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CONGRESO
CENTROAMERICANO DE FILOSOFÍA
UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR
NOVIEMBRE DE 2011
Departamento de Filosofía
Facultad de Ciencias y
Humanidades
Universidad de El Salvador
"Nuestra filosofía, ciertamente, no posee la originalidad ni el valor
universal que han logrado las grandes filosofías de la cultura europea;
carece desde luego de conceptos propios elevándose a un plano de 'eterna
validez'. Piénsese, por ejemplo, en el concepto 'positivismo' que vale tanto
para sus creadores como para nosotros. Sin embargo, esto no implica que
nuestro positivismo, nuestro cartesianismo, o nuestra escolástica carezca de
importancia. En este ser nuestro está precisamente expresada una
experiencia personal, propia, y por lo mismo, original".
Leopoldo Zea, El positivismo en México
Presentación
Los textos que se recogen en la presente publicación y que hoy ofrecemos a
ustedes corresponden a las ponencias presentadas en el Segundo Congreso
Centroamericano de Filosofía realizado en la Universidad de El Salvador, los
días 23, 24 y 25 de noviembre de 2011.
El acto inaugural estuvo presidido por el Maestro Ricardo Adán Molina Meza,
Director del Departamento de Filosofía de la Facultad de Ciencias y
Humanidades periodo 2007 -2011 quien expresó el rumbo que seguiría este
Segundo congreso con el objetivo de reunir a los filósofos de la región, y
establecer vínculos permanentes en los ámbitos académico, científico y
cultural que correspondan a una voluntad de integración centroamericana, a la
creación de un pensamiento filosófico propio, que incorpore las expresiones
culturales que generan identidad en nuestras naciones.
En el Primer Congreso Centroamericano de Filosofía realizado en la ciudad de
Antigua Guatemala se firmó la primera declaración que en este Segundo
Congreso se reitera y amplía en la llamada Declaración de San Salvador y que
en sus partes medulares se refiere a los siguientes puntos:
1. Estamos convencidos que a los centroamericanos no solo nos une
la extensión territorial que ocupamos en el continente, sino que nos
une la historia, el desarrollo económico, social y cultural, y por
consiguiente las ideas que unifican nuestros ideales de paz, justicia
y libertad.
2. En nuestro tiempo, los problemas que aquejan el desarrollo pleno
de la persona humana son comunes en nuestros países, razón por la
que corresponde a los humanistas estudiar, discutir y proponer
teorías que conduzcan a la transformación de nuestras realidades.
Desde sus inicios en la década de los años sesentas, estos congresos fueron
pensados para abrir espacios de comunicación entre los profesores
centroamericanos de filosofía, intercambiar ideas en torno a tres temas
importantes como son: la enseñanza de la filosofía en nuestras universidades,
la investigación filosófica, y la proyección e incidencia de la filosofía en la
realidad nacional a través de sus profesionales.
Nos interesa compartir experiencias y encausar inquietudes en estas temáticas.
El espíritu que nos anima, tiene su punto de partida en una vocación de unidad
centro americanista, que busca establecer lazos culturales que correspondan a
una voluntad de integración centroamericana y a la creación de un
pensamiento original que dé respuestas a las necesidades de los problemas que
se presentan al pensamiento de los hombres y mujeres de la región,
incorporando las diversas manifestaciones culturales para avanzar hacia una
identidad cultural centroamericana solida, libre, y que se capaz de auto
determinar su destino.
Nos interesa intercambiar experiencias sobre el quehacer académico regional,
sobre las facilidades de investigación y las formas de implementar una
comunicación fluida y una producción teórica que responda a las inquietudes
regionales hacia un pensamiento independiente y creativo capaz de
contrarrestar el avasallamiento cultural y las amenazas que se ciernen sobre
los valores de la paz y la coexistencia civilizada entre los pueblos, en estos
tiempos de la globalización y prevalencia de políticas neoliberales.
Varias mesas de discusión tuvieron lugar y en ellas se abrieron espacios de
diálogo y reflexión crítica donde se debatieron las ponencias que hoy se
publican, algunas con posiciones a veces encontradas pero siempre vitales y
con buenos argumentos. Sabemos que la diversidad enriquece y hace posible
las diferencias de enfoque e interpretación, que lejos de ser fuente de
malentendidos irreconciliables debe ser la base sobre la que se asienta la
capacidad crítica a ser empleada para llegar a puntos de entendimiento.
Algunas ponencias versan sobre temas claves vinculados a la justicia social, la
identidad y la construcción de una sociedad incluyente que deja atrás la
violencia estructural y atiende los problemas socioculturales e históricos que
la afectan. Los trabajos incluidos en este volumen retoman la participación de
algunos estudiantes y académicos de reconocido prestigio, los que pueden dar
una idea de los temas abordados.
La Asociación Centroamericana de Filosofía quiere dejar constancia de su
agradecimiento al Departamento de Filosofía de la Facultad de Ciencias y
Humanidades de la Universidad de El Salvador, por la organización y
realización de este Segundo Congreso, a las autoridades de la Facultad de
Ciencias y Humanidades. Gracias a los anfitriones por su cordial acogida y a
las delegaciones participantes. Gracias por ese espíritu centro americanista que
nos compromete a todos a seguir trabajando por ese ideal de unión cultural
centro y latinoamericana, que ya estamos pr realidad con estos espacios de
convivencia solidarios.
Francisco Márquez
Presidente
Asociación Centroamericana de Filosofía
Periodo 2010-2011
Introducción
El quehacer filosófico en nuestra región centroamericana lo identifica en las
culturas precolombinas, desde la llegada de los europeos, Costantino
Lascaris(1923-1979) en el libro de la Historia de las Ideas de Centroamérica,
publicado por el CSUCA en 1970, este filosofo español, vivió en Costa Rica
desde 1956 hasta 1979, y trabajó en la Universidad de Costa Rica; nos relata,
que en la región de Nicaragua “el conquistador Gil González Dávila se
encontró con el Cacique Nicarao(Macuil Miquiztli), al cual le recibió con
simpatía y entre ambos señores, se estableció un dialogo, en el que Nicarao
fue preguntando y Gil respondiendo…” “Gil González, explica al Cacique
1
todo Aquello en que debe estar informado, respecto al Requerimiento ,
documento leído a los nativos para luego decidirse por la guerra o el
vasallaje del Rey” “el cacique pregunta: ¿si el diluvio pasado, se repetirá?,
¿si vienen del cielo los españoles?, ¿si bajaron en línea recta o en arco?, ¿si
la tierra se volcara algún día?, ¿cuál será el final del linaje humano?,
¿cuando se apagara el sol, la luna y los astros, como se origina los vientos, el
calor y el frio, los días y la noche?, ¿Qué debo hacer para agradar a ese
Dios?” (C. Lascaris, Historia de la Ideas, 2da Ed. 1982, pág. 36) Las preguntas
tratan aspectos generales y fundamentales, responden a preocupaciones: tales
como, saber de los europeos, información sobre la dinámica de desarrollo de la
naturaleza, y sobre el Dios de los europeos. Nicarao, no es sólo un cacique
curioso, sino que escucha el Requerimiento del conquistador, pero planteando
las interrogantes que él mismo conquistador por su formación no podía dar
respuesta; cuestiona aspectos propios de los problemas filosóficos
relacionados al sentido de la vida y bien podríamos decir del Ser, ya
cuestionados siglos antes por la cultura griega.
Trata temas que no encajaban en los aspectos axiológicos del cacique y los
actos de valor de los conquistadores, tales como: ¿para qué querían tanto oro
tan pocos hombres? El relato citado por Constantino Lascaris en su libro,
identifica un aspecto reflexivo, discursivo, lógico propio del desarrollo del
gobernante Nicarao. En el cuestionamiento del Cacique, se puede identificar
una necesidad vital de explicarse ¿el porqué de las cosas?, respuestas que los
europeos no lograron atender filosóficamente, sino que recurrieron a la
explicación religiosa, teológica de la que ellos formaban parte, y que ajustaron
a sus intereses y necesidades inmediatas propias del sometimiento y conquista.
El pensamiento filosófico, sin duda, lo encontramos en esas interrogantes de
las culturas precolombinas, y esos cuestionamientos serán tratados
posteriormente en la colonia desde aspectos filosóficos del pensamiento
agustino y tomista; esa fue la incursión primaria de la filosofía europea en
nuestra América, posteriormente la influencia de la Filosofía Moderna el
pensamiento liberal, en las luchas de emancipación; desde finales del siglo
XIX y primera mitad del XX la influencia positivista, y algunas ideas del
pensamiento de Carlos H. Marx llegaran a nuestra América, por el
movimiento de los trabajadores “por la simpatía generada en un lejano país
donde habían triunfado los proletarios”, (Dalton García; Roque. Miguel
Mármol).
Solo en años recientes del fin del siglo XX con la Filosofía Intercultural, la
Filosofía de la Liberación, y la Filosofía de la Praxis y el reconocimiento de
los pueblos originarios se tratara un pensamiento filosófico que destaca lo
propio de América Latina.
Centroamérica en eses contexto ha compartido en toda la región niveles de
sometimiento desde la conquista por los europeos, la dominación colonial de
familias y religiosos que se disputaban el saqueo de la región, la violenta
formación de los Estados Nacionales, con fuertes disputas entre criollos por
gobernar una u otra provincia, y las férreas dictaduras militares del siglo XX,
(Gral. Jorge Ubico Castañeda 1931-44, en Guatemala; Gral. Tiburcio Carias
Andino 1932-49 en Honduras; Gral. Maximiliano Hernández Martínez 1931-
44 en El Salvador; General Anastasio Somoza García 1937-47, 1950-56
Coronel Luis Anastasio Somoza Debayle 1957-63, Anastasio Somoza Debayle
1967-79 en Nicaragua), expresiones político militares de las acaudaladas
familias oligarcas apoyadas en algunos casos desde los gobiernos de Estados
Unidos. Ese ha sido el tránsito de Centroamérica desde la llegada de los
conquistadores hasta finales del siglo XX.
En ese espacio la educación, la ciencia y la cultura en general se valora en la
medida que es una extensión ideológica de las políticas de los gobernantes
apoyados por la oligarquía. Corrientes filosóficas que tengan una postura
independiente, o en contra de aquellas oligarquía fueron inmediatamente
eliminadas o en el mejor de los casos neutralizada cerrándole todo espacio de
desarrollo.
No es casual que desde la década de los sesenta del siglo XX, se inicie los
primeros encuentros filosóficos, ante la preocupación de intelectuales que
consientes del papel trasformador del pensamiento filosófico debían de hacer
algo, proponer algo, estudiando lo que se había hecho y cuestionarse nuevas
rutas que permitiera recuperar ideales universales que le son inherente a toda
nación humana que busca libremente un futuro digno para sus semejantes.
Es así como desde finales de los años noventas inicia un proceso de fin de las
dictaduras militares, de diálogo y negociación y de Acuerdos de Paz, de
pacificación después de vivir las dictaduras militares en Centroamérica, y el
fin de la guerra de doce años en El Salvador; condición que como hemos dicho
no permitió prácticas democráticas y libertad de pensamiento académico.
En la actualidad aspiramos a una Filosofía Nuestra y Autentica en la medida
que como afirma Leonardo Tobar González en Excurso, Las fundaciones de la
filosofía Latinoamérica (Pensamiento Filosófico Latinoamericano del Caribe y
“latino” 2011, pág. 255-261) Que responda a las Necesidades de la región.
Reflexiva, en la medida que elabore conceptos y categorías que traten las
particularidades de nuestra realidad, y Crítica en tanto contribuya a la
transformación afirmativa de nuestra realidad, únicamente de ese modo
podremos participar de las mejoras progresivas de la calidad de vida, a la que
podemos alcanzar en nuestra región los Centroamericanos.
Aspiramos a una filosofía que no solo trate aspectos generales relacionados a
la concepción del mundo, a los aspectos lógicos y metodológicos del
desarrollo científico y cultural, sino también que este comprometida con el
desarrollo integral de la persona humana en nuestra región.
Ricardo Adán Molina Meza
Departamento de Filosofía.
Índice
Presentación
Introducción
Filosofía y desarrollo social en Centroamérica
Héctor J. Samour Catan
Director de la Secretaría de Cultura de la Presidencia
El Salvador
Alberto Masferrer (1868-1932) Valoración histórica de los aportes humanistas
de la “Doctrina del mínimum vital”
Ricardo Adán Molina Meza
Departamento de Filosofía
Universidad de El Salvador
Significado y proyección de la filosofía en La literatura salvadoreña
Luis Fernando Morales Núñez
Departamento de Filosofía
Universidad de El Salvador
Sobre la perspectiva intercultural y el fenómeno “escuela para todos”. Una
experiencia iluminadora en América Central
José Manuel Fajardo Salinas
Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH
Confrontación de paradigmas en la filosofía latinoamericana
Leonel Eduardo Padilla
Universidad de San Carlos
Guatemala
Hacia una justificación del filosofar no europeo
Selvin Hernán Itzep Cortéz
Universidad de San Carlos
Guatemala
Filosofía intercultural en Guatemala. Tránsito Del particularismo al
universalismo
Francisco Antonio Márquez Guevara
Universidad de San Carlos
Guatemala
La Hermenéutica analógica como método para abordar la filosofía en nuestra
región
Luis Gustavo Vásquez Alvarado
Universidad de El Salvador
El Salvador
Utopía y sacrificialidad en Franz Josef Hinkelammer
Moisés Gómez
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
UCA El Salvador
¿Cuál es el valor de la enseñanza de la filosofía?
Ángelo Moreno
Departamento de Filosofía
Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH
Pensamiento filosófico en Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
Adelaida de Estrada
Universidad de El Salvador
El papel del genio en la estética kantiana: reflexiones críticas desde las
condiciones centroamericanas
Jorge Alberto Prendas-Solano
Universidad de Costa Rica UCR
Costa Rica
El pensamiento utilitarista de José Cecilio del Valle
Moris Polanco
Universidad Francisco Marroquín
Guatemala
Nueve Preguntas sobre el comunismo “a la tica”.
Roberto Herrera Zúñiga
Universidad de Costa Rica UCR
Costa Rica
Reflexiones sobre la libertad
Alejandro Serrano Caldera
Nicaragua
Pensar la historia del pensamiento
Jimmy Washburn
Universidad de Costa Rica UCR
Costa Rica
Tesis principales en el pensamiento de Francisco Gavidia
Manuel Enrique Azahar
Departamento de Filosofía
Universidad de El Salvador
Visión estética, filosófica de la realidad salvadoreña en la obra de Roque
Dalton. El pensamiento filosófico de Roque
Francisca Martínez Ferrer
Departamento de Filosofía
Universidad de El Salvador
Unidad político-militar, necesidad histórica en el proceso de liberación
salvadoreño.
José Guillermo Campos López
Departamento de Filosofía
Universidad de El Salvador
Dos pensadores Salvadoreños Alejandro Dagoberto Marroquín y Julio Fausto Fernández.
Francisco Mauro Guandique
Departamento de Filosofía
Declaración de Ier Congreso Centroamericano de Filosofía
Declaración de IIIer Congreso Centroamericano de Filosofía
Filosofía y desarrollo social en Centroamérica
Héctor J. Samour C.
Director de la Secretaría de Cultura de la Presidencia
El Salvador
El contexto histórico demando por parte del jesuita Ignacio Ellacuría,
reflexionar desde la realidad de los pobres de su tierra, una opción meditada y
tenaz que le costó la vida.
Esta opción suya, compartida también por otros compañeros con los que
trabajaba convirtió una institución universitaria en defensor de los más
débiles.
Ya más de tres décadas Ellacuría mostraba el horizonte de la globalización,
hacia una crítica de la civilización del capitalismo. En su discurso de
noviembre de 1989, Ellacuría volvió a criticar la civilización del capitalismo,
sin embargo, sostenía la validez de la filosofía y el paradigma de la liberación.
Para Ellacuría la civilización del capitalismo ha endurecido, es depravado,
tiene una forma de des humanismo. La civilización está gravemente enferma y
los hechos hasta el día de hoy lo han comprobado.
Para revertir la historia para no tener un desenlace fatídico, se ha buscado
cambios, creando modelos económicos políticos y militares donde la labor
política sea participativa.
Por la misma globalización y el mismo capitalismo, Ellacuría decía que el
filósofo tiene un gran reto. Hoy no podemos vivir como si el sistema pudiera
auto corregirse.
La crisis del capitalismo: la evolución del capitalismo no apunta a un orden
mundial si no al caos, porque ha chocado con los límites ecológicos del
planeta tierra, el sistema capitalista ha chocado con todo el sistema ecológico,
queda claro que los países ricos tienen hasta el día de hoy un déficit ecológico.
La escasez de recursos ecológicos nos sirve para demandar y condenar al
capitalismo.
Debemos pensar, que vamos a producir en este tiempo y con este sistema
capitalista si no hay de todo para todos. Hacer un reconocimiento de la escasez
de las desigualdades se hacen visibles.
Otro cambio del capitalismo es una inversión antropológica que se ha liberado
del consumismo individualizado, lo cual bloquea un sistema de globalización
verdaderamente humano. Estamos en una globalización que está afectando
incluso la verdadera situación de vivir en convivencia.
Esta crisis abre alternativas de buscar una nueva civilización no regida por el
capitalismo, la tarea es de crear e imaginar esa nueva civilización, como dijo
Manuel Ballestein: la transición de un estado a otro es caótico pero, debemos
estar consientes de que la globalización feliz ha llegado a su final.
Ellacuría decía que la necesidad histórica incluye la imprevisibilidad la
transformación de una población a otra puede cambiar con un sistema
realmente equitativo, y dependerá todo eso en que surjan sistemas de cambio y
un renovado sistema critico ósea una liberación de la filosofía, porque los
grandes filósofos como Sócrates, Platón Descartes, Marx, entre otros, han
logrado en su época una función liberadora muy importante, por esa razón no
se trata de un discurso universalista y cerrado.
Dentro de la política pos-moderna es incompatible con cualquier política
porque se trata de una agonía política, porque se occidentalizo y esa
occidentalización se niega a la crítica productiva, frente a un post-modernismo
por lo que no se puede negar eso ni mucho menos renunciar.
La seudo-concreción, es el fenómeno que no parte de la realidad y no permite
tener una visión concreta de algo.
Función liberadora de la filosofía:
Ellacuría prefería hablar de la función liberadora del quehacer filosófico, ya
que existe un conceso que estamos en una crisis de pensamiento.
Es evidente que las condiciones políticas son privilegiadas por el capitalismo,
hay ausencia de ideología. Como decía Ellacuría hay una agonía política.
Es paradójico cuando se violan ciertos derechos, se niega la crítica realista de
la situación. Ellacuría nos hablaba de los discursos los cuales se traducían en
dos: -el de los que tienen el poder, -el de los que no tienen el poder.
Decía que algunos filósofos se consideraban capaces de ser liberadores por si
solos, pero estaba el error de algunos filósofos por solo centrarse más en
alguna persona en particular. Creía mejor en el método, es decir, ir
metodológicamente a la encarnación del problema.
Se habla de libertad de prensa, pero la realidad es que solo la pueden ejercitar
solo aquellos que tienen los recursos económicos, pero que cuando la mayoría
no lo tiene termina la democracia.
Ellacuría decía que no se puede hablar de la libertad si no se contribuye a ella,
por ejemplo no podemos hablar del amor, si no lo practicamos o no amamos a
nadie, o no lo demostramos con los hechos.
En consecuencia, la realidad histórica es objeto de la Filosofía. Pero ese
proyecto que será ya un proyecto de madurez, una obra autónoma,
lamentablemente inacabada, ha seguido todo un proceso de elaboración que
merece la pena estudiar para actualizar en la inteligencia y en la realidad la
función liberadora de la Filosofía.
Y, puesto que la vida, al igual que la estructura de la realidad es dinámica,
interesa sobremanera al filósofo qué haya sido esa realidad histórica, qué es y
qué pueda ser en el futuro como actualización de posibilidades, como proceso
y como devenir en el que intervienen múltiples fuerzas que “mueven” la
Historia, la impulsan y la condicionan, a veces, en un sentido o en otro, según
sea la “praxis”.
Pues, en definitiva, la realidad histórica, dinámica, concretamente considerada,
tiene un carácter de praxis. La Historia no es un “factum” sino un
“faciendum”. La verdad de la realidad, dirá Ignacio, no es lo ya hecho; eso
sólo es una parte de la realidad.
A nuestro criterio, el principal mérito de este trabajo consiste en la descripción
de la idea filosófica que Ellacuría tiene para América Latina. A partir de los
textos “El objeto de la filosofía” y “Función liberadora de la filosofía”,
Domínguez esboza la naturaleza, objeto, función y posibilidad de la filosofía
latinoamericana en Ellacuría y concluye que “por esto no se identifica el
pensamiento de Ellacuría con la búsqueda de características peculiares o
exclusivas a una ‘filosofía latinoamericana’.
Para él, cualquier filosofía no podía ser otra cosa que la actualización, en una
determinada época y situación cultural, de los objetivos, funciones y
características que son esenciales a toda filosofía, se refería siempre a una
filosofía a secas y pocas veces a una filosofía latinoamericana.
La tarea de la filosofía tendría las siguientes características:
a) la realidad histórica como objeto de la filosofía
b) la realidad histórica no excluye necesariamente la realidad trans-histórica:
Dios
c) la filosofía es iluminación teórica de los procesos sociales ya que encarnan
la realidad histórica.
De esta forma, se concibe la filosofía como un momento de la praxis, pero con
una tarea eminentemente ética: “no se puede estar del lado de la opresión y de
la injusticia, pues éstas reprimen la verdad y retrasan, o impiden totalmente,
las dinámicas históricas hacia la perfección de la humanidad”, que necesita el
reconocimiento de sus exigencias específicas, a saber: el rigor técnico-
metodológico y la adecuada ubicación del filósofo frente a la realidad, de lo
contrario esperaría una labor estéril y contraproducente.
La función liberadora de la filosofía, en su doble capacidad (crítica y
creadora), va orientada principalmente a la ideología dominante, o mejor dicho
contra la ideologización (ocultamiento y distorsión de la realidad), para des-
ocultar y construir un nuevo lenguaje o ideología.
Resalta la idea que la vehicularían de las ideas de liberación está en manos de
las debidas fuerzas sociales, donde al filósofo no le corresponde la realización
de la política, sino la reflexión desde el verdadero sujeto de liberación: “las
fuerzas sociales que, conscientes de la inhumanidad que encierra la opresión,
reaccionan contra ella”.
Concluimos que para Ellacuría, cualquier intento de filosofía latinoamericana
de inspiración cristiana tiene que ser ‘filosofía de la liberación’, a manera de
no caer en defender un status quo e ideologizar una situación de opresión.
Alberto Masferrer (1868-1932) Valoración histórica de los aportes
humanistas de la “Doctrina del mínimum vital”
Ricardo Adán Molina Meza
Departamento de Filosofía
Universidad de El Salvador
La “Doctrina del Mínimum Vital” (1929), se constituye en un escrito normativo
moral, de una inquebrantable valor humanista, el amor por sus semejantes está
presente en el escrito dirigido a los principales actores de la vida económica de
El Salvador en los años previos a la rebelión campesina de 1932, cuando la
región centroamericana vivía los efectos de la Gran Depresión Económica, y los
intelectuales en la región buscaban elementos culturales identitarios, y que
dieran respuesta a los problemas nacionales, mientras en las esferas del poder la
crisis dio paso a férreas dictaduras militares.
En El Salvador, en los años de 1920 y 1930, los efectos de la caída de precios de
café, y de la desigualdad en la tenencia y usos de la tierra; así como, los
problemas étnicos y antagonismos entre blancos, ladinos e indígenas generó
condiciones que afectaron toda la actividad económica y política del país; y aún
más, la situación económica de los indígenas, ladinos y sectores asalariados de
las llamadas capas o clase media, de allí el valor histórico singular, político y
social de la propuesta de Alberto Masferrer en la “Doctrina del Mínimum
2
Vital” .
Las investigaciones historiadas al periodo de Alberto Masferrer (1868-1932) en
el siglo XX, se han referido a aspectos macroeconómicos, políticos, literarios, y
algunos testimonios que hoy podrían ubicarse en las concepciones
historiográficas de la vida cotidiana o micro historia; en todo caso los
investigadores parece que tuvieron conciencia de las dificultades de la
investigación histórica en nuestro país, y se limitaron a compilar datos, y
procurar fuentes; razón por la que es importante rehacer, y hacer nuevos escritos
que originen ideas nuevas e indaguen aspectos singulares que han sido
ignorados e interpretados con ligereza, o con poca importancia por algunos
prejuicios generados con posterioridad a esas épocas.
Éste es el caso del maestro Alberto Masferrer uno de los principales oradores en
la campaña política del Ing. Arturo Araujo, nuestro supuesto intenta ampliar los
horizontes de investigación en relación a este periodo de crisis política y
económica, que Masferrer a sus 63 años vio e interpretó con una decidida
participación militante en el terreno político-electoral.
En la campaña política participó desde noviembre de 1930 hasta febrero de
1931, la “Doctrina del Mínimum Vital” fue el centro sobre el cual gravitó la
campaña política y el programa de gobierno del Ing. Arturo Araujo. Masferrer
3
un profesor autodidacta con una experiencia en actividades diplomáticas desde
1898, procuro en cada país en el que fungió realizar estudios libres
universitarios, por estas razones el Partido Laborista Nacional, y el Ing. Araujo
acudió a la experiencia y al humanismo de Masferrer, fue electo diputado por el
Partido Laborista, pero Araujo lo nombro Secretario en Casa Presidencial.
La principal tarea como secretario fue la de atender las innumerables audiencias
y cartas dirigidas al presidente, colaborando con el Secretario Particular
Salvador Godoy, las personas que solicitaban audiencia le presentaban
problemas económicos, el presidente en muchos casos les daba dinero, por lo
4
que las personas preferían entrevistarse con el Ing. Araujo y no con Masferrer
mientras en el cuartel “el zapote” el Vicepresidente General Maximiliano
Hernández Martínez (1882-1966), y Ministro de Guerra fraguaba la
conspiración contra el gobierno de Araujo, que culmino con el Golpe de Estado,
“el General Martínez fungía como Ministro de Guerra, en el 1er. Regimiento de
infantería, había hecho creer a la tropa, que por orden del presidente se había
bajado las raciones de alimento a la tropa, cuando fue esto denunciado por Julio
Contreras Castro, en sesión del Comité Central del Partido Laborista, —el
presidente se entrevisto posteriormente con Contreras Castro, este le informo
que una vivandera le había comunicado el disgusto de la tropa—, al día
siguiente el presidente Araujo fue a desayunar al cuartel del 1er. Regimiento de
Infantería y enfrento el engaño del que había sido objeto los soldados y
5
oficiales” calmando la indisposición generada por la conspiración de Martínez.
Ante la crisis económica nacional las propuestas de Masferrer contenían ideas
para mejorar las condiciones de convivencia entre patronos y asalariados, una
utopía que evocaba la responsabilidad ineludible del Estado para con los
ciudadanos; la simpatía para las ideas del Mínimum Vital en la campaña
presidencial de 1931, en su momento fue recompensada con la victoria electoral
de Ing. Araujo; pero con un gobierno económicamente débil, con un programa
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de gobierno irrealizable, un presupuesto de 18,000,000.00 millones de colones ,
y el descontento progresivo de los empleados, y de sectores campesinos e
indígenas desprovistos de tierras para el cultivo de sobrevivencia, y los bajos
precios del principal producto de exportación el café, que en 1926 tenía un
precio por quintal de 42.25 colones, en 1930 de 18.76, 1931 de 18.27, y el
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precio más bajo en 1932 de 14.32 colones , la crisis no permitió implementar
políticas de gobierno encaminadas a cumplir las promesas de la campaña, en las
que Masferrer había tenido un importante protagonismo, puesto que la
recaudación de impuestos fue limitada, y la desconfianza de los cafetaleros al
nuevo gobierno acrecentaba la crisis.
En 1930 la población era de 1,459,578 habitantes, de estos 5% blancos, 70%
8
mestizos y 25% indios , los salarios de los empleados públicos no eran pagados
en su tiempo, y las protestas y manifestaciones eran cada vez más fogosas, el
gobierno decretó el Estado de Sitio. La restricción de las garantías ciudadanas
generó una situación represiva que aprovecharon los sectores de la oligarquía y
del ejército para justificar más tarde el Golpe de Estado.
Alejandro Dagoberto Marroquín sostienen que en 1930 la clase dominante la
constituía el 0.2%, las capas medias el 4.4%, y el proletariado agrícola el 95.4%,
de estos solamente el 8.2% eran propietarios de tierras, y el 91.8% no
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propietarios ; lo que incrementaba los antagonismos entorno al acceso a la
tenencia y usos de la tierra.
Los reproches contra Alberto Masferrer y el gobierno del Ing. Araujo estaban en
su apogeo, y aun se han dado con posterioridad tanto de los grupos de izquierda,
como de la derecha. Los primeros, asumiendo una postura radical renegando de
sus tímidas propuestas sociales, que no rebasaron las expectativas
revolucionarias de la época; los otros, acusándole de comunista bolchevique de
“tendencias sociales muy parecidas a la Doctrina Comunista Leninista que
10
amenazaban la propiedad privada ”.
Jorge Schlesinger en su libro Revolución Comunista trata en el Capítulo VIII El
Vitalismo identificando como “Arturo Araujo acudió a Masferrer al darse cuenta
del marcado tinte comunista que definía a su partido, con el objeto de escudarse
detrás de la figura de éste; y como medida previa lanzo un manifiesto
proclamando su absoluto distanciamiento de las tendencias soviéticas; Masferrer
por su parte, en una hoja suelta, afirmaba que su ingreso al laborismo obedecía
exclusivamente al hecho de haberse aceptado como puntos del programa
administrativo del futuro gobierno, la realización de varias de las aspiraciones
11
vitalistas” .
Alberto Masferrer autor de publicaciones de valor literario con ideas
12
moralizantes, “hibridas y variadas” en sus escritos fijó la atención no solo en la
literatura desprovista de relación y contenido social crítico; sino que centró su
actividad intelectual en proponer una forma de vida en la Doctrina del Mínimum
Vital, ésta doctrina que dista mucho de considerarse una concepción filosófica
vitalista, puesto que no se plantea problemas filosóficos respecto al origen y
esencia de la vida.
Desde luego, esto no significa que Masferrer no conociera esas corrientes
filosófica, sino que se impuso la realidad inmediata, así por ejemplo: Marta
Elena Casaus Arzú, presenta la homologación con el escritor guatemalteco
Máximo Soto Hall, dado el momento político asumió posturas antiimperialistas,
y una actitud de cambio ante las políticas de los gobernantes de la época,
“fueron en su momento agitadores sociales personajes que trataron de cambiar
13
su sociedad y modificar las pautas sociales, éticas y políticas” la influencia de
esas corrientes filosóficas de finales del siglo XIX e inicios del XX, adquirieron
en los escritores de Centroamérica características muy particulares, en éste
sentido Masferrer propone un cambio, una propuesta económica de
trasformaciones hacia la administración política del Estado a implementarse en
el gobierno del Ingeniero Arturo Araujo.
Esto generó disgusto en los sectores de la izquierda, “no debe causar sorpresa de
que el PCS haya denigrado a ambos individuos (Pio Romero Bosque y Arturo
Araujo) como “demagogos filantrópicos”. Ante la posibilidad de quedar
distanciado de su base entre las masas, el partido cedió y se unió a la
14
competencia electoral” las críticas al papel adoptado por Masferrer han surgido
posteriormente en los años setentas, “con Roque Dalton en un contexto ya
francamente bélico, el de los inicios del movimiento guerrillero 1970-75, Dalton
ya era no solo conocedor sino participe. Su poema muestra la inconciliabilidad
entre el pacifismo idealista de Masferrer y el belicismo revolucionario de
15
Dalton” Los escritos de Masferrer fueron callados y solo después de 1944 se
encuentran en las publicaciones del Ministerio de Educación, aun en 1948 Hugo
Lindo presenta 43 fichas de académicos que ha logrado recoger, de estos 26
16
pertenecen a abogados , y no a parece Alberto Masferrer, en unos casos se
argumenta que no es escritor sino periodista, y los periodistas dicen que no es
periodista sino poeta. Las voces autorizadas han mediatizado lo que realmente
propuso, marginaron los escritos que parece ser que aun tienen algo que
informarnos de esos años de crisis.
La propuesta de la “Doctrina del Mínimum Vital” es un anuncio económico en
tanto él autor la define como “la satisfacción constante y segura de nuestras
17
necesidades primordiales” , ¿Cuáles son, reducidas al mínimum, esas
necesidades primordiales, vitales supremas, sin cuya satisfacción no hay más
que debilidad, degeneración y aniquilamiento? Son, las siguientes:
1.- Trabajo higiénico, perenne, honesto, y remunerado en justicia;
2.- Alimentación suficiente, variada, nutritiva, y saludable;
3.- Habitación amplia, seca, soleada y aireada;
4.- Agua buena y bastante;
5.- Vestido limpio, correcto y buen abrigo;
6.- Asistencia médica, y sanitaria;
7.- Justicia pronta, fácil, e igualmente accesible a todos;
8.- Educación primaria y completamente eficaz, que forme hombres (y mujeres)
cordiales, trabajadores expertos y jefes de familia conscientes;
9.- Descanso y recreo suficiente y adecuado para restaurar las fuerzas del cuerpo
18
y del ánimo.”
Las propuestas de Masferrer, generaron optimismo por un futuro provisorio y
miedo en los sectores acaudalados, Miguel Mármol uno de los fundadores del
19
Partido Comunista de El Salvador, el 30 Marzo de 1930 , cita cómo en el
periodo de campaña política, distribuyó en la zona de San Martín e Ilopango los
textos El Dinero Maldito, para que los trabajadores conocieran su desventura
con el alcoholismo y no fueran a dejar su poco dinero que ganaban en las
cantinas.
Miguel Mármol, un artesano de oficio zapatero, a temprana edad se enteró por
medio de la prensa de la época “de una propaganda contraria a una revolución
acaecida en un lejano país del cual yo apenas había oído hablar… Su revolución
se llamaba Revolución Bolchevique… Cuando yo leía acerca de las atrocidades
que los diarios salvadoreños y las agencias internacionales atribuían al poder
soviético, el maestro Angulo me explicaba que se trataba simplemente de las
calumnias que los intereses de los ricos de todo el mundo levantaban contra el
hecho de qué en Rusia los pobres y los humillados hubieran tomado el poder
político.
