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Los órganos del estado

La organización del Estado, está integrada por un conjunto de personas jurídicas a cuyo cargo está
la realización de las actividades públicas. Estas personas expresan su voluntad por medio de
personas físicas. Es necesario, para el ejercicio de las funciones públicas, que determinados
individuos de la especie humana adopten decisiones y emitan manifestaciones de voluntad en
nombre de esas personas jurídicas. Los órganos del Estado son aquellos instrumentos o medios de
que se vale para realizar una determinada función estatal: Órganos Legislativos, Órganos
Ejecutivos y Órganos Judiciales.

En el órgano se distinguen dos elementos:

Órgano Individuo: Es la persona o personas que expresan la voluntad estatal.


Podemos decir entonces, que las personas individuos son las personas físicas que en un momento
determinado ejercen la Presidencia de la República, El Ministerio de Educación, la Gobernación
de un determinado Estado, entre otros. Los órganos individuos son transitorios y cada órgano
individuo actúa dentro de la competencia del respectivo órgano institución

Órgano Institución: Es el conjunto de atribuciones, competencias y poderes que individualizan al


órgano dentro de la Estructura del Estado. El órgano institución es inseparable de la persona
jurídica y forma parte de su propio ser. Tiene pues, carácter de permanencia. El órgano institución
se manifiesta por medio del órgano .individuo, esto es, por medio del llamado titular del órgano.
EL órgano institución forma parte integrante de la persona jurídica considerada. Tiene una
competencia señalada por el derecho objetivo. La Presidencia de la República, El Ministerio de
Educación, La Gobernación del Estado Nueva Esparta son órganos-institución.

Los órganos institución del estado tienen la permanencia de la Constitución o las leyes que lo han
creado. Además carecen de personalidad y representan al persona jurídica, pero sólo dentro de
cierta competencia.
Titularidad del órgano
Se entiende por titularidad del órgano a la persona o conjunto de personas físicas que rigen
determinado órgano y dependiendo deL titular del órgano, este cumplirá con su cometido o no,
dependiendo de los titulares la eficiencia o eficacia del mismo. El titular del órgano debe ser una
persona física, pero sus actos son funciones orgánicas, solamente en cuanto están comprendidas
dentro del orden estatal y en cuanto son imputables al Estado y no al individuo que las realiza,
dado que su actividad está condicionada por las normas jurídicas que organizan sus funciones
públicas.

Funciones Atribuidas Al Mismo


Se entiende por función la actividad propia de cada órgano. Es condicionada específicamente por
un precepto legal. La ley es la que determina las maneras mediante las cuales se ejercerá cada una
de las funciones estatales y ningún órgano debe extralimitarse de sus funciones.

Teoría de la representación
Esta teoría argumenta que, a fin de poder actuar, las personas jurídicas tienen sus representantes
legales, al igual que los menores de edad, cuya representación legal es ejercida por los padres y
tutores. La ley fija las reglas acerca del funcionamiento de las personas jurídicas, y regula la forma
de dotarlas de representación de los incapaces. Se provee de representaciones legales a las
entidades jurídicas, como a los menores de edad y a los entredichos, porque aquellas carecen de
voluntad, y estos últimos, de voluntad eficaz para cuidar adecuadamente de sus intereses. Los
representantes legales de las entidades jurídicas actúan en nombre de sus representados y
comprometen la responsabilidad de las mismas.

El estado necesita también de una jerarquía para conseguir la unidad, y por eso es necesario
establecer que ciertos órganos tengan autoridad sobre los otros. Por lo que son necesarios órganos
superiores y órganos subordinados a los primeros.

La necesidad de esta voluntad superior y que sea obedecida, tiene por objeto deslindar funciones,
corregir defectos, resolver conflictos para marcar una pauta de subordinación; que define los
diversos grados del mando y la obediencia. Esta subordinación de voluntades que tiende a
coordinar las actividades para conseguir un fin unitario, se denomina jerarquía.

Teoría del órgano


El derecho constitucional tiene por objeto establecer las condiciones mediante las cuales un acto
de voluntad realizado por ciertos individuos debe ser considerado, no ya como una simple
actividad de dichos individuos, sino como una manifestación de la vida del ser colectivo.
Denominándose a tales individuos órganos.

