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Universidad de Ins Andes • Pnntificia Universidad Javerlana • Univeraldad Nacinnal de Cnlnmbia

LITERATURA, PRACTICAS CR1 TICAS


Y TRANSFORMACIóN CULTURAL

JALLA BogotI
Tomo a

Carmen Elisa Acosta, Carolina Aizate,


Cristo Figueroa, Alejandra Jaramfflo,
Sarah de Mojica, Betty Osorio
Editores

BogotI, mayo de zoo8

a
DEL MODERNISMO AL REGIMEN GRAMATICAL:
LECTURAS DE BALDOMERO SANIN CANO EN COLOMBIA

Alejandro Quin
University of Michigan

El 13 de mayo de 1957 tuvieron lugar en Bogota las exequias del ensayista Baldo
mero Sanin Cano. El intelectual colombiano más visible de la primera mitad del siglo XX
habla muerto a los 96 años de edad y durante dos dias desfilaron en tomo a su cadaver
diversos representantes de Ia socsedad capitalina. El ritual habla comenzado Ia noche
anterior en casa de Luls Sanin Aguirre, sobrino del ensayista, a donde asistieron rectores
devarias universidades bogotanas, académicos de la lengua, periodistasyaigunas delega
ciones obreras y estudiantiles. Ala mañana siguiente el féretro fue Ilevado ala FundaciOn
Universidad de America donde permaneciO en capilia ardiente hasta ci media dia, hors
en la que se lo trasladO ala Iglesia de Las Nieves para los funerales.
El itinerario terminO frente al mausoleo de los periodistas en ci Cementerio
Central, donde el ensayista recibiO sepuitura luego de algunos discursos de persona
jes notables, entre quienes se destacaban Alberta Lleras Camargo y Guiliermo LeOn
Valencia, dirigentes de los partidos Liberal y Conservador respectivamente, y futuros
presidentes de Ia naciOn durante el Frente Nacional (1958-1974). La junta militar que por
entonces efectuaba Ia transiciOn entre Ia dictadura miitar del depuesto general Gustavo
Rojas Pinillayla dictadura civil bipartidista del Frente Nacional también hizo presencia
expidiendo un decreto de honores a la memoria de SanIn Cano y enviando a varios de
sue ministros al funeral.’
La escena descrita muestra hasta qué punto el ritual fOnebre cc habla transformado
en un acto politico destinado a proyectar Ia imagen de unidad nacional en un pals frag
mentado par la escaladadeviolenciabipartidista que Se habla agudizado desde hacla par
lo menos veinte años atrás. Esto ens! no tenla nada de novedoso; la muerte de personajes
importantes suele ser capitalizada par los sectores dominantes parainfluenciar Ia opinion
pOblica. Lo que si llama Ia atenciOn es que el funeral del ensayista se hublera convertido

i Pars information sabre a) funeral de SanfnCanoysu despllegue medidtico puedeassultarse el periOdico El


Tiempo dc Bogot dcl dla i de mayo de ,9en paaicularlapr)mera pigina yla eCc1tn dc los obituarios.

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Literatura, prácticas critlcasy transforinacion cultural St. Politicas y poéticas de Ia macaorta cultural: de Ia ciudad letrada ala cultura digital

en Ia instancia preliminar del pacto de elites que fue el Frente Nacional, ciertamente uno La genersción que pudiera Ilamarse del 85, por cuanto esta fecha cons
de los perlodos más antidemocráticos en la historia politica colombiana, durante el cual tituye etapa fundamental en Ia vida de Colombia, merecerla el ingrato titulo
los partidos Liberaly Conservador pactaron para alternarse en el poder por dieciséis aiios de delicuescente si sOlo se contemplara en ella su acciOn politics oficial. Mas es
con elfin de “restaurar la democracia”. juato ver Ia entereza con que reaccionO ante las instituciones asfixiantes [...] que
implantO con su triunfo la parcialidad politics del doctor Nsinez y Ia muy poco
COmo fue posible que Ia muerte de Sanin Cano diera lugar ala escenificación del
decente administraciOn de sus colaboradores. (90)
acuerdo de los corifeos del Frente Nacional? La pregunta importa porque Sanin Cano ha
tido sin duds uno de los más celebrados promotores del pensamiento critico, moderno y Con esta afirmaciOn Lopez de Mesa definIa ci aporte de Sanin Cano y su “gene
progresista en Colombia, y de alguna manera los intereses de quienes en ese entonces se raciOn” en términos de oposiciOn ala politics del regimen regeneracionista liderado por
encargaban de redefinir el mapa politico colombiano estaban en conflicto con los valores Rafael Nflflez. Esta apreciaciOn se ira diluyendo en Ia recepciOn siguiente de Sanin Cano
que el ensayista defendiO durante toda su vida. Lo cierto es que el funeral de Sanin Ca- yen cambio se le dará prioridad ala cclcbraciOn de Ia “universalidad de su cultura” y de
no es contemporáneo e incluso parece estar conectado con una tendencia neutralizante su diletantismo; rasgos que fuera dcl contexto politico-cultural colombiano dc aquel
presente en ciertos sectores de la critica literaria colombiana, pars Ia cual el aporte de este momento, caracterizado por ci autoritarismo y ci culto a los idesles hispano-catOlicos,
autor se reduce a su participaciOn en ci surgimiento del movimiento modernista colom dcgenerO rápidamcnte en apuntes pursmcntc anecdOticos.
biano, pese a que el grueso de su produccion ensayistica se inscribe con más precision Se podria afirmar que esta ruta Ia inicia ci homenaje de las “Lecturas Domini
en ci campo de Ia crltica ideolOgica y cultural. El efecto de esta tendencia fue consolidar calcs” El Tiempo. Sedan los ensayos de dos importantes intelectuales, Maximiliano
de
una iniagen de Sanin Cano ligada exdusivamente ala estética modernista que dejaba de Grilo y ci jovcn Hernando TéIlez, los que de alguna manera inauguraron is recepciOn
lado otros aspectos de su obra y que ha tenido consecuencias cuando menos paradOjicas celebratoria de Sanin Cano coma jntelcctual “dilctante”. Téllez comienza haciendo
con relaciOn ala recepciOn de este autor end pals. un semblante biografico y menciona como dab de gran importancia Ia publicaciOn
Para ci iaicio de Ia década de los treinta todavia no habla un consenso entre los en 1893 del ensayo dc Sanin Cano escrito con motivo de la muerte del escritor frances
intelectuales colombianos sobre el puesto que debla aaignarsele a Sanin Cano en ci canon Hippolyte Tame; luego anade lo siguicnte: “[e]l articulo causa gran revuclo. Las gentes
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nacional. Ya por entonces ci ensayista gozaba de fama entre la elite intelectual hispano están asombradas de que ese señor tan serio [...] sepa tantas cosas sabre un escritorfran
• americana y habla publicado tres libros de ensayos con algOn éxito. 2 Tres tcxtos sirven cés quejainás se habia oido nombrar” (a). Téllez recuerda cOmo este texto fuc ci que lanzO
V

