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Los residuos son producidos por las actividades humanas, esto produce efectos
perjudiciales en la salud, medio ambiente, y la estética del entorno. La gestión de
residuos involucra sustancias sólidas, líquidas o gaseosas con diferentes métodos.
¿Qué es un vertedero?
Tipos de vertederos
Los vertederos no controlados son depósitos que suelen estar en cualquier explanada
retirada, barranco, agujero, margen de río, donde se descargan de cualquier forma los
residuos. Este tipo de vertido puede ser realizado tanto por particulares que desean
perder algunos objetos de vista de la forma menos costosa posible, o como algunos
municipios pequeños, que debido a la falta de medios gestionan de esta forma sus
residuos urbanos.
Los vertederos controlados son depósitos en los que existe una impermeabilización
total del suelo, unos sistemas de canalización de lixiviados y tuberías que recogen el
biogás que se forma en su interior (pudiendo realizar un aprovechamiento energético de
este gas). Este tipo de vertederos es la última opción, para aquellos residuos que no
pueden ser utilizados, reciclados, ni valorizados de otra forma, así como para los
rechazos de los sistemas de tratamiento (compostaje e incineración).
Función
Para preparar la zona de vertido es necesario realizar una serie de operaciones que
permitan dejar el terreno en condiciones de recibir los residuos. Básicamente, estas
operaciones y sus características son las siguientes:
– Báscula: es necesaria para conocer de forma precisa los residuos que aportan al
vertedero cada uno de los municipios a fin de poder repartir los costes.
– Servicios: cada vertedero debe disponer de una serie de servicios auxiliares, como son
los de agua, luz y teléfono.
Este sistema presenta como ventajas la reducción del volumen de los residuos y un
menor asentamiento del relleno.
Antes de depositar los residuos en el vertedero se realiza una trituración de los mismos
en instalaciones aparte, llegándose a la obtención de pequeños fragmentos. De esta
forma se obtiene una masa más homogénea y con menores huecos, aumentando la
densidad del relleno. Si el tamaño de los fragmentos es demasiado pequeño, la
compactación puede ser tan alta que la aireación es prácticamente imposible,
produciéndose preferentemente degradaciones anaeróbicas con formación de bolsas de
gas. Por el contrario, si los fragmentos son muy grandes, puede no reducirse de forma
significativa el volumen total ocupado por los residuos.
– Una vez rematada la vida útil del vertedero se sigue realizando un control de acceso,
con el fin de evitar nuevos vertidos.
– Control de la extracción de los gases, ya que algunos vertederos pueden ser necesarios
para evitar la migración incontrolada de los mismos.
Polvo y olores.
Ruidos.
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