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Las ciudades coloniales nacieron poco a poco como reflejo de las españolas, pero con
el inevitable aporte local. Respetaron el diseño de la cuadricula, que se asemejaba a
un tablero de ajedrez,lo que les dio cierto carácter planificado. El diseño original se
determinaba por un espacio central (conocido como Plaza Mayor o Plaza de Armas) y
a su alrededor se erigía el resto de edificios principales: palacio del gobernante,
catedral, casa del obispo, ayuntamiento, las casas de los vecinos notables y los
portales donde se establecían los comerciantes y mercaderes.
Las ciudades fueron progresivamente pobladas arquitectónicamente. Las
construcciones desde las épocas tempranas, tuvieron usos específicos: gobierno civil,
eclesiástico, del culto, de ayudas pública como los hospitales, de diversión como la
plaza de toros (**Acho**, 1766), los coliseos de gallos, los corrales de comedias, las
casas de juego de pelota, los paseos, las populares chinganas y pulperías, así como
más de dieciochescos cafés. En algunos casos, fueron protegidas por murallas, como
sucedió en Lima (1684) y Trujillo (1687), o resguardadas por fortalezas como la del
Real Felipe del Callao (1747).
La arquitectura doméstica en el arte colonial
Fue la más abundante. Sus patrones estilísticos se adaptaron a las tradiciones,
técnicas, materiales y climas de cada zona. Desde un primer momento, la tendencia
fue copiar el boato de las residencias de los nobles peninsulares, por lo que se
levantaron grandes casonas. Sin embargo, es importante destacar que no todos
podían costear la construcción de una mansión, por lo que también se construyeron
casas modestas. Algunos elementos que se repitieron fueron los zaguanes, patios
interiores, portones amplios y las habitaciones diferenciadas para el uso de los dueños
del inmueble y la servidumbre. En Lima encontramos algunas casas que respondieron
a esa tendencia, como la de la familia Aliaga, la casa de Pilatos, el Palacio de Torre
Tagle y la casa Riva Agüero. La del Cuzco, a diferencia de las limeñas, se erigieron
sobre grandes bases de piedra, ya que fueron construidas sobre los antiguos palacios
incaicos. La casa de los Cuatro Bustos, la llamada del Almirante y la de las Sierpes
destacan la más representativas.
En Arequipa, la casona solariega se caracterizó por tener muros de sillar coronados
con bóvedas de cañón del mismo material, así como portadas primorosamente
talladas que adornan el frontis, como en el caso de la Casa del Moral, la de Tristán del
Pozo y la de Arróspide.
Escultura
A partir del siglo XVI, la escultura europea se introduce en el virreinato peruano.
Escultores y obras de procedencia sevillana tuvieron importante significado. En Lima
comienzan a manifestarse estilos cada vez más propios, alejados de los europeos.
Debe mencionarse la producción de escultores indígenas que se incorporaron a estas
tareas, primero como expertos canteros que colaboraron en las labores de relieves
escultóricos de carácter decorativo y luego en los trabajos de imagenería. De España
se importaron muchas técnicas tradicionales para trabajar con mármol, piedra,
madera, pastas, marfiles y metales, a las que se añadieron en tierras americanas las
del maguey, de probable tradición indígena. De este periodo son los talleres de
escultura en los que los maestros sevillanos o castellanos conducían los trabajos de
aprendices, entalladores, alarifes e imagineros, entre los que figuran Cristobal de
Ojeda, Alonso Gómez, Diego Ortiz de Guzmán y otros artistas, como Juan Bautista
Guzmán y Melchor de Sanabria.
En el siglo XVII siguen emigrando a Lima artistas y obras que anuncian un cambio en
el estilo. En esta tendencia destacaron Martín Oviedo y Martín Alonso de Mesa y
Villavicencio; esté último participó en la ejecución de la sillería del coro de la catedral
de Lima en 1624 a 1626, obra que se considera la inauguración del barroco colonial.