Hans Kelsen dice que el concepto primario y fundamental de órgano del Estado se aprecia desde
el punto de vista dinámico, el orden jurídico estatal es creado en todos sus grados por hombres
cuya función creadora está determinada por el orden mismo, desde el momento en que las normas
de grado superior establecen las condiciones bajo las cuales habrán de ser creadas las normas de
grado inferior.

En tal sentido para Kelsen es Estado el que determinado por la norma de grado superior, establece
la norma de grado inferior.
En la teoría del órgano no aparecen dos personas distintas: las personas jurídicas expresan su
voluntad por medio de sus órganos, que son parte integrante de ellas mismas, y no sujetos de
derecho. Por eso, en la teoría del órgano no se afirma que una persona actúa en nombre de otra,
como el mandatario o el representante legal, sino que las personas jurídicas obran por si mismas.
El órgano es parte de la persona jurídica, y ésta no adquiere plenitud de existencia sin sus órganos,
pues sin ellos no podrá moverse en el campo del derecho.

Clasificación De Los Órganos


Los Órganos del Estado se clasifican desde distintos puntos de vista:
 Por Su Origen:
 Constitucionales: Son los creados por la Constitución, Ejemplo: El Presidente de la
república, Los Ministerios, El Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional, la
Contraloría General de la República, entre otros.
 Legales: Son los creados por las leyes, tales como las Direcciones de los Ministerios, las
direcciones de los Institutos Autónomos.
 Por el número de personas que les están adscritas:
 Individuales: Están formados por una sola persona
 Colegiados: Formado por varias personas que concurren a un mismo tiempo y en situación
de igualdad al ejercicio de una misma función. La expresión de la voluntad del órgano
colegiado es el resultado de una deliberación regida por reglas especiales relativas a la
convocatoria, al quórum, las condiciones en que deben efectuarse los debates, el número
de votos requeridos para la validez de las decisiones, que pueden ser la mayoría absoluta,
una mayoría calificada o la unanimidad.
 Por su estructura:
 Simples: Sea individuales o colegiados, son unidades indivisibles.
 Complejos: Comprenden un conjunto de órganos individuales o colegiados, que bajo
ciertos aspectos permanecen distintos, mientras que en otros se consideran como partes que
concurren a formar un órgano único. Ejemplo los Ministerios, formados por el Ministro,
los directores, los consultores jurídicos, entre otros.
 Por su esfera de acción
 Externos: Son aquellos que ponen a la persona jurídica en relación con otros sujetos del
derecho; tales son, por ejemplo: los Ministros del despacho que actúan en nombre de la
República en la celebración de contratos o el Síndico de un Municipio que en casos
judiciales actúa a nombre del Municipio
 Internos: Ejercen una acción ilimitada en la esfera interna de la propia persona jurídica de
la cual forman parte, sin relación con otros sujetos de derecho; tal es el caso de los
consultores jurídicos de los ministerios.
 Desde el Punto de Vista de la naturaleza de las atribuciones:
 Activos: Son los que forman o contribuyen a formar la voluntad de la entidad jurídica, o
bien están encargados de manifestar es voluntad o de ejecutarla.
 Consultivos: No adoptan ni ejecutan decisiones ni en forma alguna realizan
manifestaciones de voluntad, sino de inteligencia; ilustran con sus dictámenes el criterio
de los órganos activos.
 De Control: Tienen por misión asegurar la regularidad de los actos de los órganos activos,
tanto en el aspecto de su legitimidad como de su sinceridad.

Inmediatos
Los órganos inmediatos característicos del estado moderno son poder ejecutivo, poder legislativo,
poder judicial históricamente se ha desarrollado una lucha entre esos poderes pues siempre ha
habido la tendencia de alguno de ellos a colocarse en lugar superior al de los demás en Inglaterra
es típica la lucha entre el parlamento y la monarquía, pero lo conveniente es que la soberanía se
encuentre repartida en su ejercicio y que ningún órgano del estado se coloque en situación de
dominar a los demás.
En México de acuerdo al orden constitucional no existe supremacía de ninguno de los órganos del
estado, de hecho el poder ejecutivo tradicionalmente se encuentra en un plano superior al de los
otros poderes.

