la Sala:

La Sala es competente para resolver el presente caso, comoquiera que la


pretensión mayor asciende a la suma de trescientos millones de pesos
($300’000.000)32, monto superior a la cuantía de quinientos salarios mínimos
legales mensuales vigentes (500 SMLMV) –exigida por el CCA y la Ley 446 de
1998– para que un proceso iniciado en el dos mil cuatro (2004) tuviera vocación

24
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección B. Sentencia del 30 de noviembre de 2017, exp.
44760.
25
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección C. Sentencia del 9 de julio de 2018, exp. 39532.
26
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección B. Sentencia del 30 de noviembre de 2017, exp.
44760.
27
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 29 de agosto de 2007, exp. 15526.
28
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección C. Sentencia del 22 de junio de 2017, exp. 38057.
29
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 29 de agosto de 2007, exp. 15526.
30
Folio 13 del cuaderno 1.
31
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencias del 3 de septiembre de 1993, exp. 6852; 18 de
octubre de 2000, exp. 11981; y 19 de julio de 2001, exp. 11956.
32
Aptado. 2.1.
de doble instancia, lo que en ese entonces equivalía a ciento setenta y nueve
millones de pesos ($179’000.000)33.

3.1.3. Vigencia de la acción:

El numeral 8º del artículo 136 del CCA dispone que el término para formular
pretensiones en reparación directa es de dos (2) años, que se cuentan a partir del
día siguiente al del acaecimiento del hecho, omisión u operación administrativa
que dio origen al daño reclamado.

En este asunto, el accidente de tránsito en el que resultó lesionado Joel Andrés


Sánchez Arango sucedió el cuatro (4) de febrero de dos mil tres (2003) 34, por lo
que, al haber sido radicada la demanda el doce (12) de noviembre de dos mil
cuatro (2004)35, no cabe duda de que la acción se encontraba vigente cuando
fue presentado el libelo introductorio.

3.1.4. Legitimación en la causa:

3.1.4.1.- La legitimación en la causa, en sentido material, se presenta cuando


quien acude al proceso tiene relación con los intereses inmiscuidos en el mismo y
guarda una conexión con los hechos que motivaron el litigio o, en otras palabras,
es titular de un interés jurídico susceptible de ser resarcido 36.

3.1.4.2.- La Sala observa que, según el informe del accidente ocurrido el 4 de


febrero de 2003 en la intersección de la carrera 6 con la calle 18 N de Popayán 37,
en el mismo colisionaron Joel Andrés Sánchez Arango y Giovanni Alvear Chávez,
quien conducía un vehículo de servicio público que pertenecía a Helder Muñoz
Pino y se encontraba inscrito en la empresa Servitaxi S.A. De acuerdo con ello, la
Sala considera que Joel Andrés Sánchez Arango se encuentra legitimado en la
causa por activa, mientras Helder Muñoz Pino y Servitaxi S.A. están
legitimados en la causa por pasiva.

3.1.4.3.- Conforme al artículo 105 del Decreto 1260 de 1970, los hechos
relacionados con el estado civil de las personas se prueban con copia de la
correspondiente partida o folio del Registro Civil, o con certificados expedidos con
base en los mismos.

Al proceso fueron aportadas copias auténticas de folios del Registro Civil que dan
cuenta de los siguientes vínculos familiares con Joel Andrés Sánchez Arango: (i)
María Nelcy Arango Bastidas, madre38; (ii) Joel Sánchez Villamarín, padre39; (iii)
David Alexander Sánchez Arango, hermano40; (iv) Francy Liliana Sánchez Arango,

33
El artículo 1º del Decreto 3770 de 2003 dispuso: “[a]coger la decisión adoptada el día 12 de diciembre del
año 2003 por la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales en el sentido de
fijar a partir del primero (1º) de enero del año dos mil cuatro (2004) el salario mínimo legal mensual de los
trabajadores de los sectores urbano y rural, en la suma de trescientos cincuenta y ocho mil pesos moneda
corriente ($358.000 moneda corriente)”.
34
Folio 13 del cuaderno 1.
35
Folio 60 del cuaderno 1.
36
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección C. Sentencia del 9 de julio de 2018, exp. 39786.
37
Folios 13 y 14 del cuaderno 1.
38
Folio 9 del cuaderno 1.
39
Ibíd.
40
Folio 10 del cuaderno 1.
hermana41; (v) Claudia Patricia Sánchez Arango, hermana42; y (vi) Luis Alfonso
Arango López, abuelo43.

Habiéndose acreditado así las anteriores relaciones de parentesco, esta


Subsección considera que María Nelcy Arango Bastidas, Joel Sánchez
Villamarín, David Alexander Sánchez Arango, Francy Liliana Sánchez Arango,
Claudia Patricia Sánchez Arango y Luis Alfonso Arango López se encuentran
legitimados en la causa por activa. No ocurre lo mismos con Diana Soraya
Arango, ya que no se aportó prueba de su parentesco con la víctima directa.

3.1.4.4.- Por otro lado, en el informe del accidente 44 se especificó que el siniestro
se produjo en el área urbana de Popayán y que los semáforos que se encontraban
en la intersección no funcionaban. Por lo tanto, la Sala encuentra que el
municipio de Popayán se encuentra legitimado en la causa por pasiva.

3.2. Análisis de la Sala sobre la responsabilidad en el caso.

El artículo 90 constitucional dispone que el Estado responderá patrimonialmente


por los daños antijurídicos causados por la acción u omisión de las autoridades
públicas. Así pues, para que se configure la responsabilidad patrimonial del
Estado, deben concurrir dos (2) presupuestos: (i) un daño antijurídico y (ii) su
imputación al Estado por la acción u omisión de autoridades públicas.

En el Derecho civil, por su parte, la responsabilidad extracontractual se


fundamente en el artículo 2341 del Código Civil (“CC”), que –conforme a la
jurisprudencia iusprivatista– exige: “la presencia de un daño jurídicamente
relevante; que éste sea normativamente atribuible al agente a quien se demanda
la reparación; y que la conducta generadora del daño sea jurídicamente
reprochable (en los casos de responsabilidad común por los delitos y las
culpas)”45.

3.2.1. Sobre el daño antijurídico o jurídicamente relevante:

3.2.1.1.- Como lo ha reiterado la jurisprudencia contencioso-administrativa


colombiana, se produce un daño antijurídico cuando se menoscaba o vulnera un
interés jurídicamente tutelado que la víctima no tiene el deber de soportar. Con la
sentencia de unificación de 14 de septiembre de 2011 46, la Sección Tercera
identificó el daño a la salud, como una categoría autónoma que comprende la
afectación a la integridad psicofísica de la persona.

