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QUE ES EL AUTISMO:
4 ABRIL, 2018

El autismo es un trastorno neurológico complejo que generalmente dura toda la vida.

Es parte de un grupo de trastornos conocidos como Trastornos del Espectro Autista,
TEA Actualmente se diagnostica con autismo a 1 de cada 68 personas y a 1 de cada
42 niños varones, es cuatro veces más frecuente en los niños que en las niñas.
El autismo daña la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con
otros. También, está asociado con rutinas y comportamientos repetitivos, tales como
arreglar objetos obsesivamente o seguir rutinas muy específicas. Los síntomas pueden
oscilar desde leves hasta muy severos.
Los trastornos del espectro autista se pueden diagnosticar formalmente a la edad de
3 años, aunque nuevas investigaciones están retrocediendo la edad de diagnóstico a
6 meses. Normalmente son los padres quienes primero notan comportamientos poco
comunes en su hijo o la incapacidad para alcanzar adecuadamente los logros del
desarrollo infantil.
Los síntomas fundamentales del autismo son dos:
Deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social.
Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
Los indicios que pueden ser indicativos del TEA en los niños son:
En parvularia y en la escuela, hay falta de interés por los otros niños.
No comparten intereses (no acostumbran a señalar con el dedo aquello que les llama
la atención para compartirlo con los demás).
Ausencia de juego simbólico (dar de comer a muñecas, hacer cocinitas, jugar a coches
como si fueran de verdad, etc.).
Se establece poco contacto visual y no observan la expresión de la cara del interlocutor
cuando juntos están viendo alguna cosa inusual. No acostumbran a realizar la sonrisa
social.
Su lenguaje, si existe, es literal (no entienden las bromas, los chistes, los dobles
sentidos ni las metáforas).
Evitan el contacto físico o les gusta más bien poco. Acostumbran a tener
hipersensibilidad táctil, olfativa, gustativa y auditiva. Frecuentemente existe poca
sensibilidad al dolor.
Reaccionan poco ante la voz de sus padres, lo que puede hacer sospechar de un
déficit auditivo.
Presentan intereses inusuales. Además, son repetitivos y no compartidos.
Pueden mostrar comportamientos extraños, repetitivos y auto estimulantes como el
balanceo, el movimiento de aleteo de manos o caminar de puntillas entre otros.

Consultas por autismo se han

duplicado en cinco años
En el país, el personal médico pediátrico tiene poca capacidad profesional
para diagnosticar autismo, advierten desde el Bloom y la ASA.
Por Evelyn Machuca
29 de Junio de 2018 - 00:00 HS

Características. La psiquiatra infantil Xenia Durán, del Hospital Bloom, explica que la
poca comunicación verbal, la alteración en la comunicación no verbal –como no mirar
a los ojos–, movimientos repetitivos –como aplaudir o chasquear los dedos– y las
hipersensibilidades en los cinco sentidos –como en sabores, texturas o sonidos– son
características típicas en personas con autismo.
Entender qué es autismo no es fácil. Distinguir a ciencia cierta cuáles son las
características principales de cada uno de los trastornos del espectro autista (TEA)
cuesta todavía más. Pero lo que resulta verdaderamente difícil es saberlos
diagnosticar.

A pesar de que la condición de autismo es una cuestión sobre la que poco se

escucha hablar, las consultas por esta causa se han duplicado en el último
quinquenio en el sistema nacional de salud pública.

Según las estadísticas de la Dirección de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud

(MINSAL), la suma de las consultas por autismo por primera vez y de las consultas
subsecuentes (segunda vez o más) brindadas en la red de establecimientos del
MINSAL fue 286 en el año 2013, pero esta cifra creció hasta 611 para 2017.

Sobre esos datos, es importante destacar que la cantidad de hombres que consultó
en 2013 fue 222, pero el número se elevó a 592 para 2017; todos ellos en edades
comprendidas entre uno y más de 45 años.