El maestro Ángulo decía, que así debía de ser, que los trabajadores debían
mandar porque ellos producían la ropa, la comida, y las casas y todo; que en
nuestro país algún día iba a pasar lo mismo que en Rusia. Todo aquello me
inspiro una ardiente simpatía porque eso no pasaba aun de ser para mí, una
palabra que había que cuidar mucho, pronunciándola con voz baja: Revolución.
Y con una revista que llegaba por entonces desde Panamá y que se llamaba El
submarino Bolchevique la propaganda comunista encontró en mi una buena
disposición, un gran interés mezclado con la simpatía… Y sin tomar una
conciencia clara y completa de ello comencé a saber a través de todas esas
páginas que la capacidad más hermosa que tiene el hombre, es la de luchar. La
de luchar contra la injusticia y la miseria, contra los obstáculos que nos mantiene
atados a una condición miserable, la de luchar en aras de la libertad y la
20
felicidad para todos” .
En la región Centroamericana las ideas de cambio en los años veinte, como
resultado del triunfo de la revolución rusa, crearon una condición optimista
respecto a las potencialidades de los trabajadores, la revolución. Mientras en los
sectores dominantes económicamente, el clero y el ejército se dio una condición
de miedo ante la posibilidad que la población se organizara y surgieran las
“hordas enloquecidas” razón por la que la reacción de los acaudalados fue
propiciar condiciones de “seguridad” propiciando las dictaduras militares ante el
peligro comunista.
Las ideas reformistas de Masferrer, permitieron elaborar el Programa de
Gobierno que se baso en la necesidad de la “distribución de tierras al campesino,
la introducción de agua potable y luz eléctrica a las poblaciones de la república,
así tenemos algunas reformas laborales; reconocimiento de la jornada de 8 horas
21
de trabajo y un salario digno” .
El apoyo ante las propuestas de Masferrer en la campaña política, del Ing.
Arturo Araujo (1878-1967), generó una expectación racional que significo para
los sectores asalariados la legítima posibilidad de cambiar su condición
económica.
Desde noviembre del 1930 se divulgaban en las principales ciudades de El
Salvador las ideas del Mínimum Vital, algunos intelectuales en el exilio
regresaron con decidido apoyo a Arturo Araujo, colaboraron en la campaña y
posteriormente en la administración del gobierno. “Los obreros salvadoreños
motivados por las ideas reformistas, se tornaron fuerzas determinantes en el
22
triunfo del Partido Laborista (Nacional)… . No obstante también se hicieron
sentir los sectores que se vieron amenazados no solo los terratenientes, y el
ejército, que tuvieron que asistir a los enfrentamientos entre los trabajadores,
jornaleros de las fincas contra los capataces; y el clero que vio en peligro el
dogma religioso.
La reacción de Monseñor Alfonso Belloso y Sánchez (nombrado arzobispo el
19 de diciembre de 1927), siendo Obispo auxiliar publicó el 31 de Octubre de
1927 la Pastoral El Presente momento social informo la posición del clero y
por consiguiente la postura que los fieles debían adoptar entorno a la doctrina
socialista, advierte que “decir que el derecho a la propiedad es invención
humana, adversa a la natural igualdad de los hombres” estas declaraciones
del clero se oponían a cualquier intento de modificar la tenencia de la tierra, o
cualquier transformación racional que tocara la propiedad privada.
Posteriormente en mayo de 1932, a escasos meses del golpe de estado y de la
rebelión fundamentándose en la Carta Pastoral de Pío XI Quadragesimo anno
sostiene “tres principios han dirigido hasta ahora la reconstrucción social: la
libertad económica, la intervención del estado y la eficacia de la religión, …
así que empiece la reforma social por los individuos, vuélvanse a Dios,
confiesen con rubor sus pecados …y hagan penitencia, detestando los vicios y
amen y ejerciten las virtudes cristianas, particularmente la abnegación, la
caridad con el prójimo y la obediencia a toda autoridad”
Masferrer fue ubicado por sus creencias políticas en el conjunto de los
rebeldes, “Martínez había hecho firmar a 700 personas entre ellas intelectuales
y funcionarios del gobierno anterior en un manifiesto lanzado por los señores
militares, en la hoja aparecen 41 nombres, del cual sorprende que se encuentre
entre ello a el Dr. Salvador Ricardo Merlos, los que no aparecían allí o no
habían firmado se entendía que eran considerados enemigos al nuevo
23
gobierno” ; así cuando Masferrer regreso de Honduras ya muy enfermo el 1
de Septiembre de 1932, cuando estaba en su lecho de muerte “dos sacerdotes
fueron a verlo e intentar conversar con él, pero no podía hablar. Aun así
intentaron que las otras personas presentes firmaran un documento (que ya
llevaban escrito) en el cual se hacía constar que Masferrer había abjurado “de
toda idea, palabra, escrito, hecho, etc. con que él mismo hubiera lastimado o
24
irrespetado en cualquier tiempo la Religión y la Iglesia Católica”
Con todo ese ambiente el Partido Laborista Nacional, siguió las ideas de
25
Masferrer, cuyos argumentos en pro de un salario social mínimo fueron
expuestas en numerosos libros y artículos logrando presionar y ablandar con
sus escritos la ignorancia de los políticos y algunos funcionarios que se vieron
obligados a impulsar cambios en la legislación.
Araujo gano las elecciones que algunos autores las han considerado las más
democráticas del siglo XX, las votaciones duraron tres días del Domingo 11 al
26
13 de Enero de 1931, el 12 de febrero fue declarado unánimemente vencedor y
tomo posesión el 1 de Marzo de 1931.
Alberto Masferrer a sus 63 años era el principal orador en la campaña sus
planteamientos fueron adoptadas por los seguidores de Araujo, entre estos
encontró un fuerte respaldo de sectores medios intelectuales y profesionales
27
relativamente influyentes . El grupo de intelectuales comprendió el apoyo
fundamental del gobierno, pero todo parece indicar que las propuestas eran
extemporáneas la sociedad estaba polarizada por la desigualdad en la tenencia y
usos de la tierra, por las rivalidades étnicas, en ese ambiente las ideas de
Masferrer generaron amigos y enemigos. La elite cafetalera sentía desprecio
28
por la retórica populista de Masferrer , le acusaron de comunista y de alentar
a los “salvajes”.
La Doctrina del Mínimum Vital (1929), es un ofrecimiento novedoso e histórico
consecuente en la superación de las condiciones críticas en la región, vista desde
nuestros días, identifican necesidades básicas que aun en años recientes fueron
cuestionadas y marginadas, con las políticas neoliberales, la originalidad e
importancia de sus propuestas que aun continúa en las mayorías presentándose
como una necesidad de un mínimum de vida.
El valor histórico de Masferrer no consiste en ubicarlo como un hombre fuera de
su tiempo, como tradicionalmente hacen los escritos oficiales, y los filántropos
de las distintas instituciones de gobierno y organizaciones no gubernamentales;
síno como un hombre para todos los tiempos, que al igual que Tomas Moro
terminó siendo víctima del sistema político de su época, la utopía de Masferrer
reunida en su Doctrina del Mínimum Vital, surgió en 1929 como documento
29
definitivo fundamentándose en aspectos económicos de Henry George , según
Masferrer “ha llegado la hora de que todos los hombres de buena voluntad se
30
preocupen de que la vida integra sea una realidad en el mundo” alude a una
utopía sobre la cual siempre hay avanzar.
Por ello Masferrer y Farabundo Martí, Intelectuales “obreristas” tuvieron
mucha influencia en las mutuales, así como las maestras de la Sociedad de
Cultura Femenina en los primeros fallidos pasos del sindicalismo y del
31
comunismo . Masferrer funda el Movimiento Nacionalista Salvadoreño,
editor del periódico Patria. Este órgano de no solo se defendió las tesis
nacionalistas, síno que también se ventilo el problema de la concentración de
la riqueza y se señalo la necesidad de reformas sociales. Intento sistematizar
32
esas cuestiones en su doctrina del “Mínimum vital”
Ningún salvadoreño había representado la conciencia social salvadoreña con la
medida y calidad que Masferrer lo presento.
En el periódico “Patria” promovió la revolución de la conciencia de su pueblo,
conocedor de los problemas políticos y económicos y en su condición de
funcionario del cuerpo diplomático desde 1895, cuando el entonces presidente
Gral. Rafael Gutiérrez lo envió de Cónsul a Costa Rica, teniendo escasos 26
años, su estatus de diplomático le permitió informarse de la cultura y de las
condiciones de vida de otros pueblos, conocía de los movimientos
revolucionarios que constituyen experiencias políticas nuevas en su tiempo, este
aspecto de cambio dialectico propio del desarrollo social de los pueblos
Masferrer no logro asimilarlo por sus fuertes convicciones cristianas,
diferenciadas de las del clero que le atacó, pero tampoco confió en las
concepciones comunistas de su tiempo, principalmente porque no concebía en
su concepción cristiana la idea del ateísmo.
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Centroamérica (1870-1930) Historia General de Centroamérica T. IV, San
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Significado y proyección de la Filosofía en la Literatura salvadoreña
Luis Fernando Morales Núñez
Departamento de Filosofía
Universidad de El Salvador
Exordio
Todavía no se ha dado una respuesta convincente al problema de la existencia
o ausencia de una filosofía latinoamericana.
Se argumenta que en ninguno de los países de Latinoamérica nadie ha
elaborado un cuerpo doctrinario interpretativo de la realidad multifacética de
este continente hispanohablante. No ha habido aquí un Nietzsche o un
Comte. Somos simples epígonos de los filósofos europeos y estadounidenses.
¿Es que no hay cerebros con la suficiente potencia para elaborar una teoría
autóctona sobre cualquier fenómeno de la vida del hombre de este continente?
¿No existe aquí nada diferente al Viejo Mundo? ¿Por qué tenemos que seguir
pensando cómo piensan allende el Atlántico?
Por ahora en El Salvador se tiene una manera de entender y explicar la
realidad dentro de ese telón de fondo traído e impuesto desde Europa y de
Estados Unidos. Por supuesto que es la misma forma como en los demás
países latinoamericanos se interpreta la realidad.
Y si entender e interpretar la realidad es filosofar, en este caso no hay autentica
filosofía en El Salvador. Pero como la filosofía no es regional o específica de
cada país, sino como la matemática, no tiene nacionalidad, la filosofía de este
micro país sería la misma de toda Latinoamérica
Sí, hay ensayos de naturaleza filosófica, vagidos apenas de filosofía. Y estos
ensayos ostentan algunas especificidades:
Preferencia por lo social, lo político y lo educativo Expresión de la necesidad
de liberación del pueblo. Acentuado rasgo estético: El ensayo filosófico
salvadoreño es, en verdad, un género literario con tendencia a expresar las
ideas de manera muy bella. Especialmente el tema axiológico se expresa
mediante cuentos, fábulas y anécdotas fantásticas y poéticas.
Esta vaguedad poética del ensayo filosófico se vuelve frecuente en El
Salvador, por la necesidad de disimular la denuncia, la condena y protesta ante
una realidad injusta en que vive el pueblo.
Sin embargo, opino que es necesario despojar de ese esteticismo a nuestro
ensayo filosófico. Su objetivo debe ser tratar de cortar de un tajo las coyundas
que atan ese manso bóvido, que es el pueblo, al yugo de la dominación
cultural del imperialismo europeo y del imperialismo sociopolítico y
económico.
Con todo, mientras El Salvador pueda tener en lo futuro una auténtica filosofía
veamos qué tiene y ha tenido hasta ahora; es decir, cómo se ha manifestado la
filosofía europea en la literatura salvadoreña. Para ello he escogido los autores
más representativos de cada corriente filosófica, porque escritores hay
muchos; pero de tan escasa calidad que el ensayista y poeta Ítalo López
Vallecillos (1932 – 1986) llegó a escribir en agosto de 1977 en la Revista
PRESENTE de Tegucigalpa, Honduras un largo ensayo: “El Salvador, una
sociedad sin literatura” en el que afirma:
“La sociedad salvadoreña precapitalista, colonial y dependiente no tiene
patrones culturales propios. Vive de reflejo de modos importados de la
Metrópolis, de ideas prestadas de esquemas mentales precarios, sin que el
intelectual (llamémosle así) directamente favorecido por la explotación de las
masas urbanas y rurales pueda pensar por sí mismo, reflexionar a riego de
exponer sus ideas y creación en una acción continua que permita el flujo y
reflujo de un pensamiento penetrante en el medio”.
Y luego apostilla en forma contundente:
“La sociedad salvadoreña, tal como la observamos, carece de una cultura
auténtica y, por tanto, de una literatura” (op.cit.pág.7)
De acuerdo con el autor. De todas maneras escudriñaremos la narrativa, el
ensayo y la poesía, que en las letras salvadoreñas proyectan contenidos
filosóficos. Y al final de una rápida visión de lo que aquí se ha escrito en este
campo, podremos inferir si hay o no genuina filosofía en el país.
Prolegómenos del tema
El proyecto histórico de este país se diseña a partir de febrero de 1841, cuando
la Asamblea Legislativa decretó su separación de las Provincias Unidas de
Centroamérica. Dicho proyecto histórico fue elaborado por los criollos,
quienes eran dueños de las haciendas añileras y ganaderas. Dotados, además
de un catolicismo a ultranza, muy medieval, con una estructura moral y social
harto cachureca y un liberalismo más teórico e idealista que práctico.
Aparece así una nación en un microterritorio definido, una lengua común, un
sistema de producción económica, basada en el monocultivismo del añil,
sustituido más tarde por el café, una sicología social y una cultura medieval
(no superada todavía); y en otro sentido, como un fenómeno material
resultante de un proceso histórico determinado. La nueva nación, surgida
como forma emblemática en el plano ideológico será manejada por una sola
clase social, los criollos (convertidos en oligarquía añilera) y como ente
histórico tendrá dos principios de agregación o unificación: uno, el
dominante, nacional y estatal y el otro, nacional y popular. Estos dos
principios generan las funciones de dirección y de dominación de la sociedad
civil.
La hegemonía de la burguesía criolla adquiere una forma que es equivalente a
lo que es estatal y nacional y la manera de imponer el proyecto histórico del
país es doble: la coerción y el consenso. La primera función, la coercitiva, la
ejercerá la nueva clase dominante por medio de leyes y cuerpos represivos; el
consenso se producirá en la sociedad civil mediante la formación de un
pensamiento social que justificará, racionalizará y cohesionará la conducta de
los miembros de la sociedad salvadoreña y aquí es donde la literatura, las artes
y los medios de comunicación entran a funcionar; precisamente para lograr el
referido consenso de la sociedad. Por ello los periódicos, la radio y más tarde
la televisión (1956) se pondrán, genuflexos, al servicio exclusivo de la
oligarquía añilera, luego cafetalera y hoy financiera. En las postreras décadas
del siglo XIX y buena parte del XX, la literatura salvadoreña se dedicará sólo
a describir la realidad del país sin cuestionarla o criticarla. Se inicia, pues, con
el Romanticismo, Costumbrismo y el Modernismo, las tres escuelas literarias
asépticas e incapaces de ver y enjuiciar los males de nuestra sociedad.
En este país los medios de comunicación social, la literatura y el arte han
estado siempre al servicio de la oligarquía y por ello todo el tiempo han
adulterado, negado y preterido todo lo que denuncia y critica el pensamiento
oficial. El que no actúa conforme a los dictados del pensamiento oficial, se le
ha venido persiguiendo, etiquetado como subversivo y criminal, excluyéndolo
de la sociedad.
La Filosofía en El Salvador: primeros contactos con la filosofía europea.
En relación con la sociedad salvadoreña no se puede hablar en verdad de
filósofos sino de pensadores o ensayistas. No es la especialización en busca de
la esencia de la realidad lo que mueve a los escritores, sino la realidad misma
en su concreta presencia.
La realidad está representada únicamente por la situación económica y
política. De ahí que el pensamiento salvadoreño se haya manifestado siempre
y de preferencia a través de ideas de naturaleza política, social y económica y,
como vehículo de expresión, se emplean los géneros literarios. Esta
preocupación por lo real, por el “carpe diem” de la filosofía romana, ha
cerrado el camino a la filosofía teórica. Esta característica del pensar
salvadoreño permite comprender por qué el positivismo ha sido la filosofía de
este país. ya que una de las características de esta corriente filosófica es la de
dar primacía a los hechos de la realidad concreta y diaria, frente a las
abstracciones idealistas. Es decir que el positivismo tiene un estrecho vínculo
con lo social y lo político.
Las corrientes filosóficas europeas fueron conocidas en El Salvador por unos
pocos intelectuales, que pretendieron usarlas con el fin único de ver qué
aportaba cada una a la solución de los problemas económicos, sociales y
políticos. Por eso, la falta de originalidad es característica del ensayo
filosófico cuscatleco. Porque todos beben en la fuente de las aguas filosóficas
del Viejo Mundo.
Los primeros ensayos salvadoreños de los años posteriores a la ruptura de la
Federación fueron de naturaleza escolástica.
Los religiosos y los pocos intelectuales que vinieron a colonizar el Nuevo
Mundo eran portadores del virus del escolasticismo.
Esta filosofía campeará desde la colonización hasta el triunfo de las
revoluciones liberales y convivirá con el positivismo, Rastreemos, entonces,
las huellas que en las letras salvadoreñas ha dejado el escolasticismo:
En el orden temporal, el primer ensayo escolástico es del fraile Francisco de
Asís Vásquez del convento franciscano de San Antonio de San Salvador que
en los primeros años del siglo XVIII escribió una obra titulada “Opúsculos
Escolásticos y Teológicos”. En ellos relata o describe con claridad y
detallismo la forma en que se estudiaba en aquellos años y de cómo se
encontraba la filosofía en las provincias del Reino de Guatemala.
Más adelante, el sacerdote Vicente Martínez Lemus (1882-1929) escribe una
obra netamente escolástica, titulada “Dios y el Hombre” que es un estudio
filosófico de las verdades relativas al Universo, al Hombre y a Dios.
El padre Martínez Lemus fue conceptuada por sus contemporáneos como
filósofo y orador sagrado.
Conózcase el pensamiento del sacerdote Martínez Lemus: “Las verdades
fundamentales relativas, en escala ascendente, al Universo, al Hombre y Dios
son el objeto formal de este pequeño libro. Estas verdades, en que se cimenta
la vida racional, moral, espiritual del género humano tiene a la vez su
fundamento real en la naturaleza misma de los seres existentes, tal como la
Filosofía y la Ciencia nos lo dan a conocer. Vienen a ser aquellas
consecuencias precisas de la esencia misma de las cosas y de las relaciones
necesarias que éstas tienen entre sí: de donde se origina el carácter absoluto de
dichas verdades.
Léase lo que dice el autor sobre el hombre:
“El hombre, la obra maestra de la Creación pertenece, por su naturaleza
corpórea y animal a este mundo visible y, en cuanto tal, está sujeto a las leyes
generales que rigen al Universo y subordinado a los principios cosmológicos
que determinan el desenvolvimiento de los seres corpóreos. Sin embargo, por
estar formado substancialmente de un espíritu inmortal, el hombre, en su parte
más noble y excelente, traspasa los límites de lo material, elévase sobre todo
lo sensible y forma él solo un reino aparte: el reino humano, que es el reino de
la inteligencia, de la libertad y del amor” (tomado de Literatura de El
Salvador de María B. de Membreño, Tomo 1, 1959, pág. 297-298)
La obra del Padre Martínez Lemus está estructurada por los siguientes
apartados:
Origen del Universo
La Creación
Conservación y gobierno del mundo
La Providencia
Aspecto físico de la Creación
Cosmogonía bíblico-científica
El evolucionismo y la Creación
La vida vegetativa y la sensitiva
La vida racional
Diferencia esencial entre el hombre y el bruto
El hombre animal: teoría de la descendencia simia
El hombre espiritual
Existencia, naturaleza y origen del alma humana
Preexistencia
El hombre libre: libertad psicológica y libertad moral
El hombre moral: Ley natural, ley eterna, ley humana
El hombre futuro: Inmortalidad del alma de Dios, Ser Supremo
Demostrabilidad de su existencia
Demostración de la existencia de Dios por el orden del Universo.
De la perfección infinita de Dios
Unicidad y personalidad de Dios
Puede deducirse que esta obra del Padre Martínez Lemus viene a ser una
divulgación en nuestro medio de la doctrina de Tomás de Aquino sobre las
verdades básicas de la doctrina cristiana. Sin embargo, el obispo Vilanova
Meléndez, lo califica como “Filosofo y profundo”.
El liberalismo irrumpió en el país con el triunfo de la revolución del mariscal
Santiago González en 1871, que expulsó del poder al conservador Francisco
Dueñas. Desde entonces predominará en lo político y en lo cultural. Más tarde
llegarán también otras corrientes filosóficas, cuya vigencia ha sido efímera. El
telón de fondo ha seguido siendo el positivismo.
El más notable ensayo filosófico positivista de estos años tiene este largo
título: “EL HOMBRE LIBRE según la naturaleza o estudios racionales sobre
ANTHROPODICEA GENERAL”. Su autor fue el abogado Juan José
Samayoa, Nacido en San Miguel, se graduó en Leyes en la Universidad de
París. Publicó en francés su libro en 1886 por la Tipografía de Moureau et fils
en Saint Quentin. El crítico nicaragüense Juan Felipe Toruño, en su libro
Desarrollo literario de El Salvador, dice que Juan José Samayoa “actuó con un
positivismo raro, entre idealista y racionalista. Su ensayo, porque es un
ensayo, es un trabajo hermoso e intrincado” (op. cit. Pág. 162)
La idea central de este ensayo es la reafirmación de la supremacía de las
ciencias exactas y naturales sobre las humanísticas. A partir de la introducción
del positivismo, que fue aceptado con entusiasmo por el gobierno y la
sociedad ya que en esa época prevalecía la cultura francesa en todos los
órdenes de la vida del país, hubo muchos cambios y novedades culturales: El
Estado salvadoreño eliminó el latín y la retórica de los programas educativos
oficiales. También se suprimió la enseñanza de la filosofía y metafísica y la
teoría de Augusto Comte se comenzó a comentar, enseñar y aplicar en el
sistema educativo. Se fundó la biblioteca nacional, el museo de naturaleza
mixta, la Academia Salvadoreña de la Lengua, la de Ciencias y Bellas Artes,
la Sociedad Científica Literaria “La Juventud” y sobre todo se lee y comenta a
los escritores y poetas galos. Se introdujo la lengua francesa en los grados
medios (bachillerato) y la gente se viste a la francesa y sobre todo consume
champaña y coñac hasta la saciedad.
Sin embargo, en la Universidad Nacional se produjo una discusión entre los
partidarios del escolasticismo y los del positivismo. Se afirma que para 1890
ya reinaba plenamente el positivismo en este país, y en todo el desarrollo del
siglo XX, fue un proceso de asimilación del positivismo principalmente en el
área política, superando poco a poco el escolasticismo, que aun podemos
encontrar con la autoridad de los clérigos que aun son consultados, en los
aspectos fundamentales de la comunidad. Y en la segunda mitad del siglo XX
pocas ideas, pero arraigadas en el movimiento de los trabajadores de la teoría
de la Dialéctica de Marx, que después pasaran a los recintos universitarios con
variadas posturas que darán lugar a fines de siglo al surgimiento del
Movimiento de Liberación que lograra importantes cambios a partir de los
Acuerdos de Paz.
Sobre la perspectiva intercultural y el fenómeno “escuela para todos”.
Una experiencia iluminadora en América Central
José Manuel Fajardo Salinas
Departamento de Filosofía,
Universidad Autónoma de Honduras
Resumen: La presente ponencia pretende hacer un camino exploratorio donde
podamos ir comentando reflexivamente algunas apreciaciones teóricas con
respecto al tema propuesto en el título. Siguiendo la metodología de ensayo,
procedemos a examinar la perspectiva intercultural, valoramos su vigencia y
sus visos de paradigma integrador e incluyente, para luego culminar
mostrando una experiencia viva del área mesoamericana, que expresa las
virtualidades prácticas ético políticas de tomar en serio esta propuesta,
especialmente por sus repercusiones a nivel de capital social y desarrollo
humano en el contexto de los procesos de modernización latinoamericanos.
Palabras clave: Interculturalidad— Inter-trans-culturalidad – humanitas -- EPT
(.Escuela Para Todos.) —no directividad educativa—imaginario normativo.
* Esta presentación es una adaptación basada en el trabajo de tesis para optar
al grado de Magíster en Ética Social y Desarrollo Humano. El autor cursó
estos estudios gracias a beca ADVENIAT en la Universidad Jesuita Alberto
Hurtado de Chile durante los años 2006-2007, y recibiendo el título
correspondiente en el año 2008.
El título de la tesis fue: .Los fundamentos del proyecto „Escuela Para Todos.
en el área de Mesoamérica desde una lectura filosófica intercultural., bajo la
asesoría de los profesores: Dr. Ricardo Salas A., y Dr. Pablo Salvat B.
Cuando tengas que elegir un camino, elige el del corazón.
Pensamiento Maya, (contraportada de EPT 2008).
El propósito de la investigación que sirvió de base a esta ponencia, fue
establecer una aprehensión que pusiese en perspectiva cuál es la plataforma
conceptual en que descansa la iniciativa denominada =Escuela Para Todos‘,
revisándola analíticamente a la luz de categorías filosóficas extraídas desde la
perspectiva intercultural. Por ende, el objetivo general que guió la
investigación fue: Desarrollar una aproximación descriptiva a los fundamentos
conceptuales de la experiencia =Escuela Para Todos en clave filosófica
intercultural.
Tanto el enfoque como el procedimiento de investigación siguieron un camino
inductivo, típico del paradigma cualitativo, donde sobre la base de entrevistas,
revisión de publicaciones y documentos inéditos, análisis de contenidos de los
datos empíricos obtenidos, y el ordenamiento de los mismos en secuencia, se
buscó llegar a una abstracción de tipo filosófico que diera cuenta de las raíces
conceptuales del proyecto `Escuela Para Todos‘.
Ahora bien, el marco teórico conceptual de análisis para esta experiencia
permitía recurrir a una pluralidad de ángulos filosóficos. Se manejó entonces,
una apertura amplia a los mismos, pero se dio preeminencia a la
interculturalidad como ventana de aproximación, en cuanto que es la
perspectiva que a nuestro entender responde y es pertinente en relación a la
labor de la institución investigada: interesar por la cultura general a las
poblaciones más desprovistas de la misma en el área mesoamericana, y que
participan de hecho en un ambiente multicultural.
Por ser una investigación de tipo cualitativo, no se presentó una hipótesis de
trabajo inicial; sin embargo, luego de la reflexión y el análisis, al final del
estudio se propuso una como fruto de la investigación.
Siguiendo la metodología de ensayo, se procederá ahora a examinar la
perspectiva intercultural, valoramos su vigencia y sus visos de paradigma
integrador e incluyente, para luego culminar mostrando una experiencia viva
del área mesoamericana, que expresa las virtualidades prácticas ético políticas
de tomar en serio esta propuesta, especialmente por sus repercusiones a nivel
de capital social y desarrollo humano en el contexto de los procesos de
modernización latinoamericanos.
La perspectiva intercultural
La noción básica de interculturalidad remite a la capacidad humana de
comprender mediante una labor personal de traducción de códigos de sentido,
las distintas significaciones vitales que pueden darse en la interpretación de
hechos, tanto de persona a persona, como de un grupo humano respecto a otro.
En cualquier caso debemos suspender momentáneamente nuestro modo
común de entender las cosas, para ingresar al modo de entenderlas del otro, y
en el camino de retorno, con esta nueva comprensión, observamos que nuestra
misma comprensión se ha ampliado, se ha cultivado con el nuevo humus de
sentido que nos viene del otro.
Ahora bien, adaptando esta noción en la forma de constructo teórico de
investigación, pasamos a su definición filosófica para analizar cómo nos
implica vital y epistemológicamente. En las palabras de introducción
correspondientes a esta voz dentro de la obra Pensamiento Crítico
Latinoamericano encontramos:
Filosofía intercultural, es fundamentalmente, una propuesta programática
desarrollada por un movimiento multidisciplinar e internacional de pensadores
e investigadores para una nueva transformación de la filosofía. Se busca una
nueva transformación de la filosofía o, mejor dicho, del filosofar (…) teniendo
en cuenta precisamente las distintas prácticas del filosofar con que nos
33
confrontan las culturas de la humanidad .
Luego de contemplar esta definición, encontramos uno de los primeros
problemas de la perspectiva intercultural: para un profesional de la filosofía
educado en el paradigma de la cultura científica del mundo occidental, donde
se contempla a Grecia como único lugar de nacimiento de la filosofía, la
expresión filosofía .intercultural. podría representar una fuerte disonancia
cognitiva, pues se puede concebir de inmediato la idea de una invasión del
área de la antropología o las ciencias sociales al recinto privado de la filosofía
34
clásica .
Por lo anterior, y en fidelidad al espíritu que anima el desafío del diálogo
intercultural, existe la propuesta de desechar incluso el término -
35
interculturalidad-. Y optar por otro más complejo: -inter-trans-culturalidad. .
Ello no se hace por el afán de una amigable –reconciliación- con la filosofía
clásica, sino con el ánimo de establecer puntos de contacto y de discusión,
donde a través de la añadidura de la partícula –trans- se apunta a la
universalidad como requisito filosófico primario, que sin embargo debe
comprenderse dentro de la lógica de encuentros intercontextuales, de
tradiciones y culturas, que edifican significados mutuos y trascendentes en
ámbito dialógico.
Ahondando en el neologismo propuesto, desde su prefijo .inter., es evidente
que la expresión intertransculturalidad mira hacia la relación que se da en el
diálogo cultural entre dos o más interlocutores culturales. Ello va mediado por
una serie de requisitos básicos que posibiliten un auténtico diálogo, a saber:
resolver previamente las asimetrías de poder que se dan entre los protagonistas
del diálogo cultural; escapar de fijaciones monoculturales; estar abiertos a la
.desobediencia cultural. Como posibilidad de cambio u opción cultural a través
del contraste con otros logos culturales… Es decir, actitudes dialogales de
gran flexibilidad y apertura para que cada cultura exponga su momento
cultural, y permita que ser transformada (interiormente) y a la vez transforme
a las demás, mediante una confrontación amigable con las otras referencias
culturales.
El siguiente segmento de la palabra intertransculturalidad, o sea la partícula
trans, habla de un espacio metacontextual, donde la posibilidad del diálogo
busca autotrascenderse y crear una razonabilidad cultural que permita a las
culturas un mirar .respectivo. de sí mismas y de las demás, para desde un
primer momento poder autocriticarse, y optar por cambios en el sentido de
36
crecer y madurar en la humanitas a nivel interno; y como segundo momento,
poder .dar a. y .recibir de. las otras culturas, observaciones críticas con las que
se ayuden mutuamente a caminar tras el ideal de la humanitas señalado
anteriormente.
Como puede entenderse por lo anterior, el .trans. no puede lograrse sin un
.inter. que conjugue las condiciones de auténtico diálogo referidas. Por ende,
el “trans” viene a ser la instancia mediadora que cualifica al .inter. Para
avanzar en universalidad cultural, donde la diversidad sea admitida y
celebrada como enriquecimiento mutuo.
Todo este proceso de diálogo intertranscultural cabe en el sentido de entender
la cultura como proceso concreto por el que una comunidad humana
determinada organiza su materialidad en base a los fines y valores que quiere
realizar. Por tanto, es una apelación al ejercicio de la libertad humana y que se
sumerge en la cultura como caldo de cultivo en permanente acción de modelar
y ser modelada por la subjetividades humanas que la conforman,
considerándose la cultura como la mediación humana más susceptible de
viabilizar o canalizar comunicación, y a la vez de dar sustentabilidad a
proyectos transformadores de largo alcance.
La propuesta de la perspectiva intercultural es algo que va más allá de los
enunciados teóricos, es más una praxis actuante, que en actitudes de empatía,
encuentro, escucha y suma paciencia, pueden generar modelos dialógicos
sugerentes como el que vamos a conocer a continuación.
Una luz significativa en la praxis intercultural: “Escuela Para Todos”
En este sentido, y tomando como referencia el concepto de “inter-trans-
culturalidad” con todas sus derivaciones dialógicas, tenemos el ejemplo del
proyecto .Escuela Para Todos. de Centroamérica, que asumiendo en los años
‘60 el reto de iniciar una labor de “extensión de la cultura” entre las
poblaciones privadas de educación formal en las zonas rurales del área
mesoamericana, se proyectó con una propuesta basada en el .derecho humano
37
a comprender lo comprensible ..
Concretamente sus fundadores aprovecharon lo mejor de los recursos de la
modernidad (sobre todo el uso de los medios de comunicación social) y bajo
un modelo curricular de no-directividad educativa, establecieron un diálogo
con su población meta que fructificó en una mancomunidad de entendimientos
y sentido intercultural. Básicamente su metodología se resume en responder, a
través de un programa radial, las preguntas que sus oyentes/lectores les envían
por correspondencia postal. Usando un lenguaje sencillo y adaptado a los
códigos discursivos del espacio multicultural mesoamericano, los redactores
construyen este programa radial usando como recurso base las cartas que son
respondidas también por correo. Además, este mismo material sirve para
elaborar un Libro-Almanaque anual que se distribuye desde el sur de México
por el norte, hasta Panamá por el flanco sur.
En la actualidad este proyecto es llevado adelante por el Instituto
Centroamericano de Extensión de la Cultura (ICECU) y la Fundación Escuela
Para Todos, siendo instituciones que por estatuto se declaran apolíticas, sin
confesionalidad religiosa, y sin fines de lucro.
Si bien resulta interesante considerar toda la historia de esta iniciativa, sus
bases filosófico doctrinales, su original modelo curricular, etc. nos limitamos
en esta oportunidad a examinar cómo los procesos de interculturalidad
propiciados por .Escuela Para Todos., dentro del contexto de la modernidad,
fortalecen el capital social y el desarrollo humano en la región.
Aporte ético político del proyecto
Antes de adentrarnos en esta materia, es bueno dar una pincelada por algunos
datos que ubiquen el fenómeno y nos adelanten cuantitativamente el
38
significado que posee para el área mesoamericana.
Iniciando por la correspondencia que se recibe en las instalaciones del
Instituto Centroamericano de Extensión de la Cultura (ICECU), de San José de
Costa Rica, hay un archivo de más de 200.000 cartas procedentes de
Centroamérica y del sur de México, especialmente de sus zonas rurales. Estas
cartas contienen 500.000 consultas sobre todas las ramas del saber humano, a
las cuales se les ha dado contestación particular, sumando un millón de
preguntas y respuestas a lo largo de cinco décadas de trabajo.
Pasando al programa de radio, este opera desde el 12 de octubre de 1964, es
decir, hace 43 años. Ha transmitido más de 11.000 programas distintos en un
promedio de 70 emisoras esparcidas por toda Centroamérica (en este año 2008
estrenándose incluso en una emisora de Miami, USA).