Mediatos
Según Jellinek son órganos mediatos del estado aquella situación no descansa de un modo
inmediato en la constitución si no en una comisión individual, son responsables y están
subordinados aun órgano inmediato de manera directa o indirecta.

Frenos y contrapesos
Eventos recientes refieren el modo en que el sistema de frenos y contrapesos, dinamiza la
democracia. El 3 de noviembre, en la ciudad de México, el actor y director Diego Luna, acompañó
al profesor Alejandro Legorreta, académico de la Universidad Iberoamericana, ante el Senado de
la República, donde juntos presentaron al hemiciclo el “Corrupcionario mexicano”.

Se trata de un libro que compendia unas 300 palabras extraídas del argot popular, y denominan
sustantivos, adjetivos, verbos y frases idiomáticas relacionadas con la cultura de corrupción. Es el
resultado de un esfuerzo de investigación dirigido por Legorreta, que incluyó encuestas y la
colaboración de múltiples grupos de enfoque, para entender como viven los mexicanos el
fenómeno. El prólogo de la obra es de Luna.

Simpáticamente ilustrado con caricaturas elaboradas por talentosos artistas locales, el


Corrupcionario enfrenta al lector. El retorcido ideario conceptual y sus expresivos dibujos,
conducen hasta un acto de constricción.

Todo mexicano sabe suyas esas expresiones culturales, las reconoce en algún momento salidas de
su propia boca, explican los autores. Su sola admisión como código de comunicación social,
compromete. Tal como explicara Pedro Henríquez Ureña acerca de la ciencia del lenguaje:
“Siempre hay explicación científica para el fenómeno lingüístico”.

Precisamente de los poquitos o comics de nuestra niñez hechos en México, a los que
Corrupcionario recuerda, así como por la influencia del cine, la canción y la televisión mexicana
en toda la región, los demás hispanoparlantes conocemos mucho ese sonoro argot. Disponible en
Internet, al leerlo, somos capaces de traducir las palabras del peculiar diccionario, hasta nuestras
propias expresiones autóctonas sinónimas. Con la frase “si no somos parte de la solución, somos
parte del problema”, Luna convoca al lector a asumir el freno desde el lenguaje.

Esto es, desterrar, del código lingüístico del pensamiento estos conceptos, para que futuras
generaciones no los asuman como propios; liberarlos de esa innecesaria carga en su identidad
cultural. Compartirnos en República Dominicana el mismo problema y en consecuencia, conviene
pensar en similares soluciones.

En el entendido de que la corrupción es un fenómeno complejo, al que unos acuden por meras
razones de supervivencia, mientras otros ya lo tienen como plataforma de sus conveniencias, la
visita al Senado de Luna y Legorreta, para presentar la obra a ese poder político, constituye un
proactivo ejercicio de democracia dinámica, a efectos de generar cambios.

Otra comparecencia pública al Senado mexicano ocurrida el 25 de octubre, estuvo a cargo de la


Lcda. Alejandra Palacios Prieto, presidenta de la Comisión Federal de Competencia Económica
(COFECE), para realizar una presentación de su gestión, así como para responder múltiples
preguntas formuladas por los legisladores respecto de la efectividad del organismo.

En paralelo, ocurrió una visita similar, el 1ro. De noviembre, en este caso convocada por el Comité
de Hacienda de la Cámara de Diputados de la República Dominicana, a la Lcda. Yolanda Martínez
Zarzuela, homóloga de Palacios Prieto, en nuestro país.

La comunicación entre los poderes del estado, en torno a la política de competencia, es un ejercicio
de equilibrio de las respectivas soberanías, más que saludable. La comparecencia de la presidente
de la COFECE ante Senado, es una obligación constitucional para informar periódicamente, sobre
esfuerzos institucionales y resultados alcanzados.

La visita de la presidenta de Pro-Competencia, a la Cámara de Diputados, respondió al interés


mostrado por esos legisladores, en conocer los motivos que actualmente impiden al organismo
cumplir las funciones. Al término de la visita, el diputado Fidelio Despradel comentó que el
Consejo Directivo del organismo, ya ha remitido una terna de candidatos para ocupar la Dirección
Ejecutiva al presidente de la República.