La jurisprudencia privatista, por su parte, entiende que se presenta un daño


jurídicamente relevante, cuando se menoscaban bienes jurídicos ajenos,
definidos a partir de la Constitución, dentro de los que se reconoce la integridad
personal47.

3.2.1.2.- En el presente asunto, la parte actora hizo consistir el daño en las


lesiones que Joel Andrés Sánchez Arango sufrió como consecuencia del accidente
41
Folio 7 del cuaderno 1.
42
Folio 11 del cuaderno 1.
43
Folios 8 y 12 del cuaderno 1.
44
Folios 13 y 14 del cuaderno 1.
45
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Civil. Sentencia del 30 de septiembre de 2016,
radicación núm. 05001-31-03-003-2005-00174-01.
46
Expediente 19031.
47
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Civil. Sentencia del 30 de septiembre de 2016,
radicación núm. 05001-31-03-003-2005-00174-01.
de tráfico que se presentó el (4) de febrero de dos mil tres (2003), en la
intersección de la carrera 6 con la calle 18 N de la ciudad de Popayán, conforme a
lo narrado en los hechos 1º y 2º de la demanda, y la pretensión primera.

3.2.1.3.- Para acreditar el daño, el Hospital Universitario San José de Popayán


remitió48, a solicitud del a quo, copia de la historia clínica de Joel Andrés Sánchez
Arango, de conformidad con lo ordenado en el numeral 3º del auto del 18 de mayo
de 200749.

De acuerdo con la hoja de epicrisis del señor Sánchez, éste ingresó al servicio de
urgencias el cuatro (4) de febrero de dos mil tres (2003) 50, a las veintiuna horas
con cuarenta minutos (21:40), con un “TCE severo”51 presunto y un
“politraumatismo” confirmado, debido a que el paciente fue “atropellado por
automotor”.

En la hoja de la epicrisis del día siguiente se confirmó el diagnóstico de “trauma


craneoencefálico”52.

3.2.1.4.- Por otra parte, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias


Forenses, Seccional Cauca, remitió al proceso copia del reconocimiento médico
legal núm. 98 correspondiente a Joel Andrés Sánchez 53, conforme al numeral 6º
del auto del 18 de mayo de 2007 54. En este documento consta que, habiéndose
examinado el paciente un (1) mes después del accidente, presentaba:

“1.) Cicatriz enrojecida de 2 cm en región frontofacial izquierda, al lado otra


hipopigmentada de 3 x 2 cm. || 2.) Cicatriz hiperpigmentada de 1 cm deprimida en
ángulo externo del ojo izquierdo ostensible. || 3.) Cicatriz rosada, plan, reciente de
8 x 10 cm en mejilla izquierda con hundimiento malar la cual tiene ungüento. Otra
de 5 x 2 cm en mentón lado izquierdo, ostensible. || 4.) Dorso nasal con leve
edema y desviación derecha, no refiere obstrucción nasa. || 5.) Macula tenue de
1.5 cm en región nasolabial derecha. || 6.) Ptosis palpebral izquierda, ostensible. ||
7.) Cicatriz en forma de T cuyo segmentos miden 4 y 2 cm enrojedica en región
parietal izquierda. || 8.) Cicatriz reciente, rosada de 12 x 5 cm en cara antero
interna del antebrazo derecho, ostensible. Otras tres lineales de 5, 3 y 1.5 cm en
cara dorsal tercio próxima del antebrazo izquierdo. || 9.) Cuatro cicatrces
enrojecidas planas la mayor de las cuales mide 2 y la menor 1 cm en dorso de
mano izquierda y de 1.5 x 1 cm en dorso de mano derecha a nivel del 5º dedo,
ostensible. || 10) Cicatriz enrojecida de 8 x 5 cm en rodilla izquierda y de 12 x 1 cm
en cara anterior de la pierna izquierda, ostensible. Otras de 2.5, 1.5 y 3 cm en
dorso del pie y primer dedo, el cual presenta fractura ungueal. 11) Cicatriz de 4 x 3
cm en cara interna de rodilla derecha ostensible. 12) Hemorragia subungueal de 2º
dedo del pie derecho. || 13) Cicatriz de 2 y 1,5 cm en 1º y 2º dedos del pie
derecho. || 14) Marcha apoya bastón”55.

3.2.1.5.- La historia clínica fue remitida por el hospital al que, conforme a lo


apuntado en el informe de accidente núm. 02-00387 56, fue dirigido el señor
Sánchez Arango luego del choque. Por otra parte, la misión fundamental del
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, consiste en “[…] prestar
48
Folio 45 del cuaderno 3.
49
Folio 106 del cuaderno 1.
50
Folio 101 del cuaderno 3.
51
Trauma craneoencefálico.
52
Folio 100 del cuaderno 3.
53
Folio 140 del cuaderno 3.
54
Folio 106 del cuaderno 1.
55
El texto fue transcrito literalmente, los errores, erratas y énfasis forman parte del original.
56
Folios 13 y 14 del cuaderno 1.
auxilio y soporte científico y técnico a la administración de justicia en todo el
territorio nacional, en lo concerniente a medicina legal y las ciencias forenses ”57; y,
dentro de sus funciones se encuentra la de “[s]ervir como centro científico de
referencia nacional en asuntos relacionados con medicina legal y ciencias
forenses”58.

Así pues, al provenir de instituciones cuyo contacto con el paciente se encuentra


ratificada y tienen a cargo la prestación de servicios forenses a nivel nacional, esta
Subsección encuentra que la historia clínica allegada al expediente y el
reconocimiento médico legal núm. 98 dan cuenta del daño a la integridad
corporal o psicofísica alegada por la parte demandante.

3.2.1.6.- Por otro lado, la Sala no encuentra razones que le permitan concluir que
Joel Andrés Sánchez Arango hubiera incumplido un deber jurídico, con lo que
hubiera incrementado el riesgo jurídicamente relevante de sufrir el daño,
atribuyéndole –con ello– el deber de soportarlo 59, ni que exista un título legal,
conforme al ordenamiento constitucional, justifique o legitime la lesión al interés
jurídicamente tutelado60.

3.2.1.7.- De acuerdo con todo lo anterior, este Colegiado concluye que,


conforme al artículo 90 de la Constitución, el señor Sánchez Arango sufrió
un daño antijurídico.

3.2.2. Sobre la imputación del daño:

3.2.2.1.- En lo atinente a este elemento de la responsabilidad extracontractual, el


juzgador de primer grado puso de presente que la ausencia de señales de
tránsito, como los semáforos, no exime a los conductores del cumplimiento de las
demás normas de tránsito. En este caso, el accidente se produjo como
consecuencia de un cruce imprudente y en contra de lo establecido en las normas
de tránsito, por lo que el taxista que conducía el vehículo con el que colisionó el
demandante fue condenado penalmente. Por lo tanto, el Tribunal concluyó que el
daño no le era imputable al municipio de Popayán.

