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ODS

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ELIMINACIÓN DEL RACISMO,
LA DISCRIMINACION RACIAL,
LA XENOFOBIA Y LAS FORMAS
CONEXAS DE INTOLERANCIA

Asamblea General Tercera Comisión


Introducción

La lucha contra la discriminación es sin lugar a dudas uno de los pilares que
sostienen la actividad de la Organización de las Naciones Unidas. Desde sus comienzos,
manifestaron esta voluntad en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que
habiendo sido redactada y ratificada por todos los estados miembros de la
organización desde 1948 hasta la fecha, es el paradigma en base al cual se evalúan a
nivel global el respeto por las libertades y las garantías inalienables del hombre.

A menudo postergados frente a delitos de mayor trascendencia como


asesinatos o agresiones físicas, el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las
demás formas de intolerancia son no tenidas en cuenta como problemática actual. La
violencia física generalmente es precedida por la muchas veces denominada “violencia
simbólica” o “violencia psicológica”, lo que, aun cuando no se aprecie en términos de
daños a nivel corporal, constituye de por sí una acción violenta y agresiva entre los
seres humanos.

¿Cómo es posible controlar si una persona es discriminada en el hogar, en el


trabajo o en su lugar de estudio? ¿Y cómo incorporar mecanismos para lograr que la
población comprenda cuán grave es segregar al otro debido al color de su piel, su
origen étnico, su credo religioso, su preferencia ideológica o sexual?

Existe un enorme consenso en todo el mundo, entre los pueblos y los


gobiernos, sobre la necesidad de hacer más para aplicar los principios de igualdad y no
discriminación. Esto, sumado a Declaración y el Programa de Acción aprobados en las
diferentes Conferencias, proporcionan a la comunidad internacional los instrumentos
para lograrlo. Sin embargo, los mejores instrumentos sólo son valiosos si se
implementan. Los Estados deben promover la igualdad y la no discriminación ya que es
esencial para la realización de los derechos humanos siendo esto fundamental para
consolidar un Estado de Derecho.

Siendo consciente de éste relevante factor, la ONU decidió convocar a una


conferencia en el año 2001 para precisar aún más cuáles son las medidas necesarias a
adoptar para evitar este tipo de manifestaciones, y de esa manera, prevenir además
conflictos armados o violentos. Su nombre fue: Tercera Conferencia Mundial contra el

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Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y Formas Conexas de Intolerancia.

El año 2001 fue declarado Año Internacional de la Movilización contra el


Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia,
para agregar énfasis a la importancia de la realización de la conferencia. Asimismo, fue
declarado por la Asamblea General Año de las Naciones Unidas del Diálogo entre
Civilizaciones, justamente para indicar que el principal compromiso y contraparte
frente a la discriminación es el diálogo pacífico. También la Asamblea General declaró
al período 2001-2010 Decenio de una cultura de paz y no violencia para los niños del
mundo, remarcando que los principales perjudicados de estas actitudes son siempre
los niños.

Es en el marco del Tercer Decenio de la Lucha contra el Racismo y la


Discriminación Racial entonces, y dieciocho años después de la finalización de la
Segunda Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia
y Formas Conexas de Intolerancia en Ginebra que la Conferencia de Durban es
convocada. Su presencia en esta ciudad no es casual: desde 1948 hasta su abolición en
1994, Sudáfrica convivió con el apartheid, un sistema de segregación racial creado por
el gobierno de Sudáfrica para marginar a la población de tez negra de todo tipo de
participación política y social. Con la instauración de una constitución no racial y
democrática en 1994, se dio fin a tan denigrante régimen, y el realizar la Tercera
Conferencia en Durban simbolizaba entonces un reconocimiento por una parte a la
sociedad sudafricana en pos de la solución de sus diferencias y la eliminación del
racismo, y por otra parte el enviar a los países un mensaje basado en el ejemplo
sudafricano: vivir sin discriminación no solo es posible, sino que es mejor.

