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A veces nos preguntamos: ¿Cómo fortalezco mi

relación con Dios?


Escrito por Radio HCJB2 on 14/05/2019
Series: Devocionales

...crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

2 Pedro 3:18
Esta es la inquietud que habitualmente salta a la mente de quienes recién
empiezan en los caminos del Señor, sin embargo, a veces, también es necesario
reencontrarse con Dios, luego de varios años de mantener una relación con Él,
relación que a veces parece “enfriarse”.

La Biblia dice que es necesario “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro


Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18) y por ello te ofrecemos algunos
consejos para lograrlo:

 Lee la Biblia diariamente: Además de revelar la Buena Nueva del perdón


y la vida eterna, la Palabra puede responder a muchas preguntas que te
surgirán al intentar vivir una vida que agrade a Dios. Ella te permitirá
estar “enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:17).
Piensa en lo que has leído; estúdialo y analízalo. Pide a tu pastor o a un
amigo cristiano maduro que te recomiende una buena guía para el
estudio bíblico. La Biblia no sólo nos revela a Dios; también contiene
mayor sabiduría que todos los demás libros del mundo.
 Ora todos los días: Habla con Dios a menudo. Coméntale tus problemas.
Permite que Él lleve el peso de tus aflicciones. (Mateo 11:28; 1 Pedro
5:7). Alaba y agradece a Dios por quien Él es y por lo que ha hecho por
ti. Admite tus debilidades. Confiesa todo pecado específico del que
tengas conciencia. Ora también para que otras personas reciban a
Jesucristo como su Señor y Salvador. Planifica un tiempo específico para
orar, preferentemente por la mañana. Hazlo un hábito.
 Aprende a depender del Espíritu Santo: El Espíritu Santo vive realmente
dentro de cada persona que cree en Cristo. (Juan 14:16-17) La Biblia
dice que el Espíritu Santo, al vivir en tu interior, es consejero, y te ayuda
a comprender la verdad revelada en la Palabra de Dios. Deja que te
guíe, te enseñe y te redarguya las veces que sea necesario.
 Asiste regularmente a la iglesia: Relacionándote con otros cristianos
podrás aprender mucho más de Dios.
 Sirve a los demás: Cuanto más entregues de ti, más disfrutarás de tu
vida cristiana. Habla con tu pastor sobre las formas y oportunidades de
servir a Cristo y de testificar de Él.
 Vence tus dudas: Pueden haber grandes fracasos en tu vida cristiana o
quizá te descubras pensando cosas que se supone que los cristianos no
deben pensar o quizá te moleste algún pecado no confesado. Cuando te
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sucedan estas cosas, es importante recordar que no eres salvo por ser
una persona buena sino por lo que Cristo ya hizo por ti. Piensa en esta
verdad que te traerá paz y seguridad.
 Vive un día a la vez: Demasiadas veces, permitimos que la ansiedad nos
domine. Nos preocupamos hasta enfermarnos, pensando en lo que
puede suceder mañana. ¡Nos hacemos problema por las cosas aún
antes de que existan! La Biblia dice que no debemos estar ansiosos por
lo que pueda suceder mañana (Mateo 6:33-34) y promete que: “Como
tus días serán tus fuerzas” (Deuteronomio 33:25, RVR-1960). En otras
palabras, la gracia de Dios será suficiente para enfrentar las demandas
de cada nuevo día.

Ora esta semana:


Señor Jesús, deseo fortalecer mi relación contigo. Ayúdame a depender de ti en
todo y a buscar más de ti.

¿Cómo Puede Mi Oración ser


Escuchada?
Un Regalo de Gracia de Dios
Escrito por Ruth on 28/05/2019

Series: Devocionales

¿Qué debo hacer entonces? Oraré en el espíritu y también oraré con palabras que
entiendo. Cantaré en el espíritu y también cantaré con palabras que entiendo.

1 Corintios 14:15

¿Qué tenemos que hacer para que Dios escuche nuestras oraciones?

¿Qué es la Gracia?
Algunas personas hoy día nos dicen que solo podemos hablar directamente con
Dios cuando oramos con el "don de gracia de las lenguas". Veamos juntos lo que
Dios nos dice en la Biblia acerca de la oración del creyente: alguien que ha
aceptado a Jesús como su Salvador. De parte del incrédulo, solo hay una oración
que Dios promete escuchar cada vez: cuando ellos le piden a Jesús que les salve.
(Lee Juan 9:31) No existen palabras mágicas para esto, no hay “palabras
correctas” que se puedan decir; es simplemente una oración de corazón para que

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Dios les ayude y les salve. El ladrón que estaba junto a Jesús en la cruz oró
simplemente: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42).