3.2.2.2.- La impugnante, por su lado, en sustento de la alzada argumentó que el


perjuicio puede ser causado por más de un fenómeno, “[…] tal como se ha
entendido en la teoría del conocimiento y epistemología de la ciencias naturales y
de la ciencias sociales y humanas […]”. Ninguna causalidad es natural, sino que la
persona, al comprender la naturaleza, establece nexos entre fenómenos a los que
denomina causas o efectos. Se presenta así –en su parecer– una equivalencia
entre todas las causas.

Sin embargo, alega, en el campo del Derecho se ha acogido la teoría de la


causalidad adecuada, de acuerdo con la cual se entiende que el daño es causado
por aquello que normalmente lo produce o los fenómenos que normalmente
debieron haberlo producido. Así las cosas, “a una ‘escala planetaria’”, resulta
normal que la falta de funcionamiento de un semáforo “produzca o debiera
producir accidentes de tránsito”. Aparte, añade que lo primero que un conductor
observa al llegar a un cruce es el semáforo. Por ende –afirma– no cabe negar que
la falta de funcionamiento de los semáforos fue la causa fáctico-jurídica del
accidente del que fue víctima el actor.
57
Artículo 35 de la Ley 938 de 2004.
58
Artículo 35.6 de la Ley 938 de 2004.
59
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección C. Sentencia del 1º de octubre de 2018, exp. 46328.
60
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección C. Sentencia del 29 de octubre de 2018, exp. 46932.
Además, arguye que, en la esfera de lo público, el problema radica en establecer
si existía la posibilidad efectiva de que la entidad demandada evitara el daño,
interrumpiendo el proceso causal. Los semáforos forman parte del espacio
público, cuyo cuidado está a cargo del municipio. Por ende, concluye, el ente
territorial demandado no debió alegar el hecho exclusivo de un tercero en su
defensa.

3.2.2.3.- La Sala encuentra así que, en el presente asunto, la discusión se centra


en determinar si el daño a la integridad psicofísica padecido por el señor Sánchez
Arango debe atribuírsele al conductor del taxi con el que chocó por la omisión de
disposiciones de tránsito, como implícitamente lo entendió el a quo, o al municipio
de Popayán, por la falla en el servicio que supone el que los semáforos ubicados
en la intersección en la que se produjo el accidente estuvieran apagados, como lo
alega el recurrente.

Se trata pues de un juicio en el que la obligación de reparar el daño se le atribuye


a un sujeto o a una entidad estatal, o a ambos, de acuerdo con las pautas de
comportamiento establecidas en el ordenamiento. No se trata, como se verá, de
un debate casualista, en el que –sin duda– tendría que atribuírsele el daño al
conductor del taxi, quien se erige como la causa motora, inmediata y normal de las
lesiones sufridas por el actor principal.

3.2.2.4. Definido así el eje de la discusión, procederá la Sala a determinar la


acreditación de los hechos relevantes sobre la misma, atendiendo a lo enunciado
por la parte actora en la hipótesis fáctica primera (1ª) y la pretensión primera (1ª)
del escrito introductorio.

3.2.2.4.1.- De acuerdo con el informe de accidente núm. 02-00387 61, allegado en


copia auténtica62, que –según al artículo 144 del Código Nacional de Transporte 63–
corresponde levantar en asuntos como el presente, el cuatro (4) de febrero de dos
mil tres (2003), entre las veintiuna horas y media y las veintidós (21:30 - 22:00), se
produjo una colisión en la intersección de la carrera 6 con la calle 18 N,
encontrándose la vía en buen estado y seca, bajo condiciones tiempo normal e
iluminación artificial en buen estado. Los semáforos ubicados en la intersección se
encontraban “con daños” y “apagados”.

Según el referido informe, en el choque intervinieron: (i) un automóvil de servicio


público, con placas UQG-107, conducido por Giovanni Alvear Chávez, del que era
propietario el señor Helder Pino Muñoz, que se encontraba afiliado a la empresa
Servitaxi S.A.; y (ii) una motocicleta de uso particular, con placas LCW-11,
conducida por Joel Andrés Sánchez Arango, quien resultó herido y fue trasladado
al Hospital Universitario San José, sin que pudiera recibirse su versión debido a su
“delicado estado de salud”.

En el informe se registró el testimonio de tres (3) personas, identificadas con


nombres, apellidos, número de cédula de ciudadanía, dirección, domicilio y
teléfono, de acuerdo con los cuales: “[…] el señor taxista giró de la carrera 6 hacia
la calle 18N […] trató de huir y movió su vehículo del lugar de los hechos
dejándolo tal y como está en el croquis”.

61
Folios 36, 37 178 y 179 del cuaderno 3.
62
Según lo manifestado en el oficio núm. 26649 de la Secretaría de Tránsito y Transporte de Popayán,
suscrito el 7 de junio de 2007, visible a folio 34 del cuaderno 3.
63
Ley 769 de 2002.
3.2.2.4.2.- En el proceso penal adelantado contra Giovanni Alvear Chávez con
ocasión de las lesiones personales culposas que se produjeron con el accidente
automovilístico que sucedió el 4 de febrero de 2003, en el cruce de la carrera 6
con calle 18 de Popayán, del cual fue remitida 64 copia auténtica del expediente a
este proceso, conforme a lo ordenado en el numeral 2º del auto de 18 de mayo de
200765, se practicaron los siguientes testimonios:

Bajo gravedad de juramento, declaró el Fernán Vélez García, quien manifestó


que iba en un automóvil justo detrás del taxi cuando se produjo el accidente 66. La
Sala observa que el testigo se encuentra relacionado en el informe de accidente
núm. 02-0038767.

El señor Vélez García dijo que la motocicleta, que era plenamente visible porque
se trataba de un “sitio bien iluminado”, iba por la carrera 6ª en dirección opuesta a
la del taxi, y este último, “[…] no hizo el pare prudencialmente, sino que se metió
de una cuando el de la motocicleta bajaba, ahí fue cuando lo cogió lo cogió, y por
el impacto fue a dar contra un muro que se encontraba hay [sic] por ahí en una
esquina […]”. Agregó que el motivo o causa del accidente había sido “la
imprudencia del conductor del taxi, por no realizar bien el pare, y esperar los
vehículos de la carrera 6 que bajaran”. Aparte, puso de presente que el taxista
movió el vehículo que conducía después del choque, colocándolo en el mismo
sentido en el que se desplazaba la motocicleta, para “[…] hacerle creer a los
agentes de tránsito, que él venía como había quedado o sea por la carrera 6,
bajando, y sabiendo que no fue así, él subía por la carrera 6 e iba a coger la 18,
entonces necesariamente tenía que hacer el pare […]”. Por último, desmintió lo
dicho por Giovanni Alvear en su indagatoria, quien afirmó que el motociclista había
ocasionado el accidente.

