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Resumen Persello

Sociedad y Cultura (Universidad de Palermo)


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Los gobiernos radicales: debate institucional y práctica política


Ana Virginia Persello

Ley Sáenz Peña de 1912 (voto secreto y obligatorio) provocó el cambio de un sistema político
que funcionaba de manera excluyente a otro de participación ampliada.
1916. Hipólito Yrigoyen y Pelagio Luna. Marcelo T. de Alvear 1922. Yrigoyen y J.E.
Martínez 1928.

Esta apertura política trajo consigo una serie de debates que tendrán que ver con las
transformaciones que se estaban dando en la vida política.
Es decir, la construcción de un sistema político democrático que pusiera en acto los
principios representativo, republicano y federal inscriptos en la Constitución y lo que
ahora se enfrentaba era el desafío de establecer que contenido se le daba a cada uno de estos
términos.

El debate atravesaba el diseño institucional.


Se discutía el principio de legitimidad del gobierno representativo.
Se oponía el presidencialismo con el parlamentarismo en relación al lugar de la soberanía.
La forma que debía adoptar el sistema electoral
La separación o el involucramiento de la política con la administración

El gobierno representativo: partidos políticos


La ampliación del sufragio situó a los partidos políticos en el centro de la escena política.
La prensa, las organizaciones políticas y los publicistas demandaban la organización de
partidos permanentes y orgánicos (modelo Inglés y norteamericanos)

Los estatutos de 1892 de la UCR –independientemente de su funcionamiento en la


prácticaproponían conformar una agrupación permanente, principista e impersonal y
establecer un gobierno descentralizado, dándole al partido una estructura federativa con
base en los clubes (comités)

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Se diferenciaban del PAN (Partido Autonomista Nacional) constituido por grupos de


notables, sin dirección centralizada cuyos candidatos a presidente, gobernadores y senadores
surgían a partir de acuerdos sin ninguna normativa (era el grupo de poder que recurría al
fraude)

Creencia en la capacidad regeneradora de la ley. La reforma electoral constituiría a los


partidos políticos.
Sin embargo los sectores gobernantes tenían cierta incertidumbre en relación al futuro
político (que después se va a materializar). Se temía la dispersión de conservadora (fracasó
el intento unificador que tenía como eje al Partido Demócrata Progresista que se constituyó
en 1914) y la hegemonía del sector radical liderada por Yrigoyen.

El triunfo radical oscurecerá la visión optimista de aquellos que formando parte de los
sectores conservadores y liberales apoyaron la ampliación del sufragio.

Pero no sólo los sectores conservadores se dispersarán sino que también entre 1916 y 1930
lo harán la UCR y los socialistas.

El partido gobernante
El radicalismo se enfrentaba a su nuevo rol como partido de gobierno. Esto lo obligaba a
ocupar escenarios que le eran ajenos como el Parlamento y la burocracia estatal.
(Esto implicaba la superación del plano de las abstracciones y pasar al de las realizaciones
concretas)

El radicalismo se había constituido como partido de oposición y aún inscripto en la propia


legalidad oligárquica era permanentemente escamoteado por prácticas excluyentes.

Alem se inscribía gruesamente en la tradición liberal. Asumía la defensa del individuo


frente al Estado y de los municipios y las provincias frente al gobierno central.
La intervención excesiva del Estado iba en contra de la libertad individual.

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Los poderes del gobierno central debían tener carácter excepcional porque no era allí donde
residía la soberanía sino en el Parlamento.

Yrigoyen, a diferencia de Alem, se preocupaba por la construcción de la Nación como


instancia privilegiada de articulación posibilitando la síntesis y agregación del conjunto
social. El radicalismo resultaba, para este último, un anhelo colectivo, una fuerza moral, una
“causa” que tenía una misión histórica: construir la Nación. Si bien las autonomías eran
deseables son subsumibles a este objetivo previo.

El partido se iba constituyendo como una organización que se pretendía impersonal


diferenciándose de los personalismos de cuño oligárquico pero también como una fuerza que
pretendía monopolizar la construcción de la Nación.
Esta es la primera tensión inscripta en los orígenes de la UCR y donde se funda la escisión
del partido en 1924 entre personalistas y antipersonlaistas.

La disputa era donde residía el verdadero radicalismo: en la “causa” sintetizada en su líder o


en el partido.