Mención aparte merece la obra de Martinez Montañés, quien influye en toda una
generación con la apertura al realismo. Un activo núcleo de escultores que seguían a
este maestro seguían en Lima en pleno siglo XVII. Durante esta época fue normal que
indígenas, mestizos y criollos se formaran al lado de un escultor emigrado o adoptaran
la plástica de la época. De esta etapa data la construcción de la fuente de la Plaza de
Mayor de Lima, hecha por orden del virrey don García Sarmiento de Sotomayor.
Antonio de Rivas fue el fundidor de la fuente y el diseño perteneció a Pedro de
Noguera. El alarife Juan de Mansilla fue el creador de la cañería que llevaba el agua
desde el reservorio vecino al colegio Santo Tomás.
Expresiones literarias
Ya desde tiempos del descubrimiento y conquista se identifica u desarrollo literario a
través de los textos de información histórica y de poesía historico-popular que
precedieron a La Araucana. Los primeros españoles trajeron consigo coplas,
romances y cantares que fueron adaptados a las situaciones que encontraron en las
nuevas tierras. Inicialmente se siguieron los patrones de Virgilio y del renacimiento
italiano. Obras como Arauco Domado de Pedro de Oña y la Epístola de Amarilis a
Belardo son representativas de esta tendencia.
Más adelante se dio el predominio del barroco, que tuvo como un ingrediente principal
la espiritualidad de la contrarreforma. En la literatura religiosa del barroco peruano
destacan La cristiada, de Diego de Hojeda; El angélico, de Alessio; y el Silex del amor
divino, de Ruiz de Montoya. El gongorismo tiene su mejor representante en Juan de
Espinosa Medrano, cuyos sermones pronunciados en el Cuzco fueron reunidos bajo el
título La novena maravilla. Entrado ya en el siglo XVIII, se produjo una influencia del
rococó franco-italiano, del cual Pedro de Peralta Barnuevo, autor de Lima fundada, fue
uno de los representantes.
La imprenta
La imprenta fue introducida a los pocos años de la conquista y paulatinamente se
fueron instalando más talleres. La impresión de la Pragmática de los diez días del año
en el taller de Antonio Ricardo, en 1584, marcó el inicio de la producción bibliográfica
en el Perú. Sin embargo, esto no evitó que muchas obras de importancia se
imprimieran en España o incluso en otros lugares de Europa, como fue el caso de los
Comentarios Reales de los Incas.
Si bien los elevados costos de impresión, a los que se sumó el control político e
ideológico de las autoridades virreinales y la Inquisición, fueron una limitación para los
escritores, sus obras no dejaron de circular a través de copias manuscritas.
Arquitectura
Las ciudades coloniales nacieron poco a poco como reflejo de las españolas, pero con
el inevitable aporte local. Respetaron el diseño de la cuadricula, que se asemejaba a
un tablero de ajedrez,lo que les dio cierto carácter planificado. El diseño original se
determinaba por un espacio central (conocido como Plaza Mayor o Plaza de Armas)
y a su alrededor se erigía el resto de edificios principales: palacio del gobernante,
catedral, casa del obispo, ayuntamiento, las casas de los vecinos notables y los
portales donde se establecían los comerciantes y mercaderes.
Las ciudades fueron progresivamente pobladas arquitectónicamente. Las
construcciones desde las épocas tempranas, tuvieron usos específicos: gobierno civil,
eclesiástico, del culto, de ayudas pública como los hospitales, de diversión como la
plaza de toros (**Acho**, 1766), los coliseos de gallos, los corrales de comedias, las
casas de juego de pelota, los paseos, las populares chinganas y pulperías, así como
más de dieciochescos cafés. En algunos casos, fueron protegidas por murallas, como
sucedió en Lima (1684) y Trujillo (1687), o resguardadas por fortalezas como la del
Real Felipe del Callao (1747).