Lo anterior fue ratificado en la declaración que Fernán Vélez García rindió el


veintinueve (29) de mayo de dos mil siete (2007) en este proceso 68.

Bajo gravedad de juramento, atestiguó la María Consuelo Tintinago Muñoz,


quien también fue relacionada en informe de accidente núm. 02-00387 69 y dijo que
iba caminando cerca del lugar del accidente cuando este ocurrió 70.

La señora Tintinago Muñoz declaró que: (i) el taxista “se comió el pare” e impactó
contra la moto, lanzando a su conductor fuera de la misma, el cual “llevaba la vía”;
(ii) el taxista había sido el causante del accidente, porque “debió haber realizado
el pare y no lo hizo”; (iii) el motociclista llevaba casco y las luces encendidas, pero
no recordaba si portaba chaleco reflectivo o no; y (iv) las condiciones de visibilidad
eran muy buenas. Desmintió asimismo, de forma categórica, lo manifestado por
Giovanni Alvear en su indagatoria.

Lo anterior fue corroborado en la declaración que María Consuelo Tintinago


Muñoz rindió el veintinueve (29) de mayo de dos mil siete (2007) en este
proceso71, en la que además reconoció las fotos que obran a folios 31 a 35 del
cuaderno 1, en las cuales se muestra el lugar en el que ocurrió el accidente.
64
Así se ordenó en el auto de sustanciación núm. 2066 del 4 de diciembre de 2007, el cual reposa en copia
auténtica a folio 292 del cuaderno 2.
65
Folio 106 del cuaderno 1.
66
Folio 210 del cuaderno 2.
67
Folios 36, 37 178 y 179 del cuaderno 3.
68
Folios 11 a 13 del cuaderno 3.
69
Folios 36, 37 178 y 179 del cuaderno 3.
70
Folio 211 del cuaderno 2.
71
Folios 11 a 13 del cuaderno 3.
La Sala encuentra que Fernán Vélez García y María Consuelo Tintinago Muñoz
dieron cuenta de las razones por las que tuvieron conocimiento de los hechos
objeto de su testimonio; y su presencia en el momento y lugar de del choque se
corrobora con el informe de accidente núm. 02-00387. Aparte, no existe relación
alguna entre dichos testigos y las resultas del proceso. No se aprecian, por
demás, contradicciones internas ni externas de relieve en sus testimonios. Por el
contrario, sus versiones coinciden y se ratifican con el croquis trazado en el
informe del accidente. Por ende, la Sala reconocerá mérito probatorio a los
testimonios del señor Vélez García y la señora Tintinago Muñoz, con respecto a lo
ocurrido la noche del cuatro (4) de febrero de dos mil tres (2003).

3.2.2.4.3.- Con el certificado expedido por la Secretaría de Tránsito de Popayán


allegado al expediente72 y lo indicado en el informe del accidente, la Sala
encuentra acreditado que, cuando ocurrió el siniestro, Helder Pino Muñoz era el
propietario del automóvil de servicio público con placas UQG-107, el cual estaba
afiliado a la Sociedad Transportadora Servitaxi S.A.

3.2.2.4.4.- De conformidad con lo anterior, esta Subsección encuentra probado el


hecho primero (1º) de la demanda en los siguientes términos: El cuatro (4) de
febrero de dos mil tres (2003), en la intersección de la carrera 6ª con calle 18
Norte de Popayán, en la que se encontraban unos semáforos fuera de servicio,
chocaron Joel Andrés Sánchez Arango (quien conducía una motocicleta con
placas LCW-11 en sentido Norte-Sur) con Giovanni Alvear Chávez (quien conducía
un taxi con placas UQG-107 en sentido Sur-Norte). Este último “giró en forma
intempestiva con el fin de alcanzar la Calle 18 N”, que se encontraba a mano
izquierda, invadiendo “la vía del motociclista, [e] interponiéndose en su
trayectoria”, lo que ocasionó la colisión de ambos vehículos. El impacto trajo
consigo las lesiones a la integridad psicofísica del señor Sánchez Arango. El
vehículo de transporte público placas UQG-107 pertenecía a Helder Pino Muñoz y
estaba afiliado a la Sociedad Transportadora Servitaxi S.A.

3.2.2.5.- Ahora bien, sobre el juicio de atribución del daño a un sujeto, la


jurisprudencia privatista73 ha precisado que “la valoración de un hecho como
causa física de un efecto es sólo un aspecto de la imputación”. En el juicio de
imputación se aísla una acción entre el flujo causal de los fenómenos, con base en
unas pautas establecidas por el ordenamiento jurídico, que imponen deberes de
comportamiento, así como funciones sociales y profesionales, creando –con ello–
expectativas en el tráfico jurídico.

En este orden de ideas –ha establecido la Corte Suprema– las acciones u


omisiones jurídicamente relevantes “no son verificables por los órganos de los
sentidos; tanto más si se trata de omisiones o de ‘causación indirecta’, pues entre
la pasividad de un sujeto y el deber de evitar un resultado no existe ninguna
conexión de causalidad natural”. La imputación, de esta forma, es concebida como
“la relación jurídica entre un agente y un resultado”, la cual se determina de
acuerdo con los deberes de acción que impone el ordenamiento jurídico. En todo
caso, el juicio de imputación “nada dice acerca de la corrección o incorrección de
dicha acción según se adecue o no a un deber objetivo de cuidado o prudencia”.

En línea con lo anterior, la Sala de Casación Civil aclara que “la causalidad
adecuada que ha sido adoptada por nuestra jurisprudencia como explicación para
72
Folios 15 y 16 del cuaderno 1.
73
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Civil. Sentencia del 30 de septiembre de 2016,
radicación núm. 05001-31-03-003-2005-00174-01.
la atribución de un daño a la conducta de un agente, debe ser entendida en
términos de ‘causa jurídica’ o imputación, y no simplemente como un nexo de
causalidad natural”.

En el ámbito específico de la conducción de automóviles, desde la Sentencia del


14 de marzo de 193874, la Corte Suprema de Justicia ha venido aplicando la teoría
del riesgo, “según la cual al que lo crea se le tiene por responsable, con base en al
artículo 2356 del CC. En esa teoría, los daños se presumen causados por el
agente que ejecuta la actividad, en atención a la extraordinaria peligrosidad que la
misma supone, a la que “generalmente los particulares no pueden escapar con su
sola prudencia”. En esto coincide esta Corporación que, en atención al riesgo
anormal que la conducción de vehículos supone, atribuye responsabilidad objetiva
por las consecuencias adversas propias del mismo riesgo 75.