La gestión yrigoyenista comenzó a ser puesta en cuestiones a fines de 1918 donde se redactó
algunos puntos que fundamentaban la misma:

1) ausencia de programa, de ideas y principios.


2) ausencia de autoridades centrales en el partido y su reemplazo por una jefatura
indiscutida (confusión entre partido y gobierno).
3) retracción de militantes prestigiosos en los comités que eran reemplazados por
empleados públicos o aspirantes al mismo.

La escisión anti-personalista estaba en marcha aunque recién se consumó en 1924.

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Elecciones de 1922. Formación del Partido Principista que convocaba al radicalismo a


reorganizarse de acuerdo a sus principios fundacionales que consideraba traicionados por el
yrigoyenismo.

Con la asunción de Alvear como presidente las tensiones al interior del partido se agudizaron
y se trasladaron al Congreso.

La proclividad o no al acuerdo con el anti-personalismo dividió al socialismo, dio lugar a la


formación del Partido Socialista Independiente y generó divergencias en el conservadurismo.

El Parlamento

En el parlamente también se replicaron las disputas entre personalistas y anti-personalistas.


Todos los partidos desplegaban sus propias rencillas y además se posicionaban frente a las
rencillas de los demás partidos.

Lo que estaba en discusión en el interior del Parlamento era la definición del gobierno
representativo. Este debate ponía en cuestión el lugar de los partidos como canales de
mediación del sistema político.

Representación de que… ¿de la agrupación política (partido) por la cual se llegó al


Parlamento o del pueblo de la Nación?

El bloque puede constituirse y la disciplina operar en función de una definición programática


(Partido Socialista)

Partido Radical: un sector exigía la separación entre partido y gobierno.


El gobierno era personal y por ende ajeno a la tradición del partido que se basaba en el repudio
del personalismo. En este sentido la acción parlamentaria podía chocar con el gobierno
(presidente)

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El grupo más numeroso se sentía solidario con el mandato por el cual Yrigoyen fue ungido.

Durante todo este período habrá una tensión entre la nueva ingeniería institucional
propuesta por la ampliación del sufragio a través de la Ley Saenz Peña con las prácticas
concretas que se desplegaron a partir de la misma.

De ahí que, frente a la ausencia de partidos políticos orgánicos y disciplinados, algunos


propondrán la modificación de la Ley mientras que otros querrán derogarla

La ley 8.871 estableció la lista completa combinada con el secreto y la obligatoriedad del
sufragio y el mecanismo plurinominal.

El principio republicano: la relación Ejecutivo / Legislativo

Se podía reconocer un desequilibrio entre la labor legislativa y el debate político. Este último
insumía la mayor cantidad de tiempo en ambas Cámaras.
El Radicalismo culpaba a la oposición por obstruir la sanción de las leyes mientras que la
oposición culpaba al oficialismo por trasladar al recinto las disputas internas del partido y a
la sujeción del partido al Ejecutivo.

Yrigoyen se mostraba reacio a que sus ministros concurriesen al Congreso a las


interpelaciones que por aval de la Constitución podía convocar los legisladores.
Tampoco concurría a las aperturas de las sesiones del Congreso. En cambio Alvear concurrió
a todas. Esto mostraba la diferencia entre uno y otro presidente con respecto a que lugar tenía
el Parlamento para cada uno. En definitiva, donde estaba puesto el peso del gobierno.
Además, Yrigoyen constantemente intervenía a las provincias en el receso parlamentario.

El grupo personalista esgrimía, en última instancia, el principio de supremacía de la


voluntad popular sobre el de la división de poderes.

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Se acusaba al Senado de ser lento y el ejecutivo sostenía que entre tener que aceptar los
tiempos de la división de poderes o gobernar de acuerdo a la voluntad popular, elegía esto
último. El planteo de los anti-personalistas se acercaba más al de los conservadores quienes
proponían un mayor predomino del legislativo por sobre el poder ejecutivo.

La relación Nación / Provincias: el principio federal

La doctrina de Yrigoyen sobre la intervención de las provincias se sustentaba en la idea de


que la soberanía era indivisible.
El gobierno tenía una misión histórica que cumplir: la reparación. Las intervenciones iban a
las provincias a restaurar las autonomías provinciales, es decir, de colocar a los pueblos
en las condiciones de darse sus propios gobernantes que, hasta el gobierno radical, eran
elegidos por agentes del poder central.