Y concluyendo con el Libro-Almanaque, posee 44 ediciones continuas hasta el
presente año, llegando en el año 2000 a tener un gran total de circulación
distribuida y pagada de 13 millones y medio de libros en tres décadas y media.
En el transcurso de los años se hicieron ediciones con tiradas que fueron desde
40.000 hasta 600.000 ejemplares anuales (promedio de medio millón de
39
ejemplares) .
En cuanto al público oyente/lector, el estudio de Malavassi afirma que para
finales de la década de los setenta, se calculaban tres millones de lectores y
más de tres millones de radioescuchas, sumando más de seis millones de
40
seguidores del proyecto . A continuación, revisaremos algunos autores que
nos dan luz sobre cómo en el contexto actual, las tentativas de ingreso en la
modernidad a través de los variados procesos de modernización, inciden
drásticamente en la forma de concebir y actualizar el ideal del desarrollo
humano. Optamos conscientemente para este análisis por un matiz
propositivo, examinando cómo en esta circunstancia la propuesta intercultural
41
implícita en .Escuela Para Todos aporta espacios de construcción de valores
especialmente en el terreno ético Político.
42
Basada en la distinción elaborada por Hannah Arendt, Fina Birulés nos
recuerda la conveniente distinción entre responsabilidad moral (y jurídica) y
responsabilidad política. Básicamente se afirma que cabe ser políticamente
responsables sin tener culpa y a la inversa. No hay responsabilidad moral (o
legal) por lo que no hemos hecho. La culpa siempre singulariza, siempre es
individual. En cambio la responsabilidad política no parte de culpabilidad
colectiva, sino de sentido de una historia heredada donde el acento no recae en
el quién hizo aquello, sino de qué nos hacemos cargo. Es en esto donde nos
ubicamos como miembros de una Historia y necesitamos pensar en términos
de una .política de la memoria.
Es gracias a esta memoria histórica que se vuelve posible innovar, recrear el
presente en base al pasado del cual nos hacemos cargo. Ante la insatisfacción
de una modernidad que prometía mucho futuro, los ojos se vuelven
esperanzados al pasado para hacer historia. Ante la desaparición de las grandes
meta-relatos, la memoria histórica ayuda a descubrir referencias de sentido en
las narraciones e hechos autóctonos. Ante la no referencia a la Tradición, se
busca en el pasado los hechos que la misma Tradición ocultó o minorizó, para
recoger rasgos de nueva identidad. O sea, el pasado reemplaza al futuro como
ente referencial para construir subjetividad de responsabilidad política.
He aquí un contraste fuerte con los pulsos emancipatorios de la modernidad,
que quería cortar con el pasado y abrirse a las posibilidades del progreso
futuro. La nueva subjetividad política ante la crisis de los conceptos modernos
de historia y razón, está en proceso de valorar que somos aquello que estamos
dispuestos a hacer con nuestro pasado. Es decir, la responsabilidad respecto al
mundo habla de la pluralidad irreductible de los que habitamos en él,
manteniendo o preservando un espacio entre, que conjure cualquier peligro de
identidad que unifique, o sea, que comprima a los individuos de tal manera
que ya no sea posible un espacio entre ellos.
Ahora bien, y retornando a la distinción mencionada entre responsabilidad
moral y responsabilidad política, y en una aplicación a América Latina,
debemos afirmar que si nadie puede culpabilizarse de los modos en que
nuestros pueblos ingresaron en la espiral de la modernidad, sí somos
responsables, políticamente hablando, de cómo nos situamos ante la misma y
cómo acogemos los procesos modernizadores.
Por ello, todo elemento que ayude a descubrir esta situacionalidad, y aporte a
asumirlo con responsabilidad, con memoria histórica, y sin fatalismos, es un
aporte al desarrollo humano de la región en materia de política de
responsabilidad.
Aquí apuntamos dos elementos interesantes respecto a EPT. Por un lado, en
las oficinas centrales del ICECU, se guarda un archivo ordenado con todas las
preguntas que han llegado de sus oyentes/lectores desde 1964 (además, varias
salas con los archivos de respuestas). Esto es un material físico que merece la
categoría de patrimonio histórico de Mesoamérica, pues en esas cartas se
conserva toda la inquietud subjetiva de lo grande y lo pequeño, de lo cotidiano
y lo trascendente, que ha ocurrido a las personas menos favorecidas por la
modernidad en el área. Es un resguardo de memoria histórica que está ahí,
disponible para quién quisiera hacer un recorrido de las sensibilidades de la
gente de a pie, en las pasadas décadas. Por otro lado, y como aporte a la nueva
subjetividad política desde la memoria histórica, su estilo de relación con el
público meta, basado en actitudes de respectividad y respeto, aporta una
conciencia de la cercanía y la distancia que hay entre todos los que participan
en el proyecto, sin tendencias unificadoras o masificadoras, subrayando
precisamente las riquezas de la pluridiversidad cultural mesoamericana, que
además de las identidades nacionales, implica en sus límites geográficos gran
variedad étnica y de tradiciones.
Y si el tema de la memoria histórica entronca con la construcción de nuevas
subjetividades políticas, a la vez condiciona un imaginario, que apoyado por
todos desde sus irreductibles diferencias, pueda apuntalar una
convivencialidad política y económica en equidad. Ello habla de la
constitución de un ethos normativo basado en los ideales de justicia, bien
común, vivencia de los derechos humanos. Pero precisamente ahí está el
problema. El hecho es que en nuestras sociedades, no tenemos hoy un marco
normativo ético-racional lo suficientemente establecido y legitimado para
hablar de opciones éticas.
Construyendo un imaginario normativo
El fortalecimiento de un imaginario y de unas subjetividades políticas
alimentadas por este sentido normativo, por este vínculo ético que precedería a
cualquiera acción moral, es conditio sine qua non para un desarrollo humano
sustentable y el respeto de todos los derechos humanos anejos.
Ante los efectos propios de la modernidad (autorreferencialidad y
fragmentación social) ¿cómo reconstituir las relaciones éticas ante la ausencia
de ligamen? EPT da pistas desde su experiencia: usando los recursos
informativo-comunicativos de la modernidad, sana las escisiones sociales
mediante puntos de sutura que construyen un imaginario donde las nociones
de bien, derechos humanos, justicia y concordia se cultivan a partir de la
región humana menos dañada por el influjo divisor de la modernidad: las
masas populares privadas de escolaridad. Es desde ahí que EPT ha forjado sus
propios códigos normativos de trabajo, y los propone para dar sentido de
humanitas a los procesos de modernización y desarrollo.
En este sentido podemos resaltar tres principios normativos de EPT, que
43
coincidiendo con la propuesta de Salvat , apuntan a restablecer lazos entre los
actores sociales desde el ethos, o sea desde el núcleo decisorio moral de las
subjetividades y la sociedad. Estos principios corren a la par del lema del
ICECU: .Comprender lo comprensible como un derecho humano.
Primero, el reconocimiento de la dignidad de la persona humana. Y EPT
reafirma esta dignidad sobre todo reconociendo a cada persona como completa
en su potencia espiritual, capaz de comprender si se le dan razones asequibles
a su entendimiento y por ello, sujeto de diálogo y comunicación para llegar a
compromisos y acuerdos para beneficio común.
Segundo, la creación de situaciones de justicia en la sociedad. Con su
proyección a las masas más desfavorecidas por los sistemas de educación
formal, y siendo un proyecto sin fines de lucro, EPT ha sido un promotor de la
justa distribución del bien del conocimiento en la región. Y con los contenidos
que transmite, aporta al crecimiento del sentido de justicia en las conciencias
de las subjetividades con las que interactúa.
Tercero, el principio de responsabilidad común; como fue señalado a nivel de
su contribución a la memoria histórica, la calidad de relaciones que entabla
EPT con su público meta aumentan el caudal de confianza social que de un
modo u otro se manifiesta e impacta positivamente en las relaciones
intersubjetivas y colectivas de la región, invitando a las personas a sentirse
comprometidos en alteridad común hacia un proyecto de bienestar compartido.
Y de los tres principios podemos establecer un hilo conductor que destaca la
grandeza y la fragilidad de EPT, y es su nexo con la palabra. Sin la palabra
adecuada (o sea, sin toda la lógica de la traducción intercultural implicada en
el espacio multicultural mesoamericano), todos los principios anteriores no
tendrían vía de salida y actualización. También, sin la palabra propicia, a pesar
de todos los aportes mediáticos de información y comunicación provistos por
la modernidad, estos no tendrían eco en los oyentes y el diálogo quedaría
frustrado de raíz.
Y es entonces desde esta competencia para la palabra bien traducida, que EPT
se ubica en el lugar central educativo que ayuda a tener institucionalidad
política y social creíble; es decir, mediante su acción mediadora, que sin
involucrarse de modo directo en la vida política o económica de la sociedad,
sienta las bases las condiciones de posibilidad para que por el poder ético de la
palabra y el discurso, las subjetividades mismas entren en convergencia
comunicativa que les permita (no de modo obligante), a poder ejercer
responsabilidad histórica sobre su devenir social.
La metodología de EPT nos habla de cómo este poder ético de la palabra se ha
insertado creativamente en relación a su público: las personas pueden
preguntar sobre cualquier tema y en este sentido, gozan de la libertad de
aprender. Por lo mismo, han ido tomado cada vez mayor conciencia de su
valor como personas, y por ende, de sus derechos humanos y la posibilidad de
crecer humanamente a través de una transmisión informativa abierta.
He aquí un testimonio coherente de cómo un diálogo intercultural saludable
puede derivar en una universalizar el sentido de la humanitas a través de la
atención a la actualidad subjetiva de los sujetos mesoamericanos de distintas
raigambres culturales.
“Escuela Para Todos”, ¿apoyo a una modernidad democrática? Ahora bien, ¿es
posible que EPT pueda ser constructor de ciudadanía convencida por la
democracia en la región? Pensando siempre en claves de modernidad, lo
propio de ésta es ser proyecto socio-político en construcción. O sea, no algo
fijo ni constituido absolutamente, sino que implica una pluralidad de
posiciones que deben conversarse para llegar a comunes acuerdos y
confluencias, que hagan ver a los participantes qué debiese ser una sociedad
justa, y no darlo por hecho recurriendo a la tradición o a teorías normativas
previas.
Precisamente en este punto es válido examinar la posición a-política de EPT,
como un proyecto que aprovecha lo mejor de la modernidad para sus fines,
pero que a la vez niega una confesionalidad política (además de religiosa)
desde su momento fundante. Ocurre en EPT un fenómeno significativo en
virtud de su circunstancia.
Veámoslo en dos características: por una parte, se proclama como una
iniciativa que recoge lo mejor de la Ilustración en cuanto .extender la cultura.,
pero que a la vez, lo hace desde la no directividad educativa. Ello es algo que
permite a los oyentes/lectores ser agentes activos y participantes de su propia
formación y desarrollo cultural en autoconciencia creativa. Y precisamente por
esta acción, EPT es un proyecto que sin querer autoconsiderarse .educativo., lo
es en el fondo, pues sin una conducción explícita, .lleva, .conduce., .guía. a su
44
público meta a experimentar el cultivo de la libertad cultural.
Por otra parte, sin ser un proyecto político, y declararse explícitamente
apolítico en sus estatutos, EPT influye de modo indirecto en la vida política,
pues desde que crea una plataforma de discusión ampliada sobre los temas que
afectan a todos en el área, y responde de modo objetivo y claro acerca de los
mismos, las conclusiones políticas que cada subjetividad va cosechando por
.su propia reflexión. se socializan en convicciones y el tratamiento de temas
que sin ser directamente políticos –economía, vida social, memoria histórica,
desafíos y retos en el trabajo rural, etc.—tienen un trasfondo social-político
innegable en cuanto afectan la vida común y su organización.
Dentro de la filosofía política las nociones de equidad y justicia requieren
especificar sus condiciones de posibilidad para llegar a conformar una
sociedad justa. La filosofía se vuelve contextual, y en casos como la familia
del liberalismo político o la óptica del neosocialismo pragmático, el diálogo, la
discusión racional entre las subjetividades implicadas se vuelve esencial para
ver qué criterios de justicia prevalecerán en la organización social. Y por
cierto, es aquí donde desde la filosofía intercultural el proyecto EPT demuestra
45
su actualidad y sentido. A través de la creación del interlogos cultural, provee
de un espacio de mutua respectividad para lograr productos culturales, que
bien usados, pueden construir el espacio ético político propuesto por la
perspectiva intercultural.
Ahora bien, desde el marco de la reflexión ética, hay que buscar el marco de
una normatividad deseable para la vida social, y ello con pretensiones de
validación universalizable. Ello porque no podemos renunciar a dar razones de
nuestro actuar, es decir, apelar al uso de nuestra racionalidad responsable. Y
esta reflexión ética debe desarrollarse dentro de un espacio público y abierto,
que permita la argumentación de todos. Es aquí donde esta ágora
mesoamericana de EPT apoya el proceso reflexivo ético subjetivo y social,
estableciendo una zona de libertad donde las reflexiones cuestionantes del
público meta se reflejan como un espejo que transmite las sensibilidades de la
región en todos sus ámbitos, y construye institucionalidad democrática
endógena desde lo profundo.
¿Y la “justicia social”?
Y en esta búsqueda de una normatividad e institucionalidad válida, no puede
olvidarse el tema de la exclusión, o no reconocimiento del otro, que en
términos valóricos se define en la .justicia social.. Los presupuestos para
entender esta noción han variado históricamente, y al menos desde la
modernidad parten del ideal antropológico social basado en la dignidad y
libertad de todo ser humano. Pero, ¿qué significa -justicia social- hoy?
Esta respuesta está abierta a procesos de continua deconstrucción y
reconstrucción intensas, pues está marcada por la historia de las sociedades.
Ahora bien, en la situación actual, ¿de dónde parte la motivación para la
.justicia social. en las políticas nacionales de América Latina? Debido,
precisamente, a la urgencia de modernizarnos productivamente, se privilegia
una política social de .incorporación al mercado.. Ello es sumamente
preocupante, pues se reduce a las subjetividades a este interés instrumental: ser
capital estratégico. Si una persona no puede incorporarse, es dejada de lado. O
sea, el reconocimiento social queda en compás de espera y la autoestima social
resulta degradada.
Remando contracorriente, el proyecto EPT tiene una relación directa con las
subjetividades, este es su gran mérito, como lo reconoce un acabado estudio
46
sobre EPT de los años ‘70 , y desde ahí aporta al capital social regional como
una instancia integradora que es reconocida por sus oyentes/lectores. Por esto,
es coherente con una política social integral en la región que marca el norte del
valor de la persona humana como su fin inapelable. Desde su espacio
intercontextual, EPT construye democracia desde la base. Gracias a que logra
circulación de información, formación y discursos de los distintos rangos
sociales, desde los ambientes rurales hasta los suburbanos, participa en este
intercambio social en un ámbito de libre discusión de los ciudadanos, pues no
hay coacción ni medidas intimidatorias en su metodología.
Para alcanzar una política social integral, que no vea a los sujetos como
simples homo economicus, sino como personas dignas con necesidad de
reconocimiento social, se propone un giro ético en la mirada de la política
social. Ello significa cambiar el orden de prioridades y sostener que el
presente y el futuro de su formulación deberá pasar por la criba ético/moral: la
realización de las personas, de su idea de bien y felicidad. Y de manera
coincidente con los postulados una ética intercultural, reafirma que este giro
ético debe darse .no desde lo alto o de una manera apriorística, sino a partir de
las identidades culturales y políticas de los sujetos (…) y de un desarrollo
democrático que incorpore formas dialógicas de decisión y reflexión de los
47
interesados..
Es desde la eticidad de la democracia que estas demandas pueden hacerse
reales, no en virtud de una teoría sustancialista, sino por procedimiento. Es
decir, se requiere que los distintos proyectos, las diferentes formas de entender
lo bueno, lo justo, se puedan expresar y conectar mutuamente, sin que una de
ellas lleve las de ganar previamente, sino que sea el acuerdo previamente
argumentado la clave de entendimiento.
Aquí EPT favorece las competencias dialógicas convenientes para ingresar en
una dinámica de apropiación de la modernidad desde el respeto a las bases
culturales propias, y no desde las directrices de la tecnocracia moderna. O sea,
sin tomar a la cultura como un medio para favorecer de modo simple el
aumento de .productividad., relegando a un plano posterior los valores de la
humanistas (particularmente la alteridad y la memoria histórica constructora
de subjetividad política responsable).
Entonces, el proyecto EPT tiene su aporte en este proceso, tanto desde el
ángulo teórico como práctico. Desde lo teórico, pues por el apego a sus
principios y normativas ha funcionado positivamente en la región,
demostrando capacidad para promover el protagonismo cultural en la
formación del nosotros mesoamericano; y desde una visión práctica, pues su
estilo dialógico señala una buena bisagra articuladora que respeta la libertad y
subjetividad individual, pero a la vez, anima el paradigma de la
comunitariedad y la socialidad comunicativa.
Por todo lo anterior, y como una conclusión global, podemos decir que la
responsabilidad humana del destino histórico común en el nuevo siglo, debería
propiciar iniciativas locales, nacionales, regionales e interregionales que
sustentaran diálogos interculturales como los propuestos por EPT.
Es desde las ideas de bien y justicia propios de cada idiosincrasia
latinoamericana, donde está el caldo de cultivo del ethos que necesitamos para
confrontar los desafíos del enganche con la modernidad, de ser responsables
históricamente, y ojalá que en el camino del acuerdo común podamos decir
juntos con el poeta: “Porque veo al final de mi raudo camino, que fui el
arquitecto de mi propio destino.
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Confrontación de paradigmas en la filosofía latinoamericana
Leonel Eduardo Padilla
Departamento de Filosofía
Universidad de San Carlos de Guatemala
eduardopadil@yahoo.com
Hay tanta diferencia en el pensamiento filosófico latinoamericano, como
diferencias hay en la filosofía misma. En un campo de tanta diversidad casi el
único acercamiento que puede hacerse es el histórico. La enunciación
cronológica de algunos pensadores y su campo de trabajo y aportaciones. El
estudio de Francisco Miró Quezada “Despertar y Proyecto del Filosofar
Latinoamericano” ilustra esta perspectiva. No obstante, aún se puede echar de
menos una historia del pensar filosófico centroamericano.
Ahora bien, dado el carácter esencialmente no local de la filosofía, historiar a
los pensadores por país solo tiene un interés secundario con relación a las
problemáticas peculiares de las disciplinas filosóficas.
La filosofía, al igual que las ciencias básicas, es una práctica y un saber
universitario. Sólo en la institución universitaria puede producirse saber
filosófico. Naturalmente se puede imaginar a un filántropo privado, como
Soros, creando un centro de investigación filosófica, pero eso es solo una
fantasía. Son las universidades las que pueden posibilitar o no la base
institucional para esta práctica teórica.
Teniendo en cuenta esa condición de saber académico de esta disciplina
intelectual, podemos preguntarnos cuál es su función y cuáles deben ser sus
cometidos permanentes. A este respecto, Ana María Martines de la Escalera y
otros colegas mexicanos han hecho algunas consideraciones oportunas.
Martines de la Escalera se refiere a Kant y a Heidegger. Según Kant, la
Universidad en su calidad de entidad estatal defensora del interés nacional, es
la llamada a dar los lineamientos del quehacer filosófico a los filósofos. El
contrato laboral contempla implícitamente atender a las demandas del interés
y bienestar nacional. El punto de vista de Heidegger, en contraposición,
sostiene que es la subjetividad del filósofo, el maestro pensador, la que está
llamada a desplegar su creatividad y a posibilitar por esa vía un despertar y
ampliación de la consciencia discipular y de élites profesionales que incidan
sobre las colectividades, brindándoles alguna orientación. Me parece que
tanto el planteamiento contractualista de Kant como el carismático de
Heidegger dicen verdad, pero también tienen alguna insuficiencia inherente.
La universidad de San Carlos se precia al igual que las demás de la región, de
su autonomía. Los ocupantes temporales del poder estatal o rectoral pueden no
tener las luces requeridas para orientar la currícula académica y no podemos
descansar del todo en iniciativas de grandes personalidades que pueden o no,
estar a la altura de sus circunstancias.
Por su parte, el filósofo mexicano Alejandro Tomasini nos da también un par
de consideraciones importantes. Señala que: “la filosofía tiene como objeto la
48
comprensión última del mundo”. Entonces lo que debemos atender no es
tanto a la diferencia entre escuelas de pensamiento, cuanto a la calidad de la
comprensión y el saber que se logre alcanzar y difundir. La exigencia de
procurar el más alto nivel factible, desde ésta perspectiva, nos dice Tomasini,
debe ser el ethos de un profesor de filosofía, su compromiso axiológico
primordial “la buena filosofía, ahora y siempre, aquí y en otras partes, tendrá
grandes perspectivas de generar interés y de ser útil en un espectro amplio de
la vida cultural de un país o una sociedad. La filosofía mala o mediocre nunca
49
gozará de dichas perspectivas”. Otro rasgo deseable según este autor, es la
competencia para la multidisciplina, para la interacción cognitiva con otras
ciencias. Y un último propósito importante, es que la filosofía no se
caracteriza solo, aunque también es ese el caso, por la formalidad de su
trabajo en tanto que especialidad, sino por la observación de otros
componentes de la cultura, de las ciencias, de la política. En esta dimensión, la
práctica filosófica, en algunos autores, se ocupa de procurar el acercamiento al
conjunto de un campo cultural. Esto me parece de gran importancia porque
las tareas filosóficas, así entendidas, pueden conducir a formar ciudadanos, a
enseñar a pensar, a capacitar a los integrantes de una colectividad para la
interacción comunicativa en una forma de vida compartida, competencia
esencial para hacer avanzar y procurar progreso en las sociedades
contemporáneas. Este aprendizaje es requerido para toda sociedad,
particularmente para nuestras formaciones sociales centroamericanas, cuando
se proponen conquistar espacios de autodeterminación, de decidir en libertad
sobre el curso de su destino. La filosofía actual está llamada, entonces, a
brindar esclarecimiento en lo concerniente a consolidar y ampliar formas de
vida democráticas
Esto, por supuesto, puede considerarse como un resultado eventual de una
formación filosófica, porque la filosofía es investigación básica y sus
aplicaciones conciernen a otras esferas del actuar humano, a la praxis
política, entre otras.
Dentro de estas preocupaciones sobre la producción del saber y la enseñanza
filosófica, sobre su funcionalidad en una circunstancia histórico –cultural,
podemos aludir brevemente a la polémica entre el filosofo peruano Augusto
Salazar Bondy y el filósofo mexicano Leopoldo Zea. En un opúsculo
titulado ¿Existe una Filosofía en nuestra America?, Salazar Bondy, hace un
planteamiento crítico que expresa la voluntad de darle funcionalidad a la
Filosofía para con la política de su circunstancia. Afirma que la filosofía
latinoamericana es falta de originalidad e inauténtica. El reclamo de
originalidad es un elemento de juicio de los críticos literarios. En ensayística
filosófica esto podría significar falta de grandes personalidades con carisma,
que hayan dejado algún escrito digno de rememorarse. Lo segundo es un tanto
más complicado. En el sentido que precisa Villoro, autenticidad para con una
cultura o una obra filosófica, en su calidad de fragmento cultural, significa
que responda a una práctica colectiva efectivamente o realmente compartida
por el resto de integrantes de un grupo social o de un pueblo. El concepto
alude a que un producto o un rasgo de una colectividad, solo es auténtico si es
representativo, es decir, si expresa algo, un rasgo o una práctica que se
comparte con los demás integrantes de ese grupo o conglomerado cultural.
Conforme a este criterio, sería un disparate evaluar el trabajo efectuado por los
filósofos pioneros de América Latina, tal y como los definió Miró Quezada.
No sería tampoco válido el reproche para con la segunda generación de
pensadores, los llamados “Paleógrafos” por el mismo autor. Y Finalmente no
tendría ninguna validez criticar a un ensayista porque su pensamiento no
exprese ni refleje el sentir común de una colectividad grande. Las masas, y
menos aún las masas mediocres definidas por José Ingenieros, no pueden
servir de parangón para juzgar la autenticidad expresiva de un discurso.
Pero hay un sentido en el que se puede encontrar atendible la crítica de
Salazar Bondy. Me refiero a la incapacidad para haber creado una tradición
racionalista crítica como la piensa Karl Popper. En algunos países sí se ha
logrado en parte esta meta, pero en otros solo ha tenido un carácter precario e
ideológicamente deformado. Todos aquellos administradores de la educación
superior que pueden diseñar políticas educativas, deberían saber lo que
significa crear una tradición de pensar con un criticismo racional y proponerse
metas en esa dirección. Pero la insuficiencia en la realización de esa y muchas
otras tareas no justifica una descalificación de todo un trabajo llevado a
cabo en estas geografías.
Leopoldo Zea por su parte, se refirió a la historia del pensamiento regional y a
lo indeseable de proponerse ignorarla. Valiéndose del marco teórico de Ortega
y Gasset, se acerca a la historia del pensamiento latinoamericano, destacando
la importancia de un oportuno planteamiento ideológico en los momentos de
las luchas independentistas hasta las circunstancias actuales, en las que son
análogamente requeridas, ideas rectoras para coadyuvar a las transformaciones
institucionales demandadas para corregir los grandes problemas del atraso.
Pero no puede aceptar una visión de esa historia intelectual dicotómica, a la
manera de Lukacs, que por añadidura es parcial y falta de objetividad, afirma
Zea: “la historia de nuestras ideas nos ofrece un panorama y un horizonte que
no es, en nada, inferior al que ofrece la historia de las ideas y filosofías
50
europeas, sino simplemente distinto".
La interpretación marxista de Augusto Salazar Bondy formula tres preguntas:
1. ¿Existe una filosofía en nuestra América? Su respuesta es no. Solo ha
habido una acumulación inservible de imitaciones. 2. ¿Puede la filosofía
hacer algo en la circunstancia de dominación, atraso y alienación? Su
respuesta es negativa. Es requerido primero hacer las transformaciones
sociales que permitan un pensamiento liberado y capaz de interpretar su
época. Sostiene Bondy, “la inautenticidad se enraiga en nuestra condición
histórica de países subdesarrollados y dominados. La superación de la filosofía
está, así, íntimamente ligada a la superación del subdesarrollo y la
dominación, de tal manera que si puede haber una filosofía auténtica ella ha de
51
ser fruto de este cambio histórico trascendental". Finalmente, 3; ¿Se puede
con la filosofía comprender una cultura Latinoamericana propia? Una vez
más, su respuesta es negativa. No es posible hacerse portavoz de una cultura
que no se comprende y para cuya comprensión se carece de condiciones de
factibilidad.
A estas tres preguntas Leopoldo Zea contrapone sendas respuestas
Afirmativas: Hay una tradición que debe conocerse, el pensamiento puede
hacer algo para aclarar las consciencias, sin esperar las condiciones ideales
que pudieran surgir en el futuro, afirma Leopoldo Zea: "no seremos libres por
haber cancelado el subdesarrollo; más bien habremos cancelado el
52
subdesarrollo por sabernos hombres libres" y en lo tocante a la tercera
cuestión, la cultura política latinoamericana sí que puede construirse
recurriendo, mutatis mutandis, a los grandes pensadores del pasado y los
independentistas.
La filosofía de la historia, por consiguiente, se propone comprender una
cultura nacional y una circunstancia que reclama una praxis específica. En
este tipo de filosofar la concreción geográfica y temporal adquiere un relieve
especial.
A continuación presentaré dos conjuntos temáticos con muestras
representativas, ya que no es posible referirse a la totalidad. Una, la Filosofía
en Sin Más en América Latina y la Filosofía de la circunstancia histórica, de la
política, que se propone la transformación revolucionaria de un entramado
socio-cultural.
La filosofía en cuanto tal
En algunos países cuyas universidades destinan los requeridos recursos a
investigación básica, hay profesionales que llevan a cabo estudios
académicos estándar, es la última generación de filósofos a la que se refiere
Miró Quezada para designar una ocupación de estudio garantizada
institucionalmente. Este trabajo se acopla con algunas corrientes
transnacionales del saber contemporáneo en la disciplina - el neotomismo, el
marxismo-, o con algunas especialidades, la hermenéutica, la lógica, la
epistemología, la historia de las ideas.
La filosofía académica en el continente es muy extensa, por ello tan solo me
referiré a tres muestras representativas.
La filosofía analítica
Esta escuela de pensamiento procede de lo que se llamó el giro lingüístico.
Consiste en un alejamiento de la temática tradicional de la filosofía -la
axiología, la ética, la comprensión de la historia, el estudio de las ciencias-
para reducirse al examen del lenguaje tanto especializado como de las lenguas
naturales. El libro editado por Gracia, Dascal, Villanueva y Rabossi, El
53
Análisis Filosófico en América Latina ilustra perfectamente el trabajo de
esta escuela que se ocupa de lógica, análisis lingüístico, siguiendo el
paradigma anglo-estadounidense. En este campo intelectual realizó su trabajo
teórico el filósofo de Guatemala emigrado a Estados Unidos, Héctor-Neri
Castañeda.
Esta drástica reducción del ámbito de examen para el pensamiento filosófico
al estudio del lenguaje ordinario (“Filosofía de Oxford”) ha tenido la
consecuencia de favorecer la incorporación del formalismo lógico matemático
y la creación de competencias en ese campo. La revista Crítica de la UNAM
en México, así como la Revista Latinoamericana de Filosofía, editada en
Argentina, difunden este tipo de análisis lingüístico.
Jorge Gracia en su introducción al libro arriba mencionado afirma: “está claro
entonces que el fin del análisis filosófico no es el descubrimiento de datos
sobre el mundo. Esa parece ser la función de la ciencia. Al análisis le preocupa
54
sólo la aclaración de conceptos y proposiciones”.
El paradigma de esta orientación metódica en la práctica, con alguna
frecuencia, condujo al abandono de todo tratamiento de los campos objetuales,
de la materia en sí, al repliegue en la sintaxis léxica. Lamentable destino de lo
que debió haber sido solamente una herramienta de conveniencia para
articular con propiedad el discurso filosófico. Por otra parte, según Jorge
Gracia la filosofía analítica se propone también “La búsqueda de las
55
condiciones de la certeza a través del análisis”. Este propósito propio de la
lógica y de la matemática, a juicio de John Dewey, no corresponde al saber
filosófico. La búsqueda de la certeza no es un paradigma apropiado para la
filosofía, ya que en ella se contempla el riesgo y así como en la ciencia, la
falibilidad.
Mario Bunge
A continuación me referiré a algunas consideraciones axiológicas de Mario
Bunge. El primer campo de trabajo de Bunge fue la epistemología. Este campo
también conocido como filosofía de la ciencia, consiste en un conjunto de
programas de investigación que se ocupan de la racionalidad, las teorías y la
construcción de saberes confiables. En esta materia, el filósofo argentino, ha
hecho aportaciones sustantivas. Esta es una rama de estudios cuya
concentración en la problemática del saber científico le da el carácter de una
disciplina independiente.
Dentro de esta corriente se inscribe la obra inicial de este pensador, cuyo
tratado sobre La Investigación Científica es ya una obra clásica de la materia.
Bunge hace una ontología realista.
De gran interés son sus consideraciones sobre algunas tareas para el pensar
filosófico en el inmediato presente, que a mi juicio, son del todo válidas para
la actualidad centroamericana.
Es recomendable, nos dice, el cabildeo, la incidencia en la política académica
para defender la investigación básica en ciencia y en Filosofía; “Defender la
investigación básica de los ataques pragmatistas y neoliberales. Resaltar que el
nuevo conocimiento científico, aunque no tenga aplicaciones prácticas
inmediatas, enriquece la cultura tanto como la enriquecen el arte y las
56
humanidades.” En algunos países, como Guatemala, esta demanda de praxis
político-académica puede tan solo significar apoyar las iniciativas, cuando se
den para institucionalizar las condiciones para que tal labor, es decir, la
investigación filosófica, pueda comenzar.
Una segunda tarea en el horizonte inmediato, dice Bunge, es combatir la
Post-modernidad en la medida en que ello significa defender la razón, la
razonabilidad ante la crisis que ha provocado el manejo irracional de la
tecnología y que condujo al desánimo, al escepticismo y a la desvalorización
del proyecto renacido con la ilustración, de dirigir la indagación racional a
todas las esferas de la vida. Como es sabido, en filosofía lo mismo que en
ciencia, nunca se trata de censurar o acallar coactivamente una posición, sino
de formular argumentos bien sustentados para demostrar, eventualmente, la
inconsistencia de un planteamiento rival.
K.O. Apel ha dicho de los postmodernos, que hacen una crítica absoluta de la
razón, que tiene la consecuencia nefasta de debilitar los empeños por
comprender y dominar las circunstancias contemporáneas. Abdicar del
empeño por conocer los procesos naturales y políticos, por dotarse de una
comprensión racional del mundo sería una actitud inadmisible en
Centroamérica, especialmente en aquellas geografías donde se ha avanzado
tan poco en la construcción de una civilidad moderna y en la modernización
de sus modos de producción.
Otra tarea inmediata para realizar en el presente, es combatir la errónea tesis
de que es imposible pensar en ciencia o en filosofía, desprovistos de ideología.
En otros términos, que la dominación política, el poder y por tanto la
ideología, se extiende a todos los ámbitos del pensar, por lo que no podría
darse investigación filosófica o científica libre de servidumbre al poder, sea
este el que fuere. Esta tesis ha sido bien argumentada por el filósofo marxista
mexicano, Adolfo Sánchez Vásquez y también por la genealogía de Foucault,
pero con Bunge la encontramos inaceptable. El discurso de la post-
modernidad también va por ese camino. Françoise Lyotard lo afirma
expresamente. Pero cualquier situación dada en este sentido, debe
combatirse, afirma Bunge, coincidiendo en esto con la segunda Escuela de
Frankfurt, especialmente con Habermas.
Otra tarea para el presente inmediato, es la adquisición de competencia para la
investigación multi y transdisciplinaria, coincidiendo en esto con Edgar
Morin y Alejandro Tomasini.
Bunge precisa también algunas demandas de la circunstancia socioeconómica
contemporánea que cualquier normatividad ético política debe tomar en
cuenta. Ellas son: “controlar la natalidad, evitar la guerra, disminuir las
57
desigualdades sociales, elevar el nivel educacional, participar en política”.
Bunge se declara partidario de una democracia avanzada que el llama integral,
un régimen “de participación en la riqueza, en la cultura y en la política (…)
La democracia política es necesaria para garantizar el acceso equitativo a la ri-
58
queza y a la cultura”.