Deja una grata impresión tanto la invitación inicialmente motivada por el diputado Despradel,
como la aceptación de la Lcda. Martínez, a un reunión de comunicación. Nadie mejor que los
funcionarios elegidos mediante representación directa, para formular las preguntas que gravitan
en la opinión pública y procurar resultados eficaces.

El más significativo de estos diálogos de contrapeso recientes, ocurrió el 3 de noviembre en Reino


Unido. La prensa internacional informa que la Alta Corte Británica dictaminó que el Parlamento
vote en la activación del Brexit. Tres jueces sentenciaron que la primera ministra Theresa May, no
tiene derecho de usar el Poder Ejecutivo para activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, tras el
cual comienzan los dos años de negociaciones para establecer condiciones para que el Reino Unido
deje el bloque. El Tribunal no acepta el argumento presentado por el gobierno que juzgaba que el
voto del Parlamento no era útil.
Entre otros aspectos, el Brexit desvincularía el derecho de la competencia británico como fuente,
permeando la regulación económica de la Unión Europea. La pérdida de la influencia de la doctrina
inglesa, representada por Whish, Bailey Bellamy, Child y Rose, en Europa, sería lamentable.

Latinoamérica, más proclive a asimilar el derecho de la competencia europeo continental, por


contener métodos romano-germánicos comunes, que el antitrust anglosajón, perdería también. La
academia inglesa resulta en estos temas, un fuerza dinámica esencial en las políticas públicas
europeas. El contrapeso de la Alta Corte Británica, que ordena consulta con el parlamento, podría
rescatar los efectos adversos del Brexit, en ese y otros asuntos. La búsqueda constante de equilibrio
entre poderes del estado y poderes fácticos debidamente ponderados, mantiene vivas las fuerzas
de la democracia, la reconstruye y perfecciona sus resultados.

El Órgano Y El Titular De La Función


La organización del Estado, está integrada por un conjunto de personas jurídicas a cuyo cargo está
la realización de las actividades públicas. Estas personas expresan su voluntad por medio de
personas físicas. Es necesario, para el ejercicio de las funciones públicas, que determinados
individuos de la especie humana adopten decisiones y emitan manifestaciones de voluntad en
nombre de esas personas jurídicas.
Los órganos del Estado son aquellos instrumentos o medios de que se vale para realizar una
determinada función estatal: Órganos Legislativos, Órganos Ejecutivos y Órganos Judiciales.

Podemos decir entonces, que las personas individuos son las personas físicas que en un momento
determinado ejercen la Presidencia de la República, El Ministerio de Educación, la Gobernación
de un determinado Estado, entre otros. Los órganos individuos son transitorios y cada órgano
individuo actúa dentro de la competencia del respectivo órgano institución.

Se entiende por función la actividad propia de cada órgano. Es condicionada específicamente por
un precepto legal. La ley es la que determina las maneras mediante las cuales se ejercerá cada una
de las funciones estatales y ningún órgano debe extralimitarse de sus funciones.

Personalidad del estado


El Estado, como ser colectivo supremo dentro de la vida comunitaria organizada, tiene una
personalidad jurídica necesaria. En base a ésta, se forman en el seno del Estado otras unidades
organizativas dotadas de personalidad jurídica propia. Precisamente el alumbramiento de estos
otros posibles entes públicos depende de la existencia previa del Estado y de su capacidad para
actuar como persona jurídica suprema en el colectivo social. En este sentido, podría decirse que la
personalidad del Estado es única y que la misma, por la necesidad de atender a modalidades
diversas de actuación, se desdobla en entes distintos.

Dentro del tema de la personalidad del Estado, los tratadistas han establecido fundamentalmente
dos teorías: a)

Los que niegan que el Estado tenga personalidad jurídica, sino que lo toman como un ente soberano
y que a través de su soberanía siempre se va a imponer a los particulares, teoría que
definitivamente ya es obsoleta y desechada por todos los autores tanto de derecho administrativo
como de teoría del Estado, pues visto está que el Estado si es una persona jurídica. b)

La mayoría de autores si atribuyen al Estado una personalidad, sin embargo, dentro de estas teorías
surgen dos corrientes importantes:

La primera corriente señala que el Estado tiene una doble personalidad, una de derecho público y
otra de derecho privado. Afirman estas teorías que cuando el Estado actúa como ente soberano
tiene relaciones con otros Estados y con los particulares con carácter de autoridad, la personalidad
que ejerce el Estado es de derecho público; cuando las relaciones son de coordinación con los
particulares, por ejemplo, celebrando un contrato sujetos al derecho civil, el Estado actúa con su
personalidad de derecho privado.