Más recientemente precisó la Corte Suprema de Justicia 76 que, bajo la teoría del
riesgo, el daño es atribuible a un sujeto determinado en atención a la posibilidad
de evitar el riesgo de realización del perjuicio, lo que a su vez conlleva el deber
jurídico de evitarlo. Bajo esta perspectiva –aclaró la Corte– “[el]l juicio de desvalor
no radica en la antijuridicidad de la conducta per se, sino en que suceda o no un
daño a partir de la creación del riesgo (per accidens)”. En este orden de ideas, “la
conducta es jurídicamente reprobable sólo cuando se analiza en retrospectiva […]
a la luz de las posibilidades que tuvo el agente de evitar generar el daño […] y
sólo en caso de que ocasionen daños a bienes jurídicos ajenos se valorará el
comportamiento del agente, no porque el riesgo haya estado prohibido o no
permitido (antijuridicidad prospectiva o lineal), sino a la luz del análisis
retrospectivo (circular o feed-back) de las reglas que adjudican deberes generales
de evitación de riesgos en los casos de responsabilidad por culpa presunta, y de
acuerdo a las reglas de prudencia (que establecen deberes de actuar con
diligencia y cuidado, o con previsibilidad de las consecuencias) en los casos en
que se requiere probar la culpa77”.

3.2.2.6.- Pasando ahora al caso bajo examen, esta Subsección observa que el
CNTT establece el deber de los conductores de conocer y cumplir las normas de
tránsito, así como de comportarse de forma tal que no ponga en riesgo a los
demás (art. 55) y abstenerse realizar de acciones que afecten la seguridad en la
conducción del vehículo automotor, mientras este se encuentre en movimiento
(art. 61).

El artículo 70 del CNTT, con el que se definieron las normas de prelación en


intersecciones y situaciones de giros en las cuales dos (2) o más vehículos
puedan interferir, estableció que:

“Si dos (2) o más vehículos que transitan en sentido opuesto llegan a una
intersección y uno de ellos va a girar a la izquierda, tiene prelación el vehículo que
va a seguir derecho”.

74
Gaceta Judicial, Tomo XLVI, núm. 1934, pág. 211 – 223.
75
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 26 de mayo de 2010, exp. 17635. Reiterada en la
sentencia del a Subsección B del 14 de diciembre de 2018, exp. 42220, entre otras.
76
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Sala de Casación Civil. Sentencia del 12 de febrero de 2018, radicación
número 11001-31-03-027-2010-00578-01.
77
« Las normas que imponen deberes de comportamiento –que prescriben un “tener que” coercitivo dentro de
cada ámbito social, profesional o técnico–, no son reglas de acción en sentido clásico para el derecho de la
responsabilidad civil extracontractual, pues en esta área del derecho sólo cumplen una función como
presupuesto de adecuación de sentido (clave operacional) para asignarle al agente la autoría de sus actos
dentro de un campo de significación coherente».
De esta forma, al tener prelación el vehículo que vaya a seguir derecho, el
conductor que vaya a girar a la izquierda “deberá detener completamente su
vehículo al llegar a un cruce y donde no haya semáforo tomará las precauciones
debidas e iniciará la marcha cuando le corresponda”, como lo ordena el artículo 66
del CNTT.

En el proceso se acreditó78 que el conductor del taxi con placas UQG-107, quien
se desplazaba por la carrera 6ª en sentido Sur-Norte, giró de forma intempestiva
hacia la izquierda, para tomar la calle 18 N, invadiendo el carril Norte-Sur de la
carrera 6ª, por la que transitaba en línea recta el señor Sánchez Arango, en una
motocicleta con placas LCW-11. Así que, el conductor del taxi no se detuvo y
esperó prudentemente, antes de girar hacia la izquierda, conforme a lo ordenado
en los artículos 66 y 70 del CNTT, con lo que –encuentra la Sala– resulta claro que
el conductor del taxi con placas UQG-107 incumplió dichas disposiciones de
tránsito terrestre.

