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¡A parar para avanzar!

El 10 de octubre de 2018 no estaba asistiendo a mi primera marcha, pero si se sentía como un despertar,
como una oportunidad de dejar de ser ese colombiano promedio qué se entera de las cosas se queja en los
pasillos y revira de cuanta acción política mal habida escucha, pero que al final del día no hace nada. Y no
pretendo juzgar a los que no se movilizan, es claro que todos tenemos prioridades distintas, pero sí
cuestiono a quienes sin argumentos pretendían sabotear el proceso.

Un día antes de la movilización el día martes 9 de octubre, en la Facultad de Bellas Artes de la universidad
tecnológica de Pereira escuchábamos hablar con mucha propiedad a nuestro representante Andrés Gómez
el que pone la cara y habla por nosotros ante el consejo Superior, lo escuché hablar de muchas cifras de
mínimos, de déficit financiero de falta de contratación docente, no pude hacer más que tomar apuntes e
intentar empapar me de esta temática nacional, que aunque era y sigue siendo de mi interés, no conocía
hasta el momento.

El día de la primera gran movilización nacional se podía sentir la alegría en el aire, se notaba que algunos
compañeros asistían sólo por el calor del momento, sin entender realmente porque se estaba marchando,
con esto no quiero decir que su fuerza no haya ayudado a conquistar lo que finalmente se conquistó,
simplemente se notaba qué era la primera movilización para muchos.

Afortunadamente cómo fue generalidad en casi todas las movilizaciones de la ciudad de Pereira, el ambiente
estuvo tranquilo, no se sentía presencia de grupos que usan la violencia como medio; y la fuerza pública no
tuvo chance de provocar a la multitud, la consigna era la de una movilización pacífica y logramos llenar las
calles de arte, de sonrisas, de cantos y de voluntades incesantes que sólo pedían ser escuchada en sus justa
exigencia de una educación pública y de calidad.

Exterior del Terminal de transportes de Pereira.


Caminé y grité con todas mis fuerzas hasta quedar muy agotado, sin saber que lo más difícil apenas estaba
por venir

El siguiente paso fue empezar trabajar desde lo local, algunas asambleas tanto generales, de programa,
cómo de facultad fueron convocadas, sabía que estas servirían para conocer a quienes estaban realmente
interesados en aportar al cambio, y con esto en mente me uní al consejo estudiantil de mi programa
(licenciatura en música) qué fue creado en medio de la coyuntura, ya que el programa se había
caracterizado por la poca participación en este tipo de movimientos. Al cabo de unos cuantos días mis
compañeros empezaron a reconocer mi interés en la causa y pusieron en mí y en el representante del
Consejo, Camilo Cerón, la confianza para ir al ENEESi de emergencia, nosotros seríamos el puente de
comunicación entre nuestro programa y el panorama nacional.

Antes de viajar a Bogotá algunos compañeros que tenían un conocimiento más profundo del tema,
organizaron un par de reuniones los días jueves 18 y viernes 19 de octubre del mismo año, las reuniones
tuvieron un carácter pedagógico y no tan dialéctico como sería lo ideal, debido a que no todos
manejábamos los temas a profundidad. El viernes por la noche salimos hacia la Ciudad de Bogotá en unos
buses que fueron gestionados de diferentes maneras, entre estas el conocido mochilazo, aportes de un
sindicato de profesores, y la universidad. Recuerdo que esa noche tardamos un poco en salir, porque los
compañeros del comité de Derechos Humanos estaban haciendo una revisión minuciosa de los buses,
alcancé a escuchar en la multitud el disgusto de algunos compañeros, parece que a veces se nos olvida que
en este país matan líderes sociales todos los días y que parece que alzar la voz o pensar diferente es
sinónimo de arriesgar la vida.

A Bogotá llegamos la mañana del 20 de octubre el hospedaje sería en la Universidad Distrital sede La
Macarena, recuerdo que al llegar las diferentes delegaciones de universidades públicas del país, se
escuchaban sus cantos y se mezclaban con los nuestros, sabíamos que era un momento de emergencia pero
estábamos felices por la oportunidad de cambio, además me sorprendió la organización logística que tenía
la UNEESii, nos registraron a todos con cédula en mano, nos entregaron una escarapela, y pagamos $10.
000COP, qué servirían para nuestra alimentación durante el fin de semana.

