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cambio en un evento B, de tal forma que A determina que B cambie. Con base en esta idea,
se considera causa a un evento que precede a otro y qué a la vez, su ocurrencia permite
observar un resultado. Conocer esta estructura causal, tiene un valor adaptativo para los
organismos ya que entender que eventos se relacionan entre sí puede permitir predecir
eventos futuros, así como permite manipular el mundo a fin de conseguir ciertos resultados
Suponiendo entonces que conocer la estructura causal de los eventos tiene ventajas
adaptativas, surge la pregunta ¿Cómo es que los organismos identifican que A es la causa
de B? Algunas de las propuestas que permiten acercarse a una respuesta a esta pregunta,
son la asociativa y la cognitiva. La primera por su parte, señala que los sujetos asocian la
pueden darse en binomios (i.e. A-B, B-resultado) relacionados por un nodo común (i.e. B)
humanos esta mediada por procesos encadenado de razonamientos, lo que supondría que su
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ante diferentes estímulos; lo que lleva a inferir que tan solo uno de ellos no podría ser la
causa y no estímulos en conjunto (De Houwer, Vandorpe, & Beckers, 2007); también se ha
sugerido que los juicios de causalidad podrían ser mediados por la memoria de los sujetos
sobre la relación que se establece cada estímulo con el resltado (Melcher, Lachnit, &
Shanks, 2004).
cómo cierto evento de estímulo adquiere una función “explicativa” que permite a los
sujetos inferir si esta es o no una causa de los resultados obtenidos. Lo que, de cierta forma,
deja de lado el papel que juega la respuesta, si es que lo tiene, en los juicios de causalidad.
De acuerdo con la teoría del modelo causal, se ha sugerido que al analizar los
puede desarrollar la respuesta es de “filtro” que permite descartar de entre los diversos
estímulos que pudieran ser una causa de aquel que de hecho lo es (Leising et al., 2008).
Un estudio que se enfocó en analizar cuál es el posible rol del responder en los
Experimento 1 se analizaron los efectos de permitir que los sujetos generaran un estímulo
que previamente se asoció como causa común a la entrega de agua azucarada. Las ratas
eran expuestas a dos tipos de entrenamiento, para la mitad de las ratas se les presentó una
luz/click (L) seguido por un tono (T) al que a su vez le seguía el agua azucarada (F); para el
otro grupo L fue seguido por la presentación simultanea de un ruido (N) y F. Durante la
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prueba, el palanqueo de los sujetos podía resultar en T (Intervención-T) o N (Intervención-
N) para dos grupos, mientras que para los otros dos N y T eran acoplados a cuando los
otros dos grupos los produjeran. Todos los sujetos pasaron por las mismas pruebas.
Los resultados mostraron que los sujetos presionaron más la palanca cuando esto
resultaba en la ocurrencia de T en comparación a las otras tres pruebas, lo que muestra que
los sujetos identificaron a T como causa con mayor probabilidad que a N. Aunque en el
estudio se destaca la importancia del tipo de entrenamiento, como de causa común (i.e. L-T,
L-F) o de causa directa (N-F), una interpretación que se puede hacer de estos resultados es
que, muestran que un elemento clave para la identificación del evento causal fue la
asoció con el responder y por tanto los sujetos no diferenciaron el rol que podría ejercer su
conducta respecto a esta señal. Por lo que podría considerarse que esta clave no tuvo ningún
Un estudio posterior que se enfocó en averiguar cuál es el posible rol del responder
en los juicios de causalidad fue el estudio de (Leising et al., 2008). En una serie de tres
experimentos examinaron si la respuesta de los sujetos podría ser tratada como una causa
Experimento 1, los sujetos fueron expuesto a una condición en que A (Luz parpadeante) era
seguida por X (Tono); en la siguiente condición A era seguida por F (agua azucarada). En
para los otros grupos. El segundo grupo (Observador-1) solo recibió X, el tercero (Clave
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exógena) recibió B (click) seguido de X y el cuarto grupo (Observador 2) recibió X diez
segundos después de que el sujeto maestro palanqueara. Los resultados mostraron un mayor
número de respuestas a la palanca para el grupo Intervención respecto a los otros dos
grupos, por lo que los autores concluyeron que la presión a la palanca debería ser vista
las razones de discriminación del grupo Intervención y Desapareado fueron menores a .5;
es decir, que estos sujetos realizaron menos respuestas de entrada de cabeza durante X que
los otros dos grupos. Resulta interesante este hallazgo debido a que, aunque se replican los
hallazgos del Experimento 1, parecería ser que los sujetos del grupo Desapareado atribuyen
o descarte que ejerce la respuesta no debería generalizarse a diferentes estímulos, sino que
al ser solo una herramienta que permite descartar causas no debería de ser influenciada por
la cantidad de estímulos. Es por ello que en la segunda fase introducen un segundo estímulo
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realizaron las pruebas el responder siempre fue más alto cuando el palanqueo resultó en X,
solamente fungió como un “filtro” que permitía descartar la posible causa de F como lo
alguna manera remplazo a la causa original (A) y paso de tener un “un rol especial” a tener
un rol activo en el juicio de causalidad. Es posible que debido a que la literatura de donde
fueron tomados estos estudios considera al término juicio como un proceso cognitivo haga
que se deje de lado al responder en favor de la búsqueda de una “expectativa”. Por esta
razón, el objetivo del presente ensayo fue analizar estos hallazgos enfocándose en el qué
hacen los sujetos sin considerar los supuestos teóricos de los autores, como parte de un
ejercicio de comparación entre diferentes puntos de vista en ciencia. Se cree que este
ejercicio permite observar que en función de la carga teórica atribuida a los datos es posible
Referencias
Blaisdell, A. P., Sawa, K., Leising, K. J., & Waldmann, M. R. (2006). Causal reasoning in
Hardy, L., Mitchell, C., Seabrooke, T., & Hogarth, L. (2017). Drug cue reactivity involves
https://doi.org/10.1007/s00213-017-4605-x
Leising, K. J., Wong, J., Waldmann, M. R., & Blaisdell, A. P. (2008). The Special Status of
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Actions in Causal Reasoning in Rats. Journal of Experimental Psychology: General,