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Cuatro consejos para comunicar efectivamente los mensajes

FOTOS | Quién eres es más potente que lo que dices.

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consejos para comunicar efectivamente los mensajes

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FOTO 1 | 1. Para convencer, hablar bonito no es lo primero. Apenas me di cuenta de esta


verdad, cuando decidí que mis alumnos no solamente aprenderían técnicas de oratoria,
redacción y comunicación, sino que les ayudaría a dar el siguiente paso a la vez que yo mismo
intentaba descubrirlo. Por ese entonces iniciaba mi licenciatura en Derecho. Los primeros dos
semestres causaron un hondo impacto en mí, y me abrieron la puerta a un mundo fascinante
de lógica, razón y estructura. Aprendí que, ante los jueces y magistrados, poco valen los
recursos histriónicos: lo que vale es el argumento, la ley, la razón y la verdad. (Foto: Difusión)

REDACCIÓN GESTIÓN / 11.05.2019 - 04:35 AM

FOTOS | Comencé a impartir cursos de comunicación hace casi veinte años. Antes de eso, yo
mismo pasé muchos años estudiando y asistiendo a cursos, concursos y clubes de oratoria y
comunicación. En estos cursos aprendí muchísimas cosas, hice muchos amigos y, sobre todo,
tuve la oportunidad de enfrentarme al público y al micrófono miles de veces. Esto –como reza
un conocido comercial de tarjetas- sencillamente no tiene precio, según Entrepreneur.

Cuando pasé de estudiar a enseñar, muy pronto me di cuenta de un carácter fundamental en


los clubes a los que había asistido. En todos ellos hacían énfasis excesivo en las formas: la
postura, los gestos, los movimientos, las manos, los pies y el color de la corbata. Los exámenes
y concursos seguían la misma lógica: se calificaban sobre todo aspectos técnicos y formales
(tiempo, volumen, dicción…) y la más mínima desviación de las reglas o formas podían
descalificar al mejor de los oradores.

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Como sistema de aprendizaje puede pasar, pero al dar el brinco a la vida real; al salón de clase
primero y a los negocios después, fue muy evidente para mí que las formas puras; el hablar
bonito o el hablar “como orador” muy poco tenían que ver con el impacto efectivo en mi
audiencia. Aparentemente a mis alumnos les importaba muy poco si mi corbata era azul, o si
mis pies estaban colocados exactamente a la misma distancia que mis hombros. Ellos
respondían a otro tipo de cosas.

Tomé nota mental: Hablar bien es genial (y necesario). Pero no, no es suficiente.

Seguramente había algo más.

1. Para convencer, hablar bonito no es lo primero. Apenas me di cuenta de esta verdad,


cuando decidí que mis alumnos no solamente aprenderían técnicas de oratoria, redacción y
comunicación, sino que les ayudaría a dar el siguiente paso a la vez que yo mismo intentaba
descubrirlo. Por ese entonces iniciaba mi licenciatura en Derecho. Los primeros dos semestres
causaron un hondo impacto en mí, y me abrieron la puerta a un mundo fascinante de lógica,
razón y estructura. Aprendí que, ante los jueces y magistrados, poco valen los recursos
histriónicos: lo que vale es el argumento, la ley, la razón y la verdad.

2. Para convencer, tener razón no es lo primero. Es cierto: los seres humanos buscamos la
verdad constantemente, pero no somos robots que realicen ecuaciones matemáticas y lógicas
perfectas en nuestra mente, sino que percibimos la realidad y la procesamos a través de la
complejidad de nuestro entorno y nuestra propia naturaleza. Cada persona en lo individual
tiene un pequeño mundo dentro de sí misma, que está intentando comprender y resolver. A
un nivel muy fundamental, nuestro motor primario es evitar el dolor y lograr la supervivencia.
Cosas como hambre, sed, instinto; felicidad y tristeza, cansancio y dolor juegan una parte
importante en las decisiones que tomamos todos los días.

3. Para convencer, mover emociones no es lo primero. ¿Pero cómo puedes mover a alguien?
La experiencia me decía que simplemente decir cosas bonitas no era suficiente para
convencer. Es una experiencia con la que todos nos podemos conectar. La mayoría de las
personas tuvimos un crush; en algún momento de nuestras vidas estuvimos enamorados de
una persona que no nos correspondía. Quizás en la secundaria o en la preparatoria. Sufrimos
por aquella pasión mientras hacíamos intentos inútiles de convencer a esta persona de que
nosotros, también, éramos el amor de su vida. Lo intentamos de todo: flores, poemas,
peluches y discos grabados (para los jóvenes menores de 20 que puedan leer esto, los casetes
y los discos grabados eran el equivalente al Spotify actual); quizás nos jugamos todo y llevamos
serenata. Pero pronto aprendimos que todos los intentos por remover el corazón de nuestro
crush eran absolutamente inútiles.
4 | La respuesta está en la pregunta misma. Para convencer hay que mover; y para mover
necesitas que te abran la puerta. Nadie puede obligarte a sentir, ni a enamorarte, ni a sentir
emoción alguna. La puerta de las emociones solo se abre desde adentro. No se puede
empujar, ni forzar. Piensa en tu propia casa ¿a quién le abres la puerta? Respuesta: a aquellas
personas en las que puedes confiar. Quizás confías en ellos porque los conoces (son familiares
o amigos), o porque representan a algo en lo que confías (una empresa, una iglesia, una
asociación), o porque aparentan ser personas de confianza (por la forma en que se visten,
hablan y se comportan). Por eso lo primero para convencer no es hablar bonito, ni tener un
gran producto. Lo primero es ser una persona en quien se pueda confiar. Lo primero es tu
reputación, tu imagen y tu autoridad moral y técnica.

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