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Un estudio de la Clínica del Adolescente del Hospital Nacional de Niños revela que el 15% de los
colegiales de la Gran Área Metropolitana han fumado marihuana
29 abril, 2014
Quince de cada 100 colegiales de la Gran Área Metropolitana reconocieron haber fumado
marihuana, según el estudio ejecutado por la Clínica del Adolescente del Hospital Nacional de
Niños. El dato alarma, porque hace apenas trece años la cifra era de solo el 1%, aunque para el
2006 había subido al 10%.
Cuando se trata de esta población, carece de todo sentido el debate sobre los efectos de la
marihuana, cuyos defensores la proclaman menos dañina que otras sustancias, incluyendo las
legales como el alcohol y el tabaco. Existe consenso, por razones obvias, sobre el peligro del
consumo de cualquiera de esas drogas por jóvenes aún distantes de la mayoría de edad y carentes
de la formación necesaria para adoptar decisiones de tanta envergadura.
Psicólogos y otros profesionales del área de la salud señalan la inmadurez del cerebro adolescente,
cuyo lóbulo frontal está todavía en desarrollo. Ahí se ubica la función del juicio, necesaria para
discriminar a plenitud entre el bien y el mal y medir las consecuencias de los actos.
También hay debate sobre el carácter de la marihuana como droga de iniciación, una especie de
antesala al consumo de sustancias más peligrosas. En el plano meramente empírico, más allá de
los efectos de la droga, es fácil identificar los motivos por los cuales ese papel precursor no puede
ser descartado.
La marihuana es ilegal y se mueve en los mismos círculos donde se hallan las otras drogas. No es
difícil imaginar que la complicidad con el vendedor y la violación de un primer tabú pueden hacer
del adolescente una persona propensa a experimentar con otras sustancias, indiscutiblemente
peligrosas.
No sorprende, entonces, el preocupante uso del alcohol, una droga también dañina pero exenta
de moverse en el submundo ilícito de los estupefacientes. El 23% admitió haber llegado a un
estado de embriaguez durante los 30 días previos a la consulta de la Clínica del Adolescente.
Los expertos coinciden en la vulnerabilidad de todos los jóvenes, pero identifican como
particularmente riesgosa la situación de los sometidos a determinadas circunstancias, como la
falta de apoyo hogareño, baja autoestima, dificultad para el estudio, falta de un proyecto de vida o
de intereses artísticos y deportivos, así como baja tolerancia a la frustración.
Cuando se trata de jóvenes escolarizados, la detección de esos factores puede ser hecha por el
maestro, pero, aun así, la eficacia de la reacción del educador se verá limitada en ausencia de la
familia, cuya función es insustituible. Es allí donde se debe cavar la primera trinchera de la
detección de los factores de riesgo y, desde luego, del uso de drogas. Los programas del Ministerio
de Educación y de las fuerzas policiales son invaluables. Es preciso fortalecerlos, pero, sin la
familia, habrá demasiadas batallas perdidas.
Reportaje: Videojuegos
Ayudan a mejorar la atención visual y estimulan otras
habilidades como la memoria visual y la coordinación
ocular
Bibliografía
1.- https://www.nacion.com/opinion/editorial/drogas-en-la-
adolescencia/HMN7DYVOFNAHNJPOQVAKJCLD7M/story/
3.- http://wradio.com.mx/radio/2010/01/21/nacional/1264129860_941921.html