Aparte, esta Colegiatura observa que –conforme a lo consignado en el informe del


accidente79 en línea con lo afirmado por los testigos presenciales 80– las
condiciones de tiempo eran normales (sin lluvia, ni viento, ni niebla) y la vía se
encontraba bien iluminada, seca y en buen estado, siendo plenamente visible la
motocicleta con la que impactó el taxista al virar a la izquierda. Así pues, al invadir
el carril por el que transitaba el actual demandante, el conductor del taxi con
placas UQG-107 no sólo vulneró las disposiciones relativas a la prelación en giros
hacia la izquierda, sino que, de manera cuanto menos temeraria, incumplió su
deber de no poner en riesgo a los demás y abstenerse realizar acciones que
afecten la seguridad en la conducción (arts. 55 y 61, CNTT). Por ello, fue
penalmente reprochada su conducta mediante sentencia en firme 81-82.
78
Apartado 3.2.2.4.4.
79
Apartado 3.2.2.4.1.
80
Apartado 3.2.2.4.2.
81
Mediante sentencia núm. 052-06 del Juzgado Primero Penal de Popayán del 10 de marzo de 2010, allegada
en copia auténtica visible a folios 238 a 253 del cuaderno 2, Giovanni Alvear Chávez fue condenado como
autor del delito de lesiones personales culposas, en razón al accidente en el que resultó lesionado el actual
demandante. Como fundamento de la condena, el juzgador, entre otras razones, consideró que: “La
imprudencia es la excesiva confianza en la propia habilidad del conductor o la pretensión de poder sortear con
éxito una situación que se sabe peligrosa, en otras palabras es aquella actitud síquica de quien no prevé el
peligro o previniéndolo [sic] no hace todo lo posible por evitarlo; es obrar sin aquella cautela que la
experiencia exige en la realización de ciertos actos, es obrar sin precauciones. […] Conforme tal precepto se
consagran 2 clases de culpa: la culpa común, nacida de la negligencia y la culpa temeraria nacida de [la]
imprudencia. […] con los elementos de prueba recogidos se infiere que el aquel tuvo la posibilidad de actuar
de otro modo y no lo hace, comprende su conducta y no obstante confía en poder evitarla, razón por la cual el
Juzgado lo considera culpable de la conducta penal endilgada”.
82
La defensa interpuso recurso de apelación contra el fallo penal de primera instancia (f. 256, c. 2), el cual fue
denegado con la sentencia del 2 de mayo de 2006 proferida por el Juzgado Cuarto Penal de Circuito de
Popayán, que obra en copia autentica visible a folios 259 a 274 del cuaderno 2. La sentencia anterior fue
proferida en segunda instancia, atendiendo a que: “[…] se advierte claramente que el accidente obedeció a la
flagrante violación de normas de tránsito por parte del señor Giovany Alvear Chávez, quien no hizo el pare
correspondiente para darle la vía al vehículo que legalmente la tenía, en este caso tenía la vía la motocicleta,
en vista de que el punto en el que se sucedieron los hechos es una intersección, y por lo tanto si el taxi iba a
girar hacia la carrera 18N [sic] o hacia la carrera sexta en sentido norte sur, el taxi debió de [sic] hacer el pare
correspondiente y darle la vía al que venía por la carrera sexta en sentido norte sur. También es de tener en
cuenta que la actividad de conducir está establecida por el legislador como una actividad de riesgo y en este
sentido el incriminado faltó a si deber legal y objetivo de cuidado al no detener el vehículo en la intersección,
tal como está prescrito en las norma de transito ya establecidas por el legislador. || En consecuencia, el factor
determinante para la colisión de los vehículos involucrados en el insuceso, no es otro que la incursión que
hizo el taxi al carril correspondiente a la motocicleta, por no respetar las normas de tránsito, con el objeto de ir
hacia la calle 18 N o hacia la carrera 6 en sentido norte-sur, porque de no haberlo hecho o de haber respetado
las normas establecidas por el legislador, nada de lo hasta aquí establecido hubiera sucedido. Además de que
el incriminado transgredió uno de los principios en los cuales se cimienta la convivencia pacífica en sociedad
entre los coasociados, el principio de la confianza, por medio del cual todos los integrantes del conglomerado
social tienen la convicción de que los demás asociados respetarán y cumplirán cabalmente las normas
establecidas por el legislador, en este caso las reglas de conducción ya consagradas”. Este fallo quedó
ejecutoriado el dos (2) de mayo de dos mil seis (2006), conforme a la copia auténtica de la certificación
En línea con lo anterior, esta Subsección encuentra que el conductor del taxi con
placas UQG-107 incumplió, voluntariamente y sin justificación alguna, los deberes
de conducción que impone la normativa de transporte terrestre. Con ello, creo un
riesgo, en la medida en que frustró las expectativas de quienes intervienen en el
tráfico terrestre, quienes dirigen su comportamiento suponiendo el acatamiento de
las normas de tránsito por parte de los demás. En atención a tales expectativas, el
señor Sánchez Arango prosiguió su conducción en línea recta y fue finalmente
víctima del riesgo voluntariamente creado por el conductor del taxi. En
consecuencia, la Sala encuentra que el daño a la integridad psicofísica
ocasionado a Joel Andrés Sánchez Arango es imputable al conductor del taxi con
placas UQG-107.

No se demostró en el proceso que Giovanni Alvear Chávez, quien conducía el taxi


con placas UQG-107, fuera empleado o ejecutara una obra o servicio para Helder
Pino Muñoz, ni para la Sociedad Transportadora Servitaxi S.A.. Tampoco se
acreditó que Alvear Chávez fuera hijo menor del señor Pino Muñoz, ni que
estuviera bajo su cuidado. En consecuencia, no cabe imputarle la obligación de
indemnizar el daño sufrido por Sánchez Arango a Helder Pino Muñoz, ni a
Servitaxi S.A. con base en los artículos 234983 y 2348 del Código Civil.

Tampoco se acreditó que el accidente hubiera sido el resultado del mal estado del
automotor con placas UQG-107. Por el contrario, en el proceso penal adelantado
por las lesiones sufridas por el señor Sánchez Arango se practicó experticia
técnica84 –de la que se remitió copia auténtica a este proceso 85 conforme al
numeral 2º del auto de 18 de mayo de 2007 86– con la que se estableció que: dicho
vehículo se encontraba en un estado normal de conservación, salvo por el
deterioro ocasionado con el accidente. Adicionalmente, en el expediente obra
copia auténtica de la certificación allegada al mencionado expediente penal, en la
que consta que Giovanni Alvear Chávez no contaba con antecedentes penales 87.
Por lo tanto, esta Subsección considera que tampoco cabe imputarle la obligación
de reparar el daño a Helder Pino Muñoz ni a la Sociedad Transportadora Servitaxi
S.A. con fundamento en el artículo 2341 del Código Civil.

3.2.2.7.- Pasando ahora al campo de la responsabilidad patrimonial del Estado, la


Sala88 ha entendido que la imputación es la atribución fáctica y jurídica que del
daño antijurídico se hace al Estado, lo que supone “establecer el fundamento o
razón de la obligación de reparar o indemnizar determinado perjuicio derivado de
la materialización de un daño antijurídico”89. El criterio de imputación meramente
fáctica o de causalidad –dentro de los cuales prima el de la conditio sine qua
non90– resulta ineficaz en asuntos de causalidad múltiple, omisiones o la atribución
del daño a terceros. En tales eventos, “[…] el derecho debe servirse de otros

emitida por el Juzgado Primero Penal Municipal de Popayán remitida al expediente (f. 576, c. 2) .

83
Interpretado conforme a la sentencia C-1235 de 2005.
84
Folio 187 a 194 del cuaderno 3.
85
Folio 173 del cuaderno 3.
86
Folio 106 del cuaderno 1.
87
Folio 226 del cuaderno 2.
88
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección C. Sentencias del 29 de octubre de 2018, exp.
40618; del 29 de octubre de 2018, exp. 41306; del 26 de noviembre de 2018, exp. 41111; del 14 de diciembre
de 2018, exp. 42220.
89
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 12 de julio de 1993, exp. 7622.
90
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección C. Sentencia del 1º de octubre de 2018, exp. 46787.
criterios de imputación, bien para corregir o complementar los resultados del juicio
de causalidad, o bien para sustituir a ese criterio”.

Para ello, la jurisprudencia se ha servido, principalmente, de la falla del servicio,


como criterio de atribución de la obligación de reparar el daño, así como de
criterios objetivos basados en el principio de igualdad y la creación del riesgo.

En todo caso, el artículo 90 constitucional no privilegia un título de imputación


específico, correspondiéndole al juez de responsabilidad su determinación,
atendiendo a las circunstancias específicas del caso, sin desconocer, claro está, el
derecho fundamental a la igualdad, reflejado en la construcción jurisprudencial de
una argumentación específica constitutiva de un precedente en eventos de daños
antijurídicos similares91.