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Dado que los TEA son más prevalentes en hombres que en mujeres –por cada
cuatro niños solo una niña tiene autismo, en términos globales–, las estadísticas del
MINSAL dan cuenta de que en 2013 consultaron solo 64 mujeres, en las edades
entre uno y más de 45 años. Mientras la cantidad de hombres que consultaron por
autismo casi se triplicó en ese quinquenio, la de mujeres se redujo a la tercera parte,
porque solo consultaron 19 durante todo 2017.

LA PRENSA GRÁFICA solicitó al MINSAL, a través de la Ley de Acceso a la

Información Pública, “la cantidad de personas diagnosticadas con autismo entre
enero de 2013 y enero de 2018”, pero las estadísticas que fueron enviadas a manera
de respuesta solo hablan de consultas por autismo, no de personas diagnosticadas
por el MINSAL con esa condición.

De igual manera, LA PRENSA GRÁFICA solicitó los mismos datos al Instituto

Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), pero desde su Oficina de Información y
Respuesta (OIR) se explicó que “después de revisar las estadísticas institucionales
de consulta médica y hospitalización, del período 2013 a febrero 2018, no se
registran casos con diagnóstico de autismo”; y agregó que “la jefatura del
Departamento de Vigilancia Sanitaria manifestó que en su dependencia no se lleva
este tipo de información”.

Médicos en el país tienen poca capacidad para diagnosticar autismo

De acuerdo con la presidenta de la Asociación Salvadoreña de Autismo (ASA), Ana

Delmy Álvarez, uno de los principales problemas en El Salvador es que “la mayoría
de médicos carecen del profesionalismo para poder diagnosticar autismo”.

“Yo solo conozco a un neurólogo pediatra, en el sector privado, que tiene una
maestría en autismo”, afirmó con propiedad, luego de haber detallado el calvario que
le tocó vivir hace casi dos décadas, durante los primeros años de vida de su
primogénito, Eduardo, un adolescente que ahora tiene 18 años.
Eduardo no fue diagnosticado sino hasta cuando había cumplido ya los cuatro años
de edad, con Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), una condición dentro de
los TEA.

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A la advertencia de la presidenta de ASA se suma la valoración de la psiquiatra
infantil y del adolescente Xenia Durán, del área de Consulta Externa en Psiquiatría
del Hospital Nacional de Niños Benjamín Bloom, quien manifestó que “es certero que
muchos profesionales no tienen los conocimientos básicos acerca de estas
condiciones y eso atrasa los diagnósticos oportunos, o sea que se hacen de forma
tardía”.

A su juicio, la sobredemanda de atención en el sistema público de salud obliga a los

médicos a dedicar, la mayoría de veces, cinco minutos a cada paciente, o siete
minutos si corren con suerte, y esa situación deriva en que no presten atención a
detalles que son claves para diagnosticar autismo.

“Hay poco conocimiento sobre el desarrollo infantil normal, porque la normalidad es

bien amplia. Ahora tenemos conductas que están dentro de lo normal, por la misma
cultura que tenemos. Por ejemplo: la niñera electrónica; ya todos los niños saben
usar un celular. Entonces, el desarrollo motor, del lenguaje y de la socialización son
los hitos del desarrollo, pero muchos doctores tienen poco conocimiento al respecto
o están desfasados”, anotó Durán.

Los peligros de un diagnósticos tardío en un niño con la condición de autismo es que

el trastorno va a ser más acentuado y más complicado, va a tener hiperactividades
más severas, agresividades más importantes y hasta podría necesitar múltiples
medicamentos para poder controlarlo.

“Una de las consecuencias de no diagnosticarlos a tiempo son los pronósticos co-

mórbidos más dificultosos. Por ejemplo: no es lo mismo que a usted le diagnostiquen
diabetes al inicio, recién empezando con glucosas altas que después de varios años
cuando ya pueda tener un daño renal, daños en los ojos o en los pies. Un
diagnóstico tardío vuelve el autismo a un grado de mayor severidad”, explicó Durán.

Solo en 2017, el Bloom atendió 127 consultas por autismo infantil: 112 en niños y 15
en niñas.