parailustrar el estado de Ia recepciOn durante estos afios Ia Introduccidn ala historia de ala lima a Sanin Cano.
3
Ia cultura en Colombia de Luls LOpez de Mesa (1930), Los contertulios de lagrutasimbólica Ciertamcnte ci ensayo sobre Tames un ejemplo interesante del trabajo de Sanin
de Luls Maria Mora (1932) y el homenaje que las “Lecturas Dominicales” de El Tiempo Ic Cano como divulgador de autores curopeos en una ciudad andina alejadaycasi incomu
rinde a propOsito de la publicaciOn reciente de su libro CrItica y arte (i). nicada con ci rcsto del mundo. Pcro convcrtir estc ensayo en is muestra representativa de
El texto de LOpez de Mesa sitfla a Sanin Cano dentro de lo que ci autor llama “Ge su trabajo es una gran reducciOn quevendc Ia imagen jocosa de un intelectual tan crudito
neración del 85”, cuya caracteristica principal habria sido “la universalidad de Ia cultura como inofensivo politicamente. Más sOn si se considcra que para is fccha SanIn Cano
quc ileva a sus rcpresentantes a consultar las literaturas del norte y ccntro dc Europa” habia publicado algunos de sus libros más ixnportantes y, pcor todavis, quc ci texto sobre
(90). A esta generacian aparccerlan vinculados también José AsunciOn Silva, Guillcrmo Tames contemporáneo con algunos de sus ensayos más destacados, como “NOfiez, poets”
Valcncia, Carlos Arturo Torres, Max Grub y otros más. Curiosamente, LOpez de Mesa
distingula entre Ia intelectualidad emcrgente y la poitica oficial liderada por los nacio
nalistas scguidores de Rafael NOflez y ci ala más intransigcnte del conservatismo:
Haytodaunaleyenda en tomb al ensayo sobreTaine que tiene que ver con los precarios sistemas de comuni
cacidn que habla en Colombiaafinales dcl siglo XIX. Tanto asi que sevolvid a publicaren win delos (iltimos
libros de Sanin Cano salido en 1955 con una nota aclaratoria que relata las circunstancias tie su aparicitin.
Debidoa que en 1893 los diaa-ios bogotanos no tenlan serviclo pmoplo tie noticias internacionales,elGobierno
a veces lea daba alguna inlbrmacitin de las den palabras diarias que recibla por cable. Fue asi como Uegó Ia
a Estus libros eran, hasta sz, La civilizacidn manual y SIres ensayos (1925) ,lndagacwnes a imdgcnes (1926) y natida de Ia muerte de Tame a Bogotáy comb surgiti el ensayo de Sanln Cano.Véase Sanin Cans. El buena
Criticay arts (1932). ncsmoyelpmgre.so del hombre, 46.