Otra corriente señala que el Estado tiene una personalidad única, pero que tiene una doble
voluntad, una voluntad de derecho público cuando las relaciones son con el carácter de autoridad
y otra voluntad de derecho privado cuando entra en relaciones de coordinación con los particulares.
El Estado es una persona jurídica de derecho público, con una sola personalidad y voluntad, que
se regula en su estructura y funcionamiento por la Constitución y leyes administrativas secundarias
y, cuando entra en relaciones de derecho civil, nunca pierde su carácter de Estado, ni su voluntad
cambia. Igual criterio sostienen doctrinas modernas, las que desechan las corrientes de la doble
personalidad y de la personalidad única con doble voluntad.

La doctrina moderna rechaza estos criterios, afirmando que el Estado tiene una personalidad única,
aunque con capacidad para ser sujeto de derecho público o privado; o con un criterio diverso, se
dice que es una persona jurídica única, siempre pública, pero cuya actividad puede estar regulada
por el derecho público o el derecho privado según los casos. La personalidad del Estado, deriva
directamente del orden jurídico sobre el cual se asienta el Estado, por ello tratase de una
personalidad única; la aplicación de distintos ordenamientos jurídicos a un sujeto, no significa que
su personalidad se divida y multiplique. Las actividades de diversa índole que desarrolla, pero no
su personalidad.

El Estado como sujeto de derecho, como persona jurídica es siempre uno, aunque sus relaciones
puedan ser variadas. La diversificación de la personalidad del Estado en una doble faceta, además
de ser una aberración jurídica, no sería necesaria, dado que toda manifestación de la actividad
estatal debe considerarse sometida al derecho, sin distinguir si se trata o no de actividades
patrimoniales.
Derechos Y Obligaciones Del Titular
Desde que nacemos somos titulares de derechos y obligaciones, es decir, disponemos de lo que en
Derecho se denomina capacidad jurídica. Con el transcurso de los años, y una vez vamos
adquiriendo conciencia, autonomía y madurez, podemos disponer de capacidad de obrar o aptitud
para desarrollar los derechos y obligaciones, y realizar actos jurídicos con validez. Una de las
causas de la crisis es que hemos puesto más énfasis en la defensa de los derechos que en el
cumplimiento de las obligaciones, olvidando que van parejos, o incluso, que es prioritario el
cumplimiento de los deberes.

En estos últimos años se ha potenciado la cultura del mínimo esfuerzo para obtener el máximo
resultado, dejando de lado la del esfuerzo y el cumplimiento de los deberes, por ejemplo,
permitiendo que los estudiantes pasen de curso aunque suspendan varias asignaturas. Hemos visto
como se convierten en famosos y referentes de la sociedad personas sin formación moral ni
académica, y sus enseñanzas se trasladan a la sociedad a través de los medios de comunicación,
que multiplican sus cuentas de resultados, una visión frívola y amoral de la vida que impregna a
la sociedad. Se critica, se insulta, se miente y se traiciona sin el más mínimo pudor acompañado
de falsas disculpas posteriores y ausentes de sentimientos.

Un desastre. Tenemos una sociedad enferma en la que se relativizan los principios y valores, y el
sentido de la amistad. Para salir de la crisis hay que rearmarse de principios y valores, ser fieles
cumplidores de nuestras obligaciones, lo que conlleva formarse y esforzarse para hacer las cosas
bien y con sentido común, dejando de lado a personas que no nos aportan nada bueno. Todos
tenemos la obligación de poner de nuestra parte para que la sociedad sea mejor, empezando por el
cumplimiento de nuestras obligaciones.

