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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

NÚCLEO UNIVERSITARIO “RAFAEL RANGEL”


DOCTORADO EN EDUCACIÓN
TRUJILLO ESTADO TRUJILLO

SEMINARIO:
CÓMO LEER PARA ESCRIBIR

Dr. Fernando Mejías


Participante: Lucía Andreina Parra Mendoza
C.I.: 19.795.827

Abril, 2017
Asignación 3. Texto sobre la Universidad

Pensar la Universidad como promotora de la búsqueda del sentido

En la ruta emprendida por iniciar este ejercicio reflexivo sobre la Universidad, nuestra
Universidad, desde alguno de los múltiples elementos que la conforman, intentamos asumir
algún aspecto que surgiera como hecho recurrente en el colectivo universitario;
particularmente intenté experimentar y orientar el ejercicio a partir de lo que pudiera surgir
como una problemática para el común de la comunidad universitaria, que para nadie es un
secreto, enmarcado en los tiempos actuales, a la gran mayoría lo aqueja el tema de la
perspectiva económica: carencia de recursos, bajos salarios, retardo en el pago de becas y
ayudantías, entre otras problemáticas que se circunscriben en el tema del presupuesto
universitario; lo que pareciera ser el elemento más importante en el marco de los múltiples
problemas académicos.

En este sentido, si se le pregunta a uno o varios estudiantes del Núcleo Universitario


“Rafael Rangel” sobre los problemas que observa en la universidad, sin mayores dubitaciones
dirá que el mal servicio que presta el comedor es uno de los problemas más terribles que
actualmente posee la Universidad, acompañado del tema de la falta de autobuses y el
presupuesto universitario que no alcanza para cubrir el pago de sus becas ni los salarios
dignos de los profesores, argumento que también manejan los mismos docentes y la mayoría
de los trabajadores que hacen la Universidad. Entonces caemos en cuenta de que la gran
mayoría está condicionado para atender solo aquellos problemas que tienen que ver con lo
que pudiéramos llamar sus “necesidades básicas”, que por supuesto no cuestionamos deben
ser primordiales aunque paralelas a la satisfacción de necesidades también esenciales en la
constitución del ser humano, tal como son sus necesidades espirituales.

Lo que intentamos argumentar es que ante la gran cantidad de elementos que surgen
en nuestro contexto como comunidad universitaria se dejan de lado aspectos significativos
que verdaderamente deben preocuparnos, y más que eso, deben ocuparnos como
universitarios en el carácter de compromiso académico como principio ético de cada miembro
de la comunidad ulandina; aun cuando bien sabemos y no tenemos los ojos vendados ante la
realidad que también nos aborda, ajeno a toda circunstancia social que nos envuelva,
lamentablemente siempre ha existido la indiferencia de algunos que dicen ser parte de la
Universidad ante el compromiso de la vida académica, lo cual significa la particularidad y
fundamento de la Academia como lazo sólido con la naturaleza y esencia universitaria.
Por lo que dentro de este conjunto de aspectos que para la mayoría surge como lo más
importante en el ámbito de nuestra Universidad, observamos un fenómeno que consideramos
aún más profundo y que el común no advierte ni lo ejerce como una capacidad y principio
humano porque ciertamente permanece absorbido por lo que aparentemente es lo más
importante dentro de la realidad que día a día nos recibe y encierra. Me refiero al tema del
pensar en el marco de una Universidad envuelta en un conjunto de problemáticas que la
absorben no solo como Universidad sino como parte neurálgica del país, un país conducido
cada vez más al caos y la incertidumbre. Y no obstante, dentro de esa realidad, pudiéramos
pensar y pensarnos cada día de nuevas formas e inventarnos continuamente, pensarnos en el
sentido de una acción que conlleva a la problematización de sí mismos, una acción que
conduzca hacia la identidad del sujeto a partir de su propia reflexión. Tal vez no sea tan
apocalíptica la realidad que vivimos y el hecho de pensarnos y reinventarnos cada día sea la
forma de sobrevivir y no sucumbir a partir de la búsqueda del sentido de la realidad de la que
somos parte.

Cabe destacar que estas ideas del pensar como un ejercicio continuo del ser humano
surge de las reflexiones de un Seminario en la Maestría en Literatura Latinoamericana del
Núcleo “Rafael Rangel” a partir del pensamiento de Hannah Arendt que actualmente se
discute para la reflexión de un grupo de estudiantes que aportan interesantes reflexiones
acompañados del Dr. Camilo Perdomo, quien argumenta continuamente que la Universidad a
la que pertenecemos como recinto del conocimiento universal, en la base de su proyecto no
induce a su comunidad precisamente a pensar, sino que pareciera que los propósitos de gran
parte de quienes inician y terminan el recorrido académico en la búsqueda de una meta se
reducen a conseguir un título académico.

En todo caso, concordamos ante esta preocupación puesto que el pensar como
principio humano y profundamente espiritual debe ser también el principio rector que
sostenga las bases del proyecto académico al que cada miembro universitario se circunscribe.
Es conducir hacia “La vida pensante que según Platón es el diálogo silencioso que tenemos
con nosotros mismos” (Arendt, 1984: 16-17). Y en ese espacio intrasubjetivo el sujeto se
encamina hacia su autorreconocimiento a partir de la reflexión como ejercicio espiritual que
podrá centrarlo en verdaderos actos de sentido. El pensar como una necesidad más allá de los
límites del saber; privilegiar el ejercicio de esta capacidad para algo más que ser un mero
instrumento para saber y conocer.
De tal manera, el pensar surge como un ejercicio que trasciende la mera sapiencia, en
el que “La necesidad de la razón no está inspirada por la búsqueda de la verdad, sino por la
búsqueda del sentido. Y verdad y sentido no son una misma cosa” (Arendt, 1984: 25).
Siguiendo este principio de Hannah Arendt se apuesta por privilegiar el pensar como una
acción de la razón más allá de los posibles encuadramientos de la exactitud, del raciocinio
limitado que todo lo calcula y lo encierra en lógicas del saber como principio de la cognición.
Porque en todo caso aparece el cuestionamiento de ¿qué es la verdad?, ¿la búsqueda del
absolutismo del conocimiento y el pensamiento?