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L
Literatura, prácticas criticas y transformación cultural .i. Politicas y poéticas dr Ia mmnioria culturaL daIs ciudad letrada ala cuhtura digital

(1888) a “De lo exótico” (1894), donde asume posiciones realmente antihegemónicas con a su vez encontrO un magnifico punto de apoyo en el discurso que celebraba so diletan
respecto ala politica cultural colombiana del momento. tismo. Se trata de un proceso de recepción muy complejo cuyas partes se desarrollaron
Adoptando una tOnica semejante, Grub comenta en su texto que Sanin Cano simultáneamente, pero que par razones metodolOgicas y de claridad expondremos aqul
“leyo en Colombia a Nietzsche veinte aios antes que los cr1ticos ingieses” yresalta su total por separado.
desinterés en las “escaramuzas politicas” (6). En estalectura Sanin Cano aparece como un A finales delos anos cincuentayprincipios de los sesenta se consolida Ia reducciOn
diletante cuya cultura universal le impedla asumir posiciones poilticas determinadas. Se de Sanin Cano al modernismo. En 1957 a pocos meses del fallecimiento del ensayista, José
trata de una lectura predominantemente estetizante cuya premisa consiste en fracturar Ignacio Gonzalez escribe un texto eleglaco donde circunscribe su influencia al perlodo
el vinculo entre produccidn intelectual y conciencia politica.
4 tnodernista, adarando que “Isuj misiOn se cifró en difundir la nueva sensibilidad de los
Hacia otra direcciOn apuntaba ci texto de Luls Maria Mora, un intelectual per simbolistas franceses que haclan su aparición después de Ia derrota del naturalismo” (z7).
teneciente al grupo iiterario La Gruta Simbólica, cuyos feroces comentarios pueden ser En otro texto del mismo autor se refrenda esta idea invocando Ia filiaciOn del ensayista con
considerados como Ia reacción de Ia intelectualidad conservadora tradicional ala labor José AsunciOn Silva y Guillermo Valencia, los dos poetas emblemáticos del modernismo
intelectual ejercida por Sanin Cano en Colombia. Mora encontraba particularmente colombiano con quienes Sanfn Cano Se reunla ocasionalmente para discutirytraducir la
repudiables las ideas poifticas del ensayista, a quien acusaba de 5cr un liberal radical de obra de autores europeos en bogs a finales del siglo XIX, yanade que “como género más o
los aflos cincuenta, todavla petrificado en sus ideas politicas y cegado por “odios puros”, menos puro [eI ensayoj fue ci tipo de prosa que major respondiO al llainado modernismo”
que lo hablan Ilevado a criticar injustificadamente a Rafael Ndñez y a Miguel Antonio (568). Con Ia coal Sanin Cano quedaba enmarcado coma intelectual modernists tanto
Caro, los adalides del movimiento conservador conocido en Ia historiografia colombiana par sus relaciones personales con Silva y Valencia coma por ci genera de escritura que
como la RegeneraciOn (138). Mora tampoco cref a que Ia juventud colombiana podia hallar habrfa elegido para expresar sus ideas.
en el ensayista una oricntación o un principio que Ia guiara hacia el futuro. Sus invectivas Todavia más importante en esta linea interpretativa as el texto de Rafael Maya
concluyen con una sentencia que entre intelectuales como él debla ser indicio de la més sobre Ia historia del modernismo en Colombia. Primero par ser Maya un poets y critico
provecta perversion: “Sanin Cano, queen poiltica parece socialista. vino aser en Colombia de gran renombre en Colombia y segundo porque a pesar de reconocer que la filiaciOn
el padre del comunismo literario” (147). modernista de Sanfn Cano Se limitaba a sus silos de permanencia en Bogota entre 1885
Tanto Lopez de Mesa como Mora, ubicados politicamente en puntos opuestos, y 1909, sOlo Ic interesa valorarlo en funciOn de la estCtica de ese movimiento literario en
conflulan en una interpretaciOn netamente politica del papel desempenado por Sanin Colombia. En sulibro de 1965, Maya ya daba par sentado que SanIn Cano habla “pasado a
Cano en la vida intelectual colombiana; interpretacion que contrasta con la propuesta lahistoria literaria dcl pals coma crftico del modernismo” (1961: io) y solidifica este criterio
estetizante de Téllez y Grub. En particular, las criticas de Mora son interesantes porque sentenciando qua “nos interesa Sanin Cano como critico del modernismo y divulgador
dan cuenta de las teosiones que Sanfn Cano producla entre los intelectuales conservado y propulsor de todas las escuelas, teorlas y sugestiones que 1.. .} entraron a formar parte
res del momento. Pero no serla la interpretaciOn politica la que habria de prevalecer. La esencial a transitoria del movimiento modernista” (12). Diez silos despues, en un texto
obra de Sanin Cano serla objeto de una especie de neutralizaciOn discursiva a partir de lefdo en Ia Academia Colombians de Ia Lengua, Maya habria de repetir las mismas ideas,
su muerte, Ia cual al mismo tiempo harla posible so alineaciOn (o por lo menos el intento pero recogiendo la herencia dcjada par las interpretaciones de Téllez y Grillo. Alli habla
de alineaciOn) con lavieja intelectualidad tradicional gramatico-conservadora qua habla del ensayista como de un “profesor del relativismo” y de on “diletante” (1975: 56-57) que
dominado lavida cultural colombiana durante Ia RegeneraciOn y toda Ia RepOblica Con buscaba el conocimiento par si mismo sin querer darle ninguna utilidad. Asf se consolida
servadora (1886-1930). La estrategia que hizo posible este inusitado proceso de recepciOn entonces Ia uniOn entre Ia estrategia que promocionaba a Sanin Cano coma intelectual
fue Ia lectura reduccionista de Sanin Cano coma autor exclusivarnente modernista, la coal diletante y Ia interpretacidn exciusivamente modernista de su obra. Dc esta forms, Maya
—con Ia autoridad que podlan tener sus opiniones— Ic aseguraba a Sanln Cano un lugar
definutivo, aunque marginal, en el canon nacional, fhcilmente ubicable baja los rOtulos
4 Con estas criticas no pretends restarle hnportancia al hecho sobresaliente de Ia recepción de autores europeo5 de “modernismo”, “diletantismo” o “cosmopolitismo”.
en Colombia en Ia cual Sanin Cans tuvo un papal dmtacado sins poser en evidencia los julcios parcializa
dos de unos intelectualas qua sentaron las bases de una interpretacidn qua desconoce de limo otros aportas Para La década siguiente Ia reducciOn inodernista de Sanfn Cano estaba tan ci
criticos del ensayista. mentada que en 1977 René Uribe Ferrer escribió on estudio de cierta extension titulado