Actuación de los Órganos y sus Límites


Con objeto de evitar las interferencias de la actividad de un órgano en la de nosotros y
para asegurar la uniformidad de dirección de su actividad, es preciso, como observa Groppali, que
los órganos del Estado sean coordinados y unificados. Esta coordinación y unificación se obtiene
por medio de dos instituciones: la competencia y la jerarquía.
La competencia es la esfera particular de atribuciones que corresponde a cada órgano. El
orden jurídico se encarga de delimitar las respectivas esferas de competencia de los órganos,
distribuyéndola de acuerdo con los diversos criterios de clasificación. Y así, habrá
competencia territorial, consistente en la delimitación espacial de la actuación de los órganos.
Competencia por materia, de acuerdo con el contenido específico de las funciones que se les
atribuyan. Y competencia por grado, correspondiente a la disposición escalonada
desordenamiento jerárquico de los órganos, con objeto de unificar y coordinar su actividad.

De la existencia del principio de jerarquía resulta de manera concomitante la necesidad de


que exista un deber de obediencia, de los órganos inferiores respecto de los órganos superiores.
Pero surge inmediatamente el problema de saber si este deber de obediencia es absoluto, si
no tiene límites. Y entonces, si los tiene, cuáles son estos límites. Por supuesto el deber de
obediencia no es absoluto, tiene límites. Debemos precisar cuáles son los límites del deber de
obediencia.
Todas las legislaciones establecen sistemas para asegurar esa obediencia, cuya existencia
necesaria hemos indicado, y fijan sanciones, controles, etc., para que la Misma sea efectiva. Sin
embargo, en teoría política, pues ya en forma concreta esa reglamentación es materia de
estudio del Derecho administrativo, conviene, repetimos, precisar cuáles son los límites de ese
deber de obediencia. Algunas legislaciones consideran (como en Francia, Italia, Bélgica y otros
países)que la orden dada por el superior jerárquico obliga siempre a la obediencia del
inferior a quien se dirige, quedando éste excluido de responsabilidad, si el cumplimiento
de esa orden de s, superior jerárquico, entraña en realidad la comisión de un delito siempre
y cuando las funciones de ese órgano inferior que acata la orden sean de simple ejecución;
siempre y cuando ese órgano inferior esté constituido precisamente para llevar a la práctica
las órdenes de un órgano superior.

La Competencia
La competencia es la aptitud de obrar, asignada por el Derecho Objetivo, de las personas públicas
o de sus órganos son las tareas a desarrollar, estos es, sus cometidos. Es el primer elemento del
órgano que analizamos. El concepto es similar al de capacidad de Derecho Privado pero se
diferencia porque la capacidad, reconocida al ser humano, lo habilita para hacer todo cuando desee,
sin perjuicio de las excepciones establecidas a texto expreso en la Carta o en la Ley, arts. 7 y 10
de la Constitución.

Sin embargo las personas públicas deberían actuar sólo en la zona competencial que les fije el
Derecho, debiendo siempre fundarse en texto expreso, sin perjuicio del principio de los poderes
implícitos Lo expuesto no significa que los textos deban interpretarse en forma literal. Más, en la
competencia siempre habrá texto habilitante para efectuar la tarea.

Las normas que fijan competencias no pueden ser alteradas por quienes están llamados a ejercer
los poderes que ellas acuerdan. Este es un principio básico de Derecho Público. El ejemplo más
sencillo surge en el supuesto de la imposibilidad de delegación de tareas sin norma expresa
habilitante.
"En relación a la competencia propiamente dicha, es decir, a la que se refiere a los órganos
administrativos, pueden señalarse los siguientes principios:

a) la competencia de cada órgano debe ser establecida por el Derecho objetivo, lo que implica
que ningún órgano puede establecer por sí mismo su propia esfera de competencia.

b) Toda competencia establecida en el terreno administrativo se ha fijado en interés público y


como tal es inderogable tanto por acuerdo de particulares entre sí, como por acuerdo entre éstos y
la Administración, y esto incluso por lo que se refiere a la competencia territorial, a diferencia de
lo que ocurre en Derecho procesal."

Continuando nuestro análisis, recientemente, mencionábamos el principio de los poderes


implícitos que es fundamental en el desenvolvimiento de las personas jurídicas públicas. El
referido principio permite desarrollar las tareas necesarias para cumplir la competencia atribuida
al órgano, salvo, que exista norma expresa que atribuya esa competencia a otro órgano.