Pintura
Muchos artistas peninsulares llegaron en el siglo XVI para montar talleres y difundir las
tendencias de la época. En un primer momento, la pintura peruana tuvo una marcada
influencia renacentista. El origen de la pintura colonial esta relacionado con la llegada
de tres pintores italianos: Bernardo Bitti, Mateo Pérez de Alesio y Angelino
Medoro, Bitti es considerado su iniciador. Estos pintores desarrollaron el estilo
manierista.
Con el barroco desapareció la unidad artística de la época del manierismo y
comenzaron a surgir escuelas locales de pintura. Mientras Lima ideaba un lenguaje
sofisticado para expresar el barroco, en el Cuzco, el obispo Manuel de Mollinedo
(1673-1699) procuró replicar el arte del seiscientos europeo en sus diócesis.
Contó con la ayuda de Basilio de Santa Cruz Pomacallao, que inspirado en la obra de
Rubens, desarrollo una riqueza cromática y gran dinamismo en sus pinturas.
Asimismo, Diego Quispe Tito, más identificado con los estratos nativos, inició, sobre la
base de los grabados flamencos, el desarrollo un genero paisajístico que tuvo gran
repercusión en los pintores anónimos del siglo XVIII.
Escultura
A partir del siglo XVI, la escultura europea se introduce en el virreinato peruano.
Escultores y obras de procedencia sevillana tuvieron importante significado. En Lima
comienzan a manifestarse estilos cada vez más propios, alejados de los europeos.
Debe mencionarse la producción de escultores indígenas que se incorporaron a estas
tareas, primero como expertos canteros que colaboraron en las labores de relieves
escultóricos de carácter decorativo y luego en los trabajos de imagenería. De España
se importaron muchas técnicas tradicionales para trabajar con mármol, piedra,
madera, pastas, marfiles y metales, a las que se añadieron en tierras americanas las
del maguey, de probable tradición indígena. De este periodo son los talleres de
escultura en los que los maestros sevillanos o castellanos conducían los trabajos de
aprendices, entalladores, alarifes e imagineros, entre los que figuran Cristobal de
Ojeda, Alonso Gómez, Diego Ortiz de Guzmán y otros artistas, como Juan Bautista
Guzmán y Melchor de Sanabria.
En el siglo XVII siguen emigrando a Lima artistas y obras que anuncian un cambio en
el estilo. En esta tendencia destacaron Martín Oviedo y Martín Alonso de Mesa y
Villavicencio; esté último participó en la ejecución de la sillería del coro de la catedral
de Lima en 1624 a 1626, obra que se considera la inauguración del barroco colonial.
Mención aparte merece la obra de Martinez Montañés, quien influye en toda una
generación con la apertura al realismo. Un activo núcleo de escultores que seguían a
este maestro seguían en Lima en pleno siglo XVII. Durante esta época fue normal que
indígenas, mestizos y criollos se formaran al lado de un escultor emigrado o adoptaran
la plástica de la época. De esta etapa data la construcción de la fuente de la Plaza
de Mayor de Lima, hecha por orden del virrey don García Sarmiento de Sotomayor.
Antonio de Rivas fue el fundidor de la fuente y el diseño perteneció a Pedro de
Noguera. El alarife Juan de Mansilla fue el creador de la cañería que llevaba el agua
desde el reservorio vecino al colegio Santo Tomás.
Literatura
La literatura que se desarrolla a partir de la conquista española incluye una serie de
géneros que van desde la poesía, oratoria y teatro hasta descripciones geográficas y
disertaciones de derecho y ciencias. Para los primeros momentos no son
determinantes ni el lugar de nacimiento del autor ni los temas desarrollados; sin
embargo, con el paso del tiempo la diferenciación con la península, el origen del autor
y la vinculación a temas nacionales dan origen a lo que para algunos ya se puede
considerar como literatura peruana.