Filosofías de la circunstancia
Bajo este encabezado, me referiré a dos escuelas, la filosofía intercultural y la
filosofía de la liberación, que tienen algo en común: el reconocimiento del
otro. Ambas escuelas retoman alguna propuesta del viejo marxismo pero
partiendo de supuestos filosóficos distintos. El marxismo tuvo importancia en
las ciencias sociales, económicas y en la política. Merece mencionarse en
filosofía porque de alguna forma estuvo presente en el medio universitario y es
un antecedente de los planteamientos radicales ideológicos para con la función
de la filosofía. En Cuba fue y sigue siendo la ideología oficial y en Guatemala
fue la ideología de los movimientos revolucionarios. Su importancia radicó en
la voluntad de guerra revolucionaria con el objetivo de transferir al estado
todos los medios de producción y hacer del estado el propietario único, el
administrador del consumo, del reparto y la producción de bienes y servicios.
Supuestamente, en el imaginario revolucionario, al institucionalizar esa
transformación drástica de la propiedad, se atendería automáticamente los
requerimientos de satisfactores en bienes y servicios para toda la población
nacional. De este supuesto se puede inferir que el llamado socialismo
“científico” era en realidad un socialismo utópico. La salida del atraso, el
subdesarrollo, la dependencia, la transferencia de capitales hacia los centros de
poder, requiere algo más que la confiscación circunstancial de riqueza.
El radicalismo ideológico de Augusto Salazar Bondy, ciertamente estuvo
inspirado en esta ideología y en la problemática de la reforma institucional,
encaminada a crear una capacidad adquisitiva en las clases campesinas
indígenas en un paradójico golpe de estado populista de corta duración; por
esta vía ha surgido la inspiración para el reclamo de una filosofía anclada en
su circunstancia político histórica.
La filosofía intercultural
Este campo de estudio se propone dar un trato en pie de igualdad a los
pueblos y pequeñas comunidades indígenas oprimidas por la dominación neo-
colonial y por el colonialismo interno. Aunque la interculturalidad que
propone Fornet-Betancourt busca cuestionar las categorías y generalizaciones
del filósofo occidental, considerándolas falsas y de un alcance limitado a su
ámbito cultural, no por ello exalta acríticamente las prácticas culturales
diferentes. La diferencia en sí misma no es un valor sacro-santo y en su
intercambio de valores y conceptos sobre el mundo, los grupos interesados de
cada pueblo deben asumir una actitud crítica y valorativa de sus propias
tradiciones tanto como de las extrañas.
Fornet-Betancourt aborda una problemática de gran importancia en la
actualidad, a saber, la invasión que han sufrido todos los pueblos del planeta
por parte del capitalismo mundial, de la globalización modernizadora. La
tecnología, las operaciones del capital, y la división transnacional de las
grandes corporaciones más las comunicaciones satelitales, extendidas como
están en el mundo entero, amenazan con secuestrar los espacios económicos
del mundo y eliminar todas las culturas regionales, nacionales, comarcales y
vernáculas. Estas realidades de la macro-esfera geopolítica planetaria, deben
ser objeto de una respuesta inteligente. Y eso es lo que se propone Fornet
Betancourt con el diálogo intercultural.
Se trata de contraponer a las grandes organizaciones mundiales la praxis
concertada de ciudadanos que defienden su derecho a la autodeterminación
cultural y material. Dentro de ese marco de expandida modernización bajo
la dirección de enclaves donde se asientan los poderes económicos, el papel de
la filosofía transcultural e intercultural, modesto papel, por cierto, sólo puede
ser el de fortalecer las identidades culturales amenazadas y capacitarse para
esa dialógica del encuentro con el otro, para el diálogo civilizacional que logre
prevenir el conflicto de civilizaciones y el despojo de naciones y pueblos
oprimidos.
Raúl Fornet-Betancourt se ve obligado, al igual que su colega Dussel, a
reparar en que sin un recurso a la racionalidad, sin una noción de razón, la
Filosofía no existe. Aunque no se adentra en la nueva definición de razón,
práctico-comunicativa que deja atrás la estrategia y pone de relieve el
entendimiento no coactivo, que resulte de consenso por recíproca y simétrica
aceptación y acuerdo, se acerca a esa posición o al menos apunta hacia ella.
Para eso, Fornet Betancourt hace algunas observaciones críticas a la segunda
escuela de Fráncfort. Sostiene que la incursión de Habermas en la Filosofía
Analítica de Austin y otros, tomando de ella el paradigma de los acuerdos en
las lenguas ordinarias, le ha restado o eliminado el componente revolucionario
de los primeros frankfurtianos, como Adorno y Marcuse. Sostiene además no
estar de acuerdo con la nueva tesis de Habermas con relación a Marx, según
la cual, el principio de humanización que nos ha transformado en el curso de
la historia, no es el trabajo sino la interacción comunicativa. Formula un
último reparo a los neoilustrados: no han superado el referencial cultural
europeo. Por cierto, este reparo alcanza también a la filosofía de la
Liberación. Según Fornet Betancourt ella no alcanza a comprender al otro, al
indígena, al integrado e identificado a una cultura no occidental, y que, por
añadidura, se ha propuesto una liberación en términos nacionalistas
etnocéntricos. Para resolver este conflicto, la filosofía del diálogo intercultural
si puede aportar un marco teórico. La pertinencia de este diálogo, además, se
pone de manifiesto también para contrarrestar el choque o el enfrentamiento
de las culturas anunciado por Huntington.
Lamentablemente Fornet Betancourt no argumenta sus objeciones contra los
portavoces de la razón comunicativa, la primera de las cuales es, a mi parecer,
atendible, aunque no lo sean las otras.
En todo caso procurar, desde la Filosofía, dar apoyo al entendimiento
intercultural entre los pueblos, es una finalidad de gran valor.
Los planteamientos de Raúl Fornet Betancourt a pesar de su meritoria
intencionalidad que busca el reconocimiento de los pueblos en su diferencia
cultural, la justicia social y la emancipación de toda forma de opresión,
presenta convicciones difíciles de aceptar y tareas o requerimientos de difícil
cumplimiento.
Refiriéndome a lo segundo, una primera exhortación de Fornet Betancourt
que va en el sentido de que la filosofía debe sufrir la transformación de
hacerse portavoz de la cultura de su pueblo, del sentir colectivo en diversos
aspectos valorativos, tales como una política que se proponga conquistar el
bien común en autonomía. Este programa lo encuentro particularmente difícil.
Se puede interpretar, entre otras cosas, como el requerimiento de la
comunicación multidiciplinaria e inter-ciencia, porque es evidente que hay
otras ciencias humanas, particularmente la antropología, la sociología que
tienen a su cargo estudios sobre esta problemática. Pero para lograr que el
pensamiento sea expresión de su época y su circunstancia como lo pidió en
algún momento Hegel, es necesario precisar el campo cultural, y
eventualmente también el modelo teórico, (Bourdieu, Cassirer, Gertz), para
lograr extraer la sabia de la propia circunstancia histórico-concreta. Hay
algunos antecedentes en el subcontinente y fuera de él para delinear una
metodología que permita acercarse a ese objetivo. El estudio de Samuel
Ramos sobre la cultura en México, el estudio sobre el hombre y el cosmos en
el renacimiento italiano de Cassirer, entre otros. Pero podría ser el caso que un
programa de investigación en este sentido diera como resultado revelar que
los latinoamericanos, nuestra cultura, no sea muy diferente de la cultura
ibérica, puesto que esa es una de la dual matriz que se puede adjudicar a priori
a la América Indo hispánica.
Algunas veces en Filosofía se dan falsas controversias sobre la esencia del
quehacer, la substancia del pensar, porque son simplemente diversas
selecciones de objeto de estudio. No es razonable que un pensador de lo
político le reproche a un filósofo del arte, de la estética, que solo concentre su
atención en ese campo. Quizás hay algo de esto en el reclamo de Salazar
Bondy cuando reprocha a las élites filosóficas latinoamericanas no haberse
dedicado a lo que él pudo considerar tareas esenciales e inaplazables (dada su
participación en el golpe de estado militar que efectuó la reforma agraria en
Perú).
En el caso de Fornet Betancourt lo que hace falta y se patentiza como una
carencia, es un ejemplo de pensar la propia cultura, desde la circunstancia
poniendo de manifiesto esa diferencia específica. Cierto es que alude a
algunos pensadores de la época independentista como Alberdi y otros, pero
esa situación histórica es otra. En Guatemala puede ser un ejemplo de ese
pensar que reclama Betancourt, el ensayo de Cardoza y Aragón, Guatemala, l
las Líneas de Su Mano. Pero la producción de ese tipo de discurso es un
asunto de vocación y de habilidad estético expresiva. Con relación a este
importante problema del alcance y características del discurso filosófico,
Betancourt afirma “Rechazamos aquella perspectiva pretendidamente
universal porque la universalidad presupuesta en ella connota en verdad
59
indeterminación contextual-cultural”. Esta tesis, se permite formularla
porque supone un carácter impreciso, muy cambiante, de lo que quepa
entender por Filosofía. Su proyecto de pensamiento es existencial, avocado a
lo concreto de una circunstancia de vida, a lo histórico, de especificidad única,
a lo contingente. Pero Fornet Betancourt ha traído a colación un problema
diferente, el de la delimitación entre lo filosófico y lo no filosófico. Karl
Popper estableció una delimitación clara entre ciencia y no ciencia. Pero
en el caso del discurso filosófico, al parecer, una tal frontera no existe del
todo o es bastante imprecisa. Pero semejante aserto no es enteramente cierto,
no es del todo así. Husserl estima que el trabajo intelectual filosófico guarda
una afinidad grande con las ciencias, que ambos son herencia de la tradición
griega y que la racionalidad filosófica europea es un tipo de patrimonio
cultural nacido en Grecia, que debe ser salvado de la barbarie interna, la cual
plantaba sus sangriento estandarte en la Europa de 1935 el punto de vista de
la humanidad universal se puede entender, nos dice “como el comienzo de
desarrollo de una nueva época de la humanidad, que en adelante solo quiere
vivir y puede vivir en la libre formación de su existencia y de su vida histórica
60
a partir de ideas de la razón” Por su parte, Piaget sostiene que la Filosofía
presupone siempre una perspectiva personal, proveniente de la subjetividad.
Fornet Betancourt está reclamando una perspectiva histórico cultural. Hay
además en él, un reclamo adicional a la pretensión de pensar con
universalidad, a saber, que de todos modos un filósofo, velis nolis, trasunta y
expresa su particular procedencia nacional, su idiosincrasia. Pero si tomamos
en cuenta la advertencia de la conferencia de Husserl, entonces no veo el
inconveniente de que esa universalidad “responda a las regularidades
61
identificativas del llamado espíritu europeo”. El espíritu que invoca Husserl
no es un conjunto material de imágenes y singularidades catécticas, si no la
razón, la racionalidad, la intercomunicación que nos ha permitido, dejar atrás
al Cromagnon.
Fornet Betancourt matiza su tesis, tomando en consideración lo aventurado de
la misma, afirmando, “optamos por una perspectiva en la que la universalidad
filosófica aparezca como un programa orientador, pero no como una idea
62
paradigmática”. Me parece muy bien “transformar” programas de
investigación filosóficos para alcanzar una comunicación con las
comunidades, tribus y pueblos indígenas americanos. Pero esta declaración de
intención presenta dos problemas. Uno es el afán de situarse en una cultura
latinoamericana, cuyos perfiles en alteridad y otredad son desconocidos. El
segundo, carecer de un marco teórico para desenvolver esa praxis dialógica.
La transformación de la filosofía de K. O. Apel si queda, al menos en el peor
de los casos, algunos lineamientos para manejar metódicamente esos
procedimientos. El nuevo concepto de racionalidad encaminada al
entendimiento, al reconocimiento de personas y de su humanidad, que no es
por cierto nada nuevo o exótico, sino solamente un poner de manifiesto o
señalar, o descubrir una razón que ha estado ahí siempre, pero que ha sido
ignorada, este acercamiento sería muy oportuno para ese diálogo
intercultural.
Por otra parte este llamado de Fornet Betancourt a la consideración por la
alteridad, por el otro, implica inevitablemente una comunicación multi y
transdisciplinaria. El filósofo mexicano León Olivé ha presentado
consideraciones sobre la racionalidad mínima para la comunicación con
pueblos ágrafos y ese es por excelencia el campo de antropólogos culturales
como G. Jiménez, Marvin Harris, Gertz y muchos otros. Y las
observaciones de Edgar Morin ciertamente no pueden tampoco ignorarse en
el complejo campo de trabajo que plantea Betancourt para alcanzar la
autenticidad. Entiendo por autenticidad, nos dice, “la programática
codificación consensual de una conciencia que, en los procesos de
comunicación intersubjetiva va ganando la cabal expresión de sí misma, en
tanto que movimiento de apropiación lograda de la realidad en que está
63
siendo”.
Pero Fornet-Betancourt precisa su noción de autenticidad también mediante
dos conceptos: inculturación y contextualización. Con el primero se entiende
el proceso activo que proviene del interior de una cultura y por el cual se
incorpora un elemento extraño, en este caso, la filosofía; la
“contextualización” se refiere a acomodar una visión del mundo a los
elementos propios de la población a la que se le da una educación.
Inevitablemente estamos ante el aprendizaje de una sabiduría que connota
racionalidad.
Filosofía de la Liberación.
En este contexto de estudio y reflexión orientado hacia la circunstancia
socio-cultural y económica, ésta escuela, procedente de Argentina, ha
trabajado muy acentuadamente la ética. Su propósito manifiesto es
concederle una atención privilegiada al pobre.
Haciendo un poco de historia, la filosofía de la Liberación surgió en
Argentina y conoció la luz de las ideas al calor de un movimiento popular
propio de esa nación y característico de su historia: el liderazgo de Juan
Domingo Perón y su esposa Eva. El Peronismo trató de renacer a principios
de los años setenta aunque se trató más bien de uno de sus últimos estertores.
A esta ideología política la han llamado los filósofos que comentamos,
populismo. Entonces los planteamientos y propuestas de Filosofía Política que
con posterioridad hace Enrique Dussel, nacieron al calor de ese nacionalismo
popular de izquierda, que fue combatido por la represión terrorista de la
cúpula militar, que no tardó en dar un golpe de Estado.
Este origen tan acentuadamente político de esta filosofía explica por qué se
propone sondear el alma popular, inspirar su caudal de sabiduría en esa fuente
y finalmente transubstanciarse en una ideología pura.
En momentos posteriores, no obstante, Dussel retoma su contacto con la
filosofía europea. Hoy se puede conocer un acercamiento a la problemática
ético-política por vía de una sistematización filosófica formal. Resultante de
un encuentro con Apel, Dussel incursiona en la racionalidad normativa según
la pragmática trascendental. Da por aceptable la transformación de la
consciencia al discurso que se imprimió al imperativo categórico de Kant y la
posibilidad de un enriquecimiento mutuo de perspectivas entre su filosofía y
la de los neofranckfortianos, haciéndolas confluir y complementarse. Es de
gran interés la deducción argumental, que, partiendo de la fundamentación
última ética de la racionalidad de Apel-Habermas, alcanza a formular una
crítica a la institución y al operar del capitalismo mundial. El resultado es
una nueva teoría crítica de la sociedad, con fundamento filosófico en la ética.
El error de Marx y los marxistas ortodoxos fue haber supuesto que el
despliegue de las fuerzas económicas, conduciría por si mismo a las crisis y
con ellas a la acción revolucionaria confiscadora de los medios de
producción, como si el Estado capitalista no tuviese capacidad de enfrentar sus
crisis de sobreproducción, tal y como efectivamente lo hizo, con Keynes.
Dussel, en cambio, inspirado en el humanismo Socialista pone su énfasis en
el proceso de liberación por mediación del cual, personas y pueblos han
podido crear y defender su Estado-nación en otros momentos de la historia y
ahora pueden proponerse contrarrestar, reducir y eliminar los efectos nocivos
de los mercados neo-liberales, del operar indeseable, de la practicidad inerte
del capitalismo liberal triunfalista.
Al parecer, el concepto de liberación, ya no podría ser viable en este siglo
veintiuno; y el discurso que tematizaba las guerras de liberación de las
últimas colonias africanas, no puede ya tener funcionalidad alguna en los
nuevos escenarios geopolíticos. Pero tal y como entiende Dussel, la praxis
política es otra cosa. El propone una acción ético política encaminada a
destruir los reductos de opresión, de privación de las condiciones para una
vida digna, al interior del territorio de cualquier estado nación. La propuesta
plantea un requerimiento de civilización que no cabe soslayar. Se trata de
liberar a personas de la violencia estructural tal y como la definió Galtung,
esto es, el operar institucional de procesos de trabajo con injusticia y
limitación de medios de vida. Dussel se refiere adicionalmente, a la
condición del parado crónico, a los sectores marginados que sobreviven
informalmente fuera del salario y del consumo. Estos desempleados crónicos
merecen la atención prioritaria de una ética política, en el sentido de crear
condiciones para hacer desaparecer esa situación. Los Estados-nación han
adquirido el compromiso de reducir esos bolsones de miseria en un convenio
llamado las Metas del Milenio que deben alcanzarse, mínimamente para el año
2015. Esos compromisos tienen vigencia para Centroamérica y la comunidad
de filósofos no debemos ignorarlos.
Las preocupaciones éticas de Dussel no son, como puede verse, un
extremismo carente de realismo si no una muy razonable exigencia moral en
las circunstancias sociológicas de estas latitudes. Su principio crítico de
factibilidad reza:
“la comunidad crítica debe de-construir efectivamente en el sistema su
negatividad y transformarlo (o producir otro nuevo) para que las víctimas
64
puedan vivir, participando simétricamente en las decisiones”.
Las formas concretas de toda esta acción que gira en torno a la eliminación de
las injusticias pueden adquirir muy diversas y variadas características según la
perspectiva y la posición de los actores.
Otro aspecto que considera Dussel con relación a la ética es complementar la
perspectiva formal con una perspectiva material. Desde Max Scheler se le
llama en esta tradición, “material” a una ética dotada de un contenido
axiológico, considerado fin último o valor supremo concreto. Ese contenido
es en la perspectiva humanista de Dussel, la vida humana. En este punto,
recuerda los planteamientos de Albert Schweitzer, la vida es el valor supremo,
pero habría que añadir a esto lo que dice Mario Bunge, que es la vida en
procura de bienestar y de ampliación de su campo de satisfacción lo que más
debe considerarse como el fundamento material de una propuesta ética. Este
componente fue primeramente expresado por Stuart Mill, cuando propuso la
felicidad y el bienestar del mayor número de integrantes de una colectividad
como un fin deseable. Esta idea la retoma Bunge y postula una articulación de
la ética deontológica kantiana y la ética material que se propone la felicidad
personal, “Todo código moral está encabezado por alguna norma máxima” y
65
esta es para Bunge “Goza de la vida y ayuda a vivir”. Esto me parece que es
compatible también con la tesis de Dussel nada más que esta última tiene en
consideración un llamado a la solidaridad con los marginados del sistema.
Al proponer que la vida humana sea el contenido material que complementa
el formalismo del acuerdo procedimental , que sirve para hacer operar el
contrato social, en perspectiva ética, Dussel pone de manifiesto algo que era
solamente implícito en la propuesta neo-Frankfortiana; pone de relieve a la
vida como valor supremo.
Por su parte, el pensamiento de Bunge confluye en la misma dirección. Nada
más que en su caso, el bien supremo material que complementa al
formalismo kantiano lo toma de Stuart Mill y, su ética utilitarista, como se ya
ha mencionado. El valor supremo es la búsqueda del bienestar, de la felicidad
para el mayor número de personas. La restricción cuantitativa procede de
que, como se trata de una ética política, en algunos casos se pueden presentar
dilemas y la regla del mayor número sirve para resolver cuando hay conflictos
de valor. Aunque Bunge no es desde luego un filósofo moral, un experto en
ética, su propuesta de síntesis entre formalismo kantiano y utilitarismo es a
mi parecer, un acierto semejante al de Dussel. El utilitarismo de Stuart Mill
amplía esa noción de vida, precisando aunque sea con un término un tanto
difuso, la felicidad, aún más ese contenido material; precisa de ese modo que
toda vida requiere satisfactores, primarios y secundarios y que los últimos no
son en modo alguno superfluos. Bunge alude también a preceptos negativos,
cuya función es proteger la vida. Otro tanto hace Dussel y ambos consideran
también prescripciones positivas, con contenido. Las primeras son también
puestas de relieve en los derechos ciudadanos básicos y en el corpus de los
Derechos Humanos.
Naturalmente lo característico de Dussel es definidamente su exaltada
invocación del otro, del pobre, del requerido de solidaridad por parte del resto
de la sociedad.
Bibliografía
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UNAM, México, 1993.
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Bibliografía de Referencia
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Pensamiento Filosófico Contemporáneo de la América Central. Ensayos
Universidad de San Carlos de Guatemala; Guatemala, 1999.
Hacia una justificación del filosofar no europeo
Selvin Hernán Itzep Cortéz
Estudiante de Filosofía,
Universidad de San Carlos de Guatemala
Me gustaría empezar esta disertación indicando que hay actividades que no
necesitan justificarse en ningún lugar del planeta. Pienso en actividades que
cada ser humano tiene como vitales.
Pero también hay actividades de otra índole que el ser humano realiza y que
tampoco necesitan de justificación. Estas actividades son por ejemplo, el arte,
los deportes, las ciencias. Justificarse quiere decir aquí dar las razones de su
existencia ante uno mismo y ante los demás hombres y demás pueblos. El
pensar y el filosofar se incluye dentro de estas actividades porque son
actividades que competen al hombre como tal. Es decir el hombre por el hecho
de ser hombre hace filosofía, arte, ciencia, y además está consciente de ello.
Sin embargo, ya hace mucho que se viene preguntando sobre la posibilidad de
existencia de la filosofía en los distintos pueblos. Además aunque no se dudara
de esta posibilidad, el hombre que realiza esta actividad, es decir el hombre
que filosofa, cae en la necesidad de justificarse todas estas actividades ante sí
mismo, por razones del pensar mismo, por razones puramente intelectuales.
Por esta razón se escriben estas líneas, para buscar un camino que justifique
esta actividad que denominamos filosofar y que se diferencia del meramente
pensar. Porque pensamos cómo arreglar una mesa, pensamos como tener más
ganancias en los negocios, pensamos qué comer hoy, pensamos qué
experimento es el ideal para cada caso en las ciencias, y no le llamamos a estas
actividades filosofar. El filosofar supera el meramente pensar. Ni siquiera
cuando se hace ciencia, se denomina filosofar. Cuando el hombre que hace
ciencia rebasa a la ciencia misma entonces entra a filosofar, precisamente
cuando se pregunta por la totalidad, por el sentido de lo existente. Ciertamente
la ciencia es necesaria para filosofar, para partir de conocimientos mucho más
seguros, pero también para ello se debe considerar otros campos distintos a las
ciencias.
El filosofar es una actividad del pensamiento que quiere dar razón del
universo, de la totalidad de las cosas, de la esencia de los entes, del destino de
los hombres. El filosofar, como toda actividad, produce algo y ese algo son las
respuestas que se dan a las interrogantes esenciales. La actividad y su
producto, el filosofar y su resultado, es lo que se ha llamado filosofía.
Hay que hacer notar que es más esencial a la filosofía esa actividad, ese
preguntarse y ese tratar de dar respuesta, ese indagar y buscar la verdad que
los contenidos mismos. Un ejemplo radical lo tenemos con la filosofía
platónica en sus primeros textos. En ellos no hay respuestas concretas y sin
embargo nadie duda que sean libros filosóficos. Por ello afirmo nuevamente,
que el filosofar mismo es lo más importante de la filosofía. El que filosofa
hace filosofía y los contenidos de ese pensar no son lo más importante.
Esa es la razón de que muchos filósofos se presentan lúcidos a la hora de
plantearse los problemas, al momento de analizar las soluciones dadas a los
problemas filosóficos, al momento de la crítica y luego con sus propias
soluciones sugeridas ya no actúan de la misma manera. Cesa toda crítica.
De tal manera, se puede decir que todo ser humano que se pregunta por la
totalidad del mundo, por la verdad de las cosas, no importando en qué lugar
del planeta se encuentre, hace filosofía.
Pero se dice que la filosofía es europea, que nació en Europa allá en la vieja
Grecia, y que por lo tanto no puede haber filosofía genuinamente en otras
partes del planeta, y que la filosofía siempre debe llevar el sello europeo.
Antes de dar respuesta a estos cuestionamientos pensemos más en esta
actividad que llamamos filosofar, y percatémonos que cuando Tales se
preguntó por el principio de todas las cosas no partía de la nada, sino más bien
hacía filosofía desde su contexto, desde su situación histórica.
Eso quiere decir que Tales, como todos los griegos, vivían dentro de
cosmovisiones existentes, partían de una totalidad dada, y esto es de una
cultura específica. Precisamente filosofar es poner en entre dicho las
cosmovisiones propias, sabiendo que no se puede partir de cero, como han
querido muchos filósofos. Filósofos tales como Descartes, Husserl por
ejemplo. Sino que el filosofar lleva el sello de la cultura en que se vive. Pero
como dijimos, filosofar es cuestionarse sobre la totalidad dada, sobre las
estructuras de nuestro vivir, sobre las estructuras de nuestros saberes. Y sin
embargo las soluciones ofrecidas necesariamente están condicionadas por tales
estructuras.
Por otro lado quienes filosofan necesariamente son los individuos concretos,
que cuestionándose con otros individuos crean ese orden de subjetividades que
le da mayor riqueza tanto a la actividad como a las soluciones ofrecidas.
Precisamente, por este hecho de que cuando se filosofa se crean contenidos,
esto es un nuevo sistema de verdades, sistema de soluciones; éstas llevan el
inminente peligro de querer establecerse como una nueva cosmovisión. Cito
en este caso a Ignacio Ellacuría cuando afirma que “La filosofía, por su propia
naturaleza propendería a convertirse en ideología y tendería a convertirse en
una aparente racionalización de subjetividades interesadas” Es decir a
convertirse en la nueva “verdad”, que querrían petrificarse, cosa que el ser
humano evita filosofando nuevamente.
Esa es la razón que es sumamente necesaria apuntar nuevamente que la
filosofía es esencialmente filosofar. Filosofar de un sujeto que necesita, por lo
mismo, intercambiar tanto las interrogantes como las soluciones dadas a otros
sujetos, para que estas sean objeto de críticas.
Pongamos en claro lo que hemos dicho hasta ahora.
Primero, la filosofía es esencialmente una actividad del pensar llamada
filosofar.
Segundo, las soluciones ofrecidas, es decir los sistemas filosóficos no son lo
más importante sino más bien éstas deben sufrir nuevamente la crítica de la
filosofía.
Tercero, quien hace filosofía parte de un mundo, de una cultura, cuyo sistema
de verdades pone a prueba.
Cuarto, poner a prueba no quiere decir independizarse totalmente de ese
mundo sino más bien ese conjunto de ideas de las cuales partimos son
necesarias y constituyen un elemento esencial, tanto en las preguntas como en
las soluciones o conjunto de ideas producidas.
Los sistemas filosóficos o más bien dicho las soluciones dadas por un filósofo
o por una generación de filósofos dan cuenta de esa actividad que hubo, de ese
filosofar. Las cosmogonías o cosmologías existentes en la época de Tales no
nos dicen o no nos muestran rotundamente que haya habido filosofía, aunque
sí nos dice que los hombres que construyeron tales sistemas sintieron esa
necesidad de explicar su mundo. No sabemos si filosofaron porque no tenemos
los textos donde se afirme la actividad misma.
Los sistemas filosóficos no son filosofía esencialmente por sí mismos sino
porque son producto del filosofar de un Platón, de un Aristóteles, de un Kant,
por ejemplo.
Por ello pretender que algo sea filosofía porque se cite o se utilice parte de los
contenidos de un filósofo es caer en el dogmatismo. Se cita a un filósofo
cuando se cree que en el filosofar presente, en los problemas de hoy, pueden
dar una luz. En otras palabras, una filosofía de época distante vuelve a ser
filosofía cuando se utiliza dentro de un filosofar presente.
Necesidad de un filosofar no europeo
Cabalmente, porque todos los pueblos tienen una cosmovisión, un sistema de
verdades, de valores distintos, se debe a que cada pueblo es distinto. Distinto
aquí no quiere decir totalmente opuesto o diferente sino que tiene ciertos
matices que los hacen únicos. Esto no se debe a que esencialmente sean otra
clase de hombres, ni mucho menos. Las necesidades esencialmente son las
mismas; lo que cambia son las formas de ver tales cosas. Decimos entonces
que cada pueblo tiene su propio espíritu. Y las diferencias se hacen patentes
cuando ese espíritu se objetiva. ( no se crea que este espíritu sea algo
abstracto, sino que es la herencia de los antepasados y vivido por individuos
concretos que tienen el deber de cuestionarlo y modificarlo para las nuevas
generaciones) ¿Cómo se objetiva ese espíritu? Ya Hegel nos ha dicho cómo.
Pues se objetiva por medio del arte, de la ciencia, de la religión, etc. Estas
objetivaciones con sus diferenciaciones que se hacen al momento de
expresarse cada pueblo, más que ser un problema representa una riqueza para
la humanidad; representan un sinfín de soluciones, un sinfín de creatividades,
y que a mi parecer esta forma diferente de ser no puede ser borrada o anulada
tal como se ha pretendido desde culturas ajenas (invasoras). Digo nuevamente
que no se debe querer borrar tales diferencias sino dejar que cada pueblo se
innove por él mismo, desde sus condiciones propias.
Estas diferencias producen cosas distintas aun cuando estas culturas estén en
contacto unas con otras. Pienso por ejemplo en esos pueblos tales como los
alemanes, franceses, hindúes y otros. Han vivido en contacto y sin embargo se
puede percibir las diferencias de cada uno de ellos. Cuando un pueblo no ha
tenido el más mínimo contacto, tal como es el caso de nuestros pueblos antes
de la venida de Cristóbal Colón, las soluciones dadas tanto de uno como de
otro lado eran para ambos insospechadas. Recordemos por ejemplo algunas de
estas ideas o productos de nuestra cultura: Las obras arquitectónicas, el cultivo
y consumo del maíz, el sistema de numeración vigesimal, el sistema de
escritura, la astronomía, por citar algunos, son cosas geniales. Esto no quiere
decir que sean superiores a las demás culturas. Simplemente son una respuesta
distinta del hombre.
Lo mismo sucede con el pensar y el filosofar. Todos sabemos que las
preguntas fundamentales de la filosofía son las mismas. Y sin embargo
notamos muy bien la diferencia entre la filosofía inglesa, la alemana, y la
estadounidense, por ejemplo. Son distintos filosofares y por lo tanto los
sistemas de verdades son también distintos. Nunca pueden ser estos sistemas
particulares la verdad absoluta, debido a la esencia misma de la filosofía que
es el cuestionarse sobre estos mismos sistemas de verdad.
Por ello sí es necesario que cada pueblo muestre por ejemplo, su arte, su
religión, porque esta diversidad misma representa una riqueza para la
humanidad, con mucha más razón se necesita que en todos los pueblos haya
individuos que filosofen, que se interroguen sobre los distintos sistemas de
verdad, pero con mayor necesidad que se interroguen sobre su propio sistema
de verdades, su propio sistema de valores porque solo de esta manera se
dinamiza a las sociedades, y al mismo tiempo se ofrecen soluciones que nos
autoriza a entrar en un dialogo con otras culturas. Aquí quiero aclarar que no
pienso que la interculturalidad sea requisito para que haya filosofía. Los
griegos hicieron filosofía y no recuerdo que llevaran a cabo diálogos
interculturales. Lo que sí creo es que luego de un dialogo intercultural las
conclusiones tendrían que ser más ricas. La interculturalidad misma puede ser
solo una utopía y la filosofía existe realmente.
Hay que hacer notar que así como los griegos actualmente no pueden decir
que hacen filosofía porque existen los libros de Platón o los alemanes porque
existió Heidegger o Marx, tampoco en nuestros pueblos se puede decir que
existe filosofía porque haya señas de ella en los libros como el popol vuh u
otros. Lo que sí se puede decir es que hubo filosofía, que hubo uno o varios
individuos que filosofaron. Para que hoy haya filosofía se necesita que
individuos concretos filosofen hoy.
El diccionario de Herder explicando el concepto de cultura afirma que “el
carácter fundamentalmente simbólico de la transmisión cultural humana, se
realiza esencialmente por medio del lenguaje. De hecho la aparición del
lenguaje fue el factor decisivo que permitió la extraordinaria complejidad de la
cultura humana” Pienso entonces que el espíritu de un pueblo se sintetiza
esencialmente en su idioma. El lenguaje es el que más objetiva el espíritu de
los pueblos. Recordemos que Heidegger afirmaba que “el lenguaje es la casa
del ser”. Agreguemos tentativamente que el lenguaje es la casa del espíritu de
cada pueblo.
Por ello es necesario que para que una filosofía exprese completamente y de
manera más radical el espíritu de un pueblo es que las personas que allí
filosofen lo lleven a cabo en su idioma materno. Y a manera de hipótesis, digo
que lo que hizo que radicalmente se notaran las diferencias entre las distintas
filosofías en Europa misma, es cuando sus filósofos pensaron y escribieron
en sus idiomas nacionales. Lo que permitió a Heidegger realizar esos análisis
que parten de los vocablos mismos, es porque los realiza en el idioma alemán.
En otro idioma ya no hubiese podido encontrar esas mismas raíces en las
palabras. Así, cuando se dejó pensar en latín y comenzaron los filósofos
franceses a filosofar en francés, los británicos en inglés, los alemanes en
alemán, es cuando adquieren ese sello distintivo. Para probar ello se
necesitaría estudiar minuciosamente la historia de la filosofía.
Por ello es que el título de esta ponencia es “hacia una justificación” y no la
justificación misma. Justificar sería una pretensión. Estoy consciente que se
necesita mucha más investigación para ello.
Termino afirmando que, según todo lo dicho hasta aquí, que es necesario que
se filosofe en todos los pueblos de la tierra. Que la filosofía, si bien se dice,
tiene sus inicios en Grecia, esto no significa que se tenga una patente que
prohíba a los demás pueblos a hacerlo. Así como ha ocurrido con los inventos,
o descubrimientos, por ejemplo del papel y la pólvora, el fuego, los
automóviles y la rueda, que si bien debieron aparecer primero en algún lugar
del planeta esto no significa que no se hayan innovado y mejorado en otras
partes.
