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Conocemos los dos grandes peligros que acechan al psiquismo en situaciones como
la presente: la pérdida de investimientos ligadores al semejante, que dejan al sujeto
sometido al vacío. Y la desidentificación de sus propios ideales.
Es desde este lugar que podemos, tal vez, contribuir junto a otros a recuperar el
concepto de “joven”, no ya como una categoría cronológica, ni por supuesto biológica, sino
como ese espacio psíquico en el cual el tiempo deviene proyectos, y los sueños se tornan
trasfondo necesario del mismo.
Práctico
Habla de la problemática del universo caótico donde no hay futuro (Argentina).
Incidencia de la sociedad y la problemática social ligada a la forma en que el
adolescente construye su subjetividad.
Juventud tiene que ver con proyectos, con futuro, dar significado a las
situaciones.
Se necesita tiempo, capacidad de pensar.
CRISIS DE ADOLESCENCIA Y ESCOLARIDAD – CORDIE
“Crisis” sugiere una ruptura del equilibrio. Cierto equilibrio se instala tras la crisis
edípica; el niño ingresa en la latencia, período en el que se construye una imagen propia a
partir de elecciones identificatorias referidas a los ideales familiares o colectivos. Cierta
represión sufre los conflictos edípicos, que podrán resurgir mucho más violentamente en la
adolescencia.
En la primera crisis edípica, lo problemático es fundamentalmente el trabajo de
separación con la madre. Cuando el vínculo es demasiado fuerte, el deseo de aprender
puede resultar letra muerta, las operaciones mentales se bloquean, y se detienen los
procesos cognitivos: a esto le llamamos inhibición intelectual. Esta inhibición no es otra
cosa que la manifestación visible de una falla en la subjetivación.
Con ello queremos decir que el trabajo de simbolización no comienza en este
período; para que el sujeto se amolde a su nueva condición es preciso que la problemática
fálica esté instalada, que la metáfora paterna haya operado desde siempre y que la primera
crisis edípica se haya resuelto.
- Consumo de droga
El paso a las drogas duras es signo de una renuncia a luchar por la vida, de un
desasosiego insuperable; suele marcar la entrada en la psicosis; el sujeto se tambalea, el
objeto tóxico neutraliza la falta, restituye la ilusión de una completad absoluta y disipa de
ese modo la angustia de desestructuración psicótica.
- La violencia
Ella envenena la vida familiar y la vida escolar. Cuando el adulto la siente como una
agresión personal, recurre él también a la violencia: se asiste entonces a un enfrentamiento
imaginario, al juego de quién será más fuerte.
Generado este enfrentamiento, ambos se colocan en un pie de igualdad y la relación
pedagógica se desvirtúa.
- Crisis existencial
El joven vive una situación de urgencia, de hallar para sí una nueva manera de ser,
pero sin separarse de lo que fue él hasta entonces. Si el sujeto no puede recuperar sus
basamentos, buscará escapatorias para su malestar en objetos sustitutos: drogas o acciones a
repetición (juegos, conductas de riesgo, etc) que moderen una angustia ligada a la falta.
¿Por qué ciertos jóvenes no conocen estas dificultades? Porque para ellos, la ruptura
y los cambios se cumplen a partir de bases sólidas; desde la más tierna edad adquirieron
una capacidad de simbolización y de sublimación que les permite integrar nuevas
elecciones identificatorias: se trata de un sujeto bien constituido. A la inversa, una
fragilidad del sujeto que muchas veces no ha sido exteriorizada puede revelarse en forma de
desencadenamiento psicótico o de una grave descompensación neurótica.
La ruptura escolar
- Descompensación psicotica
Un niño puede tener estructura psicótica sin que se note. Lo que él hace ver es una
construcción yoica que puede ser una copia exacta del modelo parental. El se sostiene de
estas identificaciones.
- El fracaso-síntoma en la adolescencia
Fracaso debido a una inhibición neurótica, al que llamamos Fracaso-Síntoma. El
síntoma es la expresión de un conflicto psíquico que el sujeto ignora, y la inhibición
intelectual constituye una de sus formas. Freud indica tres causas posibles de la inhibición:
evitar el conflicto con el ello (las pulsiones), el autocastigo (el superyo) y la patología de
duelo.
En la adolescencia prevalecen sobre todo los conflictos vinculados con las
identificaciones superyoicas (yo ideal, ideal del yo)
La inhibición intelectual es una detencion de las operaciones mentales. Se trata casi
siempre de un conflicto identificatorio con las imagos parentales, especialmente con la
imagen del padre.