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Literatura, prácticas criticas y bansfl,rmacldn cultural .s. Politicasy po6ticas dc Ia memoria cultural: de Ia ciudad letrada ala cultura digital

usia confianza excesiva en


“Sanln Cano, critico del modernismo”, en el cual nuevamente se repasan Ia influencia del para ci escritor peruano al periodista de su epoca “lo sostiene
ensayista sobre Silva y Valencia junto con so papel de divulgador de autores extranjeros que la ignorancia de sos lectores sea afin mayor” (65).
y de los postulados estéticos del movimiento. B incluso en 1992 el critico David Jiménez, Pars Mariátegui. Sanin Casio representa usa movimiento de “rectificación” por
visible influencia
en uno de los mejores estudios que se han escrito hasta la fecha sobre el ensayista, insis haber contribuido a “eievar ci comentario y la crItica periodIsticos, con
te en que “[e]l crltico modernista no desaparece del todo en ninguna fase del desarrollo cOla educación dcl pflblico, yen especial del que no liega al libro” (65). Hay obviamente
intelectual de Sanin Cano” (17)•5 de elitismo ilustrado —también compartido por Santa Cano— en ci comenta
on dejo
La lista podria extenderse, pero suponemos que los textos mencionados dan una de Mariátegui que define muy bien lo que los intelectuales hispanoamericanos del
rio
idea precisa del alcance de esta interpretación. Sin embargo, ha habido notables excep tnomento esperaban del periodismo. El “deber ser” de esa profcsión no seria Ia simple
educación
ciones, como el ensayo de Jorge Gaitán Durán “Sanin Cano y la situación dcl intelectual mnfbrmación transmitida par seudo-pensadores, sino on gran proyecto de
grueso calibre, que fi.nalizarIa
colombiano” o los estudios de Rafael Gutiérrez Girardot y Ruben Sierra Mejia, donde es de las masas seaniletradas, liderado por “educadores” de
Continente. Ello
evidente el esfuerzo por analizar Ia dimensiàn politica y social de la producción ensa con Ia incorporaciôn activa de estas en los procesos socio-poilticos dcl
ylitica de Sanin Cano más allá de los parámetros del modernismo. Mi intención aqul requerla obligatoriamente unatoma de posición poiltica concreta queen el caso de am
el pensamiento progresiata y las reivindicaciones sociales.
no es ni restarle importancia al vinculo de Sanin Cano con ci modernismo colombiano bos intelectuales invocaba
—en franca oposición a una opinion muy generalizada— sostenga
ni mininsizar ci impacto de su papel de ‘divulgador cultural”, sino ilamar la atención Dc ahi que Mariátegui
sobre is forma como estos rasgos se vuelven estrategias de lectura que intencionainsente sobre Sanin Cano que “[nb cre[e] mucho en su escepticismo”, a incorpora al ensayista
o no ocuitan y neutralizan los aspectos más politicos de su obra. Sin una contextualixa coma precursor de su proyecto generacional, al coal le corresponde segfin él “Is hors de
cidn detallada, por ejemplo, Ia propaganda de Sanin Cano a Tame o a Nietzsche en Ia Ia violencia” (66).
Bogota de finales dcl siglo XIX pierde toda su fuerza contestataria y degenera en simples Es entonces en términos estrictamente politicos y de alcance continental —des
anécdotas celebratorias. virtuando ci lugar comfin de “diletante”, “escéptico” a “relativista”— como Mariátegui
Que la reducción modernista de Santa Cano fue un fenOmeno exclusivo de la interpreta eI aporte intelectuai de Sanin Cano. No es por tanto gratuito qua su escrito
critics literaria colombiana puede comprobarse atendiendo brevemente ala lectura de finalice en una semblanza con marcado acento politico: “[a] Santa Cano sos pOsteros Ic
algunos intelectuales hispanoamericanos fuera de Colombia, Ia cual ofrece interesantes reconocerán ci mismo mérito de haberse conservado fiel al pensamiento liberal y pro
contrastes con respecto a Is que se hizo en ci pals. Entre elba ci ali.n por circunscribir la gresista, en una epoca en que, turbados par is atracciOn rcaccionaria, lo renegaban la
obra del ensayista a un perlodo especifico ci suavizado, pero en cambio tienden a darle mayoria de sos més veteranos miutantes” (66).
una importancia capital a su papel de “divulgador” ya su coincidencia con los ideales de Menos entusiastaa y quizás un tanto contradictorias resuitan las opiniones de
unidad cultural hispanoamericana. Pedro HenrIquez Urefia expresadas en dos ensayos de 1932 y 1936 respectivamente. En ci
Un ensayo de Mariátegui, escrito pars “Lecturas Dominicales” de El Tiempo en primero ci dominicano controvierte con ci argentino Roberto Giusti por haher ilamado a
1917, es de gran importancia por Ia manera como subvierte algunas de las estrategias in Santa Cano “maestro” en usa discurso de recibimiento en Buenos Aires. 6 Pars Henriquez
terpretativas utilizadas por los intelectuales colombianos. El ensayo llevaba ci sugestivo Urefia, ci ensayista colombiano no pertenecia al mismo campo de acciOn de autores como
titulo de “Sanin Cano yla Nueva Generación’ y su objetivo general era ponderarla labor Juan Montalvo, José MactI o José Enrique RodO: “No In veo en la cuadrilla de maestro
periodistica y difusora del ensayista. Mariátegui comienza haciendo una crftica al perio que se lanzan al campo [...] sino acechar estrellas y nubes, senaiar las horas, predecir ci
dismo hispanoamericano, puntualizando que este habia sido tradicionalmente ejercido tiempo” (i). La oscura metáfora sin duds debia referirse ala falta de unidad temática y al
por una multitud de “diletantes” carentes de toda preparación cultural a literaria (65). carácter disperso de Ia obra de Sanin Cano, porque más adelante sostiene que “sos con
ceptos mejores ocurren dc paso lyl rara vez reciben desarroiio en trabajo especial” (i).
Es justo anotar quasi bien Jimenez utiliza Ia recepcidn modernista sic Sanln Cano como marco general, us
estudiogoza de una perspectiva amplia qua no desconoce las iniplicaciones politicos dcsudiscursomtampoco 6
aplicado a
oculta Ian osras cetas de Ia producción intelectual del ensayista. Sin ernbaigo
lo ctio solo como un ejamplo
5 muchos de sun compatriotas at impresionaron al escuchar el generous calificativo de “maestro”
m*s sic Ia constants presencia qua tiene en Colombia Ia intcrpretaciOn modernists de Sanin Cano. Sunlit Casio. Véase Giustl (tz).

