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2 Pedro 3:18
Esta es la inquietud que habitualmente salta a la mente de quienes recién
empiezan en los caminos del Señor, sin embargo, a veces, también es necesario
reencontrarse con Dios, luego de varios años de mantener una relación con Él,
relación que a veces parece “enfriarse”.
Series: Devocionales
¿Qué debo hacer entonces? Oraré en el espíritu y también oraré con palabras que
entiendo. Cantaré en el espíritu y también cantaré con palabras que entiendo.
1 Corintios 14:15
¿Qué tenemos que hacer para que Dios escuche nuestras oraciones?
¿Qué es la Gracia?
Algunas personas hoy día nos dicen que solo podemos hablar directamente con
Dios cuando oramos con el "don de gracia de las lenguas". Veamos juntos lo que
Dios nos dice en la Biblia acerca de la oración del creyente: alguien que ha
aceptado a Jesús como su Salvador. De parte del incrédulo, solo hay una oración
que Dios promete escuchar cada vez: cuando ellos le piden a Jesús que les salve.
(Lee Juan 9:31) No existen palabras mágicas para esto, no hay “palabras
correctas” que se puedan decir; es simplemente una oración de corazón para que
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Dios les ayude y les salve. El ladrón que estaba junto a Jesús en la cruz oró
simplemente: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42).
La primera pregunta que debemos hacer acerca de este "regalo de gracia" es:
"¿Qué es la gracia?" Muy sencillo; justicia es el recibir lo que merecemos.
Misericordia es ser salvado de lo que merecemos. Y la gracia es recibir el favor de
Dios que no merecemos. Todos hemos pecado. La sentencia de la justicia de Dios
es que nuestro pecado merece la muerte (Romanos 6:23).
Así que la justicia exige que debemos morir. La misericordia de Dios es que no
morimos en el momento en que pecamos. Él ha retrasado la sentencia de muerte
para darnos la oportunidad de venir a Él (2 Pedro 3:9). Sin embargo, la gracia de
Dios va más allá de eso y provee un sustituto para nuestra sentencia de muerte. Él
dio a Su único Hijo para morir en nuestro lugar, un regalo que no merecíamos y
que nunca podríamos merecer; para que pudiéramos vivir para siempre. Sin
embargo, Su justificación exige que este regalo de perdón sea otorgado sólo a
aquellos que buscan ese regalo y que creen en Él (Juan 1:12).
El apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 14:6-33 que es mucho más necesario hablar
dando aliento o de paz o bendición en un idioma que otros puedan entender, que
hablar en un idioma que nadie de los que escuche pueda interpretar.
Oración
Muchas personas pueden decir que orar en un idioma desconocido significa que
estamos hablando con Dios, que este es el lenguaje de Dios. Pero la Biblia nos
dice que Dios quiere que le conozcamos y que aprendamos a confiar en Él (2
Pedro 3:18). Si yo hablo con Dios y no sé qué estoy orando (1 Corintios 14:2),
entonces, ¿cómo puedo alabarle y glorificarle cuando Él contesta mi oración?
Cuando tratamos de convertir lo que dice en Romanos 8:26 en algo acerca de orar
en idiomas desconocidos, cambiamos la hermosa promesa en algo diferente. Un
ejemplo reciente en mi vida fue cuando estaba al lado de mi madre cuando ya no
podía cuidarse o tan siquiera hablar con nosotros. Nuestra oración a Dios a veces
era que le ayudara a decir lo que estaba tratando de decirnos, y otras veces era
simplemente pediéndole a Dios que le llevara a su casa en el cielo donde ella
quería estar. Sabíamos que sólo Dios podría sanarle si ese era Su deseo, y sin
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embargo ella había vivido una larga vida y estaba lista para encontrarse con Él. A
veces nuestras oraciones eran simplemente: "¡Oh Dios!" Verdaderamente
queríamos que la voluntad de Dios se hiciera por ella. Nuestra voluntad era
mantenerle con nosotros. La voluntad de ella era ir con Él. Y en el clamor de
nuestros espíritus, el Espíritu estaba de acuerdo con la voluntad de Dios para su
vida. Dios había preservado su vida cuando los médicos dijeron que era imposible
para ella vivir. Él le había dado mucha alegría cuando ella dio su vida sirviéndole a
los demás.
Pero este día Él le llevó a casa, suavemente y sin dolor. Si yo no hubiese sabido
exactamente qué palabras yo había usado para orar ese día, yo no podría tener la
paz y la alegría de Su respuesta específica a mi oración por ella. Una paz y una
alegría que no tienen ninguna razón terrenal para estar ahí cuando perdemos a
alguien que amamos. Dios había contestado mi oración ese día exactamente
como yo había orado: que Él le llevara a casa en paz y sin dolor.