En cuanto montamos el campamento dentro de las instalaciones de la universidad desayunamos y nos


dispusimos a escuchar la situación de las otras universidades, la verdad es que en muchos casos sentí
vergüenza, ya que la realidad, de otras instituciones, era muy cruda, y mucho peor que la nuestra, me sentí
afortunado pero a la vez culpable por ser parte de la desigualdad. Escuchamos casos de edificios que se
caen a pedazos, de compañeros que luchan solos y son perseguidos por exigir justicia, de programas
académicos y universidades enteras que están a punto de cerrar por falta de recursos; a veces en las
ciudades capitales olvidamos lo que tienen que pasar en regiones marginadas del país, en donde la mano del
gobierno sólo se ve para extraer y nunca para invertir.

Al igual que como había comenzado este proceso mi tarea en el ENEES de emergencias fue ir a aprender, los
espacios eran muy complicados y de un nivel técnico avanzado la discusión del día sábado se extendió
aproximadamente hasta las 2:30 de la mañana y se cerró la plenaria con varios puntos faltantes.

El domingo fue un poco diferente, por iniciativa del representante estudiantil al consejo superior de la
Universidad de Caldas tuvimos una reunión los estudiantes de programas de artes que estábamos en el
encuentro, éramos 11 instituciones diferentes y la intención era analizar lo que le compete directamente al
arte, nuestro ideal o misión se puede resumir así, “él arte cómo ente transformador y creador de sociedad."

Aunque aproximadamente a las 8:30 de la noche del domingo faltaban muchas cosas por resolver los buses
de la UTP estaban listos para nuestro retorno, por lo cual se definieron ciertas posturas como institución, se
dejaron sobre la mesa y retornamos a Pereira.

Universidad Distrital sede la Macarena- Bogotá

Después de ese fin de semana de arduo trabajo organizamos las ideas resultados y planes a mediano y largo
plazo para transmitir esa información a nuestros compañeros, entendiendo que algunos se encontraban en
la misma situación de desconocimiento que nosotros hace apenas un par semanas, intentamos no juzgar a
los que debatían sin argumentos, y simplemente alegaban por un pronto retorno a clases.

En las siguientes semana no desaprovechamos el tiempo, construimos en la medida de lo posible un pliego


local de la facultad que intentó escuchar e incluir a todos, entendiendo que el trabajo académico y la
movilización constante conllevan un desgaste físico y mental, gestionamos espacios de esparcimiento que
también servían para apropiarnos y tomarnos la universidad, tuvimos chocolatadas, acampadas, un festival
musical, además de las constantes movilizaciones y asambleas.

A principios de noviembre el panorama pesó comenzó a cambiar, ya rodea vamos el mes paro nacional y el
gobierno no respondía, y además el presidente Duque se reunía con cantantes de reggaetón y no con los
estudiantes, sumado a eso en diferentes partes del país el ESMADiii actuaba de manera represiva,
violentando provocando y reteniendo a estudiantes que sólo ejercían su derecho a la protesta. El resultado
de todo este fue un ambiente de incertidumbre y miedo, algunos estudiantes debían regresar a sus ciudades
de origen, otros estaban asustados por lo que podría pasar en la movilización. Nos vimos obligados a crear la
guardia estudiantil universitaria de la UTPiv, un grupo de personas que estábamos dispuestas a poner el
pecho para salvaguardar la integridad de los otros compañeros, lo cual no quería decir tuviera una actitud
violenta, sino más bien reaccionaria ante la situación, teniendo como prioridad cuidar a los estudiantes.
Los resultados de las negociaciones se pueden ver en el documento, o las consecuencias futuras pero lo que
nunca voy a olvidar de este proceso es el crecimiento, de mis compañeros, del movimiento estudiantil, y el
mío propio. No voy a olvidar que me hizo conocer gente parecida a mí, gente interesada en otra gente,
gente que no piensa sólo en sí mismo, no voy a olvidar el brillo en la mirada orgullosa de los profesores del
sindicato al ver el orden la fuerza y las victorias de esta generación, sabiendo en su interior qué son los
frutos de las semillas que ellos plantaron cuando eran jóvenes como nosotros.

Sería ingenuo creer que las cosas están resueltas, es cierto que nunca habíamos avanzado tanto, pero
seguimos estando lejos del ideal, lo que nos espera ahora es estar preparados desde el conocimiento local
para construir con más argumentos cuándo la coyuntura nacional lo exija, y esa es la invitación todos
podemos aportar de alguna manera al cambio, no importa lo pequeña que parezca, una acción es mejor que
la indiferencia.

Primer mural gestionado por el consejo de la licenciatura en música de la UTP, Pereira.

i
Encuentro Nacional de Estudiantes de la Educación Superior 19,20y 21 de octubre de 2018
ii
Unión Nacional de Estudiantes de la Educación Superior
iii
Escuadrón móvil anti disturbios
iv
Universidad Tecnológica de Pereira

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