La primera pregunta que debemos hacer acerca de este "regalo de gracia" es:
"¿Qué es la gracia?" Muy sencillo; justicia es el recibir lo que merecemos.
Misericordia es ser salvado de lo que merecemos. Y la gracia es recibir el favor de
Dios que no merecemos. Todos hemos pecado. La sentencia de la justicia de Dios
es que nuestro pecado merece la muerte (Romanos 6:23).

Así que la justicia exige que debemos morir. La misericordia de Dios es que no
morimos en el momento en que pecamos. Él ha retrasado la sentencia de muerte
para darnos la oportunidad de venir a Él (2 Pedro 3:9). Sin embargo, la gracia de
Dios va más allá de eso y provee un sustituto para nuestra sentencia de muerte. Él
dio a Su único Hijo para morir en nuestro lugar, un regalo que no merecíamos y
que nunca podríamos merecer; para que pudiéramos vivir para siempre. Sin
embargo, Su justificación exige que este regalo de perdón sea otorgado sólo a
aquellos que buscan ese regalo y que creen en Él (Juan 1:12).

¿Qué es el don de Lenguas?


¿Qué es eso del "don de lenguas"? Según la Biblia (Romanos 12:6-8 y 1
Corintios 12:8-10) el "don de lenguas" es uno de los dones que el Espíritu de
Dios da a los creyentes para que sirvan en el "cuerpo de Cristo": la Iglesia
(Romanos 12:4-5). Cada don que el Espíritu da es para el propósito de
ministrarnos unos a otros, así como para hablarles a otros sobre Jesús, y no todos
recibirán los mismos dones (1 Corintios 12:27-31).

El apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 14:6-33 que es mucho más necesario hablar
dando aliento o de paz o bendición en un idioma que otros puedan entender, que
hablar en un idioma que nadie de los que escuche pueda interpretar.

Oración
Muchas personas pueden decir que orar en un idioma desconocido significa que
estamos hablando con Dios, que este es el lenguaje de Dios. Pero la Biblia nos
dice que Dios quiere que le conozcamos y que aprendamos a confiar en Él (2
Pedro 3:18). Si yo hablo con Dios y no sé qué estoy orando (1 Corintios 14:2),
entonces, ¿cómo puedo alabarle y glorificarle cuando Él contesta mi oración?

Cuando tratamos de convertir lo que dice en Romanos 8:26 en algo acerca de orar
en idiomas desconocidos, cambiamos la hermosa promesa en algo diferente. Un
ejemplo reciente en mi vida fue cuando estaba al lado de mi madre cuando ya no
podía cuidarse o tan siquiera hablar con nosotros. Nuestra oración a Dios a veces
era que le ayudara a decir lo que estaba tratando de decirnos, y otras veces era
simplemente pediéndole a Dios que le llevara a su casa en el cielo donde ella
quería estar. Sabíamos que sólo Dios podría sanarle si ese era Su deseo, y sin
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embargo ella había vivido una larga vida y estaba lista para encontrarse con Él. A
veces nuestras oraciones eran simplemente: "¡Oh Dios!" Verdaderamente
queríamos que la voluntad de Dios se hiciera por ella. Nuestra voluntad era
mantenerle con nosotros. La voluntad de ella era ir con Él. Y en el clamor de
nuestros espíritus, el Espíritu estaba de acuerdo con la voluntad de Dios para su
vida. Dios había preservado su vida cuando los médicos dijeron que era imposible
para ella vivir. Él le había dado mucha alegría cuando ella dio su vida sirviéndole a
los demás.

Pero este día Él le llevó a casa, suavemente y sin dolor. Si yo no hubiese sabido
exactamente qué palabras yo había usado para orar ese día, yo no podría tener la
paz y la alegría de Su respuesta específica a mi oración por ella. Una paz y una
alegría que no tienen ninguna razón terrenal para estar ahí cuando perdemos a
alguien que amamos. Dios había contestado mi oración ese día exactamente
como yo había orado: que Él le llevara a casa en paz y sin dolor.

Ora esta semana:


Amado Padre Celestial, ayúdame a crecer para conocerte mejor, para comprender
Tu voluntad para mi vida y para obedecerte inmediatamente en todo lo que me
pidas.

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