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LiteratUra,prácticas criticas y transformacidn cultural §.i. Poifticas y poéticas de Ia memoria cultural: de is cludad letrada ala cultura digital

ci homenaje
Luego Ia comparación de Sanln Cano con los grandes “Arquitectos de America” era varias universidades norteamericanas y europeas. Dc acuerdo con Ia carta,
cuando menos excesiva, ya que su trabajo no mostraba ni Ia claridad en lot fines ni Ia ejustificabaP0qtre
5
coherencia del de aquellos. Además, ci dominicano parece descubrir (y rechazar) un La America vive un momento decisivo de su historia, y, en Ia paz yen
cierto pesimismo en ci ensayista, ejemplificado por su “inteligencia desconfiada” con la el honor, busca con afán la manera de alirmar categoricamente au unidad espi
sociedad y a veces “con la vida enters” (s). ritual y cultural. Por eao is America entera sabe quest preciso rendirle ahora ci
Siendo HenrIquez Urefla uno de los abanderados del discurso “americanista”, homenaje debido a i. ..l don Baldomero Sanin Cano 1...] maestro insigne silos
sus comentarios parecen ilevar la casi imperceptible denuncia ala falta de compromiso hay par su sabidurla y por la aencilla autoridad purisima de su menaaje de libe
de Sanin Cano con los ideales de unidad cultural continental. Sin embargo, estas opi raciOn [...l. (Citado en Manuel Pedro Gonzalez 335)
niones serian parcialmente modificadas en el ensayo de 1936. AllI curiosamente habla
de Sanin Cano como de un “valor hispanoamericano” que no se complace con pensar No obstante ci entusiasmo, is propuesta no fue tenida en cuenta por ci gobierno de
nada a medias sino que penetra hasta “Ia raiz de los problemas” (131), y celebra de paso santos y ci homenaje de 1948 intentaba compensar en alga esta inconveniencia. Importa
las que considera sus convicciones inalterables que no cambian “ni con Ia edad ni con reparar en ci párrafo citado porque en él aparecen rasgos tipicos de Ia retOrica “amen
los fracasos ni con los éxitos” (133). Reluce nuevamente Ia negacion del supuesto carácter canista” en Ia cuai se interpreta la obra de Sanin Cano, cuyas dos grandes coordenadas
escéptico y desligado de compromiso politico adjudicado a Sanin Cano. El juicio final de serlan “Ia unidad espiritual y cultural” dcl Continente y ci “mensaje de JiberaciOn”. La
Henriquez Urefla haria carrera entre los intelectuales de mediados de siglo, pars quienes ventaja de esta interpretaciOn radicaba en que daba alientos a una recepciOn politica
Sanin Cano, ahora sin reserva alguna, entraba con derecho propio en ci selecto circulo (aunque sOlo a nivel formal) del ensayista, pero tenlala desventaja de que lo ligaba dema
de los “maestros de America”, y su obra comenzarla a interpretarse de acuerdo con las siado a esa homogeneizaciOn inclemente que se esconde tras Ia celebraciOn de la aupuesta
coordenadas ideológicas del discurso de unidad hispanoamericana. unidad espiritual americana. Sin embargo, sejustificaba en parte porque pars eta época
El ejemplo más sobresaliente de este “boom” interpretativo es sin duda ci homenaje Sanin Cano, a tono con los ideales del momento, se acercaba también al sueño de una
que Ia Revista Iberoamericana Ic hizo al ensayista en ci nitmero z6 de febrero de 1948. En Hispanoamérica fuertey unida. Era par supuesto ci mismo ideal que promovIa la Revista
esa ocasión las figuras más visibles de Ia intelectualidad hispanoamericana Ic rindieron a Iberoamericana en sus primeros altos y por tanto ci reflejo de las aapiraciones de Ia elite
Sanin Cano un tributo de reconocimiento por los que habrian sido sus continuos aportes ilustrada continental (Martin 511).
a Ia consolidación de los valores de “nuestra America”.
7 Sin embargo, ci acto tiene una Pese a las brechas ideolOgicas que habla entre los colaboradores —las cuales iban
historia que se remonta diez afios atrás yque hunde sus raices en los origenes del Instituto desde el comunismo militante de José Portuondo hasta las ensoflaciones humanistas de
Internacional de Literatura Iberoamericana y de la Revista Ibe roamerjcana. Roberto Giusti— Ia convergencia en torno ala importancia de Sanin Cano era unánime. So
En 1939, al anode Ia fundación del Instituto y de su órgano de difusión, sus orga bresale además Ia insistencia por desligar a Sanin Cano dcl modernismo. Pars Portuondo
nizadores lanzaron una campana para rendirle un homenaje continental a Sanin Cano laasinsilacionque SanIn Cano habla hecho dci filOsofo cubano José Enrique Varonay dcl
que debia consistir en la publicación de sus obras completas. Debido a Ia dispersion crftico DanCs Geong Brandes “Ic ayud[O] a superar ci limitado aunque brillante imprcsio
en que ae encontraban (y todavla se encuentran) sus escritos y a los altos costos que ello nismo modernists” (241), mientras que pars Mariano PicOn Salss “Il]a superabundancia
implicaba, se hizo directamente una peticiOn al presidente Eduardo Santos para que ci ornamcntalya nos alcja de algunos de los escritores de la gencraciOn modcrnista, y mérito
Gobierno colombiano financiara Ia empresa. La carta dirigida a Santos foe firmada por de Sanin Canoes vencer todo limite generacional en ci testimonio de una prosa precisa”
todo el estrellato intelectual de Ia época, entre quienes figuraban Alfonso Reyes, ROmulo (256). Era obvio: para is generaciOn que siguiO alas modernistas estos hablan mantenido
Gallegos, Mariano Azuela, Arturo Uslar Pietri, Pedro Salinas, asi como profesores de Ia mirada dcmasiado atenta alo que acontecla en Europay descuidaron Ia reflexiOn sobre
los problemas inherentes a HispanoamCrica. Lo que importaba ahora del intelectual no