Expresiones literarias
Ya desde tiempos del descubrimiento y conquista se identifica u desarrollo literario
a través de los textos de información histórica y de poesía historico-popular que
precedieron a La Araucana. Los primeros españoles trajeron consigo
coplas, romances y cantares que fueron adaptados a las situaciones que encontraron
en las nuevas tierras. Inicialmente se siguieron los patrones de Virgilio y del
renacimiento italiano. Obras como Arauco Domado de Pedro de Oña y la Epístola de
Amarilis a Belardo son representativas de esta tendencia.
Más adelante se dio el predominio del barroco, que tuvo como un ingrediente principal
la espiritualidad de la contrarreforma. En la literatura religiosa del barroco peruano
destacan La cristiada, de Diego de Hojeda; El angélico, de Alessio; y el Silex del amor
divino, de Ruiz de Montoya. El gongorismo tiene su mejor representante en Juan de
Espinosa Medrano, cuyos sermones pronunciados en el Cuzco fueron reunidos bajo el
título La novena maravilla. Entrado ya en el siglo XVIII, se produjo una influencia del
rococó franco-italiano, del cual Pedro de Peralta Barnuevo, autor de Lima fundada, fue
uno de los representantes.
La imprenta
La imprenta fue introducida a los pocos años de la conquista y paulatinamente se
fueron instalando más talleres. La impresión de la Pragmática de los diez días del
año en el taller de Antonio Ricardo, en 1584, marcó el inicio de la producción
bibliográfica en el Perú. Sin embargo, esto no evitó que muchas obras de importancia
se imprimieran en España o incluso en otros lugares de Europa, como fue el caso de
los Comentarios Reales de los Incas.
Si bien los elevados costos de impresión, a los que se sumó el control político e
ideológico de las autoridades virreinales y la Inquisición, fueron una limitación para
los escritores, sus obras no dejaron de circular a través de copias manuscritas.
Literatura
Miguel de Cervantes
Este novelista, poeta y dramaturgo nació en Madrid, España, en 1547. Aunque su
inclinación por la escritura fue temprana, tuvo compromisos militares que le hicieron
concentrarse en el campo de batalla.
Peleó en la Batalla de Lepanto en 1571, fue prisionero del ejército turco en 1575 y
liberado cinco años después. Fue entonces cuando volvió a España y se dedicó a
escribir novelas.
Entre 1605 y 1615 publicó “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, su obra
cumbre y la mayor representante de la literatura barroca.
El ámbito literario barroco se caracterizó por ser escenario del debate entre realismo e
idealismo, y en “Don Quijote” se evidencia una constante contraposición de estos
conceptos.
Juana Ramírez de Asbaje, mejor conocida como sor Juana Inés de la Cruz, fue
una escritora mexicana autodidacta nacida entre 1648 y 1651 (no se conoce con
exactitud su fecha de nacimiento).
Se especializó en la poesía, aunque su escritura abarca figuras tan variadas que van
desde sonetos hasta las llamadas “comedias de capa y espada” españolas, obras
teatrales cuyo argumento principal trata la relación amorosa entre una dama y un
caballero.
Su obra se caracteriza por integrar las formas rimbombantes propias del barroco con
la importancia de ir en busca del conocimiento. Su poema “Primero sueño” (1692), es
reflejo de su característico estilo.
Música
Era un hombre muy religioso y sus composiciones iban en busca de generar goce de
espíritu y alabar a Dios. Una de sus obras más representativas es “Tocata y fuga en re
menor”, que incluso se ha utilizado en contextos audiovisuales modernos.
Antonio Vivaldi
Una de sus obras más importantes es “Las cuatro estaciones”, un concierto integrado
por cuatro sonetos. La obra completa de Vivaldi incluye cerca de 500 conciertos.
Pintura
Este pintor holandés nació en 1606. Las obras de Rembrandt se caracterizan por ser
muy realistas, a través del uso de luces y sombras. Los temas de sus pinturas son
sobre todo bíblicos, mitológicos e históricos.
Caravaggio
Michelangelo Merisi da Caravaggio nació en Italia en 1571. Como buen representante
del período barroco, fue un pintor cuya obra se caracterizó por su realismo y
naturalismo.
