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falta de manifestación de
voluntad: supuestos
establecidos por la doctrina
y la jurisprudencia
POR
MITCHEL TORRES
-
FEBRERO 26, 2019
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1. Caso
En la Casación 886-2015, Lima, se declaró fundada una demanda de
nulidad de acto jurídico y en consecuencia nulo un contrato de
compraventa por la causal de falta de manifestación de voluntad. El caso
se resume en cuatro momentos:
1) Celeste otorgó poder a Yolanda para que esta pueda, entre otras
cosas, disponer de sus bienes de manera directa o a través de terceros,
por sustitución[1].
El artículo 219 del Código Civil regula las causales de nulidad del negocio
jurídico[7]. Cada causal se configura de un modo particular y algunos son
–además– excluyentes. Es decir, los hechos que sustentan cada causal
son distintos (un mismo hecho no puede servir para sustentar varias
causales), y muchas veces la configuración de una causal excluye la
concurrencia de otras (por ejemplo, si se prueba la falta de manifestación
de voluntad no cabe análisis alguno sobre las demás causales dado que
todas estas requieren de manifestación de voluntad).
El inciso 1 del dispositivo antes señalado, establece que el negocio
jurídico es nulo cuando no está presente el componente volitivo[8]. Desde
una perspectiva teórica, la ausencia de manifestación de voluntad
supone la “imposibilidad de referir o imputar eficazmente dicha
manifestación a su pretendido autor (sujeto o parte)”, y acoge los
siguientes supuestos de configuración:
[4] ESPINOZA ESPINOZA, Juan, “La invalidez e ineficacia del acto jurídico
en la jurisprudencia”, Editorial Gaceta Jurídica, Lima –Perú, 2008, p. 7.
[5] Por ejemplo: Artículo 284 del Código Civil.- El matrimonio invalido
produce efectos civiles respecto de los cónyuges e hijos si se contrajo de
buena fe, como si fuese un matrimonio válido disuelto por divorcio.
[6] Como se sabe, el Código Civil declara nulos una serie de negocios
jurídicos a lo largo de todo su articulado, o por lo menos hace una
referencia expresa a dicho supuesto de ineficacia estructural (invalidez),
así tenemos: V del Título Preliminar, 24, 27, 73, 104, 140, 143,144, 156,
172, 193, 218, 219, 220, 222, 223, 224, 225, 229, 254, 255, 264, 268, 274,
275, 276, 279, 280, 295, 450, 629, 675, 688, 808, 811, 813, 814, 815, 827,
864, 865, 1066, 1092, 1111, 1130, 1167, 1169, 1170, 1207, 1286, 1287,
1304, 1308, 1309, 1310, 1328, 1345, 1352, 1405, 1406, 1408, 1411, 1412,
1425, 1444, 1453, 1520, 1528, 1543, 1562, 1582, 1587, 1605, 1623, 1624,
1631, 1650, 1734, 1780, 1784, 1817, 1858, 1871, 1925, 1927, 1932, 1944,
1945, 1986, 1990, 2001, 2039, 2070, 2079 y 2080.
[8] “(…) la falta de ella hace que el acto no llegue a ser tal, y por más
relevancia jurídica que el hecho pueda alcanzar, se queda sólo en hecho.”
(VIDAL RAMIREZ, Fernando. “El Acto Jurídico”, Gaceta Jurídica, Lima –
Perú, 2005, p. 90)
[9] ROPPO, Vincenzo, “El contrato”, Editorial Gaceta Jurídica, Lima – Perú,
2009, p. 685
[15] Así: CARIOTA FERRARA, Luigi, “El negocio jurídico”, Editorial Aguilar,
Madrid – España, 1956, p. 400-401. Asimismo, se ha dicho: “(…) la
violencia es aplicable al numeral 1 del artículo 219 del CC. Cuando se usa
la fuerza física para la celebración del acto de autonomía privada, están
ausentes la voluntad de acción, la voluntad de declaración y la voluntad de
reglamento de intereses.” (MORALES HERVÍAS, Rómulo, en: “Patologías y
remedios del contrato”, Jurista editores, Lima – Perú, 2011, p. 220).