Enmarcado en este principio se cercena la diversidad del pensar como principio de


esta capacidad humana en la búsqueda no precisamente de la verdad sino del sentido como
bien lo ha propuesto Hannah Arendt, puesto que la universalidad del conocimiento, en el
sentido del principio de la Universidad, a nuestro parecer no está en la totalidad del
conocimiento y la unificación de formas de pensar, sino precisamente en la diversidad, más
aún en una cultura caracterizada por la pluralidad en la que para los sujetos debe privilegiarse
la búsqueda de la identidad, del reconocer y reconocerse a partir de sus imaginarios, y es
precisamente allí donde se particulariza el pensamiento. Ejercicio que sin lugar a dudas se
enmarca en las circunstancialidades enunciativas a partir del sujeto en el intento de aportar
criterios que renueven su sentido, tanto particular como colectivo.

En la revisión de algunos apuntes teóricos que sirvieron de base para argumentar este
ejercicio reflexivo sobre la Universidad, en el texto “Universidad de Los Andes. Reflexiones
vigentes y mensajes con destino” (2014) de Elías Méndez Vergara, se hace un balance y un
amplio recorrido por las raíces históricas de la Universidad de Los Andes y lo que hasta la
actualidad ha significado nuestra Universidad en cuanto a la creación de facultades, el
desarrollo académico mediante la diversificación de estudios en distintas disciplinas y la
autonomía universitaria como el horizonte que no debemos perder quienes hacemos vida en
esta gran casa de estudios. Desde allí se insiste en el sentido del ser universitario
fundamentado en los elementos que se configuran como las raíces de un proyecto académico
con más de doscientos años de historia que hacen evidente la dinámica de la Universidad
como casa del conocimiento de amplia vitalidad.

Desde una intención profundamente loable que destaca la grandeza de nuestra alma
mater, el texto referido se pasea por la amplia historia de la Universidad de Los Andes
colocándola como rectora del quehacer científico, la cultura humanística y la sensibilidad
creativa a partir de la vocación universitaria, no sin reconocer los múltiples problemas y
carencias que posee la Universidad desde diferentes aspectos. Un proyecto académico que
hace hincapié en “la búsqueda de la verdad, la reflexión crítica, la generación de
conocimiento, la formación de hombres y mujeres, la salvaguarda de la autonomía y el trabajo
creador e innovador con pertinencia social” (Méndez, 2014: 23) en tanto fundamentos y
argumentos más preciados de una comunidad con sentido universitario.

Desde esta perspectiva, sin desviarnos del propósito pretendido, queremos


profundizar sobre los fundamentos que consolidan el proyecto universitario, que sin
desconocer el profundo e imprescindible principio que propone el sentido de la búsqueda de
la verdad, como búsqueda del saber y el conocimiento que hacen trascender a la Universidad
de Los Andes en su carácter científico entre las universidades del mundo, es menester
destacar que orientar este principio científico hacia el pensar en tanto ejercicio reflexivo
crítico, haría más preponderante no solo la generación de conocimiento sino de nuevos
sentidos del conocimiento, pero también del ser como eje y centro de los sentidos producidos
hacia la transformación social como esencia y sentido universitario y cultural.

Es privilegiar el pensar como una actividad más allá de la búsqueda del conocimiento,
puesto que desde este sentido pareciera orientarse hacia el propósito de una acción conseguida
y concluida, sino por el contrario desde una acción de producción continua, es decir, siempre
renovada, puesto que desde ella se privilegia la búsqueda del sentido del ser que
posteriormente se inserta y aporta al colectivo elementos de significancia y trascendencia para
la transformación social. El pensar, ante todo, como la búsqueda para la comprensión de sí
mismo, una actividad que nunca termina sino que siempre se renueva, tal como lo plantea
Gadamer “Para los seres humanos, la comprensión de sí mismos es algo inacabable, una
empresa y una necesidad siempre renovada” (1998: 78).

Y desde esta perspectiva se consolida uno de los principios que rige los fundamentos
de la Universidad desde cada sujeto que la conforma: el Ser Universidad como templo y
proyección del ser universitario1, una universidad que se corporeiza, se subjetiviza, y en ese
sentido se crea un sentido de pertenencia no solo por obligatoriedad sino por afectivización.
Universidad que se hace cuerpo en la proyección de cada sujeto que la aprehende y la hace
suya desde el reconocimiento y autorreconocimiento de sí mismo.

1
Méndez Vergara, Elías (2014).
 Referencias Bibliográficas:

- Arendt, Hannah (1984). La Vida del Espíritu. Madrid: Centro de Estudios


Constitucionales.
- Gadamer, Hans-George. (1998). El Giro Hermenéutico. Madrid: Ediciones
Cátedra.
- Méndez Vergara, Elías (2014). UNIVERSIDAD DE LOS ANDES. Reflexiones
Vigentes y Mensajes con Destino. Mérida: Universidad de Los Andes.
Vicerrectorado Administrativo.

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