Por otra parte, la Sala recuerda que la jurisprudencia contencioso-administrativa


ha venido entendiendo que la falta de funcionamiento de semáforos, como la que
se acreditó anteriormente, constituye una falla del servicio.

Bajo la vigencia del anterior CNTT92, dicha falla era atribuida a las autoridades
municipales, en cuanto –según el artículo 113 93– a éstas les competía la
colocación de marcas y señales para estacionamiento, paraderos, cruces de
peatones, zonas escolares, zonas de taxis, zonas de cargue y descargue y demás
a que haya lugar en las vías urbanas, de acuerdo con las orientaciones del
Ministerio de Obras Públicas y Transporte 94. No obstante, en los asuntos en los
que se acreditó que el servicio de semáforos era prestado por entidades de otro
nivel, con personería jurídica autónoma, la falla era atribuida a las mismas 95.

Con la modificación que el artículo 101 del Decreto 1809 de 1990 le introdujo al
artículo 133 del anterior CNTT 96, la atribución de la falla pasó a verificares con
base en la norma que definía las competencias del ente territorial demandado 97 o
una prueba que demostrara que el ente demandado tenía la responsabilidad de
velar por el mantenimiento de la red de semáforos 98, ya que con la nueva
disposición no se especificaba que la labor de señalización le correspondiera a los
municipios, de la forma en que lo hacía la primera versión del referido artículo.
91
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección C. Sentencias del 29 de octubre de 2018, exp.
40618; del 29 de octubre de 2018, exp. 41306; del 26 de noviembre de 2018, exp. 41111; del 14 de diciembre
de 2018, exp. 42220.
92
Decreto 1344 de 1970, modificado por la Ley 33 de 1986.
93
“Artículo 113. Las autoridades municipales de tránsito colocarán en las vías urbanas las marcas y señales
para estacionamiento, paraderos, cruce de peatones, zonas escolares, zonas de taxis, zonas de cargue y
descargue, y demás a que haya lugar, de acuerdo con las pautas del Ministerio de Obras Públicas, quien
tendrá a su cargo la colocación de las señales en las autopistas y carreteras”.
94
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencias del 3 de septiembre de 1993, exp. 6852; y del 19 de
julio de 2001, exp. 11956.
95
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 18 de octubre de 2000, exp. 11981.
96
“El artículo 113 del Decreto-ley 1344 de 1970, quedará así: Artículo 113. Las autoridades encargadas de la
conservación y mantenimiento de las carreteras o la autoridad de tránsito competente en el perímetro urbano,
colocarán y demarcarán las señales de tránsito de acuerdo con las pautas que el Instituto Nacional de
Transporte y Tránsito determine”.
97
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección A. Sentencia del 23 de junio de 2011, exp. 20999.
98
«Se encuentra acreditado, asimismo, que la Secretaría de Tránsito y Transporte Municipal de Cali, División
de Ingeniería, era la encargada de velar por el funcionamiento de la red de semáforos instalados en la ciudad,
conforme se deduce de la respuesta a una petición formulada por el apoderado de los demandantes (folios
10, 11, cuaderno 1), de donde se infiere, igualmente, que en los casos en los que se reporta un daño dicha
situación es puesta en conocimiento, de manera inmediata, al Grupo de “Guardas Bachilleres”, para que
asuma la responsabilidad de la regulación del tráfico en la intersección afectada, al paso que se establece
simultáneamente una comunicación con los técnicos encargados del mantenimiento, para que se trasladen
hasta el sitio y procedan a la reparación». CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera, Subsección A. Sentencia
del 11 de julio de 2012, exp. 24445.
Con respecto al mantenimiento de las señales de tránsito, dentro de las que se
encuentran los semáforos, el CNTT vigente establece:

“Artículo 115. Reglamentación de las señales. El Ministerio de Transporte diseñará


y definirá las características de las señales de tránsito, su uso, su ubicación y
demás características que estime conveniente. Estas señales serán de obligatorio
cumplimiento para todo el territorio nacional.

Parágrafo 1o. Cada organismo de tránsito responderá en su jurisdicción por la


colocación y el mantenimiento de todas y cada una de las señales necesarias para
un adecuado control de tránsito que serán determinadas mediante estudio que
contenga las necesidades y el inventario general de la señalización en cada
jurisdicción”.

Por otro lado, el artículo 3º de CNTT define las autoridades de tránsito, dentro de
las que se encuentran los “organismos de tránsito de carácter departamental,
municipal o distrital”, así como “el Ministro de Transporte”, los “Gobernadores y los
Alcaldes”, “[l]a Policía Nacional a través de la Dirección de Tránsito y Transporte”,
y “[l]os Inspectores de Policía, los Inspectores de Tránsito, Corregidores o quien
haga sus veces en cada ente territorial”, entre otros. No cabe así afirmar
directamente, a partir de la normativa vigente, que el municipio demandado en el
sub lite es el responsable de la colocación y el mantenimiento de los semáforos
que –como se acreditó– se encontraban fuera de servicio cuando se produjo el
accidente en el que resultó lesionado el señor Sánchez Arango.

No obstante, observa este Colegiado que, conforme a lo indicado en el informe de


accidente núm. 02-0038799, éste se produjo en el área urbana de Popayán. Aparte,
en respuesta al oficio dirigido a la Alcaldía de Popayán, con el fin de que informara
“si para el 4 de febrero de 2003, entre las 21:30 y las 22:00 horas, los semáforos
de la carrera 6ª con calle 18 Norte en esta ciudad se encontraban en
funcionamiento”100, la Secretaría de Tránsito y Transporte de dicho municipio
remitió oficio101 en el que manifestó que no contaba con un registro de lo ocurrido,
en lugar de remitir el oficio a otra autoridad. Además, el artículo 6º del CNTT
establece que: “Serán organismos de tránsito en su respectiva jurisdicción: […] c)
Las secretarías municipales de tránsito dentro del área urbana de su respectivo
municipio y los corregimientos; […]” Tampoco pierde de vista la Sala que el
municipio demandado no presentó excepción frente a la atribución de
responsabilidad al mismo, argumentando que el servicio de semaforización le
correspondiera a otra entidad.

De lo anterior, infiera la Subsección que la falta de funcionamiento de los


semáforos ubicados en el la intersección de la carrera 6 con la calle 18 N de
Popayán el cuatro (4) de febrero de dos mil tres (2003), en horas de la noche, es
atribuible al municipio de Popayán.