Es más, que haya filosofías es una necesidad no solo para el hombre o pueblo
concreto sino que es una necesidad para la humanidad, una necesidad entonces
para el europeo, aunque haya algunos que cierren sus ojos hacia los demás
pueblos. Porque para nosotros es una necesidad y una urgencia que el europeo
siga haciendo filosofía, que el chino también la haga. Para nosotros es de suma
urgencia que haya filósofos africanos, filósofos palestinos, filósofos
guatemaltecos, filósofos quiches, filósofos cakchiqueles, filósofos
salvadoreños.
Se debe realizar este filosofar tal como ha afirmado Abbagnano sobre lo dicho
por Pericles de él mismo y los filósofos atenienses: “Nosotros amamos lo bello
con sencillez y filosofamos sin timidez”. Hay que filosofar sin timidez. Creo
que sólo de esta manera se puede esperar que haya una mejor convivencia y
tolerancia entre los pueblos.
Guatemala, 24 de noviembre de 2011.
Filosofía intercultural en Guatemala. Tránsito del particularismo al
universalismo
Francisco Antonio Márquez Guevara
Departamento de Filosofía,
Universidad de San Carlos de Guatemala
franciscoantonio6@gmail.com
“Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos, Tepeu y Gucumatz, en la
oscuridad, en la noche, y hablaron…consultando entre sí y meditando; se
pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.”(Popol Vuh.)
1. El Sentido Y La Idea Que Orientan Este Trabajo.
La perspectiva que da sentido a este trabajo se puede condensar en una
pregunta que guía estas reflexiones y que está relacionada con la sociedad en
su conjunto y con el conjunto de las ciencias sociales; la pregunta es: ¿cómo
construir una sociedad en la cual podamos convivir todos juntos, incluidas las
diversas culturas, en armonía con la naturaleza, en nuestra casa, que es este ya
pequeño planeta que habitamos?
La pregunta es compleja y rebasa los límites de una sola disciplina, esto suena
paradójico cuando vemos en la época actual que son los economistas los que
se empeñan en “dirigir la vida social”, pero está claro que ésta cuestión es
demasiado importante como para dejarla en manos únicamente de ellos.
Somos conscientes que en lo que afecta a todos, todos tenemos el derecho a
manifestarnos y ayudar a decidir.
Por ello, tenemos que replantear la “gran transformación”, señalada por
Polanyi, cuando se colocó a la economía como el eje articulador de toda la
vida social, subordinando la política y anulando la ética. Cuando la economía
entra en crisis, como sucede actualmente, a raíz de la quiebra financiera de
2008 en Europa y Estados Unidos, se sacrifica todo para salvarla. Se penaliza
a toda la sociedad, como en Grecia, Irlanda, Portugal, España e incluso en
Estados Unidos, en nombre del saneamiento de la economía. Lo que debería
ser medio, se transforma en un fin en sí mismo. Como señalan los indignados:
el sistema socializa las pérdidas y privatiza las ganancias. Esto debe
cambiarse, como los manifestantes actuales y Stiglitz dicen: una democracia
donde lo que importe sean las personas y no el dinero, y un mercado que
cumpla con servir a su pueblo y no servirse de él.
Esto nos hace pensar en que desde hace decenas de años se viene utilizando en
forma excesiva la razón en función del lucro y de la mercantilización de todo,
a costa del saqueo de la Tierra, lo que nos ha llevado a la crisis actual. Para
recuperar la salud de la razón necesitamos enriquecerla con la razón sensible,
estética y cordial, en la cual tenga cabida la ética, que fundamente todo con
una visión solidaria de la vida. Es lo que más se adecua a la nueva fase del
encuentro de culturas y de unificación de la historia humana y por tanto de
construcción de la filosofía universal que buscamos.
2. El problema central
Sabido es que, Guatemala, en un pequeño territorio encierra una riqueza
cultural extraordinaria, con muchas culturas diversas, pero que
lamentablemente no ha habido una buena comunicación entre ellas,
especialmente entre grupos que manejan una cultura occidental y otros que
persisten en el desarrollo de su propia cultura autóctona. El problema central
de la sociedad guatemalteca en su conjunto, desde la perspectiva de la filosofía
intercultural, que pretendemos abordar es, dicho en forma de pregunta: ¿cómo
transitar de un modelo de pensamiento monocultural a otro de carácter
intercultural?
Mi punto de partida es que los pueblos indígenas de Abya Yala, Nuestra
América, han desarrollado formas propias y especificas de cultura, al igual
que todos los pueblos del mundo, lo cual implica, como ya señaló Franz
Wimmer que tengan concepciones particulares acerca del origen y estructura
del mundo, la naturaleza humana, cognoscibilidad de la realidad y las
distinciones entre lo bueno y lo malo, es decir, ontología, gnoseología y ética,
que constituyen el núcleo de la filosofía, según la misma tradición occidental
de la filosofía. Esto replantea el mismo concepto de filosofía, concibiéndolo
en su verdadera dimensión universal, como una actividad humana, común a
todos, con lo cual establecemos un puente que nos permita despejar el camino
para transitar del particularismo al universalismo filosófico.
Este trabajo tiene el propósito manifiesto de hacer visible la existencia de
múltiples voces filosóficas en el contexto de sus propias culturas y la
necesidad de una relación dialógica entre ellas que permita fecundarlas
mutuamente en una discusión común con los mismos derechos para todos.
Sobre todo planteamos la necesidad impostergable de hacer realidad este
dialogo filosófico que nos conduzca a la verdadera filosofía universal.
La crisis mundial
La situación mundial tiene como telón de fondo un desarrollo contradictorio
entre el resurgimiento de los nacionalismos por un lado y la globalización por
otro, lo cual plantea la pregunta si en este escenario seremos capaces de
construir un espacio dialógico que sintetice esta polaridad, no solo en los
campos político, tecnológico y científico, sino también en el filosófico. Si
esto es así ¿cuál será la función de las diversas culturas étnicas tradicionales
en la conformación de la filosofía futura?
Tras el final de la guerra fría y a partir de los Acuerdos de Paz nos
encontramos con un país en circunstancias que han cambiado profundamente
en los últimos quince años, pero donde la estructura social sigue igual, lo cual
revela la complejidad de nuestra realidad.
Los cambios han sido de diversa índole: la firma de los Acuerdos de Paz en
1996 y el período de postguerra; la caída del Comunismo en Europa del Este y
el establecimiento de un poder unipolar mundial, que es disputado por el
surgimiento de bloques de poder en diversos puntos de la tierra (Unión
Europea, China, países emergentes de América Latina, etc.) y como
consecuencia, la oleada neoliberal triunfalista en nuestros países y el mundo
que hoy está siendo cuestionada por los acontecimientos derivados de la
debacle inmobiliaria financiera con las protestas de los indignados en Europa,
estudiantiles en Chile y las manifestaciones en el propio centro financiero de
Wall Street. A ello debemos agregar la corriente universal en pro de los
Derechos Humanos y del respeto a la naturaleza en el marco de los procesos
de democratización a nivel continental.
Derivado de los Acuerdos de Paz, hoy todos reconocemos cuando menos que
Guatemala es un país multiétnico y pluricultural. Empero este reconocimiento
no ha tenido las inmediatas repercusiones sobre la estructura social y política
del país, sobre la política económica, las relaciones laborales, las inversiones
de capital y las relaciones interétnicas.
En este contexto coyuntural de la circunstancia histórica, cuyo signo parece
ser cada vez más la paradoja y la complejidad, es imperativo llenar el vacío de
un proyecto de país, con el diseño de un modelo de sociedad, que sirva de guía
y hacia el cual confluyan los esfuerzos de los diferentes grupos y segmentos
de la nación, para lo cual es necesario una buena dosis de voluntad política,
que se proponga llegar a consensos nacionales e interculturales, por
intermedio del diálogo y discusión de los grandes temas y problemas del país.
Pero situándonos en el país, ya en detalle y a manera de ejemplo podemos
observar las siguientes paradojas que ilustran como anillo al dedo la situación
que vivimos:
En 1996 se firmo la paz y cada año se celebra la firma de la paz, es más
tenemos una premio nobel de la paz (Riboberta Menchú), pero vivimos
envueltos en la mayor violencia de nuestra historia, las estadísticas reportaron
19 muertos diarios por violencia en el 2009, en la actualidad bajo a 15, un
período de paz pero con mucha violencia.
Vivimos en un país con gran riqueza en recursos naturales y culturales, pero
con la mayor pobreza del grueso de su población, reflejo de su gran
desigualdad social. Esto se evidencia en los altos niveles de pobreza y altos
porcentajes de analfabetismo, sin embargo tenemos al gran Miguel Ángel
Asturias, premio nobel de literatura 1967.
Posibilidades del dialogo
¿Es acaso posible en estas circunstancias actuales, establecer un proceso
dialógico intercultural, a partir del cual se construya la filosofía del mundo
basados en un enfoque universalista, o debemos renunciar a esta pretensión
central de muchas escuelas filosóficas?
La respuesta consiste en que para construir una filosofía universalista, es
necesario desarrollar una experiencia compartida, a través de un modo
polilógico del filosofar. Empero, es muy probable que pase algún tiempo,
mientras se construye esta filosofía universal, que dé cabida a la expresión de
culturas y naciones con normas, valores y formas de pensar diferentes. Entre
tanto, las filosofías etnocéntricas nacionales o culturales seguirán teniendo
validez, en la medida en que se vaya construyendo en interacción dialógica
ésta filosofía universal.
Si partimos de una concepción tradicional de la filosofía que sintetiza en tres
campos la esencia de sus estudios: ontología, gnoseología, ética, la afirmación
sobres su origen exclusivamente occidental, se apoya, no en una reflexión
sobre su contenido, sino sobre una forma determinada del pensamiento. Y es
esta consideración, la que hasta hoy ha orientado la occidentalización de la
historiografía filosófica. Es posible que la filosofía del presente se encuentre
limitada en la busque de verdades universales si trabaja exclusivamente dentro
del horizonte y con los medios conceptuales de una única tradición cultural, es
decir si no transita de la occidentalización a la globalización.
Por tanto debe reelaborarse la historiografía filosófica, en el entendido que
existen razones para aceptar la idea de que la filosofía atenido varios orígenes,
que se diferencian los unos de los otros, que son independientes entre sí, y que
se han venido desarrollando a la fecha. En este sentido existen diversos
testimonios, -no solo textos- que documentan que el filosofar tiene varios
orígenes: en Asia, África, Europa y América, y en todos estos casos, se trata
de un tejido de forma de pensar no de estructuras monolíticas.
Por otro lado, la constelación de saberes y de expresiones culturales que se van
perfilando como resultado de la creciente auto conciencia y auto valoración de
voces hasta ahora excluidas del proceso histórico, como los desafíos a nivel
planetario desde hacer justicia a los empobrecidos de la tierra hasta asumir la
ecología como nuevo paradigma de vida y de acción nos están evidenciando la
necesidad de una profunda trasformación de la filosofía. Una transformación
más radical por ejemplo que las propuestas por el marxismo, por la teoría de la
acción comunicativa o incluso por la filosofía de la liberación
latinoamericana.
Porque todas estas corrientes representan, ciertamente, profundas
transformaciones de la filosofía, pero adolecen no obstante de una limitación
común no superan el monoculturalismo. Son si se quiere, transformaciones
dentro del ámbito de la misma cultura. Mientras que ahora nos encontramos en
una situación histórica e intelectual diferente que exige una transformación
intercultural, que reclama la creación de un nuevo programa filosófico: la
filosofía intercultural.
El dialogo filosófico intercultural
El diálogo filosófico intercultural se presenta como un desafíos a la
comunicación entre filósofos, esto es así porque se trata del dialogo en el que
se confrontan diversas racionalidades filosóficas, que por su contexto y su
cultura llevan en sí mismas una carga histórica propia y específica que las
separa, pero que deben compartir.
Este proceso dialógico intercultural marca el comienzo de una nueva relación
entre sujetos que se interrogan y que encaran libremente la tarea recíproca de
la comunicación entre iguales, dejando atrás la época en que la filosofía
monocultural fungía como sujeto que buscaba en las otras culturas
simplemente el eco del despliegue de su propia voz , convirtiendo de esta
manera al otro, en “objeto” de su interés u “objeto” de investigación, como si
el otro fuera materia para pensar, por un pensamiento dispuesto precisamente a
asimilarlo como lo pensado o conocido, en lugar de ser considerado como
sujeto de un pensamiento propio.
Aceptar con todas sus consecuencias que el otro es sujeto de la filosofía, o que
filosofa con sus propios medios, significa enfocar el dialogo intercultural
como el lugar donde debe ser replanteada la impresión de la validez o no del
concepto de interculturación de la filosofía.
El desafío hermenéutico que representa el dialogo intercultural, se manifiesta
en la necesidad de replantear los presupuestos de nuestras propias teorías del
entender. Se trataría de esbozar una forma de racionalidad que traspase los
límites actuales de nuestras teorías del entender y nos posibilite ver el mundo
y la historia desde la perspectiva de la aun periférica exterioridad del otro; no
convirtiendo nuestra manera de pensar como punto de partida para la
comprensión del otro, si no intentar ganar el acceso al otro desde la situación
histórica del encuentro con él , que es ante todo el momento donde su
presencia patentiza la fuerza discursiva alternativa de su misión desde el
reverso de la historia .
El encuentro con el otro es así interpelación, desde la que debería ser
repensada nuestra manera de pensar; pues en esa situación experimentamos
que hay otro horizonte de comprensión que nosotros no fundamos y que por
lo, mismo nos desafía como una posibilidad de respectivizar nuestra posición
original. El otro aun en su historia de opresión es siempre una perspectiva
original de discurso que sacude nuestras seguridades y certezas.
El otro debemos concebirlo como una forma de vida o de cultura con su propia
perspectiva sobre el todo. Allí reside precisamente la posibilidad de
respectivizar nuestra propia perspectiva. Es condición para esta posibilidad la
disposición de aceptarla desde mi posición original a partir de la cual se puede
generar un nuevo horizonte de comprensión u orden del saber.
El otro es un sujeto histórico de vida y de pensamiento, no puede ser
constituible ni reconstituible desde la posición de otro sujeto. Frente al otro
no cabe entonces la construcción teórica desde mi forma de pensar, sino la
reserva teórica del que se pone a escuchar el discurso de otra forma de pensar
y vislumbra y en esa escucha el comienzo de la transformación reciproca. La
tarea consistiría entonces, en comprender la reformulación de nuestros medios
de conocimiento desde el debate de las voces de la razón o de las culturas en el
marco de la comunicación abierta, y no por la reconstrucción de teorías
monoculturalmente constituidas.
El dialogo intercultural es problemático porque supone en parte el desmontaje
teórico de nuestras unilateralidades, pero es al mismo tiempo el mejor de
camino para realizar este presupuesto. Permite además, establecer el proceso
de la argumentación abierta y cancelar las posiciones dogmáticas determinadas
por una perspectiva monocultural. Es hoy la alternativa histórica para
aprender la transformación de los modos de pensar vigentes. Constituye
también un nuevo acceso para la filosofía, en un proceso de conocimiento de
sí misma y permite su desarrollo u aprende a ejercitarse como filosofía
intercultural.
La experiencia histórica de Guatemala y de América Latina como país y
continente de constitución intercultural, muestra el padecimiento de políticas
gubernamentales guiadas por la idea de uniformidad cultural, esta situación ha
devenido de la resistencia cultural de pueblos que quieren guardar su memoria
propia como un aporte o voz que no debe faltar en la sinfonía polifónica de
una humanidad solidaria y libre.
Condiciones para el diálogo intercultural
Este nuevo programa filosófico, del cual hemos hablado, deberá tomar en
cuenta las siguientes condiciones dialógicas para su realización:
1. Buscar puntos de convergencia interculturales sin dominación de
ninguna tradición cultural.
2. Construir un proceso abierto en el que se aprenda a convivir las
experiencias filosóficas de las diversas culturas.
3. Renunciar a considerar sagrada toda cultura o absolutizar lo propio,
en cambio se deberá fomentar el hábito de intercambiar y de
contrastar.
4. Renunciar a operar a un solo modelo teórico que sirva de
paradigma interpretativo.
5. Descentrar la reflexión filosófica de todo posible centro
predominante, de cualquier cultura. Se trata de subrayar la
dimensión crítica a lo propio. Hay que partir de la propia tradición
cultural, pero sabiéndola y viviéndola no como instalación absoluta
si no como transito y puente para la intercomunicación.
6. Abrir el espacio compartido que haga posible la comprensión de la
cuestión de la “identidad” de una filosofía, pero también la
identidad cultural de una comunidad humana determinada.
Buscar la universalidad, partiendo de la hipótesis que hasta hoy no se ha
conocido, ni realizado históricamente la universalidad.
Presupuestos del dialogo intercultural
1. Crear condiciones para que los pueblos hablen con voz propia. Esto
implica cambiar los hábitos etnocéntricos que bloquean la percepción
del otro y cultivar una apertura descentrada ante el otro.
2. Fundar una nueva dinámica de totalización universalizante con el otro,
basada en el reconocimiento, el respeto y la solidaridad recíprocos. Se
buscaría la transformación de lo propio y de lo ajeno con base en la
interacción y creación de un espacio compartido determinado por la
convivencia.
3. Pasar de un modelo fijo en la totalidad a un modelo de totalización
abierta, donde la “verdad” no es condición ni situación sino proceso.
Esto significa que ninguna cultura tiene la “verdad”, sino solo
posibilidades para buscarla. En el diálogo intercultural se somete a
contrastación y se crea la “verdad” intercultural y universalizante.
4. Pasar del dominio conceptual al plano de vida, en su manifestación
corporal, dejando al otro in-definido desde nuestra posición para que
se manifieste sin bloqueos.
5. Romper con el estilo monológico del pensador occidental, que se
repliega sobre sí mismo y se estructura como una verdadera fortaleza
de defensa para defender sus tesis y pasar a un estilo de pensamiento
que se autoperciba como proceso personal en el que se arriesga una
proposición en un proceso mayor de discusión con el propósito de
contribuir a la convocatoria de otras proposiciones; es decir, fomentar
un discurso proposicional que se expone conscientemente al examen
de revisión y de reinterpretación desde la óptica propia de otras
proposiciones.
Epistemología y filosofía intercultural
La epistemología es una condición importante e indispensable para validar la
filosofía intercultural. La filosofía se encuentra limitada al tradicionalismo
eurocéntrico y eso no permite penetrar en otras realidades, por eso es
necesario sacarla de ese tradicionalismo, esto supone una compleja tarea de
autocrítica que implica la disolución de la figura hegemónicamente
transmitida de la filosofía, tarea que Raúl Fornet Betancourt llama desfilosofar
la filosofía, lo cual consiste en retirarla del eurocentrismo y romper con el
monólogo reduccionista, esto es descentralizarla de su fijación e insertarla en
un espacio abierto. Desfilosofar la filosofía significa en concreto lo siguiente:
1. Liberar la filosofía de la cárcel en la que la mantiene prisionera la tradición
occidental centroeuropea. Esto implica romper el monologo que mantiene la
filosofía al hacerse y rehacerse desde la argumentación desarrollada sólo en
el interior de sistemas occidentales de pensamiento. Liberarla también de
los límites impuestos por la institucionalización académica según el canon
de la tradición hegemónica. Pues por esa vía la filosofía se ha reducido en lo
esencial a una “disciplina”, y con ello el agravante de que no solo sirve a los
intereses del sistema de la modernidad europea y capitalista, sino también
queda configurada desde la tradición del saber dominante y se ve sujeta a la
disciplina del sistema en general.
Desfilosofar la filosofía es liberarla de la obligación a la observancia
exclusiva de las leyes de un único sistema del saber o de un determinado
sistema educativo. Desfilosofar es aquí des-disciplinar, es sacar la filosofía
de los limites que le imponen, para ser más concretos, los planes de estudios
que se han globalizado desde Europa central y la función que se le atribuye
en el sistema educativo hegemónico.
2. Romper con el prejuicio de que la filosofía es un producto de la cultura
occidental, y mostrar la monoculturalidad de la definición o comprensión
dominante de la filosofía. Es partir del hecho de la existencia real de otras
filosofías aceptando que “pueden tener su justificación en el seno de
matrices culturales distinta a la propia”, para reconfigurar el trabajo
filosófico basado en la consulta e intercambio de todas las distintas culturas
filosóficas. Supone, por tanto, descentrarla de su fijación en la cultura
centroeuropea para abrirla a una nueva reformulación desde la participación
de esas otras filosofías que hasta ahora siguen siendo negadas por la
tradición occidental hegemónica.
3. Hacer que la filosofía tenga un presente ocupándose justo de su presente
contextual correspondiente, sacarla de la tendencia a ocuparse consigo
misma, con su historia, con sus textos, y ser sólo filosofía de la filosofía.
Habrá que trabajar por una filosofía que sabe que su pasado no consiste sólo
en textos, sino también en ya contextualidad e historia de las cuales esos
textos son reflexión y que por eso sabe también que es una perversión de su
propio pasado reducirlo a “bibliografía” para ejercicios académicos; pues,
bien entendido, su pasado mismo la impele a no hacer de él un cómodo
refugio, por cuanto que le presenta el espejo donde puede verse como
quehacer contextual, desafiándola de este modo a hacer otro tanto en su
presente, eso es, ocuparse de él.
4. Hacer filosofía en interés público, esto es, hacer una filosofía que reflexiona
sobre los asuntos públicos y que sabe hablar de ellos públicamente,
contribuyendo de esta manera a la formación de un espacio alternativo de
opinión pública. En quinto lugar, vemos la tarea de desfilosofar la filosofía
como una empresa de carácter más constructivo que consistiría en
reconstruir el quehacer filosófico a partir de ese profundo mundo que
llamamos el mundo de la sabiduría popular, intentando ampliar nuestros
métodos de trabajo, el acervo de fuentes a las que recurrimos para elaborar
nuestras interpretaciones de la realidad y de la vida, y ampliar también en
definitiva el horizonte desde el que pensamos.
Esto significa en concreto, abrir la filosofía a las tradiciones indígenas y
afroamericanas, a sus universos simbólicos, sus imaginarios, sus memorias y
sus ritos; y ello no como objeto de estudio sino como palabra viva de sujetos
con los que hay que aprender y estudiar en común. Esta transformación de la
filosofía es la vía para lograr la mejor calidad en América Latina, una filosofía
que sea la casa en la que todos los pueblos y culturas del continente puedan
articular libremente su memoria y su palabra de sujetos vivientes.
La utildad práctica de la filosofía intercultural
Una filosofía interculturalmente transformada ayuda a comprender que las
diferencias culturales y sus correspondientes modos de vida, que son siempre
universos materialmente organizados y no sólo “estilos” individuales
opcionales, no son contradicciones que amenazan la vida de la humanidad.
Esto es elemento básico para la praxis concreta de la tolerancia y el
pluralismo. Nos da el marco para una praxis cultural y política que sabe que
las diferencias culturales son sólo una amenaza para el orden hegemónico que
pretende nivelar el mundo en su diversidad, pero en ningún caso una amenaza
para la vida. Otro aspecto de la utilidad práctica de una filosofía
interculturalmente transformada es el aporte a una política que, como
consecuencia del reclamo a la tolerancia y el pluralismo, busque cumplir con
el derecho que tienen las culturas y los pueblos no solamente a decir que ven
el mundo de forma distinta, sino también y sobre todo, a hacerlo según su
propia manera de vivir. Pues, ¿qué es una forma de vida sin mundo real
propio? Por último otra utilidad es su contribución a la búsqueda de
alternativas concretas a la globalización del neoliberalismo, ya que muestra la
ideología imperial que gobierna ese proceso como globalización acelerada de
una forma particular de vida, de economía, de cultura, de democracia, etc. y
opone a dicha ideología una concepción de la historia de la vida humana
pluriversa, con muchas líneas y futuros posibles.
Origen y significado del término filosofía
La palabra filosofía como sabemos es indudablemente de origen griego, este
hecho movió a Martin Heidegger a defender la tesis de que la filosofía es en
esencia exclusivamente griega y originariamente solo europea. Heidegger
afirma:
“La expresión ´filosofía europeo-occidental´, que oímos frecuentemente, es en
verdad una tautología. ¿Por qué? Porque la ´filosofía´ es griega en su esencia,
griega quiere decir aquí: la filosofía es en el origen de su esencia de índole tal,
que ante todo fue la helenidad, y sólo ésta, lo que la filosofía reclamó para
desenvolverse a sí misma… La frase la filosofía es griega en su esencia, no
dice sino que: Occidente y Europa, y sólo ellos, son, en su marcha histórica
más íntima, originariamente ´filosóficos´.” (Martín Heidegger, ¿Qué es eso de
filosofía? Buenos Aires, pp. 16-17)
Sin embargo debemos distinguir entre el quehacer humano designado con la
palabra filosofía y la misma palabra filosofía. Son dos cuestiones distintas: la
palabra “filosofía” si es de origen griego, pero el quehacer humano que
designa no es exclusivo de la cultura griega o del espíritu griego. Como dice
Raúl Fornet Betancourt, la filosofía hace referencia a una potencialidad
humana que puede ser, y de hecho es, cultivada en todas las culturas de la
humanidad. Por eso hay una pluralidad de formas de pensar y de hacer y no
hay razón alguna para absolutizar una de esas formas y propagarla como la
única válida. Quien esto hace, cae en una posición etnocentrica que convierte
en centro del mundo lo que en realidad no es más que una región del mismo.
En lugar de absolutizar una forma local de la filosofía, preferimos liberar el
quehacer filosófico de toda definición definitiva a partir de uno solo de sus
orígenes culturales, y proponer comprenderlo como una actividad que nace en
muchos lugares y que puede tener por consiguiente muchas “nacionalidades”.
La filosofía es plural y su pluralidad no se debe sólo al hecho de que se hace y
expresa en muchas lenguas, sino también, a que es un quehacer contextual. Es
la historia de la institucionalización académica de la filosofía la que ha ido
ocultando esa evidencia, pues en esa historia el quehacer filosófico ha sido
reducido en gran parte a una disciplina de estudios o a una rama del saber
académico o, si se prefiere, a una “carrera”. Y con esta reducción lo más grave
de este proceso es que la filosofía está sujeta a los intereses sociales y
culturales a que responde la formación fomentada en las respectivas
instituciones de “enseñanza nacional o estatal”, como consecuencia la filosofía
va quedando prisionera de una tradición prepotente que se pretende centro
exclusivo de todo desarrollo posible y que, entre otras cosas, suplanta la
confrontación práctico-reflexiva con los contextos de vida por el estudio de
textos; textos que, por cierto, son muchas veces tratados como textos sagrados
ya que esa tradición -que no es otra que la europea occidental- los tiene por
su canon.
La filosofía se convierte en un quehacer contextual que supera su reducción a
una disciplina que está encerrada en el prejuicio universitario según el cual el
lugar propio de la filosofía es su historia, y desplaza su lugar de trabajo al
estudio de las tradiciones culturales, tomando en cuenta los suelos en los que
la humanidad vive, haciendo así posible el filosofar en muchos lugares
distintos y en una multiplicidad irreductible de formas de expresión. En esta
perspectiva, la filosofía no es tanto estudio de textos como saber contextual.
No es un mero saber o aprender ideas o sistemas de pensamiento, sino sobre
todo un saber de la realidad y un saber hacer realidad. Pues el saber contextual
es un saber articulado a los procesos históricos correspondientes; un saber que
sabe de las interpretaciones de su contexto y de cómo en ellas se reflejan
planes para hacer que la realidad sea de ésta u otra forma, siga éste o aquel
curso; o sea, que sabe del conflicto de interpretaciones de la realidad en tanto
que conflicto en el que está en juego la realidad en su marcha misma, la
realidad por hacer; o, si se quiere, sabe que ese conflicto decide también sobre
las realidades que serán o no posibles.
Por saber que sabe lo que se juega en ese conflicto es nada menos que el poder
hacer realidad, el saber filosófico contextual es fundamentalmente práctico;
esto es, un saber que sabe hacer realidad; un saber que, en base al
discernimiento del conflicto entre modelos de interpretación de la realidad, se
articula en los movimientos sociales alternativos y liberadores, y de esta forma
se integra a un plan o proyecto para realizar esas otras realidades que hoy
parecen imposibles. Se trata de un saber de realidades que sabe intervenir en el
curso de la historia en nombre de lo que se ha negado como realidad posible.
Pues la esperanza, las memorias reprimidas, la utopía, son parte de la realidad
que podemos hacer.
Bibliografía:
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Editorial Desclée de Brouwer, S.A., Bilbao, 2001.
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Filosofía, Anuario de 1996, Guatemala, 1996.
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9. Márquez, Francisco. La interculturalidad en Guatemala. (Tesis de
Maestría) Fac. de Humanidades, USAC., Guatemala 2003.
10. Márquez, Francisco. Estética y Arte en la Culturas Ancestrales. (Tesis
de doctorado). Universidad de La Salle, Costa Rica 2006.
La hermenéutica analógica como método para abordar la filosofía en
nuestra región
Luis Gustavo Vásquez Alvarado
Estudiante de Departamento de Filosofía
Universidad de El Salvador
Introducción
La estructura, la función y el método de la hermenéutica analógica en relación
con la filosofía latinoamericana y su posibilidad en nuestra región es el tema
central de nuestra ponencia. El problema de la filosofía latinoamericana es el
de su identidad, es decir lo propio y distinto de otras filosofías; pero este
problema no es obsoleto ni irrelevante en la actualidad, mantiene la frescura
de una exigencia todavía no satisfecha o no del todo. Ahora, ¿Es posible
justificar una filosofía con carácter latinoamericano? Y aunque esta pregunta
parezca obvia responderla con un ecuánime si, a la hora de reflexionar sobre
ella han surgido varias interrogantes acerca de su naturaleza, casi siempre
enfrentada con la filosofía europea, pues es de la que ha dependido en gran
manera o por lo menos desde la conquista.
I
Muchos han sostenido y de forma tajante que no existe una filosofía
latinoamericana y aun peor que ni siquiera es posible, esto en el fondo es
afirmar que la única filosofía es la europea, y un pensar latinoamericano ha de
ser igual o semejante en lo más posible a la europea, para que se haga
competente y que tenga algo que decirles, pero procurar una filosofía universal
hecha en Centroamérica por ejemplo como si estuviéramos en Alemania o
Inglaterra, es renunciar a la propia situación concreta, sin embargo esta actitud
es un colonialismo extremo. Pero también otros por su parte han cuestionado
que este deba ser el sentido de la filosofía latinoamericana, es decir filosofía
en abstracto, neutral y con aportes únicamente a la filosofía universal sin la
posibilidad de concebirla con nuestros rasgos identitarios. Ellos consideran
que debe romperse las ataduras de la filosofía europea y hacer una filosofía
completamente nuestra, es decir una filosofía inédita que se distinga del todo
de la filosofía europea y que no tenga ninguna deuda de ella. Esta postura se
ha pretendido incluso como si no hubiera habido filosofía europea, pero es
también una renuncia que conlleva a la perdida de la inserción en ámbitos más
amplios. Por ejemplo la filosofía y/o teología de la liberación.
Entonces, ante esta situación lo que parece más urgente es encontrar otras
soluciones que no sean las posturas extremas y reduccionistas; de este modo
otra alternativa puede ser una visión intermedia que rompa con el dilema de
hacer filosofía universalista o univocista y filosofías meramente regionalistas
o equivocistas. Esta posibilidad que buscamos ha de ser una filosofía universal
pero que pueda tener algo distinto que la haga propiamente latinoamericana. Y
esto es posible en una perspectiva analogista, puesto que se ven
necesariamente las dos partes del problema; en este sentido la analogía nos
servirá para balancear ambas posturas pero inevitablemente tendiendo al lado
equivocista.
II
Ahora, decimos que es un problema de hermenéutica porque se trata de
interpretar la propia identidad, no como una esencia conocida a priori, sino a
posteriori, es decir desde los productos que ha deparado nuestro filosofar, de
nuestra historia. De este modo la hermenéutica analógica pretende superar la
estrechez de las posturas univocistas y equivocistas, la primera atrapada por la
identidad indiferenciada y la segunda por la identidad irreductible. Por lo que
balancear lo universal y lo particular, lo idéntico y lo diferente, lo univoco y lo
equivoco es posible a través de la analogía, pero como ya dijimos con el
predominio de lo equivoco, esto significa que tiene más diferencia que
identidad. Pero es en gran parte los problemas que surjan en nuestra
especificidad, los de nuestra situación concreta latinoamericana la que nos
hará comprender que son ineludibles para nuestro filosofar, abordando
problemas concretos como la filosofía política, ética, estética, antropología
filosófica que van a estar impregnados de nuestras circunstancias, pero
también problemas abstractos como los de la epistemología, ontología y
lógica.
La hermenéutica se sitúa entre la ciencia y el arte de interpretar textos, siendo
un poco de ambas. Eso de interpretar se refiere a la comprensión de los textos,
pero en especial de las culturas. Sin embargo esta mas del lado de la
comprensión que de la explicación, va más a las causas formales y a las finales
que a las eficientes y materiales, es decir tiene que ver más con el que y el
porqué de una cosa que con el que la produjo y que la sustenta, y esto es así
puesto que las primeras cuestiones son más propias de lo cultural que las
segundas. Y puesto que la filosofía latinoamericana es un producto cultural,
buscara lo que la constituye como tal y sin obviar su finalidad u objetivo.
Ahora ¿En qué consiste la analogicidad? La semántica nos habla de tres
modos de significar o de atribuir un predicado a un sujeto: el univoco, el
equívoco y el análogo. La univocidad es la significación idéntica para todos
los significados, es una significación clara y distinta, y que se aplica de
manera idéntica a los individuos que significa, por ejemplo “hombre” o
“mortal”. En cambio la equivocidad es la significación diferente para todos los
significados, es una significación obscura y confusa y que se aplica de manera
diferente a los individuos que significa, por ejemplo “gato”, que se aplica al
animal y a la herramienta. Y por último la analogía es el modo de significación
o de predicación a un sujeto que está entre lo univoco y lo equivoco, es decir
no alcanza la unidad de significación de lo univoco, pero tampoco se
fragmenta en la significación equivoca, sino que se predica de sus sujetos de
manera en parte idéntica y en parte diferente, es decir de manera solo
semejante: por ejemplo, “ser” se predica de la sustancia y del accidente, pero
de modos muy distinto; “sano” se aplica al organismo, al alimento, a la
medicina y al clima pero de maneras muy distintas. De este modo no hay solo
una interpretación valida, pero tampoco todas son validas sino un grupo de
ellas jerarquizadas por el grado de aproximación a la verdad textual.