Escultura
Bernini prestó mucha atención a los detalles de textura en sus obras y siempre buscó
imprimir sensación de movimiento en sus creaciones. Entre sus esculturas más
icónicas se encuentran “La violación de Proserpina”, “Éxtasis de Santa Teresa” y
“Apolo y Dafne”.
François Girardon
Este artista francés, nacido en 1628, es el escultor barroco con mayor renombre de
Francia. Trabajó en la decoración del palacio de Versailles durante el reinado de Luis
XIV.
La obra maestra de Girardon fue la estatua ecuestre en bronce de Luis XIV erigida en
la Place Vendôme, en París. Ésta fue destruida durante la Revolución Francesa, pero
aún existen réplicas más pequeñas.
Arquitectura
Francesco Borromini
Nació en 1599 bajo el nombre de Francesco Castellini (en 1627 cambió su nombre).
La obra de Borromini se caracteriza por las curvas de sus fachadas y la complejidad
de sus estructuras.
Carlo Fontana
Fontana nació en 1638. Fue arquitecto e ingeniero. Trabajó como asistente de Gian
Lorenzo Bernini en varios proyectos y, una vez fallecido Bernini, se convirtió en el
arquitecto romano barroco más influyente.
"San Antonio Abad. Santo paseado en la fiesta del Corpus Christi del
Cuzco. Imagen venerada en la parroquia de San Cristóbal del Cuzco,
cuyos devotos son en su gran mayoría comerciantes de carne de cerdo.
Ellos son los encargados de su fiesta del 17 de enero y del Corpus
Christi. Talla en madera policromada de 1,65 m. Autor anónimo, s. XVII.
"Santa Rosa orando en la ermita. Talla en piedra de Huamanga del siglo
XVIII. Forma parte de un altar dedicado a la santa, obra anónima de 27 x
21 cm. Restaurada por el Banco de Crédito del Perú / Convento de Santa
Rosa de Ocopa, Junín. Foto: Santa Rosa de Lima y su tiempo. Colección
Arte y Tesoros del Perú del Banco de Crédito del Perú (cortesía)"
estacan Angelino Medoro, Bernardo Bitti, Mateo Perez de Alesio, entre otros.Otro rasgo
importante en la evolución de las artes durante la colonia lo constituye la exquisitez de
la arquitectura religiosa. Los templos fueron encomendados a alarifes que dominaban
las técnicas de la edificación en piedra y barro, por lo que erigieron obras de
buena factura, muy superior a las realizadas en otras partes del continente. Tan solo
mencionar a los conventos e iglesias de Santo Domingo, San Francisco el viejo, San
Pedro, Las Trinitarias o La Merced para dar cuenta del refinado gusto estético de los
alarifes limeños. En el interior del virreinato la situación no fue diferente. En Cuzco,
Arequipa, Cajamarca, Huamanga, Puno y Trujillo hubo una clara tendencia hacia la
búsqueda de lenguajes propios, basados en la utilización de elementos locales.
Las artes ya no fueron exclusividad de los religiosos, por el contrario, fueron los civiles
y la corte los principales compradores de estas tendencias. Uno de estos estilos fue el
rococó. Impulsado por los reyes borbónicos, este estilo manifiesta un gusto exquisito y
refinado, mostrándose principalmente en la pintura y la arquitectura. Destaca la torre
de la catedral de Santo Domingo, bello ejemplo de rococó en el Perú y atribuida
al diseño del mismo virrey Manuel Amat y Juniet.Los moldes neoclásicos llegaron a
finales del siglo XVIII, producto de las corrientes ilustradas. Los mejores receptores
para esta tendencia fueron los criollos, no obstante en la política virreinal también tuvo
acogida. Matías Maestro fue el introductor de esta corriente y manifestó su arte no solo
en la pintura sino también en la arquitectura, de la cual fue su máximo exponente.