La rivalidad edipica y la competencia con el padre, estimulantes en la mayoría de
los casos, pueden volverse también inhibitorias.
Ciertos padres depositan en el éxito de sus hijos la esperanza en una revancha sobre
el fracaso de sus propias vidas. Puede derivar de ello, en el joven, un rechazo brutal de esta
sujeción y una ruptura de todo interes intelectual y de cualquier aspiracion al éxito.
En el momento de asumir sus elecciones de vida, cuando debe subjetivar su deseo,
el sujeto se topa con una prohibición ligada a la culpabilidad del superyo y reprime su
deseo, utilizando un proceso icc, la inhibición.
Los padres de adolescentes en crisis suelen atravesar ellos mismos un mal trance.
La sexualidad naciente de los chicos crea una especie de despertar en los padres, a
lo que suceden en ocasiones relaciones extraconyugales con partenaires más jóvenes.
Ciertas madres que sacrificaron su vida para ocuparse de su familia se sienten frustradas y
se deprimen ante lo que viven como un abandono.
Los abuelos toman partido en el enfrentamiento de sus hijos y nietos. Los padres se
ve tironeados entre su posición de hijos respetuosos (o rebeldes) y su papel de padres
responsables, con unos retoños que no dejan de acusar los golpes en los conflictos de las
generaciones que los preceden. La tierna complicidad que anudan con sus abuelos es a
menudo un elemento positivo para la resolucion de la crisis.
El sintoma del adolescente puede ser una respuesta en lo real a un fantasma
fundamental de la pareja o uno de los progenitores.
Gutton, dirá que lo puberal crea los materiales sobre los que trabaja lo adolescente.
Lo puberal es la presencia ardiente de la sexualidad genital que activa la interpretación a
pres-coup de la sexualidad infantil, creando representaciones incestuosas y fantasmas de
seducción.
Con la llegada de la pubertad, el cuerpo genital-puberal, seduce al cuerpo todavía
niño. Lo puberal habita en el centro de los procesos adolescentes.
Lo puberal genera el exceso de sensualidad que infiltra al adolescente, mientras que
lo adolescente enternece ese plus, lo apacigua.
El adolescente tendrá que dejar algo se si en el camino; en principio el cuerpo
infantil. Abandonar los restos del yo ideal y sus objetos amorosos, y poner gradualmente en
funciones al ideal del yo como guía.
Se juega siempre un proceso dialéctico entre la fuerza fusionante de lo puberal y los
trabajos separadores de lo adolescente. Lo puberal activa el Edipo genital, lo adolescente
permite su elaboración.
La apropiación del cuerpo se da a partir del encuentro con nuevos cuerpos, también
en proceso de escritura de lo propio en el otro y por el otro; dado que lo propio no es sin la
otredad.
La vestimenta adolescente con sus marcas significantes generacionales tiene una
dimensión de envoltura corporal. El adolescente utiliza ropas viejas y gastadas, zapatillas
sucias y olorosas que representarían partes de su antiguo cuerpo niño yaciente en el cuerpo
adolescente.
El acopio de ropas en descomposición que caerán cuando finalice el proceso de
creación del nuevo cuerpo, podría ser el equivalente del acto de retener y de figurar el duelo
por las partes del cuerpo infantil perdido.
Somatizaciones:
a- Con la llegada de a pubertad el cuerpo de la nenes se transforma parcialmente en un
nuevo soma,
b- El cuerpo es sede de trastornos corporales transitorios propios del crecimiento y que
demandan un trabajo psíquico de inscripción durante la adolescencia que
denominamos “in-corporación”.
c- Desencadenamiento de graves trastornos corporales que dan cuenta de un proceso
patológico.
El pasaje del principio de placer al principio de realidad (en freud), queda precisado
para Winnicott como el pasaje de la relación de objeto al uso del objeto. Este logro implica
una fase intermedia en la relación con el objeto en el que el niño intenta destruir el objeto.
El intento de destrucción desempeña un papel en la formación de la realidad porque ubica
al objeto fuera de la persona y adquiere, así, carácter de existencia y valor de uso.
El área de la intimidad, la relación con el mundo externo y la experiencia cultural
son las tres vidas de un individuo sano.
La transicionalidad
Es importante que los padres permitan a los adolescentes hacer sus pruebas. Ellos
deben llegar al convencimiento de que son capaces de hacer tales o cuales cosas fuera de la
mirada de los padres. En general las madres, buscan estar muy cerca del adolescente. Este
hecho les impide probarse, lo cual no es bueno. El padre no debe renunciar a su vigilancia
pero esta no tiene que pesar sobre el joven.
El joven se siente mal cuando muestra a las personas a quienes está mas ligado lo
que les debe.