Por el contrario, la oposición creía que dichas intervenciones lo único que hacían eran
engrosar el poder presidencial y eran vistas como actos de violencia.

Las intervenciones a las provincias gobernadas por conservadores se sustentaban en que esos
gobiernos eran producto del fraude y era necesario, por tanto, devolverle al pueblo la
soberanía.
En general las intervenciones tenían que ver con las disputas entre poderes: gobernadores que
clausuraban a las legislaturas o legislaturas que desconocían el gobernador.

Para los personalistas el equilibrio ente gobierno y pueblo está por sobre el principio federal.

Administración y política

Previo a la sanción de la Ley Sáenz Peña el mismo movimiento que pugnaba por la
democratización del sistema político exigía moralidad administrativa. Ambos procesos eran
pensados simultáneamente y la crítica al comportamiento administrativo era indisociable de

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la impugnación a las prácticas políticas (sujetarse a reglas claras, eliminar la arbitrariedad y


las clientelas)
Se aludía al exceso de personal reclutado bajo forma del patronazgo político.

De ahí que al radicalismo se lo acusaba de perpetuarse en el poder merced a los empleos


públicos constituidos en “máquinas” electorales.

La “máquina” electoral
Las agencias estatales que tenían personal distribuido por todo el país (Correos, Defensa
Agrícola, Aduana, consejo Nacional de Educación) ocupaban el centro de las críticas.

Gobierno y partido
En el interior del radicalismo la relación entre gobierno y partido estaba en debate. El
principismo y el anti-personalismo montaban buena parte de su propaganda electoral a la
crítica de la confusión partido/gobierno de la etapa yrigoyenista.

La intención de legislar
Los proyectos que circularon en el Parlamento entre 1916 y 1930 se sustentaban en la idea
de que la burocracia debía ser técnicamente neutral, es decir, responder a los titulares del
poder político sean cuales fueren.
En la práctica, el reclutamiento y la selección combinaron el clientelismo en la renovación
de las vacantes y la creación de nuevos cargos, y el spoils system, en algunos casos
provinciales en que cada renovación gubernativa provocaba desplazamientos de personal.

Un balance provisorio

Mientras los radicales eran un partido de oposición exigían ajustar la práctica política al texto
constitucional. Sus críticas a los gobiernos conservadores (el “régimen”) se centraban en la
trasgresión a la norma. Había que aplicar el sistema representativo, republicano y federal que
establecía la constitución de 1853, ponerlo en acto a partir de una real división de poderes, el
respeto a las autonomías provinciales y la ampliación del sufragio.

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El problema residía en la personalización del poder y se superaría reemplazando el gobierno


de “notables” por un gobierno de leyes
Cuando los radicales llegaron al poder esa preocupación se trasladó a la oposición.

La oposición partidaria asumió la defensa de los postulados de la democracia liberal frente al


yrigoyenismo que fundaba su legitimidad en el plebiscito.
Fue Alvear quien en un mensaje al Congreso contrapuso los hombres a las instituciones.

La otra gran tensión que existía entre el gobierno y la oposición conservadora era la
imposibilidad de aceptar el principio de la soberanía del número, a pesar que en el discurso
se asumían como democráticos

El sufragio universal como legitimador del gobierno aparecía cruzado por la idea de que la
democracia no concedía capacidad para el gobierno, tampoco igualdad intelectual y moral.
Su crítica a los gobiernos radicales se sostenía en esta idea de incapacidad, nueva etapa en la
lucha entre la civilización y la barbarie.

El radicalismo como partido de gobierno se dividía y en este gesto la mitad del radicalismo
se convertía en el “régimen” de la otra mitad. Todos se proponían como los “verdaderos”
radicales, herederos de la tradición, de los principios originarios.

Para los personalistas Yrigoyen sintetizaba la causa que representaba: visión global del
mundo más que programa concreto y particularizado. En este sentido el radicalismo era una
“religión cívica” y sus militantes y adherentes sus fieles.
El anti-personalismo era una reacción al poder personal de Yrigoyen. Proponían al
radicalismo como partido y en tanto tal necesitaba de un programa.

En 1930 la defensa de la Constitución y de sus principios unificaba a todo el espectro


partidario contra el Yrigoyenismo y justificaba su derrocamiento. En nombre de la
democracia se produjo el primer golpe de Estado.

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