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Situación actual

Las Naciones Unidas se han esforzado por encontrar medidas para luchar
contra la discriminación racial y la violencia étnica. Hay instrumentos internacionales
de carácter general y específico que contribuyen a la prevención del racismo por
medio de un principio general fundamental consagrado en prácticamente todos los
instrumentos de derechos humanos: el principio de igualdad y no discriminación por
condiciones de raza, religión, sexo, nacionalidad, etc. Así, el Artículo 1 de la Carta de
las Naciones Unidas se menciona como uno de los Propósitos de las Naciones Unidas
“el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y las libertades
fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o
religión”. Así también en la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por
la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, se establece que “todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” (Artículo 1) a igual que “toda
persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción
alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”
(Artículo 2). Estos principios de igualdad y no discriminación además de estar
consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de
Derechos Humanos también se reflejan en los dos pactos internacionales de derechos
humanos, el de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y el de Derechos Civiles y
Políticos, en los fundamentos del derecho internacional moderno, como en diversas
convenciones, tratados y otros instrumentos legas internacionales de importancia.

El derecho a la igualdad obliga a los Estados a velar por la observancia de los


derechos humanos sin discriminación por motivo alguno, incluidos el sexo, la raza, el
color, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional,
étnico o social, la pertenencia a una minoría nacional, la posición económica, el
nacimiento, la edad, la discapacidad, la orientación sexual o la condición social o de
otro tipo. Para las Naciones Unidas es un objetivo prioritario la promoción y protección
de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de conformidad con sus
propósitos y principios, y es una preocupación legítima de la comunidad internacional.
En la Declaración y el Programa de Acción de Durban y el Programa de Acción de

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Durban (DPAD), se consagra el compromiso de la comunidad internacional de luchar
contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas conexas de
intolerancia, que abarco un amplio espectro de cuestiones, contiene recomendaciones
y medidas prácticas que han de aplicarse a nivel nacional, regional e internacional. Los
Estados han de ser los principales obligados y responsables en la lucha contra el
racismo, debiendo formular y aplicar las estrategias, políticas, programas y medidas
necesarias, todo ello con la plena participación de la sociedad civil.

Los Estados tienen la responsabilidad primordial de asegurar que se cumplan


plena y efectivamente todos los compromisos y las recomendaciones que figuran en la
Declaración y el Programa de Acción de Durban, así como los resultados de la
Conferencia de Examen de Durban, y es primordial que tengan el conocimiento de la
evolución del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas conexas de
intolerancia. Eso simboliza un factor clave para la articulación de políticas activas y
para el desarrollo de medidas de prevención y protección eficaces en un mundo
globalizado donde las fronteras nacionales se evaporan y dan lugar a sociedades
diversas y multiculturales, que pueden conducir a la exclusión y a un aumento de la
desigualdad, con mucha frecuencia, por consideraciones raciales y étnicas. Los
gobiernos están prestando atención a estas nuevas formas de racismo y reaccionando
con mayor frecuencia, entre otros, contra el delito informático y la difusión de
ideologías racistas por conducto de Internet. Pese a los avances en las sociedades
actuales el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia
siguen siendo prácticas demasiado extendidas, ante este panorama, deben
continuarse y fortalecerse los planes nacionales e internacionales a partir de esfuerzos
conjuntos entre Estados, Organismos Internacionales y Sociedad Civil. También es
importante la labor de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos en la lucha contra el racismo y la discriminación racial, la
discriminación racial, la xenofobia y formas conexas de intolerancia, del Comité para la
Eliminación de la Discriminación Racial y de la Comisión de Derechos Humanos. Para
combatir eficazmente contra estas formas de discriminación, los Estados deben firmar
y ratificar los instrumentos, volviéndolos legalmente vinculantes y pudiendo ser usados
para obligar a los Estados al cumplimiento de las provisiones del tratado.

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Eje temático 1: Métodos para erradicar la discriminación y los malos
tratos en el ámbito educativo para evitar la deserción escolar

La educación es la primera tarea de la democracia. Se la entiende como cultura


de vida en y para la sociedad. Los principios de igualdad y no discriminación son parte
de las bases del estado de derecho y estos principios se extienden a todo el
ordenamiento jurídico estatal de cada Estado.

Además, los niños y adolescentes, quienes se encuentran en edad escolar,


constituyen tanto el presente como el futuro. Representan a las próximas
generaciones y, por tanto, los mecanismos que se elijan hoy para palear las
problemáticas que los atraviesan tendrán consecuencias directas en las familias y
sociedades futuras.