7 En Ialista de colaboradores pars ci homenaje figuraban German Arcinicgas, José A. Portuondo, Francisco
Romero, Marisno Picdn Salas, Gabriela Mistral. Roberto F. Giusti, J. Garcia Monge. Luis Emillo Soto, Juan 8 Comonosreferimosenconjuntaal mencionado nümero de IaRevista Ibemamericana, no haremos referencias
Marinello, Max l-senriquez Urefia, Jorge Mafiach. Marco, A. Morinigo, Luis Rodrlguez-Embil, José Maria individuales en Ia bibliografla final. aunque en ci texto se harfn explicitos ci sombre del autoryci numero de
Chacdn yCalvo.Andres Iduarte, Hernando Téllez yManuel Pedro Gonzdlez. pfgina de donde se toman las citas.

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Uteratura. prácticas crfticas y transformación

era su capacidad para ejecutar transibrmaciones formales en la literatura, sino su aport


I j. pullticas y poéticas de Ia memoria culturat de Ia ciudadletiada ala cultura digital

,oVillegasDuqueno repara en estas diferencias fundamentalesyeuolepermite


ala educación del “pueblo” hispanoamericano ysu corajepara ayudar atrazar el camino pjpanra Sanln CanO Con gramáticos coma MiguelAntonio Caro, José Manuel Marro
que culminarla en una cultura continental original, independiente ydensocrática. Sank tuakomfin entre
no Marco Fidel Suárez, postulando asi usia especie d.c prayecto mte
Cano parecla encajar bien en este marco idcológico. pormedio suyo Ia reacciOn delaintelectualidadgramático-conservadoraexpresada
hacerle
Los ejemplos anteriores dan una idea precisa dcl abismo que separaba Ia recepcion ‘
los afsos treinta por Mora dejaba de tener fundamento; ya no era necesario
5
colombianadelaque se hada fuera del pals unos afios sates. La reducción de SaninCano a Sank Cano porque ahora ci ensayista compartla los mismos valores y
criticashostiles
regeneraciocsistas.
al modernismo iàcilito el desmonte de su labor modernizadorayprogresista e hizo post. ejerclaci mismo tipo d.c prlcticas discursivas de los intelectuales
ble un intento de re-politizacifln de su obra cubs mismos términos de Ia intelectualidad No obstante, también es justo mencionar que Sank Casio tuvo algo de culpa en
obra en Colombia. Su larga amistad y su
gramAtico-conservadora que ci ensayista habia combatido con ahinco durante buena ci giro inesperado que dio Ia recepciOn d.c su
parte de su vida intelectual. snujescendencia critica con Guillermo Valencia facilitaron su asimulaciOn no sOlo al
Cómo Se explica que dos lecturas visibleniente contrarias como la modernist& norJernismo, sino también ala versiOn tradicionalista que este poeta dio at movimiento,
y Ia gramAtico-conservadora puedan tener un proyecto de recepdón comfin en tornoa agnal encaba muy bien en los ideates de las elites hispano-catOlicas del pala. Elmoder
dcl progresismo
Sanin Cano? Donde mejor se percibe Ia comunión lnttma entre ambas tendendas es en nismo colombiano pasO par un proceso de transformaaOn que lo llevO
ci libro de Néstor Villegas Duque SanIn Cano, viajero del espiritu, escrito a mediados inoderaLlo d.c Silva at tradicionalismo neoclásico d.c Valencia (Caxnacho Guizado 543).
de los años sesenta. Alli ci autor bogra crear une especie de continuidad entre un Sank En su conjunto, la obra de Silva expresa las tensiones de una sociedad que Se está
Cano modernista y otro asimilado ala cultura gramatical que floreció en Colombia transformando par ci influjo d.c los procesos de modernizaciOn ypor Ia lenta incorpora
crisis
especialmente durante la Regeneracionyel perlodo dela Repüblica Conservadora. Enei dOn dcl pais at capitalismo mundial. La “muerte de Dios”, ala secularizaciOn, yin