Esta analogía es en el fondo es el viejo problema de la relación entre lo
universal y lo particular, que es tan antiguo como los pitagóricos. La analogía
la introdujeron los pitagóricos buscando siempre la mediación, la coincidencia
proporcional de los opuestos, e introdujeron la analogía cuando toparon con lo
irracional (en su caso los números irracionales) y la inconmensurabilidad de la
diagonal con el objetivo de poder conmensurar solo de manera proporcional.
Después Platón la utilizó principalmente en las comparaciones, mitos,
alegorías, etc., que usa en sus diálogos, haciéndolos lecciones altamente
significativa. Después Aristóteles quien la aplica principalmente en el ámbito
de la metafísica, de la ética y la política, y se puede decir que los términos
filosóficos más importantes son analógicos, es decir se dicen de muchas
maneras, como el ser, el uno, el bien, la justicia, etc. Pasa por el Medioevo y
decae con los nominalistas. Y la idea de analogicidad llega casi sin perderse en
la modernidad y los románticos la ven como el contrapeso de la ironía, aquello
que hermana con la naturaleza. La analogía hacia tener en cuenta el universal
sin perder de vista a los individuos. Querer ver únicamente lo universal es
univocismo platónico, por el contrario querer ver solamente lo particular es
equivocismo nominalista.
Ahora, ¿Qué es la hermenéutica analógica? Se puede decir que en tanto
hermenéutica es un instrumento fundamentalmente interpretativo, y en cuanto
a analogía es una comparación que busca la distensión entre las hermenéuticas
univocas que restringe las posibilidades de interpretación y la hermenéutica
equivocas que abre demasiado las posibilidades al punto de no distinguir entre
interpretación correcta e incorrecta. La analogía semánticamente se sitúa entre
univocidad y equivocidad.
Ahora, en la analogía, la cuestión de que entre la identidad y la diferencia
predomina la diferencia sobre la identidad tiene varias consecuencias
estructurales como que hay que enumerar, por ejemplo:
1) Se tiene una hermenéutica más amplia que las ya existentes. Y esto
significa que supera la interpretación moderna y positivista o univoca y
también la interpretación romántica y postmoderna o equivoca
conservando la diferencia sin perder totalmente la identidad, a través de
la semejanza.
2) Tiene todos los modos de analogía señalados por los pitagóricos,
Platón, Aristóteles y Santo Tomas, es decir abarcando la desigualdad, a
atribución, la proporcionalidad propia e impropia también llamada
metáfora. También contiene metonimia, que es el origen de la ciencia y
también la metáfora que es el origen a su vez de la poesía, por lo tanto,
en la analogía hay espacio suficiente para interpretar lo científico
poéticamente y la poesía científicamente.
3) Abrir el ámbito de las interpretaciones sin que se vayan al infinito, es
decir no se considera válida solo una interpretación univoca tampoco
todas las interpretaciones equivocas como algunos posmodernos.
4) Permite un equilibrio entre la interpretación literal propia de la
hermenéutica univoca y la interpretación alegórica propia de la
hermenéutica equivoca.
5) Permite a su vez oscilar entre la interpretación metonímica y la
metafórica, algunos textos permiten la primera y algunos la segunda,
mas algunos otros permiten ajustar el gradiente entre ambas.
6) Ayuda también a captar el sentido sin renunciar a la referencia, esto es
donde se acepte una referencialidad más dinámica.
7) Ayuda a tener una interpretación sintagmática y paradigmática al
mismo tiempo, es decir ver desde el punto donde ambas se entrecruzan.
8) Es eminentemente dialógica, puesto que el dialogo hace encontrar el
medio entre dos extremos que se presentan como dilema. Esto significa
que aceptar una de las partes nos hará caer en contradicción, es por
tanto necesario buscar el término medio que introduzca las dos
alternativas anteriores.
9) Ayuda también a equilibrar lo monologico y lo dialógico, sacándole su
potencial a cada uno de estos modos.
10) Ayuda a superar la dicotomía entre descripción y valoración, un tema
fundamental en ética y política, y que es la dicotomía entre hecho y
valor, la que lleva a establecer una falacia naturalista, que establece
como invalido el paso del ser al deber ser, es decir de los enunciados
descriptivos a los valorativos. De esta manera sabemos que todo
enunciado descriptivo tiene una fuerza valorativa.
11) Y por último la hermenéutica analógica ayuda a superar la dicotomía de
Wittgenstein entre le mostrar y el decir, ya que Wittgenstein separaba
sin punto de conciliación ni solución el decir y el mostrar. El decir es lo
científico y el mostrar lo místico, por lo tanto lo que no se podía decir
solo se podía mostrar, pero las cosas más importantes para él, como lo
ético, lo estético y lo religioso no se pueden decir, solo mostrar.
Ahora, en cuanto a las resultantes de su estructuración podemos enumerar las
siguientes funciones:
1) Lo primordial es oscilar y ejercer la función de integración entre
univocidad y equivocidad.
2) Con ello se podrá frenar el relativismo de la interpretación infinita, así
como la inconmensurabilidad completa.
3) Reduce las dicotomías de manera que se integren pero sin confundirse.
4) Hace posible entablar día-relatos y no meramente meta-relatos.
5) Permite conjuntar hermenéutica y ontología, lenguaje y ser, sentido y
referencia, es decir interpretar el ser, es decir traer el significado hacia el
significante. Esto significa que puede abrir en una ontología analógica, y
esto será necesariamente pensamiento débil al hacernos ver que el
símbolo tiene una cara hermenéutica y otra ontológica.
6) Permite hacer una filosofía propiamente latinoamericana inserta en la
filosofía universal, ya que la analogía es la percepción de lo particular en
lo universal.
Ejemplo, Apel un filosofo universalista vio en Dussel a un relativista, ya que
según él, la desconectaba demasiado de la filosofía europea e incluso la
enfrentaba a ella, siendo así que la filosofía europea había mostrado ya su
verdad o su validez por sus resultados, sobre todo en ética y ponía el caso de
los derechos humanos. Mostraban de este modo que su filosofía estaba en lo
correcto y por lo mismo superior a las otras filosofías que quedan supeditadas,
pero en una postura analogista no se dará tal dependencia, sino un modelo o
paradigma ideal como la que teorice mejor los derechos humanos lo cual no es
cumplido por ninguna filosofía europea.
III
Ahora, la analogícidad tiene mucho de latinoamericano, porque en gran parte
lo que se trabajo de constructivo o lo de no-destructivo posterior a la conquista
fue por la analogía, esta le sirvió a De Las Casas a captar el humanismo
indígena y no solo el europeo. Y a pesar que humanistas europeos como Ginés
de Sepúlveda condenaba a los nativos en nombre del humanismo renacentista
y los acusaba de crímenes de lesa humanidad, De Las Casas supo ver
analógicamente el humanismo antiguo de griegos y romanos los cuales
también hacían sacrificios humanos, por ejemplo, con el humanismo indígena.
Un producto de la analogía es también el mestizaje, y sobre todo el mestizaje
cultural. Pero también podemos decir que la analogía es el núcleo del
pensamiento humano, Dussel por ejemplo utiliza la analogía en relación a la
dialéctica, en forma de analéptica dialógica, que es la integración de la
analógica con la dialéctica.
Ahora la filosofía latinoamericana al tratar de definirse está buscando su
identidad, y al tratar de justificarse está buscando su finalidad, y ambas coas se
las puede obtener la hermenéutica a partir de su propia estructura y la función.
Pero ¿existe realmente la filosofía latinoamericana? Y podemos decir que el
termino lo acuño Juan Alberdi en 1842, su propuesta es una filosofía que
atienda a su esencia, es decir universal, pero admitiendo también que cada
pueblo en cada periodo tiene sus propias necesidades esta concepción dentro
del positivismo finisecular es una primera aproximación a ella, sin embargo
todas las demás generaciones posteriores lo entendieron de forma diferente, en
este punto podemos distinguir de manera tradicional cuatro generaciones de
pensamiento filosófico en la historia de Latinoamérica en general. Primero
está la generación de comienzo del siglo XX, hombres autodidactas y sin los
medios necesarios para refundar la filosofía, de entre los más sobresalientes
están Alejandro Korn, Carlos Vaz Ferreira, Alejandro Dustua y José
Vasconcelos, educados en el dogma del positivismo puro y sin embargo
reaccionaron en contra de los postulados cientificistas bajo la influencia del
vitalismo de Bergson y otros filósofos europeos. Después esta la segunda
generación, la llamada generación normalizadora que se reconoce hija de la
primera, pero dándole mayor importancia al sustantivo que al adjetivo,
consideraban que no puede haber filosofía latinoamericana sino existe de
antemano una filosofía, y su problema no es tanto el de la creación sino el de
la normalización, en esta generación están Francisco Romero, Carlos
Mariátegui Y Samuel Ramos entre otros. La tercera generación es la de los
años 50s que se denomina como generación técnica por considerar que para
mediados del siglo XX ya se disponía de los medios técnicos necesarios para
filosofar auténticamente y no una imitación de la filosofía europea, Miro
Quesada y Leopoldo Zea son los máximos representantes. Ellos se
preguntaban ¿Existen temas propios para el pensar latinoamericano? ¿O son
los temas de la filosofía los mismos y por lo tanto universales? En este punto
se dividen las opiniones entre universalistas y regionalistas, sin embargo
ambas partes terminan reconociéndose como proyectos no excluyentes entre
sí, sino complementarios.
Una tesis universalistas es la de Rafael Carrillo quien afirma que desde Grecia
antigua la filosofía ha trabajado cinco o seis grandes temas, y las naciones no
han hecho otra cosa más que aprovechar lo conquistado en épocas anteriores,
por tanto no se hará una filosofía latinoamericana sino filosofía la cual es
siempre universal, lo que excluye que hayan temas típicamente americanos.
Una tesis regionalista por su parte es la de Cayetano Betancour quien afirma
que la filosofía en América no ha descubierto aun sus temas, por tanto su
temática esta en latencia, por lo que es necesario recoger los hilos dispersos
que perfilan nuestra actual concepción del mundo.
Una cuarta generación es la de principios de los 60s y 70s durante la crisis del
modelo desarrollista, donde una sociología tomaba conciencia de que el fuerte
subdesarrollo de nuestros pueblos era resultado de una muy extensa
dependencia. En este contexto surge la teología de la liberación, a su vez
movimientos marxistas inspiraban movimientos populares de liberación; el
ideal que buscaban era el de crear una filosofía que articulara los procesos de
cambio de nuestros pueblos. Ejemplos de pensadores de este periodo son
Gustavo Gutiérrez, Enrique Dussel y Salazar Bondy entre otros. Entonces se
vio claro que el subdesarrollo básico o infraestructural no tiene que generar
necesariamente una filosofía subdesarrollada. De este modo vemos que es
posible una hermenéutica analógica que no solo busque la especificidad de
una filosofía latinoamericana, sino que incluya en su seno de manera
mediadora las posturas históricas que le preceden.
IV
Ahora, a modo de ejemplo de las posibilidades que ofrece la hermenéutica
analógica se tratará el tema del hombre, pero no quien es el hombre, sino
quienes somos los hombres y si todos los hombres lo somos igualmente. La
segunda interrogante pareciera indicar que hay hombres que no lo son
verdaderamente, y se refiere a la igualdad de los hombres. Y este es un
problema típicamente de analogía. La analogía como problema de predicación
o de lenguaje ¿a quienes se les asigna el nombre de hombres? Esta cuestión
depende del aspecto de real que tiene.
Por azar los europeos descubren el Nuevo Mundo en 1492, cuarenta y cinco
años de este hecho histórico el papa Paulo III declara Bula que los nativos son
verdaderos hombres y que pueden libre y lícitamente usar y disfrutar de tal
libertad y posesión sin ser reducidos a servidumbre. ¿Se necesita de una Bula
pontificia para ser reconocidos como hombres? Lo que sucedió es que hubo
opiniones encontradas, unos se negaban explícitamente a reconocer al hombre
del nuevo mundo como tal, otros admitían su humanidad pero en grado muy
pequeño, es decir hombrecillos o subhombres. Sin embargo algunos clérigos
como Bartolomé de las Casas abogaban por reconocer su humanidad. Y
también Benito Peñalosa y Mondragón sostenía que los nativos eran
sumamente barbaros al punto que no podía reconocer si tenían alma racional
como sin rastro de pintura de la imagen y semejanza de Dios. A pesar de la
bula pontificia siguen sosteniendo la carencia de humanidad, pero con cierto
reconocimiento, no así los etiopios como los llamaban entonces. De estos
últimos decían que el azúcar sería demasiado caro si no se les obligase a
cultivar la caña y que tampoco es posible que Dios haya puesto alma buena en
ellos. Estas concepciones están escritos desde la equivocidada del término
hombre, es decir, sin termino común, y de términos equivocos se puede hacer
fácil uso sofistico, en cuanto facilitan las falacias. A partir de la Bula se
impone la tesis análoga, es decir son semejantes, ¿pero hasta donde llega la
semejanza? La analogía se predica de varias cosas con significación en parte
igual y en parte diversa.
El humanista Ginés de Sepúlveda reconoce la condición humana de indígenas
pero con reservas, son hombres pero salvajes, son pueblo pero viven
bestialmente, apenas merecen el nombre de hombres. Pero esa analogía es de
atribución o dependencia, el principal analogante son los españoles y los otros
los analogados los indios. Pero esto es analogicidad bajo capa de analogía o
equivocidad adrede, a diferencia de la simple equivocidad. Pero ni hombres
equivocos ni hombres a medias, sino hombres enteros y verdaderos son todas
las naciones del mundo y esta es la razón análoga que esta propia y
formalmente en los nativos como en los españoles, no hay inferioridad natural
es solo una cacareada de teóricos de la equivocidad. Pero afirmar que todos
somos iguales con igualdad de equivalencia es negar y desconocer la
diversidad de individuos, pueblos, culturas, es como hacer hombres en serie.
Por lo que se puede concluir diciendo que todos los hombres somos
igualmente hombres, pero no hombres iguales.
Utopía y sacrificialidad en Franz Josef Hinkelammer
Moisés Gómez
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
El Salvador
Para comprender mejor este punto medular en el pensamiento de
Hinkelammert debo referirme a la condición humana que es el punto de
partida del pensamiento hinkelammertiano. Hinkelammert analiza la cuestión
de la condición humana justo en el momento que aborda la problemática de
los derechos humanos y el discernimiento de las instituciones. Por conditio
humana Hinkelammert entiende aquella situación por la cual el ser humano
vive y se afirma como sujeto viviente y necesitado en una tensión entre su
propia subjetividad y la objetividad; entre el individuo autónomo y el sujeto en
comunidad, entre la naturaleza y la cultura, entre la libertad y la necesidad. Se
trata de una inevitabilidad:
La condición humana no es una ley, sino un condicionamiento de la vida
humana, que solamente puede acercarse a la realidad por medio de leyes.
Las instituciones, por tanto, son inevitables mediaciones de los derechos
humanos, aunque ninguna institución específica se puede derivar de
66
ellos .
La conditio humana implica una profunda interacción entre sujeto e
instituciones que no se puede abolir, de tal suerte, un polo sin afectar
radicalmente al otro extremo:
Cualquier alternativa (pensable y realizable) debe darse al interior de las
grandes instituciones que se han conformado en la historia de la
Humanidad (…) siempre habrá espacio para la discusión, pero partir, en
la búsqueda de alternativas de la abolición del dinero, del Estado, y del
67
matrimonio, significa pretender abolir la condición humana .
Estela Fernández como estudiosa de la obra de Hinkelammert define este
concepto en una forma bastante resumida pero cuidando de no dejar nada por
fuera:
Puede decirse que la condición humana es una paradójica e irresoluble
tensión entre libertad y dominación. Por una parte, el ser humano sólo
puede devenir tal a partir de su ingreso en un proceso de
institucionalización. Las instituciones (Estado, mercado, matrimonio)
son consecuencia del carácter fragmentario de las relaciones humanas, y
representan un límite de opacidad y finitud inherente a la propia
condición humana. Sin ellas, el hombre quedaría limitado dentro de un
espacio de experiencia reducida e inmediata. Por otra parte, por su
propia lógica, las instituciones creadas para permitir el desarrollo
humano, tienden a independizarse del hombre, a subordinarlo y a
sacralizarse. A la larga, atentan contra la vida, la socavan. Las
68
instituciones son, por tanto, necesarias y peligrosas .
Retengamos este concepto de “conditio” humana ya que será el criterio para
comprender la utopía y para identificar las fisuras por donde puede entrar la
sacrificialidad cuando se busca alcanzar un proyecto de vida, aparentemente
“utópico”. Usualmente si uno busca en el diccionario utopía normalmente
significa “proyecto ideal y perfecto pero imposible de realizar”; por su
69
etimología utopía quiere decir “sin lugar”. En Hinkelammert utopía tiene que
ver con la existencia de un sujeto trascendental que es capaz de imaginar una
existencia mejor que la que tiene; la finitud del sujeto trascendental le hace ver
70
la posibilidad o imposibilidad de los límites de transformación de la realidad .
Desde el punto de vista del sujeto trascendental la utopía es por tanto
intrínseca a la conditio humana que desarrolla como parte de su ser una
imaginación trascendental (que es factible realizar). La importancia de los
límites en nuestro autor es importante porque de ellos concluimos que un
límite infranqueable es el que tiene que ver con la reproducción de la vida
humana. La utopía no puede ser llevada a cabo a costa de la posibilidad de la
vida humana o a costa de la naturaleza, a costa del sujeto viviente y
trascendental considerado intrínsecamente como ser utópico. Una utopía en
Hinkelammert tiene que ver con la idea reguladora de que:
Cualquier imaginación de la “mejor sociedad posible” tiene que partir de
la “mejor sociedad concebible”. Luego, la mejor sociedad posible
aparece siempre como una anticipación de esta otra mejor sociedad
71
concebible .
La utopía Hinkelammert la considera siempre una anticipación esperanzadora
de un mundo mejor, esto es propiamente hablando el fruto de la imaginación
trascendental. Creo, estoy seguro que Hinkelammert nunca postula una utopía
como una proyección de un presente hacia el futuro. Eso sería ya una
distorsión utópica y Hinkelammert la denomina ilusión trascendental (que
puede llegar a ser mortal incluso como en Lenin, Stalin o Hayek o Friedman).
La utopía tiene ver con la imaginación trascendental del sujeto necesitado que
se reconoce en comunidad y en armonía con la naturaleza; para ser una utopía
esa imaginación trascendental de otro mundo posible debe ser materialmente
posible a partir de los recursos que aquí y ahora dispone el ser humano;
mínimamente debe poderse vivir esa utopía anticipadamente al menos aunque
sea parcialmente. A partir de lo dicho puedo afirmar que sí una utopía
únicamente es pensable (orden del pensamiento) pero jamás realizable
(principio de realidad) ni de forma parcial y anticipadamente y además exige
sacrificios humanos jamás será una utopía racional y podría llamarse distopía
esa pretensión antes que utopía. Solo son posibles aquellas utopías que desde
un punto de vista racional y empírico sean compatibles con la vida del sujeto y
que efectivamente puedan anticiparse y ser perfectibles:
Se trata, sobre todo, de la reproducción de la vida real como última
instancia de cualquier sociedad posible, y de la exigencia de desarrollar
el pensamiento social sobre la base de leyes de lo posible y no de
72
exigencias éticas .
Si ponemos atención en el pensamiento utópico, desde un punto de vista
histórico, podemos darnos cuenta que las utopías tienen una doble relación con
la realidad: la primera, centra su legitimidad o ilegitimidad desde el punto de
vista político, se relaciona con sus posibilidades o imposibilidades de
concreción o realización (por ejemplo: la URSS y la sociedad con mercado
orientada por un “Plan” -diseñado a priori; o el ideal de la sociedad de
mercado de “competencia perfecta” guiado por la providencia de la mano
invisible) Es este el aspecto en el que ponen mayor atención los defensores y
los detractores del pensamiento utópico; la segunda relación se presenta en el
origen mismo de la construcción de utopías. Su primer vínculo con la realidad
está determinado por el contexto histórico en que éstas surgen. Las utopías,
antes que un sueño o que un proyecto, son una expresión de realidades
sociales y políticas en un período históricamente determinado (por ejemplo: la
revolución de USA entre 1775-83; la revolución francesa entre 1789-99;
México en 1910; Rusia en 1917; Cuba en 1959 entre otras). El contexto
histórico en que se inscriben los pensamientos utópicos marca de manera
profunda sus significados, sus contenidos y sus posibilidades.
Las utopías no sólo pueden tener una orientación práctica, sino que, desde el
73
principio, surgen de la práctica o, al menos, de la crítica de la práctica . En la
Crítica de la razón utópica (Dei, 1990) plantea Hinkelammert la necesidad de
una crítica a la razón utópica ante la “ingenuidad utópica” que, de modo
dominante, parece haber orientado los proyectos sociales de la modernidad
que, de maneras distintas y muchas veces contrapuestas, apuntaron a producir
sociedades ideales desde ciertos datos empíricos de la realidad y, por lo tanto,
a través de un tratamiento de la misma convergente con dicha finalidad. De
acuerdo a Hinkelammert la ingenuidad utópica radica en la ilusión de suponer
posible la aproximación desde lo empírico a lo ideal: “de la tierra al cielo
74
parece existir una escalera y el problema es encontrarla” .
Como bien resalta el filósofo uruguayo Yamandú Acosta, Hinkelammert
procede a una crítica a la utopía, a los utopistas y a los antiutopistas en tanto la
ingenuidad utópica de los utopismos, como la del antiutopismo, hacen
necesaria un tipo de crítica, capaz de afirmar o construir las condiciones de
posibilidad: este es el sentido de la crítica a la razón utópica como crítica
75
trascendental .
Como se desprende de la cita anterior la crítica que hace Hinkelammert no
pretende ser destructiva o nihilista sino todo lo contrario; busca establecer los
límites de la posibilidad real de ir tras otro mundo posible.
Justamente podemos decir que Hinkelammert dirige principalmente su crítica
contra aquellos antiutopistas que bajo el manto del realismo político se oponen
a la construcción de otros mundos mejores y, finalmente, terminan
destruyendo el mundo real que tenemos los humanos. La destrucción del
mundo la hacen en nombre de los que ellos dicen que lo van a destruir:
invierten la utopía ya que ¡construyen destruyendo! Con todo lo dicho
anteriormente sobre la utopía y los antiutopismos no quiere decir esto que
Hinkelammert sea per se antiutópico, nada más alejado de Hinkelammert esa
idea. Ya lo he dicho más arriba, para nuestro autor la utopía es intrínseca al
sujeto trascendental y por lo tanto es parte de la conditio humana. Con la
crítica de la razón utópica Hinkelammert busca circunscribir la utopía a lo
factible humanamente; ahora bien, humanamente quiere decir que es realizable
la utopía si asume el postulado de la razón práctica que podemos describirlo
así: el criterio supremo de cualquier proyecto es el reconocimiento del sujeto,
un sujeto que para vivir debe posibilitar que el otro viva también más allá de
todo cálculo de utilidad. En un mundo globalizado el postulado de la razón
práctica nos indica que de no actuar en base a reconocer la vida del otro (como
sujeto, como la naturaleza) es decir sí matamos al sujeto o la naturaleza el
76
asesinato es suicidio .
Para terminar quiero mostrar un ejemplo teórico y empírico que ilustra la
relación entre condición humana, utopía y sacrificialidad. Cito a
Hinkelammert:
La sociedad soviética no se interpreta en función del comunismo porque
haya leído en Marx sobre el comunismo, sino porque la realización de su
realidad, llevada a su concepto límite, hace aparecer tal imagen como
imagen de perfección de la sociedad socialista. Es nuevamente un
fenómeno análogo, aunque invertido, al que se da en relación a la
sociedad capitalista, donde la competencia perfecta no aparece porque
Walras y Pareto han hablado de ella, sino porque la idealización de su
realidad, desde el punto de vista burgués, hace surgir esa imagen que
77
Walras y Pareto formulan .
En la sociedad socialista como en la capitalista la utopía devino en una
proyección basada en una imaginación o ilusión trascendental (por cuanto
son no-factibles) y, en nombre de valores como el crecimiento económico o el
de maximización de ganancias, se sacrifica al sujeto viviente empujándolo a
trabajar en aras de tales ideales imposibles de alcanzar a costa de su propia
vida.
¿Cuál es el valor de la enseñanza de la filosofía?
Ángelo Moreno
angelomoreno@yahoo.com
Esta pregunta, formulada en términos de enseñanza, es decir, desde el punto de
vista del profesor y de las instituciones, nos interroga sobre las “finalidades
educativas” de la educación y, por lo tanto, sobre las finalidades pedagógicas y
didácticas de esta disciplina. Ella nos interpela sobre las maneras como en
nuestro país se le ha dado una respuesta institucional a esta pregunta, sobre los
objetivos de los programas en educación media y en las universidades, sobre
los métodos preconizados. También nos interroga sobre las experiencias
realizadas en el cuadro del sistema escolar (educación media, bachillerato); y,
en fin, sobre otros tipos de experiencias realizadas o no fuera de esas esferas,
sin olvidar las investigaciones locales a cerca del tema.
En lo que sigue, quisiéramos proponer dos razones fundamentales para
legitimar la enseñanza de esta disciplina: a) pensar por sí mismo; b) asumir la
condición humana.
La primera razón por la cual hay que enseñar filosofía, abarca la misma
obligación educativa de ayudar al humano a desarrollar su capacidad de pensar
por él mismo, de ejercer la libertad crítica de un juicio racional, de
comprender el sentido de su relación y su situación en el mundo, con los otros
y consigo mismo, para actuar en conocimiento de causa y valor; además, para
asumir ya sea con placer, con virtud, con sabiduría o con felicidad su
condición humana.
Esta afirmación del hombre como ser racional que tiene conciencia de ella, fue
la que originó el filosofar en occidente y se constituyó en el mayor aporte a la
cultura; a través de esa racionalidad se que buscó dar respuestas más allá del
mito y darle una inteligibilidad a lo que sucedía, permitiendo un
posicionamiento reflexivo del hombre en el mundo y en la sociedad,
adoptando una conducta inclinada siempre hacia esta reflexión. Esa misma
racionalidad, entendida como patrimonio, entendió el compromiso de
transmitir su historia misma, confrontada a la ciencia y a la religión y,
generalmente a la historia humana.
La filosofía, por su poder antropológico de cuestionamiento sobre lo que es el
problema del hombre, es una de las más altas formas de cultura humana,
dentro de su enfoque racional y universalizante: es por esa razón que vale la
pena ser enseñada. Todo sistema educativo está así confrontado al problema de
su institucionalización, de su escolarización, de su didactización como objeto
de investigación, como disciplina de vida y como materia enseñable. Nuestro
país no debe ser ajeno a esa necesidad; conocemos bien la situación actual de
esta materia: su poca importancia en media y en bachillerato; su
obligatoriedad como clase general en las universidades; su prolongación en
ciertas maestrías, a través de la cátedra de epistemología.
Conocemos también la falta de interés por introducir la reflexión filosófica
desde la más temprana edad, debido aún a la presencia de pedagogías
transmitivas y memorísticas en nuestro país.
Por otro lado, ciertos sectores educativos neo positivistas y utilitaristas,
defienden la idea de que la filosofía no debería ser enseñada a causa de su
“inutilidad”, de la necesidad de profesionalizar, de abrirle el espacio a las
nuevas tecnologías, de “modernizar”. Para estos sectores, la filosofía podría
ser reemplazada por las ciencias humanas, cuya racionalidad sería suficiente
para crear una inteligibilidad crítica, para comprender y actuar. Además,
arguyen que ella debería ser reservada para aquellos que son capaces de hacer
un esfuerzo de abstracción, que son “cultos” y que ella no debería amenazar
más a los poderes económicos y políticos a través de su crítica “corrosiva”.
Otros, muy pocos, al contrario, pensamos que no hay demasiada iniciación
filosófica en nuestro país. ¿Si la filosofía es la emancipación del pensamiento,
la capacidad de alcanzar la sabiduría o la felicidad, la esperanza de
transformarse a sí mismo e, incluso de transformar el mundo, por qué debe
estar reservada solamente a unos pocos? ¿Acaso no deberíamos más bien
defender democráticamente un “derecho a la filosofía”?
Creemos que no basta con unas pocas horas dedicadas a esta disciplina.
Defendemos que es necesario comenzar desde muy temprana edad, desde el
inicio de la escolaridad a desarrollar un pensamiento reflexivo. Nuestro
sistema de educación debería pensar el hecho educativo como una iniciación
al filosofar, como eje transversal de todas las disciplinas enseñables. Esa
iniciación debería basarse en la necesidad de construir un sentido del mundo,
de nuestro país carente de identidad nacional, de valores, de trascendencia, de
alternativas revolucionarias creíbles; debería tener como objeto la búsqueda de
una sociedad verdaderamente democrática que postule el pluralismo de
opiniones, que desee acabar con el relativismo y que, liberando la palabra
individual, obligue a la toma de responsabilidad de inventar sus propios
valores.
Nuestro país, presionado por modelos económicos externos y que no se
ajustan a los intereses de la mayoría, presionado por ideologías ultra
capitalistas, necesita crear espacios de reflexión filosófica; hay que hacer un
llamado a la reflexión crítica para que cree ideas, para que devore libros para
que desarrolle nuevas prácticas sociales de reflexión y para que transforme la
sociedad. Nuestro sistema educativo, encargado de preparar a los hondureños
y al mundo del mañana, debe prestarle mucha atención a la introducción del
pensamiento reflexivo de los alumnos desde muy temprana edad.
Frente a la crisis de este sistema escolar, frente a la pérdida del sentido de la
educación y a la crisis en relación al saber (¿para qué sirve aprender?), la
discusión filosófica practicada desde la primaria, rompería totalmente con la
tradición transmisiva y memorística que aún está arraigada en la práctica
educativa de nuestros docentes. Esta innovación podría hacer converger dos
hechos:
- por un lado, la coherencia con la epistemología contemporánea; la relación
no dogmática frente al saber a través del enfoque del cuestionamiento y de la
investigación del resultado y de las respuestas.
- por otro lado, la relación cooperativa con la ley a través de prácticas
educativas encerradas en el marco ético comunicativo y propulsor de debates.
En este sentido, discutir filosóficamente desde temprana edad en la escuela, es
promover un ambiente de aprendizaje en el cual se despierte el pensamiento
reflexivo, en contra de la mera conceptualización y de la crasa memorización.
Se trata no solo de aprender a leer y a escribir en el sentido que hoy los
maestros lo entienden (relacionar morfemas con fonemas y expresar palabras),
sino más bien de enseñarle al niño a escribir su propia historia. No se trata,
pues, de enseñar a hablar por hablar o a decir lo que se piensa, sino, más bien,
de enseñar a pensar lo que se dice, a hablar para saber de lo que se habla y a
tener los mecanismo de saber si lo que se expresa es verdad, utilizando
democráticamente la palabra y con las exigencias intelectuales de
problematización, conceptualización, argumentación y de transferencia de los
saberes a la realidad.
Justamente, en estos parámetros es que presentamos la segunda razón que
legitima la enseñanza de la filosofía desde temprana edad: la filosofía ayuda a
ejercer el uso transparente de la razón, desde una perspectiva ciudadana, para
entender los problemas económicos, sociales, culturales, éticos de un país y de
un mundo complejo y así contribuir, con rigor, a establecer un debate público
para crear movimientos de cambio decisivos para la transformación en la
sociedad y llevar a que los hondureños participen activamente en los
diferentes niveles de la vida democrática.
La escuela, particularmente, tiene una responsabilidad sobre la educación a la
ciudadanía democrática, tanto por la inserción política del individuo en la
sociedad, como por las condiciones de vínculo social de reunir para fundar ese
vínculo político, es decir, el proceso de socialización democrática.
La discusión filosófica, entendida desde ese punto de vista, se convierte en la
garante del debate democrático, en la medida en que trate de no caer en
demagogia doxológica, en la cual se expresan las opiniones sin exigir su
validación y su argumentación racional; o en demagogia sofística, en la que se
busca convencer al otro, envés de convencerse a sí mismo castrando la
exigencia de búsqueda de la verdad en una comunidad y así someterla a la
voluntad a través de un voto, por ejemplo.
En síntesis, he aquí las dos razones fuertes para enseñar la filosofía desde la
escuela: aprender a pensar por sí mismo para, ante todo asumir la condición
humana y para integrase críticamente en el debate y la acción pública.
Aprender a filosofar versus aprender la filosofía
Kant nos recuerda que la filosofía no se aprende, sino que se aprende a
filosofar. Pero si queremos hacer explícito el tema del título de nuestro artículo
del “porqué” enseñar la filosofía, tenemos que ponernos de acuerdo sobre lo
que significa “enseñar la filosofía”. Creemos que en nuestro país no tenemos
aún respuestas institucionales a esta pregunta. De todas maneras nosotros
todavía no las hemos visto y cuando le preguntamos a los que están frente a
las instituciones (Universidad, por ejemplo), no nos dan respuestas muy
convincentes. Por la experiencia que hemos tenido en este campo de la
docencia universitaria, podemos decir que las clases de filosofía, tanto en el
nivel medio como en las universidades, han perdido su sentido, han pasado a
ser tediosas, y desalentadoras; aún nos encontramos con docentes y con
diferentes profesionales que nos comunican su desilusión de no saber aún para
qué sirve la clase de filosofía; que nos comparten la arrogancia de su profesor
de filosofía quien, envés de aclarar los problemas, tendía más bien a confundir
y a hacer creer que la filosofía era algo etéreo, sin ningún nexo con la realidad.
Tenemos entonces que reconocer que en nuestro país la práctica didáctica de
esta disciplina aún no es clara. Quienes han “enseñado” filosofía, no han sido
verdaderamente formados para ello. Quizás haya quien ha sido formado pero
78
que no la enseña bien.
Sin embargo en las experiencias adquiridas en diferentes países en los que
hemos tenido el honor de seguir alguna formación filosófica, podemos
encontrar diferentes enfoques de abordaje de esta materia:
En Francia y en Suiza, por ejemplo, se trata de hacer lecciones ex cátedra
sobre nociones articuladas en relación a los problemas, apoyándose sobre el
estudio de los grandes filósofos para, al final, hacer producir al alumno, una
disertación a través de un escrito. En otros términos, se trata de darle un
estatus elevado a la oratoria magistral, a la figura del maestro que piensa
delante de sus alumnos, de considerar los discursos de los autores como
modelos de pensamiento y no solamente como ilustración de una historia de
ideas. Se trata, además, de hacer practicar un género escrito preciso inventado
por la institución, para aprender a pensar.