La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño declara que
“todos los niños y niñas tienen los mismos derechos, sin distinción alguna por motivos
de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional,
étnico o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”. Sin
embargo, la discriminación es una realidad cotidiana para millones de niños y niñas de
todo el mundo. Los niños y niñas que padecen discriminación pueden verse privados
del acceso a los servicios y cuidados básicos, entre ellos, por ejemplo, el del derecho a
la educación.

La discriminación en el ámbito escolar es una realidad que deniega cada día a


millones de niños y jóvenes el derecho humano fundamental de la educación. Muchas
veces, imposibilitando la continuidad de los niños en las instituciones, lo que implica
un incremento en la deserción escolar. Podríamos definir a la deserción escolar, como
el hecho en que un estudiante abandona la formación obligatoria en el marco del
sistema educativo formal. Las escuelas que no son inclusivas o seguras, violan el
derecho a la educación proclamado por la Convención sobre los Derechos del Niño
adoptada por las Naciones Unidas, e incumplen con la Convención relativa a la Lucha
contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza cuyo objetivo es eliminar
cualquier discriminación, así como impulsar las medidas que garantizan la igualdad de
oportunidades y de tratamiento para todas las personas.

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Diferentes organizaciones como la Unesco, tienen como prioridad estratégica el
instar a los Estados a que garanticen que todos los niños y jóvenes tengan acceso a
ambientes de aprendizaje seguro, inclusivo y sano.

Para poder palear dicha problemática, es menester tener en consideración las


siguientes cuestiones:

 La integración, por parte de los gobiernos nacionales, de mecanismos de


rendición de cuentas, protección y prevención en materia de discriminación
relacionada con la escuela en las políticas y planes de acción nacionales.

 Una labor mancomunada de docentes, personal sanitario, policía,


comunidades locales, líderes religiosos y organizaciones de la sociedad civil- pero
sobretodo se requiere la presencia estatal-, en los planos local y nacional, para llevar a
cabo programas que combatan de manera eficaz las diferentes manifestaciones
discriminatorias.

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Eje temático 2: Eliminación de todas las formas de intolerancia y
discriminación basadas en la religión o las creencias

Paradójicamente, aun cuando el término re-ligión significa en su expresión


literal re-juntar [a la humanidad], en la práctica, este vocablo tan particular encierra al
menos un significado más. Y es que, a lo largo de la historia, la religión ha unido las
voces de millones de personas en todo el mundo. Y, tristemente, ha desunido y
enfrentado a un número, por lo menos, similar. Tal situación se ha ido dando con el
correr de los siglos, de manos de personas y grupos que, utilizando y transgiversado los
diferentes mensajes de paz, justicia y amistad que todas las religiones llevan de
manera unívoca y congénita.

Al perder de vista que, tal y como lo ha proclamado la Asamblea General “sólo


existe una sola humanidad”, el devenir de esta brecha artificial que separa,
supuestamente, a los que adhieren a nuestra religión de los que adhieren a otra (o a
ninguna), sólo podría resultar en el reemplazo de los valores de convivencia,
tolerancia, respeto y paz, por sus anti-valores: la exacerbación de la violencia, la
segregación, la discriminación y la xenofobia. La difamación de las religiones, aunque
más precisamente, la difamación de la religión de los otros, corolario de violencia e
intolerancia, no es un fenómeno reciente.

Lo que sí es reciente, sin ninguna duda, es la instalación en el debate político


internacional de un tema que, aparentemente trascendería el terreno de lo político. La
religión, símbolo por excelencia de la identidad de los pueblos, nos vuelve a presentar
trascendiendo las fronteras de sus dominios en la intimidad de cada ser humano, una
oportunidad y un desafío: si nos guiamos por la acepción y el mensaje original,
podemos participar activamente del debate pluralista, en un marco de tolerancia y
aceptación, buscando los puntos en común que puedan efectivamente religar a las
civilizaciones del mundo.

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Eje temático 3: Establecimiento de recursos y medidas eficaces de
reparación, resarcimiento, indemnización y de otra índole a nivel nacional,
regional e internacional

Hoy en día se reconoce a diversos factores como los promotores del fomento
del racismo, la discriminación racial, xenofobia y las formas conexas de intolerancia,
que a su vez aumentan la desigualdad. Una buena forma de combatir estos actos sería
lograr una autentica igualdad de oportunidades en diversos campos como los políticos,
económicos, sociales y culturales. Frente a esta cuestión los Estados tienen el
compromiso de fomentar el respeto universal, la observancia y la protección de los
derechos fundamentales de todas las personas, así como también generar medidas
para la reparación de los daños sufridos. A veces actos como la falta de voluntad
política, la deficiente legislación y la falta de estrategia de aplicación constituyen
diversos obstáculos para poder vencer a la discriminación racial y llegar a la igualdad.