capltulo segundo, par ejemplo, hace una sintesis de las relaciones de Sank Cano con del hoinbre moderno, son algunas de las elaboraciones temáticas qua aparecen en sus
elmodernismo en Colombia ysostiene que “[flue él ci abanderado delnuevo ‘credo esté poemas fibosOflcos d.c Gatos amargas, o en su finica novela, Dc sobTemesa (Zuleta 113).
tico’ ytal vez hasta de Ia filosofla delModernjsmo” (6z). Pero en ci capitulo sexto no tiene Estos conflictos tipicos de Ia modsrnidad. estas tensiones, fueron luego superados en la
ningfin reparo en aflrinar que “no consideramos muy sobrado Eel] concepto de que Don poesla de Valencia mediante usa retorno firme a los temas clésicos y ala seguridad de
Baldomero estaba ala altura de Bello, Caro y Gômez Restrepo en sabidurla de lasletras lafereligiosa —cosa que ci poets bogrO sin renunciar a los avances formales de is estética
españolas”; y agrega que Sank Cano compartió la preocupación gramatical de varios modernista. Poemas como “Los camellos”, “Paz Nobis”, “San Antonio yet Centauro” y
autores ayudando a crear “a fines del siglo pasado y comienzos del presente un ambiente especialmente “Anarkos”. son buenos ejemplos de Ia vuelta at tradicionalismo qua leper
gramatical verdaderamente valioso y maniflesto” (iii). mitiOaValenciaempalmarel modernismo colombiano con Ia altacultura clasicaquelos
VillegasDuquelleva acabo. via reducción modernista,laincorporacion deSanin intelectuales del réginien conservador tenlan en lamás airs estima. MI, porintermedio
Cano ala préctica discursiva més recurrente entre los intelectuales regeneraaonistas Ia deValencia fueposible induiraSanin Cano cuts armOnica comunidaddeintereses que
escritura de estudios ytratados de gramática. Conviene recordar que estaprácticaestuvo tan perfectamente bograba acomodar ci modernismo junta at culto par las expresiones
siempre ligada alproyecto de repOblica unitaria hispano-catolica cristalizado porel go neocissicas, la graniática. ci hispanismo yun catolidsmo militante.
bierno de Nü&z en Ia ConstituciOn PolItica de i886. El culto ala lengua adquirio en ese Pero todavIa quedaba Un aaunto por resolver en este proceso de encuadramiento
contexto unalinportancia capital comovehlcislo de unificaciOn nacionalycomo instancia conservador: ci presunto atelamo del ensayista. Este parece ser elobjetivo de Jaime Serna
propagandistica de los vabores de la dase hegemonica conservadora. Gflmez en ci prOlogo auna ediciOn conmesnorativa auspiciada parts Academia Antio
Es cierto que Sank Cano escribiO sabre gramática y fliologla, y de es buen quefaa d.c Historla en 1973, donde no ahorra esfuerzos par presentar a Sank Cano coma
ejempbo su colección de enaayos titulada Divagacionesfilologlcas, pero bo hizo general catOlico fervoroso. Serna cornienza diciendo que Ia impresiOn de escepticismo religioso
mentepara desmontarlos argumentos dogmaticos yortodoxos de los gramáticos regene qua dejan los escritos de SanIn Cano es sOlo aparentc, porque en verdad ci ensayista
racionistas. Si ci propOsito de estos era dictar las reglaspara ci “usa correcto” de lalengua sicinpre haMs conservado sus creendas d.c nlno. Luego relata cOmo ci Arzobispo d.c Po
yparaprotegerladelinflujo extranjero, Sank Cano se encargarla de denunciarel carkter payánvisitO a Sank Cano en 1955 y conversando le pidiO una opinion sabre Jcsucristo, a
arbilrario de esas reglas y de defender Ia libre circulaciOn delas influencias linguisticas. Ia cual ci ensayista habria reapondido: “yo creo en Jesucristo yen todas las verdades de