Un ejemplo nos permitirá redondear la idea. La ley orgánica de OSE Nº 11907 atribuye
competencia a ese Servicio Descentralizado para, entre otros cometidos, industrializar y
comercializar agua potable. La ley nada dice respecto a comprar cloro para potabilizar el agua. Por
ello OSE compra cloro para cumplir su cometido de industrializar agua de acuerdo al principio de
los poderes implícitos.

Existen diversos tipos de competencia. Así veremos la competencia delegada, desconcentrada


etc... En ese sentido " La admisibilidad del recurso jerárquico como institución general estará
estrechamente condicionada y limitada por la existencia de un ordenamiento jerárquico; en otros
términos, el recurso jerárquico deberá admitirse dondequiera que exista un ordenamiento
jerárquico con potestad de sustitución o, cuando menos, de control por parte del órgano superior
sobre lo actuado por el órgano inferior, como ocurre en el caso de competencia alternativa o
concurrente, y limitadamente a la potestad de control en el caso de competencia relativamente
exclusiva." El citado refiere a la desconcentración exclusiva y no exclusiva o alternativa.
Definición
Los elementos de la competencia, primer elemento del órgano que estamos analizando, son, de
principio, el territorio, la materia , los poderes jurídicos, el grado y el espacio temporal. Sin
perjuicio de que puedan incluirse en otros elementos, los dos últimos se mencionan, expresamente,
por su importancia

Territorio
Es el ámbito espacial de actuación del órgano. Es un límite físico, por ejemplo las jefaturas de
policía (órgano del Estado en sentido estricto) tienen competencia limitada a su departamento.
Otros tienen competencia nacional como por ejemplo el Poder Ejecutivo. La proliferación de
personas públicas ha derivado en que un territorio sea la base física de la competencia de varias.
No obstante, en ese ámbito territorial común, dichas entidades pueden desenvolverse sin
interferencias porque la materia propia es distinta. Así en la circunscripción territorial del
departamento de Montevideo actúan el Estado, el Gobierno Departamental, OSE (agua potable),
UTE (energía eléctrica), el Banco Central, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, etc...

Materia.
Son las tareas o actividades, cometidos, en definitiva, de la persona jurídica. Así OSE. Industrializa
y comercializa agua potable. Respecto a los órganos es similar pero, a veces, dichos órganos
intervienen en todas las actividades que tiene la persona jurídica, por ejemplo el Directorio del
Banco de Seguros del Estado, salvo que exista desconcentración. También existen personas
públicas que tienen un órgano único y, por ello, coincide la materia desarrollada por la persona
jurídica y su órgano.

Grado.
Para un sector de la Doctrina Italiana el grado importa como elemento determinante de la
competencia de los órganos de administración. El grado es la posición que ocupa el órgano en la
ordenación jerárquica institucional de la persona jurídica correspondiente.
Indudablemente el grado es un elemento que incide en la determinación de la competencia de los
órganos. Sin embargo el grado: a) No aparece en todos los órganos, solo lo hace en los de
administración, b) No refiere a los órganos en sí, sino a su vinculación recíproca. Esto es en los
sistemas orgánicos dónde los órganos del sistema se relacionan entre sí.

Principio De Jerarquía
El principio de jerarquía constituye una directriz básica de organización administrativa que ordena
las relaciones jurídicas a través de la elemental sumisión de los niveles inferiores a los superiores.
El principio de jerarquía se proyecta en dos ámbitos fundamentales: el de las normas jurídicas y el
de las relaciones entre órganos administrativos. Sin embargo, el principio de jerarquía no se aplica
en el marco de las relaciones entre Administraciones Públicas, menos todavía en el caso de
Administraciones que tienen reconocida constitucional o legalmente un determinado grado de
autonomía.

En las relaciones entre normas jurídicas el principio de jerarquía constituye una directriz esencial
de estructuración del ordenamiento jurídico, que tiene como capital consecuencia que las normas
inferiores no pueden contradecir lo dispuesto por las normas superiores y, si lo hacen, incurren en
un vicio de nulidad de pleno derecho. Así se desprende del art. 1.2 del Código Civil a cuyo tenor
carecerán de validez las disposiciones que contradigan otra de rango superior. La nulidad de las
disposiciones que vulneren el principio de jerarquía se deduce del reconocimiento que realiza el
art. 9.3 CE y de la concreción del mismo en el art. 62.2 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de
Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común
(LRJPAC), en virtud del cual: "También serán nulas de pleno derecho las disposiciones
administrativas que vulneren la Constitución, las leyes u otras disposiciones administrativas de
rango superior, las que regulen materias reservadas a la Ley, y las que establezcan la retroactividad
de disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales".