Han existido y existen otros paradigmas o modelos didácticos; por ejemplo el
paradigma “doctrinal” en el que el que se enseña una filosofía políticamente
correcta (el marxismo-leninismo en los países de la ex Rusia, el tomismo de
España durante la época de Franco). También tenemos el paradigma histórico
bajo el cual se enseña la historia de las ideas: se trata en este caso de dar a
conocer la historia de la filosofía, las grandes doctrinas como patrimonio de la
humanidad. Existe también otro paradigma, del cual no sabríamos precisar el
nombre (¿moralizante?) que consiste en una reflexión ética para decidir,
clarificar y jerarquizar valores. Es el caso de las clases de moral (confesional o
no confesional) que se dispensan en diferentes colegios y universidades.
Por último, el paradigma “problematizador” en el cual se utiliza
exclusivamente la comunicación oral sin ninguna referencia a autores o a
textos.
El asunto de la legitimidad de la enseñanza de la filosofía en nuestro país nos
obliga a pensar en la concepción que tenemos de la filosofía y de su
enseñanza. Pero, como ya lo hemos dicho, no existe un parámetro o un
acuerdo o una concepción común a nivel institucional, ni en media ni en la
universidad. Es posible que encontremos profesores de filosofía (en su
79
mayoría no formados) . No tenemos pues desarrollada una idea compartida de
lo que significa enseñar la filosofía. Podemos encontrar diferentes maestros
quienes, de alguna u otra manera, se adhieren a cualquiera de los paradigmas
que antes hemos enunciado. No existe un norte compartido sobre la
importancia y el porvenir de esta disciplina. No existe, siquiera una carrera de
filosofía, una facultad de filosofía en nuestro país.
Nosotros proponemos, anteponiendo la esperanza de que se avive la filosofía
en la Institución que debería defenderla con más fuerza, que el objetivo de esta
materia debe ser el de “aprender a filosofar”, tal como lo dijo el mismo Kant.
Insistimos en la perspectiva de una iniciación escolar a la filosofía desde la
temprana edad hasta la universidad siguiendo la línea socrática de los primeros
diálogos de Platón, en la que no se cierra nunca una pregunta o una definición;
esa perspectiva se continúa en la tradición aristotélica de la “admiración” o del
enfoque de la “primera meditación metafísica” de la duda cartesiana y sobre el
momento problemático de un enfoque que comienza y trabaja sobre la relación
del lenguaje con la realidad y sobre la confrontación con la verdad para
superar la simple opinión.
De allí nuestra propuesta didáctica de “aprender a filosofar”, fundamentada
sobre el hecho de que “filosofar consiste en el movimiento de un sujeto que
articula procesos de problematización (a través de la pregunta y de la
interrogación), de conceptualización (a través de la diferenciación y de la
definición de conceptos), de argumentación (a través de la desconstrucción
racional), de transferencia de los saberes significativos y de la transferencia de
80
esos saberes a la realidad”.
Entendida de esta manera, la enseñanza de la filosofía se convierte en la
necesidad de “hacer aprender a filosofar”, en la cual los alumnos, con la guía
del maestro mediador, aprenden a adquirir la meta-competencia
correspondiente a la comprensión, a la argumentación crítica, a la lectura y la
escritura.
Los que detienen los designios de la carrera de filosofía deberían, por lo tanto,
lanzar estudios sobre el interés de investigar sobre las herramientas meta-
cognoscitivas necesarias para el filosofar, sobre las metodologías y sobre las
didácticas propias de ese campo. Además sobre el interés de experimentar en
el aula diversas formas filosóficas de lectura y escritura, utilizadas ya por los
filósofos, aunque no didactizadas, saliendo así del esquema repetitivo,
memorístico, escolástico en el que ha sido sumida la enseñanza de esta
materia.
Creemos, para terminar, que en una democracia, la filosofía debe tener un
efecto hacia la comunidad, hacia la sociedad; además nuestra democracia
necesita de ella para ayudarnos a escapar de la demagogia y de la corrupción.
Es decir, la filosofía no sólo debe proveernos de un marco de aprendizaje del
pensamiento reflexivo y del debate ciudadano, sino que debe contribuir a la
educación del pueblo, tal como lo hacía Sócrates en el Agora.
Reducir la filosofía a ciertas horas de aprendizaje escolar y universitario, nos
parece que es privar a los alumnos del verdadero sentido de su propio ser, de
su propia educación, de su propio mundo y de su propia capacidad de situarse
como seres que se piensan y piensan su mundo para transformarlo.
81
¿Cuál es el valor de la enseñanza de la filosofía ? Esta es una pregunta que
sigue todavía abierta y que desde hace mucho tiempo, sin darnos una respuesta
definitiva, los mismos filósofos se han empeñado en responder.
Durante muchos siglos los problemas filosóficos han acompañado a la
humanidad y están en el centro de las situaciones que cada uno debe afrontar
cotidianamente. Interrogarse sobre la muerte, sobre la verdad, sobre el
universo, sobre la libertad, sobre la justicia, sobre la belleza, sobre la política,
sobre la moral, etc., es ya tener un indicio de reflexión filosófica, aunque la
filosofía como tal, no pretende responder de una vez por todas a cada uno de
esos problemas, sino que más bien enseña a las personas a interrogarse sobre
ellos y a reflexionar sobre el significado del mundo en el que se vive.
La pregunta del enunciado toma una relevancia enorme cuando la hacemos
desde nuestra situación específica, desde nuestro contexto específico formado
por una cultura de contrastes, en la cual tanto pobres como ricos estamos, cada
uno a nuestra manera, buscando todos los días los bienes materiales, los unos
para subsistir y los otros para tener más. En este ambiente materialista, en el
cual la producción, el trabajo y el consumo son los valores prioritarios, la
filosofía parecería perder su sentido y su valor. Más aún, en un país en el cual
la práctica de la enseñanza de esta materia ha sido fuertemente desvalorizada
por diferentes razones, hacernos esta pregunta implica también arriesgarnos a
ser sometidos a serias críticas provenientes de los prejuicios y de las
predisposiciones.
Sin embargo, es necesario que tratemos de responder de manera sencilla a esta
cuestión, sin perder nuestra perspectiva hondureña y teniendo en cuenta
nuestra propia realidad educativa, social política y económica.
Como punto de partida para nuestra reflexión, es necesario que nos
preguntemos ¿qué es la filosofía? Esta cuestión constituye a su vez, la base
misma de muchos cursos y libros y no puede ser desligada, por lo general, de
una segunda: ¿para qué sirve? Estas dos preguntas, tanto por su forma y por su
contenido, ya son filosóficas. En efecto, el problema de las preguntas y de las
definiciones es importantísimo en filosofía: un niño que empieza a preguntar a
cerca de cualquier fenómeno humano, ya tiene un indicio de tendencia
filosófica, por su deseo de encontrar una respuesta. Además, toda
comunicación, en sentido extenso de la palabra, (oral, escrita, a través de
conferencias o de diálogo) presupone el consenso mínimo del sentido de las
palabras empleadas.
Sin pretender resolver de entrada el problema implícito en el tema, podríamos
decir que es filosófica toda comunicación enfocada sobre un problema en su
totalidad. Entre muchos ejemplos, digamos que realizar reflexiones sobre la
corrupción o sobre la guerra serían netamente filosóficas; sin embargo, un
estudio especializado sobre la corrupción en la Universidad o sobre la guerra
en Irak, aunque significaría hacer llamado a otras disciplinas como la
geografía, la historia, la política, la geopolítica o la economía, no tendría un
alcance filosófico totalizante, por el mismo hecho de tratarse de una
investigación y de una búsqueda de la verdad a cerca de esos problemas
aplicados, específicos. La gran diferencia entre estas últimas y la filosofía es
que no dudamos de la utilidad incontestable de las disciplinas aplicadas,
mientras que la utilidad de la filosofía parece aún oscura. Los medios de
comunicación son testigos: no hay tan solo un periódico o una revista en
nuestro país que no consagre una rúbrica o páginas enteras al tema de la
corrupción en la Universidad o al de la guerra en Irak. Sin embargo, muy poco
o nada sobre un enfoque filosófico a cerca de la corrupción o de la guerra.
La filosofía existe, bajo una forma casi inmutable, desde hace 2500 años. Por
eso mismo, si realmente fuese inútil, habría ya desaparecido. Más aún, se ha
considerado que es bueno continuar enseñándola en el colegio y en la
universidad, en donde podríamos pensar que ella no tiene mucho que decirnos.
A esto agregamos el hecho de que en nuestro país encontramos filósofos en un
gran número de instancias de reflexión y de decisión y, particularmente, en
aquellas que nos concierne directamente: en la docencia.
Se nos podría objetar que la presencia de la filosofía en el seno de la docencia,
o dentro de los comités de ética o de reflexión, son actos de personas adultas,
“cultivadas”. En ese caso, ¿la filosofía sería una práctica que concierne
solamente a los profesores especialistas? ¿Se trataría entonces de una gimnasia
intelectual que solamente algunas personas serían capaces de practicar? No, la
filosofía no es un asunto que se reduce solamente a ciertas personas “más
inteligentes”. El cuidado de reflexionar sobre el sentido y sobre el destino de
la presencia del hombre en el mundo, por ejemplo no se debe reducir
solamente a ciertos especialistas en la materia, sino que debería ser un asunto
de todo hombre, desde la más temprana edad, cuando éste se hace la pregunta
y busca la respuesta. Esta reflexión, esta conciencia, esta « presencia del
mundo», debería ser un asunto de todos; debería ser la razón más importante
para que en la educación de nuestro país se utilice la clase de discusión
filosófica desde la escuela primaria, desde la niñez.
Para retornar a la pregunta sobre la utilidad de la filosofía, me gustaría tomar
dos ejemplos, entre muchos, extraídos de la actualidad o de las preocupaciones
actuales en nuestro país y que podrían precisarnos lo que debemos entender
por filosofía o por reflexión o discusión filosófica. El primero de esos
ejemplos tiene que ver con las agresiones de las que son víctimas las personas
en el transporte público en ciertos barrios de nuestras ciudades. A justo título,
los responsables políticos locales o nacionales expresan su preocupación, las
autoridades hacen « redadas» y, juntos, expresan juicios generales como: « los
jóvenes de hoy no tienen valores”; “en Honduras no hay valores”. Eso es, en
cierta manera, verdad. Sin embargo, para que los ladrones o los violadores
tengan una verdadera toma de conciencia de esta “falta de valores”, sería
necesaria en ellos una reflexión de naturaleza filosófica, sobre los valores,
sobre la moral, sobre la conducta humana. Esa reflexión debió haberse
realizado desde los primeros asomos de conciencia en el niño y desde la
escuela. Esta reflexión debe realizarse hoy, a partir de la discusión
fundamentada de temas sobre el Bien, sobre la Justicia, sobre la Igualdad,
sobre el Trabajo, sobre el Derecho y el Deber, sobre los medios de producción,
sobre la justa repartición de bienes en la sociedad, sobre la corrupción.
Repetimos, se trata de una reflexión que se fundamenta en lo que los
especialistas han dicho sobre eso, para luego ser interiorizado, aplicado y
transferido a nuestra propia realidad. De esta manera, hacemos de lado la
tendencia de entender a la filosofía como un simple discurrir de opiniones
sobre cualquier tema general.
Para que la reflexión filosófica tenga sentido, hay que crear en los infractores,
no solamente la conciencia sobre su conducta delincuente sino que hay que
ayudarles a conseguir los medios para que transformen su situación propia. No
basta entonces con militarizar y reprimir: se trata de educar y al mismo tiempo
de procurar los medios para un cambio: en eso radica justamente la esencia de
la filosofía: en la transformación inminente del hombre al inclinarse hacia el
“amor a la sabiduría”, es decir hacia la filosofía.
Notemos justamente que un tipo de reflexión sobre un problema de esta
índole, debe ser llevada a cabo desde diversas disciplinas, tales como la
sociología, el trabajo social, la psicología, la economía, etc. La reflexión
filosófica no es, entonces, una reflexión aislada de los demás saberes ni de la
realidad misma; ella no es un parto de especulaciones sin sentido y
desconectada del mundo y de sus problemas. Se trata más bien de un
pensamiento crítico que puede ser iniciado desde la más temprana edad, sin
esperar a que el niño esté “maduro” para que entienda los mecanismos de la
bondad y los mecanismos de la maldad. Con este tipo de conciencia crítica
sobre sí mismo, sobre su responsabilidad hacia sí mismo y hacia los demás,
aseguraríamos que un gran porcentaje de niños no tengan que devenir más
tarde corruptos, sino que apunten hacia el bien común y hacia la cohesión
social.
Nos damos cuenta pues, que la filosofía no se trata de una reflexión aislada y
vacía; además, ella sola, con sus propios medios, no puede solucionar por arte
de magia un problema de la naturaleza como el que acabamos de exponer y
cuyas raíces están profundamente enterradas en la corrupción, en el hambre y
en el desempleo de nuestro país. Sin embargo, creemos que la iniciación a la
filosofía desde muy temprana edad, es un buen ejercicio para desarrollar en los
niños y en los jóvenes la capacidad de la reflexión, medio a través del cual se
aprende la libertad de pensamiento. El maestro “aprendiz filósofo” tendría la
función de instituir al alumno como productor de enunciados filosóficamente
consistentes, a partir del poder de su pensamiento propio. La adquisición de un
saber sería aquí el medio y no el fin de la enseñanza. De esta manera,
podríamos llegar a una formación tal, que el alumno sería capaz de de
concebir bien las ideas, de realizar buenos juicios, de razonar bien, de ordenar
y estructurar bien su pensamiento, de tener una visión crítica de su cosmos.
Este medio es tan eficaz a largo plazo como otro medio, más clásico: el de la
buena lección de moral que ya no existe en ningún pensum académico actual.
Aunque ninguno de estos dos medios se excluye mutuamente, estamos seguros
de que el enfoque filosófico permitiría sin duda alguna alcanzar un público
más extenso. A cerca de esto, las investigaciones sobre las prácticas
pedagógicas en nuestro país deberán absolutamente explorar la diversificación
de métodos con un enfoque meta-cognoscitivo.
El otro ejemplo que queremos traer para ilustrar sobre la utilidad de la
filosofía, tiene que ver con las relaciones paciente-médico en los Hospitales de
nuestro país. A menudo escuchamos las quejas de la población sobre el mal
trato ejercido por los galenos hacia sus pacientes, o viceversa. Muchas veces
se escucha también decir que los médicos tienen la tendencia a ocuparse
demasiado en los órganos, olvidando al organismo en general. Los pacientes
dicen ser tratados como objetos, tratados por sus afecciones particulares sin
que se tenga en cuenta su entera humanidad. Se evidencia aquí la necesidad de
una evolución de la medicina oficial en la cual se preconice un enfoque en el
cual se sienta la preeminencia de curar al enfermo más que a la enfermedad y
en la que se incluyan dimensiones éticas y psicológicas en los pacientes para
que puedan hacer frente al dolor, a la enfermedad y, en últimas, a la muerte. Y
es aquí en donde nos encontramos de nuevo con la filosofía: primero, porque
el concepto que nosotros nos hacemos sobre la persona humana, es de
naturaleza filosófica. Por ejemplo, la representación mecanicista de los
órganos vivos, asimilado más o menos al conjunto de piezas que se pueden
reparar o cambiar como se hace con un carro, tiene su origen en la teoría de
“los cuerpos-máquinas” desarrollada por Descartes. Segundo, porque los
temas sobre el dolor, sobre el sufrimiento, sobre la muerte y sobre la vida son,
por naturaleza, filosóficos. Desgraciadamente en nuestro país estos temas
fundamentales son tratados solamente desde una óptica religiosa o desde, sin
querer decir con ello que ese enfoque sea falso. Sin embargo, ya desde la
escuela, y no solo a través de la clase de biología o de ciencias naturales, se
debería enseñar a reflexionar al niño sobre la finitud del cuerpo, sobre su
dignidad, sobre su cuidado. De esta manera, el niño adquiriría una óptica
crítica de su propia realidad como ser sexuado, como ser pensante, como ser
responsable de su humanidad y de la del otro. Mientras no haya este enfoque
reflexivo, estos temas no son tratados por nadie y ocurriría lo que justamente
está ocurriendo ahora mismo al interior del Congreso Nacional: la
preocupación, el temor, el tabú de si se debe o no abordar la educación sexual
desde la escuela.
Un enfoque reflexivo filosófico desde temprano alrededor de la noción de
persona humana y sobre la responsabilidad que el hombre debe tener sobre
todo tipo de vida, etc., evitaría que los jóvenes sufran en el futuro las
frustraciones y los problemas ocasionados por embarazos prematuros y no
deseados y por la inminente contaminación de alguna enfermedad mortal..
A través de esos dos ejemplos, creemos que hemos expuesto claramente que el
recurso a la reflexión filosófica es necesario quizás hoy más que nunca en
nuestro país. Nos damos cuenta de que los grandes sistemas filosóficos
impregnan nuestra vida en las cosas más cotidianas y que, a menudo, cuando
estamos deseando buscar una verdad que nos haga libres, estamos filosofando.
Está claro que el movimiento del conocimiento filosófico es más profundo que
el simple pensar vano y sin objetivos. Sin embargo, los jóvenes estudiantes
colegiales o universitarios de nuestro país parecerían más preocupados por las
necesidades inmediatas de profesionalizarse para tener y consumir, sin tan
siquiera darle sentido a sus propios actos cotidianos.
Se le ha reprochado con frecuencia a la filosofía de ser un lujo, un pasatiempo
o un saber que no sirve para nada. Hay quizás en estas afirmaciones el estigma
venido de malos maestros practicantes de la clase de filosofía, de la poca
formación en la disciplina o de la no comprensión de la filosofía como saber y
reflexión fundamental sobre el mismo hombre.
Defendemos entonces la postura siguiente: la reflexión filosófica debe ser un
hecho educativo que debe iniciarse desde la escuela y antes, en cuanto sea
posible. Ella, a través de su naturaleza propia, debe, desde muy temprano,
llevar a la persona a entender que filosofar es el acto de articular procesos de
problematización (a través de la interrogación), de conceptualización (a través
de la definición de nociones, la expresión de juicios de distinción entre
conceptos), de argumentación (a través de la fundamentación y la
desconstrucción raciona) y, finalmente el acto de aplicación y transferencia a
la realidad de los resultados significativos obtenidos. Se trata entonces de un
proceso realizado dentro del movimiento y la unidad de un pensamiento
ejercido sobre las nociones y las cuestiones fundamentales para todo hombre.
En esta perspectiva cognoscitiva, aprender la filosofía se convierte más bien
en el acto de aprender a filosofar, haciendo entrar a las personas dentro de una
situación de aprendizaje en el que desarrolla las capacidades básicas para
problematizar los conceptos, para argumentar su pensamiento a través de tesis
y de objeciones y para articular sus capacidades sobre competencias más
complejas como leer, escribir y discutir filosóficamente.
Entonces, filosofar no debería ser un lujo ni debería tener clases sociales. No
se reflexiona solamente cuando se tiene el estómago lleno o cuando se tienen
las condiciones materiales necesarias para la sobre vivencia. Al contrario, es a
través de la reflexión sana que busca la sabiduría, la verdad y el conocimiento
que el hombre puede encontrar los buenos medios para llenar el estómago. No
se trata de ninguna manera de una actividad de perezosos, de personas que no
tienen nada más que hacer. Cuando un educador está pensado en los objetivos
de su clase, en los medios a través de los cuales sus alumnos podrían adquirir
una mejor manera el conocimiento significativo para su vida, ya está
filosofando. El perezoso, el indiferente, el acomodado, el mediocre, el que
“vive” la vida sin preocuparse por los demás, nunca será filósofo, porque
nunca buscará el saber ni la sabiduría.
De esta manera, la filosofía no es un hecho netamente individual, sino también
social, porque el hombre no está solo, sino que vive y convive con otros.
Además, ha sido a través de las reflexiones de naturaleza filosófica que se han
combatido los absolutismos, que se ha abolido la esclavitud, que se han
instaurado las democracias, que se han desarrollado las ciencias…. Si los
jóvenes desde temprana edad no son incentivados a reflexionar sobre la
explotación del hombre por el hombre, sobre los derechos del hombre, sobre
los derechos del niño, sobre las condiciones de trabajo, sobre los problemas de
la globalización, sobre su responsabilidad social, el país carecerá por completo
de personas pensantes; recordemos que un pueblo que no piensa, es un pueblo
que es fácil de dominar. Recordemos también que el pensamiento y la razón
son los que hacen entrar al hombre dentro de lo que lo hace específicamente
humano.
Filosofar no es idealizar o espiritualizar las situaciones. Creemos que es
solamente teniendo conciencia de la realidad, deseando que las cosas cambien,
imaginando y proponiendo soluciones, que la filosofía alcanza su objeto y su
valor propio que es el de convertirse en esa facultad de pensar el mundo de
manera consciente.
Se nos podría objetar que han sido los pensadores, auténticos o no, quienes
han engendrado los sistemas políticos más violentos, represivos o alienantes.
Hay que aclarar que en la mayoría de casos se trata de desviaciones
totalitarias, gangrenadas por el culto de una personalidad o de una casta
dominante.
Sin embargo, en el sentido que nosotros entendemos, la práctica de la
reflexión filosófica, al desarrollar el pensamiento autónomo y el espíritu
crítico, pretende justamente luchar contra la emergencia de esos potentados,
cualquiera que sea el título que se les de.
Así pues, si la filosofía es útil, es también deseable que se practique desde la
infancia. ¿Es posible esto o es una ilusión? ¿No nos arriesgamos a
desnaturalizar la misma filosofía, siendo orillados a simplificarla, a
vulgarizarla para hacerla accesible?
Es verdad que la filosofía tiene la reputación de ser una disciplina ardua. La
prueba es que en nuestro país ella se aborda, bien o mal, a partir de secundaria,
cuando se supone que los alumnos están “maduros” para “entender mejor”. Es
a partir de ahí que los educandos son confrontados a temas y a lecturas
difíciles, muchas veces sin un contexto real.
La pregunta es: ¿la filosofía es difícil por naturaleza? ¿O, se le ha dado esta
reputación, a través de un acto deliberado? ¿O, han sido las prácticas
equivocadas sobre la disciplina que la han hecho caer en prejuicios y en mala
voluntad contra ella?
El caso profundo de miles de analfabetas en nuestro país y las pocas
oportunidades de acceso a la educación básica de muchos de nuestros niños,
¿no tendrán como móvil el sostenimiento de una clase social privilegiada?
¿No será que la gran burguesía capitalista necesita una masa de obreros que
trabajen sin que se enriquezcan, sin que sepan leer ni escribir y mucho menos
pensar?
Es evidente que los alumnos de primaria no pueden entrar en los escritos
filosóficos clásicos, ni dominar las nociones filosóficas complejas. Sin
embargo, la discusión filosófica a partir de la temprana edad, no debe tener
como objetivo el de inculcar saberes, sino el de desarrollar competencias meta
cognoscitivas, y actitudes reflexivas.
La filosofía, entendida bajo este enfoque, bebe proponerse ante todo,
modificar las competencias y enseñar a pensar, ya que, aunque por naturaleza
somos seres racionales, sin embargo debemos desarrollar los procesos de
conocimiento y de raciocinio. Esas competencias permitirán a un número
creciente de alumnos de secundaria y de la universidad abordar la enseñanza
clásica de la filosofía con sumo interés y aprovechamiento.
Así pues, afirmar que el profesor de cualquier disciplina y sus alumnos
deberían practicar juntos la filosofía, no es una ilusión ni se trata de un
prejuicio. El ejercicio de la reflexión, medio a través del cual se aprende la
libertad de pensamiento, tiene en efecto, la función de instituir al alumno
como productor de enunciados filosóficamente consistentes, a partir del poder
de su propio pensamiento. La adquisición de un saber es aquí el medio y no el
fin de la enseñanza. De esta manera, podríamos llegar a una formación tal, que
el alumno sería capaz de de concebir bien las ideas, de realizar buenos juicios,
de razonar bien, de ordenar y estructurar bien su pensamiento. En este
contexto, el maestro, y con mayor razón el profesor de filosofía, no sería un
mediador cultural que ayuda a los alumnos a tener acceso a un cuerpo de
82
doctrinas sin nexo alguno con la realidad . Ellos deberían ser, de alguna
manera para el alumno, los mediadores en esa búsqueda de sí mismo hacia sí
mismo; mediación interiorizada que le permitiría descubrir sus propias fuerzas
de pensamiento, sus propias capacidades de reflexión y de crítica. Mediadores
entre los conocimientos y los procesos meta cognitivos que lo lleven a la
autonomía y al juicio crítico.
La apropiación de la filosofía debería, sin duda, evitar las metáforas del
enriquecimiento consumista en la que los jóvenes de hoy están sumidos,
debido al sistema ultra capitalista imperante: sería mejor sustituirles esas
metáforas por el proyecto de la institución del ser-sujeto-pensante con
dignidad.
Hay que afirmar que el proyecto de una enseñanza filosófica lleva en él mismo
un modelo específico de totalización. Se trata, claro está, de una totalidad no
aditiva, sometida a un principio interno de arreglo y de organización decidida
por el profesor. Esto supone que ese principio sea claramente expresado por el
profesor, e incluso por los alumnos. Es en eso que consistiría, sana y
reglamentariamente, la libertad y la responsabilidad de la cátedra. Creemos
que no es solo dentro del orden y la organización de las lecciones que esta
libertad se realiza; es también dentro de la decisión de no hablar sino de lo que
se conoce, se sabe y se es y de lo que los alumnos pueden aprender. Ser el
autor de su curso, es poder responder personalmente. De la misma manera, el
curso no podría dispensarse sólo en consideraciones metodológicas ni en
lecciones definidas por sus objetos (trátese de un elemento real, de un término
o de una noción o de un fragmento de un filósofo). Todo se realiza en
filosofía. El carácter formal de un método o la dimensión regional de un
campo de objetos no constituyen la unidad de una lección. Esta unidad supone
la construcción de un problema.
Nos damos cuenta que aún nos falta mucho camino por recorrer en nuestro
país en lo concerniente a la enseñanza de la filosofía en el sistema de
educación. Creemos que no se trata de adaptar la enseñanza filosófica a
«públicos» diferentes. No hay filosofías-para…; no hay filosofías diferentes
para alumnos diferentes. La ambición o la intención son las mismas. Lo único
que varían son los medios puestos en marcha, el ritmo de la enseñanza y las
exigencias de las evaluaciones. Podríamos decir que si los programas varían
en extensión de curso en curso, sin embargo todos deberían tener la misma
expresividad. Si varía la cantidad de nociones que deberían constituir los
programas, la exigencia común sería, sin embargo, indivisible. Hoy, la
enseñanza de la filosofía en media y en las universidades, debería obedecer a
las mismas exigencias.
Sería bueno pensar en un debate en torno a la pregunta: ¿para qué sirve
enseñar la filosofía en Honduras a comienzos del siglo XXI?, cuando la mayor
parte de personas desea encontrar respuestas y soluciones inmediatas, cuando
cada uno piensa sobre todo en «tener», olvidando el «ser».
No podemos negar que nuestros estudiantes, colegiales o universitarios, ya no
le encuentran sentido al acceso a la cultura y a la educación: para la mayor
parte resulta un fastidio tener que pensar cuestiones, cuando lo más fácil es
acomodarse a lo que venga; de hecho el sistema de educación está fuertemente
armado sobre la necesidad imperiosa de “diplomarse” o “profesionalizarse”
para insertarse en el mercado laboral y productivo lo más pronto posible. Se
está así pisoteando el verdadero fin de la educación que consiste en
«humanizar» plenamente al hombre. El valor de la filosofía, entendida ella
como “amor a la sabiduría”, no está para nada lejos de ese ideal profundo de la
educación. Rescatemos, pues, la naturaleza y el valor de la clase de filosofía
en nuestro país como medio para esa humanización.
Pensamiento filosófico en monseñor Oscar Arnulfo Romero. Profetismo
de Monseñor Romero, en la coyuntura económica, política, social y
religiosa de El Salvador. Década de los 70/80.
Adelaida de Estrada
Universidad de El Salvador
INTRODUCCIÓN:
Hacer presente la figura de Monseñor Romero entre nosotros es , hablar de ese
personaje extraordinario, que reivindica con su vida y con su muerte la
dignidad del oprimido, del excluido , del empobrecido y del perseguido por
causa de la justicia en la América Latina ; que nos Transmite ese espíritu de fe
, de esperanza, de compromiso y de certidumbre en las acciones a asumir en
la construcción una sociedad justa y humana.
CONTEXTO HISTÓRICO
El Período de los años 70 -80 estuvo marcado por una convulsión social
importante, donde sobresalen características determinantes:
Regímenes dirigidos por Dictaduras Militares
Subyugación de la política económica del país a lineamientos de las
clases dominantes.
Condiciones Socio-económicas deplorables para de la mayoría de la
población.
Coyuntura electoral caracterizada por Elecciones fraudulentas.
Organización social creciente y cohesionada, tanto en la ciudad como
en el campo.
Sector importante de la Iglesia solidaria con las necesidades de las
comunidades siguiendo los principios de la Teología de la liberación.
El ambiente social – político - económico en el país se ve recrudecido en el
año 1977, por ser este un año de elecciones presidenciales en el cual el 20 de
febrero fraudulentamente fue nombrado como Presidente de la República el
Coronel Carlos Humberto Romero situación que provoca la agudización de
la crisis social con un recrudecimiento de la violencia institucional donde se
da una represión desmedida e indiscriminada tanto en la ciudad como en el
campo , persecución a la clase social organizada y no organizada, y que en
este momento se extiende ya en contra de sectores de la iglesia que
acompañan a las comunidades, dan persecución a miembros de comunidades
eclesiales de base, se dan allanamiento a casas de sacerdotes, de catequistas
y laicos comprometidos con sus comunidades, se realizan campañas de
difamación contra la iglesia y los sectores organizados del país. Obreros,
campesinos, estudiantes y maestros sufrieron persecución, muchos fueron
desaparecidos y masacrados.
Los medios de comunicación social que no eran fieles al gobierno sufrieron
atentados consecutivamente, Radio YSAX, la radio oficial de la Iglesia, el
periódico Orientación, la Librería San Pablo, entre otros.
En esta gama de circunstancias aparece la figura de Monseñor Oscar Arnulfo
Romero, con características personales de un hombre de fe, sencilla, humilde,
carismática y caritativa.
Como sacerdote-obispo: piadoso, espiritualista, dogmático, respetuoso de
las normas eclesiales y de obediencia incuestionable de la disciplina
jerárquica, influido y apreciado por la clase oligárquica del país, lo cual
favorece su nombramiento como Arzobispo de San Salvador, donde se
necesitaba a alguien que pusiera en sosiego a las comunidades eclesiales
de base y a sacerdotes que a juicio de ellos alimentaban la organización
social.
Factores condicionantes para el nombramiento de monseñor romero como
arzobispo de san salvador
Trabajos citados
García Laguardia, J. M., s.f. Ilustración y liberalismo en Centroamérica. El
pensamiento de José Cecilio del Valle. [En línea] Available at:
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/boletin/cont/46/art/art4.pdf
[Último acceso: 22 noviembre 2011].
Gómez, A., 2008. José Cecilio del Valle: político de la independencia. [En
línea] Available at: http://newmedia.ufm.edu/gomezindependencia
Gómez, A., 2009. Pensamiento influyente en las independencias
latinoamericanas [Entrevista] (16 octubrre 2009). Available at:
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Letters and Proposals to the New World. Baton Rouge: Lousiana State
University.
Nueve preguntas sobre el comunismo “a la tica”.
Roberto Herrera Zúñiga.
Universidad de Costa Rica UCR
51 034
98 463
Izquierda/Diputados. 98480 (FD, 104 442 48 101 (C2000, (IU, FA,
(Varios grupos)
(FA, MTC,
PVP) (FD,PU, RN) FD, RN) MTC,
AP)
FD, NLF)
Escaños obtenidos 2 (FD) 3 (FD) 0 1 (FA) 1 (FA)
PVP y sus 5,744
20,026(PVP) 15,028 (PU) 12,992(C2000)
plataformas (IU) *
electorales (1,4%) (1,1%) (0,9%)
(0,4%)
Porcentaje de
votantes de izquierda
en relación a los
6,45% 7,29% 3,06% 3,06% 5,04%
votos válidos
Porcentaje de votantes
de izquierda en relación 5,23% 5,10% 2,10% 2% 3,4%
al padrón.
Tasa de afiliación al
movimiento sindical.
15,4% (1993) 10,0% (2001) 8,8% (2007)
Fuente: Elaboración Propia. Datos del Atlas Electoral Digital de Costa Rica 1953-2010.
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Declaración del III Congreso
Centroamericano de Filosofía 2012
(Nueva época)
Ciudad de Guatemala, Capital Mundial de Filosofía, 15.11.12
Reunidos en Ciudad de Guatemala, en ocasión de la celebración del III
Congreso Centroamericano de Filosofía, Nueva Época. Convocados por la
maestra Ninette Grosjean Landa, directora del Departamento de Filosofía, de
la Facultad de Humanidades, de la tricentaria Universidad de San Carlos de
Guatemala, atendiendo la resolución del II Congreso Centroamericano de
Filosofía, celebrado en noviembre de 2011 en la Universidad de El Salvador,
de Guatemala como país sede de la celebración del Congreso 2012.
Celebramos el III Congreso con el objetivo de:
1. Abrir un espacio de diálogo filosófico y reflexión crítica que nos
permita intercambiar experiencias de nuestra labor docente,
investigación filosófica y presentar resultados del desarrollo
académico vinculado a nuestra realidad nacional.
2. Contribuir a la integración centroamericana desde el quehacer
filosófico.
3. Realizar el congreso a la conmemoración de Guatemala Capital
Mundial de la Filosofía Año Maya Nueva Era Oxlajuj Baktun.
Y se alcanzaron los siguientes fines:
1. Los fines del III Congreso se han alcanzado con estas actividades y
contribuimos al fortalecimiento de la docencia, la investigación y
proyección de los indagadores de la filosofía de Centroamérica.
2. Facilitamos el intercambio entre docentes y estudiantes de filosofía de
las universidades de Centroamérica y de nuestra América.
3. Se han puesto al alcance de la comunidad filosófica de nuestra
Centroamérica los grandes temas contemporáneos de la filosofía.
4. Mostramos al mundo el pensamiento de los pueblos ancestrales
desarrollados por las diversas culturas de Centroamérica.
5. Contribuimos objetivamente a la exposición, debate y discusión crítica
de nuestras ideas filosóficas en Centroamérica.
En consideración de lo anterior
DECLARAMOS:
I. Dar continuidad a la celebración de los encuentros de filosofía en
las universidades públicas pertenecientes al Consejo Superior de
Universidades de Centroamericanas (CSUCA) e incorporar a otras
universidades de la región.