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ljteratura. prácticas crfticas y transformacidn cultural - .a. Pollticas y poeticas de Is memoria culturaL de Ia audad letrads ala cultura digital

Ia fe” (‘3). También cuenta Serna que en Bogota el padre Féhx Restrepo lo confesó dos Tengo ci mis grato recuerdo de Simm. Sits obras de critica literaria y de
veces en su lecho de agonla y luego Ic aplicó el Viitico y Ia Extremaunción. “El padre observaciones lingilisticas, con aer tan importantes, resultan de vez en cuando
Felix Restrepo dice que Ic manifesto a sus familiares que nunca habla sido masOn. Que inferiorea a so valla personal. Su conversaciOn, sin ser caudalosa, se convertla
eso era ridlculo’ (14). en fuente de encantadoras sorpresas intelectuales (...). (‘i)
Obviamente, es imposible comprobar Ia veracidad de estas afirmaciones y en El énfasis deliberado en los encantos personales de Sanin Cano fue sin duds una
realidad eso no imports. El tema de Ia religiosidad de Sanin Cano o de sus confesionea
tactica que le sirviO a Guzmin Esponda pars poner amablemente a un lado las ideas del
en ci lecho de agonla es aigo en lo que no me interesa ahondar en este trabajo. Lo que etisayiStS, que probablemente Ic incomodaban, sin tener por ello que echar a perder ci ho
si es significativo en los comentarios de Serna es el esfuerzo institucional, hecho en el
menaje. Este ejemplo es una muestra perfecta de hasta qué punto Sanin Cano podia Ilegar
marco de una publicacion oficial destinada a tener una difusiOn amplia, por deshacerse
a ser molesto incluso para las instituciones que Ic haclan propaganda a su nombre. Pero,
definitivamente de aquellos elementos que trababan su asimilaciOn completa a los idea entonces, si ci ensayista resuitaba a veces incOmodo en determinadot circulos, por qué
les de las elites hispano-catOlicas colombianas. En otras palabras, lo que aqul estaba en se Ic haclan tantos homenajes y conmemoraciones? La respuesta a esto tiene que ver con
juego no era si Sanin Cano crela o no en Dios, sino todo un complejo institucional que Ia manera como en Colombia se han incorporado muchos valores literarios nacionales
debia incorporar a un escritor canOnico de manera tal que su figura, depurada de todo a través del reconocimiento internacional.’° La gran fama que Sanin Cano tuvo entre los
contenido subversivo, continuase reproduciendo los principios ideolOgicos de Ia elite intelectuales más importantes de su Cpoca hacla de él una figura que obligatoriamente
tradicionalmente dominante. habla que acomodar en algOn lugar del selecto canon nacionai. Lastimosamente, como
No obstante, la incorporaciOn de Sanin Cano al parnaso de las glorias naciona yavimos, esto se hizo a partir de estrategias interpretativas que hicieron una lectura muy
les no ha sido tan completa como muchos hubiersn querido; esto indica que de alguna selectiva de su obra y cuyo resultado fue Ia neutralizsciOn de los aspectos mis criticos y
manera su figura causa cierto malestar en las instituciones reproductoras de los valores progresistas que sin duda representan lo mis destacsdo de su producciOn ensayistica.
culturales nacionales. A un ano de Ia muerte del ensayista, por ejemplo, Rafael Posada
Franco proponia una ediciOn completa de gus colaboraciones en El Tiempo yla creaciOn
de Ia “Cátedra Sanin Cano” en las universidades (ii). Pero al parecer sus propuestas no
hallaron ecoY Tan es asi que en 1992 Ia Biblioteca Püblica Piloto de Medellin hizo una pu
blicaciOn con motivo de los 35 silos de so muerte en Ia cual el editor lamentaba el “injuato
olvido” a que habla sido condenada la obra de Sanin Cano por parte de “los programas
de literatura en colegios y universidades” (Baena, sin nOmero de página).
Cuando menos sintomático resulta ci hecho de que a pesar de 5cr un autor ca
nOnico consagrado, Sanin Cano no hays sido difundido en Colombia al nivel de las
instituciones educativas. Muchos saben de su fama, pero muy pocos lo han leido. Esta
contrsdicciOn entre Ia excesivs celebraciOn de so nombre y Ia poca circulaciOn de aug
textos ha sido otra estrategia efectiva en Ia promulgaciOn de un Sanin Cano inofenaivo
ante el status quo. Para ci homenaje pOstumo que Ia Academia Colombiana de Ia Lengua
Ic rindió en 1971, ci entonces director de Ia instituciOn, Eduardo Guzmán Esponda, se
refiriO a él en los siguientes términos:

9 Solo hasta 1998 Se iniciO en Colombia Ia publicaciOn de las colaboraciones de Sanin Casio en El Tiempo de
BogotA a cargo del Departamento de Publicaciones dela Universidad Externado de Colombia ybajo Ia coordi
naciOo de Otto Morales Benltez. Los seis vohimenes que coniponen estspublicaciOn son sin duda el esfuerro 10
-. ,-—

mdi importante que Se ha hecho en Colombia por reunir sits escritos disperses. y Ge,s anUs de soledad

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Literatura. prScticas criticas y transfarmación cultural E .i. Politicas y poeticas de La memoria cultural: de Ia ciudad
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