Como principio de actuación de las Administraciones Públicas, especialmente relevante en el


ámbito de las relaciones entre órganos administrativos, el principio de jerarquía está contemplado
en el art. 103.1 de la Constitución. Es preciso conectar este principio con la estructura interna de
cada Administración Pública, pues sólo así puede conocerse cómo se concreta su contenido. El
principio también aparece mencionado en el art. 3.1 de la LRJPAC, así como en otros preceptos
del mismo texto legal.

En el momento de creación de un órgano administrativo, es preciso determinar su integración en


la estructura administrativa y, consecuentemente, su dependencia jerárquica. La jerarquía entre
órganos administrativos define también el nivel de competencias de cada uno de ellos. Asimismo,
el principio de jerarquía es el origen de concretas técnicas de organización del trabajo
administrativo y, en particular, de ejercicio de las competencias, tales como la avocación (art. 14
de la LRJPAC) y la delegación de competencias (art. 13 del mismo texto legal), aunque en este
último caso se permite que la delegación del ejercicio de competencias pueda producirse en favor
de órganos no jerárquicamente dependientes.

Deber De Obediencia Y Sus Límites


Las discusiones jurídicas sobre leyes que ya han dejado de existir porque otra ley las ha declarado
nulas llevan a recordar la exclamación de Antígona al rebelarse contras las leyes establecidas por
Creonte, que le impedían enterrar a su propio hermano. Dijo que tales leyes eran contrarias a las
"leyes no escritas de los dioses", según las palabras de Sófocles. En ciertos casos, no viene mal
recordar la existencia del derecho natural, esa verdad tan dormida como necesaria, y hacerlo a
pesar de las circunstancias dolorosas que envuelven el recuerdo. En la valoración de la conciencia
humana, delante de las leyes y de los hechos individuales y sociales se encuentra la acción de
calificarlos como justos o injustos. Eso demuestra que la autoridad humana no tiene poderes
ilimitados, sino poderes circunscriptos al fin intrínseco de la sociedad, que es el bien común.

Para poder demostrar que los preceptos jurídicos están bien fundados, ellos tienen que remitirse a
algún criterio superior de justicia, es decir que deben conformarse a la razón. El derecho existente
de hecho ha de ser también un derecho de lo que "debe ser". La "conciencia jurídica", por la que
tanto se reclama, no es creadora del derecho, sino una indicación de que un determinado hecho es
reconocido como algo que debe ser.

Por eso es posible afirmar que el derecho existe antes que el jurista y que el legislador. No son
ellos quienes crearon el derecho, sino que porque existe el derecho existen el jurista, la
jurisprudencia y la legislación. Por eso se puede decir que, en general, todos los hombres son
juristas natos del derecho natural, pues clasifican las acciones como justas o injustas.

El juicio sobre la justicia o injusticia de una ley equivale a superar la pura constatación empírica y
existencial y ascender a un rango de valoración ética. Por eso se puede decir, con Carnelutti, que
la justicia es como la belleza: probablemente posea algo de divino, pero nosotros tratamos de
encerrarla en la forma humana. Las leyes valen en cuanto son justas, como las monedas valen -o
deberían valer- en cuanto están hechas de metales nobles. Una sentencia es justa cuando se
conforma a la regla del derecho. Pero la regla del derecho, a su vez, ¿cuándo es justa? Aquí no hay
otro camino que postular una regla superior a la regla del derecho. La ley es justa no porque viene
dada por el legislador o porque surge de un criterio individual o del momento, sino porque el propio
legislador hace la referencia a algo que está "más allá o sobre ella".

Por lo tanto, no es la autoridad la que hace la ley: es la verdad la que la hace. Es decir: los
fundamentos del derecho son la verdad y la justicia, porque constituyen lo que es justo en sí mismo.
Reconocer que el presupuesto de la validez de las leyes consiste en algo que está más allá de la ley
es ya una forma de admitir la actualidad del derecho natural.

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