Necesita que se ocupen de él y a su vez, diferenciarse. Son los padres quienes deben
encontrar una buena distancia. A veces es necesario aceptar la ayuda de un tercero más
neutro (un tío, un amigo. El psicoanalista puede jugar ese rol, aunque no es automatico,
jugar ese rol con el cual es posible hablar de lo que no se habla con los padres, claro que
debe tomar la posición de ambos padres.)
Práctico
Los límites no son reglas de afuera sino una capacidad que se construye en el
adolescente, y tiene que ver con la tolerancia a la espera; no es de esperar que los límites se
acepten, la persona debe poder aprovechar los límites (permiten pensar) y eso se logra con
la espera. Descubrir el beneficio de esperar.
El espacio intersubjetivo entre un hijo y quienes sostienen las funciones parentales puede
advenir relación de objeto o vínculo. El primero ocupa un lugar de objeto de proyecciones
de los otros; mientras que el vínculo deviene cuando aún cumpliendo el grupo con la
función de transmisión, aloja a la subjetividad naciente como un sistema abierto.
Para apropiarse de la potencialidad vinculante transmitida por los padres, el hijo tiene que
realizar muchos trabajos psíquicos durante la infancia y la adolescencia, para construir y
conquistar las categorías de vínculo y de alteridad. Que un sujeto construya la categoría de
alteridad implica que pueda considerar al otro en su diferencia: con un cuerpo separado y
deseo diferente. Implica asumir la diferencia del otro y la propia.
La primer experiencia que tiene el infante del otro se juega en un registro pictogramático,
de sensaciones corporales. En la continuidad del vínculo de apego es imprescindible que se
ponga en juego la diferencia, la ausencia. Esto posibilita la creación de la fantasía y el
deseo. Allí reside el primer registro de la alteridad, al modo de una diferencia sensorial.
Lo extraño
La constitución de la categoría del extraño implicaría una primera simbolización de la
diferencia, de la alteridad del sujeto. Se conceptualizan 3 momentos:
La creatividad, lo que hace que el individuo sienta que la vida vale la pena de vivir es la
percepción creadora.
El acatamiento exige adaptación, implica un sentimiento de inutilidad en el individuo, y se
vincula con la idea de que nada importa y que la vida no es digna de ser vivida. Esta
manera de vivir en el mundo se reconoce como una enfermedad. La creencia de que vivir
en forma creadora es un estado saludable y que el acatamiento es una base enfermiza para
la vida.
Los individuos que tienen alucinaciones (“aturdido, volando por las nubes, irreal,
desenfocado”) son esquizoides. Ven el mundo en forma subjetiva y se engañan con
facilidad aunque posean bases firmes en la mayoría de las zonas, tienen mala coordinación,
carecen de estructuras firmes, aceptan un sistema ilusorio. Las personas pueden vivir una
vida satisfactoria y ser esquizoides o esquizofrénicas debido a un escaso sentido de la
realidad. Como así también hay quienes están tan arraigados con tanta firmeza a la realidad
objetiva y no pueden tener contacto con el mundo subjetivo y con el enfoque creador, que
también son enfermos. Los esquizoides son personas poco satisfechas consigo mismas.
Tienen la sensación de disociación y quieren lograr una situación de unidad e integración.
Es preciso que no se produzca la destrucción total de la capacidad de un individuo para ese
vivir creador. El impulso creador es algo que se encuentra presente cuando cualquiera
contempla algo en forma saludable.
Los psicoanalistas usan la teoría de los fenómenos transicionales para describir la manera
en que la formación de un ambiente bastante bueno en las primeras etapas permite que el
individuo haga frente a la pérdida de omnipotencia.
Subjetivar: significa poder pensar y fundar una lógica que remita a otra. La lógica
actual produce fragmentación, subjetividades fragmentadas, vacías de significación. Grassi
plantea la producción de subjetividad como “la acción de dar sentido, de significar y poner
una marca de origen (firmar) un proceso de metabolización”.
Siendo uno de los sistemas del aparato psíquico el preconciente aparece regido por
el proceso secundario y separado del inconciente por la censura.
El proceso secundario tiene un papel fundamental, ya que cumple una función
reguladora para el proceso primario, transforma los contenidos que están asociados a él en
una estructura inteligible.
En la segunda tópica freudiana, el prcc está vinculado al yo, es el lugar de las
inscripciones del lenguaje.
Se enuncian, en Freud, los componentes de la representación palabra asociados al
sistema prcc y a este punto están asociadas las diferencias entre el sistema icc y prcc, en
tanto en este último la energía se presenta como energía ligada (al lenguaje verbal). Kaes
dirá que además de estos componentes, habrá que considerar la dimensión intersubjetiva.