Los elementos fundamentales que deben emplear los Estados para la


prevención y protección contra estos actos son la educación, el desarrollo y la
aplicación de todas las normas y obligaciones de los derechos humanos
internacionales. Promulgar leyes y estrategias políticas, sociales y económicas capaces
de poder socavar al racismo, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, debe
ser la respuesta de los gobiernos frente a esta cuestión. Pero también es importante
una que se realice una legislación posterior a cometido el hecho. Formas integrales de
reparación de daños y recursos judiciales y políticos, son formas que los estados tienen
de resarcir a los individuos. Asimismo, es importante combatir contra aquellas
ideologías extremistas (tales como el neofascismo, neonazismo) las cuales están
basadas en el fomento de estos actos, los cuales son injustificables bajo cualquier
circunstancia debido a la prevalencia de los derechos humanos.

La difusión de ideas fundamentadas en la superioridad o el odio racial deben


ser combatidas con leyes, declarándolas como los que son, un delito. Un rol
importante tiene en ésta cuestión los medios de comunicación. Estos deben
representar la diversidad de la sociedad multicultural y los Estados deben reconocer la
importancia que tienen los medios de información en la comunidad para que de esta

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manera sean utilizados para combatir la discriminación racial. Mucho más importante
es la educación en todos sus niveles, inclusive dentro de la familia. La calidad de la de
educación, la eliminación del analfabetismo y el acceso a la enseñanza primaria
gratuita puede contribuir a formar sociedades menos excluyentes, de relaciones
estables y armoniosas, en donde se respeten los derechos humanos de cada integrante
de la misma.

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Conclusiones generales

Podemos llegar a la conclusión que tanto la Declaración como el Programa de


Acción de Durban son consensos establecidos en la Conferencia Mundial de 2001
contra el racismo, donde se adoptaron medidas que proponen una manera concreta
de luchar contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas
de intolerancia. Esto fue fruto de lo que la sociedad internacional entendía en ese
momento por racismo y de las problemáticas que se acontecía.

Sin embargo, entender que la sanción de ese documento ha finalizado contra


dicha problemática en todos los ámbitos donde se genera serio iluso. La forma de
mantener y fomentar una práctica de dialogo que no discrimine, es expandir dicho
compromiso y hacer recomendaciones específicas para llegar a eliminar la
discriminación a muchos más grupos vulnerables afectados.

Las medias para combatir la discriminación en todas sus manifestaciones deben


llegar incluso a la educación, fortaleciendo el estado de los derechos y los servicios y
los recursos para las víctimas que lo sufren, fundamentándose principalmente en el
derecho a participar libremente en condiciones de igualdad en la vida política, social,
económica y cultural que, no es nada menos que el derecho que tiene todo ser
humano por su condición de tal.

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Preguntas guía

 ¿Cuáles son los antecedentes jurídicos en materia de discriminación


existentes en las Naciones Unidas?

 ¿Cuáles son los puntos principales de la Declaración de Durban?

 ¿Cuál es el rol de la historia y la memoria en la lucha contra la


intolerancia?

 ¿Qué documentos que defiendan los derechos humanos ha firmado y


ratificado su país?

 ¿Se toman acciones concretas para llevar a cabo el Programa de Acción


de Durban?

 ¿Cuál es la situación actual del racismo, la discriminación racial, la


xenofobia y las formas conexas de intolerancia en su país?

 ¿Cómo surgen los prejuicios racistas y como creen que se pueden


combatir social y culturalmente?

 ¿Cómo crees que los medios de comunicación, el sector privado, las


organizaciones no gubernamentales, entre otros, pueden colaborar con la lucha contra
el racismo, la discriminación racial, xenofobia y las formas conexas de intolerancias?

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Bibliografía

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 http://www.un.org/spanish/CMCR/coverage.htm

 http://www.un.org/spanish/CMCR/press_kit.htm

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