II. Establecer la celebración de pre-congresos un año antes de la
celebración de cada congreso bienal.
III. Proponemos reunirnos a celebrar a pre-congreso y reunión de
trabajo en la Universidad Nacional de Honduras, en la primera
semana del mes de agosto de 2013.
IV. Establecer la propuesta de Celebración del IV Congreso
Centroamericano de Filosofía, Nueva Época, en la Universidad de
Costa Rica, San José, Costa Rica, en la primera semana de
diciembre de 2014.
V. Retomar la propuesta de designación del IV Congreso
Centroamericano de Filosofía considerando la investigación del Dr.
Luis Camacho Naranjo, de I Coloquio Universitario
Centroamericano de Profesores de Filosofía, celebrado en Antigua
Guatemala, en octubre de 1964; el II Coloquio Universitario,
celebrado en Costa Rica, en noviembre de 1967; el III Coloquio
celebrado en Costa Rica, en 1977; el IV Coloquio, celebrado en
Tegucigalpa, en 1978 y el Congreso Centroamericanos de Filosofía,
celebrado en 1989, en Costa Rica. Por consiguiente, el IV
Congreso Centroamericano de Filosofía sería el IX Congreso
Centroamericano de Filosofía.
VI. Se designa como presidente de la Asociación Centroamericana de
Filosofía (ACAFI), al presidente del IX Congreso Centroamericano
en Filosofía, Dr. Álvaro Carvajal Villaplana, de la Universidad de
Costa Rica; y el vice-presidente del pre-congreso, M. A. Angelo
Moreno León, de la Universidad Nacional Autónoma de Hondura
(UNHA).
VII. Fortalecer la organización de la Asociación Centroamérica de
Filosofía (ACAFI), impulsando la creación de las asociaciones
nacionales de filosofía de Panamá, Nicaragua, Belice y República
Dominicana.
VIII. Para efectos de organización IX, se designa una junta directiva
regional conformada por los profesionales: presidente: Dr. Álvaro
Carvajal Villaplana, de Costa Rica; Vicepresidente: Ángelo
Antonio Moreno León, de Honduras; Secretario: M. A. Ricardo
Adán Molina Meza, de El Salvador; Vocal 1: Dr. Francisco Antonio
Márquez Guevara, de Guatemala; Vocal 2: M. A. Jimmy Washburn,
de Costa Rica.
IX.
Dado en Ciudad de Guatemala, en el Día Mundial de la Filosofía, el quince
de noviembre de 2012.
Dr. Álvaro Carvajal Villaplana (Presidente)
Maestro: Ángelo Antonio Moreno León (Vicepresidente)
Maestro: Ricardo Adán Molina Meza (Secretario)
Dr. Francisco Antonio Márquez Guevara (Vocal 1)
Maestro: Jimmy Washburn (Vocal 2)
Notes
[←1]
Se trata de un documento el 23 de agosto de 1514, “Requerimiento que se ha de leer a los indios
de tierra firme, que es reflejo de los juristas del siglo XVI, probablemente redactado por Juan
López de Palacios Rubios, debía ser leído a los indios, conminándoles a no poner trabas al
cristianismo; solamente si los indios lo rechazaban podían los españoles atacar” “A vosotros los
indios de este pueblo, os hacemos saber que hay un Dios y un Papa, y un Rey de Castilla, a
quien este Papa os ha dado por esclavos, y por tanto os requerimos que le vengáis a dar la
obediencia, y a nosotros en su nombre, so pena que os haremos a sangre y a fuego” Lascaris,
Constantino, Historia de la Ideas en Centroamérica, EDUCA Segunda Edición, 1982, Pág. 84.
[←2]
El Mínimum Vital publicado por primera vez en 1929 en San Salvador en Edit. Helios, y en el
mismo año en Guatemala en Talleres Gráficos Ariel Guatemala. En El Salvador se publico en
series que abordaron distintas estructuras temáticas. a) Su definición y alcance, b) Los
Fundamentos, c) Principios, d) Economía del Mínimum Vital, posteriormente por sugerencias de
Gabriela Mistral inicia el e) Proyecto del Partido Vitalista.
[←3]
CAÑAS DINARTE, Carlos. Diccionario Escolar de Autores Salvadoreños, San Salvador,
Colecciones Trigueros de León, Vol. 4, Dirección de Publicaciones e Impresos CONCULTURA
2000. pp. 237-242. Cañas Dinarte presenta datos biográficos y cronológicos de la actividad
intelectual de Masferrer.
[←4]
CONTRERAS CASTRO, Julio. Estampas del viejo San Salvador Imprenta Nacional, 1977, p.
112-113. Julio Contreras Castro fungió como Sub-Director de la Imprenta Nacional en 1931,
encargado de la Imprenta Salvadoreña, y secretario de Biblioteca Nacional hasta el golpe de
estado de 2 de diciembre de 1931. MARTÍNEZ VARGAS, Isidro. Cien Años de Actuación
Presidencial 1862-1962 El Salvador 1962 p.37. El autor es un militar que no estaba de acuerdo
con el golpe de Estado de 1931, participo defendiendo la constitucionalidad del presidente Arturo
Araujo. El libro no tiene identificada la imprenta o editorial; el autor al final anota la fecha de
julio de 1962, y aclara que solamente ha contado con colaboradores y el esfuerzo intelectual,
material y económico propio.
[←5]
CONTRERAS CASTRO, Julio. Ídem. p. 78-79.
[←6]
CONTRERAS CASTRO Julio. Estampas del viejo San Salvador Imprenta Nacional 1977 P. 76.
Se anuncio el 9 de marzo de 1931 con ajustes obligados dado la grave situación prevaleciente
desde el gobierno anterior. Se anuncio la gestión de un préstamo por dos millones de colones para
poner al día los sueldos de los empleados.
[←7]
Boletín Estadístico San Salvador. Boletines de varios años.
[←8]
Anuario Estadístico de 1930, Dirección General de Estadística, Imprenta Nacional 1931, los
datos de los indígenas se han obtenido por extrapolación.
[←9]
Censo de la población 1930. Citado por Alejandro Dagoberto Marroquín. Estudios sobre los años
treinta en El Salvador UNAM 1977 p. 48.
[←10]
PEÑA KAMPY, Alberto El General Martínez un patriarca presidente dictador, San Salvador,
Editorial Tipográfica Ramírez, El Salvador 1972, p. 21. Alberto Peña Kampi fue nombrado
locutor oficial de la Radiodifusora Nacional Y.S.S. por el General Martínez
[←11]
SCHLESINGER, Jorge Revolución Comunista Guatemala, Editorial Unión Tipográfica
Castañeda, Ávila y Cia. Guatemala 1946, p. 22.
[←12]
CASAUS ARZÚ, Marta Elena La Disputa por los espacios públicos en Centroamérica de las
redes unionistas y teosóficas en la década de 1920: La Figura de Alberto Masferrer, San
Salvador. Humanidades, No. 2 Enero Marzo, Universidad de El Salvador, 2003. p 60.
[←13]
CASAUS ARZÚ, Marta Elena Ídem. p 61.
[←14]
CHING, Erik. Comunismo, Indígenas y la Insurrección de 1932, Documento Cátedra
Historiográfica de El Salvador, Universidad de El Salvador, 2006, P. 17. El autor indaga hasta qué
punto el discurso de los gobernantes en relación a la llamada expansión soviética tiene
consistencia, y cuál es el nivel de organización del PCS en los años 30; sus investigaciones
demuestran que esas teorías solo han servido para frenar cualquier intento de reforma, y que los
trabajadores organizados tenían aciertos en los estudios agrarios y desaciertos al no lograr
hegemonía en el control de las masas saliéndose del cauce propuesto en muchos casos.
[←15]
MELGAR BRIZUELA, Luis De Cómo y Por Qué Roque Dalton llamo “Viejuemierda” a Don
Alberto Masferrer. San Salvador. Humanidades, No. 2 Enero Marzo, Universidad de El Salvador,
2003. p.12.
[←16]
LINDO, Hugo Académicos en las Letras Salvadoreñas, 1948, San Salvador La Universidad
(Carlos A. Llerena, Rector) Mayo de 1949 pp.53-77. Este autor presenta datos bio-bibliográficos
de 43 académicos humanistas entre los cuales no aparece Alberto Masferrer. Hugo Lindo 1917-
1985, la omisión del profesor Masferrer como se le mencionaba en los ámbitos académicos
magisteriales parece que no tenia espacio en las elites intelectuales universitarias, acogida que si
logro en el magisterio de educadores.
[←17]
Masferrer, Alberto Obras Escogidas, Doctrina del Mínimum Vital, San Salvador, Editorial
Universitaria, Tomo II, El Salvador 1971, p.58.
[←18]
MASFERRER, Alberto. Ídem. pp. 59-60.
[←19]
HANDAL, Shafick 60 años jóvenes en la lucha por la Democracia y el Socialismo San
Salvador, Ediciones Alternativa 1992 p.10-11.El Partido Comunista de El Salvador P.C.S. fue
fundado el 30 de marzo de 1930, Luís Díaz (Carpintero) fue su Primer Secretario General, luego
Narciso Ruiz (panadero), Secretario General Interino Farabundo Marti, posteriormente Narciso
Ruiz, Miguel Mármol, Medardo Mejia (Intelectual hondureño), Julio Fausto Fernández
(Intelectual), Alejandro Dagoberto Marroquín (Intelectual), Daniel Castaneda (Sastre), Salvador
Cayetano Carpio (Panadero), Shafik Jorge Handal, y a su disolución en el IX congreso el 5 agosto
1995 José Luís Merino.
[←20]
DALTON GARCÍA, Roque Miguel Mármol, Los Secesos de 1932 en El Salvador. Edit.
Universitaria Centroamérica, Segunda Edición El Salvador. 1982. p.76.
[←21]
LÓPEZ, Matilde Elena Prólogo a Alberto Masferrer Obras Escogidas, San Salvador, Edit
Universitaria 1971, p. 24. ARIAS GÓMEZ, Jorge, Guión del Movimiento Sindical, 1963 p.6;
Arias Gómez refiere que la luchas de la Regional propiciaron el gobierno democrático de Pío
Romero Bosque y la elección participativa de Ing. Arturo Araujo, por ejemplo; La ley de
Protección a los empleados de comercio, 31-05-1927; la Ley de Registro de Agrupación Obreras y
Gremiales y Ley de Creación de Juntas de Conciliación, 15-06-1927; Ley de Horas de Trabajo 13-
06-28; entro en vigencia en 1929.
[←22]
ACUÑA ORTEGA, Víctor Hugo Clases Subalternas y Movimiento sociales en Centroamérica
(1870-1930) Historia General de Centroamérica T. IV, San José FLACSO 1994. P.297.
[←23]
CONTRERAS CASTRO Julio. Estampas del viejo San Salvador Imprenta Nacional 1977 P.
112-113. El manifiesto militar es reproducido en su totalidad con 41 firmas y en paréntesis dice
firman 700 libertadores más, el manifiesto fue elaborado en la Talleres Gráficos Cisneros.
[←24]
LÓPEZ BERNAL, Carlos Gregorio. Alberto Masferrer y Augusto Cesar Sandino: Espiritualismo
y Utopía en los años veinte, en Rev. Humanidades IV Época Numero 2, Enero, Febrero, Marzo.
2003 P.47. López Bernal se fundamenta en Teresa Masferrer de Miranda Mi hermano no abjuro de
sus ideas Repertorio Americano, T. 25, No.19. Nov. 1932. p.299.
[←25]
ACUÑA ORTEGA, Víctor Hugo Clases Subalternas y Movimiento sociales en Centroamérica
(1870-1930) Historia General de Centroamérica T. IV, San José FLACSO 1994 p.350.
[←26]
ANDERSON, Thomas, El Salvador 1932, Los Sucesos Políticos, San Salvador, Dirección de
Publicaciones e Impresos CONCULTURA El Salvador 2001, p.133.
[←27]
PÉREZ BRIGNOLI Héctor, La Rebelión Campesina de 1932 en El Salvador en Thomas
Anderson El Salvador 1932 los Secesos políticos CONCULTURA, El Salvador 2001 p.39.
[←28]
ACUÑA ORTEGA, Víctor Hugo Clases Subalternas y Movimiento sociales en Centroamérica
(1870-1930) Historia General de Centroamérica T. IV, San José FLACSO 1994 P.368.
[←29]
MASFERRER, Alberto La tierra que tenemos en Obras Escogidas Editorial Universitaria Tomo
II. El Salvador 1971, p.422. Masferrer se refiere a Henri George (1839-1897), Escritor, sociólogo
Norteamericano, Tipógrafo, buscador de oro, inicio su carrera de escritor como articulista sobre la
muerte de Lincoln, Fundo el diario The San Francisco Post, defendió la causa obrera y fundo el
Labor Party, se le conoce universalmente por la “teoría del impuesto único” presentada en su libro
Progreso y Miseria (1879) y en “¿Proteccionismo o libre Cambio?” Citan a Henri George T.
Anderson El Salvador 1932, CONCULTURA, p.132, Jorge A. Gómez Farabundo Martí
EDUCA 1972, p. 87.
[←30]
MASFERRER, Alberto La tierra que tenemos. pp. 419-422.
[←31]
ACUÑA ORTEGA, Víctor Hugo Clases Subalternas y Movimiento sociales en Centroamérica
(1870-1930) Historia General de Centroamérica T. IV, San José FLACSO 1994 p.290.
[←32]
ACUÑA ORTEGA, Víctor Hugo. Ídem. P.316.
[←33]
FORNET-BETANCOURT, Raúl; “Filosofía Intercultural” en Salas A., Ricardo, (Coordinador),
Pensamiento crítico latinoamericano: conceptos fundamentales, tomo I, Editorial Universidad
Católica Silva Henríquez, Santiago, 2005, Pág. 399.
[←34]
FORNET-BETANCOURT, Raúl; “Lo intercultural: el problema de su definición”, 2005, en
<http://www.aulaintercultural.org>, [consulta: noviembre 2007], Pág. 158.
[←35]
FORNET-BETANCOURT, Raúl; Transformación intercultural de la filosofía: ejercicios teóricos y
prácticos de filosofía intercultural desde Latinoamérica en contexto de la globalización, Desclée
de Brouwer, Bilbao, 2001, P. 39.
[←36]
....proceso de formación de la existencia humana como subjetividad participativa y valorante,
entendiendo por ésta el ordenamiento comunitario mediante el cual la existencia humana se va
calificando como un sí mismo que, justo por ser en su propia subjetividad o conciencia (de sí) una
existencia que se sabe como siendo ya en relación con otro…” en FORNET-BETANCOURT, Raúl
(Editor), Resistencia y solidaridad: globalización capitalista y liberación, Trotta, Madrid, 2003,
Pág. 56.
[←37]
MALAVASSI, Guillermo; Comprender Lo comprensible (tomos I y II), ICECU Editores, San José
de C. Rica, 1978.
[←38]
Cf. SUÑOL, Julio; Milagro en la cintura de América: un millón de preguntas y respuestas,
Editorial Universidad Autónoma de Centro América, San José de Costa Rica, 2002, Págs. 90-91,
140-141.
[←39]
Según las entidades de prestigio internacional Franklin Book y Pan American Union, el Libro-
Almanaque Escuela Para Todos, es el de más alta circulación en español en América. Cf. Ibíd.,
Pág. 141.
[←40]
MALAVASSI, Guillermo; Op. Cit., Tomo II, Pág. 172.
[←41]
De aquí en adelante nombrado con las siglas EPT.
[←42]
BIRULÉS, Fina; “Responsabilidad Política. Reflexiones en torno a la acción y la memoria”, en El
Reparto de la Acción. Ensayos en torno a la responsabilidad, Cruz, Manuel, R. Aramayo, Roberto
(Coordinadores), Editorial Trotta, 1999, Págs. 141-152
[←43]
SALVAT, Pablo; El porvenir de la equidad. Aportaciones para un giro ético en la filosofía política
contemporánea, LOM ediciones, Santiago de Chile, 2002, Págs. 205-215
[←44]
En completa sintonía con las propuestas de Informe Mundial de Desarrollo Humano 2004
(PNUD), titulado La libertad cultural en el mundo de hoy, que recoge el aporte conceptual de
Amartya Sen, redactor del capítulo primero
[←45]
Articulación orgánica de dos o más conjuntos de códigos discursivos culturales que celebran
diálogo en mutua traducción.
[←46]
MÜLLER-STACHOWSKI, Diezmar; Extractos seleccionados de Lernen durch Fragen (Aprender
preguntando). Comunicación social e incomunicación entre los campesinos de Centroamérica
tomando como ejemplo el Instituto Centroamericano de Extensión de la Cultura en Costa Rica,
Munich, 1981, traducidos del alemán al español por Lorenz Lill
[←47]
SALVAT, Pablo; Op. Cit., Pág.198
[←48]
TOMASINI, Alejandro. “Perspectivas de la Filosofía Actual en Nuestra realidad”; en: La
Filosofía Hoy; Facultad de Filosofía y Letras UNAM, México, 1993. Pág. 51.
[←49]
Ibídem.
[←50]
ZEA, Leopoldo. “La filosofía Americana Como Filosofía sin Más”; México: Siglo XXI, 1980.
Pág. 40.
[←51]
SALAZAR BONDY, Augusto. “¿Existe una filosofía de nuestra América?”; México: Siglo XXI,
1979. Pág. 125
[←52]
ZEA, Leopoldo. “Dialéctica de la conciencia americana”. México: Alianza Editorial Mexicana,
1976. Pág. 225.
[←53]
GRACIA, Jorge. “El Análisis Filosófico”, en: El Análisis filosófico en América Latina, J. Gracia;
E. Rabossi, M. Dascal. Editorial Fondo de Cultura Económica, México 1985. Pág. 19.
[←54]
Ibídem. Pág. 17.
[←55]
Ibídem Pág. 17.
[←56]
BUNGE, Mario. “Ser, Saber, Hacer”. Editorial Paidós Mexicana S.A.; México, 2002.
[←57]
Ibídem.
[←58]
Ibídem.
[←59]
FORNET-BETANCOURT, Raúl. “Estudios de Filosofía Latinoamericana”. Universidad
Autónoma de México; México, 1992. Pág. 55.
[←60]
HUSSERL, Edmund. La Filosofía en la Crisis de la Humanidad Europea. D’aquesta edición:
Universidad de Valencia, 1995. Pág. 53
[←61]
Ibídem.
[←62]
FORNET-BETANCOURT, Raúl. “Estudios de Filosofía Latinoamericana”. Universidad
Autónoma de México; México, 1992. Pág. 55.
[←63]
Ibídem. Pág. 66.
[←64]
DUSSEL, Enrique. “Hacia Una Filosofía Política Crítica”. Editorial Desclée de Brouwer,
España, 2001. Pág. 84.
[←65]
BUNGE, Mario. “Ser, Saber, Hacer”. Editorial Paidós Mexicana S.A.; México, 2002.
[←66]
Hinkelammert, F. El sujeto y la ley. El retorno del sujeto reprimido. EUNA, Heredia, 2005. Pág.
464. Todo el desarrollo de la conditio humana queda plasmado entre las páginas 454-465.
[←67]
Hinkelammert, F. El nihilismo al desnudo. Los tiempos de la globalización. LOM, Ed. Santiago de
Chile, 2001. Pág. 277-78
[←68]
Fernández Nadal, E.: “Crítica y utopía en la filosofía de Franz Hinkelammert” Revista Realidad,
102, Septiembre-Octubre 2004. Pág. 729.
[←69]
Cf. Hinkelammert, F. Armas ideológicas de la muerte, Dei, San José, 19772. Págs. 238-267.
Aquí el lector puede ver un mayor tratamiento del tema.
[←70]
Cf. Hinkelammert, F. Crítica de la razón utópica. Dei, San José, 19902. Pág. 23.
[←71]
Hinkelammert, F. Crítica de la razón utópica. Op. Cit. Pág. 27
[←72]
Hinkelammert, F. Crítica de la razón utópica. Op. Cit. Pág. 23.
[←73]
Cf. Mondragón González, A. “Ernst Bloch: El peregrino de la esperanza” En Revista Estudios
Políticos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México,
enero- abril de 2005. Consultado en www.centrogramsci.com/articulos.php?Articulo=14 con
acceso el 24 julio 2011.
[←74]
Hinkelammert, F. Crítica a la razón utópica Op. Cit. Pág. 13
[←75]
Acosta, Y. “Vigencia de la filosofía de Kant en dos expresiones actuales de la inteligencia
filosófica en América Latina: Arturo Andrés Roig y Franz J. Hinkelammert” En Revista Estudios
de Filosofía Práctica e Historia de las ideas. INCIHUSA / Mendoza; Año 7 / N° 8 / Diciembre
2006.
[←76]
Para el desarrollo completo de esta afirmación ver Molina Velásquez, Carlos: “Sujeto viviente y
ética del bien común. El pensamiento ético de Franz Hinkelammert”. Tesis doctoral presentada
en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Centroamericana José
Simeón Cañas, 2006. Disponible en http://www.uca.edu.sv/filosofia/index.php?cat=7&searchk=M
[←77]
Hinkelammert, F. Crítica a la razón utópica Op. Cit. Pág. 145.
[←78]
Invitamos al lector a remitirse al Artículo de nuestra autoría, publicado en la Revista CAXA
REAL de la Editorial Universitaria de la UNAH de diciembre del 2006 y de enero del 2007 y
cuyo título es “¿Cuál es la utilidad de la clase de filosofía?”
[←79]
Recordemos que quienes enseñan filosofía en educación media y en la universidad son
profesionales de diferentes áreas (de la UPN, de la UNAH o de cualquier otra universidad), que no
han seguido una formación filosófica y que muchas veces se ven obligados, por completar la carga
académica a “dar” la clase de filosofía, sin poseer la formación necesaria para ello.
[←80]
MORENO, Angelo (2006-2007) ¿Cuál es la utilidad de la clase de filosofía; en Caxa Real,
Revista Histórico-Literaria de la Editorial Universitaria UNAH, Números 46 y 47
[←81]
Este tema se incorpora como aspecto complementario a la temática expuesta y que el autor cita.
[←82]
La percepción errada que ciertos colegas docentes tienen sobre la clase de filosofía es que se trata
de una “clase general” y que el maestro es un “generalista”, que sabe de cultura general. En
cambio los demás docentes son “especialistas” en cada campo específico.
[←83]
Esta naturaleza en el sujeto que es planteada por Kant, no obstante, adolece de algunas nociones
elementales que apuntan a una insuficiencia en el planteamiento kantiano respecto de este tema.
Como es sabido, a partir de la crítica de Hegel, ha sido señalado en múltiples ocasiones el asunto
del olvido de la corporalidad en la filosofía kantiana. En la estela del hegelianismo, el filósofo
argentino Roberto Fragomeno, por ejemplo, ha señalado las inconsistencias de esta supuesta
corporalidad kantiana, pues en realidad se trata de una “corporalidad” que no piensa, no tiene
génesis, y sólo tiene un origen desconocido.
[←84]
“Rafael Heliodoro Valle publicó por primera vez parte de la correspondencia que existía en el
British Museum y en el University College de Londres; ver Cartas de Bentham a Valle (México,
Editorial Cultura, 1942), pp. 128-143. Más tarde, en las Cartas de José Cecilio del Valle
(Tegucigalpa, Universidad Nacional Autónoma de Honduras, 1963) se publicaron otros materiales
y Juan Valladares otros más en El pensamiento económico de José Cecilio del Valle (Tegucigalpa,
Publicaciones del Banco Central, 1958). Los materiales autógrafos se incluyeron después en
Cartas autógrafas de y para José Cecilio del Valle (México, Editorial Porrúa, 1978), pero un
estudio completo de este epistolario está aún por hacerse” (García Laguardia, s.f., pp. 131-132).
[←85]
Bernardino de la Trinidad González Rivadavia y Rivadavia (Buenos Aires, 20 de mayo de 1780 –
Cádiz, 2 de septiembre de 1845) fue Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, entre
el 8 de febrero de 1826 y el 7 de julio de 1827. “Recordando a Rivadavia, a quien Bentham
estimada especialmente, le dice [a Valle] que ‘en cuanto a aptitudes intelectuales, teniendo en
consideración las oportunidades que él (Rivadavia) ha tenido aquí y en Francia y sus habilidades
naturales no puedo imaginar que tenga su igual en la América Española, pero gracias a las
aptitudes morales, además de las intelectuales usted es en cierto modo mi única esperanza”
(García Laguardia, s.f., p. 133)
[←86]
La carta se encuentra en (Williford, 1980).
[←87]
Refiriéndose a la Sociedad de Amigos de la Patria
[←88]
Se refiere, como el mismo dice en nota a pie, a De Maupertuis, Filósofo, matemático y astrónomo
francés, fallecido en 1759.
[←89]
Mr. Thomas en el discurso que pronunció el día de su recepción en la Academia Francesa. (Nota
de Valle)
[←90]
Véase la intervención de un destacado historiador guatemalteco en la conferencia de Gómez,
2008.
[←91]
Esta argumentación ya se expuso en una publicación anterior sobre el tema, véase J. Washburn,
2009, pp. 19-28.
[←92]
Esta expresión cuenta con un uso específico dentro del ensayo, y la usamos sin un examen
suficiente que la ampare. Con ella quiero referirme a la determinación de un objeto de estudio
desde el interior de una práctica epistémica (elaboración de conocimientos), con el fin de realizar
actividades convergentes para una mayor o mejor comprensión de dicho objeto. La idea de campo
de estudio habla de delimitaciones epistémicas legitimadas por autoridades. Acá pensamos que la
historia de la filosofía es un campo de estudio ya que exige de sus estudiosos unas delimitaciones
justificativas.
[←93]
A este respecto, la acción conquistadora y la colonia son referentes imprescindibles para que
nuestras sociedades se conozcan.
[←94]
En la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, los cursos de historia de la filosofía
son administrados por la Sección de Historia del Pensamiento. Hago mención de este hecho para
mostrar cuán acostumbrados podemos estar al uso de ciertas categorías o expresiones, al punto de
perder de vista diferencias y problematicidades concomitantes.
[←95]
A este respecto, algunos ejemplos interesantes reclaman su mención: Georges Canguilhem, Hans
Georg Gadamer y Michel Foucault no eran médicos y los tres investigaron acerca de la práctica
médica. Caso distinto el de Thomas Kuhn, quien primero fue físico y luego historiador de la
ciencia, pero al hacer ese pase se inserta en el terreno de la historia del pensamiento o de la
filosofía. Estos pocos casos muestran poca rigidez de las fronteras disciplinarias, así como
flexibilidad, son relativas y eventualmente prescindibles, por lo que la implicación de la historia
de la filosofía para hacer filosofía no cae por su propio peso.
[←96]
Ha ganado terreno dentro de la ciencia histórica, una vertiente de investigación conocida como
historia de los conceptos, cuyo objeto propio es el estudio de los conceptos y su articulación
sincrónica y diacrónica, junto con las diversas significaciones relacionadas con el uso concedido.
La preocupación por defender predios posiblemente ya carezca de sentido o simplemente resulta
insostenible, por lo que la incursión de la Historia en materias que hasta hace poco se hubiera
pensado que eran competencia del historiador de la filosofía, obliga a pensar en trabajos
colectivos, interdisciplinarios. Así las cosas, el quehacer filosófico también sufre modificaciones
ya que su objeto propio involucra otros abordajes.
[←97]
Se habla de los filósofos en general, pero hay consciencia que no hay homogeneidad dentro del
mundo de la filosofía, al contrario, la constatación más fácil de hacer es la diversidad de
tradiciones. Por consiguiente, aunque acá se defiende una idea de la filosofía con la cual
concederle un papel al estudio de la historia de la filosofía, al mismo tiempo, justificaciones
contrarias se sostienen.
[←98]
Más adentro, más abajo, más arriba, en cualquier sitio. Las generaciones sin fin de pensamiento
han recurrido a las metáforas de lugar. El pensamiento medieval, por ejemplo, instauró la
distinción entre el adentro y el afuera del alma: el cuerpo es el exterior y Dios habita en el
interior. Nos interesa dejar en claro que uno de los rasgos de la filosofía es conducir vía
pensamiento a otro sitio que no sea el inmediato y distinguirse de él.
[←99]
La idea de práctica acá defendida se relaciona con un quehacer encargado de imaginar y proponer
cursos de acción (interrelaciones, modos de convivencia, entendimiento, mayor florecimiento de
la vida humana, etc.), por lo que no se trata de ese significado que pone en relieve el hacer o
producir cosas, cuyo patrón de racionalidad seguido es el de arreglo a fines y la meta es un
resultado o producto exitoso (traducible la más de las veces en producción de riqueza económica o
material). Puede ser que el cometido de la filosofía tenga algo de tecné, , ya que la tarea del
pensamiento exige un dominio, una cierta experticia para pensar, aun cuando no pueda decirse que
la filosofía se haga de una sola manera o que no admita materiales muy diversos. En todo caso, la
filosofía es una construcción a posteriori, en segundo grado, que supone pensamientos
antecedentes expresados en formas muy diversas (narraciones, testimonios, denuncias, literatura,
estudios científico-sociales, etc.).
[←100]
La tesis 11 sobre Feuerbach afirma que hasta ese momento los filósofos sólo se habían ocupado de
interpretar el mundo, y habían dejado de lado su transformación.
[←101]
Un rasgo de la posmodernidad es la comunión de esfuerzos (permítaseme este modo más
amigable de decir las cosas) en que han incurrido la filosofía con las ciencias naturales y sociales.
Cada vez más el trabajo académico es más fácil pensarlo en términos multidisciplinarios, con
fronteras muy elásticas o casi inexistentes. Por lo que no se defiende acá un saber filosófico
consistente en un discurso técnico en manos de profesionales, sino en un saber que se sabe en
cooperación con otros saberes distintos. Es una noción débil de la filosofía pero permite su
adaptación y la capacidad de descubrir nuevas tareas por hacer. Es una noción que no omite su
estudio como tal, ni borra la utilidad del filósofo en las sociedades. Solamente advierte de un
estado de cosas que no puede obviarse y que sí podría ser muy nocivo para la filosofía misma.
[←102]
Afirmar que las sociedades se piensan no reclama instancias oficiales con las cuales llevar a cabo
esos ejercicios de auto comprensión, antes bien, apelamos a esa infinidad de experiencias de
autoconocimiento aportadas por todos los saberes cultivados socialmente.
[←103]
GAVIDIA, FRANCISCO. “Estudio sobre la personalidad de Rubén Darío. Discursos, Estudios y
Conferencias. Op. Cit. Pág. 244.
[←104]
GAVIDIA, FRANCISCO. Discursos, estudios y Conferencias. Op. Cit. Pág. 24.
[←105]
GAVIDIA, FRANCISCO. “Estudio sobre el símbolo” La Quincena, S.S. No. 21, 1904.
[←106]
GAVIDIA, FRANCISCO. Discurso, Estudios y Conferencia, Op. Cit. Pag. 47-50
[←107]
HEGEL, GUILLERMO. “Ciencia de la Lógica” Hachete, México, 1964, Tomo I, pág. 47.
[←108]
HEGEL, GUILLERMO. “Ciencia de la Lógica” Hachete, México, 1964, Tomo I, pág. 47.
[←109]
GAVIDIA, FRANCISCO. “Escritos en 188” Op. Cit. Página 81.
[←110]
HEGEL GUILLERMO F. “Filosofía del Espíritu” Op. Cit. Página 469.
[←111]
GAVIDIA, FRANCISCO.- “Estudio sobre símbolo” La Quincena No. 21, 1904.
[←112]
GAVIDIA, FRANCISCO.- “El Liberal” No. 4, SS.1901, p.l.
[←113]
GAVIDIA, FRANCISCO.- “Estudios, Discursos y Conferencias”. Op. Cit. Pág. 13.
[←114]
GAVIDIA, FRANCISCO.- “Estudios, Discursos y Conferencias”. Op. Cit. Pág. 13.
[←115]
GAVIDIA, FRANCISCO.- Discursos, Estudios y Conferencias Op. Cit. Pág. 60
[←116]
FRONDIZI, R. GARCIA, JORGE. “Antología, el Hombre y los Valores de la Filosofía
Latinoamericana” Edit. Fondo de Cultura económica. México 1975, pág. 11.
[←117]
FRONDIZI R. GARCIA, JORGE. Ibiden. Pág. 16
[←118]
Revista ALERO. Rama Ángel. “Una muerte monstruosa: Roque Dalton”. Universidad de San
Carlos. Guatemala. Nº.18.Revista bimensual. Mayo-junio. 1976. Pág. 64.
[←119]
Dalton Roque. “Historias prohibidas de pulgarcito”. 1ª Edición 1974. Siglo XXI. Editores. Pág.
73-81.
[←120]
Revista Nacional de Cultura. MINEDUC. Caracas, Venezuela, 1963,pág. 174.
[←121]
Compilación de Asociación de Estudiantes de Letras. Ediciones Certamen. San Salvador, El
Salvador, 1988.
[←122]
Dalton Roque. “La ventana en el postro”. Editorial Universitaria. Colección Literatura.
Universidad de El Salvador.
[←123]
Revista “Hoja”. Guerra Trigueros A. Ministerio de Cultura. Abril 1956.
[←124]
Dalton Roque. Las Historias Prohibidas del Pulgarcito. Siglo Veintiuno. Editores, 5ª. Edición
.México. 1980. pp. 211.
[←125]
Lungo, Mario. El Salvador 1981-1984 la Dimensión Política de la guerra. UCA Editores, 2ª. Edic.
1986. p. 30
[←126]
Orden General No. 1 Comandancia General del Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional.
[←127]
ARMSTRONG, ROBERT. El Salvador el rostro de la Revolución. UCA Editores, El Salvador,
1986. p. 101.
[←128]
Robert H. Kupparman Asociates, Inc. Low Inte3nsity Conflict. Preparado para U.S. Army
Training and Doctrina command, Vol. 1, Main Report, Julio 30, 1983 Contract No. Dabt 60-83-C-
0002.p. 21-22.
[←129]
Gregorio Selser, Informe Kissinger contra Centro América. México. El Día en Libros. 1984.
pp.241-252.
[←130]
Marroquín, Alejandro Dagoberto. Panchimalco, Editorial Universitaria: 1959, PP 12
[←131]
Marroquín, Alejandro Dagoberto. San Pedro Nonualco, Investigación sociológica, Editorial
Universitaria, San salvador 1964. P. 7
[←132]
Marroquín, Alejandro Dagoberto. El individualismo Cartesiano y la coacción social. Conferencia
dictada el 18 de octubre 1937 en la Universidad de El Salvador. Revista La Universidad Editorial
universitaria, San Salvador p. 113
[←133]
Op. Cit.P. 134