Para Kaes, el prcc tiene como condición inscribirse en la intersubjetividad. Es
fundamental la función del otro en la formación de esta instancia.
Estas funciones caracterizan al prcc como un aparato de ligadura de pulsión, del
sentido y del vínculo.
La actividad puesta en vocablos y palabras dirigidas a otro le proporciona las
condiciones de una reactivación de la actividad de simbolización. Es un trabajo psíquico de
la intersubjetividad: Otro u otros pueden, en ciertas condiciones realizar un trabajo de
ligadura y transformación que a un sujeto le es inaccesible en ese momento.
El secreto necesario: Aulagnier considera como una condición vital crear pensamientos y
arrogarse el derecho a decidir cuales de ellos serán comunicados y cuales permanecerán en
secreto, esta cuestión abre la temática de la intimidad y la individuación.
En el terreno del pensamiento se va a librar una lucha por la autonomía del yo frente al Otro:
“el derecho a mantener pensamientos secretos debe ser una conquista del Yo”, lucha que se dirime
en el proceso puberal adolescente.
Ciertos pensamientos secretos tienen como único fin aportar al Yo que los piensa la prueba de
autonomía tanto del espacio que habita como de su función pensante. Crea un territorio intimo,
secreto, condición para la existencia del Yo.
La patología del secreto: Hay algunos secretos que lejos de sostener, afectan la identidad, afecta
el propio ser, y mas específicamente en el terreno de la subjetividad del niño, adolescente, vínculo
de pareja y la familia. El autor dice que hay familias que se organizan en torno a un secreto y la
particularidad en que debe haber un silencio: “de esto no se habla”, por la fantasía de que el
develamiento del secreto implicaría algo catastrófico.
Algunos autores definen a los secretos familiares como episodios ocurridos en la historia
transgeneracional o en el presente de una familia, información compartida por los miembros,
silenciada, pero que pueden cristalizar la historia.
Toma a Puget: “Algunas familiar quedan estructuradas en torno a secretos grupales que deben
conservarse definitivamente silenciados. La consigna tácita es que sus miembros nunca deben
referirse a lo que saben y menos aún a pensarlo o decirlo todos juntos. Fantásticamente así, se
evita la desintegración familiar que se produciría al difundirse algún hecho penoso o vergonzoso”.
Toma también a Berenstein dice que no tiene tanto que ver con que se le conozca o no, si lo con
que se comente, se enuncie. Algo se percibe pero en forma silenciada.
Duek lo vincula con lo ominoso o lo siniestro en Freud. Plantea lo siniestro como una variedad
de lo terrorífico que se remonta a lo consabido antiguo. Lo ominoso es algo que siendo destinado a
permanecer oculto pone barreras al trabajo de historización o de investigación: de esto no se
puede preguntar. Anula la capacidad historizante del yo en tanto contiene un trozo de historia que
debe ser silenciado, excluido. Transforma el pasado en algo siempre presente, cuestión que plantea
el “eterno retorno” de lo no elaborado. Su develamiento en cambio, recuperaría la posibilidad de
que vuelva a haber historia y a recuperar el devenir del sujeto.
Grassi dice que no tiene que ver con el acto concreto de hacer la pregunta si no la posibilidad a
nivel psíquico de hacer, realizar, facilitar este movimiento de investigación.
Caso clínico: familia judía (por parte de padre) que decide silenciar su religión frente a la
amenaza nazi. Este silenciamiento se transmite en las generaciones, aun teniendo desconocimiento
de el, y se manifiestan en los delirios nazi de uno de los niños de la 3generación. Aquello que fue
instrumental en un momento de la historia de una generación, se vuelve patológico.
El discurso familiar como escritura transindividual en el análisis del niño (Garcia Reinoso)
El autor es médico psicoanalista. Dice que en el síntoma de los niños va a estar incluida la
palabra de los padres, una palabra clausurada para ellos, “se escucha” ya no como palabra, sino
como síntoma en el niño.
Antes de existir por el mismo, el niño existe por y para los otros = lugar en el que el niño
adviene. Es en la cura del niño donde tendrían que hablar los padres (pág. 19).
Pág. 22 → fantasmas de la familia actúan sobre el niño, lo ubican en un lugar, lo fijan allí y lo
significan. Niños como portadores de fantasías de la familia, de las que ellos nada saben. El niño
también acaba ubicándose en un lugar que puede ser aquel que le permiten, y desde el cual hablará
aunque no sea el que él desee (cuando esta autorizado a desear)