3.2.2.8.- Sin embargo, la Sala considera que la referida falla del servicio atribuida
al ente territorial demando no mueve automáticamente a imputar a éste la
obligación de indemnizar el daño sufrido por Joel Andrés Sánchez Arango, ya que
con esa falla no se creó el riesgo que, en el caso concreto, se concretó los daños
irrogados a demandante. En este asunto, no se demostró que, por un déficit en el
mantenimiento de los semáforos, el conductor del taxi con placas UQG-107
hubiera creído que el mismo se encontraba en verde, llevándolo así, dicha falla, a
99
Folios 36, 37, 178 y 179 del cuaderno 3.
100
Núm. 5º del auto del 18 de mayo de 2007, obrante a folios 106 a 109 del cuaderno 1.
101
Folio 150 del cuaderno 3.
crear el riesgo que se materializó en el daño sufrido por el demandante 102.
Tampoco cabe afirmar que, por falta de visibilidad, el conductor del taxi hubiera
creído que no existía un semáforo, continuando su marcha en línea recta confiado
en tener la prelación, con lo que la falta de funcionamiento del semáforo habría
creado el riesgo que se materializó en el accidente 103. No se acreditó, finalmente,
que hubieran concurrido una serie de fallas, adicionales al no-funcionamiento de
los semáforos, que hubieran creado un riesgo que se hubiera concretado en la
colisión104.

En el presente asunto, el conductor del taxi con placas UQG-107 pudo percibir que
los semáforos ubicados en la intersección en la que ocurrió el accidente se
encontraban fuera de servicio. Esta circunstancia, sin embargo, no lo llevó a
trasgredir múltiples disposiciones de tránsito, lo que –como se determinó
previamente105– trajo consigo la creación del riesgo que materializó en el daño
sufrido por el actor. Por el contrario, al percibir con claridad que el semáforo se
encontraba fuera de servicio, el conductor del taxi estaba obligado a observar las
normas sobre prelación y cuidado establecidas en los artículos 55, 61, 66 y 70 del
CNTT, que entran a regir ante el cese de los semáforos 106 y que tenía la obligación
de conocer y atender, más aun cuando se trataba de una persona que se
dedicaba a la conducción de un automóvil de transporte público. Al no hacerlo, el
conductor del taxi frustró la expectativas que un sujeto en la posición de la víctima
tendría, produciendo así el accidente que se presentó al continuar ésta su
trayectoria, bajo la suposición de que los demás acatarían las disposiciones de
tránsito pertinentes. Fue pues con la violación de normas de tránsito en que
incurrió el taxista, con lo que resultaron frustradas las expectativas existentes en el
tráfico terrestre, ocasionando el daño y no con la falta de funcionamiento de los
semáforos, que no tuvo una incidencia determinante en el mismo.

Así pues, al ser imputable el daño únicamente del conductor de taxi con placas
UQG-107, quien actuó con negligencia e imprudencia sumas 107, sin que quepa

102
En la sentencia proferida por la Sección Tercera, Subsección A, el 11 de julio de 2012, dentro del
expediente 24445, la Sala atribuyó parcialmente la obligación de reparar el daño al municipio demandado, por
la falla en el servicio que supuso no haber mantenido en buen estado los semáforos, pese a que llevaban
varios días dañados, se habían producido otros accidentes en el mismo lugar y el daño ya había sido
reportado a las autoridades. En el caso concreto, a juicio de la Sala, la omisión del ente demandado
incrementó el riesgo de que se produjera el daño, en la medida en que el semáforo “carecía de un protector o
caperuza sobre las luminarias, [lo] que provocó un efecto lumínico que confundió al conductor del Chevrolet
Spring, quien pensó que tenía la vía porque creía que el semáforo se encontraba en verde”. De esta forma,
entendió que la falla en el mantenimiento del semáforo produjo una confusión en el conductor del Chevrolet
Spring, quien se vio a abocado a desplegar la conducta que finalmente concluyó con el accidente vehicular
que ocasionó el daño, por lo que el daño no le era imputable al conductor del referido automóvil, sino a la
Administración.
103
En el caso resuelto por la sentencia de la Sección Tercera del 19 de julio de 2001 (exp. 11956), fue
condenado el ente territorial demandado, debido a que no era visible un semáforo, lo que llevó a que el
conductor, creyendo tener prelación, continuara en marcha ocasionando con ello un daño resarcible.
Consideró la Sala, entonces, que se presentaba un fenómeno de concausalidad, ya que, al confluir dos (2)
vías principales en la intersección en la que ocurrió el accidente, ninguna de ellas tenía prelación, por lo que el
demandante debería haberse detenido y no lo hizo.
104
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 3 de septiembre de 1993, exp. 6852.
105
Apartado 3.2.2.6.
106
CONSEJO DE ESTADO, Sección Tercera. Sentencia del 18 de octubre de 2000, exp. 11981.
107
En la sentencia sentencia del 18 de octubre de 2000, proferida dentro del expediente 11981, la Sección
Tercera juzgó que, pese a que se había presentado una falla, porque no funcionaba uno de los semáforos
ubicados en la intersección en la que se produjo el accidente, el daño era imputable únicamente al conductor
que no observó el semáforo ubicado en la otra esquina y continuó en marcha. La Sala concluyó que, “no
obstante la existencia de una falla en la prestación del servicio de señalización del tráfico”, el conductor obró
con “negligencia e imprudencia sumas”, ya que “advirtiendo que el semáforo del costado derecho de la
calzada estaba apagado, estaba obligado a observar el semáforo de la izquierda, y no podía, sin más,
suponer que existía un daño en todos los semáforos de la intersección y que, en consecuencia, debían operar
las reglas de prelación previstas en el Código Nacional de Tránsito, que le daban derecho a cruzar la
intersección, sin precaución alguna”.
imputarle el mismo al municipio de Popayán, la Sala procederá a desestimar las
pretensiones de la demanda, conforme al artículo 90 constitucional.

3.3. Condena en costas.

No hay condena en costas, porque de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 55


de la Ley 446 de 1998, sólo hay lugar a su imposición, cuando alguna de las
partes hubiere actuado temerariamente y como en este caso no se vislumbra que
se hubiese actuado de esa manera, la Subsección no proferirá condena alguna en
ese sentido.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, Subsección C, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley,

FALLA:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia proferida por la Sala de Decisión número tres


(3) del Tribunal Administrativo del Cauca el doce (12) de abril de dos mil doce
(2012); y, en su lugar, dispone: NEGAR todas las pretensiones de la demanda, por
los motivos expuestos en esta providencia.

SEGUNDO: Sin condena a costas

TERCERO: Ejecutoriada esta providencia, devuélvase el expediente al tribunal de


origen.

NOTIFÍQUESE y CÚMPLASE.

JAIME ENRÍQUE RODRÍGUEZ NAVAS


Presidente de Sala

GUILLERMO SÁNCHEZ LUQUE


Magistrado
Aclaro voto

NICOLÁS YEPES CORRALES


Magistrado

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